Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The fox & the crow por Yae

[Reviews - 103]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mil disculpas por la demora.

 

 

 

 

II.- “Fijación”

 

 

El siguiente golpe de Naruto también pudo esquivarlo, pero la patada que siguió después impactando en sus costillas le hizo retroceder chocando contra las taquillas. Itachi se deslizó hasta quedar sentado en el piso evadiendo la nueva patada que magullaba la metálica superficie.

— ¡Naruto!

Otra vez gritaron el nombre del rubio, siendo la misma voz que hace unas horas.

— ¡Joder! — el ojiazul maldijo entre dientes cuanta cosa obscena se sabía. Ya tenía a ese pelinegro donde quería y de nuevo Kakashi intervenía.

— A dirección los dos, ahora — la firme y elevada voz del profesor los obligo a seguirle.

Itachi se levantó recogiendo sus libros que habían quedado botados por el jaleo, Naruto caminaba detrás suyo y no necesitaba verle a los ojos para saber que le veía con odio.

— Se quedaran castigados aquí el resto de la tarde — fue la sentencia de Kakashi una vez que hubieron llegado a esa oficina.

— ¡Claro que no!

— Soy tu maestro Naruto y te guste o no te vas a quedar aquí haciendo la tarea que les dejé.

El rubio se comió su frustración, bien podía irse pero por alguna razón resoplando cual buey se sentó en una silla cruzándose de brazos casi desparramado sobre el mueble.

El peliplata le indicó otra silla a Itachi quien sin rechistar obedeció.

— Bien, espero no tener que hacer esto todos los días, sería lamentable para todos — dijo de ultimo antes de sentarse en la silla del director para vigilar que esos muchachos no volviesen a agarrarse a golpes, estando seguro de que Naruto sería el incitador.

El repetitivo sonido de las manecillas del reloj empezaban a irritarle, Naruto se había dejado los libros y cuadernos en algún lugar que no recordaba, ahora solo contaba con un aburrido libro de historia que Kakashi le había dado para estudiar, ni siquiera podía fingir estar leyendo, de reojo veía al profesor sumergido en la lectura de algo erótico probablemente, las pequeñas risitas que soltaba de cuando en cuando se lo confirmaban y la enorme señal de prohibido en la portada.

Sus azules ojos entonces pasaron a escudriñar al otro sujeto en la habitación, lucía sereno y concentrado el muy desgraciado, Naruto se mordió un labio, todo era culpa de ese pelinegro que frustro su conversación con Hinata en la mañana, se le hacía familiar de algún lugar pero no podía descifrarlo del todo.

Cuando ya pasaban de las cinco de la tarde fue que recién les permitieron volver a sus casas, con la clara advertencia que la próxima vez serian suspendidos y se requeriría la presencia de sus padres. Solo por eso Naruto dejo ir a Itachi, lo último que necesitaba era que su madre viniera. Pateando piedrecillas por el camino es que llego a su casa, al menos al día siguiente era sábado y no tendría que soportar la tediosa escuela, un suspiró cansado se le escapó cuando llegó a su hogar, la entrada se veía claramente descuidada, con maleza creciendo entre las grietas de las escalinatas y envases plásticos por todos lados, apartó la basura empellándola con su pie para poder entrar.

Un desagradable olor inundó sus fosas nasales haciéndole arrugar el entrecejo, entrando un poco más vio a su madre durmiendo en el sofá de la manera más incómoda que podía, sin pronunciar palabra Naruto se acercó a ella para cargarla con cuidado.

— Nh… Naru… — la mujer pelirroja de largo cabello pareció reaccionar, tenía las mejillas sonrojadas y de su mano se deslizo una botella de licor que cayó al piso.

— Si soy yo — el rubio se mantuvo serio mientras cargaba a su alcoholizada madre llevándola a su habitación.

— Te prometo… que dejare de tomar… — hipo siendo depositada con suavidad en su futón.

— Es lo que dijiste anoche — el frio reclamo de Naruto no parecía ser oído, ella había quedado dormida nuevamente.

Resignado la arropó para dejarla descansar, ya estaba acostumbrado a aquella rutina, casi no recuerda cuando su madre empezó a beber todos los días, tal vez porque fue de manera muy gradual,  cada dos semanas, cada semana, cada tres días… o tal vez no lo recuerda porque era muy pequeño en aquel entonces. La cocina tenía un aspecto más lamentable que el portón, platos sucios por todos lados y envases de ramen instantáneo a medio terminar inundando las repletas bolsas de basura.

Se había esforzado cuando niño para ayudar a su madre, lavaba la ropa y lo demás, pese a ser negado para cocinar le preparaba emparedados. Con el pasar de los días y años sus ánimos fueron aminorando, verla decaer cada vez y más sin si quiera esforzarse para mejorar hicieron que a Naruto también le dejara de importar, dejo de lavar y ordenar, dejo de que esa aura de tristeza e ira que rondaba su casa también lo consumieran.

Se recluyó en su desordenada habitación con el estómago vacío, aún mantenía la leve esperanza de que su madre una mañana lo despertara para el desayuno, con una cálida sonrisa o un semblante tétrico si ya era tarde para ir a la escuela… como cuando su padre aún estaba vivo.

 

 

Al día siguiente se levantó muy temprano, asomándose a la habitación contigua se percató de que su madre aun dormía, se preparó algo de café para desayunar dejando un par de bollos de pan algo duros para cuando ella despertara. Con pasos calmos llegó a la pequeña clínica del pueblo, el día estaba despejado así que podría trabajar sin problemas.

— Oh, Naruto llegas temprano — un hombre algo mayor le recibió en la portería del lugar.

— Así es, quiero terminar rápido — no cruzaron más palabras, se enfrasco en su labor que el día de hoy consistía en arrancar la maleza que trepaba por las viejas paredes del lugar, los guantes de cuero que se supone debía usar tan solo entorpecían sus acciones, optó por hacerlo con las manos desnudas quedándole rojas las palmas.

Con el sol de verano casi en lo más alto del cielo fue que Naruto se tomó un descanso, exhausto y casi insolado se recostó bajo la apetecible sombra de un árbol. El hombre que le recibiera en la mañana se acercó entregándole una vianda y un bote de agua.

— ¿Cómo esta Kushina? — preguntó viendo la evidente molestia en el cara del rubio.

— Como siempre — hastiado por tan simple pregunta Naruto se bebió casi toda el agua que contenía la botella, con el dorso de su mano retiró el exceso de sudor que corría por su frente, pese a vestir solo una malla y unos pantalones remangados el calor era casi insoportable luego del trabajo físico.

— Hoy  no hay mucho que hacer, ya me ocupare yo de tirar la basura, ve a casa Naruto.

Otra mueca de hastío adornó sus labios, comiéndose el arroz y el pescado que estaban en la vianda. — Como quieras…

—Vamos Naruto — el hombre empezó a reír — sal con alguna linda chica, ve a divertirte — aconsejaba de lo más animado.

 

Una media hora después Naruto al fin regresaba, no podría seguir el consejo que amablemente le dieron, Hinata había terminado con él, admitía que era su culpa, ello lo vio el día anterior a que rompieran besándose con otra muchacha del salón, para Naruto solo había sido un incidente sin importancia y podría haberlo arreglado con su exnovia de no haber sido por cierta persona…

Persona con la que chocó mientras perseguía a Hinata, persona que le irritaba en demasía, persona por la cual el día de ayer lo castigaron al salir de clases.

Reuniendo enfado de nuevo llegó a la pescadería para comprar un poco para la cena, le habían pagado el día de hoy y podría comprar algo de despensa para la siguiente semana, su madre no trabajaba todos los días, ayudaba en el hospital cuando no se caía por estar demasiado ebria, a Naruto aún le molestaba como podía seguir presentándose al mismo lugar para solicitar trabajo luego de dejarlo un día antes estando borracha.

Pero luego de tanto años ya no se quejaba, estaba demasiado acostumbrado a ese tipo de escenas, se detuvo frente al pequeño puesto. — Un kilo de salmón en filete. — Pidió sin siquiera mirar al tendedero que ya suponía era el ancianito dueño del lugar.

— ¿Solo eso?

Naruto oyó la voz demasiado grave y hasta seductora para ser la del anciano que vendía pescado. — ¡! — Anonadado casi de un brinco retrocedió un poco al verlo de nuevo, compuso su expresión a una de enfado lo más rápido que pudo — ¡Tú! — le señaló acusador presionando sus dientes entre sí como perro rabioso antes de atacar.

Mas Itachi ignoró la expresión del rubio, envolvió el pedido con rapidez para ponerlo en el mostrador. — Son mil yenes.

— Ya no lo quiero. —La mirada retadora que estaba seguro le dedicaba le hicieron creer a Naruto que intimidarían al pelinegro y que este terminaría siendo amable para no perder una venta, de todos modos en un pequeño pueblo no se puede desaprovechar ninguna. Pero la pasiva actitud de Itachi estaba cansándolo, vio al otro desempaquetar el pescado para regresarlo a su lugar. — ¿Qué haces?

— ¿Se te ofrece algo más? — los ojos negros claramente expresaban si no quieres nada, entonces vete.

— Quiero el maldito salmón — masculló irritado, vio las negras y finas cejas curvarse hacia arriba.

— ¿Estás seguro?

— Deja de hacer preguntas, ¡soy el maldito cliente y siempre tengo la razón dattebayo!

Itachi lo meditó por unos segundos, no quería ocasionarle problemas a su jefe y el mentecato de Naruto solo parecía querer fastidiarlo, así que asintió levemente para re empaquetar el pedido. — Son mil yenes.

— Je, je — mostrando sus caninos sonrió satisfecho — así está mejor — cuando quiso sujetar la bolsa con el pescado la retiraron velozmente de su alcance.

— Son mil yenes — la blanca mano de Itachi se extendió esperando el dinero para proceder al intercambio.

— ¡Voy a pagar! — Cada vez se sentía más enfadado, así que intentando burlar al pelinegro buscó arrebatarle el empaque — ¡Que me lo des! — al sentirse burlado por la agilidad del otro no tuvo más opción que brincar el mostrador  yéndose encima de Itachi.

Quien intentando que Naruto no aplastase las cajas de madera con el pescado estropeando la mercancía lo jaló a un lado casi cayendo ambos pero chocando contra algunas cajas de cartón apiladas en la pared, quedando Itachi acorralado entre el cuerpo del ojiazul y las cajas.

— Así quería tenerte — el rubio susurró triunfante casi al oído de Itachi sujetándolo por el cuello de la ropa a la vez que el pelinegro lo asía de un brazo.

— Suéltame.

— Tu primero.

Entonces quedaron observándose fijamente, sin parpadear, como en algún duelo de miradas, pero mientras más lo veía, dentro de esos pozos negros y largas pestañas resguardándolos, Naruto se sentía más entusiasmado, como si estuviese seguro que de un momento a otro los ojos del contrario cambiarían de color para intentar hipnotizarlo. Guiado por esa emoción se acercó un poco más para ver con todo detalle las camufladas pupilas en la negrura que era lo único que podía distinguir.

Pero tan abruptamente como llegó toda la emoción que sentía se esfumo, tremendo golpe en la cabeza hizo que Naruto soltara a Itachi para inclinarse sujetándose la cabeza quejándose por el golpe.

— ¡Ladrón, ladrón! — histérica y asustada la esposa del dueño golpeaba a Naruto en la cabeza repetidas veces con una escoba.

Itachi solo parpadeó un par de veces ante la escena.

— ¡No soy una ladrón! ¡Deje de golpearme… auch!

— ¡Un ladrón!

— ¡Ya le dije que no soy un ladrón dattebayo! — entre golpe y golpe sentando en el piso apenas pudo quitarle la escoba a la anciana. — ¡Soy Naruto!

— ¡La… ¿Naruto-chan? — La mujer mayor se acomodó las gafas enfocando mejor al rubio — Pero si eres tú, ¿qué tratabas de hacerle a Itachi-san? — interrogó ya más calmada, lo único que había visto es a alguien brincar acorralando a su pelinegro trabajador.

— Solo quería desquitarme — bufó quedito.

— ¿Qué dices Naruto-chan? No puedo oírte — la mujer se acercó más.

— No dije nada, solo estaba disculpándome.

— ¿Por qué? — la anciana siguió interrogándolo, viendo de reojo como Itachi recogía del piso el paquete de la discordia.

— Porque ayer nos quedamos castigados en la escuela por culpa mía´ttebayo — mintió mordiéndose los labios para no faltarle el respeto.

— Ya veo, por eso ayer Itachi-san llego tarde — una sincera sonrisa brotó de los arrugados labios de la mujer, sonrisa que por alguna razón a Naruto le recordó a su madre. — Me alegra que aun seas un buen muchacho Naruto-chan.

“Buen muchacho”, Naruto se encogió en hombros sintiéndose culpable, tan solo un poco. Huyendo de la mirada de la anciana sus azules ojos se toparon con los negros de Itachi, que parecía verle con cierta extrañeza o ignorándolo tal vez.

— Bueno, bueno, haberlo dicho antes, mira nada mas como te deje — la mujer le arrebato a Itachi el pescado para entregárselo al rubio — cuídate Naruto-chan.

— Si — apenas asintió poniéndose de pie con el paquete en manos buscando entre sus bolsillos el dinero para pagar.

— Tómalo como un regalo — y adivinando sus pensamientos la anciana no aceptó el dinero.

Antes de sentirse como el criminal cuya víctima le da cobijo Naruto apenas si se despidió para alejarse corriendo, las cosas no habían salido como esperaba, planeaba acertarle un par de golpes en la cara a Itachi y luego irse con su orgullo renovado, pero tuvo que fingir estar pidiendo disculpas en cambio. Cuando hubo llegado a casa no halló a su madre, tan solo una nota en la mesa.

“Hoy no llegare Naru-chan, estoy en el hospital con el turno de la noche, te veré mañana”

Era lo único que ese trozo de papel frío y escrito a prisas decía, enfadado aventó el mentado pescado al lavaplatos arrepintiéndose de haber querido comprarlo.

 

 

Esa noche casi no pudo dormir, girando sobre sí mismo es que se pasó la mayor parte del tiempo rememorando lo patético de su día, pero hubo un momento que en medio de todo el silencio y la oscuridad que se sintió observado, alertado se levantó del futón creyendo un intruso haber irrumpido. Armado con un bate de baseball revisó cada habitación sin hallar a nadie o nada. Fue entonces que en medio del absoluto silencio que se asomó a la ventana buscando distinguir algo entre las penumbras u de improvisto una ágil sombra se escabullo ante sus ojos haciéndolo sobresaltar.

A toda prisa salió por la puerta principal.

— ¿¡Quien anda allí!? — gritó a la noche sin obtener más que silencio y el viento meciendo ramas y hojas en respuesta. Naruto se quedó en medio de la fría noche unos minutos más, esperando volver a ver esa amorfa sombra pasearse delante suyo para poderla atrapar.

 

 

 

 

 

Para ser día domingo tenía que presentarse al colegio, la profesora de gimnasia había organizado una pequeña competencia de basquetbol, Naruto hubiese preferido no ir, pero ese día no tenía trabajo y no deseaba quedarse con su madre, nunca tenían de que hablar, así que temprano esa mañana llego al viejo edificio que les servía para estudiar. Vestido con el uniforme deportivo del colegio estaba seguro de que sería el primero en llegar.

A comparación de ayer el cielo se hallaba ligeramente encapotado por grises nubes, no era un buen día para un torneo al aire libre, pero bien con algo de suerte podría hablar con Hinata. Con grandes zancadas se dirigió a su salón y exactamente como hace un par de días pero ahora a la inversa; justo cuando iba a entrar al aula chocó con la persona que iba saliendo con prisa del lugar. Naruto pudo frenarlo en el acto aferrándolo de los brazos, algo contrariado al percatarse de que se trataba de Itachi.

— ¿Qué haces aquí? ­— pregunto sin soltarle los brazos, los ojos negros se veían más grandes que el día anterior y el blanco rostro algo amarillo como si estuviese enfermo.  Y fue entonces que una peculiar fragancia alertó al rubio viendo por encima del hombro del pelinegro un cuerpo apilado sobre un escritorio. Su mirada se alarmó más cuando diviso en el piso un charco de roja sangre que se escabullía hasta llegarle a los pies.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

No diré mucho, en realidad no planeaba dejar colgada esta historia ni bien luego de empezarla, porque cuando lo hice tenía ya cuatro capítulos y algo más escrito, pero cuando me borraron los datos, el hecho de reescribir me quito todo el ánimo. No me gusta reescribir algo con lo que ya estaba satisfecha, es que termino cambiando muchas cosas y todo toma otro rumbo, pero a dejar la historia así, es que me decidí a hacerlo. Mil disculpas a quienes se quedaron esperando, todo lo que escribo será terminado aunque me demore, he cambiado mis horarios y creo que tengo algo más de tiempo, así que a escribir mientras pueda (:D)

Gracias a “sra. de Uchiha, Narutyn =^_^=, fabixchan69, selessa, anónimo, anónimo1, bijus" por haber comentado en el primer capítulo y a todos los que se tomaron su tiempo para leer, espero que a alguien aun pueda interesarle esta historia.

De nuevo gracias, críticas, dudas y sugerencias son bienvenidas. Nos leemos en el siguiente, saludos.

Yae.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).