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Un pastel para Rin-chan por SholeSuperKawaii

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Notas del capitulo:

Bien como había dicho! este one.shot lo hice con motivo del cumpleaños de mi personaje favorito de Free! Rin Matsuoka! *3* mi hermoso bebé uwu es lo menos que podría darle después de todos los sentimientos que me ha hecho experimentar este idiota :'D

Feliz cumpleaños my love! .3. kajsdkasdj

 

Bien, bien... espero que les guste :33

 

A leer~!

Primero de febrero, y como todos los días Rei Ryugazaki se encontraba en su laboratorio creando nuevas pociones, mezclando químicos y cosas que las mayoría, solo él entiende. Eran cerca de las cinco de la tarde entre sus manos, tomaba una probeta, que contenía un líquido color rojizo oscuro, que fácilmente podría ser confundido con caramelo, si no fuera por la contextura de éste.

Una sonrisa satisfecha se mostró en sus labios.

– ¡Por fin! – exclamó – ¡por fin he creado la poción perfecta que hace que la belleza vaya en aumento! – soltó una risa un tanto extraña al decir eso.

De un momento a otro, la puerta del laboratorio de este era abierta estrepitosamente.

– ¡Rei-chan! – se escuchó el fuerte grito de un exaltado rubio, entrando con mucho entusiasmo al lugar. El aludido se sobresaltó y casi cae de sus manos la probeta que contenía su nuevo experimento.

– ¡Nagisa-kun! ¡ya te he dicho que no entres así a mi laboratorio! – le reclamó, para luego soltar un suspiro al ver la sonrisa en el rostro del ojirosa, sabiendo perfectamente que aunque le dé el mismo discurso de siempre, el aludido seguiría irrumpiendo en su lugar de la misma forma que siempre.

– Rei-chan, no seas amargado – le dijo con su típico tono infantil Nagisa, provocando que al peliazul se le formara un tic en la ceja – además, recuerda que mañana es el cumpleaños de Rin-chan, y Haru-chan le está haciendo un pastel, por lo que me pidió que fuera por unas cosas al supermercado.

– Lo sé – confirmó el científico – pero mi laboratorio no es un supermercado, así que no hay razón para que vengas hasta aquí – decía mientras dejaba la probeta sobre un mesón.

– Sí, pero venía a buscarte para que me acompañaras – le sonrió.

– ¿Eh? No, gracias – se negó – estoy ocupado.

– ¡Vamos, Rei-chan! – le dijo con un puchero el rubio mientras se colgaba a su espalda.

– No.

– ¡Por favor!

– Ya dije que no.

– ¡Vamos!

– No.

– ¡Rei-chan! – le suplicó colocándose frente a él y mostrando sus brillosos ojos, mientras su puchero no abandona no rostro.

Rei desvió la mirada y sintió que una vena saltaba en su sien.

Soltó un suspiro y luego miró al chico.

– Está bien – terminó accediendo – espera unos momentos que me saco la bata blanca y nos vamos.

– ¡Bien! – exclamó feliz Nagisa, viendo como Rei comenzaba a caminar hacia fuera del laboratorio, no sin antes advertirle al rubio que no tocara nada del lugar. Dicho aquello, salió de allí.

Nagisa comenzó a pasear su mirada por todo el lugar, hasta que su mirada se posó en el gran mesón, donde Rei tenía muchas probetas y químicos extraños, de distintos colores y espesores. Finalmente su rosada mirada llegó hasta la probeta que el peliazul había tenido entre sus manos y había dejado en ese lugar hasta hace unos minutos atrás.

– ¿Qué es esto? – murmuró tomándola entre sus manos. La olió y sintió que esta era un poco dulce – ¡es caramelo! – exclamó – bien, no creo que a Rei-chan le importe si se la saco. Así no tendré que comprar en el supermercado – dijo feliz, guardando la probeta que tenía un corcho en la boca dentro de su mochila.

– ¿Ya nos vamos? – habló el ojimorado entrando al lugar.

– ¿Eh? Sí, claro – dicho eso, Nagisa fue hasta el científico y ambos salieron del lugar, encaminándose hacia el supermercado para comprar los encargos por parte de Haru.

 

Cuando eran cerca de las siete de la tarde, el chico de lentes rojos y su rubio amigo, se encontraban ingresando al hogar del chico de ojos celestes que responde por nombre de Haruka.

– ¡Haru-chan! – exclamó Nagisa entrando a la cocina, donde se encontraban Makoto y el dueño de casa en ella.

– Nagisa, Rei. Qué bueno que ya llegaron – les saludó el castaño, el cual estaba sentado en la mesa de la cocina, mientras que su amigo se encontraba juntando todos los utensilios que ocuparía para preparar el pastel de cumpleaños de Rin.

– ¡Trajimos todo lo que nos encargaste! – el rubio le entregó la bolsa a Haruka, mientras este inspeccionaba todo lo del interior con su mirada.

– ¿Y el caramelo? – le preguntó el ojiceleste – no puedo hacer el bizcocho sin caramelo.

– Eh… ¡lo traigo en mi mochila!

– Bien – dijo simplemente, tomando las cosas y dejándolas sobre la mesa. Luego de eso, se colocó su mandil, el cual ocupaba en su trabajo en la pastelería y comenzó a preparar la masa para el bizcocho, bajo la atenta mirada de todos.

– Ummh… Rei-chan, ¿acompáñame un momento? – le pidió Nagisa.

– ¿Qué es lo que quieres ahora? – preguntó mientras suspiraba y se encaminaba hacia su amigo.

– Vamos a comprar unos refrescos – le dijo este – ¡ah! Mako-chan – llamó al castaño, ganándose su atención – en mi mochila traigo el caramelo para Haru-chan. ¿Sácalo de allí y se lo entregas por favor?

– Claro, como tú digas – le respondió el chico sonriente, mientras tomaba la mochila que Nagisa le estaba extendiendo. Luego de eso, el chico de lentes y el rubio salieron, mientras que el ojiverde sacaba la botella aquella – ¿acaso esta no es una probeta de Rei? – se preguntó el chico, para luego sacar el corcho de la boca de este y olerlo para cerciorarse de no equivocarse – pero tiene un aroma un tanto dulce – decía mientras ladeaba la cabeza.

– Makoto, necesito el caramelo – le pidió Haru, extendiendo su mano.

– ¿Eh? Claro, toma – le pasó la botella.

Haruka también la miró un tanto extrañado, para luego olerla y finalmente echarla en la olla que se encontraba ya puesta sobre la llama de la cocina.

Luego de eso, comenzó a hacer lo que mejor sabía hacer; preparar pasteles.

 

Cuando Haruka tuvo la masa ya lista para meterla al horno, la puso dentro de un molde redondo, lo suficientemente grande como para porciones para veinte personas.

Tomó el bol ya vacío entre sus manos y vio como de la orilla quedaba un poco de masa cruda. Con su dedo la retiró y la llevó hasta su boca, para probar lo dulce que esta estaba.

– Está dulce – murmuró chupándose el dedo anular, saboreando y tragando la masa que se encontraba en ella. Luego de eso hizo una pequeña mueca y metió el molde con la masa dentro del horno ya prendido. Hecho eso, se fue a preparar las cosas con las que rellenaría el pastel y la crema para este.

 

 

– ¡Haru-chan, se ve delicioso! – exclamó el rubio al ver el pastel ya listo y adornado, sobre la mesa de la cocina – ¡estoy seguro que a Rin le va a gustar!

– Tienes razón Nagisa – habló Makoto – por eso debe ser que le está yendo tan bien en la pastelería – comentó sonriendo.

– Será mejor dejarlo dentro del refrigerador – dijo Haru mientras se encaminaba hacia la mesa, pero al momento en el que dio el primer paso, sintió un fuerte mareo, provocando que trastabillara y que casi cayera al suelo.

– ¡Haru-chan! – gritó preocupado Nagisa.

– ¡Haruka-sempai!

– ¡Haru! – Makoto fue hasta él – ¿qué te sucede?

– No es nada – habló dificultosamente el peliazul – fue solo un simple mare… – y antes de que pudiera terminar su frase, sintió una fuerte punzada en la cabeza, provocando que sus sentidos se nublaran completamente y todo se volviera negro, preocupando mucho más a sus amigos que se encontraban allí con él.

 

 

Comenzó abriendo los ojos lenta y pausadamente, acostumbrándose a la luz del sol que entraba por las cortinas mal cerradas de su habitación. Sentía su cuerpo pesado pero a la vez descansado, como si hubiera estado mucho tiempo durmiendo. Se sentó en su cama y de repente sintió un bulto a su lado, enredado en sus sábanas y dificultándole el movimiento, por lo angosta que resultaba su cama.

– ¿Qué es lo que…? – su pregunta quedó a la deriva, ya que justo en ese momento la puerta de su cuarto fue abierta, dejando ver a dos siluetas en ella, una más alta que la otra.

– ¿Y cómo se encuentra? – Haru pudo reconocer la voz de Rin, desviando su mirada hacia aquel lugar.

– A estado dormido desde el día anterior – pudo reconocer también la voz de Makoto, sonando un tanto preocupada – no sé qué fue lo que… ¡Ah! Haru, despertaste – exclamó el castaño desviando su mirada hacia el peliazul.

– ¿Haru? – le llamó el pelirrojo, posando su mirada también en él.

En ese mismo momento, el bulto junto al peliazul comenzó a moverse, capturando la atención de ambos chicos que acababan de entrar al lugar. Haruka sintió como aquella cosa junto a él se destapaba y se sentaba a su lado.

Cuando iba a dar vuelta su mirada hacia la cosa a su lado, escuchó una gran exclamación por parte de Makoto y Rin.

Extrañado, miró a su lado y allí le pudo ver por fin. Su rostro adoptó un semblante serio al igual que el de sus amigos.

– ¡¿Dos Harus?! – dijeron el pelirrojo y el castaño en unísono, viendo como al lado del peliazul se encontraba una persona igual que él, tallándose los ojos y con las mejillas un tanto sonrosadas.

– ¿Eh? – moduló el chico que acababa de despertar mientras miraba a las dos personas que se encontraban en la entrada del lugar, posándose finalmente en la silueta del pelirrojo. La mirada de este se iluminó y una gran sonrisa adornó sus labios – ¡Rin-chan! – pronunció colocándose rápidamente de pie y corriendo hacia el ojicarmín, para luego abalanzarse sobre él y abrazarlo por el cuello – ¡Rin-chan, menos mal que viniste! ¡ya te echaba de menos! – comenzó a decir, mientras que el Haru original veía con un semblante más serio de lo normal a lo que sería su clon. Rin solo pudo sonrojarse al escuchar a aquella persona hablar así – ¡oh, cierto! ¡Feliz cumpleaños! – le felicitó, para luego acercarse rápidamente hacia su rostro y posando sus labios sobre los del pelirrojo, haciendo que nuevamente la sorpresa se posara en el rostro del peliazul y que Rin abriera abruptamente los ojos, aumentando su sonrojo.

Finalmente aquel chico se separó de él y le miró aun sonriente.

– ¿Qué demonios fue eso? – murmuró Rin, aun no creyéndose lo que acababa de hacerle aquel chico igual que Haru.

– ¡Fue un beso por supuesto! – le respondió este haciendo un puchero – ¿quieres otro? – le preguntó sonriendo de medio lado.

– ¡¿Eh?! ¡N-N-N-No! – contestó un tanto tartamudo.

– ¿Es que acaso no te gustó? – dijo sin quitar aquel puchero.

– No es eso – soltó el chico de cabellos rojizos, mirándole inquieto.

– ¡Entonces sí te gustó! – volvió a exclamar sonriente, abrazándolo por el cuello y con la intensión de volver a besarlo, pero su objetivo fue interrumpido por el Haru original, quien se había colocado de pie y estaba tras este, sujetándolo por el cuello. Su mirada desprendía algún tipo de ira contenida.

– ¡Rin-chan, Mako-chan! – se escuchó la voz de Nagisa a lo lejos – ¿cómo está Haru-chan? – preguntó finalmente llegando allí, seguido por Rei.

En ese momento la mirada del ojirosa pasó de los dos chicos, para luego posarla dentro de la habitación, viendo finalmente algo increíble para sus ojos.

– ¡¿Dos Haru-chan?! – su voz sonó igual de sorprendida que la de Makoto y Rin. Rei miró hacia dentro y vio lo mismo que el rubio, quedando completamente sorprendido y casi cayéndose sentando en el suelo por la impresión.

– ¡¿Qué es lo que pasó aquí?! – exclamó el científico, para luego recordar la nueva poción que había logrado hacer el día anterior, antes de que Nagisa llegara. Recordó luego que había dejado al chico solo en su laboratorio y que antes de irse, no había reparado el hecho de que estuviera aún sobre el mesón donde lo había dejado – oh no – murmuró sintiendo algo helado recorrer su espina y ganándose la atención de todos los presentes.

 

 

Luego de que Haruka y su clon se vistieran, fueron todos hasta la sala de estar de la casa de Nanase, para que todos hablaran más cómodamente, sobre la situación por la que estaba pasando el chico de azules cabellos y mirada celeste. Todos estaban sentados alrededor de la pequeña mesa del lugar; Makoto, Rei y Nagisa estaban sentados en un lugar, mientras que Rin y ambos Haru en el otro, quedando él al medio y siendo fuertemente abrazado del brazo por aquel extrovertido peliazul, mientras que sentía la fuerte, fría y potente mirada del otro chico sobre su persona.

El primero en hablar fue Rei, quien se dirigió hacia Nagisa, para preguntarle aquello que le tenía pensando y esperando que su teoría fuera equivocada.

– Dime, Nagisa-kun – habló al chico ganándose su atención – tú por esas casualidades de la vida, no tomaste la probeta que contenía un líquido rojizo dentro, ¿cierto?

– Oh, ¿te refieres a la que dejaste sobre el mesón cuando estaba contigo? – el ojimorado asintió levemente – pues sí. Cuando la vi pensé que era caramelo, así que la saqué a escondidas tuyas – respondió – ¡No me digas que eso no era caramelo! – exclamó.

– ¡Por supuesto que no! – confirmó Rei – aquello era un nuevo proyecto en el que estaba trabajando – soltó un suspiro.

– ¿A qué te refieres, Rei? – habló el castaño.

Un nuevo suspiro escapó de los labios del aludido y se propuso contarles sobre el nuevo proyecto que le había quitado tanto tiempo realizar. Al terminar su relato, todo entendían un poco más sobre lo que estaba pasando.

– Pero, ¿qué se puede hacer para que todo vuelva a la normalidad? – preguntó Rin.

– Eso no lo sé – dijo Rei – de por sí no se suponía que deberían separarse en dos personas el individuo que lo pruebe. Quizás fue un efecto secundario.

– Bien, entonces no hay mucho que hacer – decía Nagisa mientras se cruzaba de brazos – ¡por el momento deberíamos buscarle un nombre al segundo Haru! – aquello lo dijo extrañamente feliz y exaltado.

– Pero a mí me gusta mi nombre – comentó el chico, aferrándose más al pelirrojo.

– Sí, pero es para que no los confundamos – aclaró el rubio sonriendo – ¡oh, ya sé! – gritó juntando sus manos – ¡tú serás “Haru-chan”! – apuntó al clon – ¡y tú serás “Haruka”! – apuntó ahora al chico de serio semblante.

– No eres muy original con los nombres, Nagisa – habló el castaño riendo levemente.

– Es lo mejor que tenemos en estos momentos – le reclamó haciendo un puchero.

– A mí me gusta – comentó “Haru-chan” sonriendo.

En ese momento, Haruka se colocó de pie en silencio y salió del lugar, encaminándose hasta la cocina, dejando a todos sus amigos extrañados por el cambio del chico, sobre todo al pelirrojo, quién lo había encontrado mucho más cortante de lo que suele ser. Con ese pensamiento apartó a Haru y se colocó de pie también.

– Rin-chan, ¿dónde vas? – le preguntó este. Haciendo un puchero.

– Ya vuelvo – le contestó – mientras estate con Makoto – luego de ello, lo tiró hacia el castaño, ganándose un reclamo por parte del peliazul.

– ¡¿Eh?! ¡Pero a mí me gusta Rin-chan, no Makoto! – apeló, viendo como el pelirrojo ignoraba su comentario y salía del lugar también. Movió su mirada hacia el ojiverde y su expresión optó una seria, para luego sacarle la lengua y desviar su mirada hacia cualquier otro punto del lugar, cruzándose de brazos.

– No es necesario que seas tan cruel, Haru – le dijo el chico, mientras sonreía nerviosamente.

 

Lo primero que vio Rin cuando entró a la cocina, donde supuso estaba su amigo Haruka, fue el gran pastel que se encontraba sobre la mesa, donde habían unas cuantas velas en ella, encendidas e iluminando el pastel. Vio a su amigo al otro lado del pastel, el cual le estaba mirando por sobre las llamas. Su mirada reflejaba un extraño sentimiento que el ojicarmín no pudo descifrar.

– Haru – le llamó el chico.

– Feliz cumpleaños, Rin – le felicitó el peliazul, sin dejar de mirarle – este pastel te lo había preparado el día de ayer para hoy, pero lastimosamente no podremos comerlo – dijo Haruka.

– No me digas que por eso has estado así ahora – trató de adivinar Rin, mientras le miraba sonriente.

Haruka no contestó nada a aquello.

– Gracias por el pastel – agradeció luego de un rato – está hermoso. Y como dices, es una pena que no podremos comerlo – soltó una risa luego de decir aquello.

Y era verdad, cuando decía que el pastel le había quedado hermoso, era porque le había quedado hermoso. A pesar de ser uno de solo un piso y para veinte personas, el ojiceleste se había esmerando en hacerlo. La crema era de un sutil color rosa, mientras que en todo el alrededor, tenía dibujado lo que serían las ramas y hojas de aquel árbol que tanto le gustan al pelirrojo; el árbol de cerezos. Sobre esta, había pequeños capullos de cerezos de mazapán, sobre la crema en forma de trenza que rodeaba toda la parte superior e inferior del pastel, mientras que en el centro, echo con chocolate a baño maría, estaba escrito con una hermosa caligrafía “Feliz cumpleaños”. Era un pastel en verdad hermoso.

En ese preciso momento, los demás chicos llegaron y sonrieron completamente felices, al ver que Haruka había colocado el pastel sobre la mesa y sobre esta había velas encendidas.

– ¡Vamos a cantarle feliz cumpleaños a Rin-chan! – exclamó Nagisa.

Todos los chicos asintieron, sobre todo Haru, el cual se colocó a un lado del pelirrojo y le sonrió.

Al momento en que Nagisa dio la señal, todos comenzaron a cantarle a Rin.

 

 

Las horas comenzaron a pasar y Makoto, Nagisa y Rei ya se estaban retirando del lugar, felices de haber pasado un buen rato junto al cumpleañero. Haruka los despidió a cada uno en la puerta y luego se devolvió hasta donde se había quedado Rin junto a lo que sería su clon.

Al pensar en lo que acababa de hacer quiso golpearse la cabeza contra la muralla y una punzada de celos se posó dentro de él comenzando su vuelta hacia el salón rápidamente.

Y tal como lo pensó, Haru no había perdido el tiempo.

Cuando llegó allí, pudo ver como el peliazul se encontraba sobre el pelirrojo, besándole apasionadamente y sacándole uno que otro suspiro al chico. Eso provocó que los celos dentro de él aumentaran y se encaminara rápidamente hasta aquel tipo.

– Oh, lo siento no te había sentido entrar – comentó el chico con una gran sonrisa, al ver la reacción que había tenido el Haruka original – ¿acaso quieres probar también? – hablaba sin quitarse sobre Rin, el cual se encontraba más que sonrojado.

Haruka sintió que aquella proposición no era más que un tipo de competencia contra su otro yo.

Rápidamente se acercó hasta Rin, tomándolo del borde del cuello de la playera y besándolo apasionadamente, entremezclando sus lenguas, rozándolas la una con la otra, sacando otros suspiros por parte del pelirrojo.

Haru sonrió al ver aquello.

A los pocos minutos después Haruka se separó de Rin y miró a su clon.

– Eso sí es un beso – le miró desafiante.

– Bien, bien. No me importa quién bese mejor, al fin y al cabo somos la misma persona – le dijo el otro chico – pero lo que sí me importa es darle nuestro regalo a Rin-chan, ¿no lo crees? –dijo mostrando una sonrisa de medio lado.

Haruka entendió aquel mensaje y asintió levemente.

– Rin – llamó al chico.

– ¿Q-Q-Q-Qué?

– Éste es mi regalo de cumpleaños – dijo para luego volver a besarlo, tomando los cabellos del pelirrojo y enredándolo entre sus dedos, tirando levemente de ellos, sacando otro suspiro más de la boca del ojicarmín.

Haru aprovechando aquello, se relamió los labios y se propuso hacer lo suyo también, comenzando a bajar sus manos hasta la orilla de la polera de Rin, para luego colar sus manos bajo esta y guiarlas hasta los blandos pezones del chico. Tiró su polera hacia arriba y llevó su boca hasta uno de aquellos botoncitos de carne. Lo mordió levemente, provocando que cortara el beso para soltar un leve gemido.

– Oye, no seas tan bruto – le reclamó Haruka a su otro yo.

– No es mi culpa que sea tan sensible – le contestó pasando su lengua por todo el contorno de ella – además, tú y yo sabemos cuánto has deseado escucharle hacer estos ruidos – comentó socarronamente, ahora succionando el pezón, haciendo que Rin soltara un gemido más audible.

– Silencio – fue lo único que pudo contestar.

Haruka aprovechó aquella oportunidad para tomar al pelirrojo y sentarlo en el suelo, para luego colocarse tras de él comenzar a mordisquear su cuello, mientras que ambas de sus manos descendían hasta el pantalón del chico, bajando la cremallera de este y los bajaba un poco, junto con la ropa interior, dejando a la vista el miembro del ojicarmín. Con sus dos manos lo envolvió con ellas y comenzó un suave movimiento, subiendo y bajando, masajeándolo lentamente.

Los suspiros de Rin aumentaron de nivel.

– Ahh… Haru – suspiraba el pelirrojo, mientras sentía como sus pezones y miembros eran estimulados por ambos peliazules.

Las manos de Haru tomaron la playera de Rin y la retiró finalmente, dejando al descubierto su bien formado pecho. Ambos ojicelestes hicieron lo mismo, mientras que Haruka apoyaba su pecho en la espalda del pelirrojo mientras lo masturbaba, compartiendo y sintiendo el calor corporal de aquel momento.

Por su parte, Haru acercó su boca hasta la del pelirrojo, para comenzar a besarle de aquella forma tan salvaje y pasional que él tiene, provocando que la excitación en ambos cuerpos aumentara y el hecho de que Haruka los viera, también provocaba algo en él.

Los sonidos en el lugar eran solo lo de los besos y de leves chapoteos, ambos sonidos húmedos, demasiado eróticos para las personas que se encontraban allí.

– Rin-chan – suspiró Haru entre el beso, para luego tomarlo y dejarlo arrodillado, provocando que las manos de Haruka se separaran del rígido miembro en el que se había convertido el del ojicarmín.

Haruka y Haru también se arrodillaron, quedando uno detrás y otro delante, respectivamente.

– Rin-chan, tu harás que ambos nos sintamos bien, ¿cierto? – le preguntó Haru al pelirrojo, mientras veía como este  tenía su cabello un tanto desparramado y sus mejillas eran teñida de un suave carmín.

Rin, cegado por la excitación y el placer, asintió levemente.

– Bien, entonces – el chico abrió sus propios pantalones y bajó se cremallera, dejando al descubierto su miembro también erecto – tú sabes que hacer – dicho eso, el pelirrojo un poco sorprendido, se colocó en cuatro y comenzó a practicarle una felación, lamiendo y succionando toda la extensión del miembro del peliazul. El chico llevó una de sus manos hasta los rojizos cabellos de Rin y comenzó a tirar de ellos.

Haruka, aprovechando la posición en la que se encontraba el ojicarmín, bajó las pantalones de este, dejando a la vista la rosada entrada de este, para luego separar sus nalgas, dejando completamente expuesto el lugar.

Lamió unos cuantos dedos suyos, ensalivándolos lo mejor que pudo, para luego guiar uno de ellos hasta aquel lugar, ingresando aquel dígito completamente.

– ¡Ah! Ha-Haru – gimió dificultoso el pelirrojo, al tener aún el miembro del chico dentro de su boca y sentir como algo entraba en él.

Aquello, hizo que los sentidos de Haruka comenzaran a nublarse, mientras que comenzaba a mover su dedo, simulando pequeñas estocadas con ella. Cuando sintió que ya se había expandido un poco el lugar, tuvo una mejor idea del cómo seguir dilatando.

Sacó su dedo de allí, escuchando un suspiro por parte del ojicarmín, para luego bajar su rostro hasta aquel lugar abriendo su boca y sacando su lengua, para luego comenzar a lamer la entrada del chico e ingresar su lengua allí, simulando embestidas con ella, sacando gemidos mucho más altos de la ocupada boca de Rin.

– ¡Ah! Haru… Ngh… ¡Ah! – exclama, sintiendo que en cada momento se correría. El estar practicando aquella felación y el hecho de ser estimulado por Haruka en aquel lugar hacían que el placer aumentara.

Justo cuando sintió que pronto llegaría al inminente clímax, como si estuvieran sincronizados, ambos Harukas se separaron de él, parando ambas acciones.

– Por lo bien que te has portado Rin-chan, te daremos un premio – habló Haru, mientras que Haruka se sentaba con las piernas abiertas en el suelo y sacaba también su miembro de entre sus pantalones – vamos, llegó la hora de tu premio – Haruka tomó de las caderas de Rin y comenzó a ingresar lentamente su miembro dentro de él, sintiendo y disfrutando de la estreches que este le regalaba.

Soltó un largo gruñido.

Las estocadas no se hicieron esperar, y el movimiento de caderas por parte de Haruka y Rin comenzaron a verse, mientras que el peliazul esperaba a que la entrada del pelirrojo siguiera expandiéndose. Cuando ya sintió que era lo suficientemente amplio, paró su movimiento y miró a Haru, el cual entendió el mensaje y se  acercó hasta ellos.

– Levántate un poco Rin-chan – le pidió este, a lo que el chico aceptó a su petición, levantando sus caderas.

Haruka tomó ambos miembros, el suyo y el de Haru y los junto, para luego tomar de las caderas  de Rin e ir ingresando ambos en el cuerpo del pelirrojo, sintiendo como este se tensaba un poco y soltaba unos gemidos mucho más fuertes.

– Mm… Rin-chan – gruñó Haru, disfrutando del calor que estaba envolviendo a su miembro.

– Rin – suspiró también Haruka, tomando las caderas del pelirrojo, para comenzar a moverlas y que las estocadas se hicieran presente nuevamente.

Los gemidos de los tres no se hicieron esperar, mientras movían sus caderas de una forma rápida y salvaje, arrancando fuertes suspiros de la boca de Rin.

– Haru… Ngh… Me voy a… ¡Ah!... a co-correr – comenzó a decir, mientras que el movimiento de caderas aumentaba.

Haruka escuchó la advertencia de Rin, por lo que llevó una de sus manos hasta el rostro del pelirrojo y lo ladeó, quedando casi de frentes. Luego de eso, ambos comenzaron a besarse, mientras Haru mordía libremente el cuello de este, dejando uno que otro chupetón y marca en la blanquecina piel.

La entrada del ojicarmín comenzó a apretarse de un momento a otro, y en ese momento ambos peliazules supieron que Rin estaba por correrse.

– ¡Haru! – exclamó el pelirrojo mientras se corría. Seguido de ello, ambos ojicelestes lo hacían también, derramando ambas de sus semillas dentro del ojicarmín.

Rin sintió en ese mismo momento una gran liberación y el cansancio se hizo presente, provocando que sus ojos comenzaran a adormilarse. Ambos peliazules salieron dentro de él, sacando un suspiro del chico y se recostaron en el suelo de lugar.

Gracias a Dios Haru tenía calefacción en el piso, si no hubieran muerto de frio.

Luego de ello, los tres se quedaron dormidos, no sin que antes Haruka tomara una frazada que tenía cerca y tapara al pelirrojo con ella.

 

 

Al otro día, un adolorido Rin comenzaba a despertar. El hecho de haber dormido en el suelo luego de lo sucedido el día anterior, no había ayudado mucho para no amanecer casi todo molido aquella mañana.

Miró a su lado y pudo ver allí el cuerpo del peliazul, el cual lo estaba abrazando por la cintura y aún estaba dormido. En ese momento sonrió y miró hacia el otro lado.

La sorpresa se hizo presente.

– Haru – intentó despertar al ojiceleste, mientras lo movía levemente – Haru.

– ¿Qué pasa? – preguntó aun adormilado.

– El otro Haru desapareció – le comentó este.

– ¿Qué? – abrió rápidamente los ojos, viendo hacia el otro lado de Rin, dándose cuenta que lo que decía era verdad.

Creyendo que tal vez el chico se haya ido por la casa haciendo quizás que cosa, se vistió rápidamente y comenzó a revisar su hogar, pero tal y como había dicho Rin, el otro Haru no se encontraba por ninguna parte.

– No hay nadie – dijo llegando nuevamente al salón, donde estaba el pelirrojo, viendo como estaba sentado sobre varios cojines, para no sentir la dureza del suelo.

– Eso sí que fue raro – comentó Rin.

Antes de que Haru pudiera decir algo más, se vio como Rei entraba corriendo seguido de Nagisa y Makoto al lugar.

– ¡Haruka-sempai, encontré como deshacer la pócima! – exclamó el científico.

– Rei, ya no es necesario eso – le dijo Rin.

– ¿Eh? ¿Por qué?

– Hoy cuando desperté ya no estaba – le comentó Haru, mirando desinteresadamente.

– ¿En serio? Vaya, esto sí que es raro – habló el castaño.

– Oye Rin-chan – le llamó Nagisa – ¿por qué estás sentado sobre tantos cojines? – aquella pregunta hizo que el pelirrojo se sonrojara de sobremanera.

– N-N-N-N-No es nada – le contestó rápidamente moviendo ambas manos delante de él.

Makoto, Nagisa y Rei se miraron entre ellos de una manera un tanto sospechosa, para luego cambiar el tema de conversación y hacer como que nada ha pasado.

 

 

Notas finales:

Y bien? estaré esperando sus comentarios! *w*/ y como siempre pasense a mi página :33

http://www.facebook.com/SholeSuperKawaii

 

Eso es todo y espero que les haya gustado! n-n recuerden que el viernes hay fic nuevo! *para las que han visto mi pagina kasjdkasd*

 

Buenas noches! <3


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