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The fox & the crow por Yae

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III.- “Aviso de cortesía”

 

 

 

 

Sus azules irises parecieron dilatarse ante la sorpresa, no podía estar equivocándose un cadáver se hallaba reposando sobre uno de los pupitres del salón. Su estupefacción permitió que Itachi lo empujara para alejarse a toda prisa.

— ¡Espera! — Naruto apenas reaccionó para seguirle — ¡Mierda! — sin darse cuenta le había perdido el rastro en un par de segundos.

— ¿Naruto? — la incordiosa voz de Kakashi le heló los músculos. — ¿Qué haces tan temprano por aquí? El torneo es a las diez.

Maldijo una y otra vez, se sabía en terribles problemas, sin Itachi cerca seguro que lo acusarían a él de tener algo que ver con lo que parecía un homicidio.

— Ka… Kakashi-sensei, si tú siempre llegas tarde — se excusó sonriendo nervioso retrocediendo un poco intentando ocultar la escena del crimen.

Debía ser un crimen e Itachi el asesino, estaba seguro de aquello.

El de cabello plateado se acercó notando extraña la actitud del rubio. — ¿Sucede algo? — Se acercó más…

Naruto empezaba a sudar frío, odiando un poco a Itachi por dejarlo en semejante situación, quiso cerrar la puerta del salón pero la rápida mano de Kakashi se interpuso impidiéndoselo.

Afilando su único ojo visible apartó a Naruto abriendo la puerta corrediza completamente, dejando al descubierto lo que hubiese querido ocultar.

— ¡Yo no hice nada! — gritaba defendiéndose planeando su fuga.

— ¿Qué es exactamente lo que no hiciste, Naruto?

La pregunta del profesor hizo que el rubio abriese los ojos. — ¿Eh? — perplejo parpadeó varias veces al percibir el salón completamente vacío, sin ningún cadáver o charco de sangre visible… absolutamente nada.

— ¿Te sientes bien? — el mayor preguntó, pensando que el repentino ataque de histeria de su alumno solo se debía a que de nuevo había consumido leche caduca o algo parecido.

Naruto se refregó los ojos percibiendo las gotas de sudor que empañaban su rostro, era imposible,  no podía haber imaginado lo que hace nada había visto… un cuerpo humano inerte y un enorme charco de roja sangre en el piso, ahora no veía nada, todo estaba en completo orden, tan solo su profesor lo veía con cierta confusión.

— ¡Maldición! — gritó antes de salir corriendo del lugar dejando a Kakashi solo.

Aun podía escuchar su corazón latiendo exageradamente, el nerviosismo recorriendo su espina, continuo corriendo hasta salir del edificio deteniéndose solo unos instantes para ver a su alrededor.

— Maldito Itachi — se mordió los labios con fuerza estaba seguro de no haber alucinado ni mucho menos imaginado lo que vio y algo en su consiente le aseguraba que Itachi también había visto el cadáver en el salón. Debía hallarlo para aclarar la situación, de niño Naruto siempre fue demasiado impresionable con respecto a fantasmas o cosas sobrenaturales, se asustaba con facilidad. Fue con el paso del tiempo y las amargas experiencias que comprendió que los muertos, muertos se quedan.

Los fantasmas no existen.

Se dijo así mismo limpiando el sudor de su frente con el dorso de su mano antes de decidirse a seguir buscando al pelinegro.

Sin saber dónde vivía y sin hallarlo en la pescadería se rindió en su búsqueda a eso del mediodía, regresó al colegio cuando el torneo se hallaba en su fase final, sentándose en el césped alejado de la cancha se dejó caer agotado suspirando de cansancio, sus azules ojos casi adormecidos quedaron contemplando el grisáceo cielo dominical.

— ¿Dónde te habías metido? Todo el mundo te estaba buscando — un muchacho castaño de su misma edad con marcas rojas en el rostro se acercó sentándose a su lado. — Incluso Hinata…

Sin girarse para ver al recién llegado Naruto ni se percató de la mueca de molestia que hizo al decir lo último. — Kiba… — empezó a hablar sin mirar al otro chico — por casualidad… ¿no has visto a… Itachi Uchiha? — preguntó mordiéndose los labios después.

— ¿Y eso? — Le miró extrañado — ¿otra vez estas buscando pleito con alguien? Te recomendaría que busques a alguien más… de todos modos ya sabes lo que dicen de él. Por eso nadie se le acerca.

Por fin sus ojos viraron viendo de soslayo a su compañero sin entender a que se refería. — ¿Qué es lo que dicen?

— Vamos Naruto, todo el mundo lo sabe — Kiba sonreía divertido — no vayas a acabar muerto también.

La risa de su compañero hicieron sentir a Naruto como un completo ingenuo, ¿qué se supone decían de Itachi? ¿cómo no saberlo habiendo vivido en ese cutre pueblo toda su vida? Incorporándose quedó sentado sobre el césped analizando mejor a su amigo.

— ¿Por qué tendría que acabar muerto?

— ¿Acaso vives debajo de una roca? — Kiba se cruzó de brazos hallando imposible la ignorancia del rubio sobre aquel asunto, haciendo memoria momentos después; fue en esa misma época que el rubio abandonó la escuela por casi medio año debido a los problemas con su madre.

— ¿Y bien? — siguió preguntando.

— Bueno… — se rascó la nuca pensando cómo explicarse — seguro sabes lo del incidente del chico que se suicidó lanzándose por la quebrada en las afueras del pueblo.

Naruto asintió, había oído algo hace un par de años, un evento muy dramatizado por todos, pero en aquel tiempo el ojiazul estaba debatiéndose entre caer en el mismo vicio que su madre o ser diferente a ella, ser más fuerte.

— En fin, cuando se supo que quien se suicido era Shisui Uchiha estallaron todo tipo de rumores.

— ¿Uchiha?

Esta vez fue Kiba quien asintió acercándose más para evitar que alguien más los escuchara. — Era primo de Itachi, todos los rumores concordaban en que Shisui se había suicidado por culpa de su primo… que fue quien lo orilló a eso.

Cada vez entendía menos, ¿cómo habría de tener culpa Itachi en eso?, las personas que se quitan la vida lo hacen por decisión propia, presionó los puños algo enfadado.

— Realmente no sé qué tan cierto sea, pero muchos decían que Shisui estaba enamorado de Itachi y que se suicido porque su primo lo rechazó de la peor forma.

Por fin Naruto empezaba a entender un poco de todo ese chisme, frunció el entrecejo al recordar lo que Kiba le había dicho.

“No vayas a acabar muerto también”

— Por eso las chicas ya no se le acercan, antes era muy popular… ahora se piensa que es… rarito — prosiguió el castaño curvando una sonrisa ligeramente burlona.

Ya sin querer escuchar más chismes se puso de pie limpiando el polvo y hojas de sus pantalones. — Te veré mañana. — Se despidió con un simple ademan para empezar a alejarse.

— ¿No vas a quedarte al final del torneo? ¡Naruto! — Quiso hacerse oír pero su amigo siguió caminando sin prestarle atención — idiota, le dije a Hinata que te buscaría — dijo lo último para sí mismo.

 

Con las manos en las bolsas de su pantalón el ojiazul empezó a caminar por el pueblo, se percibía demasiado tranquilo, con niños jugando de aquí para allá, las pequeñas tiendas ofreciendo sus productos en aquel nubloso día, se detuvo unos segundos a contemplar el grisáceo cielo antes de continuar con su camino que lo dirigía a las afueras del lugar.

 

 

 

 

 

 

Se hallaba sentado al borde de aquella quebrada observando en el fondo aquel río que corría entre las rocas.

“No es una pregunta de confianza pero, ¿te quedarías conmigo?”

Itachi cerró los ojos recordando esas palabras, la conversación que entabló con su primo poco antes de que este muriera ahogado en esas turbulentas aguas, Shisui había sido su único apoyo desde que su madre murió en aquel accidente y Sasuke se fuera a vivir a la ciudad. Confiaba plenamente en su primo y aun se le dificultaba creer que alguien tan decidido hubiese optado por el suicidio. Suspirando en silencio  volvió a perderse entre el paisaje frente a sus ojos, el nubloso cielo empezó a tronar, gotas cristalinas se precipitaron al piso, una inminente lluvia rauda cayó.

Sin que el frío o su ropa que se iba empapando pareciera molestarle Itachi no se movió de su lugar, se acomodó escondiendo su rostro entre sus rodillas, no deseaba volver aun a su casa, allí nadie le esperaba y lo mejor era retrasar su regresó lo más que pudiese.

Itachi…

Respingó oyendo que alguien le llamaba a lo lejos, viendo a su alrededor no pudo distinguir a quien se supone los había llamado.

Itachi.

 Oyó de nuevo pero esta vez más claro y más fuerte, el constante caer de la copiosa lluvia no le dejaba descifrar con claridad el origen de la voz.

Itachi…

Al tercer llamado pareció percatarse de que el sonido provenía del fondo de la quebrada, se puso de pie observando hacia abajo sin poder distinguir a nadie allí, tan solo el ruido de las gotas al chocar contra el piso y el helado viento que empezaba a soplar con fuerza. Con el rostro y cabello completamente mojados decidió regresar, en cuanto giró y quiso dar un paso, como si alguien lo sujetase del tobillo de un tirón lo hicieron resbalar casi cayendo por el rocoso desfiladero.

Sus músculos se tensaron y sus manos se afianzaron de las piedras frenando su caída quedando a un par de metros del borde donde hace nada estaba parado, podía oír su propia respiración algo agitada, volteando su mirada quiso hallar al responsable sin lograrlo, nuevamente solo el agua corriendo varios metros más abajo era lo único que divisaba. Con la lluvia golpeando continuamente cada parte de su cuerpo y los truenos resonando demasiado cerca se forzó a subir por la empinada superficie, tratando de evitar resbalar nuevamente, la tarea de trepar se le dificultaba por el agua que caía humedeciendo todo provocando que las pocas rocas de donde pudiese asirse cedieran.

Pese a lo escabroso del lugar con lentitud empezó a subir, resbalando un poco pero logrando su objetivo. Y cuando su mano derecha se estiraba para alcanzar el filo de la empinada para librase de aquello… otro brusco tirón en una de sus piernas lo hacía resbalar de nuevo, sin poderse sujetar esta vez abrió más los ojos mientras caía al fondo del rio…

Pero nunca llegó a caer del todo, sus negros ojos se toparon con los de Naruto quien lo sujetaba del brazo con fuerza.

— ¡Reacciona de una maldita vez! — gritó el rubio al ver que Itachi solo se le quedaba viendo, el barro consecuencia de la lluvia empezaba a hacerlo resbalar a riesgo de caer también.

Fue entonces que el pelinegro ayudado por Naruto empezó a subir de nuevo.

— ¡Pero que…!

Itachi vio el rostro estupefacto del rubio quien quedó inmóvil como si estuviese viendo un extraterrestre detrás suyo y cuando iba a voltear de nuevo para ver la razón del pasmo de Naruto, este se reanimó tirando con fuerza del brazo por el cual lo sujetaba logrando por fin nivelarlo, alejándolo de la pendiente. Ambos respiraban ruidosamente pero el pelinegro fue el primero en acercarse de nuevo al borde, esperando ver algo allí abajo e imitando su acción Naruto se acercó, mas ninguno vio nada a excepción del caudaloso rio en el fondo y algunas rocas cayendo consecuencia del ajetreo.

— Gracias… — Itachi farfulló agotado, tenía toda la ropa embarrada en lodo y varios raspones en rodillas, manos y rostro.

Naruto suspiró ruidosamente, sentándose en el piso sin importarle que siguiese lloviendo a cantaros, pasó su mano derecha por entre sus rubios cabellos haciéndolos hacia atrás sin creer realmente lo que vio.

— ¿Qué fue lo que viste? — Y como si el otro adivinase sus pensamientos le preguntó.

— Nada — el rubio cerró los ojos unos instantes, — tenemos que hablar de lo que paso en el salón.

Itachi no dijo nada, le causaba curiosidad saber lo que aquel muchacho pudo distinguir hace poco que logró espantarlo, sin tomar en cuenta el incidente del salón de clases en la mañana.

— Vamos — Naruto se levantó esperando a que el pelinegro lo siguiese.

No parecía ser buena idea hablar con alguien tan impulsivo como Naruto y aunque Itachi desease cerciorase de lo que el rubio había visto en el colegio no era mismo que él decidió tragarse su curiosidad.

— Ahora no. — Irguiéndose con elegancia natural se negó a la petición.

— ¿Cómo qué no? — El de ojos azules le miró enfadado — ¡Si te salve la vida maldita sea! — enfadado por tener que recurrir al chantaje presionó los dientes ante la serena expresión del otro.

— Lo sé y te lo agradezco. Pero ahora no tengo tiempo para hablar, otro día será. — Dijo antes de empezar a alejarse.

Odiaba esos malditos ojos negros llenos de soberbia, como si la mera existencia de Itachi fuese una bendición para todos, al menos Naruto lo percibía de aquel modo, sus manos se hicieron puños exasperado más por la tranquila expresión que el pelinegro le dedicó después de ese escueto agradecimiento.

Y antes de que pudiese darle alcance para reclamarle todo lo que quisiese un leve toque en su hombro le espantó, por reflejo se volteó tan rápido como pudo topándose con la lluvia que seguía cayendo nada más. Sus azulados irises se movieron de un lado a otro buscando algo… o a alguien.

— Maldita sea — masculló pasando el dorso de su mano por su frente, la sensación de que era observado tan solo incrementaba su malestar.

 

 

 

 

Cuando llegó a su casa se hallaba más que empapado, con cuidado abrió la puerta asomándose antes de entrar del todo. En completo silencio casi como un alma en pena se deslizo dentro cerrando la puerta tras suyo, al no divisar a su padre en la sala de inmediato se dirigió a su habitación para cambiarse de ropa y secarse el cabello, suspiró aliviado una vez encerrado entre las cuatro paredes que conformaban su espacio en aquella casa.

Con cuidado fue quitándose la ropa mojada dejándola a un lado, tendría que limpiar el piso después, tomando una toalla de una de las gavetas procedió a secar su largo cabello repasando los dos incidentes de aquel día.

 

 

 

El primero fue cuando llego al colegio, cuando apenas se asomó al salón y abrió las puertas corredizas su expresión quedo en blanco al apreciar allí en medio del lugar un sombría silueta, como si un estudiante estuviese de pie, lo borroso de la imagen le hicieron dudar y al dar un paso dentro para cerciorarse de lo que sea que estuviese en frente se acercó.

Su calmo semblante se vio afectado al ver esa distorsionada visión girarse permitiéndole ver un par de rojos y brillantes ojos que refulgían en medio de ese rostro completamente oscurecido. Se mantuvo en su posición sin moverse como si hubiese sido hipnotizado por ese carmesí que parecía mirar directamente en su alma.

Itachi solo reaccionó cuando algunos pasos se oyeron tras suyo, retrocedió girando con rapidez para salir de lugar, había algo dentro de esos ojos demasiado familiar, chocó contra alguien ni bien salió del salón, Naruto le miraba curioso y sorprendido. Fue que apartándolo en cuanto tuvo oportunidad pudo alejarse lo más que pudo.

 

 

 

Ahora que analizaba bien la situación, debían ser solo fantasías producto del cansancio o estrés, terminó de cercarse el cabello y el cuerpo remplazando la ropa mojada, agotado se deslizó entre su futón, debía estar muy cansado para haber alucinado dos veces el mismo día, ya que el incidente en la pendiente donde Naruto llegó de nuevo en el momento más oportuno, tal vez pudo tener un desenlace peor. Ignorando el ardor de los raspones en su piel intentó conciliar el sueño.

 

 

-*-*-*-

 

 

Notas finales:

¡No me odien! Ya sé que estoy tardando horrores con esta historia pero en verdad quería avanzar con otra que ya estoy por terminar, por ello estoy retomando este fic. Bueno pese a la pena de actualizar después de tanto tiempo muchas gracias a quienes se toman la molestia de leer y comentar, en especial a “keitynssjneko” y a “fabixchan69” por sus comentarios en el capítulo anterior.

Nada más que decir por ahora, de nuevo siento la demora, espero pueda seguir interesándoles este fic. Saludos.

Yae

Pd: ya sé que el título del capítulo parece un aviso en toda regla de parte mía, pero es el que salió.


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