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Encuentros Casuales por Kazumi Andy

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Notas del capitulo:

Hoola owo/ ¿Que tal con su semana? ¿Como les ha ido? 

Debo decir que tuve ciertas complicaciones con subir el capítulo. Primero que no tenía internet y la inspiración volaba más de lo que yo quería xD En fin aqui les traigo lo que más esperaban ewe 

Hare una mención especial a shiromu, querida fuiste la única que acertó sobre lo que le pasaba a Kouki en tu review, te felicito >u> *le lanza una galleta* 

No he tenido tiempo de responder sus reviews :c volví a clases y los profesores volvieron más malvados que nunca :'v prometo responderlos esta semana y es que en verdad me encantan x3 son tan adorables y lindos que me hacen sentir tan dsffds :') 

**Saludos y abrazos especiales

 

Patata Noemi, Hanakae13, MB, DarkSweetLady, SpecialFujoshiXD, Damocles, Kierasu <3, Andy Jaeger, ale801, shiromu ;) , Alevass M., Tetsuya Chihiro, MIK, misaki nogi y Usami Tenshi.

 

Leer sus amenazas de muerte a Akashi me mataron de risa X'D el emparador ahora tiene su club de odio hahaha xD Perdonen por la confusión anterior, ahora espero expliar sus dudas uwu 

 

Sin más distracciones... ¡A leer! 

 

-Primero quiero pasar por Kuroko y Kagami, Seiji querrá despedirse de Yudai, Shiori y Kuroi ¿No hijo?- el menor asintió con una sonrisa mientras seguía jugando con su figura de acción del capitán américa que Jason le compró semanas atrás. 

 

-Entonces ve, yo bajaré las maletas al auto.- Kouki asintió y junto con su hijo fueron hasta el piso donde estaba el departamento de sus amigos, aunque, según recordaba ambos se iban a mudar por la falta de espacio que ocupaban los cinco miembros de la familia dentro de esa estancia. Cuando llegó hasta la puerta correspondiente, tocó y esperó tranquilo a que abrieran. Se llevó una sorpresa al ver a cierto peliceleste frente a él.

 

Sonrió.- Hola Yudai ¿Puedo pasar?- con sus cinco años Yudai conocía perfectamente quien era Kouki, un amigo de sus padres que le daba dulces a escondidas de su progenitor; por eso le tenía un gran afecto al castaño. Asintió y dejo que entrara, de paso que también saludaba a Seiji.- Kuroko ¿Cómo te encuentras?

 

-Algo mejor.- el peliceleste había estado con una fuerte gripe esos días hasta el punto de tener que quedarse postrado en la cama; pero gracias a los cuidados de su pareja e hijos pudo recuperarse poco a poco.- ¿Ya van a partir? Naomi-san y Saito-san los iban a esperar por allá ¿No?

 

-Sí, iban a ir.- suspiró, Kuroko sabía a qué se debía el humor de su amigo.- No me siento del todo listo Kuroko, logre recordar muchas cosas, tu embarazo y el de Kise, la Winter cup de segundo y tercero; pero aun así siento que algo falta…

 

-Y ese algo es saber quién es el padre de Seiji-kun ¿No es así?- Kouki rio, no podía esconderle nada a Kuroko.- Te lo dije Kouki-kun, no puedo decirte nada, tú con el tiempo debes recordar y si tu mente se niega a hacerlo; ya es cuestión tuya.- Kuroko se había adaptado al habla americano por lo que llamaba a Kouki con su nombre. El castaño asintió, Kuroko tenía razón. Si ese recuerdo no quería regresar era por el simple hecho de haber sucedido algo malo en el pasado, no tenía por qué darle tantas vueltas al asunto.- Yudai despídete de Seiji-kun, Shiori salió con Taiga-kun y Kuroi  sigue durmiendo, sacó eso de su padre.- Kuroi Kagami era el tercer hijo de Tetsuya y Taiga, con un año de edad, pelirrojo y de ojos celestes, había sacado la personalidad explosiva de su padre; pero la discreción de Kuroko.

 

-Adiós Yudai te veré en unos meses.- Seiji sabía que su amigo de juegos volvería a Japón tiempo después que él por lo que no se preocupaba demasiado. El peliceleste con un ligero sonrojo en sus mejillas se despidió de su amigo con un pequeño abrazo, lo extrañaría; pero sabía que pronto volvería a ver al menor; que no lo era del todo ya que Seiji medía igual que él, a pesar de ser un año menor.

 

-Adiós Kouki-kun.- dijo Kuroko.- Recuerda darle tiempo al tiempo, pronto será como antes.- Kouki sonrió. Se despidió de ambos pelicelestes y cargó a su hijo para irse directo al estacionamiento. En el fondo le debía mucho a su amigo por ayudarlo a recordar parte de su vida entre la preparatoria y la universidad; pero muchas dudas seguían asaltándolo y necesitaba responderlas.

 

En la cochera Seika le enviaba  un mensaje a Saito diciéndole que estaban por irse; el pelinegro le respondió en seguida. Justo en eso Kouki apareció con el niño. Lo hizo subir al auto, Seiji en la parte trasera con su asiento especial y él en frente.- Ha pasado mucho tiempo ¿Cómo te sientes?-  

 

-Es extraño, después de ver a Saito-kun y Kotei-kun en navidad creo que me siento más tranquilo.- contestó el castaño sin dirigirle la mirada a su acompañante.- Fue algo interesante la primera vez que los vi.- rio levemente.

 

Suspiró.- Lo preguntare por última vez ¿Seguro de esto?

 

-No puedo dar marcha atrás Seika, debo intentar recuperar el tiempo perdido.- con esa respuesta el peligris volvió a mirar de frente y puso en marcha el motor para ir directo hasta el aeropuerto.- A pesar de esta opresión en el pecho, es mejor regresar, tal vez… pueda recordar todo.

 

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En la tierra del sol naciente, Naomi iba en el asiento del copiloto jugando con el menor de sus nietos, Yiro, pelinegro y de ojos castaños; para su abuela, un Saito en miniatura. En la parte trasera iban Kotei, un Kai de siete años dormido y Yumi, que veía por la ventana mientras iba escuchando música de sus audífonos rojos. Seitarou estaba en una reunión de negocios y Seijuuro no había sido informado sobre eso. Naomi sabía que lo mejor era que el pelirrojo viera con sus propios ojos a Kouki; pero también, que en cuanto su hijo viera al emperador tal vez sus recuerdos lo golpearían fuertemente y eso no era recomendable y menos frente de Seiji.- ¿Cómo crees que este?

 

-Bien, Furi siempre ha sido fuerte solo tiene que adaptarse de nuevo y veras que todo será como antes.- contestó Naomi.

 

-Sabes que no dejare que se vuelva  acercar a Seijuuro ¿No es así? – La pelinegra asintió, su hijo seguía muy resentido con el pelirrojo por todo lo sucedido. Sonrió tranquila.

 

-No puedes engañar a un corazón Saito, solo te diré eso.- dijo sin darle importancia al asunto. Nadie mencionó nada más hasta llegar al aeropuerto de Kyoto. Según la hora, el avión del castaño ya había aterrizado 20 minutos atrás.

 

 Saito le daba un poco de razón a su madre, él no podía impedir que Kouki se encontrara con Akashi y, mucho menos, impedir que se vuelva a enamorar. Sin embargo, podía cambiar el curso de la historia, en todo ese tiempo Kouki jamás había mencionado nada sobre el pelirrojo, si se encontraban, Saito podía cambiar la verdad de las cosas y, del mismo modo, decir un pequeña mentira que no le causara tanto sufrimiento a su hermano.- Se lo dije hace años, le dije que no se lo daría si lo hacía sufrir.- pensó antes de ocultar su semblante seria y mostrar una sonrisa al ver al castaño salir por la puerta de desembarque del vuelo 485

 

-¡Kouki-chan! ¡Has vuelto!- Saito fue el primero en ir y recibirlo en un efusivo abrazo. Lo había visto meses antes en su visita a América; pero siempre se preocuparía por el estado del castaño cada vez que lo viera.- Seiji-chan que grande estás.- se agachó y cargó al pequeño que estaba sujeto de los pantalones de su padre. Seiji conocía a sus tíos Saito, Kotei y sus primos Yiro y Kai; pero se le hacía extraño ver a la señora pelinegra junto a la castaña frente a ellos.- ¿Y Seika-kun?

 

-Tuvo que irse de emergencia, al parecer debe solucionar unos asuntos que dejo pendientes; pero que nos alcanzaría en la mansión luego.- dijo.- Kotei, Kai y el pequeño Yiro, es bueno verlos de nuevo.- Kotei asintió y se acercó a darle un pequeño abrazo al castaño. Kai, al volver a verlo, corrió y lo abrazó fuertemente. Extrañaba mucho a su tío.- Wow, tranquilo pequeño, estás muy fuerte.- rio levemente y después le acaricio los cabellos al pelinegro que dormía en los brazos de Kotei.

 

-No te había podido ver desde el primer año de Seiji.- dijo Naomi llamando su atención, sonrió y abrazó a su hijo con ese sentimiento cálido que tanto añoraba. Habían pasado cerca de tres años desde que lo vio por última vez, se alegraba de saber que había estado bien en ese tiempo.- Te extrañé mucho Furi…

 

-Y yo a ti mamá.- contestó el castaño.- Seiji ha estado ansioso por conocer a su abuela y a su tía ¿No es así Yumi?- la castaña dio un sobresalto al oír su nombre y, sin esperar más, se unió al abrazó entre su madre y su hermano. También lo había extrañado demasiado.- Has crecido mucho… ¿trece años?

 

Negó.- Tengo dieciséis. tonto.- le dio un golpe en el brazo y rio, muchas cosas habían pasado en ese tiempo.-

 

-Seiji quiero presentarte a alguien.- el menor levantó la mirada hacia su padre y después a la señora que lo seguía manteniendo en un abrazo.- Ella es tu abuela, Naomi- baasan (*) y tu tía Yumi-chan.- Ambas mujeres le sonrieron al pequeño, que las observaba con cierta curiosidad inocente. Como cualquier niño no pudo evitar correr y abrazarse de las piernas de Naomi en cuanto Saito lo bajo de sus brazos.- Es muy afectivo.

 

-¿Ella es mi baasan, papá?- preguntó mientras veía a los ojos de Naomi, la cual no pudo evitar soltar unas lágrimas al ver el parecido de su nieto con Seijuuro.

 

-Sí, si lo soy.- lo cargó y abrazó tan fuerte como pudo. En el fondo, a pesar de lucir tan fuerte, tenía miedo, sentía la necesidad de proteger tanto a su hijo como a su nieto de los problemas que llegarían desde ese momento. Al ver la mirada extraña de sus familiares, volvió a mostrar la faceta de siempre y con una sonrisa decidió decirle donde vivirían desde ese momento.

 

//////////////////////////////////////////

 

No sabía porque había vuelto a entrar ahí. Sintió esa necesidad; pero en el fondo se lastimaba paulatinamente conforme seguía en esa pequeña estancia. Sonrió. Lo extrañaba; mas tenía que continuar para no caer en sus sentimientos de nuevo. Se acercó hasta el armario y sacó una de las camisas del castaño, que había dejado ahí tiempo atrás. Aspiró con fuerza y el olor a menta inundó sus fosas nasales, aquel aroma tan nostálgico para su ser seguía ahí presente. Se sentía muy tonto haciendo eso. La dejo donde estaba y volvió a dejar todo en orden. No tenía por qué continuar con eso de esa manera.

 

Tenía una reunión importante con su padre; aunque no lo había encontrado al llegar; pero no por eso lo iba a postergar. Había regresados una semana antes de la universidad; pero no se había dado el tiempo necesario de visitar Kyoto y de paso, a su padre. Se llevarían una sorpresa cuando regresaran y lo vieran. Bajaba tranquilamente de las escaleras, cuando escuchó la puerta abrirse y, mientras cierta persona se asomaba por esta, el tiempo se congeló en ese preciso instante

 

Kouki entraba con algo de desconfianza, su madre le había dicho que no iba a pasar nada malo, los empleados de esa mansión ya sabían quién era él, sin embargo, él no. Seiji debía estar con sus dos primos al cuidado de su hermano; pero tenía cierta timidez por haber dejado solo a su hijo. Al levantar la vista para poder admirar todo el salón se percató de cierto pelirrojo parado a un lado de la escalera, ¿Quién era él? Por el cabello y los ojos del mismo color podía deducir que era hijo de Seitarou, es decir, su “hermanastro” por cuestiones legales.

 

-Buenas tardes… ¿Akashi-kun?- lo dijo más en forma de pregunta que de afirmación, había deducido el apellido solo por el progenitor. Al pelirrojo se le había secado la garganta al ver a Kouki en frente suyo y hablándole como si ese tiempo separados jamás hubiera pasado.

 

-Kouki… eres tú…- a Kouki le causó cierta incomodidad al ser llamado por su nombre de pila, era bastante extraño viniendo de un desconocido.-… yo…

 

-Discúlpame; pero no sé quién eres ¿Podrías llamarme por mi apellido?- en ese momento algo en el corazón de Seijuuro hizo una opresión dolorosa, ¿Qué significaban las palabras de SU Kouki? Esa era la verdad, muy en el fondo seguía siendo de él a pesar de la lejanía que los mantuvo separados.- ¿Se encuentra bien?

 

La puerta volvió a abrirse y al ver la escena, tuvo que interrumpir de inmediato.- Kouki, Naomi-san te está buscando en el jardín.- el castaño saludó a Seika y después de dar una reverencia por cortesía, se dirigió por donde creía era el dichoso jardín. Ambas miradas chocaron, una pasó de sorpresa al enojo y la otra se mantuvo firme sin apartar ambos ojos.

 

-Jason…-

 

-Seijuuro que bueno verte.- su sonrisa apareció en su rostro.- Han pasado muchos años ¿No?-

 

-¿Qué hacías con Kouki? ¿Dónde estaban? ¿Por qué…?- detuvo sus preguntas al ver que el peliplata le mostraba la palma de su mano para que se detuviese.

 

Suspiró, no creyó que ese momento llegaría tan pronto.

 

-Sé que tienes muchas preguntas; pero ¿Te apetece si nos tomamos algo en lo que te voy contando una historia? Tengo mi auto estacionado a fuera ¿Vamos?- Se iba a negar; pero en el fondo sabía que conseguiría mucha información de su amado junto con Seika. Dio un leve asentimiento y se acercó hasta la entrada encontrándose con el Porsche azul de él. No esperó y se subió en el asiento del copiloto; mientras más rápido hiciera eso sería lo mejor.- Tan directo como siempre Seijuuro.

 

-Comienza.- Seika rio y su mirada se dirigió en el camino. Esa sería una tarde muy larga.

 

Hace cuatro años, Kouki había sido secuestrado durante por lo menos dos meses después de que tú volvieras a América. Todos estábamos preocupados, no sabíamos que había sido de él en ese tiempo, hasta que por fin logre encontrarlo en un almacén en los bosques del distrito de Ishikawa. Un socio mío había estado metido en todo eso y yo había colaborado sin querer. Tenía que tener cuidado, sabía que esa vil rata podía causarle daño a Kouki, así que, resguarde a un francotirador en las espesuras de los árboles. Entre por la ventana, la cara de angustias de todos y el miedo en los ojos de Kouki, debiste verlo Seijuuro, esos ojos cafés llenos de temor y ansiedad. Debía ser rápido, dispare directo a los atacantes; pero con Kenshou fue más difícil; había escondido un detonador. Esa maldita cosa provocó que todo se viniera abajo y, lo peor de todo, las escaleras donde estaba Kouki, explotaron, él cayó sobre esas cosas.

 

Quería ir por él; pero el humo del incendio que se había formado y la herida que había recibido no ayudaban para nada. Herí a Kenshou; pero él tenía un chaleco antibalas, logro escapar de la policía ante mis ojos. Mi prioridad en ese momento era Kouki, estaba inconsciente y, antes de poder acercarme, la viga cayó. ¡Cayó, joder! Grité su nombre y corrí hasta llegar donde estaba; por suerte la viga no lo lastimó del todo; pero sus piernas estaban heridas. Lo cargue como pude y salimos por la parte posterior de los restos del almacén. Un helicóptero nos esperaba a pedido mío. Kouki estaba mal, no reaccionaba a mis llamados y la sangre en su cabeza no era buena señal. El piloto me ayudo a subirlo, lo iba a llevar a un hospital en California… antes de escuchar algún reclamo tuyo, lo hice porque tengo un amigo que es doctor, uno muy especializado en realidad. En cuanto subí, pasaron unas horas; pero mi conciencia se rindió.

 

Cuando desperté, estaba en un cuarto de hospital, mi cabeza ya no me dolía tanto; pero al parecer había tenido algo malo en la sangre, no importaba, tenía que descubrir dónde estaba Kouki. La enfermera entró y me devolvió a la cama, no podía levantarme en mis condiciones. Le pregunté por un castaño que llegó en helicóptero, su mirada me lo decía todo, me dijo que estaba en cuidados intensivos. Había llegado con dos costillas rotas y quemaduras de segundo grado. Por un demonio Seijuuro, debiste ver lo desesperado que estaba. En el fondo me sentía culpable por no haber podido hacer nada, le había fallado a un amigo como él. Además, no me permitían verlo hasta diagnosticar todo lo que tenía. Fueron días muy desesperantes para mí.

 

Pasaron dos semanas, dos largas semanas hasta que Kouki decidió despertar. Yo ya había podido cuidar de él al menos una semana antes; sus ojos vacíos y temerosos, eran algo que jamás quiero volver a ver, estaba azarado, temeroso, había vuelto a ser el chihuahua que todos conocían. Me acerqué hasta él y solo le sonreí. Le dije que su padre y su hermano llegarían en una horas, en que hospital estábamos y que había sucedido, no todo; pero tan solo una parte, según el doctor no podía darle noticias fuertes. Me miro extrañado y sus palabras me pusieron en blanco. “No sé quién eres ¿Dónde están mi madre y mi hermana? Creí que estaba en los vestidores de Seirin” Tuve que procesar eso un momento, me disculpe y decidí llamar a una enfermera, está llamó al médico y yo tuve que salir. Suponía muchas cosas, una de ellas, que Kouki había perdido la memoria; pero no toda ya que recordaba a su hermana. Le envié un mensaje a tu padre, a las pocas horas, Naomi-san, Saito-kun, Kotei-kun y Yumi-chan estaban en el hospital. Saito quería golpearme, no me conocía y había tenido a su hermano “secuestrado” dos semanas. Les explique todo lo que había pasado en ese tiempo, desde que encontré el almacén hasta la llegada a California y, también, lo que había pasado en ese cuarto.

 

El médico salió y nos dijo que al parecer Kouki tenía amnesia psicogénica (*) talvez por un golpe o un trauma del pasado; el recuerdo de su caída vino a mi mente. También, nos dijo que era un doncel. Kouki tenía dos meses de embarazo y lo peor de todo era que se había quedado inválido, no del todo; pero necesitaría un largo tratamiento para recuperarse. La viga cayó, por suerte, en un área muscular de bajo riesgo. Imagínate, Kouki solo recordaba hasta la final de su primera Winter Cup, no podía recibir noticias fuertes y encima, teníamos que decirle que tenía 20 años y se encontraba gestando. Demasiada información para él.

 

Entramos con calma después de las palabras del médico, era necesario que todos ellos hablaran con Kouki. Este se sorprendió de ver a su hermano y Kotei-kun, y, además, de ver a su hermana 2 años mayor de lo que recordaba. No entendía nada. Naomi-san se encargó de explicarle todo con orden. Le dijo poco a poco que habían pasado ya 3 años desde su partido, que estaba en la universidad y tenía 20 años, no 16 como creía. Su rostro de sorpresa fue algo divertida; pero también de preocupación para todos nosotros. Kouki no debía hacer sobre esfuerzos y asimilar todas esas cosas eran muchas para su memoria. Decidimos dejarlo descansar unas horas.

 

Naomi-san llamó a dos de sus amigos y un avión privado los trajo de inmediato. Tetsuya-kun y Taiga-kun, era con los que más mantenía contacto y supuso que sería lo mejor para él. Les explicó la situación con calma, ambos estaban sorprendidos y, de alguna manera, aliviados por saber que su amigo estaba bien. Kuroko tenía un álbum de fotos, eso sería de mucha ayuda para Kouki. Es ahí donde todo comenzó.

 

Cada día todos iban de visita al hospital, poco a poco íbamos haciendo que Kouki se adaptara a sus recuerdos. Las primeras semanas fueron difíciles ya que Kouki se negaba a aceptar que no volvería a caminar, sus lágrimas siguen doliendo en lo más profundo de mi pecho, sus llantos y sus gritos en la noche es algo que quisiera olvidar. Sin embargo, logró aceptar el tratamiento para restaurar sus tendones. Un camino muy largo. Tetsuya-kun venía cada día o dos veces por semana y le explicaba muchas cosas a Kouki, desde su segundo año hasta la universidad y sobre su carrera de literatura. Naomi-san también le contó sobre su matrimonio y Kouki volvió a desmayarse en cuanto escuchó eso. Fue algo extraño. Pero había algo raro en todo eso. Un día cuando Tetsuya- kun le mostró una foto de su segundo año, le preguntó quién era el chico pelirrojo que estaba junto a él en las gradas de esa cancha de básquet callejero. Él lo miro sorprendido; pero cuando le pregunto algo sobre su primera Winter cup, Kouki contestó que había marcado a un tal ¿Reo? Sí ese era el nombre. Tetsuya-kun palideció por completo, me llamó a fuera y me explicó la situación. Después nos tocó explicarle al resto.

 

Era simple, Kouki no quería recordarte, todos sus recuerdos con respecto a ti habían sido borrados de su mente, algo muy irónico en realidad. Tomamos la decisión de no decir nada, era mejor o podíamos alterar su estado. Naomi-san se preocupó desde ese momento. Pasó un mes y, Kouki se enteró del embarazo, había sentido las ganas de vomitar, además su vientre poco a poco crecía. Le explicamos que era un doncel y su condición; fue difícil hacer que lo aceptara; pero lo hicimos. Él nos preguntó quién era el padre, no le respondimos.

 

-Me sorprende.- interrumpió Akashi.- creí que tú…

 

-¿Sabes que sencillo hubiera sido decirle que yo era su novio y el padre de su hijo? ¿En verdad lo sabes? Kouki no te recordaba, era la única oportunidad que podía tener; pero no lo hice. En el fondo sabía que te recordaría.- suspiró.- No podemos engañar a un corazón, Seijuuro, en fin déjame continuar…

 

Su tratamiento inició y con cuidado, todos los días, lo acompañaba a sus prácticas y recuperaciones de las piernas. Con el embarazo en juego iba a ser muy complicado más adelante. Kouki me fue tomando más confianza, se volvió como un hermano menor para mí, ya no lo veía como algo que quería poseer, lo quiero; pero esta vez de la manera correcta. Sus avances eran magníficos, jamás se rendía y siempre mostraba esa perseverancia única de él. Me sentía orgulloso al igual que los demás. Kouki mostraba grandes resultados; hasta cierto tiempo ya teníamos que llevar en sillas de ruedas. Saito-kun y Naomi-san me dieron la responsabilidad de cuidar de Kouki; con Kenshou suelto no era bueno que volviera a Japón; use un departamento que tenía en California y Kouki pasó a vivir conmigo; de paso Taiga-kun y Tetsuya-kun se mudaron al mismo edificio por cuestiones de sus estudios; debiste ver la cara de Kouki al ver a sus hijos estaba impresionado.

 

Con el tiempo avanzando, Kouki iba recordando cosas cada día, era un proceso lento; pero al menos habíamos logrado grandes avances, del mismo modo con su recuperación en poder volver a caminar. Cuando llegó al séptimo mes de embarazo tuvimos que parar con todo eso, con el peso del bebé se le iba a complicar más. Kouki estaba emocionado, cada vez que veía la ecografía de su hijo lloraba, y siempre me preguntaba quién era el padre, no podía decirle la respuesta, en ese momento, no. Pasaron los meses y el día del nacimiento llegó, fueron sus amigos quienes lo llevaron al hospital; también habían llegado Seitarou y Naomi-san. Yo aparecí casi cuatro horas después del nacimiento. Bueno, Kouki estaba feliz, a pesar de todos los problemas, tuvo a su hijo en brazos, al preguntarle por el nombre todos nos sorprendimos por la respuesta. Seiji. Compartimos miradas cómplices, te recordaba inconscientemente; pero su cerebro aún no lo asimilaba. Fueron pasando los meses y Seiji demostró ser un gran niño, y Kouki, un gran padre. Las noches de desvelo, las primeras experiencias. Kouki se sentía nervioso; pero con ayuda de los demás pudo acostumbrarse a tener y cuidar de su hijo. Al cumplir tres meses de nacido, Seiji tenía facciones muy parecidas a Kouki y claro, al padre; pero para ese tiempo su tratamiento había mejorado, Kouki ya podía caminar; pero sin hacer mucho esfuerzo, lo felicitamos, su vida normal estaba volviendo a ser la de antes.

 

Después, ingreso en una universidad, siguió con el estudio de literatura. Fue un reto enseñarle el inglés; mas logro aprenderlo y ahora es un as con el idioma. Te lo aseguro. Naomi-san solo vino cuando el niño cumplió un año, más tarde no pudo. El pequeño siempre tan alegre y jovial hacía amigos muy rápido, de ese día Kouki tiene guardadas las fotografías. En realidad, tiene de cada cosa que ha hecho Seiji, sus primeros pasos, palabras, el primer día en el kindergarden. Todo. Desde videos hasta fotos; pero eso hace un padre por sus hijos así que nunca le di mi opinión de eso. Saito-kun y Kotei-kun con sus hijos siempre venían a hacerle compañía a Seiji y Kouki, también los hijos de Tetsuya-kun y Taiga-kun. Todos le mostraban su cariño sincero a Kouki y su hijo. Él se graduó con una licenciatura y un bachillerato…

 

-Conociéndolo seguro buscara empleo pronto.-

 

A los cuatro años de Seiji, Kouki decidió que era tiempo de volver y hacer todo lo que dejo pendiente. Nadie estaba de acuerdo; pero era su decisión y si él lo quería así, entonces se lo cumpliríamos. Porque era hora de enmendar todo ese pasado.

 

-Se lo dijimos a Seiji, el niño acepto. Le di el aviso a Saito-kun y los demás, dieron su visto bueno y nos tienes aquí.- Con eso Seika finalizó su narración anecdótica de todo  lo sucedido. Akashi mantenía un semblante tranquilo, aunque por dentro estuviera con muchas dudas y preguntas sin respuestas. Necesitaba saber una cosa más.

 

-¿Cómo es…?

 

-Lo descubrirás por ti mismo Seijuuro, eso no depende de mí.- contestó Seika sabiendo a que se refería.- Solo tú puedes ver eso  y comprobarlo, Seiji es igualito a ti, sus facciones y sus expresiones al enojarse, era tan divertido verlo; pero si quieres volver a dudar de Kouki como lo hiciste la primera vez, hazlo. – el peligris se levantuó de su asiento. Había estado buenas horas en ese café local, dejó una cantidad de dinero y volvió a suspirar.- Me mordí mucho la lengua por no decirle nada, esta vez; por favor, no lo arruines Don absolto.- se dio media vuelta y se retiró dejando a un Akashi demasiado pensativo.- Por favor                                                                                                                                                                                                                                                                                                     no lo eches a perder.-

 

/////////////////////////////////////////

 

-¿¡Qué!? ¡Kurokocchi, no mientas!- exclamó Kise por teléfono mientras hablaba con el peliceleste.- ¿En serio?

 

-Sí, Ryouta-kun, Kouki-kun ha vuelto; pero aún sigue con algunos recuerdos difusos, creo que si los vuelve a ver estaría mejor.- Kise estaba feliz, aunque eso era poco en realidad, su amigo estaba de vuelta, por fin podrían volver a verlo. Dejó a su bebé de un año de edad en la cuna;  Yuto Aomine, peliazul y de ojos del mismo color de tez clara; y se fue al salón de su hogar para hacer unas llamadas.- Debo colgar, Yudai y Shiori están peleando de nuevo, adiós Ryouta-kun.

 

-Adiós Kurokocchi.- Kise sonrió, Takao estaría encantado con esa noticia. Midorima y Takao en todo ese tiempo solo habían tenido a su primer hijo, Kazuki Midorima, pelinegro de ojos verdes y tez morocha como Takao. Después de explicar los incidentes entre ambos y la situación en la que estaba el ojo de halcón. Midorima comprendió porque los nervios de su pareja e hizo la aclaración respectiva para que Takao no dudara de él. El peliverde había estado emocionado y más que eso; pero supo tomarlo con calma y mostrar la madurez debida ante ese tipo de casos.

 

Murasakibara y Himuro en cambio habían tenido dos hijos, con todo el tiempo que tenían y el orden en que llevaba su vida era beneficiosos para ambos,  así que cuando les llegó la noticia de su primer bebé, la emoción y las felicitaciones no se hicieron de esperar y uno que otro reclamo por parte de Kagami. El primero nació cuando el hijo de Takao cumplió dos meses; Ryusei, pelinegro de ojos color lila con la afición de los dulces de su padre. Tiempo después nació su segundo hijo, Atsuya, pelimorado de ojos lilas con el mismo flequillo que su padre sobre uno de sus ojos.

 

-Esto es insólito, despiadado; pero insólito.- se dijo así mismo, su hija estaba en la alfombra jugando y lo veía con curiosidad por no saber de qué hablaba su papá.- Hija, te presentare a un nuevo amigo en estos días.

 

-Sí, más amigos.- la pequeña rubia de cinco años ya mostraba la belleza de su padre, Kise quería mucho a sus dos hijos y a su prometido, pensar en eso le apenaba por lo que pasaban Akashi y Kouki, eso era tan difícil.

 

-Pronto iremos linda, pronto.-

 

////////////////////////////////////

 

Llegó a la mansión cansado. Ese día tuvo la mayor recopilación de información de su vida. El enterarse de que su Kouki estuvo vivo y en un hospital de California no le cabía en la cabeza. Después de dudar del castaño, años atrás, y volver a la universidad; todo había cambiado, no sentía lo mismo, lo extrañaba, mucho. Necesitaba saber de él. Por eso cuando un día llamó a su hogar provocando sorpresa en todos, se sintió la basura más desgraciada del universo al escuchar que no tenían idea de donde estaba Kouki. Cabe decir que vivió con la agonía de creerle muerto a su castaño. Pero en ese momento todo era diferente, ahora… había vuelto.

 

-¡Kai-kun! ¡No me atrapas!- una opresión en su pecho se hizo presente al oír esa voz. Sus latidos aumentaron al ver al dueño, un menor pelirrojo con ojos color café y una tez nívea y clara.

 

-¡Seiji no se vale!- Seiji, él era el menor de la historia de Seika, él era el hijo de Kouki… él era su hijo. Y cuando vio que este lo miró fijamente, su garganta se volvió a secar.- ¡Akashi-san!- Kai al ver a su tío a lo lejos fue corriendo a sus brazos.

 

-Hola Kai.- saludó a su sobrino; pero estaba interesado en el otro niño.

 

-Seiji te he dicho que no corras en el salón.- Kouki entró por las puertas del jardín y se paró frente a él a una larga distancia. Ambas miradas volvieron a chocar. En realidad, también estaba interesado en el padre del niño; pero, a pesar de todo, haría lo posible por recuperarlos. A ambos. 

Notas finales:

¿Les gustó? ¿Lo odiaron? Dejen sus reviews para saber sus opiniones o3o Saben que cada opinión o crítica constructiva es bien recibida. Todo el cap en sí fue la naracción de Seika de todo lo que hicieron por Kouki y con él despues del incendio. Ahora el emperador tengra que hacer grandes méritos porque su chihuahaua lo recuerde /u 

 

*Obaasan es como se le dices a las personas mayores o cumplen el papel de abuelos en Japón. Obaasan es para las mujeres y Ojiisan para los varones. 

 

*Estuve investigando y la amnesia psicogética suele pasar por traumas o cosas del pasado que afectan a sus sentidos.

~~Avances del próximo capítulo~~

 


-Necesitamos hablar.-

 

-No sé quien eres tú.- 

 

-¡Furihatacchi! / ¡Furi-chan! / ¡Furihata!- 

 

-Papá he hecho más amigos.- 

 

-Seijuuro, no nagas eso por favor.- 

 

-No necesito seguir eso Naomi-san, Kouki, él me ha olvidado; pero no dejare la batalla perdida sin mostrar pelea. 

 

-¿Um? ¿Quién es usted? 

 

-Soy... Akashi-san, Seiji; soy un amigo de tu padre.- 

 

-Por favor has las cosas bien y ni se te ocurra hacer algo fuera de lo normal.

 


¡Los leo el próximo viernes o3o! ¡Saludos a todos! ¡Disfruten de su fin de semana >u<! 

 

Los quiere Andy -u- 


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