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The fox & the crow por Yae

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IX.- “Afectos”

 

 

 

 

 

Precisos sus pasos descendieron por el desfiladero lo mejor que pudo, asiéndose de rocas y de las plantas que crecían fue bajando, Itachi iba detrás suyo sujetándole de vez en cuando, en especial en los momentos que Naruto parecía perder el equilibrio para evitar que cayese. Las gotas de lluvia que caían escasas del nubloso cielo poco a poco iban incrementándose advirtiendo el torrencial inminente.

— No deberíamos descender tanto.

— Tranquilo Itachi — Naruto sonrió confiado — no es la primera vez que hago esto. Ya casi llegamos — el estrepitoso sonido del caudaloso rio se fue intensificando.

Llegaron a las pedregosas orillas del mismo, entre las enormes rocas que lo rodeaban, las cuales garantizaban una dolorosa muerte para quien cayese sobre ellas.

Itachi quedó observando el paisaje a su alrededor, la flora que crecía a los lados y entre las piedras dándole un panorama grato solo hasta cierto punto… de todos modos Shisui había muerto allí.

— ¿Te gusta la vista? — el de ojos azules se paró a su lado cruzándose de brazos.

— No creo que solo hayamos venido a observar el paisaje.

— Me atrapaste — su sonrisa se afiló — te traje aquí para matarte, abusar de ti y lanzarte al rio después.

— Es una lástima que no trajeses ninguna arma contigo — el pelinegro ni se inmutó ante el peculiar y negro sentido del humor de Naruto.

— ¿Quién dice que la necesito? — Se carcajeó cuando Itachi se giró para verle con el ceño ligeramente fruncido — Estamos aquí porque quería hablarte de mi padre — su expresión se fue endureciendo.

— Me dijiste que él se suicidó.

— Así es — asintió señalando la pequeña casa en lo alto, casi en el naciente del rio — él trabajaba en la constructora cuando esta aun funcionaba, tenía una esposa que lo amaba, una familia… y un día simplemente decidió que no era suficiente.

Itachi se mantuvo en silencio escuchando, pese a haber sospechado casi de inmediato que tal vez el padre de Naruto no tenía muchos motivos para quitarse la vida, no dijo nada.

— Yo tenía ocho años… — se mordió la lengua — ese día yo quería darle una sorpresa… — presionó los puños conteniendo el enfado — fui a verle poco antes de que saliese…

— Naruto…

— Estaba colgado del techo, ¡con un maldito cable alrededor del cuello!

Se le veía enojado, furioso al recordar, más que tristeza claramente se le notaba enfadado, así que se guardó el pésame que quiso pronunciar, eso solo pondría más histérico a Naruto.

— ¿Es gracioso, verdad? — Sus azules ojos ahora le miraron fijos, con una sonrisa forzada en los labios — el ultimo recuerdo que tengo de mi padre es su rostro casi morado y sus ojos desorbitados.

 

Suicidio.

El ambiente se había puesto demasiado tenso de repente, el sonido del agua al chocar contra las rocas en su recorrido era lo más notable por sobre la lluvia que lentamente iba incrementándose.

— ¿En verdad crees que tu padre se suicidó? — preguntó.

Los irises azules mostraron las pupilas contraídas, arrugó el entrecejo, — no hagas preguntas estúpidas.

— Pero lo piensas.

— Mira Itachi — su tonó de voz se oía cada vez más irritado, como si en cualquier momento fuese a descontrolarse — no te conté esto para que hicieras hipótesis tontas, mi padre — pronunció con cuidado — Minato Namikaze se suicidó porque era un maldito bastardo a quien no le importó su familia, punto.

El otro suspiró mirando hacia el frente, ciertamente una persona que aparenta ser feliz podría ser desdichada realmente, pero eso solo era una posibilidad, Itachi creía realmente que Shisui no se hubo suicidado, por ello la idea de que el padre de Naruto tampoco lo hubiese hecho le era viable.

— Creo que esa cosa… — el rubio también suspiró — esa cosa que estamos viendo, eso que parece seguirnos podría ser mi padre.

Silencio.

Volvieron a quedar en silencio los siguientes segundos, la teoría de Naruto era bastante más descabellada oyéndola, pero si lo pensaba tan solo un poco… si en el remoto caso de que aquello que los perseguía era una entidad sobrenatural, podría considerarlo. Pero esa idea se alejaba de todo lo racional para caer en lo fantasioso.

— O… ese tal  Shisui.

Cuando los labios de Naruto pronunciaron el nombre de su primo Itachi de inmediato le miró, sus negros ojos se le clavaron fijos como preguntando de donde sacaba esa posibilidad.

— Me dijeron que él también se suicidó, porque estaba enamorado de ti… pero no tú de él.

— No es cierto — calló al responder aquello, no tenía caso hablar de algo que ya no valía la pena.

— ¿Entonces? ¿Había algo entre ustedes?

Negó un par de veces pero sin mirarle a los ojos, la lluvia cada vez era más intensa, — Sera mejor regresar Naruto, el clima está empeorando.

— Bien.

La expresión de enfado en el rubio era evidente, así como le contó sobre su padre, quizá debería platicarle sobre Shisui, inspiró hondo dando media vuelta para disponerse a subir por el escabroso sendero que utilizaron para llegar hasta ahí. Pero entonces le abrazaron por la espalda y claramente pudo percibir el aliento de alguien en su oído y antes de que pudiese pronunciar el nombre de Naruto, vio al rubio pasar a su lado con calma en tanto el agarre se intensificaba.

Sus ojos se abrieron estupefactos y un escalofrió le recorrió la espina, se giró bruscamente zafándose de la presa, sin embargo…

No vio a nadie.

Tan solo las gotas de lluvia caer una tras otra cada vez con más fuerza.

— ¿Estas bien?

La voz de Naruto le hizo reaccionar, algo nervioso asintió acercándose al rubio, había sentido el tacto de ese abrazo tan real que era hasta aterrador.

— ¿Estás seguro? — las rubias cejas se curvaron hacia arriba. — Supongo que no fue buena idea venir hasta aquí. — Veía a Itachi algo acongojado, como si de un momento a otro este estuviese inquieto y preocupado, suspiró tomándole de la mano para emprender el camino de regreso.

E Itachi agradeció que aquella mano le sujetase.

 

 

 

 

 

 

El aguacero caía copioso, pese a estar bastante mojados decidieron esperar bajo la única parada de transporte esperando a que la lluvia cediese un poco. Ambos se hallaban sentados en la minúscula banqueta de madera con el escaso resguardo que el lugar les proporcionaba, nuevamente los caminos se llenarían de barro y los pocos vehículos estarían varados por más tiempo.

— ¿Esta noche puedo quedarme en tu casa?

La pregunta de Naruto fue demasiado directa, el pelinegro se le quedó viendo esperando a que el otro terminase riendo o algo parecido.

— No quiero regresar a mi casa, por lo menos por hoy. — Prosiguió sin ver a Itachi, había recordado bastantes cosas con respecto a su padre, los momentos llenos de felicidad que vivió cuando aún tenía a su familia, por lo que regresar a la desoladora realidad que se encerraba entre las paredes de esa casa era algo que deseaba posponer aunque sea un poco.

Itachi lo meditó unos instantes y sin estar del todo seguro asintió.

 

Y solo cuando la lluvia amainó llegaron a la casa del pelinegro, para entonces ya había anochecido por completo dejando calles oscuras apenas iluminadas por los faroles en los postes, antes de llegar a casa del pelinegro este se detuvo.

— ¿Sucede algo? — Naruto también se detuvo a su lado cruzándose de brazos — si no quieres que me quede en tu casa, solo dilo de una maldita vez.

Itachi rodó los ojos, como era evidente el talento del rubio para sentirse agredido u ofendido con cualquier situación sin que le hubiesen dicho ni una palabra, — deja la paranoia — dijo en tono de ligero reproche — si mi padre te ve es más que obvio que no te dejara entrar.

— ¿Entonces? — arrugó más su entrecejo.

— Esperaras aquí, luego yo abriré la ventana — explicó volviendo a caminar esperando que el chico de ojos azules le obedeciese y para su fortuna fue así. Cuando volteo vio a Naruto sin moverse, tan solo se señaló el cuello dándole a entender que debía cubrirse, algo incomodó Itachi trató de jalar lo más que podía el cuello de su chaqueta, ni siquiera había tenido tiempo de verse en un espejo.

Con cuidado abrió la puerta evitando hacer el menor ruido posible, no quería encontrarse con su padre, se quitó los zapatos para dejarlos en la entrada, las luces estaban apagadas, caminó lento dirigiéndose a la sala primero.

Entonces las luces se encendieron.

— ¿Dónde estabas? — la molesta voz de su padre resonó en medio de la penumbra, este solo había encendido la luz de una lámpara que muy poco dejaba ver.

— Trabajando.

— ¿Trabajando? — Repitió sarcástico aun sentando en el kotatsu con un vaso de cristal y una botella al lado — ni que fueses una furcia para trabajar hasta esta hora.

El pelilargo no respondió, sus negros ojos buscaron el pequeño reloj sobre uno de los muebles para verificar la hora, había pasado bastante tiempo con Naruto pero sería muy exagerado creer que pasaran de las ocho de la noche.

Cuando vio los números en las manecillas notó su equivocación, daban más de las once, contuvo el aliento dos segundos, era imposible que hubiesen esperando tantas horas hasta que dejase de llover.

— Voy a preparar la cena.

— No te molestes — el adulto se levantó apoyándose en sus muletas — no tengo hambre — se fue acercando con ligera torpeza.

En consecuencia Itachi se encogió en hombros tratando de cubrir las marcas que Naruto le había hecho, pese a que la poca luz haría muy difícil el evidenciarlas.

— No quiero más problemas — se detuvo a dos pasos de su hijo — así que mide bien tus acciones Itachi, no te he echado a la calle simplemente porque me conviene — fría su mirada se paseó por el rostro sereno del más joven — pero podría considerármelo. — Dicho eso último, volvió entre sus pasos para encerrarse en su habitación.

Suspiró cuando se quedó solo, aunque estuviese molesto por las palabras de su padre se había prometido hace mucho años no abandonarlo, guardándose su congoja se apresuró a su cuarto para abrirle la ventana a Naruto, su habitación se hallaba en la planta baja por lo que no le sería difícil al rubio trepar hasta allí.

De un momento a otro toda la noche se hubo oscurecido más, los postes de luz se apreciaban demasiado lejos y a duras penas podía diferenciar lo que se supone estaba cerca.

— Naruto… — susurró, debía cuidar que su padre no se enterase de nada.

Se mantuvo varios minutos observando a la oscura noche, pese a estar con las luces encendidas el rubio no se había asomado, suspiró, seguramente se marchó enfadándose por alguna nimiedad como tener que esperar. Y en el preciso momento en el que iba a cerrar la ventana una mano le detuvo.

— ¿Te asuste? — el rubio sonreía casi colgado de la pared.

— Muy predecible — respondió divertido.

 

 

En cuanto Naruto estuvo dentro lo primero que hizo fue quitarse los zapatos y la chaqueta que llevaba para recostarse sobre el futon, como si aquella fuese su casa bostezó con poca elegancia. — Es bastante cómodo y huele bien… huele a ti, todo el lugar.

— Creo que es evidente — de nuevo se le quedó viendo desde el marco de la puerta

— Estoy hambriento —aclaró incorporándose — ¿no tendrás algún bocadillo?

Suspiró en silencio para asentir y salir de la habitación.

Y como dejavù Naruto se irguió para revisar el lugar, en especial el extraño armario buscando aquel ente que la última vez se mostró hostil por completo, pero por más que revisó cajones y todo lo que pudo no halló nada, mas por el contrario esta vez todo estaba demasiado normal.

— ¿Necesitas ayuda?

Respingó viendo a Itachi algo enfadado.

— Solo estaba revisando… la última vez… podría jurar que había alguien escondido en tu armario — inspiró hondo sentándose de nuevo.

Los negros ojos entonces giraron hacia el lugar señalado, dejando la comida que llevaba sobre el pequeño kotatsu de inmediato fue a revisarlo. — ¿Hablas en serio? — preguntó hurgando entre su ropa revuelta por el otro.

— Creo que acordamos que ambos estamos viendo cosas no muy “normales” — torció los labios.

— ¿Y viste a ese alguien?

— No, no alcance a distinguir nada.

 

 

No volvieron a hablar del asunto, Itachi acomodó otro futon en la habitación para el rubio quedando ambos bastante cerca debido al pequeño espacio del lugar. Así que cuando se acostaron para dormir podían verse de frente y fue de ese modo que apagaron todas las luces en la casa.

Con la poca luz que la luna brindaba colándose por la ventana Naruto poco distinguía del chico que estaba casi a su lado. — Esta casa tiene un primer piso… — sonrió ante su curiosidad — ¿Quién duerme arriba?

— Nadie — dijo — hace mucho nadie usa el piso de arriba.

— Hnn… si me lo preguntas, esta casa se ve demasiado aterradora —amplió su sonrisa en medio de la oscuridad — como esas de películas de horror.

— Supongo que si — suspiró — vamos a dormir Naruto.

El nombrado no dijo nada, sinceramente creía que esa noche seria perfecta para por fin acostarse con Itachi y acabar con ese asunto de una vez por todas, pero era innegable que la sensación de estar siendo observado le ponía nervioso… como si en cualquier momento le saltaran encima para exigirle que se marchara. Se incorporó un poco, lo suficiente para arrimarse con futon y todo hacia el pelinegro. — Mañana debo trabajar — le susurró — el día domingo podríamos…

— Tengo varios pendientes ese día — Itachi le interrumpió — pero ya en la tarde tendré tiempo libre. — Cuidadoso se acercó a Naruto para besarle en los labios con simpleza antes de volver a acomodarse.

— Bien, así será entonces — se mordió los labios ante el escaso contacto — el domingo en la tarde.

 

 

 

 

 

 

 

Curiosamente aquel día el cielo se hallaba escasamente despejado, pese a que grises nubes aun cubrían gran parte de este algunos trazos de sol lograban filtrarse. Pese a lo amigable del clima se sentía inquieto, buscaba alguna excusa para no asistir al encuentro planificado por su maestro, era inevitable no sentirse agobiado por la dichosa reunión en casa del adulto y más al no tener las más remota idea de las intenciones de este.

Que seguramente no serían nada inocuas.

Terminó de arreglarse para salir a prisas de su casa, pese a que no estuviese lloviendo llevaba consigo un paraguas y una bufanda oscura alrededor del cuello, las marcas de las mordidas hechas por Naruto aún eran demasiado llamativas.

Había previsto bastantes escenarios que Kakashi quisiera tratar, las preguntas que “tal vez” tan solo tal vez quisiera hacerle, aquel importante asunto que debían necesariamente discutir en casa del adulto, la bizarra excusa que este planteara para seguramente invitarle a pasar.

Y conforme a sus expectativas fue, el maestro le sonreía al verle en la entrada de su casa luego de haber tocado el timbre.

— Empezaba a creer que no vendrías — despreocupado le echó un vistazo a su reloj de mano — pero me alegra haberme equivocado. — Vestía unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca, demasiado informal agregándole el platinado cabello bastante desordenado, como si no se hubiese despertado hace mucho, incluso con la mascarilla que usaba solo cubriéndole graciosamente hasta la barbilla.

— No dispongo de mucho tiempo, ¿para qué me pidió que viniese?

La serena expresión de Itachi hizo al mayor sonreír en lo que se podía ver, se hizo a un lado para permitir la entrada, — hablemos dentro, Itachi y por favor… háblame de tú.

— Con permiso… Kakashi-sensei — enfatizó lo último con evidente sarcasmo a la vez que entraba en la propiedad.

 

 

 

 

 

 

 

Cuando Naruto despertó y notando de inmediato lo despejado del día se le hizo perfecto para salir cuanto antes de su casa, la mañana anterior había despertado junto a Itachi en la habitación de este y aunque solo quedaron abrazados, por primera vez le reconfortó el calor ajeno en una situación tan inocente. Pero ahora de nuevo estaba en casa, considerando con demasiada seriedad la repentina idea de irse, fugarse con el pelinegro y de algún modo llegar a Tokio, una vez allí tendría una y mil oportunidades.

O al menos así lo creía.

Y con esos pensamientos salió con una sonrisa en sus labios, inspiró profundo el fresco aire, la burbujeante sensación le hizo sentir ligero por unos instantes, quizá estaba tomándose demasiado en serio a Itachi y se sentía impaciente aunque odiase admitirlo porque llegase la tarde y llegar a verlo.

Sacudió la cabeza de un lado a otro.

Maldición.

Se mordió la lengua.

Concéntrate Naruto, ¡concéntrate!

Se reprochó.

­— Naruto-kun.

Y la vocecilla de hizo respingar, a unos pasos se hallaba Hinata, llevaba unos pantalones cortos negros y unas medias a juego, la blusa azul tan solo cumplía con el objetivo de hacer más llamativas sus curvas. La muchacha sonreía apenada.

El rubio se acercó algo dudoso, sin duda la chiquilla era muy guapa y dulce… demasiado dulce.

— Me alegra ver que estas bien, te… estaba preocupada.

Asintió recordando de inmediato las dos últimas palabras, mismas que Itachi le dijo hace un par de días y por esa razón esta vez también se guardó cualquier palabra ofensiva.

— Estoy bien Hinata — habló en tono agrio — ¿a qué viniste?

— Bueno… veras… quería que hablemos Naruto-kun.

La chica estaba demasiado nerviosa y era evidente, pero era la excusa perfecta para dejar de lado tontas fantasías sobre fugarse con cierta persona de nombre Itachi. — Acompáñame — indicó pasándola de largo y ella no tardó en seguirle.

Caminaron bastante casi sin dirigirse la palabra, hasta que la chiquilla de detuvo y por inercia el rubio también detuvo su andar, se quedó mirando a la chica esperando lo que ella tuviese que decir.

 

 

— ¡Yo sé que estas saliendo con Itachi-kun! — gritó sonrojada a mas no poder y cerrando los ojos.

Naruto quedó pasmado los siguientes segundos, pero antes de que Hinata pudiese decir algo más se lanzó encima tapándole la boca, — ¡¿de qué rayos hablas?! — Le reclamó notando los pequeños gemidos de la muchacha buscado respirar así que la soltó con brusquedad — ¡de donde sacaste esa estupidez!

— Los vi… — gimoteó sonrojada — últimamente siempre  estas cerca de él, incluso… incluso cuando dejaste de venir a clases yo le pregunte… pero sé que me mintió — hablaba entre balbuceos como deseando no ser oída.

— Hinata… — enfadado como pocas veces por la actitud de la chica la zarandeo levemente por los hombros — escúchame bien, no vuelvas a decir semejante estupidez.

— ¿Entonces… entonces no es verdad? — sus brillantes ojos le miraban esperanzados.

— ¡Por supuesto que no es verdad! — La soltó — a mí me gustan las mujeres — susurró quedito pero haciéndose oír. — Solo uso a Itachi para no reprobar en clases.

— Que bueno — sonrió aliviada — es que algunos… en el salón… — prosiguió dudosa — dicen que Itachi-kun y Kakashi-sensei se ven a escondidas.

— ¿Kakashi? — preguntó interesado, recapacitando en el acto — y… ¿Dónde se supone que se ven? — trató de aparentar desinterés sin conseguirlo del todo.

La chica negó empezando a jugar nerviosa con sus manos, — no lo sé Naruto-kun… supongo que en casa de alguno. Pero… eso no te importa, ¿o sí?

 

“— Tengo varios pendientes ese día — Itachi le interrumpió — pero ya en la tarde tendré tiempo libre.”

 

—No claro que no — suspiró. — No tiene por qué importarme.

 

 

 

 

 

 

— Ten — Kakashi dejó entonces sobre la mesita de cristal en la sala un par de vasos con gaseosa.

— En verdad tengo prisa, quisiera terminar con esto lo antes posible — aclaró sin tomar la bebida, estaba sentado en el sofá de color marfil.

— ¿Tanto así? — Sin dejar su expresión afable se acercó para sentarse al lado del chico — ¿entonces por donde debería empezar? — en tono sugerente se apoyó de lado contra el respaldar para ver el perfil del pelinegro.

— Si no se decide pronto, tendré que marcharme ahora — Itachi se giró, le miraba atento sin cambiar su expresión, pese a tener un mal presentimiento mantuvo la calma.

El entrecejo del adulto se arrugó ante el evidente desafío.

Varios segundos trascurrieron en silencio hasta que el más joven se puso de pie, — me retiro, lo veré mañana en clases sensei.

Entonces Kakashi se enfadó y en el preciso momento que Itachi daba el primer paso hacia la salida lo sujetó por el brazo, pese a que el más joven quiso evadir el agarre el otro fue más ágil logrando devolverlo al sofá con torpeza, aprovechando la oportunidad para subirse encima del chico.

— Que hábil resultaste para irritarme — afirmó asiendo con fuerza el brazo derecho del muchacho que le miraba rabioso — debo insistir, para que puedas regalarme algo más de tu tiempo.

Itachi guardó silencio analizando la situación, tener a su maestro encima ya era de por si realmente malo, pero el asunto empeoraría si no lograba apartarlo, cauteloso flexionó una de sus rodillas.

— No, no, no — el adulto negó algo divertido — seamos claros entonces… — hizo una pausa — estoy interesado en ti, Itachi.

— ¿Qué? — apenas articuló.

— Como lo has oído, mucho antes de que hubiesen rumores entre tú y Shisui — suspiró paseando su mirada con aquella cicatriz que rayaba su ojo izquierdo, enfrascándose en el rostro ajeno, carente de imperfecciones visibles, a esos ojos oscuros que parecían seducirle… todo en Itachi aparentaba hacerlo. Las llamativas pestañas, la perfecta nariz, los brillantes labios y la perfecta piel que se asomaba por el cuello…

Entonces lo notó, sus ojos se abrieron algo más sorprendidos haciendo obvio su hallazgo.

E Itachi también lo notó, se removió tratando de quitarse el peso extra que le aplastaba, pero su maestro hizo más presión para lograr arrebatarle por completo la bufanda que cubría aquellas vergonzosas marcas.

— Estas… estas… — Kakashi miraba casi espantado los múltiples “chupetones” que más parecían vulgares mordiscos estropeando la tersa piel — ¿Cómo puedes permitirlo? — se sentía dolido, traicionado de alguna manera, no tenía que pensar mucho para adivinar al responsable y eso lo enfurecía mas.

— Porque eso, solo me concierne a mi — Itachi estaba aún más enfadado, afiló la mirada.

— Tienes razón — inspiró hondo acerándose más, hasta llegar a rozar los labios del pelilargo, en un suave y cálido beso… el otro ni se movió, casi encogiéndose  su posición. Luego se levantó liberando al fin al muchacho que no dejaba de verle con enojo.

Cuando pudo incorporarse y ponerse de pie Itachi lo hizo con rapidez.

— No debió ser de este modo — dijo el mayor — solo quiero que tengas en cuenta que mi interés por ti es genuino, no tengo deseo alguno de lastimarte.

Pudo ver como Kakashi se retiraba luego de decir aquello, el adulto subió las escaleras hacia el primer piso dejándolo solo. Suspiró agotado, mas bizarra no pudo resultar la escena, a pasos lentos salió de la casa sintiéndose aliviado al cerrar la puerta tras de sí, la confesión de Kakashi se le hizo aterradoramente honesta, sus manos se pasearon por las marcas de su cuello sintiéndose mortificado.

 

 

 

 

 

 

 

 

Entró a su habitación casi tirando la puerta, exasperado aventó cualquier cosa a su alcance, estrellando incluso su puño derecho contra la pared.

Maldecía su brillante idea de haber ido a buscar al pelinegro en casa de Kakashi en lugar de la de Itachi, de no haberlo hecho seria aun ignorante de las ideas que su imaginación ya había elaborado tan solo por ver al Uchiha salir de la casa del profesor. Sus dientes presionaron entre si mientras insultaba hasta morderse la lengua de frustración, no tenía por qué reaccionar así, de todos modos el asunto con Itachi no debía ser importante…

Se supone que solo quería acostarse con el otro chico y nada más.

Se deslizó apoyándose en el muro, los azules ojos de Naruto hicieron amago de llanto ante la humillación de sentirse usado, usado por quien se supone debía usar. Bien podía estar exagerando, pero entonces recordaba la insistencia de su maestro por llamar a Itachi a dirección estando en el instituto y más ideas disparatadas se agolpaban en su cerebro, haciéndole sentir estúpido por haber creído en el “te quiero” que oyó de labios del pelinegro.

— Maldito Itachi — masculló dolido, se irguió pasando el dorso de su mano por sus ojos — acabemos con esto de una vez — con su infantil ego herido se puso a buscar entre los cajones de los muebles, hasta hallar el pequeño frasquito con esas pastillas blancas que le obsequiaron hace unos días. Sonrió a medias haciéndolas tintinear dentro del cristal.

 

 

 

 

 

*****

 

 

 

 

Notas finales:

Si, tarde unos días más… algunos inconvenientes que nunca faltan, ¿resulto aburrido el capítulo?, creo que ya se deben hacer una idea de lo que seguirá, muchas gracias por las lecturas y el apoyo. En especial por los reviews que me animan mucho.

Cuídense y nos leemos en el siguiente si este capítulo les resulto interesante.

Yae.


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