Todo, en aquel momento, pasó en cámara lenta ante sus ojos o eso fue lo sintió al ver como su cuñado sacaba con cautela a su hermano, jalándolo con un brazo mientras que en el otro cargaba a su sobrino de al menos un mes de nacido. Los vio retirarse lentamente hasta la calle donde pudo notar el guiño que le hizo el rubio antes de salir. Que su hermano lo hubiera encontrado de esa forma, no fue lo mejor ni lo peor que le haya pasado en toda su vida; pero que lo haya encontrado con el mismísimo Akashi Seijuuro, cambiaba totalmente el contexto; agregando que su hermano tenía una manera de protegerlo muy extraña.
Sintió como era levantado del suelo, mientras una mano se apegaba a su cintura y lo alzaba con gracia. Sus mejillas adoptaron aquel tono rojizo que tanto fascinaba al emperador y desvió la mirada tratando de encontrar las palabras correctas. Separó ambos labios; pero ninguna palabra lograba salir de su garganta, era como si todas se hubieran estancado a mitad de camino, trataba de decir algo coherente; pero en ese limitado tiempo no sabía lo que estaba provocando a cierto pelirrojo que no dejaba de observarlo. Mejillas sonrojadas, cabello despeinado, labios entreabiertos y húmedos por aquellos nervios que invadían al castaño; era la imagen perfecta para que Akashi perdiera la cordura en cualquier instante.
-Contrólate... contrólate… su odioso hermano sigue a fuera y ese estúpido gato te sigue mirando.- pensó tratando de mantenerse tranquilo y no tomar ahí mismo al pequeño chihuahua que seguía temblando de los nervios.- Perdona las molestias Kouki.- este reacciono.
-N-No se preocupe…Akashi-san…- a pesar de esas palabras que logro sacar de milagro de sus cuerdas vocales; en su mente se iba formando mil y una fantasías de lo que su hermano pudiera hacer con él y con Akashi.- Yo…- antes de poder continuar la puerta volvió a abrirse.
-Ni madres Kotei.- exclamo Saito.- Yo mato al desgraciado.- su hermano trataba de ingresar al salón; pero ambos brazos eran sujetos por Kotei que iba suspirando al ver las reacciones de su esposo.- ¡Suéltame!
-Saito creas una inundación en un vaso de agua.- Kouki se preguntó en ese momento donde estaba su sobrino.- Kouki-kun por favor, mete el cochecito que está afuera, Akashi-san disculpe las molestias causadas; pero le pido que por el momento se retire.- Ambos asintieron y salieron por la entrada principal seguidos de la mirada retadora por parte del pelinegro, Akashi tomó su saco y con solo un movimiento de cabeza se despidió de ambos saliendo con el castaño.
A fuera, Kouki cargó con delicadeza al pequeño rubio que solo jugaba con su pequeño conejito mientras observaba con curiosidad al castaño que ahora lo cargaba y al pelirrojo que lo acompañaba muy de cerca.- Tranquilo Kai, ahora vienen mamá y papá.- susurro mientras le hacía unos mimos al bebe para que no llorara. Akashi rio levemente.- Mierda, mierda, mierda después de esto me encierra en un internado…
-No creo que sea bueno hablar así frente al bebé.-dijo Akashi con una pequeña sonrisa en el rostro.- No le veo el problema a todo esto; después de todo, solo fue un tropiezo.- rolo un poco los ojos.- Pero será mejor que me retire o sino Saito se pondrá insoportable.- Kouki rio.
-Nunca se equivoca Akashi-san.- Recostó al pequeño en su cochecito para llevarlo dentro de su hogar y se dio la vuelta para encontrarse con la mirada ojirroja del emperador. Esto ya no sorprendía mucho a Kouki, se había acostumbrado bastante ver aquella faceta de Akashi desde hace varias semanas. Iba a despedirse cuando sintió, de nuevo, una mano envolverse en su cintura y apegándolo al cuerpo contrario.- A-Akashi…
-Hasta otra vez, Kouki.- y sin poder decir nada más sintió los labios del emperador sobre los suyos unidos en un cálido y profundo beso, esta vez no era un roce como aquella despedida en la estación; ahora era más una promesa que una despedida, algo que los marcaría a ambos desde ese momento. Los labios de Kouki eran suaves, delgados y sentía que encajaban perfectamente con los suyos, tenían un sabor dulce y agradable que no quería dejar de probar; lo mismo sentía Kouki al probar de los finos labios de Akashi, le provocaban una sensación especial en todo su cuerpo que quería sentir mucho más tiempo; pero ambos eran humanos y necesitaban de aquel gas llamado oxígeno para seguir sobreviviendo. Se separaron, ambos con los cerrados, sin decir palabra alguna. Akashi pegó su frente a la del castaño y le dio un pequeño beso en la punta de la nariz.- Adiós.
Kouki tardó en reaccionar y no lo hubiera hecho si no escuchaba el grito de su hermano, la risa de Kotei, los maullidos exigentes de atención por parte de Taki y para añadir, los balbuceos de aquel pequeño bebe como si quisiera delatarlo por haber cometido alguna travesura.- Apiádate de mí por favor.- fue lo que pensó antes de entrar y enfrentarse a su destino.
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El tiempo para ambos transcurrió con calma y tranquilidad; si así podía llamarse a lo que ahora pasaban en sus respectivas vidas. 2 meses habían pasado desde aquel incidente que solo habría creado un Kouki una estricta vigilancia por parte de Saito las 24 horas del día, al menos hasta mitades del segundo mes donde por fin lo había dejado libre. Lamentablemente Seirin perdió antes de llegar a la final contra Shutoku; pero al menos habían quedado en tercer lugar.
Era triste para ellos ya que para sus senpais, que en unos meses más ingresarían a la universidad, era su último año junto con ellos; ahora solo les quedaba prepararse para la Winter cup y dar lo mejor de ello. Aunque por otro lado, Kouki se sintió muy aliviado por no tener que volver a enfrentarse al emperador y verle a los ojos desde aquella muestra de afecto compartida frente a su pórtico. Aquel recuerdo seguía siendo un tormento en sus pensamientos más ocultos, sabía lo que sentía, lo sabía muy bien; pero el creer que Akashi solo jugaba con sus sentimientos lo hacía estremecerse de los pies a la cabeza.
-Furihata-kun luce muy extraño.- comentó Kuroko provocando que todos los presentes voltearan hasta el castaño que recién recordaba estar en un lugar público. Aquel día habían quedado en juntarse, Kuroko, Takao, Kise, Himuro y él para ayudar al peliceleste en buscar un regalo para el aniversario entre él y Kagami. Se encontraban sentados en el maji Burger cuando reaccionó ante lo dicho por la sombra de Seirin.- Furihata-kun ¿Sucede algo malo?
-N-No… no Kuroko.- contestó Kouki con cierto nerviosismo en su voz.- está todo bien…
-Nee Furi-chan debería confiar más en nosotros.- dijo Takao tomando un poco de la malteada que había ordenado.- Se nota que algo te pasa, has estado así desde hace semanas.- Kouki lanzó un suspiro largo, no podía engañar al ojo de halcón. Armándose de valor, de quien sabe dónde sacó, relato lo sucedido el día que Akashi llegó de sorpresa a su casa, el tropiezo, la llegada de su hermano; pero por supuesto, omitiendo el beso y la descarga eléctrica que sintió ante aquella caricia. Y por no querer admitirlo, quería probarlos de nuevo aunque sea una vez más.-
-¿Eh? ¿Akashicchi iba a violarse a Furihatacchi?- exclamó Kise sorprendido y casi escupiendo de su bebida al escuchar todo aquello. Himuro negó y le hizo seña al rubio para que se sentara.
-No, ¿No escuchaste? Fue un “accidente”- hizo comillas en la última palabra y todos asintieron sin mirar al castaño.
-¡Cállate! y n-no iba a ser así…¡Fue un accidente de verdad!- se sonrojo al ver que todos negaban.- No estoy mintiendo.
-No esperaba que Akashi-kun avanzara tan pronto cuando le di tu dirección.- dijo Kuroko ignorando la cara de sorpresa de Kouki.- debimos prever esto Kise-kun, Takao-kun.
-Lo suponía.- dijo Himuro.- debieron esperar esto del emperador ¿No lo creen chicos?-
-Los estoy escuchando.- dijo Kouki al sentirse ignorado por los demás; pero irónicamente siendo el protagonista de aquella historia; debió suponer que algo tenían que ver ellos en su encuentro con Akashi.- insisto…fue solo un tropiezo…
-Claaaro.- Takao hizo redundancia en la palabra.- lo mismo dijimos nosotros cuando lo hicimos por primera vez.- Kouki se confundió.- ya me entiendes Furi-chan.- le guiño un ojo castaño que seguía sin entender, hasta que segundos después las tuerquitas en su mente empezaron a funcionar y dando como resultado que el castaño se sonrojada a más no poder.
-Ni-Ninguno de ustedes es….- no sabía cómo continuar.- ya saben… ¿Virgen?- preguntó con cierto tono de duda y por poco se cae para atrás de su silla al ver que todos asentían tranquilamente sin ningún remordimiento, culpa o vergüenza en su mirada.- ¿QUÉ!?
-No.- contesto Takao con una sonrisa mientras veía con curiosidad las reacciones de Kouki.- Furi-chan debe apresurarse y unirse pronto al grupo.- Todos asintieron dando a entender que ya querían la llegada de un nuevo integrante a su pequeño club.- ¿Eh? ¿Por qué estas negando?
El castaño había empezado a negar todo aquello. Él no quería; bueno, tal vez sí… ¡NO! El no quería acostarse con Akashi, ni en sus más locos sueños había imaginado eso; aunque siendo sincero consigo mismo, él ya había tenido una que otra pequeña fantasía con el pelirrojo entre esos meses; de todas maneras, no pensó que podían volverse realidad. Volvió a suspirar y se sentó cansado ignorando las miradas de los demás curiosos.
-Pobre Furihatacchi, necesita mucha ayuda.- dijo Kise.- cuando llegue el momento avísanos y unos pequeños consejos no te harían mal.- le guiño el ojo al castaño y Kouki solo respondió con un suspiro. Debía cambiar de amigos pronto.
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Mientras tanto en la mansión de la familia Akashi un pelirrojo se encontraba en su estudio viendo los asuntos de sus empresas y de pasó los negocios que estaba por establecer con unas conexiones internacionales que ya pronto formarían como alianza. Sonrió complacido al ver como su hijo había podido mantenerse al margen con todo su trabajo. Se sentía muy orgulloso de como Seijuuro había cambiado después de aquel partido donde perdió, desde su primer año en Teiko no lo había visto tan sonriente o un poco animado hasta ese momento. Realmente se sentía agradecido.
Estaba terminando una llamada con un compañero alemán cuando interrumpieron de la nada en su oficina. Era un hombre mayor, no más de 40 años que llegaba con una expresión incomprensible y seria para el disguste de Seitarou al ver aquella mirada. Cortó su llamada y esperó a que el hombre hablara.- Por favor… Max… ¿Noticias nuevas?
-Señor, han estado merodeando cerca de Tokyo.-dijo tranquilo.- he seguido al joven Kouki todo el tiempo; pero al parecer lo han estado siguiendo a parte de mí.- la mirada de Seitarou cambió notablemente.- debemos mandar a que lo vigilen más de cerca.- por primera vez una preocupación invadió en el ser del pelirrojo.
-Gracias Max, puedes retirarte.- el señor asintió y sin nada más que decir se retiró dejando a un pelirrojo pensativo justo en el momento que la señora de la casa entraba.- Naomi…
-Sei ¿Pasa algo? Vi a Max salir un tanto preocupado.- la pelinegra fue hasta su esposo donde lo vio con un semblante serio.- Por favor dime… -antes de continuar, Seitarou tomó su celular e hizo una llamada.
-Mantengan vigilado el hogar de Kouki.- dijo por el auricular y Naomi se preocupó al escuchar el nombre de su hijo.-Sí, si…ese mismo Kazuo, no me descuidare de mi hijo con estos problemas ahora.- Seitarou colgó la llamada y posó su mirada a la de su esposa.- Naomi…
-Ya sé lo que pasa Sei, no tienes que decirme nada.- Naomi se sentó en el sillón que estaba en el despacho.- Pero tengo una mejor idea.- aquella sonrisa, Seitarou la conocía muy bien y esperaba escuchar el plan de su esposa.- Debemos hablar con Seijuuro querido.- había acertado al ver el brillo en los ojos castaños.
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Le habían hablado hace a penas algunas horas y seguía sorprendido ante aquella noticia, de todas las que su padre y Naomi podían prepararle esta era una que le llegó inesperadamente. No le molestaba, la verdad, podía continuar con sus clases tranquilamente con la limosina como transporte o si bien podía organizar muy bien sus horarios para aun mantenerse como estaba; pero no iba a desaprovechar aquella oportunidad que le estaban dando. Sonrió complacido. Sabía que eso iba a suceder en cualquier momento y ahora…sucedió.
-Desde ahora viviéremos juntos…Kouki.- dijo el emperador con una sonrisa. – Prepárate.