El pelilila había aceptado quedarse sin días libres durante todo el mes con tal de que ese día pudieran dárselo libre, la verdad es que las horas extra habían sido altamente cansadoras y que todo febrero fuera de trabajo valió la pena al 100%.
En la pastelería todos estaban al tanto de que este era el primer San Valentín que el más alto pasaría con su esposo, Murasakibara había contraído nupcias alrededor de 4 meses antes con su antiguo capitán, Akashi Seijuro él actual empresario y heredero más reconocido en Japón.
El más alto había salido esa mañana a trabajar sin decirle nada a su pareja, volvió a casa con todo lo necesario para poder preparar la mejor cena y los mejores chocolates caseros que su esposo hubiese probado.
Cerca de las 7 ya tenía todo listo, había preparado una cena digna de cualquier restaurante francés, había seleccionado un vino de alta categoría favorito de su esposo, una selección muy recomendada, había preparado un chocolate relleno con distintas salsas caseras de frutas que había creado especialmente para la pastelería por las fechas, se había agotado con todos los preparativos, pero por ver sonreír a Akashi el haría cualquier cosa.
Las velas se consumían, eran las 8, las 9 y el pelirojo no daba señales por la casa, la salsa para las carnes se había enfriado, lo chocolates estaban blandos por el calor y ya no quedaban casi ni rastros de las velas.
A las 10 de la noche sonó el teléfono, se apresuró a contestar, estaba un poco preocupado y si su esposo había sufrido un accidente, no eso no podía ser.
-Si diga?
-Atsushi, lo siento, las cosas han estado complicadas, creo que me quedaré en la oficina hasta tarde… probablemente tuviste un largo día en la pastelería, come algo y duerme… nos vemos
-Aka-chin, pero no puedes venirte antes?
-Atsushi sabes que mi trabajo es muy importante…debemos demostrarle a mi padre que somos capaces de llevar está relación y nuestras carreras adelante.
-Pero Aka-chin…
-Atsushi, basta con esto, no puedo estar soportando tus berrinches ahora, tengo una reunión, solo te llame para que no me estés esperando, pero si vas a empezar con tus cosas es mejor que no lo haga más de ahora en adelante… no seas tan niño…
-Pero Aka-chin…
-Basta no quiero hablar más de esto, nos vemos en casa, adiós…
El pelilila se quedó en su sitio con la mirada perdida aun escuchando el tono en el teléfono, sentía un dolor muy grande en el pecho, jamás había sentido un dolor así, su corazón se oprimía.
-Me duele…- soltó el teléfono poniendo ambas manos sobre su corazón.- duele mucho…- cayó sobre sus rodillas.- Aka-chin ven por favor…. Me duele mucho…- lágrimas bajaron por su rostro.- …Aka-chin…Aka-chin…mi Aka-chin donde estás…me lo prometiste… me lo dijiste en altar…Aka-chin…me dijiste que estarías conmigo… en las buenas y en las malas Aka-chin… por favor Aka-chin… ven aquí Aka-chin… ven Aka-chin…- cayó sobre la alfombra, ya no podía más que llorar.
Que maldito día había tenido, todo el maldito día había tenido un problema tras otro, controlar parte de las empresas de su padre llevaba mucho esfuerzo, tener un matrimonio con menos de un año de existencia y poder hacer que ambas cosas funcionaran le estaba costando demasiado.
Eran cerca de las 11 de la noche y por fin había logrado cerrar ese trato con Alemania que le aseguraría una inversión multimillonaria en sus empresas, una serie de contratos nuevos y ni hablar de los nuevos empleos que se crearían, de verdad había tenido un logro único, pero que se había llevado todas sus fuerzas.
Se subió al auto indicándole al chofer que partiera mientras se quitaba el saco y la corbata, solo quería llegar a su casa tomar una ducha, comer algo, besar a su esposo y dormir, no pudo evitar recordar la discusión con el más alto, la verdad es que su compañero no solía molestarse cuando se quedaba hasta más tarde en el trabajo, la reacción de verdad lo había sacado de sus casillas, quizá había exagerado un poco.
Su mano rozo una bolsa que descansaba sobre el asiento a su lado, no pudo más que abrir los ojos al notar él paquete que había dejado escondido en el vehículo para que su novio no lo encontrara, le había pedido a su chofer que ese día lo dejara a la mano para poder llevárselo a su esposo y sorprenderlo, recordó las palabras de su esposo, la casi suplica por parte del más alto para que fuera a casa, era por eso, su primer 14 de febrero olvidado, en que minuto el Akashi Seijuro se había olvidado de algo que podía significar tanto para ambos.
-Dime que hoy no es 14 de febrero…
-Disculpe señor que dijo?- su chofer lo miro por el retrovisor.
-Qué fecha es hoy?
-14 de febrero señor…
-Llévame a casa ya… - miro la hora eran las 11:25, aún tenía 35 minutos del 14 de febrero para poder recompensar a su esposo.
La casa estaba en silencio, pero con todas las luces seguían encendidas, entro rápido donde estaría su esposo, la mesa estaba decorada con suaves velas rojas, el postre, las salsas, uno de sus vinos favoritos, su gigante se había esforzado demasiado y él solo lo había regañado.
Miro a la sala notando el cuerpo inerte en el piso, un frío lo invadió, su espina sintió un corriente eléctrica subiendo por sus vertebras.
-Atsushi…- se acercó despacio.- Atsushi, dime algo…- no hubo respuesta,- ATSUSHI, POR FAVOR, QUÉ TE PASA ! – se tiró al suelo remeciendo el cuerpo de su compañero, abriendo los ojos asustado.
-Aka-chin, no me debes despertar así… me asustas.
-TÚ TE ASUSTAS! TÚ… ESTUPIDO… QUÉ CREES QUE SENTÍ AL VERTE TIRADO EN LA MITAD DE LA SALA… PENSÉ… NO SABES…NO TIENES IDEA DE LO QUE PENSÉ…. LO QUE SENTÍ- comenzó a llorar.
-No Aka-chin no llores, no lo haré más Aka-chin, es solo que me dolió mucho, me dolía aquí…- apunto su pecho.- se sentía frío Aka-chin… que solo pude llorar, no sé en qué minuto me dormí… pero no lo haré más… no quiero que Aka-chin se preocupe…-
-Lo siento Atsushi, fue mi culpa… yo olvide que fecha era, ye por mi culpa se arruino San Valetin.
-No Aka-chin, tú estás aquí conmigo, y me darás un lindo beso eso lo hace el más bello.
No importo la comida y los regalo, esa noche el pelilila amo a su esposo por muchas horas, esa noche fueron uno más que nunca, el más alto llevo al pequeño emperador a la lujuria, se hicieron uno, se amaron sin importar nada.