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Makoto, tengo frío por Iori Yagami CCH

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Notas del fanfic:

Bueno, este es mi primer fanfic de FREE!

Me he alejado de los fanfics por casi un año, así que en serio espero que no  sea malo.

Es MakoHaru.

Y quizá me odien pero bueno... yo vivo del odio de los demás (?) 

Había sido el verano más triste de la historia, había llorado tanto… Las flores blancas jamás habían estado tan más horribles… No lo soportaba ¡No soportaba ver las flores blancas!... El Sol, el Sol hería mis pupilas ¿por qué el brillo ahora me resultaba tan desagradable? Lo odiaba.
Odiaba los días, odiaba el tiempo… Parece como si fuera ayer la última vez que te estreché en mis brazos y te llené de besos… parece como si aún pudiese presenciar tu aroma a mar, como si aún pudiese tocar tu piel como la arena, suave y húmeda…
Pero no, eso no es verdad y trato de hacerme a la idea de que todo estos son pensamientos absurdos, porque tú ya no estás aquí. Tú eres solo un horrible pero hermoso recuerdo… Tú ya no existes.
Siempre lloro, porque no hay un día en que trate de olvidarte y fracase.
“Iré a Europa, es increíble que mi primer competencia sea ahí”… estabas tan feliz… Lo leía en tus ojos… amaba ese brillo en ellos, y yo… yo estaba tan feliz y emocionado como tú, recuerdo que te abrace y dije “¡Estoy feliz!” Y me emocioné por verte ganar… Y me emocione por verte más feliz.
Y te maldigo… maldigo el hecho de conocerte demasiado, maldigo haberme emocionado, maldigo no haber impedido que te fueras, debí ponerme firme y decirte que no quería que te fueras… Pero no pude. Porque nadie sabe qué sucederá en el futuro.
Lo presentías ¿verdad?... Presentías que aquella noche era la última ¿verdad? Siempre fuiste así… pero… ¿por qué me haces esto a mí? ¿Sabes? No creo merecer esto.
Pero aquella noche antes de tu partida, me dijiste que me esperabas en tu casa ¡Y yo estaba tan emocionado! Todo el día me la pase pensando en que tanto disfrutaríamos estar juntos antes de que te fueras.
Cuando llegué a tu casa, no podía creer que estuvieras más hermoso que otras veces, y tú con tus ojos brillando, me dijiste en un susurro casi melódico “Tengo miedo”, yo sonreí, muy pocas veces, mostrabas el lado de un niño temeroso, sabía que tenías miedo, pero también sabía que sólo tú eras capaz de algo como eso, llegar a Europa y competir en las grandes ligas. Te abrace con todas mis fuerzas, trasmitiéndote que yo estaría ahí contigo y recuerdo que acaricie tu cabello… amaba tu cabello era como la noche… completamente oscuro, suave… amaba tocarlo, entonces las palabras salieron de mi garganta y te dije: “Yo sé que tú puedes, Haru”.
Y me miraste “¡Qué hermosos ojos!” pensé y me sonreíste, tu sonrisa siempre fue un enigma… era como la neblina, era misteriosa… pero igualmente enigmática y hermosa.
Amaba tomar tus mejillas entre mis manos, eran suaves como la arena.
Amaba ver ese discreto rubor coloreándolas, siempre me pareció lo más tierno del mundo.
Amaba el sabor de tus labios, su textura… su forma… su delicadeza cuando rozaban los míos… siempre supiste usarlos…
Amaba el hecho de que cada beso era diferente a los demás, en cada uno, yo sabía que ponías una parte de tu alma y me la regalabas, nunca me cansaba de sentir esa paz que me regalaba cada uno de tus besos.
Amaba que me dejarás recorrer cada centímetro de tu boca con mi lengua.
Amaba que cada centímetro de ti me perteneciera a mí y sólo a mí.
Amaba tus brazos que solían aferrarse a mi cuello y amaba como te acercabas a mí, haciendo que nuestros cuerpos quedasen pegados…
Amaba que me dijeras “Makoto, no me dejes marcas” aunque sabías que eso no iba a detenerme. Porque tú eras mío.
Y tu cuello se llenaba de marcas moradas y rojas, y tú no me reprochabas.
Nunca lo hiciste.
Y nunca lo harás.
Amaba tus manos que se deshacían de mi ropa incluso cuando tus ojos estaban cerrados por un beso en tus labios, eso no era un impedimento para que hicieras lo que quisieras…
Amaba tus dedos, ellos siempre fueron tan libres como tú pues, acariciaban cada parte de mi piel, cualquier rincón que estuviese olvidado de mi cuerpo, y dibujabas líneas con ellos… Líneas que imaginarías aún sigo.
Amaba el sudor de tu cuerpo que resbalaba por tu piel, amaba como hacía que el cabello se pegara a tu frente, incapaz de moverse…
Amaba tus susurros en donde solo me llamabas a mí.
Amaba que mordieras tu labio cuando un grito amenazaba con salir de tu cuello lleno de marcas… Nunca te gusto ser escandaloso…
Amaba tu voz.
Amaba que cayeras rendido, pidiendo que no me detuviera, pues a pesar de que estuvieses agotado, me mirabas con ojos de deseo…
Amaba tu espalda que es encorvaba cuando estabas en tus límites y empapada con tu sudor…
Amaba tus piernas que se aferraban a mi cadera, sin dejarme ir… eran fuertes como tú.
Amaba tu pecho que subía y bajaba, estabas cansado… siempre intentas ser fuerte y resistir… pero tu pecho, tu respiración agitada me dice que estás cansado.
Te amaba ¡te amaba! ¡Amaba cada pequeño detalle de ti, amaba tus pestañas, amaba tu nariz, amaba tu vientre, amaba tu obsesión por la caballa, amaba tu indiferencia, amaba…. Amaba cada parte de ti que me completaba a mí!...
¿Por qué entonces tuviste que irte?
Y al otro día, te marchaste… llevabas una pequeña maleta, te fui a dejar al aeropuerto, besé tus labios y te dije “Mándame un mensaje cuando hallas llegado” Y tú de mala gana accediste… Nunca fuiste apegado al celular ¿verdad, Haru?
Y pasaron las horas.
Estaba muy emocionado.
Amaba tus mensajes, porque eran muy contados los que tenía en mi bandeja de entrada.
Pero… el mensaje nunca llegó.
En ese instante, mi mamá me gritó, fui a la sala… una noticia… un avión había caído al mar, empecé a temblar… No, ese no era tu avión… ¡NO ERA TU AVI”N! Me gritaba en mi mente… pero el teléfono sonó… Un hombre estaba en la línea… Tu avión había caído al mar… Y no había sobrevivientes, pues todos fueron tragados por el agua…
Y nunca llegó tu mensaje.
Y llore toda la noche, todo el día, toda la tarde… Y así durante días… me preguntaba ¿Te dolió? ¿Sufriste?.... ¿pensaste en mí?....
Pasaron las semanas y yo perdí el interés en todo. No iba a la escuela, no comía mucho, y cuando los chicos iban a verme… yo dormía… amaba dormir porque ¿sabes?... ahí podía verte.
Y los chicos se iban y yo…. Seguía dormido.
*****
Una mañana, un ruido me despertó. Era un mensaje.
Con pesar abrí los ojos.
¿Quién sería? Miré el remitente y un miedo incontrolable recorrió mi espalda… Y quise correr y quise gritar, pero no pude. Y seguí mirando el remitente…. Y seguí mirando “Haru”.
Y con mis dedos, apreté unas cuantas teclas y abrí el mensaje.
Y delante de mí apareció el mensaje, simple tan simple como tú.
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“Makoto, tengo frío”
Y lloré.
¿Quién jugaría con algo así?
Llame a Rei desesperado y el acudió a mí. Llamamos al remitente, pues quien tuviera tu celular recibiría un fuerte regaño… Marcamos….
Y la línea estaba muerta….
Tú número no existía.

CONTINUARÁ….
Notas finales:

Y este fic también está en mi cuenta de fanfiction.net

así que es mio y YOLO


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