Makoto tenía una voz muy linda.
Eso no era un secreto en absoluto.
Más sin embargo no era algo que necesariamente supiese todo el mundo.
Muchas veces Makoto solía tararear canciones mientras copiaba lo escrito en la pizarra, o cantaba por lo bajo mientras se dirigía a algún lugar de la escuela, pero nada más.
Quien estaba completamente consciente de lo linda que era la voz de Makoto era Haru.
¿Entonces como rayos había terminado en todo ese lio?
Makoto era verdaderamente el mejor amigo que se pudiese pedir, tenía una serie de virtudes que necesitabas más de diez dedos para contarlas todas, y entre esas estaba que era extremadamente dulce.
Muchas veces Makoto solía llegar a sacar a Haru de la bañera mientras entonaba una canción de Disney, mientras que el ojiazul reía suavemente a través de su nariz.
O tras veces solía cantar mientras se dirigían a la escuela, acompañado solamente como fondo el sonido de las olas del mar provocándole una paz interna inmensa a Haru, aunque este nunca realmente sacase a relucir eso.
Y sin olvidar las veces que Haru pasaba demasiado tiempo dentro del agua provocando que este se resfriara, Makoto estaría allí para cuidar de él e inconscientemente cantarle hasta que el ojiazul cayera rendido en los brazos de Morfeo.
Y claro, las veces que Makoto se quedaba a dormir en casa de Haru y usaba la ducha, Haru pasaba por la puerta del baño para toparse con la interpretación a todo pulmón de su mejor amigo.
En pocas palabras, Makoto no sentía vergüenza alguna de cantar frente a Haru.
Pero esto era completamente diferente.
No sabía cómo iba a soportar tanta presión.
Eran ya finales de semestre y el grupo se sentía más relajado debido que los exámenes finales ya habían acabado, ahora solo quedaba disfrutar los últimos días de clases, y claro, como era costumbre, realizar un último evento recreativo.
La escuela entera tenía preparada varias atracciones para los últimos días pero para desgracia de la clase donde se encontraba Makoto y Haru, a ellos aun les faltaba al menos una atracción para aportar al programa.
-Yo propongo que el club de artes mixtas haga una demostración.- Opinó una joven de la clase, las ideas se agotaban y nada salía, el estrés se sentía en el aire.
-Una idea parecida tiene otra clase, además, no están todos los integrantes de ese club en nuestra clase.- intervino otro alumno.
Haru se encontraba mirando por la ventana, sin una pisca de interés en lo que debatían sus compañeros de clase y Makoto, como era obvio, se encontraba mirando atentamente las acciones del joven Nanase.
Haru era tan interesante ante sus ojos.
El chico hacia que las más pequeñas cosas se vieran especiales cuando él las hacía.
Si tan solo él supiese…
-¡Tachibana-kun, te estoy hablando!- Makoto salto de su asiento de sorpresa, realmente lo habían tomado desprevenido.
-¡Lo siento! ¿S-si?- Makoto se encontraba rojo hasta el cuello, si tan solo hubiese estado poniendo atención se estuviese ahorrando toda la vergüenza que estaba pasando.
-Si los rumores son ciertos, ¿entonces nos ayudaras? Eres nuestra única oportunidad.- La chica tenía un tono suplicante en su voz además que todo su grupo lo mirada atento, incluso Haru había volteado a verlo.
-¿Eh? Ah, claro, claro, supongo.- El chico se rascó la nuca, realmente no sabía en qué iba a ayudar a su grupo, pero siempre era un placer ayudarlos, además, no podría ser tan malo, ¿Verdad?
-¡Wow, entonces es verdad! ¡Tachibana-kun va a cantar para la escuela, seremos el número más exitoso!-
Makoto tardo al menos un minuto en reaccionar sobre lo que acaba de suceder, todo su grupo estaba feliz porque ahora estaban listos y Haru lo miraba insistentemente como preguntando “¿en serio estás de acuerdo con esto?”
Y definitivamente no estaba de acuerdo con eso.
Pero ahora no había forma de echarse para atrás.
La noticia se esparció como pólvora en menos tiempo de lo pensado.
-¡WOW, MAKO-CHAN! ¿En serio vas a cantar enfrente de toda la escuela? ¿No te da miedo? Yo que siempre pensé que tenías pánico escénico.- Nagisa hablaba animadamente mientras que Rei casi le suplicaba que bajase la voz y dejase en paz a su capitán.
Makoto por otro lado estaba resignado a asumir su responsabilidad pero obviamente hecho un manojo de nervios, sus compañeros ya se habían puesto de acuerdo con él y como mínimo debía cantar de dos a tres canciones, otros compañeros se habían comprometido a conseguir el equipo de sonido y otro tocaría la guitarra para acompañarlo, pero él definitivamente aun no estaba listo.
Terminada la práctica, él y Haru se despidieron de sus amigos y tomaron camino hacia su hogar, el silencio reinaba en el aire, hasta que extrañamente, Haru rompió el silencio.
-No tienes que hacerlo si no estás cómodo.-
-¿Cómo dices Haru?-
-Cantar, si no quieres, no lo hagas.- Makoto mostro una amplia sonrisa, y de repente tuvo un ataque de seguridad, cantaría frente a la escuela pero le sacaría provecho a ello.
Los días pasaron, y comenzaron a preparar todo para el gran día, Makoto se sentía más motivado lo cual provocaba curiosidad al chico de ojos azules, que le preguntaba cada vez que podía con la mirada; “¿Qué demonios estas planeando, Makoto?”
Y llego el gran día, los alumnos estaban todos reunidos en el gimnasio sentados en el suelo, Nagisa después de lograr empujar cuanta gente se le atravesaba en el camino logro conseguir un lugar en primera fila para él, Rei, Gou y por supuesto, Haru. Makoto los miraba desde detrás de bambalinas mientras terminaba otro grupo con su presentación con unos abanicos, Nagisa alzaba los brazos para atraer la atención del joven y como era de esperarse, Rei tenía una lucha titánica para que el rubio bajara los brazos mientras Gou los miraba a ambos y para cuando volteo a ver a Haru, el verde se encontró con él azul, detuvo la mirada un buen rato, eso era más que suficiente para sentirse tranquilo.
Para cuando Makoto regreso a la realidad ya estaban anunciando su nombre y corrió al escenario, el pobre chico estaba sudando de ver tanta gente.
-Eh, hola… b-buenas noches, me alegra que estén aquí, espero sea de su agrado, este, si.- y las primeras notas de la canción comenzaron a sonar a sus espaldas, era una canción animada y la población escolar comenzó a aplaudir al son de la música, el nadador de backstroke sentía que se le iba el aire antes de comenzar y por fin salió la voz de su garganta.
Analizo el rostro del público mientras cantaba, todos parecían disfrutarlo, dirigió su mirada a Haru, quien lo recibió con una sonrisa apenas visible que llenó de una sensación cálida el pecho de Makoto.
Comenzó la segunda canción, una melodía más calmada que hacia resaltar más la voz del joven, todos estaban atónitos ante la linda voz de Makoto y sin notarse mucho, la sonrisa de Haru crecía a cada segundo.
Iba a comenzar la tercera canción cuando Makoto pidió que hicieran una pequeña pausa y este tomo el micrófono.
-¿Hola? Eh, bueno, este, quisiera decir algo antes de comenzar la última canción.- Makoto sentía que en cualquier momento el corazón se le iba a salir del pecho, pero era ahora o nunca.
-Bueno, esta canción me gustaría dedicársela a la persona más importante para mí, que… amo, incondicionalmente.- Todo el gimnasio se quedo en un silencio muerto, todos se miraban unos a otros, aunque a decir verdad era más que obvio a quien se refería Makoto.
-¡OH DIOS MIO, VE CON TODO MAKO-CHAN!-
-¡NAGISA-KUN, POR FAVOR!-
Fue lo único que se escucho antes de iniciar la canción.
Oh no, ¿Me acerqué demasiado? Oh, ¿acaso casi vi?
Lo que realmente hay en tu interior, todas las inseguridades, los trapos sucios, no me hicieron pestañear ni una vez.
Incondicional, Incondicionalmente, te amaré incondicionalmente, no hay miedo ahora, déjalo ir y tan solo sé libre, te amaré incondicionalmente.
Tal como me miras, no necesitas disculpas, quiero que sepas que eres digno, tomo tus días malos con tus buenos, caminaría a través de la tormenta, y lo haría todo porque te amo, te amo.
Incondicional, Incondicionalmente, te amaré incondicionalmente, no hay miedo ahora, déjalo ir y tan solo sé libre, te amaré incondicionalmente.
Abre tu corazón y déjalo comenzar, abre tu corazón.
La aceptación es la llave para ser para ser realmente libre ¿Harías lo mismo por mi?
Incondicional, Incondicionalmente, te amaré incondicionalmente, no hay miedo ahora, déjalo ir y tan solo sé libre, te amaré incondicionalmente.
Te amaré, te amaré incondicionalmente.
El gimnasio se volvió loco al terminar la canción, y como era de esperarse, la voz de Nagisa se distinguía entre la multitud, Makoto solamente los miro con una sonrisa en el rostro, estaba complacido, y justo después su mirada se fijo en Haru, quien lo miraba con cara de completo asombro y un hermoso sonrojo en sus mejillas.
Después de hacer una reverencia el ojiverde hizo su camino a detrás de bambalinas y tomar un poco de agua, sus manos aun temblaban a causa de los nervios, paso al menos un minuto para que el chico se encontrara de frente con Haru.
-¿Cómo llegaste aquí tan rápido, Haru-chan?- Makoto definitivamente quería actuar relajado pero seamos sinceros, Makoto temblaba como gelatina.
-Hm, vamos… a casa.- Haru no le dirigió la mirada, la tenia plantada en el piso y el sonrojo aun seguía latente en sus mejillas, Makoto no sabía si esto era mala señal o buena.
Se despidieron de sus compañeros y se deshicieron como pudieron de los demás chicos, que Gou y Rei insistían en dejar al par solos pero Nagisa solo se empeñaba a intentar hablar con ellos, en la salida de la escuela Makoto recibió varias felicitaciones y una que otra mirada curiosa sobre él y Haru.
Makoto se sentía una ansiedad terrible, cuando ya se encontraban camino a casa, justo al lado del océano, este tomo la palabra.
-Hey, Haru…- el ojiverde antes que pudiese decir algo fue interrumpido por su mejor amigo.
-Esa canción… la ultima, lo que dijiste… acaso era…-
-Sí, era para ti, Haru.- y Makoto detuvo sus pasos, era momento de enfrentar lo hecho.
-Escogí esa canción porque, expresa lo que siento por ti, aunque una canción no es suficiente, Haru, lo que siento es más, mucho más.-
Makoto pudo notar la manera que casi temblaban las manos de Haru, el chico no sabía dónde poner la mirada, como si intentara escapar.
Ahora solo quería saber que era lo que guardaba su amigo en su interior.
-Haru, mírame por favor.- el chico levanto la mirada obediente, sus ojos brillaban como nunca, era difícil para el muchacho leer todo lo que decían, había felicidad, miedo, inseguridad, pero lo más importante;
Había amor en ellos también.
-Haru…- El más alto sentía sus ojos llenarse de lagrimas de felicidad, estaba a punto de decir algo cuando fue callado con por unos labios.
Se besaron, lento y pausado, disfrutando cada centímetro de sus bocas, cada sensación, cada toque, dejando libre aquello que llevaban guardado desde hace mucho.
-No dejes de cantar para mi.- dijo Haru al separarse del beso en apenas un suspiro.
-todas las canciones de amor que quieras- ante esto Haru solo atino a sonrojarse y unir sus cuerpos en un abrazo.
-Te amo, Haru-chan.-
-Yo también, Makoto.-
-incondicionalmente.- dijo Makoto antes de unir sus labios nuevamente.
Makoto definitivamente había vencido su pánico escénico.
Aunque a decir verdad, aún prefería sobre todas las cosas seguir cantándole solo a Haru.