Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Spin Off - Antes de Superarte, hay que tenerte por kurokaze

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Les presento este pequeño regalo de parte de Orphen y mio (Kurokaze)

¡¡Extras!!

¿Porque extras y no especiales?

Porque estos no son sobre fechas en especifico sino sobre los padres de nuestros personajes que ustedes tanto aman además de ser historias que ocurrieron previas a la historia, espero los disfruten.

 

 

No olviden dejar sus comentarios en el ASK del FIC

ASK DEL FIC "PARA SUPERARTE" más EXTRAS Y ESPECIALES

Notas del capitulo:

¡¡Hola gente tanto tiempo, aquí Kurokaze :3 !!

Lamento mucho estarme tardando tanto pero es que empiezan las clases y mi casa es un lio... Pero bue ya sin rodeos les presento este pequeño regalo de parte de Orphen y mio,

¡¡Extras!!

¿Porque extras y no especiales?

Porque estos no son sobre fechas en especifico sino sobre los padres de nuestros personajes que ustedes tanto aman, espero los disfruten.

Y un gran aplauso a Orphen, ella es la que mas trabaja aqui no solo es mi editora si no quien me da ideas, sube el fic, lo corrige y mucho mas, sin ella esto no existiría, asi que quiero que le reconozcan su trabajo como co-autora.

 

Bueno sin mas que decir a leer!!!

PRIMERA HISTORIA

 No sacrificaré mi felicidad

Akashi x Reo

  

 

 

La primavera había llegado y con ella el merecido descanso para todos, en Rakuzan las actividades de los clubes se aligeraban un poco ya que al terminar el año se volvían no obligatorias. Sin embargo Nebuya, Hayama, Mibuchi y Akashi seguían aun en el gimnasio, practicando solo por el simple gusto de hacerlo, los primeros tres se graduaban ese año y asistirían a las respectivas universidades que habían escogido para continuar con sus vidas, su estadía como miembros del club de basket Rakuzan había terminado pero ellos se negaban a abandonarlo hasta el ultimo día.

 

Nebuya y Hayama corrían de un sitio a otro apostando quién pagaría el almuerzo con una guerra de puntos, por su parte Mibuchi y Akashi decidieron descansar un poco y comenzaron a charlar de distintas cosas. Akashi pasaría a tercero por lo que aún le quedaba un año más como capitán de Rakuzan pero le resultaría extraño seguir sin los demás, se había acostumbrado mucho a pasar tiempo con ellos y no tenerlos en el club se sentiría extraño. Aunque por el momento prefería no pensar en eso, simplemente quería disfrutar de esos preciados momentos, había aprendido a hacerlo a no dejar que cosas triviales acaben con esos sentimientos y todo gracias a Tetsuya, no dejaría que lo ocurrido en Teiko se repitiera. Pensando en ello se detuvo a observar con más atención, la fuerza de Eikichi al jugar y su tosca manera de hablar, mayormente sobre comida, la energía de Kotaro y su personalidad única, y por sobre todo la sonrisa en el rostro de Reo y el sentimiento reconfortante que sentía a su lado. Le gustaba hablar con él, se sentía ligero y cómodo, como si nada en el mundo pudiera molestarlo; no se había sentido así de bien desde su época en Teiko donde su relación con el pivot de la generación de los milagros lo había sido todo, pero esto era diferente, de alguna forma había veces en las que no sabía que decirle al escolta de Rakuzan por lo que aquella duda e inquietud eran nuevos para él.

 

Reo por su parte seguía la conversación sin dificultad aparente, pero internamente trataba con todas sus fuerzas de controlar lo que decía frente a Akashi. ¿Por qué? Porque le gustaba Akashi y estar así con él lo ponía un poco nervioso. Seijuuro era inteligente, talentoso, responsable, educado y de cierta forma adorable, sencillamente perfecto y eso le hacía más difícil intentar no pensar en él. Pero sin dudas el acto que se había robado el corazón de Reo fue cuando Akashi se había vuelto capitán y se encontraban justo como ahora hablando tranquilamente mientras los otros dos reyes sin corona competían por razones absurdas. Habían comenzado a romper el hielo y Seijuuro se mostraba como una persona tranquila y de fácil habla, por lo que Reo le había tomado confianza y cariño rápidamente, sin mencionar respeto y admiración por su forma de jugar.

 

En algún punto la conversación paso a tratarse del pasado, alguna anécdota graciosa de su época en la escuela media. Akashi había comentado algún pequeño error con los cubiertos en una cena que no parecía tan grave pero para el pelirrojo debió ser mortificante, Reo seguramente tendría problemas para recordar el uso de más de cinco tenedores así que no culpaba al menor por errar uno de diez. Aun así ver al pelirrojo contar aquello con cierto sonrojo le gusto y lo animo a contar algo vergonzoso también, el problema vino cuando al bajar la guardia Mibuchi termino diciendo: “…y fue justo enfrente del chico que me gustaba”. Quiso corregirse pero ya era tarde, clavo la mirada en el suelo avergonzado y buscando alguna excusa aunque sinceramente lo único que quería hacer era desaparecer. Fue entonces cuando sintió la mano del pelirrojo posarse en su hombro y al levantar el rostro lo vio por primera vez sonreírle, Seijuuro no estaba molesto ni asqueado como él había pensado, simplemente le sonrió diciendo que estaba bien con eso. Aquella calidez se había adueñado por completo de su corazón e incluso ahora era su único dueño.

 

– ¿Y bien? – Pregunto divertido Akashi al notar que el pelinegro no lo estaba escuchando. – ¿Hay algo fascinante en el piso que no he notado?

 

– Emm… no bueno, simplemente estaba distraído ¿Qué me decías Sei-chan? – Respondió avergonzado el pelinegro.

 

– Decía que ¿A qué universidad pensabas asistir? Aun no me lo has dicho, Eikichi dijo que asistiría a la misma que su novia y Kotaro piensa tomarse un año de descanso. – Explicó con calma. – ¿Qué hay de ti Reo? ¿Cuáles son tus planes para el futuro?

 

– Bueno en realidad me gustaría ser diseñador y he encontrado una universidad bastante buena aquí en kyoto. Así que podre estudiar y seguir viniendo a visitarte. – Confeso con una sonrisa.

 

– Me alegra oír eso, será agradable tener una cara conocida cerca. – Dijo con satisfacción. – Bueno por mi parte mi padre espera que maneje las empresas familiares así que seguramente terminaré mi formación para ello. – Explicó como si no fuese nada.

 

– Pero ¿Eso es lo que quieres realmente Sei-chan? – Cuestiono el pelinegro.

 

– No me molesta, mientras pueda vivir tranquilo estará bien, después de todo me han preparado toda mi vida para ello sería un desperdicio no hacerlo.

 

– Supongo, pero si eso está bien para ti no me molesta, espero que te vaya bien. – Dijo dedicándole una ultima sonrisa. – Bien ya es tarde, Eikichi y Ko-chan podrán seguir pero yo tengo cosas que hacer, nos vemos mañana Sei-chan. – Se despidió con otra sonrisa ya que ir mas allá de eso sería extraño aunque interiormente lo hubiera deseado.

 

 “Es increíble cómo cambian las cosas tan rápido, no sé como todo termino así pero bueno, ya no hay nada que pueda hacer, mi única duda es si debo decirle o no. Ah... hace unos meses atrás todo era más sencillo, como desearía que el tiempo se hubiera congelado en aquel entonces...”

 

Ya había transcurrido alrededor de medio año, los exámenes habían acabado y Reo aprovechaba cada pequeño descanso que tenia para ir a visitar a Akashi en la academia Rakuzan, a pesar de ser ya el último año del pelirrojo este se mostraba tan decidido y enérgico como si fuera el primero.

 

– Eres increíble Sei-chan, me encanta el entusiasmo y la dedicación que pones. – Le alago el mayor ofreciéndole una toalla.

 

– Solo hago lo de siempre, que este sea mi último año no es excusa para relajarme, como capitán debo dar el ejemplo. – Respondió el pelirrojo secándose el sudor y dando largos tragos a su botella de agua. – ¿Qué hay de ti? ¿Cómo vas con tus exámenes? – Preguntó tomando asiento junto a él.

 

– Bien, gracias por preguntar, el periodo de exámenes acaba de terminar así que tengo tiempo libre. – Explico el pelinegro con una sonrisa. – ¡Ah! ya que no tienes clases y yo tengo tiempo libre ¿Por qué no llamamos a los demás y salimos a comer o algo? – Propuso entusiasmado.

 

– No creo que sea posible, Kotaro tiene una cita con ese chico que estaba en el equipo de Shintarou y Eikichi está de viaje con Hana. Pero no veo porque desaprovechar la oportunidad, cenemos nosotros dos y en otra ocasión saldremos los cuatro. – Arreglo tomando su celular. – Mmmm… si eso estará bien, para dentro de una hora… bien, gracias. Ya esta, cenáremos en mi casa.

 

– ¡¿En casa de Sei-chan?! No hace falta tantas molestias, podríamos simplemente tomar algo en un café cercano, no quiero que te tomes tantas molestias.

 

– No es ninguna molestia. – Afirmó el pelirrojo. – Mi padre estará fuera de la ciudad por negocios así que pensé que sería muy solitario cenar solo, no hay ningún problema en que vengas Reo a no ser que no te agrade la idea.

        

¿Qué debía contestar en una situación así? Siendo sincero consigo mismo seria un sueño para Reo poder pasar una noche con el menor en casa de este, estaba realmente feliz pero no sabía si aquello estaba bien. Jamás había estado tanto tiempo a solas con Seijuuro y sabía perfectamente lo estricto que era el padre de este con él, no quería meterlo en problemas yendo a cenar.

          

Finalmente el pelinegro no pudo hallar ninguna excusa para rechazar la invitación por lo que ni bien Seijuuro termino de cambiarse ambos se dirigieron a la residencia de este. La casa principal de la familia Akashi era una digna demostración del poder y la fortuna que habían ganado atreves de los años, dentro Reo se sentía como en una especie de palacio imperial o algo por el estilo. En la casa parecía haber pocos sirvientes pero aun así todos los trataron con amabilidad y cortesía aun sin conocerle, luego de cenar el pelirrojo lo invito a su habitación ordenando a los empleados no molestarlos.

 

– La comida estuvo deliciosa Sei-chan y la he pasado muy bien pero creo que ya es hora de que me vaya, digo se está haciendo tarde. – Intento explicarse mientras su rostro enrojecía y su corazón comenzaba a acelerar al notar cómo el pelirrojo se acercaba a él apoyando con cuidado una mano en su hombro he indicándole que se sentara.

 

– Ya es muy tarde, mañana no tienes clases así que no veo el problema en que te quedes aquí hasta mañana. No me sentiría tranquilo si te dejo marchar a estas horas. – Se explico separándose y dejando que el mayor recobrara el aliento.

        

Seijuuro solo estaba intentando ser amable con él, Reo se repetía aquello una y otra vez, aun asi, no podía evitar que su corazón latiera como lo hacía, no podía evitar esperanzarse un poco. – No, perdona Sei-chan pero voy a tener que decir que no. Simplemente la sola idea de que yo pase la noche aquí contigo no está bien… si me quedara yo…

 

– ¿Si te quedaras qué? – Inquirió con una sonrisa de satisfacción, como si hubiera escuchado las palabras exactas que necesitaba, lentamente el pelirrojo se acerco al mayor y con ambas manos acaricio el sonrojado rostro de este acortando lentamente la distancia entre ambos hasta reducirla a nada al fundir sus labios con los ajenos. Fue un beso corto y casto, mas romántico y delicado o al menos lo suficiente como para que Reo se dejara llevar por unos momentos completamente a merced del menor quien parado frente a él seguía acariciando su rostro con ternura. – ¿Crees que no me doy cuenta de las cosas? No soy ningún idiota, sé que no venias a verme solo por visitar, lo sé todo, que no se te olvide que soy absoluto. – Comentó divertido observando con detenimiento cada facción del rostro del pelinegro.

 

 

Reo se había quedado estático, jamás se había podido creer lo que acaba de ocurrir, la persona que amaba acababa de robarle un beso. No era tampoco algo tan difícil de entender, durante sus largas conversaciones Reo se había enterado de que Seijuuro había tenido una larga relación con Murasakibara Atsushi, actual jugador de Yosen, por lo que el hecho de que el pelirrojo lo hubiera besado siendo un hombre también no le extrañaba, lo que realmente le ponía nervioso era, ¿Por qué a él? ¿Y por qué ahora?

 

– Sei… Sei-chan ¿Por qué? – Preguntó confundido el más alto.

 

– Porque me gustas. – Contestó sin rodeos. – Sin embargo has sido bastante difícil de tratar y leer, jamás me había pasado algo igual, por ello no quise avanzar hasta estar 100% seguro. Perdona, lo de la cena de hoy fue solo una excusa para poder aclarar todo.

 

Ante lo dicho por el menor Reo comenzó a reír, pensar que Seijuuro se había tomado tantas molestias pensando en él, que le correspondía, no podía estar más feliz en ese momento. –Supongo que no sirve ocultarte las cosas… me gustas Sei-chan, me gustas mucho.

 

Con una sonrisa triunfal el pelirrojo volvió a devorar los labios del mayor recostándolo poco a poco sobre la cama, la puerta estaba cerrada y había ordenado a toda la servidumbre dejarlos solos. Venia reprimiendo los deseos de tocarlo, besarlo, abrazarlo y poseerlo demasiado tiempo, ya no estaba dispuesto a esperar ni un minuto más. Los besos fueron pasando de dulces a voraces y lujuriosos, ambas lenguas se juntaban comenzando una danza húmeda y llena de deseo, el menor mordisqueaba los labios del pelinegro para luego morderlos queriendo probar todo de sí, devorarlo por completo. Mientras iban acomodándose en la cama Seijuuro exploraba con sus manos el cuerpo del mayor delineándolo sobre la ropa buscando hacer contacto con la piel, desnudando su torso con delicadeza y contorneando los músculos y la pálida piel. Los besos del menor comenzaron a descender por el cuello del contrario devorando su clavícula y abriéndose paso hasta los pezones de este lamiéndolos con lujuria hasta dejarlos sensibles y erectos, sus manos dibujaron un camino desde su cintura hasta sus blanquecinas piernas deshaciéndose de las inútiles prendas restantes y acariciando la cadera y los muslos del más alto. Acaricio sus largas piernas con una lentitud desesperante y de a poco fue llenándolas con pequeñas marcas rojas, quería marcarlo, mostrar que ahora le pertenecía. Se dirigió a su entrepierna masajeando su miembro de forma lenta dándole forma a su creciente erección, Reo apretaba con fuerza las sabanas intentando contener su voz lo máximo posible dejando escapar algunos jadeos de excitación. El pelirrojo continúo masturbándolo con una lentitud insoportable presionando sus testículos y lamiendo la punta de su ingle haciendo al mayor gemir más fuerte.

 

– Ah… Sei… Sei-chan… – Reo sentía como su cuerpo se derretía ante el contacto del menor y apretó con una mano los rojizos cabellos de su pareja.

 

Seijuuro recostó al más alto en la cama y separo mas sus piernas mojando sus dedos con el liquido pre-seminal rozando la entrada del pelinegro, fue metiendo de a uno sus dedos y moviéndolos con lentitud como si buscara torturar un poco al mayor haciéndolo disfrutar de a poco, dejándolo ansioso por mas. Los jadeos de Reo se convirtieron rápidamente en gemidos llenos de placer, comenzó a mover su cadera buscando intensificar aquel contacto, el pelirrojo por su parte ya había esperado suficiente, su erección ya comenzaba a doler y el pelinegro ya se veía listo para empezar. Una vez que Seijuuro retiro sus dedos Reo se dio la vuelta apoyando su pecho contra la cama y levantando su cadera de forma provocativa, ante tal acto el pelirrojo no tardo en deshacerse de su molesta ropa acariciando las blanquecinas piernas del mayor y acomodándose entre ellas, entro en el lentamente comenzando de a poco a acelerar el ritmo mientras con una mano masturbaba el miembro del oji morado y con la otra retorcía uno de sus pezones.

 

– Ahhh  Sei-chan mas... mas fuerte... nght... –  Rogaba el más alto arqueando mas la espalda y elevando la cadera, sus gemidos iban en aumento a medida que sentía como el pelirrojo tocaba  ese punto que lo hacía gozar de placer.

 

Aquel tono de voz suplicante en el mayor arranco una sonrisa en el rostro del pelirrojo quien se acerco más a este para susurrarle. – Reo, no te contengas, me gusta el sonido de tu voz. – Dijo a su oído bajando un poco para morderle el cuello dejando un rastro de marcas rojas.

 

El interior del pelinegro presionaba con más fuerza envolviendo su miembro anunciando que el clímax ya estaba cerca, las estocadas se aceleraron ya sin ningún control, el pelirrojo ya se encontraba loco de placer y quería obtener más. Reo no tardo en correrse en la mano del pelirrojo arqueando aun más la espalda y dejando salir un gemido ronco, ante aquello su interior se contrajo mas provocando que Seijuuro también acabara dentro de él. El menor se recostó sobre el pelinegro sintiendo su corazón latir como nunca y con cierta dificultad para controlar su respiración, todo le daba igual en aquel momento, el lugar, el tiempo, nada interesaba, solo le importaba poder estar allí junto a Reo.

 

– Te amo… – Anuncio al oído del mayor dejándose caer por el cansancio.

 

 “Jamás olvidare esa  primera noche que pase con Sei-chan, ahí todo fue perfecto, sentí que si el mundo se acababa al minuto siguiente no me importaría. Lamentablemente algo parecido paso, el padre de Sei-chan se entero de esto, seguramente un criado le habrá ido con el chisme, y desde entonces a Sei-chan lo traían y llevaban a todas partes, no tuve ni una oportunidad para volver a verle. Decidí darme por vencido, obviamente era un caso perdido... pero justo unos meses después recibí una noticia que me daba que pensar, de esa noche me lleve algo más que un simple recuerdo... Logre citar a Sei-chan en una plaza para hablar, estoy realmente nervioso ¿En verdad era buena idea decirle sobre esto?”

 

 

 

El pelinegro se encontraba esperando al pelirrojo en la plaza cercana al instituto, ya estaba por terminar el invierno pero aun así se podía apreciar un fino manto blanco cubriendo los juegos y revistiendo las plantas con una hermosa escarcha brillante. Luego de esperar unos minutos pudo reconocer al pelirrojo acercándose corriendo hacia él, trago saliva nervioso intentando decidir entre salir corriendo o quedarse allí, pero tenían que hablar.

 

– Reo, lamento la tardanza tuve que escaparme de la vigilancia de mi padre, ¿Te he hecho esperar mucho? – Pregunto preocupado, a pesar de haber corrido hasta allí su respiración apenas variaba, dando muestra así de una gran disciplina física. – No se exactamente cuanto tiempo tenemos pero me alegra verte… me tenias preocupado, sonabas algo alterado por teléfono ¿Sucedió algo malo?

 

El mayor negó nervioso cruzándose de brazos e intentando elegir con cuidado sus palabras. – No sé por dónde comenzar… te cite aquí porque, simplemente pensé que tendrías derecho a saberlo. – Contesto vacilante, tenía miedo, miedo de que su amado pelirrojo volviera a dejarlo. – Antes que nada hay algo que necesito saber ¿Qué soy yo para ti?

 

Al escuchar aquello Seijuuro supo a que se debía la actitud del pelinegro, luego de lo  ocurrido aquella noche su padre fue muy severo con él, no solo le había impuesto un acompañante que lo tenía vigilado todo el tiempo sino que además lo había dejado incomunicado. Ya habían pasado más de dos meses así y entendía que aquello hubiera generado miedos en el mayor. – Lo que siento no ha cambiado, lo que paso fue importante, simplemente las cosas se complicaron demasiado con mi padre. – Admitió apretando los puños con rabia e impotencia. – Para él soy el futuro de la familia Akashi y debo cumplir con los estándares que ha fijado para mí, no puede ver nuestra relación con buenos ojos pero te juro que intente hablarte muchas veces. – Declaro con fuerza buscando la mirada de su amado, más este insistía en apartarla. – Mira no soy del tipo que bromea con esto ¿Crees que te hubiera hecho algo si no sintiera nada por ti? No soy tan generoso ni estúpido para hacerlo solo por lastima hacia tus sentimientos o para pasar un buen rato.

 

– Me gustaría creerte, en serio me gustaría pero no puedo. Me dolió, no me llamaste, no viniste a verme, sinceramente no vi ningún interés real por tu parte de estar conmigo. Entiendo lo de Kishou-san, solo quieres ser un buen hijo y a los ojos de tu padre seguro debo resultarle asqueroso. – Concluyo con débiles lágrimas formándose en sus ojos.

 

– ¡Espera! Es verdad, no quiero desilusionar a mi padre, siempre me esfuerzo por enorgullecerlo pero, si eso significa renunciar a lo que me hace bien… no deseo hacerlo. – Respondió con firmeza hacia el pelinegro, haciendo que este le mirara.

 

Reo lo miro a los ojos por unos instantes interminables, lo sabía, sabía que Seijuuro estaba siendo sincero pero no le parecía justo. Durante años el pelirrojo había sacrificado muchas cosas para conseguir la aprobación de su padre, obligarlo a mantenerse a su lado era muy egoísta, ver como tiraba todos esos esfuerzos a la basura, Reo no quería atarlo, no quería que todo aquello que había sacrificado fuese en vano. – Ya no importa, perdona por haberte robado tu tiempo. Te cite aquí solo para decirte… decirte que… terminamos, por favor olvídate de todo. – Pidió con la voz quebrada y con varias lágrimas recorriendo su rostro, no quería que Seijuuro lo viera así, antes de darse cuenta ya se había dado la vuelta y había comenzado a correr lo más rápido que pudo sin saber a dónde.

 

– ¡¡Reo!! – Grito el más bajo persiguiéndolo. – Espera, no tomes decisiones apresuradas, no quería herirte y en verdad lo lamento, en ningún momento jugué con tu sentimientos, lo juro.

 

– ¡No importa! Te dije que ya lo olvidaras. – Le grito frotándose con rabia los ojos hasta chocar con alguien. – Lo lamento mucho, no veía bien por donde iba.

 

El hombre con el que el pelinegro había chocado venía borracho y debido al empujón recibido en el choque había terminado de derramar en el suelo el alcohol que le quedaba. – Tch ¡¿Y de que mierda me sirven tus disculpas? Mira lo que has hecho! – Le replico agarrándolo con fuerza del brazo y observándolo bien. – Vaya, tienes un lindo rostro, quizá haya una forma en la que me puedas pagar el alcohol que echaste a perder.

 

– No me toque viejo pervertido. – Le grito el pelinegro zafándose de él dándole un golpe en el rostro.

 

– Maldita zorra… me pagaras por esto. – Contestó el hombre furioso golpeándolo con fuerza en el estomago tumbándolo en el suelo.

 

Antes de que aquel hombre pudiera dar un paso más cerca del pelinegro Seijuuro lo tomo del brazo con fuerza torciéndoselo un poco y mirándole de forma amenazadora. – No lo toques, escoria si no desapareces en este mismo instante te arrepentirás de haber nacido. – Ante las palabras del pelirrojo el hombre salió corriendo. – ¿Reo te encuentras bien? – El pelinegro se encontraba aun en el suelo abrazándose el estomago mientras las lágrimas invadían su rostro. –¿Tan fuerte fue el golpe? – Cuestiono preocupado.

 

Reo no contestó, su respiración estaba demasiado acelerada y el pánico se apoderaba de a poco de su rostro. – Llama a una ambulancia. – Pidió desesperándose. – ¡Sei-chan, llama a una ambulancia!

 

Sin entender bien lo sucedido hizo caso y llamo a la ambulancia, ni bien llegaron al hospital el pelinegro fue llevado a urgencias dejando al pelirrojo solo en la sala de espera sin entender nada y con mil dudas. El tiempo pasaba malditamente lento y el de ojos bicolor ya comenzaba a desesperarse, si alguien no venía a hablar con él de inmediato entraría por su cuenta.

 

– Disculpe ¿Usted es el joven que acompañaba a Mibuchi-san? – Preguntó repentinamente un medico acercándose a él.

 

– Sí, soy yo ¿Esta bien? ¿Algo malo le paso? – Inquirió preocupado pero intentado mantener la calma.

 

– No se preocupe, afortunadamente el golpe no fue muy serio y llegaron a  tiempo, esta a salvo. – Concluyo el mayor con una sonrisa intentando calmar al pelirrojo.

 

– Me alegra, eso significa que Reo esta bien. – Repitió para si tranquilándose. – Pero aun así me tiene preocupado ¿Fue tan grave el golpe? ¿Qué ocurrió exactamente?

 

– El paciente está bien, el golpe no fue grave, el que nos tenía más preocupados era el bebé, afortunadamente no sufrió daños. – Anuncio dándole unas palmadas en el hombro e indicándole donde podía ver al pelinegro antes de retirarse.

 

El pelirrojo aun no podía creer lo que escuchaba ¿Un bebé? Reo estaba embarazado... uniendo todo lo que el pelinegro había intentado decirle no había duda, ese hijo que estuvo a punto de perder era suyo. Su corazón dio un vuelco al pensar que pudo pasarle algo, que pudo haberlo perdido sin siquiera saber de su existencia, corrió tano como sus piernas se lo permitieron hacia la habitación donde se encontraba el pelinegro.

 

Reo estaba recostado con una sonrisa de alivio en el rostro, al ver llegar al menor su sonrisa se ensancho mas pero con cierto toque de tristeza. – Por tu cara veo que ya lo sabes. Escúchame Sei-chan no quiero comprometerte ni nada, puedo hacerme cargo yo mismo, simplemente creí que debías saberlo pero al oír lo de tu padre…  Si le parecía abominable que salieras con un hombre esto nunca podrá ser aceptado. – Indico con tristeza acariciándose el vientre.

 

Seijuuro le acaricio el rostro y antes de que pudiera decir nada lo beso, un beso dulce y casto como una caricia en sus labios. – No seas tonto ¿Cómo no ibas a contarme algo así? – Se acerco hasta sentarse a su lado, con delicadeza acaricio el vientre aun plano de su amante. – Fui un idiota por no notarlo, ya no quiero esto… te perdí una vez y ahora casi lo pierdo a él, no quiero volver a pasar por algo así de nuevo. Ya no me interesa lo que diga mi padre, si quiere que me desherede o me eche a la calle, ya he sacrificado mucho por él, no sacrificare también a mi familia. – Declaro clavando sus ojos en los morados del mayor y tomando con fuerza su mano. – Quiero vivir contigo y con nuestro hijo, te amo Reo. – Le declaro volviéndolo a besar, pero esta vez era un beso más apasionado y voraz, sin reprimendas ni nada.

 

El pelirrojo se quedo a su lado en el hospital hasta que finalmente le permitieron salir, ambos se encaminaron hacia la casa del menor por pedido de este, quería aclarar lo antes posible todo con su padre.  Seijuuro le pidió a Reo que pasara directamente a su cuarto y lo esperar allí pero antes de llegar a las escaleras el pelinegro vio la mirada fulminante que le dedico Akashi Kishou, el padre del pelirrojo y eso le puso nervioso. Desde el primer piso el pelinegro podía escuchar como padre e hijo discutían elevando el tono y pensar que aquello era debido a él no le hacía sentir muy cómodo.  Luego de unos cuantos minutos el pelirrojo subió suspirando con cansancio pero el pelinegro le sonrió a modo de tranquilizarlo y se sentó a su lado.      

 

– Sei-chan lo lamento, no quiera que te pelearas con tu padre por mí. – Confesó aun cabizbajo.

 

– No seas tonto, siempre he estado en desacuerdo con él pero ahora tengo una buena razón para enfrentarlo. Hemos discutido pero finalmente hemos llegado a un acuerdo así que todo estará bien. Así que si me lo permites quisiera hacer las cosas bien a partir de ahora. – Dijo tomando la mano del pelinegro. – Reo ¿Quisieras casarte conmigo? – Propuso con una sonrisa mirándolo a los ojos.

 

El oji morado no supo que responder en ese instante, se había quedado estático preguntándose si aquello era verdad o simplemente lo estaba soñando, al parecer su rostro debía verse realmente gracioso porque el pelirrojo soltó una pequeña risita al notar lo sorprendido de su rostro. Cuando por fín pudo salir de su sorpresa, el pelinegro grito de la emoción y se abalanzo sobre él con fuerza y dejando escapar algunas lágrimas de alegría, no podía pedir más, estaba realmente contento de por fin poder estar junto a su amado Seijuuro.

 

Si bien Kishou no consentía el comportamiento de su hijo ni mucho menos la persona con la que había decido estar la empresa familiar era más importante y siendo Seijuuro su único hijo y heredero tuvo que ser tolerante. Al mes se celebro la boda de ambos y como era de esperarse el pelirrojo lo hizo a lo grande, una fiesta tan grande y lujosa que hasta en los diarios se preguntaban sobre la enorme suma que se había puesto en ella. En cuanto a la relación del pelirrojo con su padre, a partir del momento de la boda ambos hablaban únicamente en tono formal y por temas de las empresas. Como resultado de aquella disputa con su padre pocos días luego del casamiento Seijuuro compro unas cuantas propiedades donde edifico su casa dejando así en claro que a partir de aquel momento la relación entre ambos quedaría únicamente como “profesional”.

 

Cuando el día finalmente llego Seijuuro se encontraba extremadamente nervioso, lo cual no era propio en él pero en estos momentos mandaba al diablo cualquier intento de mantener una imagen, Reo había comenzado con dolorosas contracciones esa noche y casi en tiempo record el pelirrojo pidió que los llevaran a la clínica de su confianza, había pasado ya unas cuatro horas allí y Seijuuro había prácticamente desgastado el suelo de la sala de espera y había leído cada revista aburrida de consultorio sobre la situación y novedades de 1997. Finalmente una enfermera se acerco a él y tratando de manejar su ansiedad la siguió hasta la habitación donde se encontraba su esposo, al entrar encontró a Reo recostado en la cama con una expresión cansada y el cabello desordenado pero feliz, entre sus brazos se encontraba un pequeño bebé de cabellos negros y rojos que se movía inquieto.

 

Seijuuro entro lentamente completamente embelesado con la imagen ante él, aun no podía creer que aquel pequeño fuera a quien había estado esperando conocer con tantas ansias, con cuidado se sentó a su lado depositando un beso en la frente de su esposo. – Es hermoso, gracias.

 

– En verdad lo es… Seiji mira, papá vino a conocerte, salúdalo.  – Dijo con cariño tomando la pequeña mano de su hijo.

 

– Hola Seiji… he esperado mucho para conocerte, bienvenido… – Le dijo con una sonrisa para luego regresarse a su esposo. – Reo ¿Nació bien? ¿No hubo alguna complicación ni nada? ¿Por qué se tardaron tanto?

 

El pelinegro dejo salir una carcajada. – Esta bien, el doctor dijo que nació bien y sano, es el padre primerizo aquí el que me preocupa más.

 

– No es mi culpa, me tenían muy preocupados ambos. – Exclamó con un leve sonrojo dándole otro beso a su esposo y depositando otro en la mano de su hijo.

 

Ya había pasado más de un año desde el nacimiento de su querido hijo, Reo había triunfado como diseñador y actualmente trabaja en su nueva línea de ropa y organizaba sus desfiles, Seijuuro por su parte dirigía las empresas de su familia abriendo cada vez más las ramas de la industria a abarcar e incrementando las producciones. Aun así, sin duda, lo que mas amaba el pelirrojo eran los fines de semana libre que se daba del trabajo, con el teléfono apagado y sin nadie que lo molestara, podía disfrutar la tranquilidad de su casa y su familia como siempre había querido. Seiji había crecido bastante, su cabello tenía un tono particular mezclando rojo y negro de manera aleatoria y al igual que su padre sus ojos denotaban una especial heterocromia, dejando su ojo derecho dorado y el izquierdo morado. El pequeño era bastante inteligente para su edad, Seijuuro lo tenía entre brazos jugando con un tablero de ajedrez mientras le enseñaba las piezas.

 

– Esta pieza se llama “Rey” y es de las importantes junto a la Reina. – Le indico mirando  de reojo al pelinegro en la cocina mientras su hijo reía y tomaba la pieza nombrada por su padre. – Vaya si que eres inteligente, seguramente serás un gran jugador aunque eso no me sorprendería. – Dijo con orgullo revolviendo los cabellos multicolor de su hijo.

 

Reo había terminado de hacer la cena y se acerco lentamente por detrás quedandose mirando con ternura la escena frente a él. – Que adorables se ven juntos, eres un padre realmente cariñoso Sei-chan.

 

– Solo quiero cuidarlo, además no la tendrá fácil, mi padre es realmente molesto y conociéndolo bien le hará la vida imposible a nuestro hijo. Me encantaría echarlo y no verlo más pero empezara con eso de que tiene derecho a ver a su nieto. – Mascullo molesto pero resignado, su padre podría ser un cretino pero tenía el suficiente coraje como para convertir aquello en un asunto legal y Seijuuro prefería ahorrarse los dolores de cabeza y los líos mediáticos.

 

– Bueno no importa,  a mi no me molesta en lo absoluto. – Aclaro el pelinegro sentándose a su lado con una sonrisa. – Se que me odia pero accedió a que me case contigo y eso para mí es más que suficiente. – Expreso entrelazando su mano con la de su esposo. – Además tengo una gran noticia que darte y no quiero que estés amargado o pensando en otras cosas.

 

– Oh ¿En serio? – Inquirió con una sonrisa besando a su esposo. – Y… se puede… saber… ¿De qué se trata?

 

– Es algo bueno, seguramente les gustara mucho a ambos, sobre todo a ti Seiji-chan. – Dijo alzando a su hijo y llenándolo de besos haciéndolo reír.

 

– Bueno basta de suspenso y mimos que me pondré ansioso y celoso. – Admitió abrazándolos a ambos. – ¿De qué se trata?

 

– Buenooo, digamos que vamos a tener que remodelar uno de los cuartos de la casa ya que pronto habrá alguien más aquí y Seiji-chan tendrá con quien jugar. – Explicó sonriendo. –  Estoy embarazado. – Anuncio felizmente acurrucándose en el pecho de su esposo.

 

Seijuuro abrió bien los ojos sorprendido observando como el mayor  clavaba sus hermosos y brillantes ojos morados llenos de felicidad. – ¿Es en serio? – Repitió sin poner evitar sonreír y volver a besarlo abrazando también a su hijo. – ¿Oíste eso Seiji? Pronto tendrán un hermanito.

 

– Sei-chan gracias, jamás soñé siquiera poder estar así contigo. – Dijo el pelinegro entrecerrando los ojos recostado en el hueco de la clavícula del menor.

 

– Eso debería decirlo yo, mi familia contigo es lo más valioso que tengo y lo mejor que me pudo haber pasado, y ahora seremos más. – Concordó acariciando su cabello y abrazándolo por la cintura.

 

– Ne Sei-chan ¿Crees que podamos hacer algo? Quiero celebrar un poco y hace mucho que no invitamos a comer a los demás. – Propuso separándose un poco para poder verlo a los ojos.

 

– ¿Por qué no? Me siento de ánimos para festejar. Podemos llamar a Eikichi y Kotaro, si soy yo el que se los pide estarán aquí antes de lo que crees.

 

– ¡Eso sería genial! Muero por ver a Ko-chan y a Kiyoshi-san, además hace rato que no hablo con Eikichi tampoco, pero eso solo significa que Hana-chan lo tiene bien amaestrado, eso es lo que necesitaba. Además si vienen ellos Kita-kun y Kaoru-chan también estarán para que así Seiji-chan tenga con quien jugar.

 

– Eso sería bueno, conociendo a Kotaro seguramente no estará haciendo nada y Hana arrastrara a Eikichi fuera de su gimnasio sin problemas así que organicemos todo para esta noche. – Propuso decidido tomando en brazos al menor y dirigiéndose al interior de la casa para buscar el teléfono.

 

Reo dejo escapar una risita antes de seguirle. – Ese es mi Sei-chan, tan genial como siempre. ¡Ah! hay que pedirle a Hana-chan que prepare uno de sus pasteles, son deliciosos y realmente quiero uno. –  Pidió entrando junto con él abrazándolo emocionado.

 

 

 

  FIN.

Notas finales:

Hola!!

Aquí Orphen, la "subidora oficial del fic" XD

Espero les haya gustado este extra del fic "Para superarte" tanto como a mi, y ya saben que disfrutamos todos los reviews que nos dejan.

Si esta es la primera vez que leen este fic les invitamos a leer el fic completo, estoy segura que lo disfrutarán.

Los primeros capítulos aun están en edición pero les aseguro que es genial.

No olviden visitar el Ask y dejar todas sus dudas, comentarios y opiniones a Kurokaze así como a los personajes del fic :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).