Sensaciones. por Teme001

Era fatídico, el regreso a clases simplemente no tenía otra definición.
Sin embargo, algo me alentaba a salir de la cama y apagar el estruendoso despertador; y eso era el hecho de ver nuevamente a mis amigos, ya que muchos de ellos habían viajado en lugar de vacacionar dentro de la ciudad, pero sobre todo quería ver a alguien en específico.
Salté de la cama y corrí a arreglarme, al bajar las escaleras me inundó el olor a café y tostadas, quizás el día no sería tan malo después de todo.
Caminé despacio por las calles una vez terminado mi desayuno, sin  prisa, había salido inusualmente temprano. Al llegar pude visualizar a un grupo en la entrada, eran ellos, mis amigos.
Me acerqué saludando eufóricamente, como si no los hubiera visto en años.
No faltaba nadie, Ino, Sakura, Shikamaru, Kiba, Hinata y… oh, esperen, claro que faltaba alguien. Miré en todas las direcciones, simplemente no podía ubicarlo, no estaba allí.
-¿Buscas a alguien? –Kiba me miró con una sonrisa burlesca- ¿De casualidad es Uchi…? –Disimuladamente golpeé con mi codo en sus cotillas, obligándolo a callarse repentinamente-.
-¿Quién? –Preguntó Ino interesada-.
-Nadie, sólo tonterías mías. –Quizás le di demasiado fuerte-.
Luego nos dirigimos a nuestros respectivos salones, casualmente las chicas tenían Literatura, mientras nuestra primera hora estaba dispuesta para Química.
Al entrar pude observarlo sentado en uno de los primeros asientos, con la mirada fija en la pizarra, apoyando su cabeza en una de sus manos. Debo admitir que me alegré, sentí repentina calidez en la boca del estómago, un rápido escalofrío recorriendo mi columna y mi corazón aumentando sus latidos.
Mis pasos eran inseguros, débiles, pero rápidos. Le saludé con delicadeza impropia de mi persona. Él pareció sorprenderse, aun así, correspondió a mi saludo. Me senté a su lado y no hubo mucho más que hablar, no había tensión y nosotros estábamos en buenos términos, simplemente era una costumbre; después de todo siempre fue así y yo no me sentía especialmente capaz de entablar conversación, quizás porque cuando lo veía mi voz temblaba notándose dubitativa, como si quisiera manifestar en palabras mis pensamientos.
Kiba y Shikamaru se sentaron detrás de mí, incitándome a conversar con ellos. Yo cedí, era mejor que continuar mirando a la nada.
En pocos minutos el profesor llegó, presentándose, a lo cual no presté demasiada atención, no valía la pena de todas formas olvidaría su nombre antes de que la clase terminara.
Y ahí estaba nuevamente, observándolo como un idiota, porque él era tan perfecto y yo tan torpe; mientras yo era un cúmulo de emociones alborotadas y un libro abierto, él era reservado y frío como un témpano de hielo; porque mientras él era un… ácido carboxílico, yo era una… cetona. Un momento…
-¿Qué? –Shikamaru me miró fijamente-.
-Te decía que mediante la oxidación de alquenos con oxidantes como permanganato de potasio se obtienen ácidos carboxílicos y en ausencia de hidrógeno se forman cetonas, si me pides ayuda al menos préstame atención. –Oh, cierto, estábamos en Química-.
El timbre sonó, me giré para tomar mis cosas notando que su mirada se posaba sobre mí, me detuve a mirarlo por un nanosegundo y seguidamente continué con lo mío. No podía observarlo con detenimiento, no si él era consciente de eso.
Levantó sus cosas y se fue, era habitual, de todas formas despedirse no tendría sentido, nos veríamos en la tercera hora.
Cabe destacar mi leve fascinación por él, Uchiha Sasuke, mi mejor amigo. Un adolescente de 16 años, frío, reservado, perfeccionista y dueño de un carácter poco común. Atractivo y elegante, de cabellos negros, ojos oscuros, profundos; y piel nívea. Perfecto, al menos para mí.
Y yo, Uzumaki Naruto, soy un caso aparte; eufórico, hiperactivo, sociable a más no poder. Torpe y sin gracia, de piel morena, cabello rubio y ojos celestes. Desastre, esa palabra me define totalmente.
Nuestra relación es extraña, amigos y enemigos, a veces hermanos. Inseparables.
Pero hay un pequeño detalle. Creo haberme enamorado.