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Brother por Nanami Fushikawa

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¿Alguien puede creer que por fin actualice? 

Disclaimer: los personajes no son de mi propiedad, solo la historia es mía.

Advertencia:  WI? [Qué pasaría si...?]

Disfruten~

 

Severus suspira con suavidad recargándose en la mesa, ya tenía hecha la carta que le enviaría  a sus padres explicándole del ingreso a Hogwarts; sin embargo debía esperar por la carta que debía hacer Sirius. Esperaba que la tuviera hecha para ese día, su madre solía ser algo  – bastante –  preocupona a veces y en verdad que no quería recibir una carta vociferadora por parte de la mujer. No gracias, absolutamente, no gracias.


Había llegado bastante temprano a la sala donde les darían pociones, sería su primera clase. Se había tomado la molestia de levantarse más temprano de lo usual para poder buscar con paciencia el salón donde les darían las clases, no quería llegar tarde. Cuando había ido al Gran Comedor no vio ni un solo indicio de la presencia de su hermano ni tampoco de los amigos que había hecho este el día anterior. Esperaba que no se le hiciera tan tarde, por lo menos no había visto en ningún momento a Cepheus y tampoco le había tocado compartir habitación con este.


Por el momento estaba solo, abrió su libro de texto y ojeo un poco el contenido. Ya lo había visto con anterioridad, de hecho la mayoría de las pociones que estaban ahí ya las había hecho, por no decir que todas. Su madre era bastante fanática de la confección de las mismas por lo que el sótano de la casa era un laboratorio y a decir verdad, seamos sinceros, a Sirius le importaba un jodido knut el aprender algo que no tuviera que ver con encantamientos o hechizos, bueno, tal vez las runas y la historia podían con él, ah cierto, también el volar, pero lo demás le importaba bien poco.


Severus por su parte compartía el gusto con su madre, a él también le gustaba leer sobre las artes oscuras, en realidad estaba bastante deseoso de recibir la clase; sin embargo a diferencia de Sirius, a él no le gustaba volar. No es que nunca se hubiera subido a una escoba, lo había hecho, pero la sensación le seguía siendo desagradable, siempre sentía un vacío horrendo en el estómago que nunca desaparecía por más práctica o vuelos compartidos con Sirius o Regulus. Eso lo tenía algo inquieto, para que negarlo, vuelo era la segunda clase, por lo menos la compartiría con Gryffindor al igual que pociones. Suspiró un poco, a veces seguía siendo muy dependiente de Sirius, esperaba que con el tiempo se le terminara por quitar.


Salió de sus cavilaciones al escuchar los pasos que ingresaban al salón, tenía algo de curiosidad, pero tampoco iba a actuar igual de descaradamente como lo haría Sirius. Escuchó como la otra persona se sentaba al frente, igual que él, pero al otro lado del aula. Giró disimuladamente y la vio, era una niña pelirroja que sin duda era de Gryffindor, le extraño que un Gryffindor llegara tan temprano. Regresó su vista a su libro y se dispuso a leer; sin embargo al rato sintió la mirada de la niña traspasándole la nuca. Él por lo menos lo había intentado disimular y había sido solo un vistazo, no esos seis o siete minutos seguidos que llevaba la niña observándole.


Severus ya algo fastidiado alzó la mirada y se topó con los sorprendidos ojos verdes cuando la encaró. La pelirroja había pegado un pequeño brinco en su asiento al verse descubierta, además sus mejillas se habían coloreado un poco por lo que supuso Severus fue vergüenza de ser descubierta. Lily desvió la mirada algo nerviosa, sin querer había sido descuidada en la observación que le estaba realizando al niño pelinegro de cabello algo largo. Quería comprobar si lo que le habían dicho la noche anterior acerca de los Slytherin era cierto, ya había visto que unos de grados superiores eran insufribles.


Severus abrió la boca para preguntarle si quería algo, pero no pudo continuar porque alguien se le lanzo encima a abrazarlo – ¡Sev! – el de ojos negros rodó los ojos al escuchar la voz de Sirius.


 – ¿Qué pasó, Sirius? – el de ojos grises tenía la cabeza apoyada en el estómago del otro.


 – ¡Remus! – y para dar énfasis en lo que decía señaló al nombrado.


Severus fue consciente hasta ese momento que Lupin y Potter estaban tomando asiento detrás de ellos, el anterior mencionado tenía una mueca algo nerviosa mientras que el de lentes parecía que se podría dormir en cualquier momento, su cabello seguía igual de despeinado que el día anterior, ¿alguna vez se habría quedado un cepillo atorado ahí? Sintió algo de pena por el hipotético artículo.


 – ¿Qué pasó con Lupin? – cuestionó con voz cansina mientras esperaba algún comentario tonto por parte del de ojos grises.


Sirius lloriqueó un poco más y se puso de pie – . Se ve todo adorable, pero nos sacó a patadas de la cama súper temprano, ¡súper temprano!


 – No eran tan temprano – murmuró Remus.


Severus rodó los ojos – . Gracias por hacerlo, Lupin, este idiota puede despertar hasta el día siguiente si se le deja.


 – ¡Soy tu hermano! ¡Deberías estar de mi lado! – Sirius hizo un puchero.


James y Remus observaron divertidos la interacción entre esos dos, eran completamente diferentes. El solo hecho de ver las casas opuestas en las que habían quedado era una evidencia, pero aun así parecían llevarse de maravilla a pesar de las discusiones tontas. Ellos podían dar fe de que Sirius se preocupaba por su hermano. Parte de la noche se la pasó algo inquieto diciendo que más le valía al tal Cepheus no tocarle un cabello a su hermano.


Las clases comenzaron al rato, entre comentarios tontos y miradas extrañadas por parte del profesor de pociones y actual jefe de la casa Slytherin a ese extraño cuarteto conformado por tres Gryffindor y un Slytherin. Lily también siguió con su investigación, ese Slytherin no se veía tan malo como había imaginado.


~


Severus tenía mala cara, la clase de pociones había terminado hace un rato y ahora se encontraban en el área destinada para aprender a volar en escobas. Era vergonzoso admitirlo, pero se había acercado a Sirius en busca de algo de apoyo moral, además no le hacía mucha gracia estar cerca de Cepheus, el imbécil le había mandado papeles durante pociones donde salía quebrándose algo. No se los mostro a Sirius porque en verdad no quería que este fuera a parar a una detención apenas iniciadas las clases, estaba intentando cumplir lo que su madre le había pedido antes de irse.


La instructora de vuelo, cuyo nombre no recordaba por estar viendo su escoba con desconfianza, era una mujer de ojos amarillentos y cabello blancuzco, además de tener una mirada severa que no ayuda mucho a calmar sus bien disimulados nervios.


 – Entonces digan ¡Arriba! Con sus manos extendidas – ordenó la mujer.


Severus ni siquiera lo intentó, pero observó como el resto lo hacía. Sirius tenía en su mano la escoba, en su rostro había una sonrisa confiada, se dio cuenta que Potter estaba en las mismas circunstancias, la de Remus había brincado un poco pero había caído de nuevo contra el suelo levantando una cortina de humo.


No se molestó en ver al resto, los demás no le interesaban en lo absoluto. Imitó la acción que estaban realizando todos de ponerse sobre la escoba, pero no tenía ninguna intención de hacer lo que decía la profesora; sin embargo el descuidarse observando a su profesora para que no se diera cuenta que no estaba haciendo nada fue su maldición porque su escoba se alzó aunque él no intentó nada. Aun asustado intentando hacer que su escoba lo obedeciera como la que tenía en casa, pero esta no lo hacía.


Escuchó de fondo la risa de Cepheus de fondo y todo tuvo lógica, aun entre la bruma de terror porque no sabía qué demonios le había hecho el asqueroso hijo de Walburga a la escoba. Se mordió el labio y apretó el agarre cuando la escoba empezó a darle sacudidas fuertes para que se cayera.


 – ¡Severus! – podía escuchar la voz preocupada de Sirius algo distorsionada por el aire que chocaba contra sus oídos en cada pirueta que le daba ganas de vomitar. Los ojos se le estaban aguando patéticamente, no sabía si por las ganas de vomitar o por su poca disposición a las alturas.


La escoba chocó con fuerza, después de varias vueltas de muerte, contra una pared. Su cuerpo no lo pudo soportar más, el mareo y el aturdimiento pudieron con él y se soltó de la escoba, estaba seguro que se quebraría algo, mierda, la poción para que crecieran huesos sabía al mismo demonio. Ya casi podía sentir el asqueroso sabor en su boca, aunque eso también podía ser el vómito contenido.


Escuchó  los gritos de fondo, ya casi debía venir el golpe, sin embargo en vez de eso sintió unos brazos pasando por su cintura en un agarre que catalogo como asustado y algo desesperado, alzó la vista medio mareado esperando encontrarse con los ojos grises de Sirius, pero en su lugar eran los ojos avellana de Potter que lo observaban algo asustado y aliviado.


 – ¿¡Cómo estás, Sev!? – cuestionó la familiar voz de su hermano. Sirius estaba a corta distancia con su escoba también, lucía realmente preocupado. El niño se terminó de acercar y ayudó a James a afirmar el agarre para poder bajar.


Severus cerró los ojos todavía medio mareado – . Odio las alturas y odio volar.


Fue lo único que dijo, realmente no valía la pena decir nada acerca de Cepheus, su hermano no era muy discreto para las venganzas, él podía hacerlo solo. Ni que se atreviera a pensar ese engendro con apariencia de sapo que se saldría con las suya. Eso era guerra y no por nada estaba en Slytherin, el bastardo se las pagaría.


Los tres soltaron un suspiro aliviado cuando pisaron tierra, James todavía tenía sostenido a Severus por la cintura para que no se cayera por los mareos, por su parte Sirius junto a Remus se encontraban examinándolo.


 – ¡Abran espacio! – Madame Hooch se abrió espacio entre los niños y revisó al Slytherin, este lucía bien pero parecía mareado – . Lo llevaré a la enfermería para que pueda descansar, ¿puede caminar, señor Black? – cuestionó la mujer.


 – Sí – Severus se enderezo separándose de Potter.


 – Yo voy con ustedes – Sirius no espero mucho y empezó a caminar con su hermano a la enfermería, la profesora no dijo nada ya que conocía la relación de sangre.


La de ojos amarillos habló de nuevo – . Esperen aquí mientras la profesora McGonagall vuelve, la enviare para que los supervise en lo que regreso.


 – Espero que este bien – expresó Remus preocupado.


James asintió ante las palabras del castaño claro – . No creo que tenga nada grave, creo que no se hizo daño… – Potter suspiró, aun entre la brumas de los acontecimientos se le hizo curioso que Severus oliera a menta, un olor que no había notado en Sirius.


 – Esa alimaña que no merece el apellido Black es un inútil, era obvio que algo así le pasaría – con dos tipos grandes a sus costados se encontraba Cepheus con su cara soberbia.


James y Remus le hicieron mala cara, los dos estaban listos para defender a sus amigos, pero no hubo oportunidad alguna de hacerlo porque la profesora Minerva a travesó el patio con su pose rígida.


 – Señor Potter, me gustaría hablar con usted en privado. He visto lo que hizo – dijo con severidad la mujer mirándolo de reojo.


James no se dejó intimidar, sabía que no tenía permitido volar, pero no dejaría que ningún amigo suyo se lastimara si podía hacer algo para evitarlo.


~


 


 


Querida familia,


El evento de selección de casas fue el día anterior, pero hasta ahora enviamos nuestras cartas porque Sirius se había olvidado de hacerla. ¡Tenía pereza, no me culpen!


Eileen suspiró al ver la letra del primero de sus hijos en la carta de Severus, eso explicaba porque solo  había una carta en la pata de la lechuza.


Eres un idiota Sirius. Tú también lo eres, Sev.


Como sea, yo fui seleccionado en Slytherin y Sirius, bueno, ya se podrán imaginar en que casa fue a parar, es su hijo, ¿no? Sí, el rojo es lo suyo de ahora en adelante.


¡Me veo guapo como siempre!


Dejando eso de lado, nos ha ido bien hasta el momento. Además Sirius no fue castigado el primer día, puedes estar tranquila, madre. Por otra parte, sucedió algo en la clase de vuelo así que al parecer James Potter  – un chico que conocimos en el tren –  será el buscador de Gryffindor mientras que Sirius tiene permitido ir a los entrenamientos también, aunque sin ningún puesto por el momento.


Lo conseguiré eventualmente y no te preocupes, madre, James y Remus Lupin  – otro amigo –  también son amigos de Severus.


Atentamente,


Severus Black


Sirius Black


Pd: ¿podrías enviarme algo de uñas de Troll? Deseo practicar una poción que leí en un libro de la biblioteca.


Pd2: ¿por qué tengo un hermano tan aburrido?


Orión suspiró al terminar de leer la carta de sus hijos, realmente como había dicho Severus lo de Sirius no fue una sorpresa. Eileen tampoco lucía sorprendida incluso el pequeño Regulus lucía algo satisfecho.


 – Por lo menos ya tienen amigos – dijo Orión finalmente mientras se acomodaba para seguir con la cena.


 – Cuando vaya a Hogwarts podré estar solo con Severus en Slytherin – comentó feliz Regulus.


La anterior Prince por fin exteriorizó lo que llevaba pensando desde hace un rato – . Sin duda ese James debe haberle caído bien a Severus para que lo haya mencionado en su carta, es bueno saber que se está volviendo más sociable.


Regulus frunció un poco el ceño y Orión decidió dejar de lado ese pensamiento, las amistades no tenían nada malo, además el apellido Potter también era importante. Nada malo debía salir de eso, ¿no? 

Notas finales:

¡Gracias por haber leído! Primero que nada, lo sé, no tengo perdón, no las culpo si me reclaman :'v llevo demasiado tiempo sin actualizar nada de HP, otros fandoms y deberes me consumieron, lo siento unú pero vuelvo porque el fandom de los Merodeadores ha muerto un poco ;4; Onta mi James x Severus? Entonces me dije, no puedo dejarlo así >~< Ellos necesitan love~ Así que regresé -o- Y pues... ojala que les haya gustado el cap .o.

Nanami off~

 


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