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The fox & the crow por Yae

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XVIII.- “Es tiempo”

 

 

 

 

 

— ¿Han visto esas películas donde hombres de trajes blancos se llevan a las personas para que nunca más regresen? — la mujer carcajeó ante su ejemplo.

— Pe… ¿Peligro bilógico? — Naruto casi balbuceó anonadado, pasó saliva dificultad mirando de soslayo a Itachi quien no le quitaba la vista a la que fuese la inofensiva enfermera de su instituto.

— Si, eso mismo — ella continuó hablando — hace al menos diez años que se descubrió un virus desconocido  en esta zona, luego de que se presentasen tantas muertes súbitas y suicidios por tanto tiempo dejo de tener gracia por ello debían investigarlo.

— Nunca tuvieron intención de que este lugar fuera evacuado — Itachi habló cayendo en cuenta al fin del meollo del asunto de los fantasmas.

— Y cómo hacerlo, aun no se sabía nada en concreto o si era un virus mortalmente infeccioso que pudiese desatar una pandemia, hasta donde sé mantuvieron todo en secreto para evitar que más ciudadanos migraran de este lugar ya en los últimos años nos encargamos totalmente de esto.

— Nunca fueron fantasmas entonces… — el rubio resopló aun algo confundido, sus azules ojos se pasearon por el diminuta consultorio notando recién lo vacío de las estanterías de medicamentos y lo antiguo de las paredes junto al mobiliario.

— Lo síntomas incluyen alucinaciones recurrentes en algunos casos, fiebre, malestar… en casos más avanzados sangrado interno. Pero son las alucinaciones las que normalmente terminan en “suicidios” digamos que… involuntarios de algún modo.

Negó varias veces dando tan solo un paso hacia atrás, no creía que aquello fuese del todo cierto, el suicidio de Hinata no podría deberse a eso… sabía que ella estaba enferma, ¿pero entonces?, ¿su padre también había muerto bajo las mismas circunstancias, deliraba por la fiebre y por ello se suicidó?, volvió a negar sintiendo que recibía demasiada información difícil de asimilar, el dolor de cabeza que padecía aumentó dramáticamente haciéndole presionar los dientes con fuerza.

— ¿Tanto dinero les pagan? — esta vez intervino el de cabellos plateados — para que personas como tú se infecten voluntariamente.

La mujer asintió desviando la mirada varios segundos. — Todos tenemos nuestras razones para aceptar este trabajo.

— El nombre del virus… — Itachi percibió la ligera aceleración en la respiración de Naruto y se acercó más al muchacho para tratar de sostenerlo si se desvanecía.

— Bueno… lamento no poder decirte eso, — se mordió el labio inferior al notar como Kakashi hacia amago de acercarse — en las siglas de los informes figura con una “P” y una “H” tal vez se refiera a las condiciones que necesita para incubarse y mantenerse latente como un “dulce hogar”.

Casi gritó cuando de nuevo el adulto la aprisionaba contra la pared encajándole su antebrazo en el cuello presionando lentamente.

— Habla claro.

— ¡Maldición!... Ugh… soy una simple enfermera Kakashi… que esperas que sepa — sollozó tratando de quitarse la presa que lentamente le cerraba la garganta.

— Tiene razón — el pelinegro afiló la mirada señalando con ello que la soltase.

El mayor bufó liberando a la mujer pero obligándola a sentarse en la metálica silla y buscando a su alcance lo que fuese para amarrarla siendo los cables de sujetaban algunos afiches lo único útil

— No tiene caso… aunque grite el hospital está casi vacío… — puntualizó cuando adivinó las intenciones de su supuesto novio para querer amordazarla — se han tardado mucho en esto, si quieren salir de este lugar ya es imposible, los limites están custodiados desde hace meses porque la zona de contagio parece estar expandiéndose.

— ¿Diez años y aún no han desarrollado una cura?

— Cuando el plantel médico es reemplazado es inoculado.

— ¿Hay una vacuna entonces? — Naruto estaba nervioso sentía como el entorno le daba vueltas mareándolo con rapidez.

— Yo que gano con esto Kakashi — la mujer sonrió con amargura ignorando al chico rubio — yo no decidí que los tratasen como conejillos de indias para estudiar el virus en su entorno natural, no tengo potestad para permitirles irse y si se les ocurre decirle esto al resto del pueblo solo ocasionaran que entren en pánico y cancelen el proyecto… ya deben imaginarse como terminarían todos de ser así.

— No se atreverían — masculló percibiendo por primera vez que la mascarilla que llevaba le asfixiaba.

— Un accidente, un incendio descontrolado… existen tantas maneras de desaparecer un lugar tan diminuto como este — sollozó encogiéndose en hombros — la mejor opción es que hagan de cuenta que nada sucede.

— ¡¿No hay una maldita cura?! — estalló casi histérico.

— Tranquilízate Naruto — Itachi le sujetó para que no se lanzase a la mujer — no se necesita una cura, ¿cierto? — indagó viendo de inmediato como ella respingaba.

— A… eres muy listo… — rió nerviosa moviéndose lo que sus ataduras le permitían.

Kakashi y especialmente Naruto clavaron sus miradas en el pelinegro.

— Itachi… — le zarandeó un poco deseando palabras claras que pudiese entender sin dificultad.

— El agua, la humedad, la lluvia… alguno de esos factores sumado a algún agente que solo puede sobrevivir bajo determinadas circunstancias resultan en ese virus, — dijo con sorna — si nadie pudiese irse o regresar de aquí sería imposible mantener todo en secreto por tanto tiempo.

— ¡Itachi! — le gritó más tenso aun, ¿por qué debía usar palabras tan complicadas para intentar explicar las cosas? Naruto se mordió los labios.

— No se necesita una cura Naruto — se giró para ver con detalle al nervioso muchacho — el virus no sobrevive fuera de esas condiciones, si nos vamos del pueblo…

— Es tan simple como irse para estar curado — Kakashi interrumpió.

— Si, así es — la mujer volvió a hablar — los alrededores del rio se han localizado como principal fuente de contagio, claro que también puede adquirirse por diferentes vías; sanguínea y sexual. Dependiendo de cada individuo los síntomas tardan años en presentarse o acelerarse en días.

— Entonces tenemos que irnos — tomó al pelinegro de un brazo — ahora.

— En cuanto se vayan voy a informar a mis superiores — la odiosa mujer intervino — comprenderán que no puedo confiar en que no hagan esto público una vez fuera del pueblo. Mátenme si quieren pero en cuanto se notifique que estoy muerta y los identifiquen será el gobierno quien los busque por todos lados.

— ¿Nos estas amenazando? — Le clavó sus enfadados ojos azules — esto es ridículo, si uno se cura una vez fuera de este maldito lugar, ¿Qué caso tiene retener a tantas personas?

— Son demasiado años Naruto… kun — canturreó sonriente — de revelar a todo el mundo que se usó por tantos años un pueblo con personas vivas como zona de estudio habría problemas por todo el país, la población estaría histérica… es decir, ¿quién les garantizaría que no se haga eso en otras partes de Japón?

Itachi suspiró, era cierto si el gobierno estaba al tanto del asunto revelarlo ocasionaría una crisis general.

—  Lo mejor es seguir como hasta ahora, tan solo son los decesos como lo más lamentable, pero todos los días mueren personas en todo el mundo por distintas causas. Hagan de cuenta que esto también forma parte de la vida — forcejeó en sus amarres.

Naruto quiso replicar pero al abrir la boca una vertiginosa sensación de dolor trepó desde su estómago ascendiendo hasta su garganta, a prisas abrió la puerta saliendo al pasillo.

— Debes tener la medicación con la que ustedes se inoculan — Itachi miró a la mujer.

— Da igual… por como veo a tu “amiguito” lo más probable es que solo mejore yéndose de aquí, pero como ya les dije en cuanto lo hagan los van a buscar, se prohíbe que las personas abandonen la zona en la época de lluvia intensa porque es justamente con ella que se propaga el virus, no queremos que mute en algún momento aumentando su resistencia si eso pasa… en verdad será una pandemia.

Con el sonido de las manecillas del reloj de pared como único sonido en el siguiente minuto el pelinegro salió del lugar sin decir absolutamente nada.

— ¿No vas a detenerlos Kakashi? Si esos chiquillos se van yo podría acabar en prisión o algo peor de no informarlo. Muerta.

El mayor pareció pensárselo, — hagamos un trato — suspiró pesadamente.

— No me amas, ni yo te amo, dame una razón de peso para que quiera ayudarlos.

— No la tengo — se acercó a la mujer apoyando sus manos en los brazos de la silla — pero aun así espero que lo hagas.

La vio encogerse en hombros.

Estaba agotada llevaba apenas medio año trabajando allí pero sentía como si fuesen años, la fugaz relación con Kakashi si bien nunca paso del sexo bastó para calmarla y seguir con sus obligaciones consiente de que el dinero que recibía cada mes serviría para toda su familia, sus hermanos y su madre que lo necesitaban indispensablemente. Gimoteó recordando a sus pequeños hermanos y a su enferma progenitora que trabajó hasta que sus huesos no pudiesen dar más para que ella fuera quien era ahora, Naruto e Itachi no podían serles más indiferentes pero por alguna razón en ese preciso instante sollozó con tristeza.

— ¿Lo harás?

Se tragó sus gimoteos inspirando hondo, — sabes… afuera llegó mucho material de laboratorio… y tanques de gas pero no dejaron a nadie capacitado para instalarlos… podría ocurrir un accidente por culpa de eso. Un accidente del que no podrían sospechar, uno que los obligaría a reconstruir este horrible hospital. Ellos son unos malditos Kakashi… vienen a recoger muestras pero escapan en cuanto empieza a llover.

— Estabas mintiendo, ¿no es así?, el gobierno no está involucrado en esto.

— No exactamente.

— En ese caso si tengo una buena oferta para ti — sonrió dentro de la máscara complacido al verla entre confundida y asustada.

 

 

 

— ¡Maldita… maldita sea! — Naruto se lavaba las manos con el agua del grifo que caía, el ardor general que recorría toda su tráquea se intensificaba al igual que el dolor de cabeza que le sugería que esta podría explotar de no mejorar pronto.

— Naruto… — Itachi se hallaba a unos pasos viéndole con sincera preocupación al notar las manchas rojas de sangre que se diluían con el agua del lavabo, — debes descansar.

— Tenemos que irnos — el otro suspiró limpiándose la boca con el dorso húmedo de su mano — me importa una mierda las amenazas de esa mujer, no podemos quedarnos más tiempo en este lugar.

— Es probable que haya algún tipo de resguardo a la salida del pueblo, quizá estemos rodeados por el ejército.

— No me importa — enfadado se dirigió al pelinegro — nos vamos ahora.

— ¿Ni siquiera piensas advertirle a tu madre?

El rubio se detuvo al procesar la pregunta, sus puños se presionaron y su mandíbula se tensó, —ella quería que me fuese… si Kushina sabe algo o no lo ignoro. Pero… — calló rememorando la despedida de hace una horas, en como la pelirroja le pidió disculpas y le advirtió de no regresar. — Yo no quiero que nos quedemos a morir aquí.

Itachi lo meditó algunos segundos, si no fallaba en sus cálculos cuando la temporada de lluvia pasase sería mucho más fácil salir del pueblo peor era evidente que Naruto y él empeorarían de quedarse más tiempo, tanto husmear cerca del rio probablemente había acelerado sus malestares. Y tal vez con algunos días más estarían muertos.

— Podemos ocultarnos, salir sin que nadie se dé cuenta. Si hacemos las cosas bien… Itachi no me dejes solo en esto, — suplicante tomó ambas manos del de cabellos negros para estrecharlas en las suyas.

Asintió suspirando suave después, Naruto tenía razón si querían salir de ese lugar debían planearlo cuanto antes.

 

Pero la estridente explosión que se oyó de uno de los pasillos sacudió la edificación haciéndoles tambalear.

— ¿Qué fue eso? — alarmado se asomó por la puerta oyendo algunos gritos con las rojizas llamas de un voraz incendio que se desataba carcomiese lo que hallaba a su paso. — ¡Tenemos que salir ahora!  

Apenas si tuvo tiempo de percatarse del origen del incendio antes de que Naruto le tomase de un brazo para empezar a correr y evitando menos que pudiese meditar la posibilidad de ayudar a quienes estuviesen dentro ya se hallaban fuera en la entrada principal. — Naruto suéltame.

El rubio siguió guiándolo rehusándose a soltarlo pese a los forcejeos de Itachi, el tiempo apremiaba y con algo de suerte podrían contar con la oscuridad de la noche para escabullirse entre las colinas. Volvió a apresurar sus pasos cuando el par de patrullas con las que contaba el pueblecillo se acercaban con las viejas sirenas sonando escandalosas.

— Kakashi y ella deben seguir dentro. — Cada vez algo más molesto el pelinegro se zafó pero sin dejar de caminar.

— No podemos volver… no vamos a volver… — con la persistente sensación de quemazón en toda su garganta continuó avanzando alejándose cada vez mas de las luces del pueblo, solo se detuvo cuando llegaron entre la arboleda de las afueras, presuroso se apartó para encorvarse contra algunos matorrales sintiéndose fatal.

— Tienes razón… — murmuró acercándose para ayudar al rubio rosándole levemente la frente con su mano percibió la evidentemente alta fiebre que asaltaba a Naruto.

— No quiero morirme maldita sea… no así, no aquí — resoplando se sobrepuso al malestar general que no dejaba de amedrentarlo con arcadas y la siniestra migraña que hacía latir sus sienes torturándolo.

— No vas a morir Naruto — le aseguró analizando el entorno segundos después, hilvanando un plan simple y efectivo, descartando posibilidades para pulir las mejores opciones ante cualquier percance que pudiesen enfrentar, — ¿puedes caminar?

— Claro que sí, — irguiéndose con suficiencia retomó la marcha — recuerdo que mi padre decía que entre las montañas habían pequeños senderos.

— La lluvia probablemente los haya humedecido — dijo de inmediato notando como algunas gotas cristalinas caían del cielo — tenemos que alejarnos los más posible antes de que la lluvia se precipite.

Asintió dejando que el pelinegro lo guiase, su estómago se revolvía a cada instante dificultándole los pasos. Podía apreciar la coleta del otro, esos cabellos negros largos sujetados balanceándose al ritmo de las pisadas del pelilargo.

Cuestionándose entonces como pese a todos sus malos ejemplos, sus estúpidas acciones, a sus tontas perdidas de control… a pesar de todos sus defectos y la cruel realidad en la que habían vivido desde hace años Itachi podía seguir sorprendiéndolo con lo perfecto que era, con su enorme capacidad de corregirlo y aceptarlo sin obligarlo a cambiar de ningún modo.

Contuvo la respiración tan solo tres segundos exactamente.

No era merecedor de alguien tan impecable.

Y verle sería el recordatorio constante de aquello, de lo afortunado que era por haber conseguido ser importante para Itachi.

Pero jamás habría podido lograrlo de Shisui seguir vivo.

Se detuvo.

— ¿Lo amabas verdad? Eran pareja.

Los negros ojos voltearon deteniendo su caminata al ver al rubio sin moverse, notoriamente tenso formando puños con sus manos.

— ¿De qué hablas?

— De tu primo y tu… Shisui. — Se mordió el labio inferior cuestionándose por primera vez la razón por la cual Itachi nunca repelió ninguno de sus acercamientos, si cuando se toparon aquella mañana en el pasillo de su instituto le habló desdeñoso y agresivo. Para luego de un par encontronazos después jamás reclamarle por ellos cuando Naruto quiso cambiar los términos de su relación, sin rehuir ninguno de sus besos, sin reclamarle por su bastarda actitud.

— Sí. — Respondió sincero girándose del todo para que pudiesen verse frente a frente, — pese a ser primos Shisui y yo estábamos juntos — se mantuvo impasible cuando divisó los blancos dientes del rubio presionarse furiosos entre sí.

— ¿Y yo? — Dudoso le miró a los ojos.

— Ahora tu y yo estamos juntos — se apresuró a decir acercándose lo más posible — Shisui murió hace tiempo ya.

— Si siempre he sido un imbécil contigo… ¿Por qué accediste a que me acercase más? — sentía haberse vuelto una bomba viva, el nerviosismo se le antojó como la mecha que se consumía tentando a hacerlo estallar en miles de pedazos de continuar carcomiéndose en dudas.

— Porque yo lo decidí así, simplemente por eso — musitó — porque quería que lo hicieras, porque tu cercanía me gustaba, porque a pesar de todo tu cinismo lograbas que contuviese la respiración tan solo al verte.

Naruto sonrió algo aturdido sin estar del todo seguro de cómo interpretar esas palabras, consciente de que no podría definir el momento exacto en que se enamoró de Itachi tampoco; pasar de la antipatía, de la simple atracción… al amor, a la necesidad implacable de mantenerse cerca de la persona de sus afectos y nunca más apartarse bajo ningún concepto.

Si, que maniática resultaba su forma de querer. Codicioso y egoísta.

Ya lo sabía, aun así no le importaba.

Y lo más maravilloso era que…

A Itachi tampoco le importaba.

 

Minado por tan encantadora sensación hizo caso omiso de sus malestares para besarlo, atraparlo en sus brazos y regodearse en los dulces labios que le recibían complacidos.

 

A pesar de lo condenable de la situación, del poco tiempo que disponían correspondió, Itachi también aferró a Naruto sintiendo su propia ansiedad disminuir con el gustoso beso, si bien era cierto que hubo amado a Shisui y aun lamentaba su muerte, desde que pudo escabullirse cómplice junto al rubio compartiendo en cierta manera la pena de serle indiferente a tu familia es que dejó de pensar con tanta frecuencia en su primo. Habían actuado como refugio del contrario era evidente pero eso ahora carecía de importancia, ahora el ruinoso pasado de ambos ya no se reflejaba malicioso a torturarlos, podrían hablar de ello sin seguir lamentándose puesto que el futuro se prometía alentador.

Pero para alcanzarlo debían salir de allí.

“Cuando decides abandonar algún lugar es mejor no mirar atrás,”

Y recordándose las palabras de su fallecido familiar cuando el beso se dio por finalizado tomó al rubio de una mano para que siguiesen caminando, — démonos prisa Naruto tendremos que caminar toda la noche.

— ¿No iremos por las montañas? — preguntó suspirando, siseando cuando la jaqueca infernal regresó.

— Tardaríamos más y es peligroso. Atravesar el bosque y salir por las laderas de la carretera es lo mejor.

— Claro, si alguien nos da un aventón a Tokio — sonrió a fuerzas inspirando hondo, no me siento bien, quiso agregar pero se abstuvo no podía retrasarlos.

Las gotas de lluvia siguieron cayendo cada vez con mayor frecuencia dificultando su recorrido, el tiempo fue consumiéndose entre el sonido de sus pisadas y su respiración cada vez más agotada siendo la casi nula luz de luna su guía.

— Sera mejor descansar — sugirió el pelinegro deteniéndose de súbito para jalar a Naruto agazapándose ambos entre algunos matorrales.

— ¿Qué sucede? — cuestionó confundido.

— Shs — lo chitó asomándose de su escondite entre los arboles dirigiendo su vista a las luces de la carretera que se divisaban mucho más adelante, — ya estamos cerca.

— ¿Y porque nos detenemos? — También dirigió su atención a lo que el otro veía — tenías razón — dijo en tono bajo al notar a las personas que circulaban como custodiando los límites, sin poder apreciarles con claridad no pudo distinguir si se trataban de soldados armados o algo parecido debido a la distancia.

— Debe haber otra ruta.

— Si regresamos vamos a tardar más y la lluvia está empeorando — aclaró cubriéndose mejor con su chaqueta, al menos agradecía que Itachi llevase una bufanda y un buen abrigo.

— No tenemos más opción Naruto, — con cautela empezó a regresar entre sus pisadas.

— Debí traer un maldito reloj — masculló algo enfadado siguiendo al pelinegro.

Rodearon algunos kilómetros hacia  el oeste llegando hasta lo que parecían enormes tuberías de desagüe pero los oscuros túneles eran custodiados por unos cuantos hombres armados, con una blanca camioneta estacionada a un lado con algunos toneles metálicos apilados más allá.

— No podemos ir por acá — susurró el rubio.

Itachi asintió retrocediendo un poco.

— Espera aquí, iré a ver si hay más personas por aquí cerca — Naruto se alejó dejándole solo, con sigilo trató de acercarse más para poder oír algo de lo que esos hombres murmuraban.

 

— Esta lluvia está empeorando, ¿cuándo terminamos con esto? — Reclamaba uno cubriéndose lo mejor posible con el impermeable que llevaba — no nos pagan lo suficiente.

— Tienes razón, nadie ha intentado irse de este maldito lugar en meses, no le veo el caso a vigilar todas las noches — bostezando el otro se acomodó mejor apoyándose contra el automóvil.

 

Con la poca información obtenida Itachi se apartó buscando al rubio que tardaba ya demasiado en regresar.

— ¿Esta extraviado?

La voz desconocida le hizo respingar, se giró viendo a un hombre vestido de uniforme –supuso por la botas que usaba- y llevando encima un grueso impermeable azul.

— Si… en la carretera se paró el motor de nuestro auto y buscaba algo de ayuda — explicó manteniéndose calmado.

— ¡Oh! — Sonrió algo divertido — bueno debo sugerirle que se aparte de esta zona, es muy peligroso deambular a estas horas, lo más prudente hubiese sido que se quedase en su vehículo hasta el amanecer.

— Y… ¿usted quién es? — dio un paso hacia atrás notando la lluvia empeorar a cada segundo que avanzaba, ya tenía el cabello por completo empapado y resultaba muy difícil distinguir los sonidos del entorno por el ruido de las gotas. — Para haberlo encontrado por aquí.

— Solo cumplo con mi trabajo, ha habido reportes de personas desaparecidas por estos alrededores. Acompáñeme por favor por allá esta nuestra camioneta, una vez que la lluvia pase lo ayudaremos con su automóvil — hizo amago de acercarse pero Itachi retrocedió un paso más.

¿Un policía?, no lo parecía, no creía que fuese uno y tampoco consideraba que hubiese creído la mentira que le inventó del coche descompuesto.

— No, regresare a mi auto descuide.

— Acompáñeme por favor — la voz se oyó amenazadora de repente pero no hizo al más joven inmutarse pese a ello. — No puede marcharse así.

Previniendo la evidente presa del otro Itachi se apartó con rapidez evadiéndolo por completo. Pero ni bien lo hizo el hombre pareció buscar entre sus ropas sacando de inmediato la pistola con la cual le apuntó.

— Acompáñeme por favor — repitió por tercera vez — esta zona está restringida a civiles.

Repasando sus opciones Itachi se preguntaba donde rayos podría estar Naruto que aún no daba señales de volver, temía que ya lo hubiesen atrapado. De ser así resistirse no tendría sentido.

Pero como invocado el rubio emergió de detrás del hombre lanzándose con tal impulso que cayeron ambos a un lado sobre las rocas y el lodo. Forcejeando por el arma Naruto fue empujado contra el grueso tronco de un árbol quejándose por el impacto, dejando al peligroso hombre ponerse de pie.

 

— No me hagan repetirlo de nuevo muchachitos… acompáñenme por favor — vocalizando con cuidado el fornido hombre sonrió limpiándose la boca  con una mano después.

— Estúpido… — quejándose el rubio se puso de pie mascullando varios improperios, estaba mareado y afiebrado con las articulaciones entumiéndose con cada minuto que avanzaba.

— Esta bien.

Sus azules ojos se abrieron algo más al notar como Itachi levantaba ambas manos rindiéndose sin haber intentado siquiera algo, estupefacto solo reaccionó cuando ese sujeto le empujaba para que caminase en dirección de los demás hombres, enfadado obedeció levantando las manos también… no entendía el porqué de la repentina docilidad del otro.

 

 

— Encontré a estos muchachos deambulando cerca, dicen que se descompuso su automóvil en la carretera — anunciaba su captor a sus compañeros que les miraron curiosos.

— Bien primero confirmaremos sus identidades — otro sonreía complacido acercándose a Itachi para verle mejor en medio de la lluvia, tomándole del mentón con fuerza analizó con más cuidado sus facciones — mierda, — protestó — tenía que ser un chico.

 

Otros dos carcajearon ante la decepción de su compañero, — pero aun así está muy bonito, puedes hacer de cuenta que es una mujer — sugirió burlón uno de ellos a la vez que trataba de encender un habano bajo las gotas de agua que disminuían lentamente.

 

Maldito, no te atrevas a tocarlo.

Naruto se mordía los labios conteniéndose para no brincarle a esos estúpidos hombres y molerlos a golpes, notando recién que todos parecían estar armados.

— Ya, ya, dejen eso — reprendió quien los había capturado — que aún no sabemos si vienen de la ciudad o son desertores — señalándoles la camioneta a ambos muchachos los instó a seguir avanzando hasta quedar al lado de las puertas que se hallaban abiertas. — Lo siento mucho pero tendrán que quedarse aquí hasta que la lluvia pase. Amárrenlos — ordenó de ultimo entrando en la parte de atrás de la camioneta, — y apaga esa maldita cosa que es peligroso.

— Con este maldito frío tengo que calentarme con algo o yo también querré cogerme a un chico — bufó el del habano.

— ¿Cuáles son sus nombres? ¿Hacia dónde se dirigían? — empezó a interrogar uno en tanto otro de los sujetos se disponía a colocarles las esposas.

— ¿Por qué tendría que darle mi nombre a un estúpido que no sé si es un matón de cuarta o un simple macarra de callejón? — venenoso el rubio sonrió desafiante percatándose de que la lluvia cesaba completamente.

— No te pases de listo niño — enfadado le tomó de los cabellos — que tú y tu amiguito escogieron el peor lugar para vacacionar.

Presionando sus dientes con fuerza Naruto pudo ver de lado lo que guardaban dentro de esa blanca camioneta, un par de largos tanques de lo que parecía gas se asomaban.

— Sus nombres. — exigió tirando con más fuerza de las hebras blondas.

— Tengo las identificaciones en uno de mis bolsillos — Itachi al fin habló logrando sacarle otra mueca de estupefacción al de ojos azules.

— Yo me encargo — complacido se dispuso a registrar al pelinegro quien lo confundiese con una mujer.

Pero antes de siquiera lograr colar sus manos entre la ropa de Itachi, este había retrocedido medio paso dándose el suficiente espacio para poder jalarlo con las manos esposadas del cuello del impermeable que llevaba y asestarle un golpe con la rodilla en plena nariz.

— ¡Argh! — gritó cayendo al piso retorciéndose de dolor cubriéndose la nariz rota que sangraba a borbotones.

 

Y aprovechando los segundos de sorpresa Naruto que aún tenía las manos libres se fue sobre otro golpeándole en el rostro para de inmediato utilizar todo su antebrazo contrario para repetir el golpe tratando de ocasionar el mayor daño. Retrocedió en cuanto oyó un disparo que le había rozado el hombro incrustándose la bala justamente en uno de los tanques de gas logrando una fuga inmediata que provocó al contenedor caer aun dentro de la camioneta.

 

 

 

— ¡Maldito estúpido no dispares! — gritó otro apuntándoles a ambos chicos viendo como el pelinegro ya tenía en sus manos el arma de su compañero.

 

El gas se liberó por la fisura con tremenda fuerza concentrándose dentro de la camioneta el blanco combustible que hizo al hombre que se hallaba ahí gritar tratando de salir.

Naruto temiendo una explosión poco probable aprovechó la toxica nube inflamable para lanzarse sobre Itachi apartándolo lo más que pudo de la camioneta. Pero las fracciones de segundos fue lo único con lo que pudo contar antes de que el combustible expandiéndose alcanzara el habano encendido del hombre que inútilmente intentó arrojarlo lo más lejos posible.

La diminuta flama fue suficiente para que el gas se convirtiera en fuego concentrado en el interior del vehículo ocasionando un voraz incendio que le saltó al brazo que sujetaba la colilla quemándole el rostro pese al impermeable empapado que llevaba encima.

 

— ¡El otro tanque! — gritó frenético otro sujeto retrocediendo al temer que el fuego calentase el cilindro intacto a tal grado que provocase una catastrófica explosión. Solo oía los gritos de su compañero que dentro de la camioneta daba de tumbos tratando de salir del fuego aglutinado en el reducido espacio.

 

Itachi apreció las llamas con detalle en tanto los brazos de Naruto actuaban como escudo ante el inminente desenlace oyendo la estruendosa explosión del segundo tanque que desmantelaba el automóvil sabiendo que allí iban a morir, cerró los ojos estrechando al rubio con fuerza deseando poder seguir a su lado si es que existía un… “más allá”.

 

 

No te vayas, no me dejes.

Aunque el mundo esté en llamas.

Aunque mi corazón este destrozado.

No te atrevas a marcharte.

 

 

Pero allí junto a la dolorosa sensación de su piel calcinándose no fueron solo los brazos de Naruto los que percibió, la calidez de la nostalgia lo embargó sin estar seguro de si era igual a los dulces besos y arrullos de su madre o el amparo que su primo le brindaba.

Y sin importar cuales fuesen esa sensación no desapareció.

El desastre entonces no los alcanzó.

 

 

 

 

.

 

 

 

“Largo de aquí” la firme voz de Fugaku le hizo sentir como un niño nuevamente, allí se hallaba acurrucado en un rincón cubierto con las pocas cobijas del futón limpiándose la boca con urgencia del blanco simiente de su primo que terminó en sus labios y allí estaba Shisui de pie habiéndose colocado a prisas los pantalones para encarar al encolerizado adulto que les veía con genuina decepción y asco mezclados en su expresión.

“No voy a dejar a Itachi solo” el joven aseguró “aceptare cualquier responsabilidad.”

“Que responsabilidad podrías sobrellevar por corromper a tu propio primo” la endurecida mirada se afianzó “si tus padre viviesen…”

“Pero no es así” se mantuvo firme si apartar la mirada ni por un instante “te pediré perdón si es necesario Fugaku-san, me llevare a Itachi y yo velare por el si decides echarlo, pero sin importar que digas o hagas conseguirás que me aparte de su lado”

No fue un desafió ni nada parecido, simplemente había señalado lo que estaba dispuesto a hacer e Itachi se sintió por primera vez seguro, seguro de que su primo no le fallaría.

 

.

 

 

 

 

 

“¿Estas preocupado por algo?” preguntó acercándose a su primo notándolo algo distraído.

“No he podido dormir bien últimamente” Shisui sonrió acercándose al Uchiha más joven que le miraba desde un lado del mostrador de la pescadería de aquellos ancianos. “Te dije que este era un trabajo sencillo.”

El pelilargo asintió, hace unos días por sugerencia de su familiar había aceptado el empleo, pese a que el dinero le caía de maravilla no le gustaba haber obtenido el puesto quitándoselo a Shisui argumentado este ya tener otro trabajo.

“¿Cómo te va en el hospital?”

“Muy bien, hay algunas cosas que se me hacen extrañas no hay muchos pacientes que digamos, no es que eso me moleste” su impecable sonrisa se mantuvo “No es una pregunta de confianza pero, ¿te quedarías conmigo?... Itachi”

“Creí que querías irte a Tokio” algo apenado también sonrió.

“Me refiero a quedarte a mi lado, aquí, en Tokio. No importa el lugar si tu estas allí conmigo será un maravilloso hogar” aprovechando la poca distancia que los separaba aprovechó para besar los labios de Itachi con suavidad.

 

“Shisui-kun deja trabajar a Itachi-san” la amable anciana se acercó por atrás sorprendiendo a ambos jóvenes “si mi esposo llega a verlos va a enfadarse mucho” arrugando más su rostro esbozó una amplia sonrisa.

“Lo lamento” se disculpó viendo como el pelilargo apartaba la mirada notoriamente sonrojado. “Tienes razón oba-san, así que mejor me voy antes de que llegue algún cliente”

“Bueno pero si te quedas puede que atraigan más clientes con esas escenas más cariñosas” bromeó riendo junto con el Uchiha mayor poniendo más incómodo a Itachi si eso era posible.

 

 

.

 

Estaba preocupado, en los últimos días Shisui había estado trabajando demasiado, ya casi no se veían y el poco tiempo que lograban compartir le bastaba para confirmar que su primo quería decirle algo que no se atrevía.

Tal vez terminar con su relación.

Negó con entusiasmo descartando la opción, tenía que tratarse de un asunto importantísimo para que Shisui estuviese tan ocupado.

“Ya lo tengo” la sonrisa encantadora del de cabellos cortos le devolvió la tranquilidad.

“¿El qué?” preguntó ingenuo cuando el otro le dio alcance caminando ambos rumbo al lugar donde vivía el mayor.

“El día libre”

 

 

Ese fue un día espléndido, como hace tiempo pasearon por varios lugares del diminuto pueblo y terminaron entre las blancas sábanas del futón de Shisui al llegar la noche.

“Vamos a irnos juntos Itachi”

“¿A Tokio?” interrogó acomodándose mejor en los brazos de su primo.

“Si, lo mejor será irnos allá”

Y un diminuto beso en su frente fue lo último que conservó.

Cuando llegó el amanecer se halló solo enterándose horas después de que el cadáver de Shisui había sido encontrado a las orillas del rio, destrozado y casi irreconocible por las rocas a las cuales saltó. Itachi no quiso creer que lo hubiese abandonado con tal sencillez.

Un suicidio no podía ser la razón.

 

 

 

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Su cuerpo exánime fue rehabilitado por el abrasador calor que rodeaba su entorno, sus párpados se abrieron lentos dejando que sus pupilas se entornaran lo suficiente para reconocer su rededor. La jaqueca infernal que lo asaltó nada más segundos después no fue impedimento para que se incorporase del rasposo piso donde hace nada se hallase inconsciente, el pitido estridente de sus tímpanos lastimados le hizo encogerse en hombros algunos instantes.

Las serpenteantes llamas que se pintaban detrás suyo se elevaban majestuosas hacia el cielo oscurecido recubriéndose por el humo y las cenizas que revoloteaban en el viento.

Se cubrió la boca tosiendo cansado, no tardó en distinguir el lánguido cuerpo que yacía a un par de metros de distancia distendido con una gran mancha de sangre manando de uno de sus brazos. Y cuando quiso acercarse a ayudarlo siseó presionando los dientes al percibir un lacerante dolor en una de sus piernas, rápidos sus negros ojos viajaron examinando su extremidad inferior buscando la zona dañada.

Lucía varios cortes que iban desde su tobillo subiendo por su pantorrilla derecha seguramente por culpa de la explosión de hace poco que le había dejado quemaduras en sus brazos, retirando algunas astillas que lo laceraban se aproximó al otro chico moviéndolo con cuidado para poder examinarlo, — Naruto… — lo llamó en un murmuró — tenemos que irnos.

Los azules ojos tardaron en abrirse seguidos de quejidos por parte del rubio quien sujetándose la cabeza se incorporó por su cuenta — mi cabeza… — se quejó sobándose la frente con el brazo ileso sintiendo también quemazón en varias partes del cuerpo sin llegar a ser preocupante.

Contra todo pronóstico estaban casi ilesos.

Los cadáveres de los hombres que les apresaran de hallaban desparramados calcinados humeando alrededor de la camioneta que seguía en llamas iluminando la noche.

— ¿No estamos muertos… o sí? — exhausto el rubio se ponía de pie.

— No lo estamos — imitó la acción del otro acercándose a Naruto para ayudarlo a caminar pese a aun tener las esposas aprisionándole.

— Sabes… oí la voz de mi padre — sonrió en medio de su mueca de dolor — y pude sentir como me abrazaba igual que lo hacía cuando era un niño.

Itachi correspondió el gesto brevemente, — debemos irnos Naruto, el fuego no tardara en alertar a más de estas personas.

— ¿Crees que podamos llegar a la ciudad?

— Si seguimos intentándolo, claro que sí.

 

 

 

 

 

 

Nervioso se paseaba por su amplia oficina releyendo una y otra vez los papeles que tenía en manos, casi estaba sudando y los vértigos en nada ayudaban. Terminó con su café espabilándose un poco.

“Debo hablar con Mikoto” se decidió al fin saliendo a prisas del lugar.

“¿Señor Minato, va a salir?” su secretaria al verlo habló, apenas daban las 8:15 de la mañana.

“Regreso enseguida” anunció tomando su chaqueta abandonando la constructora que dirigía, caminó a pasos rápidos llegando hasta al hospital del pueblo hallando a una hermosa mujer de cabellos negros que terminaba de cargar algunas cajas en su pequeño automóvil gris. “Mikoto” la llamó acercándose de inmediato.

“Oh Minato-san buenos días” ella sonrió dulce dejando su labor “ya iba a irme a la ciudad para traer más insumos, esta vez llevare a Itachi conmigo” explicaba buscando a su pequeño hijo con la mirada “donde se habrá metido… allá esta” lo vio a unos metros jugando. “¿Cómo están Kushina y Naruto?”

“Mikoto… terminaron los análisis de las bacterias del rio” le entregó las hojas arrugadas.

“¿Y esto?” algo confundida revisó los documentos “… si es un virus” balbuceó cambiando su expresión “tenemos que decirles a todos…”

“Espera” él la interrumpió “si hacemos eso podríamos complicar las cosas”

“¿Entonces?”

“Voy a recoger todos los documentos de la constructora y hablare con algunos de los trabajadores para que coloquen algunas mallas para evitar que más personas se acerquen al rio”

“¿Y yo? Tengo que sacar a mis hijos y esposo del pueblo” arrugando más las hojas juntó sus manos en señal de súplica.

“Yo también quiero proteger a Kushina y a Naruto” los azules ojos se entornaron “pero debemos pensar en el bienestar de todas las personas que viven aquí y las que no. Antes que nada te pido que vayas a Tokio y hables con quien sea necesario para hacer público esto, si los medios se enteran será imposible que nos obliguen a permanecer en cuarentena sin hallar una solución.”

Mikoto asintió guardándose sus sollozos, Minato tenía razón. Poco sabían de ese virus y de marchase podrían proliferarlo sin medir las consecuencias. “Me iré de inmediato.”

“Ten cuidado” inspiró “infórmame en cuanto regreses,  hablare con ellos y les diré que los resultados aún no estas confirmados, deshazte de esas hojas” encomendó alejándose dándole un leve vistazo al pequeño hijo de su amiga que también le veía con cierta curiosidad.

 

 

 

Cuando hubo vuelto se encerró en su oficina bufando preocupado, ese día había quedado de ir de compras con su pequeño hijo pero empezaba a sentirse realmente enfermo.

“¿Sucede algo?”

Una voz al fondo le hizo respingar, reconociéndola de inmediato afiló la mirada, “como entraste.”

“Tus trabajadores están  muy ocupados con el proyecto Minato, incluso tu secretaria se toma demasiadas pausas para el café” la irónica voz carcajeó unos instantes “¿y bien, tienes los resultados?”

“Aun no”

“¿Estás seguro?”

“Lo estoy… “cuando quiso acercarse a la otra persona en la habitación sus piernas les fallaron obligándolo a quedar de rodillas en el piso con la respiración cada vez más apresurada.

“¿No me digas que tomaste el café esta mañana?” otra risa resonó “eres demasiado bueno Minato y nuestro proyecto necesita a alguien con más… visión.”

Quiso replicar pero podía sentir como la garganta se le iba cerrando cortándole la entrada de oxígeno.

“Recibimos órdenes hace unos días, vamos a dejar esto en un intervalo por ahora, no contamos con muchos recursos. Da igual los resultados pero has sido retirado del proyecto, lo lamento Minato pero tú y Mikoto quedan fuera.”

 

Antes de que su borrosa vista se nublase por completo evocó a su amada esposa y a su adorado hijo lamentándose no poder hacer más por ellos.

 

 

 

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Se acurrucó abrazándose las rodillas en tanto se acomodaba mejor para poder ver por la ventana las luces de la ciudad, soltó un suspiro quedo mientras sus negros ojos trataban de hallar algo interesante en su horizonte.

— ¿Sasuke? — la voz de una mujer se oyó al otro lado de la puerta de su habitación en penumbras. Instantes después la perilla giró dejando entrar a una mujer algo mayor que llevaba en manos una bandeja con un plato de arroz, vegetales y carne junto al vaso de jugo, — tienes que comer un poco… vas a enfermarte.

No le prestó atención a la mujer y siguió en su labor inútil de contemplar el paisaje.

— Tu padrino ya me dijo que no tiene caso ir allá, las cosas están un poco complicadas y de todos modos no podríamos hacer nada. — Suspiró al ser ignorada para dejar la comida sobre el buró y salir de nuevo de la habitación dejando al muchacho de trece años solo.

— No tiene caso… — repitió para sí encogiéndose más enterrando su rostro en sus brazos, — Itachi no está muerto, no puede estarlo.

 

 

 

 

 

 

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Estiró los brazos desperezándose en la silla donde estaba sentado, el libro que leía se hallaba abierto sobre la mesa de esa gran biblioteca.

— ¿Ya terminaste? — Se acercó al muchacho que leía, llevaba en manos un par de latas de gaseosa dejando una sobre la mesa procediendo a abrir la otra, — estoy aburrido de esperarte.

— Te dije que podías ir sin mí, aún tengo mucho que estudiar Naruto — sonrió ante el puchero de enfado del rubio.

— No quiero ir solo Itachi, de seguro que en la fiesta estarán Sai y Shikamaru voy a aburrirme si tu no vas — se quejó casi recostándose sobre el mueble para quedar delante del pelinegro con aire melodramático.

— No tengo ánimos para salir de fiesta — argumentó retirando su libro de debajo del rubio.

— ¿Es por tu hermanito? Nagato dijo que aún es muy pronto, solo ha pasado un año desde que estamos aquí en Francia, no quiere que contactemos con nadie.

— Ya lo sé — resopló poniéndose de pie. Haber logrado salir de Japón con la ayuda del familiar de Naruto había sido toda una fortuna pero para evitar riesgos no había podido contactar con su hermano menor para decirle que se encontraba bien y no veía el momento de poder verlo de nuevo.

— Oye… hay algo que quería preguntarte hace mucho, — el de ojos azules también le levantó — ¿en verdad ya no piensas que se trataban de fantasmas?

— Naruto… tú mismo estuviste ahí cuando ella dijo todo — paseándose por el amplió lugar buscó con la mirada entre la estanterías llenas de libros algún título que llamase su atención, le gustaba pasar tiempo allí era un impresionante estudio de aquella gigantesca casa propiedad de Nagato donde por ahora vivían.

— Si pero… — le persiguió entre los pasillos compuestos por estantes de libros — el día que nos quedamos atrapados en mi casa porque la puerta no se abría, eso no pudo ser producto de ningún virus ni nada.

El pelinegro se detuvo en una esquina tomando un libro de tantos ojeándolo con cuidado, — creí que tú lo habías planeado.

— ¡Claro que no! — se defendió acercándose por detrás del otro muchacho — que hay del sonido, ni tú, ni yo escuchamos la lluvia y… el incendio que sucedió el día que no fuimos del pueblo. No sé pero yo creo que deberíamos haber muerto en ese momento estábamos demasiado cerca de la explosión.

Suspiró regresando el libro a su lugar, — en eso tienes razón… supongo que fue algo de ambas cosas, el virus y los fantasmas — sonrió girándose para dejarse acorralar por Naruto.

— Los fantasmas no existen… aunque tal vez… un poco — también sonrió mostrando sus blancos dientes antes de acercarse para besar al pelilargo.

Correspondió de inmediato disfrutando la cálida cercanía de la persona que amaba, los labios que acariciaban los suyos y la lengua que jugueteaba en su boca provocándole miles de sensaciones, perfectas e inigualables sensaciones.

Cuando pudiese regresaría por su hermanito y solo entonces su felicidad estaría completa, pero de momento estaba satisfecho con su hogar temporal.

 

 

 

No pudo ser el héroe que rescatara a todo el pueblo y resolviese el misterio de años.

No quiso serlo.

Y así estaba bien.

 

 

 

 

Ende.

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

 

¡Romanticismo ven a mí!

 

Bueno… debo argumentar algo en mi defensa, reescribí este final unas tres veces porque ningún desenlace me gustaba del todo y creo que este es el más aceptable. Incluso la espinita de matanza de protagonistas me asediaba pero pude rechazarla a tiempo. Espero no sea un final tan desastroso.

Sé que deben tener aún muchas dudas o eso creo, así que veamos si puedo aclarar algo:

No iba a haber un salvador porque la historia no iba a eso, no se pueden destruir todas las organizaciones corruptas y peligrosas del planeta.

Si, sé que me deje muchos misterios sin resolver… pero ¿no es eso lo bonito de la vida?, si supiésemos todos los trucos la magia ya no tendría chiste.

Me deje la muerte de Shisui como algo que se puede interpretar de varias maneras, por Minato y Mikoto creo que pude aclararlo un poco más.

Iba a incluir un par de escenas más, una donde Kakashi aparecía en el pueblito dando clases como si nada hubiese pasado y con un brillante sol viéndose por las ventanas pero la obvie porque no la consideré necesaria.

Eso respecto al final, algunas cosillas con respecto al fic:

 

- ¿Alguno recuerda las notas finales del segundo capítulo donde ponía que no había actualizado porque se me borraron los capítulos que tenía avanzados?, pues eso, era verdad y como dije que no me gustaba reescribir algo que ya tenía era porque en verdad cambio muchas cosas del original. Esta historia tenía otro rumbo por completo diferente, de hecho Naruto y Shisui iban a encontrarse de manera… sobrenatural. De allí el título; The fox era Naruto y The crow era Shisui, pero como cambie casi todo el argumento no sucedió por eso este título no tiene mucha relación con la historia.

— El nombre alternativo seria; “Pretty Home” o bien “Dulce Hogar”.

— No puse a Kakashi y a la enfermera como malos, malos. No creo que todo deba ser blanco o negro, los grises son muy variados.

 

Muchas gracias a quienes leyeron el fic y lo siguieron hasta este final, en especial gracias a quienes se tomaron su minuto para comentar han motivado la historia.

No abra epilogo ni segunda parte, esta historia concluye aquí. Tengo tres historias inconclusas que retomare una a la semana así que espero podamos leernos de nuevo en otro fic, cuídense mucho y gracias por darle una oportunidad al fic.

 

 


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