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Especial - San Valentín por SholeSuperKawaii

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Notas del fanfic:

Holis, lolis .w. kasjdkasjd espero que les guste xDD no lo hice muy largo porque no se~ (? creo que Rin me contagió D: y no me siento muy bien kasjdkasjd pero di lo mejor de mi! *^*)9 asi que espero que les guste :DD

Notas del capitulo:

Hola como estan? :33 como han pasado su festividad? aksdjaksdj viendo yaoi o con su persona especial? xDD aqui pues su humilde escritra la paso casi todo el dia durmiendo en el sillon de su casa xDD y viendo peliculas a ratos xDD y luego jugando Corazon de Melon uwu y ahora que llegue a mi casa me puse a escribir xDD la unica cita que tuve fue en CdM *^* auqnue en verdad ni siquiera tuve una D: la perdi con Lysandro u.u segunda vez que pierdo una cita con el! D: pero bueh.. (? no importa ya que amo a Nathaniel *3*

 

Bien, bien... eso no venia al caso xDD

Espero que les guste este one-shot! no tiene lemon :cc pero espero que aun asi les guste mi toque de romanticismo xDD

 

Sin mas que decir...

 

A leer~!

 

*este one-shot va dedicado para namidatagani :3 chica espero que lo leas y te guste! xDD que lo hice pensando en ti! askdjaskdj uwu*

Un timbrazo. Dos timbrazos. Tres timbrazos. Haruka salió completamente hastiado de la tina al escuchar el insistente sonido de su móvil, el cual se encontraba en la mesa de la cocina. Cuarto timbrazo y la paciencia del chico comenzaba a acabarse. Había solo una única razón por la cual el peliazul saldría del interior de su querida agua, es porque estaba esperando la llamada de su pelirrojo.

Al quinto timbrazo finalmente lo tomó y abrió, esperando que en la pantalla se registrara el nombre de “Rin Matsuoka”, pero al momento de hacerlo, se dio cuenta que era una persona completamente diferente quien le llamaba.

– ¿Aló? – contestó.

– ¡Haruka-sempai! – se escuchó una voz femenina al otro lado de la línea, la cual sonaba un tanto preocupada.

– Gou, ¿qué pasa? – tal y como lo había dicho, la persona que llamaba era la hermana menor de su pareja.

– Mi hermano Rin me pidió que le llamará para decirle que no podrán juntarse. Hoy amaneció enfermó, está con fiebre y dolor de garganta – le explicó el motivo por el cual le llamaba.

Haruka al escuchar eso se golpeó mentalmente, ¿acaso era una broma? ¿Era esto en serio? O sea, habían estado planeando este día desde hace mucho tiempo, habían estado pensando juntos qué hacer para el primer día de San Valentín que iban a pasarla juntos, ¿para qué? Para que el pelotudo de su novio se le ocurriera descuidarse y caer enfermo justo para esa fecha.

– Pero si desea puede venir a verle. Con mi madre estamos de salida ya que iremos a pasar el fin de semana al mar. Así que nadie les molestará – le ofreció luego, al sentir simplemente el silencio por parte del peliazul – ¿Haruka-sempai?

Al escuchar el llamado de la chica, salió de sus cavilaciones.

– Bien, iré en unos momentos para allá – dijo de un momento a otro – pero Gou…

 – ¿Sí?

– No le digas a Rin que iré – le pidió.

– ¡Por supuesto! – accedió la pelirrojo – nosotras ya vamos de salida, así que cuando llegue no estaremos aquí.

– Bien.

– ¡Bien! ¡Nos vemos! – dicho eso, colgó.

El chico de azules ojos soltó un audible suspiro, a la vez que dejaba nuevamente el celular en su lugar. Bien, por lo menos podría ver a su novio ese día, aunque no saldría todo como esperaba.

Se limitó a ir nuevamente al baño para secarse con una blanquecina toalla, para luego ir hasta su habitación, colocándose la ropa que anteriormente ya había predispuesto, arregló su bolso con una muda de ropa y salir finalmente de su hogar.

 

 

Solo dos timbrazos bastaron para que el pelirrojo saliera a su encuentro. Tal y como lo había pensado, Rin al momento de ver al peliazul al otro lado de la puerta, su rostro se convirtió en un verdadero poema, entre sorprendido y nervioso.

El primero en hablar fue él.

– ¡¿Haru?! – exclamó al verle – ¡¿pero qué haces aquí?!

– Gou me llamó y me dijo que estabas enfermo – explicó.

– Eso lo sé. Yo mismo le pedí que te llamara – habló el chico – pero no era necesario que vinieras hasta aquí.

– Eso lo sé – el peliazul mostró su típico rostro frío.

El pelirrojo solo se limitó a chasquear la lengua y hacerse a un lado, dejando la pasada despejada para que su novio entrase. Haruka notó el mensaje y entró en el lugar, no sin antes pedir permiso, algo que estaba demás ya que por lo que sabía Rin se encontraba solo en esos momentos.

Ambos comenzaron a caminar hacia el living, donde su podía ver que en el largo sillón de cuero negro que se encontraba allí, habían unas cuantas cobijas y una taza con un líquido ambarino del cual salía vapor de él sobre la pequeña mesa de madera que estaba enfrente.

– En verdad, estás hecho un desastre – comentó Haru al ver por fin detenidamente al ojicarmín. Este traía todo su cabello despeinado, un sonrojo adornaba sus mejillas gracias a la fiebre que le atacaba en esos momentos. La ropa… pues qué decir sobre lo que estaba vistiendo; lo que sería el pijama constituía en un polerón de polar color negro y unos pantalones largos, también del mismo color y género.

– No es muy agradable que me veas así – soltó Rin a la vez que dejaba escapar un suspiro.

– Me acostumbraré – le restó importancia, mientras miraba todo el lugar.

– Adelante, toma asiento – le ofreció el ojicarmín mientras señalaba el sofá – en verdad, lo siento mucho. No era mi idea que pasáramos este día así, después de todo el tiempo que estuvimos planeando esto – dijo un poco apenado mientras se sentaba junto al peliazul en el sofá con las cobijas.

– Nadie te mandó a no cuidarte.

– ¡No fue mi culpa! – renegó – bueno, sí un poco – agregó luego desviando la mirada – vaya, tenía que entrenar todos estos días hasta tarde y ayer la lluvia me tomó desprevenido, por lo que en la venida hacia acá quedé completamente empapado – le explicó tomando las frazadas para colocarlas en su espalda, a la vez que abrazaba a Haru y lo acercaba a su cuerpo.

– ¿Y por qué no compraste un paraguas?

– ¿Para qué comprar otro si ya tengo uno?

– Porque podrías haberte ahorrado en estos momentos tu dolor de cabeza y garganta, además de esa fiebre que tienes – dijo el peliazul, mientras le miraba seriamente, reprendiéndolo por la negligencia que había cometido.

– Bien,  bien. No quiero que me sigas regañando – Rin se agachó un poco, para dejar apoyada su cabeza sobre el hombro de su novio.

– Eres un idiota, ¿lo sabías? – comentó soltando un suspiro mientras llevaba su mano hacia los cabellos de Rin y comenzaba a masajearlos lentamente, sintiendo su textura.

– Pero aun así me quieres, ¿verdad? – sintió como este soltaba una ligera risa al decir aquello.

Haruka sintió que sus mejillas obtenían un poco de calor, por lo que solo se limitó a desviar la mirada, sin detener el movimiento de su mano sobre la mata de pelos que era el cabello del chico de dientes de tiburón. Rin al notar eso se incorporó un poco, solo unos centímetros, para luego acercar su rostro al de él y depositar un suave beso en su mejilla.

Sonrió ante ello, para luego volver a su posición inicial.

– ¿Quieres ver alguna película? – le preguntó tomando el mando a distancia del televisor – gracias a estas fechas, están dando maratones de películas románticas – agregó luego, mientras mostraba una sonrisa.

– Claro, lo que tú quieras – aceptó, viendo como el chico comenzaba a buscar canal por canal, viendo alguna que le llamara la atención.

Al momento en el que encontraron una, se acomodaron y comenzaron a ver el televisor, mientras que bajo las frazadas, entrelazaron sus dedos, compartiendo allí el calor de sus manos, en una suave y simple caricia.

 

 

La película había durado lo suficiente como para que terminara justo a la hora de almuerzo, para que Haru se pusiera de pie y dejara a Rin en el living, no sin antes pedirle prestada la cocina para preparar algo de comer, viendo los ingredientes que encontrara en el lugar. No era que podría preparar algo con mucha ciencia, debía ser algo liviano y que no fuera difícil de tragar, gracias al constante dolor que sentía su pelirrojo, ya sea para tragar algo o simplemente para hablar.

Optó finalmente por preparar una sopa de verduras y pollo. Algo que le haría bien y no muy difícil de digerir. Cuando la comida estuvo lista, se fue nuevamente al living y llamó a Rin para comer.

Cuando ambos se dirigían hasta el comedor y pasaron cerca de la ventana, notaron un detalle del cual no se habían percatado.

– ¡Está lloviendo! – exclamó con un dejo de alegría el pelirrojo, mientras veía como unas suaves y finas líneas de agua caían desde el cielo y algunas se pegaban con la ventana de su hogar.

Haruka se acercó hasta su lado, notando lo mismo que él.

– Vaya, no me esperaba esto – murmuraba el ojicarmín, viendo aun las gotas de agua – ambos pasando San Valentín juntos, en mi casa, comiendo de tu comida y sin que nadie nos moleste – enumeró una por una las cosas de ese momento. Luego de eso, desvió la mirada hacia el ojiceleste – ¿no es romántico? – dicho eso, dejó a la vista su típica sonrisa, la cual no se veía para nada opacada por el hecho de no tener el mejor semblante.

Como siempre había pasado, Haruka se sintió completamente atrapado por esa inolvidable y tan conocida sonrisa por parte del chico de rojos cabellos. Sentía que nunca podría cansarse de verle sonreír, quería verle así siempre, con esa hermosa sonrisa en sus labios, pero por sobre todo dirigida hacia él, aunque sonara egoísta o egocéntrico, sentía que si esa sonrisa fuera hacia él, era la mejor de todas.

No podía amarlo más de lo que ya lo hacía.

Luego de ello, ambos se sentaron a la mesa y comenzaron a comer las cosas que el peliazul había preparado.

 

 

Las horas comenzaron a pasar, hasta que llegó un momento en el que Rin comenzó a sentirse un poco peor, ya que el trajín de ese día y el hecho de no estar acostado como debía hacerlo, habían provocado que la fiebre le aumentara un poco más, provocándole leves espasmos en el cuerpo y que el mareo se hiciera presente en él.

–Rin, creo que es mejor que vayas a recostarte a tu cama – le sugirió el peliazul, mientras le traía una pastilla para que tomara junto a un vaso con agua temperada.

– No te preocupes, no me… – su oración fue interrumpida por una pequeña tos, la cual le dificultó el habla.

– ¿Decías? – le miraba incrédulo Haruka, mientras veía como el pelirrojo solo podía encogerse en su lugar por su necedad – bien, vamos. Yo te acompaño – se acercó hasta el chico y lo tomó de la mano, para guiarlo hasta la habitación de él, tal y como lo haría una madre con su hijo pequeño. Ese pensamiento provocó que Haru moviera su cabeza para sacar cualquier pensamiento estúpido.

Cuando llegaron al cuarto del chico, el peliazul se dio cuenta que este se encontraba completamente ordenado, a excepción de su cama, la cual tenía las cobijas tiradas hacia atrás. Se acercó rápidamente y las ordenó, para que el pelirrojo pudiera acostarse en ella.

Mientras el chico hacia eso, su mirada se desvió hacia la ventana que quedaba junto a su cama, para ver por entre las cortinas como la lluvia había intensificado, al igual que el viento, el cual había comenzado a correr mucho más fuerte. No sabía por qué pero sentía que la situación era perfecta, tal y como lo había dicho antes de comer, eran uno de los momentos más románticos que ambos han vividos. Aunque ni él mismo se entendía a qué se refería con ello, ya que no estaban haciendo nada del otro mundo, pero en su interior sentía que la situación era completamente distinta, ya podría ser por la fecha en la que se encontraban, por el hecho de estar solos en su casa o simplemente que la fiebre le esté haciendo pensar cada cosa.

Mientras seguía con sus cavilaciones, pudo ver como por entre las cortinas se hacía presente una fuerte luz, seguida por un ruido bastante molestoso; había caído un rayo, y casi al instante, las luces de su hogar se apagaron repentinamente. Se había cortado la luz.

– Perfecto, era lo único que faltaba – escuchó mascullar a Haruka, el cual se encontraba ya parado delante de él, al haber terminado de hacer la cama del ojicarmín – bien, tu solo recuéstate. Yo iré a buscar velas o alguna linterna – decía mientras Rin se recostaba en su cama. Al terminar de arroparlo y pararse para irse, el chico le tomó de la mano, deteniendo sus pasos.

 – Haru – le llamó para ganarse su atención, cosa que había logrado.

– ¿Qué pasa? Se acercó hasta el chico, agachándose a su lado y quedando a solo centímetros de distancia de sus rostros.

– Re-Recuéstate conmigo – le pidió, mientras que sentía que el sonrojo aumentaba.

Bien, en esos momentos podía decir que la fiebre había tomado el control completo de su mente y ya no estaba del todo cuerdo.

– Pe-Pero… a – intentó negarse Haruka, no por el hecho de que no quisiera, si no que se sentía lo suficientemente apenado como para hacerlo.

– Por favor – le rogó, sintiendo como sus orbes comenzaban a adquirir cierto brillo, cosa que no se lo explicaba del todo.

El peliazul no pudo resistirse a esa mirada, por lo que soltó un pequeño suspiro, para luego aceptar la petición del ojicarmín.

Se sentó en la cama para sacarse sus zapatos, para luego dejarlos a un lado de la cama, topando con una caja en el proceso de un tamaño considerable. La tomó entre sus manos a la vez que desviaba la mirada hacia el chico que en esos momentos se estaba incorporando en la cama.

– ¿Qué es esto? – la verdad es que no era una persona muy curiosa, pero en esos momentos quiso saber qué era lo que tenía el pelirrojo escondido bajo la cama.

Gracias a la poca y tenue luz que entraba por la ventana gracias a que aún eran pasada las cuatro de la tarde y que uno que otro rayo cayera iluminando más el lugar, pudo apreciar como Rin se sentaba en la cama y le miraba nervioso.

– Es un regalo – dijo mordiéndose el labio inferior.

– ¿Un regalo? ¿Para quién? – bien, no había sido su intención pero aquello había salido con un dejo de celos.

Rin soltó un suspiro mientras desviaba la mirada al gran paquete que tenía Haru entre sus manos.

– Es un regalo para ti – soltó al fin, haciendo que el peliazul se sintiera un tanto avergonzado por ello. ¡Diablos! ¿Cómo podía ser posible que el pelirrojo provocara tantos cambios de humor o personalidad en su persona? Hasta hace unos momentos sentía celos y ahora se sentía avergonzado, ¿qué estaba pasando con él? – te lo había comprado para hoy, pero… Pero como cuando te vi que llegaste de forma inesperada y que tu humor al principio no haya sido el mejor, no sabía si entregártelo o no – agregó luego.

El ojiceleste al escucharle hablar soltó una leve sonrisa, mientras se acercaba rápidamente a él y le besaba en los labios.

– ¡Oye! ¡No hagas eso que te puedo contagiar! – le reclamó sonando apenado.

– No me importa – le restó importancia mientras le volvía a besar, para luego abrazar el cuerpo del chico entre sus brazos y que ambos quedaran recostados en la cama.

– Después no quiero que me reclames que te enfermaste – advirtió Rin, mientras sentía como la cabeza de Haru se apoyaba en su pecho, sin dejar de abrazarle, en esos momentos llevó su diestra al cabello del peliazul y comenzó a masajearlos.

– Eres un maldito romántico – soltó el peliazul sintiendo los suaves latidos de su corazón.

– Oye, escucha lo que la gente te dice – le reclamó el pelirrojo, sin dejar de mover su mano.

– Rin – le llamó, volviendo a ignorarle.

– ¿Qué sucede? – el aludido bajó un poco la mirada, encontrándose con la azulina que pertenecía a la persona que más amaba en esos momentos.

– Te amo – soltó acercándose hasta él y besándole nuevamente.

– Yo también te amo – le respondió el pelirrojo, luego de que ambos se separaran.

Se quedaron unos momentos más abrazados, sintiendo el calor corporal del otro, mientras que ambos sentían que iban cayendo poco a poco en los brazos de Morfeo, relajándose gracias a la situación.

– Feliz día de San Valentín, Rin – murmuró antes de caer rendido Haruka.

– Feliz día de San Valentín, Haru – le respondió en el mismo tono el chico, mientras ambos caían en un profundo sueño.

Tal vez haber ido cuidar a su novio enfermo no había sido del todo malo, tal vez que ambos se hayan quedado solos no había sido un problema, tal vez el que las cosas no hayan salido como lo planearon fue mejor para ambos, y de eso se habían dado cuenta los dos, ya que el calor y el sentimiento que habían sentido en ese momento, era algo del cual no podían explicar ni mucho menos comparar.

Ya vendrás muchos más días de San Valentín, que podrán pasar juntos como ellos quieran, tienen toda una vida para ello, pero lo que nunca olvidarán será el recuerdo de su primera festividad celebrada juntos, de una forma un tanto peculiar, pero no por eso menos especial.

Notas finales:

les gusto? o no? kasjdkasdj espero que si ^^

Bien estare esperando sus comentarios! y como siempre pueden pasarse a mi pagina de Facebook :33

http://www.facebook.com/SholeSuperKawaii

Ahi pueden dejarme algun comentario, suguerencia, si quieren algun one-shot en especial o algo asi xDD tratare de hacerlo dentro de lo posible uwu

 

Bien, eso es todo :33 estare esperando sus comentarios! ^^

 

Saludos! y Feliz día de Sna Valentín! :DD <3


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