Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Desde cero por Higary

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Lo prometido es deuda, y ya que hoy inicia el “Segundo bombardeo Sasunaru” organizado por la página de Facebook creada por la presi Takaita Hiwatari tras el decepcionante final del manga en Noviembre, me toca traerles mi propia versión del final, jeje. La pensé mucho para escribir este oneshot, puesto que ya se hicieron varios finales alternativos (algunos muy buenos), pero después de reflexionarlo decidí hacerlo. Es shonen ai, lo lamento, pero no tendrán nada explícito porque (Kyuu: Como se lo dijo casi a medio mundo ¬¬0) yo esperaba un final abierto del manga y con insinuaciones de todas las parejas para que los fans continuaran haciéndose pedazos durante muchos años XD Como sea, trataré de terminar el otro oneshot a tiempo para traerles un segundo aporte, si no lo logro, entonces tendrán que esperar hasta que empiece a publicar mi próximo fanfic largo. Esperaré sus comentarios sobre este oneshot, ya saben que acepto críticas, sugerencias, golpes, amenazas, felicitaciones, pedradas, flores, jitomatazos, saludos, cebollazos, bombas y demás. Sin más por el momento: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Kishimoto quien lamentablemente no supo darnos un final épico y digno de un shonen. Las ideas para este oneshot son producto de lo que mi cerebro esperaba.

DESDE CERO

 

Por más que lo anhelara, Naruto sabía que no podía detener a Sasuke y convencerlo de que desistiera de ese viaje. El idiota que se hacía llamar su mejor amigo estaba decidido a hacerlo y el propio Naruto sabía que él necesitaba marcharse para expiar sus pecados. El rubio sonrió. Esta vez Uchiha Sasuke no dejaba Konoha por sed de venganza ni ansias de poder, tampoco lo hacía tras una dura pelea en el Valle del Fin (esa ya había ocurrido y les costó un brazo a cada uno), al contrario, en esta ocasión se iría sabiendo que tenía un hogar al cual regresar y seres queridos que lo estarían esperando.

-¿No serás como Sakura y pedirás que te deje acompañarme, usuratonkachi? –preguntó Sasuke, sonriendo de medio lado

-Ya quisieras, bastardo –le sonrió también-. Sé que tienes que hacerlo solo, además… quizá nos encontremos por ahí vagando.

-¿Qué? –arqueó una ceja-, ¿también piensas dejar Konoha?

-Debo hacerlo –llevó su mano izquierda al pecho-. Hice la promesa con Nagato y Konan de que llevaría la paz a Amegakure y a las demás aldeas. No lo lograré aquí sentado y no voy a desistir de mi palabra.

-Claro, porque ese es tu camino ninja –dio media vuelta y alzó la mano derecha (donde aún sostenía la bandana que el rubio le entregó) en gesto de despedida-. No hagas tonterías, Naruto.

-Jejeje, sólo las necesarias –alzó la mano aunque el otro ya no lo estuviera mirando-. ¡Nos vemos, Sasuke!

 

Algunos días después de aquello, Naruto se encontraba de nuevo a las afueras de la aldea reunido con los tres chicos que alguna vez fueron compañeros de equipo de Sasuke y a quienes sabía el moreno llegó a apreciar por su lealtad incluso hasta la guerra. Juugo, Suigetsu y Karin habían sido exonerados por su apoyo brindado y ahora que finalmente eran libres, decidieron que ellos también querían conocer el mundo y así encontrar sus propias metas en la vida.

-Espero que no causen problemas, chicos.

-Prometemos que ni siquiera se enterarán, rubio, jajaja –respondió Suigetsu

-Ojalá te hubieran dejado en la cárcel –murmuró Karin, acomodándose las gafas

-Cuídate, Naruto –dijo Juugo y le estrechó la mano izquierda-. Y cuando Sasuke regrese, dile que siempre podrá contar con nosotros.

-Estoy seguro de que ya lo sabe –sonrió y su mirada se posó en la pelirroja-. Karin, planeo visitar las ruinas de la aldea del Remolino e investigar todo lo que pueda del clan Uzumaki. Ya que somos algo así como parientes, creí que te interesaría saberlo.

-Suena interesante –le devolvió la sonrisa con autosuficiencia-. Entonces yo también te informaré si averiguo algo de… nuestro clan.

-Trato hecho.

Sin más palabras el trío se alejó de Naruto y Konoha, la aldea que los acogió temporalmente, pero donde conocieron a buenas personas. De pronto Suigetsu volteó a ver a la chica y, con una expresión socarrona en el rostro, se le acercó.

-Vaya, creí que sólo estabas interesada en Sasuke, pero veo que el rubio tampoco te es indiferente, jajaja.

-¡Imbécil! –intentó golpearlo, pero el espadachín se alejó corriendo sin dejar de reírse con burla-. No se trata de eso –susurró, aunque Juugo sí alcanzó a escucharla

Karin alzó la mirada al cielo y poco a poco una sincera sonrisa apareció en sus labios. Lo que ella sentía por Uzumaki Naruto no tenía nada que ver con la atracción física. Desde la primera vez que contempló su resplandeciente chakra supo que había algo muy especial en él, verlo tan decidido en el campo de batalla se lo confirmó y descubrir que ambos provenían del mismo clan logró llenarla de orgullo. Podía entender por qué fue el único capaz de sacar a Sasuke de ese oscuro agujero en el que se sumió. Karin se sentía feliz y afortunada por haber conocido al rubio.

 

Naruto esperó unas semanas hasta acostumbrarse a su nuevo brazo. Al principio costó mucho trabajo, pero no lamentaba nada. Un brazo era un precio pequeño a cambio de conseguir que Sasuke finalmente reaccionara y además lo reconociera como su igual, justo como el ojiazul siempre anheló. Estaba a punto de salir de su casa cuando escuchó que llamaron a la puerta; fue a abrir para del otro lado encontrarse con Iruka, quien le sonreía de manera paternal.

-Qué bueno, pensé que no te alcanzaría.

-Iruka-sensei –rió-, iba a pasar a la academia para despedirme de ti.

-Lo sé, pero creí que arruinaría la imagen del gran héroe de Konoha si me veían dándote esto.

En las manos del menor depositó varios paquetes de ramen instantáneo de diferentes sabores. Naruto los contempló con cariño y luego alzó la cara para cruzar miradas con el castaño: una de las primeras personas en aceptarlo, el primer lazo familiar del que tuvo conciencia.

-Muchas gracias, sensei.

 

A las puertas de Konoha lo acompañaron Sakura, Kakashi, Sai y Shikamaru. Sabían que Naruto era más fuerte que todos ellos juntos, sin embargo eso no evitaba que se preocuparan por él, sobre todo teniendo en cuenta lo inocente e ingenuo que todavía era en varios aspectos.

-Tu brazo ya se encuentra bien y te has adaptado a él –comentó Sakura-, ¿por qué lo llevas vendado? No me digas que ya te lastimaste, Naruto –lo miró de forma acusadora

-Claro que no, Sakura-chan –se rascó la nuca y sonrió con algo de vergüenza-. Esto es para recordarme que allá afuera hay un idiota que sacrificó su brazo por su reivindicación.

La pelirosa observó fijamente a su amigo y sonrió dulcemente. Aquello no tendría que sorprenderla, ella era testigo de todo lo que Naruto había sido capaz de hacer por el último Uchiha; era hasta normal (por no decir evidente) que hiciera algo así como una promesa simbólica. Aunque a veces todavía actuara como un tonto despistado, el Uzumaki de verdad había madurado muchísimo. Quizá siempre fue así, sólo que por la vida tan difícil que le tocó no lo demostraba y en su lugar aparentaba ser un payaso sin remedio. Eso jamás volvería a ser así. Su más preciado amigo, Uzumaki Naruto, sería conocido y recordado como el más grande héroe del mundo ninja.

-Sigues teniendo una extraña fijación con Sasuke –comentó Sai con tranquilidad-. Pero de no hacerlo, dejarías de ser tú.

-¿Eso fue un halago o una crítica, Sai?

-Por supuesto que fue un halago, Naruto –le sonrió

-Sai… continúa estudiando tus libros e interactuando con las personas, te será útil y aprenderás más.

-De acuerdo, lo prometo.

-¿Realmente debes hacer este viaje? –preguntó Kakashi- Sé que ya lo hablamos, pero has hecho muchísimo por todos, Naruto. Es tiempo de que confíes un poco en los adultos y nos dejes echarte una mano.

-No es que no confíe en los kages, Kakashi-sensei, pero es algo que debo ver con mis propios ojos. Si me quedo simplemente esperando en Konoha a que los demás hagan el trabajo, estaría fallando a la palabra que di a Nagato, Konan, tou-chan, kaa-chan, Ero-sennin… y a Obito también.

-… Comprendo –sonrió bajo su máscara-. Ten un buen viaje.

-¡Gracias! Tú cuida bien de la aldea en mi ausencia.

-Procura meterte en la menor cantidad de líos –dijo Shikamaru-. Y si lo haces, que es lo más seguro, avisa para ir a sacarte de ellos aunque sea problemático.

-Jajaja, lo tendré en cuenta, Shikamaru –le dio un golpe en el hombro-. Tú entrena duro y estudia mucho para que un día seas un gran consejero del Hokage naranja de Konoha.

 

Naruto alzó la mano vendada para despedirse de sus amigos. Dio media vuelta y siguió caminando sin regresar la vista atrás. Esa era la primera vez que salía de viaje él solo, estaba muy emocionado. Después de todo su preciado sensei y quien le enseñó cómo debe vivir un ninja, acostumbraba recorrer el mundo y sus más valiosos recuerdos juntos fueron creados así, durante un largo viaje.

 

Le tomó un par de semanas llegar a Amegakure. Quién sabe si fue coincidencia o cosa del destino, pero el día que llegó apareció el sol en la aldea de la lluvia. Las cosas ciertamente eran complicadas, tantos años sumidos en peleas internas (a pesar de los intentos de Konan y Nagato por mantener el control) habían causado muchos estragos.

 

Naruto conoció a Asami Ryoga, el hombre que tomó el liderazgo de Amegakure. Si bien no era un ninja tan fuerte como los antiguos miembros de Akatsuki, realmente se preocupaba por su gente y deseaba su bienestar. El Uzumaki supo que los kages ya le habían ofrecido respaldo y apoyo, de modo que decidió trabajar con él para convencer a los demás de que era tiempo de enterrar las riñas pasadas y salir adelante todos juntos.

 

Por supuesto aquello no sería tarea fácil ni se arreglaría de la noche a la mañana, pero no en vano Naruto se había convertido en un gran y conocido héroe que podía ganarse la confianza de la gente gracias a su forma de ser. Al menos quería ayudar a Ryoga y a las personas de Amegakure para que se encaminaran en el rumbo correcto; él seguiría velando por ellos hasta lograr que vivieran en paz tal y como sus hermanos discípulos deseaban que ocurriera. Estos mismos ideales se los platicó a Ryoga quien al inicio no le creyó, pero tras darse cuenta que el rubio no mentiría en algo así, decidió también honrar las memorias de Nagato y sus amigos.

 

En medio de su estancia en Amegakure, un día Naruto sintió cierto chakra conocido. El hecho de que diera a conocer su presencia significaba que no se estaba escondiendo para infiltrarse. Si antes de que la guerra iniciara le hubiesen dicho que un día “él” pisaría esas tierras, no lo habría creído posible o sospecharía de un plan oscuro y tenebroso, sin embargo ahora podía entender qué motivos lo llevaron hasta ese lugar.

-Jamás imaginé que un día nos encontraríamos aquí… Orochimaru.

-No es como si lo hubiese hecho de forma intencional –chasqueó la lengua-. Simplemente coincidimos por lo entrometido e inquieto que eres, Naruto-kun.

-Tuve un buen maestro.

La mirada del antiguo sannin se ensombreció un poco, pero no dijo nada. Siguió contemplando el mar que se extendía frente a sus ojos. Cuando se dio cuenta que Uzumaki Naruto también se encontraba en esa aldea dudó en entrar, pero ya había llegado hasta ahí y no se echaría para atrás. Que el chico pensara lo que quisiera, le daba igual.

-No vengo a conquistar Amegakure, así que no me interesa pelear contigo, mocoso.

-Lo imagino. En realidad no me sorprende que estés aquí, después de la guerra supuse que vendrías tarde o temprano, porque este es el lugar… donde Ero-sennin falleció.

 

El rubio esperó alguna clase de reacción o respuesta, pero no obtuvo nada. El pelinegro seguía sumido en sus pensamientos, contemplando el mar. Naruto estaba seguro de que la muerte de su maestro sí logró remover algo en Orochimaru, al menos eso fue lo que la propia Tsunade le comentó un día mientras lo ayudaba con la rehabilitación de su brazo derecho.

-¿Sabes? Ero-sennin… Jiraiya-sensei nunca dejó de buscarte, estoy seguro de que hasta el final él siguió considerándote su mejor amigo. Sé que a pesar de todo él deseaba que un día regresaras a Konoha.

-Era un estúpido idealista y soñador.

-Aún así –suspiró-… viniste a rendirle tus respetos, ¿no?

-… Tú le construiste una tumba –entornó la mirada-, pero yo soy un criminal y no tengo planes de pisar una cárcel. Nunca regresaré a esa tonta aldea por la que él sacrificó su vida.

Naruto asintió, reflexionando esas últimas palabras. En ellas el sannin estaba afirmando que no atacaría Konoha de nuevo, pero también al parecer la culpaba por la pérdida del peliblanco. El lazo entre esos dos era demasiado complejo, pero podía entenderlo. En realidad Orochimaru no regresaría a Konoha porque estaba llena de recuerdos del amigo que perdió y ya no lo perseguiría más. Suspiró y dio media vuelta para dejarlo continuar a solas con sus pensamientos, sin embargo antes de dar un paso volvió a escuchar la voz de la serpiente.

-Sasuke-kun pudo tomar nuevas decisiones sin necesidad de perder a… su mejor amigo –su tono se escuchaba serio-. Tú también deberías aferrarte a él con más fuerza, Naruto-kun.

 

El Uzumaki se marchó de ahí, desconcertado. Él y Sasuke ya habían hecho las paces y por fin llegaron a comprenderse como siempre deseó. Cierto, el Uchiha estaba de viaje en paradero desconocido, pero confiaba que se verían pronto, así que, ¿a qué se referiría con lo de “aferrarse a él con más fuerza”?, ¿acaso insinuaba que si lo dejaba solo mucho tiempo, él volvería a desviarse del camino? Naruto apretó los puños. Jamás permitiría que algo así ocurriera de nuevo. Iba a proteger al último poseedor del Sharingan hasta de sí mismo en caso de que fuera necesario.

 

Debido a la constante comunicación entre los cinco kages, llegó a oídos de Killer Bee (por parte de su hermano mayor) el hecho de que Naruto estaba fuera de Konoha y le envió un mensaje insistiendo que lo visitara en la isla Tortuga. Hacía tiempo que el ojiazul no miraba a su maestro jinchuuriki, así que accedió a su petición (avisándole primero al Hokage, claro). El Raikage envió a algunos ninjas para que lo escoltaran hasta la isla, ante lo cual Naruto se sintió cohibido por el trato que le daban por aquello de ser el gran héroe de la guerra, sin embargo no permitió que eso creara alguna clase de barrera y terminó contagiando a los escoltas con su alegre personalidad. Hasta le dijeron que ahora entendían por qué se llevaba tan bien con el hermano de su líder.

 

-Hey, Naruto.

-¡Bee, Pulpo!

-¿Cómo que pulpo, chico? –escuchó la voz del bijuu

-Jejeje, era broma, Gyuuki.

El Hachibi suspiró, aún así sonrió al ver el efusivo saludo entre ambos jinchuuriki. Seguían siendo un par de idiotas, pero también eran los únicos idiotas que quisieron ser amigos de él y los demás bijuu.

-¿Kurama sigue dormido? –preguntó el demonio

-Ah, sí –contestó y puso una mano sobre su estómago-. Supongo que realmente me excedí usando su chakra y quedó muy débil. Pero está bien, a veces lo visito y parece dormir muy a gusto, hasta sonríe.

-Quizá el zorro sueña con comida, eso es buena vida.

-Eh… claro, Bee.

-Tus rimas son tan malas como siempre –oyeron suspirar a Gyuuki

 

Luego de saludar a los otros animales de la isla, ambos ninjas se dispusieron a comer mientras comentaban las novedades. Naruto se alegró de escuchar que el aguerrido y orgulloso Raikage no había cambiado de opinión y seguía firme en ayudar a lograr un mundo sin más guerras. Pero lo que de verdad le hizo mostrar una enorme sonrisa fue saber que él no permitiría que alguno de sus ninjas intentara atacar a Uchiha Sasuke, pues ya no lo consideraba su enemigo ni una amenaza para los demás.

-¡Eso es genial! Estoy seguro de que Sasuke también se alegrará de saberlo –observó al moreno y se rascó la nuca-. Eh… Bee, yo sé que él nunca se ha disculpado contigo por intentar capturarte para Akatsuki, ¡pero te puedo jurar que lo lamenta! Sólo que estaba algo… confundido, sí, eso es.

-Hey, tranquilo, eso está olvidado, ya forma parte del pasado. Al mocoso no le guardo rencor, en la guerra él también peleó sin temor.

-Gracias, Bee.

-Lo perseguiste sin descanso durante años porque no deseabas que siguiera causando daños. Tienes una extraña obsesión con ése sujeto, al punto que darías tu vida antes de verlo muerto.

-¿Extraña… obsesión?

-Lo dice porque realmente estabas desesperado por ayudarlo, Naruto –intervino Gyuuki para explicar las malas rimas de su amigo-. Y durante la guerra ustedes dos combatieron como un gran equipo protegiéndose mutuamente. Es como si no pudieras seguir adelante y te quedaras estancado en un solo lugar mientras él no está.

 

Cayó la noche y Naruto trepó a la cima de un árbol para contemplar el cielo estrellado. Las palabras de sus amigos (sumadas a las de Orochimaru y antes de eso las de Sai) seguían rondando por su mente. ¿De verdad parecía estar obsesionado con Sasuke? Claro que se preocupaba mucho por él, era su mejor amigo, su primer lazo y el más importante, la persona cuyo reconocimiento tanto deseó. No iba a permitir que volviera a equivocarse de camino, era una promesa con Uchiha Itachi (quien le confió a su querido hermano) y consigo mismo.

-No es que lo parezcas, Naruto. Tú de verdad estás obsesionado con él.

-¿Kurama? –se sobresaltó al escuchar la voz del zorro y sonrió con alegría- ¡Despertaste! ¿Ya estás bien?

-Sí, me costó recuperar mi chakra y mira con lo que me encuentro al abrir los ojos: a ti filosofando sobre Sasuke, como siempre.

-Tal vez es la costumbre que se me quedó con los años. Yo… lo perseguí durante mucho tiempo –suspiró-. A decir verdad me costó mucho dejarlo irse aunque sabía que no debía detenerlo porque él lo necesitaba.

-Eres demasiado protector cuando se trata de Sasuke, kukuku.

-¿Qué es tan divertido?

-El hecho de que para ti es tan natural que ni siquiera te habías dado cuenta de ello hasta que los idiotas de Bee y Gyuuki lo mencionaron.

-C-Cállate –se sonrojó por el tono burlón de Kurama, así como por el comentario tan acertado

Maldita sea, por las palabras que todos le habían dicho parecía como si él estuviera… Se puso de pie y sacudió violentamente su cabeza para alejar esos pensamientos. Seguro que tanto estrés post guerra lo estaba afectando, mejor iba a dormir. Mañana sería un nuevo día y seguro que sus ideas habrían vuelto a la normalidad para entonces.

 

Tras concluir la visita a Bee y Gyuuki decidió regresar a Konoha. Visitó las aldeas que se encontraba en el camino para observar con sus propios ojos cómo les estaba yendo. Había tratado de distraerse y enfocar sus ideas de otra manera, pero no fue del todo posible. Por esto mismo tomó la decisión de retrasar su regreso a casa un poco más y se desvió hacia otra parte donde vivía alguien que quizá podría ayudarlo a aclararse.

 

Suna se erigía como una próspera y pacífica aldea guiada por su Kazekage Sabaku no Gaara. El ojiazul recorrió las calles y platicó con algunos ninjas mientras esperaba que el pelirrojo se desocupara. Bajo otras circunstancias hubiera aceptado la invitación para unirse a la reunión, pero en ese momento su cabeza era un desorden. Mientras esperaba a que el líder de la aldea terminara sus pendientes, decidió tomar asiento en la cima del edificio donde el pelirrojo trabajaba, desde ahí tenía una magnífica vista.

-Lamento la demora, Naruto.

-Descuida, es normal que el Kazekage esté tan ocupado, jeje.

Sonreía a su amigo quien tomó asiento a su lado. Gaara lo examinó fijamente durante varios minutos, haciendo que el otro se pusiera nervioso por tal escrutinio.

-¿A qué viniste, Naruto?

-¡Oye, qué malo! Quería visitar a mis amigos y ver cómo les iba, por eso me desvié un poco en el viaje de regreso a Konoha.

-No lo dudo, pero te conozco –hablaba con tranquilidad-. Tienes un motivo oculto, así que mejor dilo de una vez y sin rodeos.

-… Eres cruel, Gaara –suspiró y agachó la cabeza para observarse las manos-. Es que… estoy un poco confundido, creo. Me han estado comentando muchas cosas y pareciera como si varios pensaran que mi preocupación por Sasuke está mal enfocada o algo así.

-¿Mal enfocada?

-Sí, como si lo hubiese perseguido no sólo porque es mi mejor amigo. Pero es que ese teme fue mi primer lazo, probablemente… no, seguramente el más importante. Yo… por mucho tiempo quise ser como él. Sasuke fue mi primera meta.

-Comprendo –sonrió un poco mientras mantenía su vista sobre Suna-. Naruto, tú y yo tenemos mucho en común, probablemente tu pasado se parece más al mío que al de Sasuke por haber sido ambos jinchuuriki, sin embargo no existe ninguna otra persona por la que estés tan dispuesto a llegar hasta límites insospechados como él.

-¿Eh?, ¿a qué te refieres?

-Tengo entendido que estabas dispuesto a cargar con su odio y morir a su lado, dejando de lado al resto de tus amigos y tu sueño de ser Hokage. Lo perseguiste sin descanso a pesar de lo que todos te dijeran y de que el propio Sasuke intentara romper sus lazos contigo, incluso ahora que ya han hecho las paces llevas vendado el brazo derecho como símbolo y recordatorio porque él se negó a recuperar el suyo.

-¿C-Cómo lo...? –se sonrojó levemente

-No es algo difícil de deducir, he llegado a conocerte bien –seguía sin borrar la sonrisa y chocó su mirada con aquella azul que parecía contrariada-. Sólo respóndete algo: ¿de verdad te has dado cuenta de hasta qué punto es importante ése chico para ti?

 

Tras aquella charla Naruto permaneció un día más en Suna antes de emprender de nuevo el camino a Konoha. Claro que ese no sería su último viaje, quedaba bastante por hacer para cumplir con las esperanzas que muchos depositaron en él. Eso no era todo. Ver a Orochimaru, Bee, Gyuuki y Gaara lo hizo reflexionar sobre algo de lo que quizá no era del todo consciente pero que estaba ahí, latente, y para algunas personas resultaba algo demasiado evidente.

-¿Y? –escuchó la voz de Kurama-, ¿llegaste a alguna conclusión después de hablar con el Kazekage?

-Mmm…. Algo así.

-¿Qué?, ¿recorriste todo ese camino y tu cabeza sigue hecha líos? –bufó- Realmente eres un idiota.

-… Puede que tengas razón, jajajajaja –rompió a reír

Después de tranquilizarse alzó la vista al cielo sin borrar su deslumbrante sonrisa. Iba a esperar pacientemente volver a encontrarse con Sasuke y, cuando éste regresara, cruzaría miradas y chocaría puños con él para terminar de confirmar aquella respuesta que estaba frente a sus ojos y la cual a pesar de todo no lamentaba. Era hora de empezar de nuevo.

 

Los años pasaron sin detenerse. Muchas cosas cambiaron, las personas se esforzaban por trazar sus caminos y alcanzar lo que deseaban. Las aldeas continuaban trabajando para mantener esa vida pacífica en la cual sus próximas generaciones podrían crecer a salvo. En Konoha era un día muy importante, los ninjas corrían por todas partes terminando los últimos detalles para que todo resultara perfecto. Uchiha Sasuke, con el cabello un poco más largo que antes, se encaminaba hacia la terraza del edificio llevando en la mano un sombrero. Le habían delegado esa tarea y no era como si le molestara, al contrario, hasta podría divertirse un poco.

 

Al llegar a la terraza se encontró con un rubio recargado en el barandal mientras observaba el paisaje, sumido en sus pensamientos. Quizá lo que más destacaba en ese momento era la capa blanca que vestía y en la cual podían apreciarse los kanjis que formaban el título “Séptimo Hokage”. Ni cuenta se había dado de la presencia del moreno.

-¡Naruto! –llamó con voz firme

-¡Aaahhh! – el otro se sobresaltó, dando un brinco y luego mirando de forma molesta al azabache- No es gracioso, teme.

-Yo no he dicho nada –cierto, pero no podía borrar la sonrisa burlona del rostro-. Eres un desastre cuando estás nervioso, usuratonkachi.

-No estoy nervioso –replicó, volviendo a apoyarse en el barandal como un intento de disimular la vergüenza-. Sólo no quiero que se me vaya a olvidar algo durante el discurso.

-Pues si eso sucede –caminó hasta llegar tras él y recargar sus espaldas en gesto de apoyo-… simplemente se tú mismo y di algo que sólo al idiota obstinado de Uzumaki Naruto se le ocurriría.

-… Debes seguir practicando esto de animar a las personas, Sasuke.

El moreno sonrió y apostaba a que el rubio igual lo hacía. Si estaba de nuevo en Konoha era todo gracias a la terquedad del chico en quien estaba recargado y también a que nunca perdió la fe en él. Naruto no sólo le abrió los ojos y lo sacó de aquellas tinieblas en que se hundió, también intercedió por él ante las otras aldeas dándole su total respaldo y no conforme con todo eso, el Uzumaki se esmeró hasta lograr que el mundo entero reconociera los esfuerzos y sacrificios hechos por Uchiha Shisui y Uchiha Itachi, convirtiéndolos en dos de los más grandes héroes de la historia ninja.

-Oye, Sasuke –escuchó que lo llamaba-… ¿realmente crees que lo haré bien?

-No lo dudo. Y si llegas a equivocarte, estaré ahí… siempre –se apartó de él y le colocó el sombrero en la cabeza con brusquedad-. Basta de miedos y cursilerías, ya es hora de irnos. Toda Konoha te espera, nuevo Hokage-sama.

-¡Está bien!

 

Naruto se giró para encararlo y sonreír como lo hacía sólo para él. No sabía qué ocurriría mañana, si realmente podría cumplir todas las promesas que hizo o si aparecería algún otro loco descendiente de Kaguya queriendo destruir el mundo. De lo único que estaba seguro es que sin importar lo que pasara, Sasuke seguiría ahí a su lado, apoyándolo y protegiéndolo. Finalmente la preciada persona que persiguió durante años estaba en casa otra vez y podían tener un nuevo comienzo. No necesitaba nada más.

 

FIN

THE END

OWARI


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).