Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No me gustan los besos por rockmonster

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hey!... Un pequeño one-shot. No quedó como hubiera querido, pero tenía ganas de escribir algo así. 

Alice Leblanc no era su mejor amiga. No era con quien más conversaba ni a quien le contaba sus problemas de adolescente, primero porque no es que tuviera muchos y segundo porque apenas la conocía. Era sólo una de las chicas del pequeño grupo que se armaba cada viernes por la noche para salir a tontear por ahí. O como ellas le decían: salir de fiesta. Sin embargo a los ojos de cualquier persona lo que ellas hacían era cualquier cosa menos eso. Visitaban galerías de arte, cafés literarios, museos de historia natural y otras cosas bastante culturales. De todo eso lo que más le gustaba a Sam era colarse en la biblioteca luego de que esta cerrara. Invadir cada pasillo con la luz de una linterna en busca de una nueva edición de algún libro de ciencias era para ella lo que una jungla imponente es para un aventurero. Y sabía que a Alice le pasaba lo mismo.

Todo comenzaba siempre de la misma forma. Una amiga suya de un curso superior la invitaba a pasar la tarde y le decía que trajera a una amiga. Entonces ella buscaba a Sarah, su mejor amiga del curso, y ésta sin dudarlo le guiñaba un ojo. Después llegaban todas al lugar de encuentro y ahí estaba ella, Alice. Sarah se encargaba de invitarla siempre, y ella no faltaba a ninguna reunión. La chica era un año menor y se llevaba muy bien con Sarah, bueno, eso podía esperarse. Resulta que su mejor amiga tenía gran fama en la escuela. En resumen era la típica chica porrista que sale con el capitán del equipo de fútbol, solo que mucho menos antipática. Prácticamente la escuela entera era su amiga.

-          ¿Qué vas a hacer si descubren que eres una nerd? -, le decía Sam mientras esperaban en el punto de encuentro.

-          Rodar por el suelo y llorar -, respondió sonriendo.

Samantha metió sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta y tomó aire. Iba a decir algo pero las demás ya estaban ahí. Dos chicas de cuarto año, entre ellas su amiga, Sarah y Sam de tercero y Alice de segundo año. Ese era el selecto grupo de muchachas que prefería pasar la noche observando momias de dos mil años de antigüedad antes que emborracharse en la casa de alguien.

Apenas se saludaron emprendieron el camino hacia su destino. Sam gritaba se alegría en su interior porque se trataba de la biblioteca otra vez. Desde donde estaba podía apreciar la espalda de Alice, cubierta por una chaqueta de cuero negro. Su cabello café cubría parte de ésta, y a veces, cuando se giraba para mirar a Sarah a su izquierda, podía distinguir el marco ligero de sus gafas. Sam suspiró. Ya había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho esa noche, y las otras noches. Sí había algo que la hacía más feliz que estar rodeada de estantes con libros en la oscuridad era estar cerca de Alice, aunque ésta no le hablara en toda la noche.

Una vez frente al gran edificio lo rodearon y, moviendo unas cajas, dejaron a la vista el agujero por el cual todas pasaron para entrar a una de las bodegas de la biblioteca. Después de eso sólo tenían que abrir una puerta que las llevaría a la biblioteca misma, con todos los enormes estantes y el polvo que se acumulaba en ellos.

El truco para no ser descubiertas era simple. Se turnaban para vigilar al guardia de la biblioteca, el cual siempre estaba durmiendo, y si algo pasaba quien estuviera vigilando les haría llegar un mensaje de texto a sus celulares. Sin embargo nunca habían tenido ningún problema para estar dentro del lugar hasta la hora que quisieran.

Samantha vagueó por unos cuantos pasillos antes de sentarse en el suelo con un libro en mano. Estaba sola. Sarah andaba por ahí, aun conversando con Alice. De repente se escuchaban unos murmullos y risitas que rompían la tranquilidad del lugar, pero ella no les hacía caso. Jamás había envidiado a Sarah, pero en ese momento lo estaba haciendo y no le gustaba para nada. Sacó su celular, conectó los audífonos y luego los puso en sus oídos. Al menos eso la mantendría alejada de pensar en qué se sentiría hacer reír a Alice Leblanc. Puso la primera canción que encontró en la lista de reproducción y volvió a hundir la nariz en el libro de anatomía que tenía en sus manos, bajo la luz de su linterna.

Luego de un rato cerró el libro y se levantó. Caminó con el libro en una mano y la linterna en la otra, moviendo su cabeza al ritmo de la canción que sonaba en ese momento. Estaba por dejar el libro en su estante cuando pudo distinguir la figura de alguien al otro lado. Alice estaba sentada leyendo, con la espalda apoyada sobre la estantería detrás de ella. Se permitió observarla unos segundos. Estaba totalmente concentrada en lo que fuera que estuviera leyendo y por lo tanto no pudo darse cuenta de que había alguien mirándola. Sam retrocedió unos pasos, aguantando la respiración, luego de que She’s so high de Blur comenzaba a sonar a través de los audífonos. Ella estaba ahí, era cosa de rodear el estante y decir “hola”. Y aunque estaba muerta de miedo lo hizo.

Había una ventana en ese pasillo, por la cual entraba algo de luz, dándole un aspecto azulino a la escena. La chica la miró con sorpresa, sonrojándose un segundo. Sam se sentó a su lado con las piernas cruzadas, tratando de no temblar mucho. Le preguntó qué libro estaba leyendo.

-          Es sobre anatomía… -, contestó Alice, tapando un poco la página en que estaba.

Sam recordó el libro que hace un rato tenía en sus manos, el cual había dejado por ahí. Asintió y le preguntó si le interesaba mucho el tema, omitiendo que a ella sí.

-          No. Sólo estaba aburrida y lo tomé

Blur todavía sonaba en su cabeza en ese momento. Pero no se sacó los audífonos cuando se dio cuenta de esto, sólo le bajó el volumen a la música.

-          ¿Tienes novio?

Esa pregunta sí que la tomó por sorpresa. Alice no la miraba, pero estaba muy sonrojada. Sam se aclaró la garganta y respondió.

-          No, ¿tu sí?

-          N-no… Pero…

-          Hay alguien que te gusta

Asintió. Sam estuvo a punto de salir corriendo, pero se contuvo. Su pecho se apretó. Debió haber esperado eso, debió haberlo pensado dos veces antes de decidirse a hablar con ella, debió haber seguido leyendo al otro lado del estante. “Tonta”, se dijo.

-          Eso es… Genial. Deberías decirle

-          No puedo hacerlo

-          Sí puedes. Además no creo que te rechace

No controlaba las palabras resbalando de su boca. Quería detenerse, alejarse de ahí y no volver. Pero ahí estaba. Sentada al lado de la chica que le gustaba, dándole consejos para que se declarara con otra persona.

-          No entiendes. De verdad no puedo… Tengo un pequeño problema…

Alice no podía estar más roja. Sam esperó, sin quitarle los ojos de encima, hasta que por fin volvió a hablar. Murmuró algo demasiado bajo como para ser oído. Sam se inclinó hacia ella un poco.

-          ¿Qué?

-          No me gustan los besos

La chica se cubrió el rostro con el libro. Samantha, petrificada, pensó en una sola cosa en ese instante. Estuvo a punto de decirlo en voz alta, pero no lo hizo. En vez de eso puso su mano sobre el libro y lo empujó hacia abajo despacio. Los ojos de Alice fue lo primero que vio, y entonces descubrió el miedo en ellos. Aún se encontraban en la misma posición cuando Alice habló.

-          Sé que piensas que soy rara

-          No… No pienso eso

-          Sarah se rio de mí cuando le conté…

Cómo no lo había adivinado. Esa era la reacción obvia de Sarah, aunque a veces no significaba que realmente se estaba burlando.

-          No le hagas caso

Alice bajó el libro por completo.

-          ¿Hay… alguna razón por la que no te gusten?

-          No lo sé… Creo que no he tenido muy buenas experiencias…

Intentó reírse, pero apenas le funcionó. Tomó aire y cerró el libro con resignación. Sam apoyó su cabeza contra el estante. No podía creer lo que estaba a punto de hacer. Tal vez algo en la canción de Blink-182 que había comenzado a sonar la había convencido.

-          ¿Te gusta mucho esa persona?

-          S-sí

-          Entonces yo te ayudaré

-          P-pero… Mi problema…

No pudo seguir hablado. Sam estaba tan cerca de su rostro que podía sentir su respiración y sus ojos se habían conectado de alguna forma con los suyos, informándole lo que iba a suceder. Las linternas de ambas cayeron al suelo, apuntando a cualquier lado.

Alice temblaba, pero no se apartó. Y Sam tampoco, a pesar de que le parecía una pésima idea todo eso.

-          Cierra los ojos -, fue lo último que le dijo antes de darle un pequeño beso en los labios.

Sam se separó un poco. Su corazón latía desesperadamente, a punto de estallar. Alice seguía con las mejillas encendidas. Había cerrado los ojos con fuerza, pero cuando sintió la presión en sus labios se relajó. La ausencia de la otra chica hizo que abriera los ojos.

-          ¿E-estuvo bien? -, preguntó Samantha.

Alice sonrió tímidamente.

-          Sí, pero no veo como eso me vaya a ayudar -, soltó en un hilo de voz.

-          Todavía no termino de ayudarte. Ven aquí

La chica la miró confundida, así que Sam tomó su mano y la guio para que se sentara más cerca de ella. Frente a frente para ser precisos, ambas con las piernas cruzadas. Volvió a pedirle que cerrara los ojos y además que abriera un poco su boca. Alice le hizo caso, y luego de eso sintió el contacto de los labios de la chica. Estaban acariciando los suyos tan suavemente que no tardó en moverse para seguirles el paso. Lo que fuera que Sam estuviera haciendo, estaba dando resultado. Cuando volvió a separarse de ella para tomar aire dio un largo suspiro. Alice seguía con los ojos cerrados. Sonreía como una niña pequeña.

-          Parece que estás curada -, dijo Sam levantándose.

Se sentía pesada. El yunque de la realidad había caído sobre ella. Estaba algo triste, pero la animaba el haberlo intentado. Y en ese intento había tenido los labios de Alice por un minuto. Así que ya podía retirarse a seguir con su vida, porque a esa chica le gustaba otra persona y ella no iba a interponerse. Además nada podía cambiar eso, o al menos eso pensaba Sam.

Alice tomó la manga de su chaqueta haciendo que se detuviera. Sam la miró.

-          Gracias -, le dijo con una sonrisa.

El sonrojo seguía tiñendo sus mejillas. Sam le sonrió de vuelta. “¿Pensabas que iba a decirte que en realidad la persona que le gusta eres tú?...”, se dijo a sí misma, reprendiéndose por haberlo pensado.

-          Pero… Creo que necesitaré un poco más de ayuda

Samantha tragó saliva. Todavía estaba nerviosa, demasiado para ser honesta. Alice se puso de pie y le habló, mirando el piso.

-          ¿T-te molestaría seguir… ayudándome?

La chica negó con la cabeza. El corazón de Alice se aceleró de nuevo. No sabía por qué no podía ser directa con ella. No sabía por qué no podía aceptar que realmente le había gustado. Pero quería repetirlo, a pesar de que se había sentido curada de su “mal” desde el primer contacto con aquella muchacha, quién volvía a acercarse a ella mientras se quitaba los audífonos de sus oídos. 

Notas finales:

Ojalá les haya gustado!!!!

Comenta qué tal estuvo xD... Aunque haya sido una pesadilla leerlo :'D

P.D.: Esto es la guerra finalizará en un cap o dos máximo! Pronto estará la actualización.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).