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The fox & the crow por Yae

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XV.- “Cuando…”

 

 

 

 

Oyendo pasos de aquí para allá se mantuvieron en silencio sin moverse si quiera, estaban agazapados en aquel espacio reducido esperando a que esos hombres se marchasen.

En tanto los minutos se fueron consumiendo con escasa celeridad no fue sino cuando una feroz lluvia se desató que esas “personas” salieron a prisas.

Algo sorprendido fue Itachi el primero en abandonar el escondite dudoso se asomó por la ventana notando como la camioneta se ponía en marcha para alejarse del lugar.

— Parece que ya se fueron — Naruto se acercó confirmando lo dicho — es un alivio, creí que en cualquier momento les daría por preparar un café — bromeó ya sin preguntarse quienes podían haber sido los misteriosos visitantes.

— Es muy extraño — el otro comentó retirándose para proceder a desbloquear la puerta.

— Podrían ser antiguos trabajadores — se apresuró a ayudar al pelinegro — no sé, tal vez planean reabrir la constructora.

La idea de Naruto podría resultar viable siempre y cuando esas personas no se hubiesen marchado tan abruptamente como llegaron, como si algo los hubiese espantado en cuanto empezó a llover… pero ni murmuros, ni nada, no alcanzó a oír ni una sola palabra, tan solo el sonido de los pasos. Como si la lluvia los hubiese hecho huir pese a estar bajo techo.

No tenía sentido.

Cada vez menos cosas lo tenían.

— Itachi — el rubio le llamó preocupado, de un momento a otro el pelilargo se había enfrascado en absoluto mutismo — esperemos a que deje de llover antes de regresar, ¿qué opinas?

Asintió saliendo de la cocina, — ¿dónde queda la oficina de tu padre? — inquirió.

Naruto suspiró algo decepcionado, pese a la breve conversación que entablaron hace poco y los resultados finales de esta se había ilusionado con la probabilidad de acomodarse ambos en algún lugar para si quiera compartir un par de palabras dulces.

Soy un tonto.

Como reflejo inmediato se sintió infantil, ¿desde cuándo deseaba oír palabras dulces?, siempre que hubo tenido la oportunidad evitaba a toda costa la parte más melosa de cualquier relación y ahora se desesperaba por lo poco responsivo que pudiese resultar Itachi ante el romanticismo. No podría reclamarle si jamás tuvo la iniciativa para decir nada amable. — Es por acá — resopló caminando siendo seguido.

Al cabo de unos instantes llegaron a una oficina amplia y aparentemente aun funcional, no se percibía el abandono del resto del lugar ni polvo exagerado cubriendo los muebles.

— Supongo que deben venir seguido aquí — curioso Naruto se dio a la tarea de merodear tratando de hallar algo interesante — ya debieron llevarse todas las cosas de mi padre — pero dejó de moverse cuando sus azules ojos enfocaron una esquina al lado del escritorio, el lugar justo donde Minato colgaba del techo cuando se suicidó.

— Tienes razón — el pelinegro también observaba de aquí allá, no habían ni papeles ni nada que pareciera útil, tan solo un montón de cajas de cartón vacías. — Pero dudo mucho que esas personas sean tan solo antiguos trabajadores, se fueron demasiado a prisa… — quiso seguir hablando pero se detuvo al ver a Naruto estático, observando casi con fanatismo a un punto fijo.

.

“¿Papá, hoy puedo ir a tu trabajo?”

“Claro Naruto, te estaré esperando así podremos ir a comprar el ramen que tanto te gusta” el adulto sonreía apaciblemente.

“¡Estupendo, vamos a sorprender a mamá dattebayo!” ilusionado no podía esperar a salir de clases para llevar a cabo los maravillosos planes”

Y cuando la hora fijada llegó a prisas se dirigió al lugar donde su padre trabajaba, donde lo respetaban y admiraban y ocasionaban que su pecho se inflase orgulloso al ser su hijo.

 

 

“Tu padre dijo que estaba muy ocupado, que no lo molestáramos, no se ha sentido muy bien hoy Naruto, a ver si lo convences de que se vaya a casa”

Le informaron ni bien llegara, ligeramente más desanimado siguió corriendo hasta la oficina al final de ese pasillo, se detuvo antes de tocar acomodándose el uniforme de colegio para que le viese presentable, levantó su pequeña mano decidiéndose a tocar.

Pero no le respondieron.

Volvió a intentarlo pero la respuesta fue la misma.

Inquieto se decidió a entrar, comprobando que la puerta no estaba cerrada por dentro giró la perilla ingresando con cuidado.

.

Como si rememorase el evento a la perfección sus pies se fueron moviendo con lentitud acercándolo más, — como había llovido ese día… aún estaba nubloso, no pude darme cuenta de inmediato — perdiéndose entre vacuas memorias se detuvo luego de avanzar unos cuantos pasos, volviendo a probar el sabor de los malos recuerdos, de las implicaciones, de la imagen que se convirtió en las interminables pesadillas de un niño.

— Naruto… — murmuró algo angustiado al verle tan absorto.

— Allí — su índice se elevó de su mano derecha señalando el lugar exacto de donde el cable había sido sujetado antes de apresar el cuello de su progenitor — sus piernas colgaban y sus ojos blancos parecían mirarme sin hacerlo realmente… con la expresión contorsionada y sus labios morados.

Quería detenerle, sabía que de seguir evocando amargos recuerdos Naruto podría reaccionar histérico, se acercó sujetándole de un brazo tratando de girarlo, pero el rubio estaba demasiado rígido rehusándose a cooperar.

— Ni siquiera pude gritar… no recuerdo cuanto tiempo pasó antes de que alguien llegara — mordiéndose el labio inferior empezó a arrugar el entrecejo, a sentirse furioso queriendo contrarrestar la amarga sensación de llanto que deseaba dominarlo. — ¡Se supone que le daríamos una sorpresa a mamá! ¡Pero no así! — al fin estalló gritando adolorido deseando deshacerse de tremenda aflicción.

— Naruto tranquilízate — habló más fuerte sujetándole de ambos brazos esta vez tratando de calmarlo.

— ¡¿Por qué lo hiciste?! — Continuó gritándole a esa desolada esquina en la habitación como si su padre se hallase ahí, como si pudiese oír sus reclamos — ¡todo se arruino! ¡no sabes lo inútil que me sentía al ver llorar a mamá cada noche sin poder hacer nada! — desesperadas sus pupilas viajaron de aquí allá, recordando cada detalle, cada amarga lagrima derramada por su madre, cada día viéndola dejarse morir, imágenes latentes mezclándose con el cadáver de su padre con la expresión muerta luego de haber optado por esa cobarde salida. Como las palabras afectuosas de su padre se convertían en mentiras, que nada de su arruinada infancia servía ahora, como las promesas estaban hechas para romperse. — ¡Te odio! — deshaciéndose en quejidos lastimeros se dejó caer de rodillas, sus puños se presionaban con fuerza tornando casi blancos sus nudillos debido a la presión, trataba de contenerse pero cada vivida imagen no dejaba de torturarlo, sonrisas reemplazadas por un par de ojos muertos parecían cernirse a su rededor.

— Ya es suficiente — Itachi se acomodó a su lado abrazándole con fuerza sintiendo el pesar del rubio con tremenda claridad.

La encantadora voz al fin llegó a sus oídos, correspondió el abrazo hundiendo el rostro en el cuello ajeno sin poder contener del todo sus sollozos, como niño pequeño se aferró al otro tratando inútilmente de borrar las traumatizantes imágenes de su cerebro, desechar todo su pasado para sentirse aliviado al fin.

Podía oírle el llanto entrecortado, por momentos casi desesperado, por momentos gimoteos queditos, en todo el tiempo que Naruto necesitó para calmarse se dedicó a acariciar los cabellos rubios peinándolos con sus dedos tratando de mitigar la congoja.

 

Quedaron así abrazados en su pequeño mundo.

Ese lleno de pesares e imposibles.

Donde todo lo necesario se hallaba entre sus brazos.

 

 

 

Solo cuando la lluvia pareció cesar fue que Naruto abandonó su cálido refugio en el regazo del pelinegro, pese a sentirse algo aturdido el ligero bochorno se hizo presente, jamás había llorado de ese modo frente a alguien pero curiosamente ahora se sentía más ligero como si hubiesen retirado parte de la pesada carga que llevaba consigo desde que era un niño.

— ¿Cómo te sientes?

El relajante tono de voz de Itachi le producía una agradable sensación, suficiente para recomponerse del todo y dejar de lado su arrebato, — bien… mejor — sin querer mirarle aún se quedó sentado en el piso ya algo más apartado, era contradictorio querer permanecer lo más cerca posible pero de igual modo sentirse apenado como nunca.

— Ya es tarde Naruto, deberíamos regresar — sugirió viéndole atento, habían permanecido en el lugar durante toda la tarde, la oscura noche se iba colando por los escasos espacios dejados por las cortinas anunciándose. Había faltado a trabajar, desde la muerte de la anciana su esposo había decidido cerrar el pequeño negocio argumentando que se mudaría a Tokio en cuanto los caminos secasen de tanta lluvia, desafortunadamente para Itachi había sido menester encontrar otra fuente de ingresos pero desafortunadamente lo único que pudo conseguir fue empleo de mesero en el diminuto restaurante donde Kakashi lo invitase hace tiempo, siendo la muchachita que los atendió aquel día la intermediara para que lo contratasen.

— Tienes razón — suspiró decidiéndose por fin a verle a los negros ojos — no vayas a pensar que soy un llorica — advirtió sonriendo a medias.

— No lo pienso — respondió de inmediato correspondiendo el gesto, poder presenciar la tristeza de Naruto le enternecía de algún modo pudiendo confirmar que el muchacho rubio llevaba consigo demasiados traumas.

Ambos se levantaron para salir del lugar como habían llegado.

Con las manos vacías.

El recorrido y la breve búsqueda no había resultado como lo suponían, todo parecía indicar que sean quienes fueran las personas que tenían acceso allí se hubieron llevado cualquier elemento relevante hace mucho.

— Podríamos regresar mañana — Naruto salía por el mismo diminuto acceso por donde habían entrado, ayudado por el pelinegro logró escabullirse sin muchos problemas.

— No estoy del todo seguro — emprendiendo el camino de retorno Itachi creía que con algo más de tiempo podrían haber encontrado algo útil en el lugar, era como si se hubiese dejado alguna pista importante pero regresar a sabiendas de que podrían descubrirlos no podía ser una buena idea. E incluso ahora consideraba que no podría preguntarle al rubio por la muerte de su padre lo que le dejaba sin muchas opciones para tratar de resolver el complicado asunto que los envolvía.

— O podríamos hablar con alguien, no sé, ir a la policía o algo.

— Ya pensaremos en que hacer después — se detuvo cuando llegaron a la desviación que llevaría a su casa.

— Humm — Naruto resopló asintiendo, dudaba mucho que pudiese dormir aquella noche pero seguramente Itachi se negaría rotundamente a dejarle quedar en su casa, — ¿nos vemos mañana entonces?

Asintió acomodándose mejor la bufanda que le cubría del frío.

— Bueno… en ese caso, hasta mañana — algo dudoso se acercó lo suficiente al pelinegro para besarle fugaz en los labios quien a pesar de verlo venir no opuso resistencia. Con un ademan se despidió alejándose a pasos apresurados, moría de hambre y estaba bastante agotado aun no podía creerse del todo lo que había sucedido ese día pero ligeramente animoso no pudo evitar sonreír al haber aclarado algunas cosas con el Uchiha.

 

 

 

Por su parte Itachi se quedó algunos minutos viendo como el rubio se alejaba para luego suspirar pánfilo,  agotados sus negros ojos examinaron su entorno las pequeñas plantas que crecían a un lado del camino golpeadas por la fuerza de la lluvia que hace poco había caído, inclinándose un poco tomó las hojas verdes de una entre sus dedos.

¿A quién podría preguntar sobre algo tan complicado?, ningún nombre se le venía a la mente como opción para intentar si quiera conseguir un consejo sobre todo lo que sucedía, a la única persona a la que se había animado a consultar era la amable ancianita que hace poco había fallecido. Tan solo al considerar a Kakashi como opción negó efusivamente levantándose, debía encontrar el modo de satisfacer sus dudas o de lo contrario tendría que acostumbrarse a vivir con eventos sobrenaturales y padecimientos físicos que iban en aumento.

Si lo que la viejecita dijo con respecto a Shisui era cierto y este también sufría de las mismas visiones la idea de que Minato Namikaze también lo hiciese no podía ser tan descabellada como pensaba, retomó su marcha hilando la poca información que tenía pero ni bien dios dos pasos trastabilló torpemente. Con rapidez sus manos se colocaron por delante amortiguando la caída por inercia, con una rodilla en el lodo y las palmas embarradas podía oír su propia respiración con claridad, el viento meciendo sus cabellos y silbando a lo lejos le producía eco en los oídos, inhalo cuidadoso notando sus agujetas sueltas responsables del trompicón.

Cuando quiso erguirse alguien le ofreció su mano para ayudar a levantarse.

Dudando de si debía aceptar la ayuda de un desconocido levantó la mirada hallando tan solo un manchón negro delante suyo, una masa amorfa gigante que parecía latir cual apéndice en tanto la mano emergía de aquella negrura distendida ofreciéndole un apoyo, ahora pudiendo notar con claridad como las azuladas venas resaltaban entre la palidez exagerada de la extremidad.

Retrocedió a prisas alarmado levantándose como podía sin apartar la mirada de la grotesca aparición que se le acercaba dejando un reguero de algún espeso liquido oscuro en su recorrido, retrocedió a tientas espantándose cuando chocó contra algo en su intento por apartarse, se giró milésimas de segundos apreciando el rostro de su primo justo antes de sentir como la negra masa se le abalanzaba para engullirlo en su negrura aplastándolo con una pesadez asfixiante demasiado real.

Inconsciente cerró los ojos por algunos segundos antes de abrirlos y apreciarse sentado en el piso con las manos enterradas en el lodo, su respiración se había tornado tan irregular que la oía escandalosa, viendo a su alrededor se supo solo y aun con la agujetas sueltas. Pero el latir desaforado de su corazón hacia evidente lo real de aquella visión.

 

 

 

 

 

 

 

 

Los preparativos para el pequeño festival que presentarían en unos días se suscitaron tranquilos, Naruto había quedado asignado a la obra teatral e Itachi debía participar en curioso café con motivos de maid que incluirían. Ahora todos los estudiantes se hallaban en el salón de música terminando con los detalles, cortando el papel de colores para decorar el letrero del café con estrellas y corazones no podía evitar mirar de rato en rato al rubio quien trataba de memorizar las líneas de su papel, se sentía ligeramente incómodo al saber que este representaría al príncipe del infantil cuento y Hinata estelarizaría a la princesa encantada.

Y en aquel preciso momento practicaban la escena del baile, los ojos azules miraban atentos sus propios pasos para evitar pisar a la muchacha en tanto maniobraba lo mejor que podía, no era muy bueno para bailar y las indicaciones que sus compañeros le daban a cada instante solo lo ponían más nervioso.

— Y luego te inclinas y la besas en los labios — el director improvisado dio la señal en el momento final de la canción para inspirar el romanticismo.

Tanto como Itachi y Naruto se sobresaltaron ante esas palabras, el pelinegro estropeando la estrella de papel que cortaba en ese momento y el otro inclinando demasiado a la sonrojada chica cayendo ambos al piso en una graciosa escena al colisionar sus frentes.

— ¡Te dije que la besaras Naruto, no que la dejaras caer! — reclamaba su compañero.

— ¡No fue mi culpa, eso no estaba en el guión´ttebayo! — se defendía poniéndose de pie sobándose el ligero golpe.

— ¡Yo escribí la obra y puedo hacerle los cambios que quiera!

— ¡¿Pero qué dices?! ¡Si  vas a salirme con algo tan tonto me largo, de todos modos yo no quería participar en esto! — sus enfadados ojos azules ni se enfocaron en Hinata quien se ponía de pie abochornada.

— Pero Naruto si eres el indicado para este papel — una de las chicas intervino sujetando en manos el traje de príncipe que el rubio usaría — se supone que elijamos un buen príncipe.

— ¿Y eso qué?

— Que eres rubio y de ojos azules, ¿tengo que decir más?

Rodó los ojos aburrido cruzándose de brazos, la única razón por la que había aceptado el papel era por no reprobar la asignatura, realmente no quería tener que repetir el curso porque en cuanto Itachi se graduase estaba decidido a seguir al pelinegro a Tokio cuando este se marchase para asistir a la universidad. Sus ojos viraron buscando al mencionado hallando sentado en una silla cortando figuras de papel, hubiese deseado estar en el grupo del pelilargo y más cuando le achacaron a Hinata como la princesa que tendría que besar al final, todos estuvieron de acuerdo porque aun los creían novios sin atender a sus reclamos.

— ¡Naruto! — Le volvieron a gritar — ¡deja de estar soñando y vamos a seguir ensayando!

— ¡Ya estoy aburrido de esto! — Respondió en el mismo tono bufando ruidoso, el constante dolor de cabeza que padecía daba señales de empeorar.

 

Itachi curioso no dejaba de ver el escándalo que el rubio no se media en montar, no estaba del todo seguro de querer ver la obra el día del estreno aunque se tratase de algo sin importancia como un simple beso el hecho de que compartiese esa escena con Hinata era el desagradable detalle.

— Itachi-kun — la voz de una de sus compañeras le hizo reaccionar — la enfermera me pidió que fueses a verla, yo terminare con los recortes — la muchacha de cabellos rosas le miraba con cierta aprensión.

Asintió dejando su labor de lado para salir del salón y dirigirse al lugar donde lo solicitaban.

— ¿Y cómo te has sentido últimamente? — fue el recibimiento de la mujer una vez que estuvo en enfermería — ¿ya no te ha subido la fiebre?

— No.

— Quisiera hacerte una ligera revisión — sonreía amable tratando de convencerlo.

— No es necesario.

— No seas tan frío Itachi-kun, dirección me pidió que estuviese atenta a las infecciones respiratorias comunes en esta época. — Se relamió los labios acercándose al pelinegro — no me tomará mucho tiempo.

— ¿Solo me hizo llamar por eso? — algo extrañado se mantuvo en el marco de la puerta.

— Podrías tener una recaída, esta mañana vinieron las chicas del incidente de los fantasmas — comentaba buscando algo entre los cajones de su escritorio. — Trabajo en el hospital en las tardes, si aún no te has hecho los exámenes que te dije la otra vez yo puedo atenderte.

El interés de la mujer se le hizo curioso así que se limitó a asentir, — iré esta tarde.

— ¡Magnífico! — exclamó emocionada entrelazando sus dedos para girarse.

— Si eso es todo debo regresar al salón — sin esperar a la respuesta de la mujer salió del lugar topándose con Naruto que lo esperaba a unos pasos, enarcando una ceja se le quedo viendo, ¿no estaba hace nada ensayando la dichosa obra de teatro? — ¿pasa algo?

— Ya estoy harto de este estúpido festival — bufó — le dije a Kurenai-sensei que me sentía mal y me mando a enfermería para variar — su mandíbula se notaba tensa y su expresión demasiado inquieta.

— ¿El dolor de cabeza? — preguntó con obviedad recibiendo un leve asentimiento en respuesta. — Deberías ir con un doctor.

— No estoy seguro… ¿y si es algo grave?, no tengo muchas ganas de que me digan que voy a morirme.

Ligeramente contrariado esbozó una pequeña sonrisa, — no tiene por qué ser así.

— Bueno… — nervioso Naruto se rascó la nuca — si me acompañas me lo pensaría.

— Podemos ir hoy en la tarde — sugirió sorprendiendo al otro chico por la facilidad con que hubo aceptado, tenía claras intenciones de que ambos se hicieran los dichosos exámenes, quería descartar del todo algún padecimiento médico antes de inclinarse completamente a creer en los incidentes sobrenaturales pero rememorando el evento de la última vez poco le faltaba para convencerse. Atento a sus meditaciones apenas si reaccionó cuando los labios de Naruto ya estaban rozando los suyos, — podrían vernos aquí — dijo apartando al chico rubio.

— Ya se, es solo que… — suspiró mordiéndose el interior de la mejilla para que el otro no lo notase — Itachi, quiero arreglar las cosas contigo, quiero que…

— Shss — le silenció percatándose de la curiosa mirada de Hinata al final del corredor — hablaremos después, están esperándote — puntualizó.

Al girarse y ver a la muchacha suspiró resignado, tener que estar escondiendo de todos lo que tenía con el pelinegro era irritante y más porque aún no estaba seguro de lo que se supone ambos tenían, despeinándose los rebeldes cabellos blondos con las manos regresó bufando decepcionado sintiendo su cabeza a punto de explotar.

 

 

 

 

 

Así que cuando pudieron verse al terminar las clases sus azules ojos no perdieron ni el menor detalle de las perfectas facciones de Itachi, ahora ya sin ninguna magulladura se le apreciaba magnífico con ese misterioso aire que le rodeaba concediéndole más atractivo de ser posible, Naruto le veía atento calibrando casi con fanatismo los detalles que conformaban desde las negras cejas que enmarcaban los oscuros ojos engalanados con las largas pestañas, si se ponía a pensarlo a conciencia podía afirmar que las proporciones de la persona a su lado eran ideales, como si alguien se hubiese tomado el meticuloso cuidado de elaborar cada detalle en él con entera devoción.

— Estas muy distraído.

La seductora voz y la mirada suspicaz le hicieron encogerse en hombros, — es la jaqueca — mintió viéndole de soslayo a medida que iban acercándose al precario hospital con el que contaban. — Por cierto, ya supe que el anciano no piensa volver a abrir su negocio — comentaba desviando escasamente su vista a las grises nubes del cielo — yo trabajo los días sábado sacando los desechos de la clínica y siempre necesitan ayudan… podría, podría conseguirte algo.

 

No era una mala idea pero de seguro la paga era mucho menor debido al único día laboral e Itachi necesitaba el dinero suficiente para mantener a su padre y enviarle lo que pudiese a su pequeño hermano.

— También oí que el dueño de la botica necesita ayuda.

— ¿Estás seguro? — preguntó más interesado en la última oferta.

— Si — animado pasó sus brazos por detrás de su nuca relajándose — puedo preguntarle, de todos modos es un conocido de Kushina y no creo que haya problema.

Al oír el nombre de la madre del rubio volvió a pensar en Minato Namikaze y las razones de su muerte, en la supuesta conexión que Fugaku le había sugerido dándose cuenta ahora del poco interés que le estaba poniendo en acatar las órdenes de este de no acercarse a Naruto.

— ¿Entramos los dos? — el chico de ojos azules preguntó una vez llegaron al hospital y se sentaron en la vacía recepción delatando los pocos recursos humanos con los que contaban.

— Deja que vaya primero de todos modos es la enfermera del instituto.

— Esta bien — hizo una mueca de desagrado, había evitado a la sensual mujer desde hace días ante las constantes insinuaciones de esta — ve tú, yo iré a ver si encuentro un médico de verdad aquí.

Viendo como Naruto se perdía entre los pasillos de la tenebrosa edificación se encaminó a los consultorios preguntando a la primera persona que se cruzó en su camino notando por primera vez lo vacío del lugar, carente de enfermos en las múltiples habitaciones silenciosas.

Jadeos esforzados y gemidos ahogados le espantaron, con extremo sigilo fue reduciendo la distancia que lo separaba de los sonidos oyéndolos con más claridad a medida que se acercaba. Asomándose con precaución por la puerta dejaba de manera deliberada entreabierta pudo notar como dos personas mantenían un encuentro sexual con completo descaro.

La mujer gemía desesperada en tanto la penetraban sobre una de las camillas con la bata blanca apenas cubriéndole los brazos dejando a la vista la blusa abierta por la cual los senos rebotaban vulgarmente. Itachi retrocedió un paso al identificarla, pero el hecho de que la enfermera que tanto insistiese en la revisión médica fuese la persona que se exhibía en una situación así arriesgándose a que cualquiera los viese era lo de menos, el amante de esta fue la razón para que el pelinegro apartase la mirada con una mezcla de sorpresa y repugnancia.

Que Kakashi Hatake su profesor fuese el otro participe del grotesco espectáculo le revolvió las vísceras con asco y no por el hecho de que este hubiese demostrado interés en su persona, era por la supuesta moral con la que castigaba su “nociva” relación con Naruto argumentándose una mejor opción. Cuidando el no hacer ruido deshizo el camino retornando a la entrada del edificio esperando hallar al rubio lo antes posible y aliviado lo halló en una esquina al lado del botellón de agua sobre una mesita sirviendo el líquido en un vaso desechable.

— ¿Ya te hicieron los exámenes tan pronto? — Inquirió cuando notó al pelinegro — hable con una de las enfermeras y a mí solo me dieron unas aspirinas — decía a la vez que se metía un par de pastillitas blancas en la boca antes de beberse el agua.

— No está, será mejor regresar otro día — desasosegado se acercó al otro.

— ¿Estás seguro? — le miraba algo curioso.

Asintió con rapidez para tomar de la mano al rubio y sacarlo del lugar.

— ¿Paso algo? — Naruto no opuso resistencia mientras era encaminado en dirección desconocida por las calles que ya oscurecían a la llegada de la noche.

Al fin se detuvo inspirando hondo tratando de quitarse el repulsivo recuerdo de sus docentes fornicando en una habitación de hospital, — no, solo que pensé que mejor sería dejar esto de los exámenes médicos para otro momento.

El rubio afirmó viéndolo fijo por unos instantes decidiéndose a intentarlo, aprovechando la soledad del lugar para aproximarse a los labios de Itachi y besarle tratando de relajarlo ante su evidente inquietud, con parsimonia apresó los cabellos negros de la nuca en su mano derecha para acercarle más cuando el otro respingó ante el inesperado contacto.

Y automáticamente aliviado por el contacto correspondió el beso rodeándole con ambos brazos abriendo la boca para dejar que la inquieta lengua de Naruto la recorriese entera.

 

 

— ¡Itachi!

Pero el grito autoritario de Fugaku y la escandalizada exclamación de una mujer que alcanzó a verlos con claridad fue más que suficiente para que ambos enamorados se apartaran en el acto apreciando el horror en la expresión de la señora que casi tirando las bolsas de mercado se alejaba murmurando sobre ética y moral.

Naruto chasqueó la lengua maldiciendo su estúpido arrebato y las ganas que tenía por besar al pelinegro que resultaron en el inesperado encuentro… debía tener demasiada mala suerte para que algo así sucediera.

Maldición.

El padre del nombrado cruzó la calle que los separaba apoyándose en sus muletas, — ¡¿qué diablos estabas haciendo?! — encolerizado arrojó al piso la bolsa de papel que llevaba oyéndose de inmediato el sonido de cristales al romperse manando el líquido transparente de la misma y el olor a alcohol.

— Padre…

— ¡Te dije que no quería más espectáculo y tú vas y te exhibes como una mujerzue…

— ¡No se atreva a insultarlo! — Naruto saltó de inmediato en defensa del pelinegro. — ¿Qué más le da lo que hagamos? Es más que obvio el “cariño” que le tiene a su hijo — sarcástico trataba de controlarse para no partirle la cara a un hombre que a duras penas podía caminar.

— Naruto, ya es suficiente — esta vez el mismo Itachi elevó la voz evitando la confrontación — hablaremos después, ahora es mejor que te vayas.

El rubio no daba crédito a lo que oía, no podían echarlo simplemente así que abrió la boca para refutar.

— Lárgate mocoso — pero el adulto habló ya sin gritar pero aun algo exaltado — que eres igual que tu padre, el maldito de Minato quiso quitarme a mi esposa y tú quieres quitarme a mi hijo.

La expresión desencajada y el estupor en su mirada le hicieron sentir como un anómalo por unos instantes, como si no estuviesen hablándole a él. — ¿Qué? — apenas articuló haciendo oídos sordos a los llamados de Itachi a su espalda, solo oía la voz severa de Fugaku.

— Como oíste… el infeliz de tu padre se revolcó con mi esposa así que no te atrevas a querer hace lo mismo con Itachi.

 

 

 

 

*****

 

 

 

 

Notas finales:

 

Iba a publicar ayer pero no tuve mucho tiempo estos días, bueno algunas cosas con respecto al capítulo; aunque esto sea un NaruIta no creo que tenga nada de raro que Naruto llore en el hombro de Itachi, ¿les parece rara la manera en que se están reconciliando? (:D) jeje.

Y Kakashi… tiene sus motivos.

La obra de teatro, bueno es con motivos medievales así que un príncipe de ojos azules y cabello rubio es ideal porque en occidente es parte del estereotipo de belleza clásico.

Haciendo cuentas creo que faltan como tres capítulos para cerrar este fic, aún quedan dos escenas de Shisui e Itachi que irán en el siguiente o subsiguiente capitulo.

Gracias a quienes se toman su tiempo para leer y más para los que gastan su minutito para comentar, nos leemos en el siguiente si les ha resultado interesante, cuídense mucho.

Yae.


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