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El aroma de Rin por SholeSuperKawaii

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Notas del capitulo:

Bien! tal y como habia puesto en el resumen, este one-shot nacio gracias a que en el grupo RinHaru que estoy subieron una imagen (? en la cual pusieron que les gustaría leer una historia asi... y yo, como buena escritora que soy xDD me ofrecí a hacerlo:3 asi que, este capitulo va dedicado a todas ellas que me pidieron hacerlo y a las que no, tambien xDD solo necesitan compartir ese amor por el RinHaru//HaruRin para que este trabajo y todos los que he hecho sean para ellas y ellos :'D

 

Bien mis sharkbaits! espero que lo disfruten! ^^

 

A leer~!

– ¿Rin? – se escuchaba la voz un tanto extrañada del peliazul, el cual se encontraba frente a su puerta, vistiendo el buzo negro de Samezuka y en su tórax se podía divisar la correa del bolso de este. Por la hora que era y por como lo veía vestido, el ojiceleste pudo adivinar que el pelirrojo venía desde su Academia.

– ¡Hola Haru! – exclamó sin más el aludido, mostrando su típica sonrisa.

Eso llegó a descolocar un poco a Haruka.

– ¿Pasó algo? – se atrevió el chico a preguntar, mientras veía como el otro estaba tranquilamente allí.

– ¿Eh? ¿Por qué lo preguntas? – el semblante del ojicarmín pasó de uno alegre a uno extrañado.

– Ummh… porque estás aquí, no lo sé.

– ¡Ah! Es que hoy como es día viernes podemos salir de Samezuka a nuestros hogares – comenzó explicando – pero ni mi madre ni Gou estarán en casa, y tampoco me apetece estar allí solo – terminó chasqueando la lengua y rascándose la nuca, mirando hacia otro lado.

– ¿Así que quieres pasar el fin de semana aquí? – adivinó Haruka, mirándolo incrédulo, sin quitar aquel semblante de seriedad que tanto le identifica.

– S-Sí es que no te molesta, claro – aceptó en un murmullo – ¡además, no es como que quiera estar junto a ti! ¡e-es solo que no t-tengo más opción! – agregó luego, sonando un tanto avergonzado.

– Claro. Como tú digas – le cortó él – a mí no me molesta. Pasa – accedió, haciéndose a un lado para que el pelirrojo pasara. El chico agradeció e ingresó en el lugar.

Ambos entraron en el hogar, bajo a un extraño silencio.

– ¿Estás solo? – Cuestionó Rin al entrar en el salón – me imaginaba que por ser día viernes estarían Nagisa, Rei o Makoto aquí.

– Creo que tenían mejores cosas que hacer – se limitó a responder el peliazul – iré a preparar la cena. Ponte cómodo – dicho eso, fue hasta la cocina, para preparar su amada caballa.

El tiempo pasó, a los pocos minutos después el chico ya había terminado la comida para que ambos se sentaran a degustar. Lastimosamente para Rin, Haruka como siempre había preparado caballa. No era que le molestara, era solo que prefería mil veces comer un delicioso trozo de carne antes que mariscos. Pero bueno, gustos son gustos. Además que, conociendo como era Haruka, no haría una excepción con él cocinando otro tipo de cosa.

Cuando ambos terminaron de comer, el peliazul fue hasta su habitación para poder sacar el futón que tenía guardado, aquel que varias veces había ocupado Rin cuando se quedaba en su casa. Mientras hacía eso, le dijo al pelirrojo que podía ocupar la ducha y bañarse antes de acostarse. Este acepto gustoso.

– Bien, si no te molesta entonces, aceptaré tu oferta – habló el ojicarmín mientras entraba en la habitación del peliazul – pero antes, iré a correr unas cuantas cuadras a la manzana ¿bien?

– Haz lo que quieras – se limitó a responder el peliazul – mientras yo iré a la ducha.

– Siempre tan frío – escuchó la voz del ojicarmín cerca de él. Aquello hizo se sobresaltara, ya que no le había visto venir. Rin se dio cuenta de su reacción y soltó una pequeña risa – ya voy. Vuelvo en media hora más o menos – dicho eso, Haruka vio como el chico se sacaba el polerón con la insignia bordada en la espalda con el nombre de “Samezuka Gakuen” dejándola sobre la cama junto a su bolso, y salió de allí, dejando que el ojiceleste siguiera con lo suyo.

Cuando por fin hubo de terminar de estirar el futón, se encaminó hasta su ropero, en busca de unas cuantas toallas limpias, para luego ir hasta el baño, no queriendo colocarse su típico traje de baño, ya que no quería demorarse mucho. Se desvistió dejando que el agua se entibiara y luego entró en ella.

Tal y como lo había decidido, se había demorado la nada misma duchándose, por lo que cuando estuvo ya listo, salió de la tina para luego colocarse una toalla amarrada en la cintura y otra sobre sus hombros, deteniendo las gotas que iban cayendo de sus húmedos cabellos.

Fue hasta su habitación para buscar su ropa de pijama y poder vestirse antes de que su cuerpo se enfriara y pescara un resfriado. Pero pos cosas místicas, su mirada se detuvo sobre el polerón tirado sobre su cama.

Sin poder evitarlo, sus pasos lo llevaron hasta aquel, tomándolo entre sus manos, sintiendo la textura de ella. De un momento a otro, un débil aroma inundó sus fosas nasales, aquel aroma que conocía a la perfección, aquel aroma que no había cambiado al pasar los años, sino que, se había ido acentuando poco a poco. Ese aroma lo podría reconocer en cualquier lugar, en cualquier momento; era el aroma de Rin.

Sus manos apretaron aquel trozo de ropa entre ellas, llevándola hasta su nariz, para sentir mucho mejor aquella fragancia que tanto le gustaba, aquella fragancia que tantos recuerdos le traía.

– Rin – soltó un suspiro mientras se sentía completamente absorto de todo el mundo, simplemente disfrutando de aquella esencia.

De un momento a otro, se vio a sí mismo pasando sus brazos por los trozos de tela del polerón, colocándose aquel y sintiendo mucho más acentuada aquella fragancia y la textura de esta. Se permitió en ese momento cerrar los ojos mientras inhalaba fuertemente en la parte del cuello, donde el olor era mucho más fuerte.

Allí, imágenes de Rin usando aquella prenda habían llegado a su mente, ¿cuántas veces no le había visto usarla durante los entrenamientos, donde sus vestiduras no eran nada más que su traje de baño negro con rojo y aquel polerón tapando sutilmente su tórax? No sabía por qué, pero aquellas imágenes habían provocado que algo en Haruka despertara.

Sin siquiera abrir los ojos y aun completamente drogado por aquel perfume que desprendía ese pedazo de tela que en esos momentos le envolvía, se sentó sobre su cama, colocándose apoyado hacia el respaldo de esta, mientras que la toalla que envolvía su cintura se desataba y lo dejaba completamente expuesto. Allí el ojiceleste se dio cuenta que lo que había sospechado era verdad; se había excitado de una forma inimaginable por el solo hecho de pensar en el pelirrojo y el sentir su aroma.

Ya completamente cegado y fuera de su raciocinio llevó su mano hasta su erguido miembro, cubriéndolo con su palma, sintiendo su propio calor envolviéndolo.

Soltó un casi inaudible suspiro.

Su mano comenzó a moverse lentamente, de arriba abajo, marcando un ritmo pausado y calmado, siendo completamente envuelto por el perfume de Rin. Llegó a un momento en el que su imaginación comenzó a gobernar su mente, y ya no pensaba en que era su mano la que estaba sobre su miembro, si no que imaginaba que era la del pelirrojo el que lo hacía, el que le estaba proporcionando placer en esos momentos.

Más y más suspiros escapaban de sus labios, a la vez que se sentía completamente absorto de la realidad. En esos momentos no eran nada más que la imaginación de Haruka y el polerón y aroma de Rin.

– Rin… – se permitió exclamar casi en un gemido, para luego morder su labio inferior. A esa altura  ya no imaginaba que era la mano del ojicarmín el que se paseaba por su virilidad, si no que su lengua o aquellos extraños y filosos dientes que tiene.

Se imaginó a aquella mota de cabellos rojizos en medio de sus piernas, aquella boca subiendo y bajando por toda su extensión, su lengua estimulando cada rincón de su miembro, lamiendo de arriba a abajo. Lo imaginó succionando la punta o todo a la vez. Aquello solo hizo la que la excitación aumentara.

– Ah… Rin… – volvió a gemir, ahora un poco más alto que la vez anterior.

Su mano aumentó la velocidad, provocando que los espasmos incrementaran, al igual que el placer que se estaba auto entregando. Masajeaba todo lo que podía, desde la base hasta la punta y de vez en cuando sus testículos. Ya en esos momentos, se encontraba completamente absorto en su imaginación, absorto en aquel delicioso aroma que anegaba completamente su nariz.

– Mm… ¡Ah! Rin… Ngh – gemía y gemía, mientras sus dedos apretaban un poco más fuerte su miembro.

Se imaginó como sería el sentir el calor del interior del ojicarmín, el que su miembro fuera apretado por aquella deliciosa estreches que sería la cavidad del chico. Como sería tenerlo bajo suyo, a su merced, pidiendo cada vez más y más, completamente sonrojado, gimiendo su nombre y suspirando cerca de sus labios.

– Mm… – su labio estaba siendo seriamente lastimado, por la fuerza con la que o mordía, pero en esos momentos no le importaba mucho, no más que seguir con aquello que estaba haciendo.

Su mano y excitación llegaron hasta su punto, por lo que el peliazul sentía que en cualquier momento se correría. Aumentó la velocidad, a la vez que su imaginación seguía haciendo de las suyas.

Finalmente, luego de un par de masajes más, sintió que su miembro era liberado, y un gran orgasmo asaltaba su cuerpo, provocando que unos espasmos recorrieran su cuerpo, curvando su espalda a la vez que aquel líquido blanquecino salía de su virilidad.

Cayó en cuenta de lo que acababa de hacer. La vergüenza se hizo presente en él, por lo que rápidamente se puso de pie, tomó la toalla que hasta hace unos momentos había traído en su cintura amarrada y se limpió. Se sacó el polerón, devolviéndolo a su lugar y decidió volver a ducharse, para quitarse el sudor que aquello había provocado y para intentar apaciguar sus pensamientos.

 

 

Tal y como lo había hecho la vez anterior, no se demoró demasiado en volver a ducharse. De nueva cuenta se podía ver como el ojiceleste iba saliendo de su baño hacia su habitación, vistiendo una toalla limpia en su cintura. Pero a diferencia de la vez anterior, alguien se encontraba en su habitación.

– ¡Oh, Haru! Ya llegué – habló alegremente Rin, el cual se encontraba sentado en la cama de este, mientras que en su mano cargaba una pequeña botella que contenía agua.

– Así veo – se limitó a decir, no queriendo mirarlo mucho, ya que la situación que había pasado hasta hace unos minutos atrás y de lo que había hecho llegaba a su mente, provocando que se sintiera avergonzado por ello.

Saliendo de sus cavilaciones, decidió caminar hasta el gran ropero que se encontraba en su habitación para sacar sus pantalones y polera de pijama.

– Puedes usar el baño – habló Haruka mientras buscaba – allí dejé unas toallas limpias – dicho eso, se dio la media vuelta, para ver al chico aun sentado.

– Oye, Haru – le llamó el pelirrojo un poco extrañado.

– ¿Qué?

Vio como el pelirrojo se ponía de pie y se iba acercando poco a poco hasta él, para quedar a solo unos centímetros que los separaban. La escrutadora mirada de Rin comenzó a recorrer el rostro del peliazul, el cual no sabía ni madres qué sucedía.

– Rin, ¿qué pa…?

– ¿Qué te pasó en el labio? – le interrumpió, colocando una mano en la mejilla de Haruka y pasear con su dedo pulgar el labio inferior del chico, el cual se encontraba un poco morado.

– ¿Qué me pasó de qué? – se hizo el desentendido. Obviamente tenía lo suficientemente claro qué le había sucedido, pero estaba completamente avergonzado como para decirle aquello.

– Tienes el labio morado – confirmó el ojicarmín, susurrando aquellas palabras.

El tono con el que le dijo aquello, hizo que el ojiceleste se estremeciera hasta lo más profundo de su ser.

– No tengo idea de lo que… – de nueva cuenta la frase del peliazul fue interrumpida por el otro, pero a diferencia de la vez anterior, ahora era completamente distinto. Sin que se diera cuenta, Rin había tomado sus labios entre los suyos, sellándolos de una forma inesperada pero a la vez dulce. Los ojos de Haruka se abrieron de par en par, no creyendo lo que acababa de pasar.

Luego de un par de segundos se separaron. Como siempre, Rin mostraba una gran sonrisa en sus labios.

– Bien, será mejor que me vaya a duchar. No aguanto el sudor – decía mientras se daba la media vuelta, encaminándose hasta el baño – ¡Ah! Antes que se me olvide – se detuvo casi llegando a la puerta, para luego girar un poco su cuerpo y ver a Haruka quien aún estaba en su lugar – espero que ese moretón te lo hayas hecho tú y no otra persona mientras yo no estaba – dicho eso, seguido de una mirada entre seria y juguetona, abrió la puerta e ingresó al baño, dejando a un peliazul más que sorprendido y absorto en sus cavilaciones.

Notas finales:

Les gusto?:3 espero que si! ^^ estare esperando sus comentario :'D para saber qué les pareció n-n

En fin! espero que se pasen a leer los otros proyectos que estoy publicando! como el fic RinHaru y SouMako llamado "Habitación 54" el cual va en sus tres capitulos:3 y el otro tambien SouMako y RinHaru llamado "Un amor, una amistad y algo mas" ^^

Tambien pasarse a mi pagina de Facebbok :DD

http://www.facebook.com/SholeSuperKawaii

 

Bien! eso seria todo! n-n nuevamente, espero que hayan disfrutado el leerlo tanto como yo el escribirlo *-*

Nos vemos en mis fics y nuevos one-shot!

 

Besos y abrazos! <3


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