AJELATE DE MÍ
Se quieren, se desean y comparten el mismo sentimiento… no, eso no puede pasar.
Junghyun mira discretamente a su líder. Los dos han notado que entre ellos ocurre algo peculiar.
“Aléjate de mí” piensa con amargura. No quiere perderle antes haberlo tenido, sin embargo, por el bien de ambos deben evitarse a toda costa. Son dos asteroides que van a provocar una fuerte colisión, solo se puede augurar destrucción.
Dejando de lado los prejuicios, lo que en realidad le embriaga es el sentimiento de inseguridad. Se conoce así mismo para saber que su corazón es un caos, que puede lastimar a Doojoon… porque su manera de amar es como una rosa, dulce, delicada… pero también llena de espinas que sangran, que envenenan el alma.
Sin embargo, directas o indirectas, el líder de Beast solo se limita a darle espacio, no se va. Se aleja apenas sin embargo no se nota que desee aceptar su decisión de desistir sobre el sentimiento que florece en medio de un invierno.
“Aléjate de mí” Doojoon es una persona demasiado vulnerable cuando se trata de situaciones del amor. Se entrega a sus sentimientos sin medir consecuencias, es impulsivo y atento. Alguien debe cuidar de él. Es mejor así, protegerlo de lo que sería una decepción inminente. Si todo salía mal ¿Cómo iban a continuar estando juntos debido al trabajo? No, tenía que cuidarle y evitarle el dolor como le fuera posible. Está bien, puede existir con el corazón roto, está acostumbrado a ser infeliz en sus relaciones, está habituado a los agrios finales… no sería tan diferente.
En cambio el líder no sabe tolerar el sufrimiento. Esto dolerá como una inyección, duele al principio, sin embargo, es un dolor soportable y pasajero… él lo superará aunque por su parte no pueda superarlo. Porque Junhyung se conoce así mismo, no será fácil despojarse de los sentimientos mas correrá el riesgo. Por el bien de ambos.
“Aléjate de mí” comienza ignorándolo, rechazándolo, usando un tono cortante y frío, escupiendo frases mezquinas. Envía señales con ese mensaje, no da explicaciones, Jun se las queda para sí mismo. Mientras el conozca las razones, sale sobrando lo demás.
Y es así como llegamos al punto inicial. Ha logrado su propósito, el líder ha tomado distancias, no es fácil hacer el trabajo sucio, sin embargo, es por el bienestar de ambos.
Lo mira desde la distancia, su corazón marchito se alegra un poco, no lo suficiente para calmarle, porque desea un poco más. Tolera el dolor, ya es muy común. Desear lo que no tiene.
Van bien, cada uno lleva su vida en direcciones opuestas, cuando sus órbitas coinciden (porque no lo puede evitar por mucho tiempo) no hay más hostilidades, una sonrisa educada y listo, a seguir la vida.
En algún momento, todo se vuelve soportable, y las espinas son pinchazos fáciles de llevar clavadas en el alma. Es más, si sangra, ya no mira las heridas aunque la piel del corazón escoza.
--Junhyungie. ---Voz cálida, llena de preocupación. La mirada clavada sin temerle, como suele ser. Su brazo siente la fuerza ejercida.
--… ---Sacude su extremidad fastidiado, por dentro está sorprendido de la sencillez con que el otro llega hasta él, ignorando por completo las advertencias, caminando inmutable sobre su camino de espinas y rosas secas.
Casi como un superhéroe o un guerrero.
--Jun… ---Vuelve a llamarlo con mayor precaución que antes, con una emoción muda que entiende perfectamente.
Afila la mirada, frunce el ceño enardecido porque todo su sacrificio está siendo en balde. Se libera de esas manos fuertes ¿Serían capaces de sostenerle antes de una caída libre?
Continúa caminando ignorando los llamados de esa persona que logra abrir sus capas para dejarle vulnerable. Y mientras piensa en que está haciendo lo correcto, no se percata de los pasos que siguen los suyos, de la mirada torturada que le dirigen a su espalda, no se percata… que esa mano fuerte que rechazó regresa valiente, no lo hace hasta que siente su tacto.
--Aléjate de mí. ---Suelta sincero cuando le fuerzan detener su andar y encararle.
--No.
Respuesta salvaje y firme. Ojos serios, escrutadores y retadores.
Solo bastó una dulce caricia, un gesto amable… y las barreras se derrumbaron como naipes. Él sonríe como un niño presumido, porque ambos lo saben. El líder ha ganado una vez más.
Las distancias se acortan como ese hilo rojo del destino que une a los amantes predestinados, los labios entran en contacto, un poco torpe, un poco forzado, pero eso sí, muy deseado.
El corazón se le acelera al rapero, todo se paraliza. Pudieron ser minutos, o segundos, para lo que les importaba.
No podía escapar de esos sentimientos que le endulzan y agrian. Lentamente abre los ojos, incapaz de escapar al otro. La boba sonrisa cálida de Doojoon provoca tantas sensaciones. Estaba perdido, y él también. Quizás, ese chico no es tan vulnerable como pensaba, y solo tal vez, la negación era porque el propio Junhyung tenía miedo, el típico miedo de salir herido. Un temor estúpido considerando que está frente a una persona noble, que comparte este tormentoso amor solo que con la diferencia que él es mucho más valiente.
FIN.