El placer de amarte por UnaFujoshiMas

Era una tarde de invierno en Londres, la lluvia caía empañando las ventanas de la gran Mansión Trancy, el dueño de esta se encontraba en la amplia sala muy aburrido como siempre, sentado en uno de los muebles pensaba en alguna pequeña conversación para poder entablar con su muy apuesto mayordomo.
Sin mayor éxito suspirando fue hasta el comedor, en su trayecto seguía pensando en que decirle, hace un poco tiempo se había dado cuenta del fuerte sentimiento que se apoderaba de el, ese sentir iba mucho más haya del placer y la lujuria, era un sentimiento que el desde niño se había prohibido, sentía amor por ese demonio y odio al mismo tiempo ya que el había sido el único que lo había hecho cambiar de opinión con respecto al amor.
Dándose pequeños golpes en la cabeza por el resiente pensamiento seguía caminando, a pocos pasos se encontraba la puerta de su destino, pasando saliva decidió entrar, embobado vio a su demonio limpiar las ventanas del comedor sin darse cuenta que ya había sido visto por este.
-C-Claude...- Dijo nervioso aquel hermoso rubio de ojos azules, agachando la mirada se tocaba las manos con evidente nerviosismo.
-¿Le ocurre algo? Su majestad- Pregunto seriamente el mayordomo, acercándose a el sin mostrar gesto alguno.
-No... Nada importante...- Respondió sonriendo ampliamente, pensando escapar de esa incómoda conversación, el mayor sabiendo lo falsa que era esa sonrisa chasqueo la lengua, con una de sus manos lo cogió de la cara posando sus dedos alrededor de las mejillas.
-Odio esa sonrisa falsa... Su majestad.- Dijo secamente el mayor, con brusquedad Alois se apartó de el realmente malhumorado lo miraba.
-¡No tienes ningún derecho a tocarme!-
Grito, sus mejillas teñidas de un rojo intenso y sus ojos llenos de rabia lo miraban directo a los ojos, el mayor le sostenía la mirada con la intención de hacerlo molestar aún más, amaba cuando Alois le gritaba y lo golpeaba, era un gusto psicópata y masoquista.
-Tengo todo el derecho, tu me perteneces.- El menor se avergonzó al escuchar esa última frase, era verdad el le pertenecía y de todas las formas posibles, decidió mirar a otro lado, el no esperaba esa respuesta por parte de su demonio mayordomo.
-No estaba consciente y te aprovechaste de mi, así que no cuenta- Menciono el menor acordándose de esa lujuriosa noche en la cual se había pasado de copas en una fiesta organizada por el conde Ciel Phantomhive, estaba sumamente ebrio y lo que había pasado con Claude no lograba recordarlo bien ya que en su mente todo lo de esa noche pasaba muy borroso haciéndolo enfurecer.
-Debo recordarle que fue usted el que me provoco esa noche- Se acerco peligrosamente tomándolo de la cintura susurró lo anterior en su oído lamiéndolo despacio, sabía que esos juegos excitaban de sobremanera al menor, aunque después se volviera todo un salvaje el lo soportaría.
-Te estas metiendo mal conmigo Claude- Dijo siguiéndole el pequeño juego que estaban creando, rodeando el cuello del mayor con sus brazos acercándolo un poco más hacia el.
-Estoy dispuesto a soportar cualquiera maltrato de usted.... Su majestad- Mordiéndole el lóbulo de la oreja provocándolo, este sólo se dejaba hacer sintiendo las caricias de su amado demonio, en verdad el era el único que sabía como hacerlo sentir bien.
-Claude, te haré llegar al cielo está noche...- Susurro esto último en broma besándolo desesperadamente halaba con brusquedad los negros cabellos, el mayor se abalanzo sobre el pegándolo a la pared, besándolo de nueva cuenta metiendo la lengua hasta el fondo antes de que la falta aire los separe.
-Sabe usted tan bien mi señor- Dijo el mayor jadeante y excitado, metiéndole las manos por debajo de su camisa acariciando le el pecho, recorría todo el torso deteniéndose para pellizcar sus pezones sacando gemidos de esa pequeña boca que tanto le fascinaba.
-Ya te he dicho como tienes que llamarme cuando tenemos sexo ¿Verdad?- Dijo aparentando enojo sintiendo las fuertes pero suaves manos de su único amor.
-Creo que me he olvidado... Alois-
-Recibirás un castigo por olvidarte- Dijo el menor con la voz llena de lujuria, girando se dejando acorralado a su mayordomo, mirándolo con una picara sonrisa acariciaba su miembro por arriba de la tela sintiendo como este ya estaba duro, veía como el mayor se mordía el labio evitando que gemidos salieran de su boca. Impaciente el menor comenzó desabrochandole el pantalón colando sus manos en la ropa interior de este apretaba con brusquedad sacando un grave gemido, le encantaba torturarlo de esa manera, bajando toda la ropa deslizandose hacia abajo se arrodilló frente a su entrepierna tirando de el con sus dos manos empezando a lamer sólo la punta torturándolo aún más comenzó a meterlo despacio en su pequeña boca sintiendo como la mano de su mayordomo se posaba en su cabeza empujandolo hasta al fondo, metiendo y sacando con algo de rapidez se detuvo para poder jugar un poco con la punta de esta seguía escuchando los inquietos gemidos del mayor sentía como temblaba de placer sabía ya que estaba a punto de correrse, se retiró de su labor aún uniendo se a el por medio de un grueso hiló de saliva, levantándose del suelo se sacó la ropa, sin aguantar más el mayor lo cargo otra vez apoyando lo contra la pared, el rubio enredaba sus piernas a la cintura de este halando el cuello de la camisa para volver a besarlo, se separó un poco de este viéndolo.
-Se rudo, quiero sentirte ahora- Dijo excitado, el mayor acariciaba las firmes piernas de su insaciable amante.
-Yes, your higness- Susurro volviéndolo a besar con desesperación. Sin aviso alguno penetro al menor al tiempo que le mordía el labio haciéndolo sangrar, el grito de dolor del rubio lo hizo excitar aún más, queriendo escuchar sus gemidos bajo su boca hasta su cuello succionando y mordiendo dejando marcas profundas en la piel blanca. Al escuchar como la respiración de este se normalizaba comenzó a embestirlo con rudeza dando en ese punto justo que lo hacia enloquecer y perder la cordura, sentía las uñas del menor clavarse en su espalda arañandolo, el dolor de los recientes rasguños más los sonoros gemidos de su amante lo hacían ir más rápido, se movía como un loco dentro de este, empezando a masturbarlo el rubio ya no podía con tanta excitación, con necesidad busco los labios de su demonio mordiendo levemente en ocasiones, en cualquier momento llegaría al clímax y hasta que ese momento llegara quería seguir besando a su demonio, las manos y el miembro de este se movían descontroladamente en el sacándolo de sus casillas.
-¡Más fuerte, dame mucho más Claude!- Gritaba el rubio, este obedeció la orden moviéndose lo más fuerte que podía dentro de el, de tanto placer que sentía el menor se corrió gimiendo el nombre de su mayordomo, apretando el miembro de este hizo que también se corriera dentro de el gimiendo de igual forma el nombre de su rubio amante, con cansancio se apoyó en su mayordomo, este le acariciaba la espalda perlada de sudor, recordando cual era su plan al inicio decidió llevarlo a cabo ahora, preparándose y con la respiración normalizada tomo un poco de aire para hablar.
-Claude... Espero y algún día puedas enamorarte de mi- Dijo susurrándole en el oído el mayor aún lo cargaba y este enredaba sus brazos alrededor de su cuello escondiendo su sonrojado rostro preparándose nuevamente para otro rechazo por parte de el, Alois ya le había confesado sus sentimientos y esta vez lo volvía a hacer con la esperanza de que le correspondiera.
-Yo a usted ya lo amo- Dijo bajándolo para poder verlo a la cara, viendo como pequeñas lágrimas amenazaban con salir de aquellos hermosos ojos que lo habían cautivado, dedicándole una pequeña sonrisa lo volvió a besar sellando esa confesión que había sucedido una noche de invierno en Londres.