La tensión en aquel lugar era inevitable. Estar acorralado bajo un chico de la nada y que otro los encuentre, era una cosa; pero que ese otro sea Akashi Seijuuro, simplemente significaría escribir su testamento lo más rápido posible. Kouki no sabía a donde mirar, si a los ojos del emperador, al suelo, a la pared, al cielo, a esa paloma ¿A qué? solo tenía en claro que debía solucionar aquello lo más rápido posible sino habría victimas de por medio. Para su suerte Seika ya lo había soltado y ahora estaba a su lado; pero aún no sentía que eso ayudara de alguna manera.
-A-Aka…Aka-Akashi-san…- Las palabras no podían salir claras de su garganta, sentía la profunda mirada de este sobre sí y eso dificultaba más su habla. Antes de si quiera decir alguna otra cosa, una melodía irrumpió entre ellos. Era el celular de Seika.
-¿Hola? ¿Eh?... está bien, iré de inmediato.- suspiró y colgó la llamada. Guardó su celular en uno de sus bolsillos y volvió a sonreír.- Kouki-kun tengo que irme, me ha salido una emergencia de repente, te dejare en tu casa y-
-No te molestes Jason, yo lo hare.- Akashi había hablado interrumpiéndolo. De todas las cosas que habían pasado, la última era dejar que ese tipo supiera donde vivía Kouki.- Te puedes retirar ahora si era una emergencia.
El peligris dio media vuelta y encaró al emperador.- Tienes razón, no debo perder el tiempo.- volvió a mirar al castaño y le dio un fugaz beso en la mejilla muy cerca de los labios.- Bye, bye Kouki-kun, Seijuuro.- miro rápido al pelirrojo y volvió a sus andadas yendo hacia otra dirección para ya retirarse. Kouki simplemente se había quedado estático ante esa despedida. Algo dentro de sí le decía que una tormenta estaba a punto de aparecer. Bajo la mirada sin atreverse a mirar al pelirrojo que ahora estaba frente a él, mientras que en su mente un mar de dudas inundaba toda la conmoción en su cerebro.- ¿Debería decir algo? Digo… no tenemos nada en realidad así que… no creo que deba explicarme; pero…- entre sus pensamientos el recuerdo del beso que se dieron; o más bien Akashi le dio, meses atrás volvían hasta él sonrojándolo hasta las orejas sin saber que hacer o que decir.
-Ahora mismo quiero explicaciones de lo que paso, Kouki.- la voz del emperador, tan imponente y elegante a la vez, provocaron que el castaño empezara a temblar.- ¿Y bien?
-No sabría cómo explicar eso.- pensó; pero sabía que si lo decía en voz alta no conseguiría nada.- Yo… me había encontrado con Seika-san y fuimos a…tomar un café, nada más y….y…- le costaba continuar aquello para poner en claro la situación de hace un rato.
Akashi solo entrecerró los ojos y se dio media vuelta.- Andando, debo dejarte en tu casa.- Kouki no movió ni un músculo. ¿Eso era todo? Ni explosiones, ni tijeras… nada. Una parte de él se sentía tranquilo por eso; pero otra le dolía por ver el desinterés que tuvo el pelirrojo después de todo. Suspiró y lo siguió manteniendo una distancia entre ambos. No estaba listo para decir algo más, sentía que era mejor dejar las cosas así y no hacer comentario alguno.- Creo que está bien ¿No? Al final, ni él ni yo tenemos nada que nos una aparte de la familia. No tiene por qué preocuparse de lo que haga, no tiene que hacerlo…- Sonrió con tristeza, aunque esa era la verdad le dolía. Entonces… ¿Qué significaba aquel beso? ¿Acaso Akashi ya sabía de sus sentimientos y solo jugaba con él? ¿Qué era lo que sentía realmente?
Soltó una pequeña risa, no podía negar que se sentía patético al imaginarse toda una serie de conclusiones entre ambos. Debía de corregir aquella actitud que no valía la pena mencionar. El castaño miro al cielo y pudo ver como las pocas estrellas de la noche iluminaban el manto astral y como la luna con sus rayos dejaban caer una luz tenue sobre la ciudad. Necesitaba relajarse, no podía dejar que el pelirrojo lo viera de esa manera.
Llegaron hasta la casa de Kouki entre una tensión silenciosa y un poco desesperante.- Hemos llegado.- dijo mientras abría la reja de la casa, se sorprendió de no escuchar respuesta y al voltear vio como Kouki estaba con la mirada baja dando pasos monótonos sin dirección alguna. No soporto más aquello. Tomó del brazo al castaño y lo acorraló entre él y la pared.- No tolerare más esa actitud Kouki.-
En ese momento de sorpresa y adrenalina Kouki cayó en algo importante que no había notado al ver el rostro del pelirrojo. ¿Cómo pudo ser tan ciego? Algo en él se sorprendió y sintió que esos nervios que tuvo cuando vio por primera vez a Akashi volvían hacia él. Los ojos de Akashi eran de diferente color. -¿Cuándo fue que cambiaron? –se preguntó sorprendido.
-En verdad eres ingrato al hacerte la victima de esta historia.- no sabía que estaba pasando, sentía que debía escuchar lo demás.- Siendo yo él que fue engañado.- Akashi no espero un segundo más y atrapó los labios del castaño con los suyos. Este beso fue diferente al primero, con más fuerza, más exigencia y mucho más demandante. Los labios de Akashi eran hábiles a comparación de los suyos y no pudo evitar ahogar un gemido al sentir como la lengua del pelirrojo invadía su boca y lo recorría por completo. Ambas lenguas se unieron dentro de la cavidad iniciando una guerra que bien sabían quién sería el ganador. Se separaron por la falta de oxígeno y un pequeño hilo de saliva los unía de por sí.
Akashi sonrió complacido al ver de tal manera al castaño. Con los ojos cerrados, el cabello despeinado y sus labios hinchados pidiendo más. Soltó el agarre y se acercó hasta su oreja.- Recuerda que solo eres mío hermanito~.- Aquello lo dejo estático.- y más te vale entenderlo.- con eso, se dio media vuelta y salió complacido mientras cerraba la reja dejando a un castaño confundido y al borde de las lágrimas.
Tomó las llaves y con poco esfuerzo abrió la puerta de su casa entro gateando por la falta de fuerzas que sentía en sus piernas, quería llorar, quería gritar, quería que el mundo supiera como se sentía. Pero se contuvo, se contuvo con la voluntad que aún le quedaba. Un pequeño amiguito se le acerco maullando; pero se detuvo al ver en tal estado a su amo.- ¡AMO! ¿Qué te paso? ¿Quién te hizo esto?... Amo ¿Por qué lloras? ¿Por qué te estas mordiendo el labio? ¡AMO! –Taki se acercó hasta el rostro del castaño y empezó a ronronear para transmitirle su apoyo y su dolor, trataba de decir eso; mas de sus labios solo salían maullidos agudos.
-Ay Taki…- un sollozo escapó de sus labios.- Ojala pudieras hablar… necesito un consejo justo ahora.- sonrió, estaba en un estado lamentable que hasta su gato se daba cuenta. Lo cargó con cuidado, cerró la puerta y fue hasta la sala a paso lento. Pulsó el contestador de las llamadas por si había recibido un mensaje y se recostó en el sillón de mala gana.
-Hey~ Kou-chan esperó que estas bien, me apena haberte dejado solo con ese maldito enano; pero estoy seguro que no hará nada malo, eso le conviene.- el primero era de su hermano, rio con un poco de ironía.- Cuídate mucho, regresare pronto, te traeré muchos regalos de Osaka~~
-Eres un malagradecido que ni si quiera puedes dar una llamada por semana.- su madre era muy linda como siempre.- Bueno, te recuerdo que el cumpleaños de Yumi se acerca, debes venir.- ¿Para eso no faltaba algo de dos meses o tres?- Me dirás que falta mucho; pero es mejor avisarte ya que ni de tu pobre madre te acurdas como para llamarla; pero bueno, espero que estés bien hijo. Te enviare la pensión como cada viernes, cuídate, come todos tus alimentos. Te quiero.- sonrió.- Más te vale venir al cumpleaños de tu hermana o yo misma te traeré a rastras.
-Are, are Furi-chan, no hemos podido hablar mucho desde hace unas semanas.- ¿Cómo Takao había conseguido el número de su casa? Sentía que estaba siendo acosado.- Los chicos y yo tendremos un partido en unas semanas ¿Te apuntas? Se acercan las finales de la Winter Cup; pero siempre es bueno jugar un poco jejeje, cuídate mucho, me envías tu respuesta y saludos de los demás.
Eso era todo, suspiró cansado. No se sentía de ánimos de responder todo aquello. Cerró los ojos y con Taki en su regazo trato de irse al mundo de los sueños donde todo era más tranquilo.- Los humanos suelen complicarse la vida.- maulló Taki despertándolo.- En cambio nosotros le lamemos la oreja a otro gato y ya decimos un te amo, eso dicen ustedes ¿no? –No entendía como; pero sentía que al ver los ojitos negros de Taki podía ver la verdad reflejada en ellos.
-Debes creer que soy un idiota ¿No?
-Completamente.- hubiera querido decir Taki.
-No lo comprendo… siento que se aprovecha de mí; pero no sé cómo reaccionar ante él…es tan diferente y tan complicado…- volvió a cerrar los ojos.- Tal vez por eso lo amo tanto.
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El tiempo siguió pasando en la vida de todos ellos, y con este un nuevo y último año les llegaba de por sí. La Winter Cup llegó a su fin, Shutoku ganó, Rakuzan quedó en segundo lugar y Seirin en Tercero. Esto entristeció bastante a los senpais; pero se enorgullecieron por jugar en un equipo tan maravilloso como ese. Los que una vez estuvieron en primero; ahora pasaban a ser parte de tercero. Finales de Enero llegó también consigo y con eso un partido que había quedado pendiente meses atrás para cierto grupo de compañeros.
-Buen pase Takaocchi.- dijo Kise sonriendo.- Pero ten cuidado con Kurokocchi.-
-Lo sé, lo sé Kise-cha; pero recuerda que la luz y sombra de Seirin se enfrentan a la de Shutoku.-
-¡Cállate Bakao y lanza el balón!- Takao sonrió por la vergüenza de su novio.
-Furihata-kun marca a Takao-kun, nos encargaremos de sus pases.- el castaño asintió con una pequeña sonrisa y con esto volvió a iniciar aquel pequeño partido que habían hecho después de que acabara el torneo. Uno de los equipos eran Kise, Midorima, Takao y Atsushi; y en el otro estaban Kuroko, Kagami, Furihata y Himuro. Aomine no había podido asistir debido a una celebración con su familia; mientras que Akashi tenía una reunión de negocios importante. Aunque Kouki agradeció por todos los dioses esa falta de parte del pelirrojo.
El partido dio por finalizado dejando vencedor al equipo de Kuroko con una diferencia de 4 puntos. Se sentaron en las escaleras de aquella cancha para descansar y empezaron a hablar de temas distintos. –No puedo creer que ya estemos en tercero.- mencionó Kise.- ¿Ya saben a qué universidad ir?
-Planeaba ir a una de Tokyo, quiero estudiar Biología.- dijo Takao sonriendo.
-Atsushi y yo tal vez estudiemos repostería, aún no hemos decidido del todo.-
-Estudiare medicina, nanodayo.- dijo Midorima mientras se acomodaba su lentes.-
Kouki recién caía en la cuenta de que estaban por salir e ingresar a la universidad. Él aún no sabía que estudiar, nunca lo había puesto de esa manera. ¿En qué era bueno? Le gustaba mucho leer; pero tomar una carrera así no le ayudaría bastante. Aunque una carrera de literatura tampoco le venía mal. Le gustaba la música; pero tampoco dependería de eso.- ¿Algún plan para el futuro?- escuchó aquel comercial alguna vez y solo consiguió jalarse un poco los cabellos.
-Desearía tener un plan ahora.- pensó frustrado ignorando la mirada confusa y algo sorprendida de los presentes.
-Furihata-kun ha estado actuando muy raro desde hace unos días ¿Estará bien?- dijo Kuroko mirando con su típica expresión hacía el castaño que se recostaba tranquilamente en la escalera sin saber que hablaban de él.
-¿Tendrá problemas? – Preguntó Himuro un tanto preocupado.- No sabemos si nuestro plan funciono del todo.
-No debimos dejarlo solo aquella tarde; quien sabe que habrá pasado para que este así.- dijo Kise con un pequeño puchero en el rostro.- Si Akashicchi los encontró juntos entonces eso sería muy malo; pero si fue diferente al caso, entonces se trató de violar de nuevo a Furicchi.
Todos asintieron mientras adoptaban una pose pensativa para crear un nuevo plan que uniera a ese par. Suspiraron cansados.- Es muy tarde para lamentar. – dijo Kuroko serio.- Solo nos queda esperar que el destino les haga un movimiento importante a ambos.
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La fiesta de la pequeña castaña de la familia Akashi llegó y con esta diferentes invitados de direcciones distintas. 13 de marzo, a iniciados de la primavera se celebraban los ocho años de aquella castaña que ahora sonreía por tan bella decoración.
-No toques nada Yumi.- dijo Naomi mientras llevaba un pastel de glaseado blanco al salón.
-Mamá ya tengo ocho años no te preocupes por eso.- dijo con una sonrisa.- Además… ¡Saito- niisan!- la pequeña no terminó al ver a su hermano mayor en la puerta de la mansión con unas maletas y los brazos extendidos.-¡Te extrañe!
-¡Yumi-chan! ¡Feliz cumpleaños! Te traje muchos, muchos regalos pequeña.- Saito no soltaba a su hermanita bajo ningún motivo.- ¿Cómo has estado madre?
Naomi sonrió y fue a abrazar a su hijo de nuevo.- Saito, hijo ¿Dónde están Kotei y Kai-chan?- y como si fuera por arte de magia el rubio entró al salón con un bulto en brazos y una gran sonrisa en el rostro.- Owww mi nieto esta tan grande.- cargó al pequeño bulto con cabellos rubios y ojos negros como su padre.- ¿Todo bien en el viaje?
-Todo normal, Kai extrañaba mucho a su abuela; pero aun así no nos causó ningún problema…
-Me alegro tanto; pero miren lo que trajo el rio.- Naomi le devolvió el bebé a Kotei y se acercó hasta el muchacho que ahora estaba en la puerta y lo jaló de una oreja.- Tú maldito malagradecido ni una llamada Furi!
-Perdón madre , sabes bien que he estaba ocupado , además…. me demore porque bueno…
-Hola a todos.- Takao hizo su presencia saludando a cada uno de los presentes. Al parecer Yumi también tendría a la generación de los milagros en su fiesta.- ¡Yumi-chan! ¡Feliz cumpleaños!
-¡Takao-niichan! gracias por venir.- se alegró la pequeña de verlos a todos.- ¿Eh? ¿Dónde están Kuro–niichan y Kise-niichan?- y sin esperar mucho ambos aparecieron en la entrada, uno más cansado que otro.- ¿Paso algo malo?
-Cosas de la vida Yumi-chan.- dijo Himuro con un suspiro.
-Kuroko y Kise se han sentido mal desde la mañana y no tenemos idea de porque.- dijo Kagami mientras ayudaba a su sombra a caminar.
-Y cuando veníamos aquí a ambos se les dio por vomitar y tuvimos que usar una bolsa para solucionarlo.- dijo Aomine con un suspiro. Koterio rio un pcoo al escuchar aquello.- ¿Sucede algo malo Furihata-san?- Saito no habia cambiado legalmente su apellido; por eso mismo Kotei también lo tenía al estar casados.
-A que posiblemente o Kuroko, o Kise o ambos estén en la dulce espera.- dijo con una sonrisa y Naomi y Saito chillaron. Cuando las mentes de Aomine y Kagami reaccionaron, ambos gritaron:
-¿¡EMBARAZADOS!?- la pregunta salió de todos sorprendidos y después de unos minutos para Kagami y Aomine el mundo se tiño de negro.