¿Quieren escuchar un consejo?
Nunca te aferres demasiado a algo o a alguien, cuando te vuelves dependiente ya no hay marcha atrás, eres vulnerable y frágil.
En mi corazón nacieron sentimientos que nunca podré arrancar, ni siquiera superar, y el dolor que me produce es indescriptible, y lo peor es que por mi está bien que se queden estos sentimientos, ya que es lo único que me queda.
Ya han pasado un mes y un día desde que había dejado de asistir a la escuela.
Un mes y un día desde que no salía con mis amigos.
Un mes y un día desde la última vez que vi su rostro.
Un mes y un día desde que lo había perdido todo.
Desde antes que yo naciera, él ya estaba allí y desde entonces yo sentía la necesidad de estar cerca de él, porque me cuidaba y yo soñaba con el día que yo pudiese cuidar de él.
Y así fue.
Al crecer estoy consciente que mi actitud se volvió como la de una madre, pero más que eso era porque lo amaba, lo amaba tanto que llegaba incluso a doler.
Bueno, lo amo tanto, sobre eso no puedo usar el tiempo pasado.
Yo quería que se sintiera bien, quería que siempre estuviese a gusto, quería que sintiera cuando estaba a mi lado lo mismo que sentía cuando estaba dentro del agua.
Y todo esto que paso fue mi culpa y nunca me lo perdonaré.
Prometí cuidar de él, estar siempre cuando me necesitara, y no estuve allí.
De cierto modo, el sufrimiento que me asfixia día con día es como lo estoy pagando.
Me pidió que fuera a la playa con él saliendo de clases, le dije que se adelantara porque debía terminar un trabajo extra que me pidió como apoyo uno de nuestros maestros, comenzó a llover y se desato una tormenta, tarde minutos en reaccionar en sobre ello, fui demasiado lento.
El oleaje era muy fuerte, incluso mojaba las calles, corrí a la playa y no lo encontré, corrí a su casa y no lo encontré.
Pase la noche en vela buscándolo por todo el pueblo y no lo encontré.
A la mañana siguiente me confirmaron el hallazgo de un cuerpo cerca del arrecife.
Era él
Era Haruka.
Era mi Haru-chan.
Pude haberle dicho que esperara por mí, pude haberlo acompañado en el momento que me dijo.
Y por mi error, el monstruo al que siempre temí, se llevó lo que más amaba en el mundo.
No paró hasta arrebatármelo, tal y como lo intentó cuando éramos niños.
Y lo logró.
Murió de la misma forma en la que se fue aquel viejito que solía jugar conmigo cuando niño.
Y el lugar que él consideraba su hogar, el agua, se lo llevo.
Al igual que a mí corazón, junto con él.
No le deseo a nadie el dolor que estoy experimentando, no soy capaz de si quiera encontrar algo que se asimile a esto.
Todos salieron adelante, Nagisa, Rei, Gou, Rin, la escuela, mis padres, sus padres, todos, ellos fueron fuertes, pero yo no podía siquiera estar de pie en un lugar que me lo recordara, no quiero seguir dándoles problemas a todos, nunca me ha gustado causar molestias, por lo que mejor me quedo en casa, solo salgo a diario a visitar su tuba, depositar flores y hablarle con la esperanza que donde quiera que esté tal vez pueda escucharme. El verdadero problema es que todo, absolutamente todo a mi alrededor puedo relacionarlo con Haru.
Y hoy, después de un mes y un día he decidido visitar el mar.
Aquel muelle donde solíamos caminar para ir a la escuela, siempre tan silencioso, exactamente como él, aunque siempre tuve la dicha de escuchar su voz tan seguido y tan clara, la noche oscura como los finos cabellos que descansaban sobre su frente, los cuales me daba la tarea de secar cada vez que él terminara de nadar, y las estrellas reflejándose sobre el mar convirtiéndose en destellos en el agua, exactamente como brillaban sus ojos al besarnos.
No sé si podré seguir soportando esto, pero trataré de no rendirme, porque eso no le gustaría a Haru.
Aunque a decir verdad no puedo esperar el momento en el que pueda estar a su lado.
Y poder ver de nuevo esos orbes azules diciéndome todo lo que su voz le costaba externar.
Haru, si hay vida después de la muerte, déjame amarte mucho más.
Las estrellas brillan tan fuerte que casi puedo jurar que veo tus ojos reflejándose en el agua.
¿Qué te puedo decir, Haru-chan?
Te extraño tanto.