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The fox & the crow por Yae

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XVII.- “Sin tiempo”

 

 

 

 

Se sintió famélico, como el antagonista de todas las personas con las que se hubo relacionado y su cuerpo pareció cooperar con su autoflagelo emocional.

Vertiendo el contenido de su estómago con violencia en el inodoro, el revuelto gástrico solo produjo que las arcadas se intensifiquen lastimándole la garganta.

¿Tanto así se había equivocado?

Hinata.

El nombre de su antigua novia revolotea en sus pensamientos regocijándose con la culpa que siente al no haber podido auxiliar a la muchacha hace unas horas, cuando esta saltó desde un segundo piso para caer cual pesada carga sobre el concreto, como principal espectador las vívidas imágenes del cuerpo desmantelado le revuelven en nueva cuenta las vísceras.

— Maldición… — apenas logró farfullar antes de volver a encorvarse contra el retrete expulsando los restos de bilis y saliva que le quedan. Después de que el funesto espectáculo llegara a retinas de todos los concurrentes al pequeño festival trasladaron el cadáver a la morgue del hospital, allí se hallaba luego de unas cuantas declaraciones esperando a que ya no le necesitaran para nada más.

Pero el simple hecho de saber que el padre y hermana de Hinata en ese preciso momento estaban reconociendo el cadáver lo que le ponía enfermo.

Con esfuerzo pudo controlar sus nauseas para tirar de la cadena dejando caer la tapa de paso, dirigiéndose al lavabo se mojó todo el rostro enjuagando su boca con esmero usando el jabón para embadurnarse el mentón limpiándose lo mejor posible.

La puerta del baño del hospital se abrió imperiosa dejando que una chica entre al lugar sin reparos, — Naruto tenemos que hablar. — La nerviosa chica ni le presta atención a lo que el rubio hace.

— Este es el baño de hombres — masculló terminando de enjuagarse.

— Me da igual, es importante — los cabellos cortos los trae sujetos en un par de coletas que le cuelgan por delante enmarcando su bonita cara que ahora luce descompuesta.

— ¿Mas importante que esto? — agrio extiende las manos dando a entender que se refiere a Hinata, lo que más desea en ese momento es salir de ese lugar y fingir demencia para dejar de acribillarse con las imágenes.

— Tengo miedo — se abrazó a si misma al decirlo.

Naruto resopló fastidiado, hace mucho que no cruzaba palabra con ella, concretamente desde la única vez en que se acostaron, si, la muchacha delante suyo era con quien engaño a Hinata hace mucho y quien junto a otra compañera montó un escándalo argumentando haber visto fantasmas en el salón de música.

— ¿Recuerdas a Mika? — interrogó viendo como de inmediato el rubio niega — ella… ella es con quien estaba el día que gritamos por ver monstruos en el salón — aclaró — es… es mi novia.

Los ojos azules se abrieron un poco más ante la confesión, Naruto la miró escéptico porque nunca se imaginó que la chica tuviese esas inclinaciones, así como él.

— Ella está enferma, está internada desde hace unos días y aun no se sabe que tiene. Esta grave y tengo miedo de que muera. — Sollozos huyeron de sus labios.

— ¿Y yo que tengo que ver en eso?

— Que yo me he sentido mal desde que tú y yo nos acostamos.

La sorpresa inicial se vio reemplazada por el enfado, Naruto frunció el entrecejo antes de acerarse dos pasos para intimidar a la chiquilla, — habla claro.

— ¡Pues eso! — elevó la voz defendiéndose con su tono plañidero — primero eran dolores de cabeza y algo de fiebre pero cada vez se ponía peor, tengo náuseas y no estoy embarazada… cuando me acosté con Mika puede que le contagiase algo. ¡Algo que tú me contagiaste primero a mí!

El reclamo solo lo puso de peor humor, es inadmisible que quisieran achacarle semejante delito y más teniendo en cuenta que sintió los mismos malestares que bien podrían haber sido culpa de la chica que le acusaba sin pruebas.

— ¡A saber con cuantos te habrás acostado antes! — bramó iracundo.

— ¡De seguro que a Hinata también la contagiaste, por eso estaba enferma de seguro estaba alucinando para saltar de la azotea! — Contraatacó sintiéndose igual de ofendida — ¡No quiero que a Mika le suceda lo mismo!

Quiso gritar que no le importaba, sus dedos formaron puños conteniéndose de soltarle una bofetada a la mujer que solo le hace recordar el momento justo en que Hinata le llamó con una sonrisa antes de saltar. Prefirió salir del lugar apartando a la chica de un certero empujón que la mandó contra un muro haciéndola quejarse.

— ¡No vuelvas a buscarme! — sentenció ignorando los reclamos de ella.

 

No puede creer como están terminando las cosas, no sabe si echarse a llorar de coraje o agarrarse a golpes con quien quiera hacerle sentir más culpable de lo que ya se siente.

Pero se detuvo de golpe al ver a Itachi de pie a unos pasos de la salida de los lavabos, el pelinegro lleva en manos una botella de agua y al parecer le estaba esperando haciendo obvio que se seguro alcanzó a escuchar todo el pleito con la muchacha.

— Ahora no voy a… — se mordió la lengua antes de terminar, no quiere tener que explicarse y menos excusarse. No soportaría que el chico de cabellos largos le reclamase algo.

El otro solo negó acercándose para ofrecerle el agua notando como la chica también sale detrás del rubio para pasarlos de largo al notarlo. — Deberíamos irnos ahora.

Naruto asintió volviendo a experimentar el amargo nudo que se atora en su garganta obligándole a pasar saliva con dificultad, Itachi es lo único que le queda, lo único que vale la pena conservar en su vida y no quiere arriesgarse de ningún modo a que este le deje por el incidente con Hinata. Luego del shock inicial había buscado al pelinegro con desesperación casi rogándole para que no le dejase en ningún momento. Y aunque era evidente que lo acontecido también le había afectado, con verdadero estoicismo Itachi se sobrepuso a todo para brindarle el apoyo que necesitaba.

Con pesadez sus pies se mueven como si estuviese sumergidos en gruesos bloques de concreto, Naruto sabe que no podrá dormir esa noche.

 

 

— ¡TU!

En cuanto el padre de Hinata lo divisó no tardo en írsele encima soltándole un golpe con toda su fuerza logrando partirle el labio a Naruto quien tambaleándose evitó caer al piso.

— ¡Fuiste el responsable! — entre reclamos el adulto es sujetado por algunas enfermeras y presentes que evitan pueda seguir desahogándose con ira, sus ojos llorosos llenos de furia acusan sin piedad.

Se relamió la sangre que hubo brotado de la comisura de sus labios, es consciente de que es responsable pero no hasta qué punto, está intentando con toda su voluntad no someterse a las acusaciones y reclamarse a sí mismo como autor de la decisión de ella. Puede ver a Hanabi tratando de calmar a su padre, la pequeña hermana de Hinata también luce acongojada y algunas lágrimas brillantes descienden por sus mejillas.

 

E Itachi sabe que de seguir presenciando aquello Naruto terminara llorando también aceptando la culpa que quieren ponerle encima, así que solo puede sacarlo de allí a jalones ante los murmullos malintencionados de todos.

 

 

— Debí ser más claro con ella — al fin confiesa una vez que han llegado al diminuto cuarto vacío donde ahora viven, — de seguro creía… que aún había algo entre nosotros… — gimoteó acurrucándose de lado en el futón.

— Naruto — le llamó en un susurro inclinándose a su lado, también se siente fatal responsable en parte del estado de animo de la chica con la breve conversación que sostuvieron — no es tu culpa, no podías hacer nada en ese momento.

— Pero pude hacerlo antes… — farfulló sosteniendo una de las manos del otro chico temiendo que este escape para huir de su egoísmo que es lo único que se siente capaz de ofrecer en ese momento, — ¿lo oíste, verdad?

El pelinegro asintió acariciando con su mano libre los rubios cabellos intentando relajar de nuevo al chico con sus caricias, pero en esta ocasión no parece funcionar para nada.

— Sé que no le pegue ninguna enfermedad a ella, no soy tan idiota como para no cuidarme — cuando estoy con una mujer, se mordió el labio inferior sabiendo que con la única persona que se acostó sin usar un preservativo fue con Itachi puesto que la razón por la que lo haría era sin duda para evitar un embarazo.

— Habló de algunos síntomas parecidos a los nuestros — acotó rozando con sus uñas el cuero cabelludo del de ojos azules aumentando sus mimos. — Ya no podemos continuar así.

— ¿Entonces qué hacemos? — cerró los ojos tratando de dormir en la penumbra de la estancia, al no haber encendido las luces poco puede ver de su entorno, se conformó con oír la voz del pelinegro y sentirlo cerca.

Itachi guarda silencio algunos momentos sin dejar de lado sus caricias, — podemos irnos— al fin se animó a sugerir casi en un susurro — a Tokio, da igual que no terminemos la preparatoria. — Es consciente de lo precipitada de la idea pero cree que ambos han alcanzado su límite, de seguir en ese lugar solo terminarían ajándose por completo, — allá podremos ver un médico y…

— ¿Hablas en serio? — le interrumpió haciendo más presión en la mano que sujeta celosamente.

— Si — asintió de paso a sabiendas de que el rubio no le estaba mirando.

Naruto se incorporó a prisas sobresaltando al otro, — entonces vámonos; ahora, mañana, cuanto antes — sus azules ojos se notan ansiosos y cansados pero está feliz de que Itachi haya propuesto algo que se moría por sugerirle.

— Mañana Naruto — sonríe con suavidad — tenemos que conseguir algo más de dinero y recoger algunos papeles del instituto con eso será suficiente para irnos sin problemas.

El rubio asintió animado abrazándolo con cariño, quiere dejar todo ese maldito lugar atrás de una vez por todas y hará todo lo necesario para conseguirlo. Sin prisas acerca sus labios a los de Itachi para besarle y contagiarse con esa cálida sensación que le llena de alivio, como la droga capaz de elevarlo para hacerle olvidar todo.

Y quiere más pero es apartado con cautela antes de que pueda unir sus manos al jaleo que se forma en sus bocas.

— Trata de dormir — el pelinegro habló suave imponiendo algo más de distancia.

Naruto aceptó con un resoplido de ligera decepción, se siente estúpido porque es evidente que Itachi no querrá intimar luego de lo sucedido con Hinata… y evocando ese nombre vuelve a sentir nauseas, es claro que tampoco podrá insistir para que terminen haciendo el amor.

 

 

Pasan al menos unas dos horas antes de que el rubio quede dormido, en ese tiempo se la pasaron planeando lo que harán una vez estén en Tokio, buscar un lugar donde quedarse, un empleo y luego retomar los estudios. Itachi se había sentido feliz al imaginarse la bonita vida que Naruto dibujaba para ambos, le gustaba sobremanera saberse parte de la impecable fantasía.

Iba a esforzarse para realizarlo porque una vez en la ciudad podría ver a su pequeño hermanito mucho más seguido y debía asegurarse el poder ayudarlo en todo lo que necesitase incluyendo a su padre al que no desampararía. Bostezó levemente para escabullirse de los brazos de Naruto que le rodean al estar ambos acurrucados en el pequeño futón, trató de moverse con la mayor cautela para no despertarlo, una vez que lo consiguió cubrió al rubio arropándolo antes de salir de la habitación con el mismo sigilo.

De inmediato se dirigió a la recepción pero antes de asomarse si quiera es el dueño del lugar quien lo intercepta.

— Itachi, justo iba a ir a tu cuarto — el adulto no sonríe.

— ¿Pasa algo? 

— Bueno solo iba a saludarte. Por cierto no te lo dije cuando rentaron el cuarto, pero aún tengo algunas cosas de Shisui en la bodega si quieres puedes revisarlas para ver si hay algo que pueda servirte, de todos modos tu primo dejó casi todo empacado.

— ¿Qué? — Su tono es de genuina sorpresa — a que se refiere con que dejó todo empacado.

— Si… creí que lo sabias, unos días antes Shisui me dijo que tenían planeado irse a la ciudad — el adulto le miró curioso.

Itachi no estaba seguro de lo que le acaban de decir, aunque hablaran de eso eventualmente jamás planeó con detalle irse del pueblo con su primo.

— Itachi… ya me entere de lo que paso con una de las compañeras de tu instituto, todo el mundo está hablando de ello; dicen que se suicidó porque Naruto terminó con ella.

El rumor le resulta irónico, era casi la misma historia que se inventaron en cuanto Shisui murió.

— No quiero decir nada de mas pero me he dado cuenta de lo que parece pasar entre el Namikaze y tu — el hombre carraspeó desviando la mirada — no voy a entrometerme pero Hiashi de seguro no tarda en tratar de castigar al chico por la muerte de su hija, no quiero problemas con él.

Negó inspirando hondo, — no se preocupe Naruto y yo nos iremos mañana.

— Bien — asintió cruzándose de brazos para apoyarse en la pared más cercana — en realidad iba a tu cuarto para decirte que hay alguien esperándote en la entrada.

Itachi solo le sigue observando enarcando una ceja.

 

Y es tan simple como se lo han expuesto, en la recepción Kakashi Hatake le está esperando sentado en uno de los pequeños sofás dispuestos en color verde.

Mordiéndose el labio inferior por algunos segundos el pelinegro se acercó analizando con detalle al adulto, sospecha lo que este querrá hablar pero tampoco puede asegurar nada.

— Creí que te negarías a verme — el adulto de cabellos plateados solo puede sonreír.

— No sabía que se trataba de usted — afiló la mirada antes de acercarse más, — ¿Qué necesita hablar conmigo que es tan importante para visitarme a estas horas?

— Antes de que quieras salir huyendo  — carraspeó poniéndose de pie — quiero que sepas que el día que fuiste al hospital supe que estabas allí… viéndonos.

Rodó los ojos algo aburrido, no entendía que tan relevante podía ser que su maestro viniese explícitamente a aclarar un asunto que no merecía nada de importancia ante sus ojos.

— No se preocupe sensei, incluso debo estar agradecido por saber que ahora está saliendo con la enfermera del instituto — se mantuvo tranquilo pasando su dedo índice con cuidado por la superficie del pequeño buró que sostiene una maseta encima.

Los oscuros ojos del adulto no dejan de prestarle atención, — pero te fuiste tan apresurado… casi podía jurar que celoso — acotó con ligero sarcasmo en sus palabras. Reduciendo la distancia que los separa intentó  sujetarle de un brazo sin conseguirlo cuando el más joven retrocedió levemente.

— Sensei… — hizo una pausa antes de continuar — usted puede relacionarse con quien le plazca, no existe motivo alguno para que yo deba sentirme agraviado con ello. De todos modos yo estoy saliendo con Naruto y ambos nos llevamos de maravilla — calló sin desviar la mirada.

Kakashi se quedó observándolo por algunos segundos antes de sonreír dentro de la máscara, — está bien Itachi pero de igual modo debo hacerte mi advertencia.

El aludido afiló la mirada previniendo lo que el otro fuese a decir, seguir insistiendo con lo mismo solo provocaría que en esta ocasión reaccionara con ningún tipo de educación para con el adulto.

— Deberían irse del pueblo — habló con tono serio de repente dejando sobre la mesita de café varias hojas de papel — cuanto antes.

Los negros ojos de inmediato pasan a revisar a distancia el contenido impreso, frunció el entrecejo al percatarse de lo que las palabras revelan.

— ¿Hace cuantos años? — preguntó de inmediato acercándose ya sin reparos a los documentos expuestos para verificarlo todo.

— Casi diez años — suspiró echando un vistazo alrededor para asegurase de que nadie los oía — realmente nunca le había prestado atención a algo así, en la enfermería del instituto solo existen vitaminas y algún analgésico, ningún tipo de medicamento real. Fue solo hasta que tu empezaste a mostrarte indispuesto que indague en el porqué de tan tremenda falta de insumos.

Releyó las pocas hojas unas cuantas veces logrando al fin unir las piezas principales en todo el supuesto asunto de fantasmas. Hace al menos diez años que se había prohibido el ingreso de medicamentos al pueblo, haciendo evidente el deceso de cualquier enfermo que necesitara de atención y fármacos específicos.

Itachi se mordió los labios, era evidente que en ese caso la pobre anciana y a saber cuántas personas fallecieron no por ser inevitable, si no por algún interés mezquino. — ¿Ella lo sabía? — preguntó refiriéndose a la enfermera con la que su maestro se acostó seguramente para sonsacarle la información.

El adulto asintió, — al ser algo tan trivial a nadie se le hizo sospechoso que cada dos años enviasen nuevo personal médico al pueblo de todos modos aquí vienen muchos practicantes. Lo que está sucediendo es demasiado grave y es evidente que no quieren que nadie aquí se entere de ello.

En ese preciso instante el pelinegro se sintió como un pequeño ratón de laboratorio.

— Vamos a hacer algo Itachi y necesito que me ayudes.

 

 

 

 

 

 

— No estoy entendiéndote en lo absoluto — Naruto caminaba al lado de Itachi dirigiéndose ambos a la casa del rubio ni bien hubo amanecido — habla claro que solo estas confundiéndome´ttebayo.

— Naruto — habló mirándole de soslayo — mi madre trabajaba como responsable de que el hospital contase con medicamentos y el equipo necesario. El día que murió ella se dirigía a Tokio, iba a acompañarla pero antes de irnos tuvo que reunirse con alguien, tardó como dos horas y cuando regresó estaba nerviosa y asustada. Me dijo que regresara a casa que no podría ir con ella — inspiró sin dejar de avanzar, no entendía como no pensó en ello antes.

El rubio se mordió la lengua sin atreverse a interrumpir y más con la expresión de preocupación del otro, inspiró hondo echándole un vistazo al nubloso cielo consciente de que en la tarde enterrarían a Hinata, presionó los párpados algunos segundos tratando de sobreponerse al pululoso recuerdo de la muchacha que lo había hostigado toda la noche en siniestras pesadillas.

— Murió cuando el automóvil donde iba tuvo un accidente saliéndose del camino.

— Y…

— No debí dejar que ella se fuese así, la vi tan asustada… — dijo más para sí deteniéndose, recordaba el rostro preocupado de su madre, le nerviosismo que la invadía logrando apenas a abrazarlo dejándole palpar sus temblores.

“Mamá hará todo lo posible por regresar cuanto antes”

Había dicho pero no fue así, de allí venían los reclamos de su padre acusándolo como responsable de la muerte de Mikoto, por su incapacidad como niño de diez años para persuadir a su madre de que no condujese estando tan alterada y al ser acusado con tanta saña por su progenitor había aceptado la responsabilidad por no haber podido detenerla presuponiendo el fatídico desenlace.

— Itachi… — la voz de Naruto le hizo reaccionar — lo de tu madre fue un accidente, no es como si un adulto fuera a hacerle caso a un niño cuando le dice que no conduzca, — hizo amago de sonreír acercándose más al pelinegro para abrazarlo con cuidado.

— Si tan solo ese fuera el único problema… — confesó correspondió el gesto — desde que ella murió o tal vez antes se ha prohibido el ingreso de cualquier medicamento al pueblo.

— ¿Qué? — Los azules ojos lucen preocupados, deshaciendo la cercanía le miró confundido — ¿de qué hablas?

— No son fantasmas Naruto, nunca lo fueron — sintiéndose algo mareado entrecierra la mirada — estamos enfermos, puede que cada una de las personas en este pueblo padezca lo mismo.

El rubio cada vez entiende menos, sintiéndose más torpe que de costumbre solo puede asir a Itachi de los hombros cuando la cara del pelinegro se ve más descompuesta. — ¿Cómo que no son fantasmas? Tú los viste, yo los vi. — Aseguró.

— No existe momento en el que hayamos visto lo mismo — se cubrió la boca con una mano cuando sintió su estómago revolviéndose.

 

“¿Qué fue lo que viste?”

El rubio se sobresaltó al ver al pelinegro de pie a su lado, mojándose con la lluvia sin que le incomodase.

“Lo mismo que tu… a Hinata.”

Vio a Itachi negar suavemente inclinándose, “no Naruto, yo no la vi a ella.”

 

El rubio torció los labios arrugando sus blondas cejas, se le hacía imposible descartar la idea de los fantasmas tan sencillamente y menos con las confusas explicaciones del pelinegro. Poco hizo cuando vio a Itachi girarse apartándose lo que puede antes de ceder a las arcadas que le obligan a deshacerse de su desayuno, pero al fin reaccionó algo alarmado cuando aprecia entre los restos manchas rojas de lo que de inmediato registra como sangre.

— ¡Itachi! — llamó preocupado oyendo la tos que siguió intentando al fin ayudarlo.

El otro intentó calmar la nauseabunda sensación que no le dejaba lográndolo luego de unos minutos, cubriéndose la boca con una mano el regusto metálico no lo abandonó.

— Mierda… tenemos que ir a un médico cuanto antes — sugirió sacando su pañuelo que no duda en ofrecerle, — ¿a esto te refieres cuando dices que estamos enfermos? — pregunto asistiéndole para que se limpie apartándolo del revoltijo maloliente de piso — ¿el dolor de cabeza? ¿la fiebre y los fantasmas?

El de ojos oscuros asintió recomponiéndose con lentitud mientras Naruto lo ayudaba a caminar, — los fantasmas… solo deberían ser alucinaciones — habló en tono bajo.

— Alucinaciones muy reales me temo, — respondió con cierto sarcasmo, no quiere aceptar que las imágenes y sensaciones tan reales como las que experimentó cuando sintió larvas de insecto meterse bajo su piel sean mero producto de su imaginación.

— Naruto… — tose — tu nariz.

Respingó algo asustado palpando lo señalado notando de inmediato como algunas gotas rojas escabullen por una de sus fosas, mascullando algún improperio solo atinó a buscar entre sus bolsillos algo con que frenar la hemorragia, está empezando a creer que Itachi puede tener algo de razón.

 

Es tan solo a eso de casi del medio día que consiguen llegar a la casa de Naruto luego de limpiarse, el rubio entró sin cuidado dejando al pelinegro esperando afuera a unos pasos. Con cautela se asoma a la diminuta sala viendo a su madre recostada sobre el sofá cubierta por una delgada manta.

— Esta vez… temí que no volvieses Naru. — La mujer habló irguiéndose un poco para ver a su hijo.

—  Era la idea, sigue siéndolo — respondió mirándole enfadado — solo vine a recoger algunas cosas más.

— ¿A dónde iras? — su tono compungido y las ojeras solo la hacen lucir mayor de lo que realmente es.

— Fuera de este maldito pueblo que no tiene nada que ofrecer — explicó dirigiéndose a la que fue a su habitación para buscar entre sus cosas algo que pueda servirle o que pueda vender una vez este en Tokio, tiene el terrible presentimiento de que necesitara mucho dinero para pagar cuentas médicas.

— ¿Con la chica que estaba en tu futón la otra vez? — la pelirroja de puso de pie acercándose para ver lo que su hijo hace a través del marco de la puerta abierta.

Asintió sin mirar a su madre, — es mi novia, nos iremos a Tokio para vivir juntos — explicó sin ánimos de decirle que su “novia” es en realidad un chico.

— ¿Está embarazada? — tiene que preguntar asumiendo tal vez por última vez su rol de madre, cuando vio a su hijo negar suspiró algo aliviada — si dejaste a Hinata por ella supongo que la quieres en verdad — y por fin notó como el joven detiene su labor de búsqueda — no te culpes Naruto, lo que la chiquilla Hyuga hizo fue decisión de ella.

Su manos forman puños sobre la vieja chaqueta que sujeta, esa de colores anaranjados y azules que usaba cuando niño, — hubiese sido bueno que te dijeses eso a ti misma cuando Minato murió — habló venenoso arrepintiéndose en el acto al ver algunas lágrimas aglomerarse en los tristes ojos de su madre.

— Tal vez no fue mi culpa lo que tu padre hizo, pero lo demás si —se limpió las gotas saladas con el dorso de su mano — siento haberte arrastrado conmigo… tu merecías brillar pese a todo, aun lo mereces por eso agradezco que al fin encontraras a la persona que logró que te decidieras a irte de este lugar enfermo.

Enfermo, la palabra solo logra confundirlo. Si Kushina había trabajado ayudando en el hospital hace tantos años bien podría saber sobre algo de lo que Itachi le comentó hace poco, de la conspirativa teoría de que todos en el pueblo están enfermos de algún virus y que por alguna razón a “alguien” le interesa que permanezcan así.

— Solo voy a pedirte una última cosa Naruto. — Los claros ojos de la mujer se afilaron — no se te ocurra regresar, una vez que hayas salido de acá, haz de cuenta que empiezas de cero y no te atrevas a volver.

La voz se oye casi como una advertencia pero la sonrisa que ella esboza le provoca un nudo en el corazón, como si deseara pedirle tontamente que los acompañe el rubio se pone de pie acercándose a ella, — ¿es que sabes algo? — pregunto entrecortado.

— Vas a estar bien — amplió más su sonrisa — van a estar bien, en tanto no regresen y nadie se entere por ahora de que se están yendo todo estará bien. Puedes ir con Nagato seguro que él te ayudará.

Y por primera vez desde hace años se permitió abrazarla con cariño despidiéndose de su madre estando seguro de que no volverá. — Adiós mamá.

 

 

 

 

 

Hubiese deseado preguntarle a su madre por la supuesta infidelidad de Minato pero la idea ni cruzó por su mente, es probable que Kushina desconozca el asunto porque siempre lucía enamorada de su padre e incluso cuando este murió ella no dejaba de alabar sus buenas acciones. Por esa razón prefirió permanecer en la ignorancia, limitarse a vivir con lo poco que sabía, olvidarse de indagar en los cuantiosos misterios que se exhiben a su alrededor.

— No hay salidas, hace más de un mes que nadie ha salido del pueblo. Dicen que los caminos están en pésimas condiciones.

La voz del pelinegro llama su atención, este había ido a la estación de autobuses para comprar un par de boletos.

— ¿Estás seguro? — preguntó algo distraído, como si no le importase mucho lo que le decían.

El otro asintió acercándose al rubio que está sentado en la vereda con las pocas cosas que hubieron empacado, — tendríamos que llegar hasta la carretera pero eso demoraría como medio día de caminata.

— ¿Pero y la camioneta blanca? — Suspiró algo cansado, —  esa que vimos en la constructora de mi padre, nunca la he visto en el pueblo… debe irse después de lo que venga a hacer aquí. O de seguro es parte de la conspiración esa.

Itachi se cruzó de brazos algo fastidiado, le molestaba la poca disposición de Naruto para tomar en cuenta lo que le dijo. — Vayamos al instituto — ofreció como último recurso.

— ¿Para qué? Lo mejor sería irnos ahora y con algo de suerte podríamos encontrar algún transporte al anochecer cuando lleguemos a la carretera.

— Para hablar con Kakashi.

De inmediato el rubio calló mordiéndose el labio inferior, viendo de soslayo al pelinegro arrugó el entrecejo, — para qué diablos quieres ir a hablar con él, no quiero ver su estúpida cara ni menos escuchar lo que tenga que decirte.

— Naruto…

— No Itachi, esta vez no — interrumpió poniéndose de pie enfadado para encarar al otro — aunque tengas razón en lo que dices no me quiero quedar a averiguar absolutamente nada, me da igual si son fantasmas o un virus de fantasía… cuando estemos lejos de aquí podremos hacernos las preguntas que queramos, ahora solo quiero que nos vayamos.

Suspiró sin deseos de discutir, Naruto tenía razón; sin importar lo que estuviese sucediendo poco podrían hacer quedándose allí pero aun así recordaba la reunión que había fijado la noche anterior cayendo en cuenta al fin que estaba confundiendo el lugar fijado.

Pero fue en ese momento que notaron como la afluencia de personas en las calles se iba intensificando, como si estuviesen dirigiéndose a algún lugar.

— ¿Sera una reunión o algo? — pudo notar como el gentío se dirigía a la plaza principal — esto no pinta nada bien… — murmuró más para sí el de ojos azules cuando vio un par de camionetas blancas idénticas a las que vieron hace días en la constructora se dirigían al mismo lugar que todos.

— Va a llover dentro de poco — acotó el pelinegro sintiendo algunas gotas de lluvia estrellarse contra el piso.

Mordiéndose la lengua Naruto se arrepintió de lo dicho hace poco, sacudió la cabeza un par de veces reprochándose lo poco en realidad que apoyaba a Itachi, lo mucho que le exigía y las miserias de atención que le obsequiaba rebozadas con su continuo egoísmo. Se sentía algo miserable al pensar seriamente en la opinión que el de cabellos largos tuviese de su persona, — Itachi si quieres…

— Vayamos al hospital — habló poniéndose a caminar de inmediato pasando de largo al otro chico.

— ¿Al… hospital? — apenas alcanzó a preguntar siguiéndole con el equipaje de ambos.

— ¿No te preocupa acaso lo que pueda sucederle a tu madre?

Volvió a morderse la lengua, quería creer que no le importaba pero se estaría mintiendo, seguramente de igual modo Itachi no podría irse dejando a su padre sin asegurarse de que nada malo pasase. Grande fue su sorpresa cuando llegaron al lugar que luciera tan abandonado en ocasiones pasadas esta vez rodeado por muchísimas más camionetas e incluso un camión de alto tonelaje resguardado por la poca policía del pueblo.

Las gotas de lluvia comenzaron a caer con mayor rapidez.

— No creo que podamos entrar — susurró al oído del pelinegro.

 

 

— Claro que pueden entrar, no se sientan intimidados.

 

 

La aguda voz de la enfermera les hizo voltear, la mujer sonreía cubriéndose con una sombrilla de la lluvia vistiendo la blanca bata abierta dejando que el azulado y corto vestido se notara a la perfección.

— Déjenme adivinar, han venido por los exámenes que tenían pendientes.

Itachi asintió acercándose a la mujer, — si tiene algo de tiempo nos gustaría hacernos los exámenes ahora.

— ¿Qué? — Naruto apenas pudo preguntar en tono realmente bajo.

— Claro, adelante. Estamos recibiendo los nuevos insumos así que tenemos todo lo necesario — animosa los guio dentro del lugar llevándolos hasta uno de los consultorios — Entren muchachos y pónganse cómodos iré por unas jeringuillas — los dejó en el blanco lugar para salir de nuevo.

— ¿Qué estas planeando? — Los azules ojos viraron hacia Itachi interrogándole — primero dijiste que fuésemos al instituto y luego aquí si no me dices exacta…

— Creo que ella sabe más de lo que aparenta.

— Esa mujer es una idiota, solo se me esta insinuando — bufó notando de inmediato la mirada inquisitiva del pelinegro — tranquilo que nunca le hice caso.

Itachi asintió viendo el reloj en la pared, se supone que él ya debería estar allí.

 

— Bien chicos ya regrese — la mujer traía consigo una bandeja con algunas jeringas y pequeños envases de cristal — hagámoslo por turnos, Itachi por favor espera afuera no demorare mucho — explicaba sonriente acercándose al rubio — serán solo unos piquetitos en los brazos.

— Es que hoy no desayune — Naruto retrocedió algo nervioso.

— Mejor aún, eso facilitara los análisis — relamiéndose los labios ella detuvo sus acciones al voltearse para ver a Kakashi entrando al lugar, — ¿amor, que haces aquí? — preguntó melosa acercándose al del cabellos plateados — te dije que hoy no podría ir al instituto que tenía que trabajar.

Naruto y la mujer compartían la misma expresión de intriga pero dirigida a diferentes personas, así como ella solicitaba una explicación al adulto, el rubio se la exigía a Itachi.

— Solo vine porque algunos de mis estudiantes tenían interés en hablar contigo.

La mujer apenas si ahogó una exclamación al ser azotada contra la pared sujetada por el cuello con tremenda fuerza por su actual pareja, la jeringa cayó al piso rompiéndose, sus ojos abiertos en demasía le advirtieron del peligro al notar como Itachi cerraba la puerta asegurándola, — que… ¿que están intentando?

— Itachi —enfadado y confundido Naruto asió de un brazo al pelinegro — que tipo de broma es esta.

— No tenemos mucho tiempo así que será una conversación breve — Kakashi musitó con la mirada afilada tratando de intimidar a la enfermera.

— Tres hombres… — ella quiso reír pero el agarre en su cuello se lo dificultaba — y una mujer…van… ¿vamos a montar una orgia?

— No — el adulto negó, — para tu mala suerte dos de los presentes encontramos más deseable a Itachi que a ti — notó como ella arrugaba el entrecejo usando sus manos para tratar de soltarse de la presa — ahora habla mi cielo dinos todo lo que tengas que contarnos — esta vez azotó a la mujer contra la mesa metálica que estaba contra la pared dejándola con el torso sobre el mueble. Se apartó lo suficiente para sacar los papeles que llevaba consigo dejándolos al lado del rostro de ella.

A Naruto no le agradaba para nada como estaban las cosas en aquel momento, pese a ser un idiota la mayor parte del tiempo nunca había agredido de manera física a una mujer y no entendía como Itachi con esa pinta de pacifista que se cargaba permitiese algo así. Pero la risilla que la enfermera empezó a soltar le puso la piel de gallina.

— Kakashi… si tanto interés tenías en saber de esto solo debías de preguntármelo, no traer a tus estudiantes favoritos para que les diese una cátedra completa del porque este maldito lugar ya está considerado como zona de peligro biológico — siseó levantándose sobándose el cuello. — ¿Han visto esas películas donde hombres de trajes blancos se llevan a la personas para que nunca más regresen?

 

 

 

 

*****

 

 

 

 

Notas finales:

 

Bueno este vendría siendo el penúltimo capítulo si es que no se me alarga demasiado la cosa en el siguiente.

Mil disculpas por no publicar la semana pasada, tuve algunos problemas y… aun los tengo espero resolverlos en estos días para escribir con más calma.

En este capítulo casi no vimos nada de lo que Itachi piensa eso me lo reservo para el siguiente con la inclusión final de Shisui, ¿lo esperaban? ¿aún tienen dudas? ¿creen que en verdad sean solo fantasmas?

Gracias a todos los que se toman su tiempo para leer y más para comentar en especial a; anónimo1, nagiss y giani por comentar en el anterior capitulo, espero este les haya resultado algo interesante e intentase resolver algunas de las dudas de la historia y si no… el siguiente ya desglosare todo el misterio que ya no es tan misterio (:D)

Cuídense mucho y nos leemos en el capítulo final, gracias por darle una oportunidad al fic.


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