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|ONESHOT 2MIN| Cuando se es niño se es tonto . por MissHyde

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Notas del fanfic:

Re-subido. Mi anterior cuenta sufrió algunos percances, y aproveché para editar algunos errore de tipeo. Disfrutenlo~ ♥

Cuando se es niño se es tonto

|ONESHOT♥2MIN|


     Se podían escuchar los sollozos de un pequeño niño entre los arbustos del patio de su escuela. Estaba sentado, con las piernas al pecho escondiendo su cara entre sus brazos, solo, escondiéndose de las risas burlonas de sus compañeros de clase. Ya era demasiado que lo molestaran por algo tan tonto e infantil, pero eran simples niños después de todo.


—Oye, ¿estás bien? —otro niño de un año mayor se asomo por encima de los arbustos—. Niño…

El menor de los dos parecía ignorarlo y se sentó a su lado con sigilo, provocando que el otro se removiera un poco.

—Déjame solo. —pidió con la voz entrecortada, no quería que lo siguieran molestando.

—¿Por que estas llorando?

— Todos se burlan de mi... —respondió mientras apretaba sus manos con fuerza, no lograba entender el por que de aquella crueldad humorística.

—Si te molestan, golpéalos.

 

—No puedo, estaría mal.  


—Entonces yo lo hare por ti. —dijo, haciendo que el otro sintiera un alivio repentino en su cuerpo, bajando sus piernas lentamente pero aún si levantar el rostro.

—¿Lo harías?... Pero…

—¿Cuál es tu nombre?


—Taemin. —aún no se atrevía a mirarle. Sin embargo su voz parecía haber abandonado ya toda aquella tristeza de minutos atrás.

—Yo soy Minho. —le informo sonriente ofreciendo su mano para estrecharla con la del pequeño, notando un ligero temblor en sus pequeñas manos y aprovechó para preguntarle el porqué de sus lagrimas una vez más.

—Todos en mi salón dicen que mi boca es como la de un pato. Porque mis labios se parecen a los de ese cantante americano…

—¿Ah? Jajaja, ¿A cual?

—¿Tú también te burlaras?

—No, no, no. Me burlo de ellos. —se apresuró a decir—. Déjame verte la cara.

Taemin dudo, negando repetidas veces y regresando a su posición de antes.  Si el mayor se reía también, no podría soportarlo. Pero Minho no era un niño presuntuoso, más bien le gustaba ayudar cuando hiciera falta, y se acercó más a su lado intentando sacarlo de su burbuja. —Prometo no reír— aseguró.

—Está bien… —primero bajo sus piernas y coloco sus brazos a sus costados, pero aún dudoso levanto de apoco el rostro. Topándose con dos enormes orbes oscuros que lo miraron con curiosidad.

—¿Y? —preguntó luego de notar el extraño silencio expectante en la cara de Minho.

—Wou. —el mayor solo espetó  un enorme sonido de asombro. Lo primero que se detuvo a observar fueron  aquellos infantiles ojos pequeños  seguido de dos mejillas regordetas que estaban rojas debido al llanto, tapadas por unos cuantos mechones cobrizos. Pero lo que captó su atención dejándolo sin palabras fueron esos labios gruesos que yacían entreabiertos frente suyo, y no pudo evitar pensar que quienes lo molestaban eran realmente unos idiotas.

 
—Tu cara es realmente bonita. —dijo.

—G-gracias... —pero el pequeño volvió a esconder su rostro entre sus rodillas una vez más avergonzado, pero esta vez en el buen sentido. Ya que, nadie aparte de su madre le había dicho ese tipo cumplidos.

 

—No hagas caso a lo que te dicen, Taemin.

— Todos creen que soy espantoso. —limpió de inmediato la lagrima que se resbalaba por su mejilla.

—Mi padre dice que todo lo que me parece feo en las niñas ahora, se hará atractivo cuando crezca. —decía levantándole el mentón al menor, sacándolo de su escondite y éste lo miro confuso—. Se burlan ahora, pero cuando crezcas querrán besarte.


—¿Crees que eso pase?


—Si mi padre lo dice es cierto. —


—Pues entonces,  no los dejare hacerlo. —miró al mayor desafiante—. No se me olvidará lo que me hicieron.

—Son bobos. — Minho rió  sentándose un poco más cerca del menor—. Papá dice que de niño uno es bobo, asique...

—Somos bobos. —ambos rieron—. Eres muy gracioso

—A mi me gustan. —dijo en lo que pareció un susurro y comenzó a mover sus dedos nervioso.

—¿Eh?

 

—No pareces un pato…  Y creo que eres más bonito que uno. —a pesar de solo tener un año mayor que el otro, Minho era más  maduro de lo que parecía. El pequeño lo observo con más cuidado: tenía ojos enormes, el cabello despeinado y su uniforme de deporte todo sucio, sus manos se movían inquietas y no dejaba de mirarle a los labios.

—¿Puedo preguntarte algo? —Tae asintió de inmediato—. ¿Me permitirías... besarte?

 

Taemin ante su repentina propuesta solo logró mover la cabeza de arriba  a  abajo con nerviosismo, concediéndole el deseo.

 

No sabía muy bien que hacer, pero al comenzar a notar la cercanía del mayor convirtiéndose cada vez más en nula, cerró los ojos con fuerza aguardando. Pero una sonora campanada golpeo a sus tímpanos sin compasión, anunciando  que la media hora del receso había concluido.

 


—¡No es justo! —se quejó un muy hastiado pelinegro, levantándose y regalándole una patada furiosa al aire.

 

—Yo debo regresar a mi salón… —Taemin de un tiro se había levantado y limpiado sus pantalones para encaminarse a su clase antes de que su corazón estallase, pero no saldría librado de esa, Minho no dejaría pasar esa oportunidad por lo que de inmediato, y antes de que pudiera escapársele, lo tomo de los hombros y lo volvió hacia él, inclinándose rápidamente y dejando un pequeño beso en los rosados labios de Taemin, que por ende, quedó petrificado ante el rápido pero dulce contacto con el mayor.

 

 —Son lindos. —sonrió travieso y el menor aún no salía de su trance—.  Ahora si, vámonos.

Cuando Taemin hubo recobrado la conciencia ya se encontraban frente a su salón. Miró al frente, la puerta prácticamente le gritaba que la abriese pero él no quería escuchar de nuevo esas dolorosas burlas.

—Si se atreven a molestarte, golpéalos. —repitió a su lado mientras apretaba su mano.


—No se debe golpear.

Y respirando tan profundo como pudo, se decidió a entrar sin vergüenza. Pero al atravesar la puerta  los reproches no se hicieron esperar:


—¡Boca de pato llego tarde! —y las risas llegaron hasta sus oídos, pero no se detuvo. Caminó con seguridad hasta su lugar  y al llegar a su puesto volteó de nuevo hacia la puerta, adquiriendo confianza en el mayor. Él estaba ahí, sonriéndole.

— ¡Guarden silencio, niños por favor! Y no se burlen de su compañero. —regañó la joven profesora.


—No importa maestra. —hablo deteniendo la risa de todos—. ¡Porque cuando sea mayor querrán besarme y no se los permitiré!

En ese instante Taemin rió sonoramente sintiéndose  poderoso gracias  a  Minho, que estaba riendo al igual que él parado fuera del aula.


—Jajaja, supongo que pasará exactamente así, Taeminie. —comentó la profesora, uniéndose a la carcajada del menor. Otros más se unieron, al igual que otros lo fulminaron con su mirada. Pero eso ya no importaba más.

 

~ ♥ ~

Notas finales:

¡Gracias por leer!


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