XV
—Sal conmigo Haru…
Y las palabras se repetían una y otra vez en su mente, sin parar, acosándolo. Día y noche, en todo momento, incluso en la bañera y la piscina. Siempre las escuchaba, cuando cerraba los ojos, la imagen de Yamazaki Sousuke se presentaba tras sus parpados, esa mirada tan seria, esos atrayentes ojos turquesas.
Y esa voz.
Simplemente no dejaba de pensar en todo lo que era Sousuke.
Y ahora ahí estaba, afuera de su universidad, esperando a Sousuke para que juntos vallan a una cita ¡Una cita! Él, Haruka Nanase y Yamazaki Sousuke juntos en una cita. Pero a pesar de todo a Haru le sonaba tan correcto ello.
No lo entendió. Él nunca había pensado en Yamazaki de esa forma. Aceptaba que muchas veces paso por su mente lo atractivo que el otro era. Porque ¡Vamos que él no era ciego! El tipo era lo que vulgarmente uno decía como “sexo en dos piernas” Haru sabía, pero siempre había visto a Sousuke como un compañero, un amigo y no como…
A quien engañaba él había soñado una o dos veces, con el alto pelinegro.
No era algo que admitiría ni bajo tortura pero había pasado.
Y esos habían sido los mejores sueños de hecho.
Pero a parte de esos sueños (esos deliciosos y sexis sueños) no había cruzado por su mente, pensar de una manera romántica en Sousuke. Aun así, en todos los diferentes papeles que Sousuke había interpretado en su vida, algo como amante o compañero no había pasado por su mente.
—Siento la tardanza Haru.
Pero ahora ahí estaban ellos, a punto de salir a una cita.
—Está bien, no espere mucho
Y él estaba de acuerdo en darse una oportunidad con esta persona.
Con Yamazaki Sousuke.
Cualquiera diría que había aprendido la lección de no relacionarse con un amigo.
—Entonces vamos, te gustara el lugar que he elegido para que vayamos.
Pero lo estaba haciendo otra vez. Se arriesgaba de nuevo.
—Bien.
Y todo lo que deseaba, era no tener que arrepentirse de su decisión.
No soportaría ese tipo de dolor una segunda vez.
Pero aun así él lo había dicho ¿No? Que ya era tiempo.
Tal vez aún no estaba preparado, tal vez si lo estaba
Pero solo lo descubriría hasta que lo intentará.
Al menos con Sousuke él se sentía a salvo.
A salvo como se sentía con Makot…
Él debía dejar de pensar en eso.
Sousuke no era Makoto, y nunca lo seria. Así que podía tener fe y confianza de que las cosas no terminarían iguales. Por supuesto su corazón fue hecho pedazos hace años, y tenía un daño, cuya cicatriz jamás desaparecería, y tal vez nunca vuelva a ser el mismo de antes.
Pero eso no importaba.
Haru sabía que merecía ser feliz y planeaba conseguir esa felicidad.
—Pareces pensar muy profundamente en algo.
Haruka miro en dirección de Sousuke y si él fuera alguien más expresivo se habría sonrojado, cual colegiala, a causa de aquella intensa mirada en su persona. Pero Haruka siendo Haruka, solo desvió la mirada, con sus labios haciendo lo que parecía casi un puchero. Casi.
—No es nada…
Ignoro a propósito el loco martilleo de su corazón, no quería pensar en las razones de eso, ni quería saber por qué su estómago estaba dando vueltas extrañas ¿Era porque estaban en una cita? Ese tipo de reacciones, nunca las había tenido al estar cerca del más alto.
Era extraño.
Pero no desagradable.
El más alto no trato de profundizar en otra respuesta, a lo largo de su convivencia se había dado cuenta que nunca terminaba bien el tratar de forzar a Haru en hacer o decir algo que no quería. Él lo sabía por experiencia propia, y el resultado no era bonito.
Así que los dos caminaron en lo que era un silencio amigable, ambos eran personas de pocas palabras (Haru más que Sousuke) y para ellos era fácil estar mucho tiempo sin decir nada. No lo hacían a propósito ni por ofender, solamente eran así los dos.
Pero después de un tiempo la necesidad de hablar era innegable incluso para ellos dos.
— ¿A dónde iremos? —Haru al final se vio tentado por su curiosidad de saber a dónde irían.
Sousuke medito unos segundos en si decirlo o no, tampoco es como si buscara una escena romántica y dijera algo cursi como “Es sorpresa” por dios no, jamás diría algo de ese modo. No era su estilo.
—Ya verás…—pero aun así incluso él debía admitir que le gustaba tener sus pequeñas intrigas, solo retendría la información un poco más, solo eso.
Seguro valdría la pena.
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XVI
Los ojos de Haru parpadearon ante lo que presenciaba. De todos los lugares...bueno este si paso por su mente una que dos veces. Él había querido venir, lo había dicho en varias ocasiones, pero no se le había presentado la oportunidad de venir.
Hasta ahora.
Una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
—El acuario…
Haruka Nanase podría ser una persona considerada extraña con gustos peculiares. Pero a pesar de todas sus actitudes él en verdad era alguien de fácil entendimiento, sus gustos eran simples y una vez que los conocías sabrías que tipo de regalos le podrían llegar a gustar.
O a qué tipo de lugares le interesaría ir.
Así que un acuario donde habría una de las cosas más amadas del nadador sin duda era una buena idea, por muy cliché que sonara un viaje a dicho lugar.
A Nanase le gustan las cosas simples de todos modos.
Así que ir a ese lugar era una apuesta segura para Sousuke, y por ese tenue brillo de alegría en esos lindos ojos azules y pequeña curva de una sonrisa en los labios del otro, sabía su decisión fue sumamente acertada.
Haruka estaba feliz.
Y por ese momento es todo lo que le importaba a Sousuke.
—Tome la decisión correcta…
— ¿Eh?...—había dicho algo Sousuke, Haru no lo podría afirmar, él estaba muy ocupado admirando el edificio acuático.
—No he dicho nada—él definitivamente no estaba avergonzado por andar hablando solo—, vamos, tengo las entradas no debemos hacer fila por ellos.
No le importo comenzar a caminar mientras dejaba unos pasos atrás, todo lo que le interesaba en ese momenro era ocultar el tenue y casi invisible sonrojo de su rostro.
¡Yamasaki Sousuke no se sonroja!
Pero eso no evito que los agudos ojos de Haru lo notara, y por ende, aun unos pasos atrás del más alto, él camino con lo que solo podría decirse una pequeña sonrisa en su rosto.
Y así fue como dio inicio la primera cita entre Yamasaki Sousuke y Nanase Haruka.
Lo que paso luego de eso pues…
Es una historia para otro día…