Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Spin Off - Antes de Superarte, hay que tenerte por kurokaze

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Orphen:

Hola gente bonita!!! 

Ya llegó la segunda parte de la historia de las dos parejas Kagami x Kuroko // Aomine x Kise, me alegra que les guste. Como comentario adicional quisiera mencionar que el titulo del capitulo anterior es en referencia al KagaKuro y el de este es al AoKi :D 

Y al igual que antes el titulo es de una canción, la original es de "The Beach Boys" pero esta versión que decidí utilizar es la de su homenaje por parte del sindicato de artistas ingleses por su aniversario, que sin duda si son amantes de la música los reconocerán. El titulo solo es "God only knows" pero igual que con el anterior usamos un verso XD... 

Y bueno se preguntarán por que puso primero su coment antes que el de la autora "KuroKaze" y pues lo hago por que quería que supieran que hoy 28 de Junio es su cumpleaños y que por eso este capitulo tan genial se pubica hoy, para que todos celebremos su cumple :D. Ahora si, el mensaje de KuroKaze :3

 

KuroKaze: 

Señoras y seres extraterrestres!!!

Aquí la tan esperada continuación del spin off KagaKuro // AoKise como regalo especial por mi cumpleaños. Espero lo disfruten mucho les mando unos besotes. <3

QUINTA HISTORIA

– God Only Knows What I’d Be Without you~ –

Kagami x Kuroko // Aomine x Kise

 

 

 

 

               Habían pasado casi dos años ya desde que Aomine se había mudado a América y si bien no le costó adaptarse no podía evitar sentir que esta vida no era para él pero no pensaba mucho en ello tampoco. Satsuki solía llamarlo de vez en cuando para intentar persuadirlo de regresar a Japón pero no estaba interesado, no tenía nada importante allá de todos modos. Esa seguramente sería otra noche común y corriente que pasaría solo en su departamento mientras miraba una película o algo, quizá fue porque pensó que todo se reduciría a la misma rutina aburrida de siempre que se sobresalto tanto cuando escucho que llamaban a su puerta. Entre molesto y curioso abandono el sillón para ver quien molestaba a esa hora, su sorpresa no pudo ser mayor cuando vio por la mirilla de la puerta que quien estaba parado fuera no era otro que Kagami. Anonadado lo dejó pasar lleno de curiosidad, es decir entendía que este era el país donde vivían sus padres y eso, pero le resultaba muy extraño no verlo acompañado de Tetsu, desde la preparatoria eran prácticamente inseparables, literalmente como la luz con su sombra.


                 – ¡Yoh! Kagami ¿Qué haces aquí? ¿Y Testsu? – Preguntó sin rodeos mientras dejaba pasar al pelirrojo.

                 – Esta en Japón, vine solo y la verdad deseo largarme lo antes posible. Me hubiera acompañado pero Leon se adelanto y no iba a hacerlos viajar. – Explico con tranquilidad mientras se sacaba su abrigo y se acomodaba en el sillón de la sala.

                 Aomine se detuvo a pensar en el nombre de la persona que desconocía, si su memoria no fallaba el hijo de la pareja se llamaba Kyouya, pero dejo de darle importancia al cabo de unos segundos, se sentó en otro sillón junto al de Kagami con la mirada seria y expectante. – ¿Y bien? Si tuviste que dejar a Tetsu para venir dudo que estés aquí por turismo o para admirar mi departamento ¿Que es lo que quieres?

                 Kagami se enderezo poniendo una expresión seria y con cierto enojo en sus salvajes ojos carmesí. – Vengo a llevarte de vuelta a Japón así sea por las malas, – Soltó con decisión. – así que cierra la maldita boca y ponte a empacar que nuestro vuelo sale mañana por la noche. – Ordeno fulminando con la mirada al moreno y dejando sobre la mesa los boletos de avión para ambos.

                 – ¡¿Eh?! – Fue lo único que pudo soltar incrédulo ante el comentario del pelirrojo antes de mirarlo a los ojos y ver que era en serio. – ¿Acaso tú también vas a fastidiarme con eso Kagami? Déjame de joder, Satsuki me ha insistido antes pero olvídalo. – Rezongó poniéndose de pie camino a la cocina dando el tema por terminado.

                 – Ahomine... – Pronuncio rechinando los dientes, se levanto de golpe y a una velocidad de vértigo tomo al moreno por el cuello de la camisa y lo golpeo contra la pared enojado. – Mira me importa una mierda tu opinión pero mínimo por respeto a Kise acompáñame, él se ha portado muy bien contigo y no merece pasar por todo esto. Este ultimo año la prensa lo ha acosado hasta el artasgo pero él en ningún momento dijo una sola cosa mala sobre ti a pesar de que te lo merecías, jamás te menciono, mantuvo tu nombre, paradero y demás en silencio para que no tuvieras una mala imagen o un escándalo mediático por su culpa y ha cuidado a Tsubasa el solo. Nada me molesta más que una basura que no se hace cargo de su familia y los abandona, así que vas a venir conmigo a Japón así deba amordazarte y llevarte en el equipaje ¿Entendido? – Amenazó sacado completamente de sus casillas y a punto de plantarle un golpe en el rostro al moreno.

                 Aomine quedó contemplando al pelirrojo estupefacto, no entendía bien a qué se refería pero era obvio que era serio. Sinceramente le dolía escuchar el nombre de Kise y prefería pasar de ello pero al parecer no tenía más opción que escuchara Kagami. – Esta bien, explícame todo desde el principio ¿Que está ocurriendo con Kise?

                  Kagami relajo la mirada y soltó a Aomine disculpándose por lo bajo por haber perdido el control de esa forma. El mayor decidió preparar café para hablar más tranquilos, no quería admitirlo pero el pensar que Kise podría estar teniendo problemas lo dejaba inquieto. El silencio se apodero del lugar, Kagami miraba su café perdido pensando en la mejor manera de explicar todo, finalmente opto por empezar por otro tema más agradable y ir soltando todo de a poco.

             – La razón por la que Tetsuya no pudo venir fue que se adelanto el parto. Nuestro segundo hijo Leon nació hace apenas unos días así que tuvo que quedarse con él y con Kyouya, en parte es también por eso que quiero regresar lo antes posible... quiero estar con ellos, con mi familia. – Admitió con una amplia y dulce sonrisa añorando ver el rostro de su esposo y de sus pequeños hijos.

                 La noticia lo tomo por sorpresa pero sonrió francamente, la última vez que había visto a Tetsuya este y Kyouya jugaban juntos, el peliceleste siempre con el corazón en la mano por la preocupación que le causaba el que algo sucediera que pudiera arrancarle la vida que tanto le costó traer al mundo, así que escuchar que finalmente había tenido otro hijo aparentemente sano y sin complicaciones le hacía feliz. – Bueno me alegro por Tetsu y... supongo que eres un padre medianamente decente... creo. – Dijo en tono de burla para molestar al pelirrojo. – No es que no me interese pero has despertado mi curiosidad, dudo que hayas venido a invitarme a ver a tu hijo o algo así ¿Que paso con Kise?

                   Kagami sonrió ampliamente al ver como el moreno en verdad se preocupaba aun por el rubio aunque no lo admitiera. – Bueno digamos que nosotros no fuimos los únicos en ser padres... Kise tiene un hijo, su nombre es Tsubasa.

                Aquellas palabras quedaron suspendidas en el aire, Aomine abrió los ojos como platos y por poco dejo caer la taza de café al suelo. Es decir no esperaba que la vida del rubio terminara con él, muchas veces se imagino que este seguiría adelante y quizá formaría una familia, pero aunque no lo admitiera ese pensamiento siempre le provocaba un vuelco doloroso en el corazón. Ahora no solo le decían eso sino que además tenía un hijo ¿Acaso se lo querían refregar en el rostro? ¿Tanto así le guardaba rencor que aun quería humillarlo demostrándole lo bien que estaba sin él?

                   – Ah... me alegro por él ¿Solamente viniste a decirme eso? Déjame adivinar ese hijo lo tuvo con el gallego aquel ¿No? ¡¿Que quieres que haga?! ¡¿Que les envié una tarjeta de felicitaciones?! – Recrimino molesto a punto de sacar a punta pie al pelirrojo de su casa.

                   - No, no hay nada que felicitar. Kise ha criado a Tsubasa solo, su pareja lo abandono cuando estaba esperando a Tsubasa y ha tenido que soportar momentos muy difíciles, incluso estuvo a punto de cometer la estupidez de abortar pero luego recapacito. – Se apresuro a  agregar con seriedad.

                   Las palabras de Kagami lo golpearon aun más que antes, ya no estaba enojado estaba furioso. – ¡¿Qué?! ¿Cómo está Kise? ¿Él y el niño están bien ahora? ¡Contéstame Bakagami! –  Exigió casi a los gritos apenas conservando un poco de cordura, la suficiente para evitar abalanzarse sobre el pelirrojo en busca de respuestas mediante la fuerza bruta. 

                   – Si vas a golpear a alguien que sea a ti mismo Ahomine. – Le indico manteniendo la templanza. – Kise no ha salido con nadie desde que lo dejaste hace más de un año y pongo mis manos en el fuego por ello. Su hijo tiene un año, en otras palabras nació unos meses luego de que te fuiste ¿Ya lo entendiste o te doy más pistas? – Pregunto con cierto sarcasmo.

                 – ¿Qué...? – Intento preguntar pero el shock no le permitió terminar la frase, se desplomo en el sillón y sujeto con fuerza su cabeza intentando asimilar aquello. – ¿Que mierda estás diciendo? ¿Kise... todo esto... se lo provoque yo? – Preguntó con un hilo de voz aun estupefacto por la revelación.

                 – Lamento haber sido tan poco sutil pero no soy bueno con esto, Tetsuya quería venir para explicártelo mejor pero aquí me tienes a mí. Mira entiendo que debe ser un shock enorme escuchar todo esto pero debes volver, Kise siempre ha insistido en que no tiene caso molestarte y que eso no hará la diferencia pero Tetsuya y yo no estamos de acuerdo. Tienes derecho a saberlo y a conocer a Tsubasa, sé que lo ocurrido con Kise fue la idiotez más grande de tu vida pero debes arreglarlo, seguir como si nada no es la opción, allá hay un niño pequeño que te necesita y no tiene la culpa de lo que haya pasado entre ustedes. – Le regaño seria y firmemente al moreno que hacía rato parecía no reaccionar. Finalmente opto por dejar la conversación hasta allí ya que Aomine tenía demasiadas cosas que reflexionar. – Mira yo tengo preparado todo para volver mañana por la noche a Japón, si te decides esta es la dirección en la que estoy. – Dijo dejando un trozo de papel sobre la mesa. – Se que quizá sea demasiado, incluso estamos diciéndote esto sin el consentimiento de Kise pero creemos que es lo mejor. Tsubasa es un buen niño, Tetsuya y yo lo cuidamos a diario ya que Kise trabaja, deberías conocerlo. – Agregó con una sonrisa antes de marcharse.


               La cabeza de Aomine estaba hecha un completo caos, por una parte le alegraba escuchar noticias sobre Kise, luego de su pelea había tenido tiempo de pensar en América acerca de todo lo ocurrido entre ellos dos pero ya era tarde ¿Qué se supone que le diría? "Lamento lo ocurrido, ya lo pensé mejor y fue culpa mía ¿Me perdonas?" ¡Claro que no! Luego de toda la escena que había montado cuyo final no fue otro que un viaje a la otra punta del mapa no podía ser tan hipócrita y esperar que el rubio le perdonara. Él era muy impulsivo y egoísta, lo sabía, así que como no podía pedir perdón decidió dejarlo, después de todo Kise merecía a alguien mejor y lo que había pasado era una clara muestra de que él no lo merecía. Sin embargo lo que Kagami acababa de contarle lo había dejado aturdido, jamás pensó que Kise estaría tan mal al punto de intentar algo como un aborto, aunque siendo sincero quizá en ese momento él también hubiera pensado que sería lo mejor... Un hijo, tenía un hijo al que no conocía y al que Kise había estado cuidando solo, se maldijo mentalmente por aquello, entendía lo difícil que le pudo haber resultado todo al modelo y deseo haber estado con él ¿Que debía hacer ahora? Lo correcto parecía ser volver junto con Kagami y hacerse cargo del niño pero ¿Y si Kise no quería volver a verlo? Después de todo por algo no le había comentado nada en todo ese tiempo, además todo esto lo habían planeado Kagami y Kuroko sin consultarle nada al ex as de Kaijo.

                 Ni bien llego la mañana Kagami aprovecho para llamar a Tetsuya, no es que no le hubiera manado mensajes ya, unos 102 mensajes desde que tomo el avión hasta anoche para ser exactos, pero esta sería la primera vez desde que había hablado con Aomine. Algo fastidiado procedió a contarle al peliceleste todo lo ocurrido y este lo regaño por su falta de tacto aunque era de esperarse. Ahora solo quedaba esperar por la decisión de Aomine, el pelirrojo tenía sus dudas pero su pareja parecía muy segura de que si vendría, tanta confianza le provocaban celos pero ya habían discutido mucho en los años anteriores por la amistad de la sombra de Serin con el As de Touou y el tema había quedado sepultado para siempre. Ni bien colgó el teléfono salió a hacer algunas compras que su adorado esposo le había pedido traer desde allá, no le molestaba en lo más mínimo además así se daba tiempo para esperar a que Aomine se dignara a contestarle, aunque sus esperanzas disminuían conforme pasaban las horas.

                 Por su parte Aomine no pudo dormir en toda la noche, Kagami podía ser un bruto sin delicadeza alguna pero era justamente eso lo que hacía que cada una de sus palabras no pararan de retumbar en la cabeza del mayor. Para completar el combo de desastres en el cerebro del policía esa mañana le había llegado un mail de Tetsu, al parecer ya estaba al tanto de lo ocurrido anoche y simplemente le envió como respuesta "Piénsalo, esta es tu oportunidad para enmendar las cosas" y como si el mensaje no fuera poco adjuntado junto a este había una foto. Al abrirla el moreno no supo cómo reaccionar y el teléfono casi cae al suelo, la imagen mostraba a un niño de un año de edad durmiendo, su tez era oscura como la suya pero su cabello rubio enmarcaba el pequeño rostro del niño mientras descansaba; el corazón le dio un doloroso vuelco, no había duda de que ese niño era suyo y la culpa lo golpeó con todas sus fuerzas por no haber notado su existencia hasta ahora. Tetsu sabia donde y como pegar para que le doliera, no podía seguir escondiéndose, debía encarar sus problemas, si Kise no lo perdonaba al menos se encargaría que ese niño no sufriera por eso, aunque francamente hasta él dudaba si tenerlo como padre era mejor a no tener ninguno.

                 Llegada la noche Kagami no paraba de revisar su celular en lo que empacaba todo, o mejor dicho las dos mudas de ropa y algunas cosas más que se había traído en una mochila. No había recibido ningún mensaje en todo el día y comenzaba a preocuparse, quizá debía llamarlo pero Tetsuya dijo que no lo hiciera, sabía que no debían presionarlo pero no le gustaba no hacer nada. Finalmente llegada la hora tomo su mochila con resignación y bajo para entregar las llaves en la recepción del hotel y realizar el check out para marcharse, al salir a la calle no supo que decir pero una gran felicidad lo invadió, allí parado contra un poste se encontraba Aomine con un enorme bolso al hombro.

                 – Tardaste mucho idiota, si no nos apresuramos perderemos el vuelo, tch… si que sigues siendo Bakagami después de todo. – Dijo fingiendo fastidio y emprendiendo el camino hacia el aeropuerto.

                 – Sabia que eras una buena persona ¡Espérame! – Grito con entusiasmo siguiendo la moreno.


              Habían pasado unos días desde que Kagami había partido a América y Kuroko tenía que arreglárselas para inventarle una excusa convincente al modelo que no paraba de atormentarlo con cuanta pregunta insignificante se le ocurría sobre el paradero del pelirrojo. Gracias al cielo llego la hora en la que Kise debía irse para el trabajo, normalmente se iba temprano y no regresaba hasta ya muy tarde, por lo que Kuroko y Kagami siempre quedaban a cargo de Tsubasa. Sin embargo esta vez Kuroko tuvo prácticamente que rogarle que lo dejara ya que con Leon y Kyouya, y sin Kagami, Kise tenía sus dudas sobre si dejar a su amigo solo con dos bebés y un niño pero al final terminó cediendo. Kuroko adoraba cuidar niños, por algo había elegido ser maestro de kinder, y la verdad le resultaba muy divertido cuidar a Tsubasa y ver cuánto este se parecía a sus padres, el pequeño era bastante orgulloso en todos los sentidos imaginables, varias veces se había caído cuando intentaba caminar por primera vez y cada vez que Kuroko intentaba ayudarlo a parase este se movía molesto indicando que lo dejara hacerlo solo. El pequeño con ya un año no se quedaba quieto ni un segundo caminaba tocando y tirando todo a su paso hasta que encontraba el televisor y se quedaba mirándolo con gran concentración, pero ese día otra cosa llamaba su atención, cada vez que Kuroko se daba vuelta para mirarlo lo encontraba trepado en la cuna de Leon observándolo y tenía que correr a bajarlo para que no se lastimara.

                   – Debes tener cuidado Tsubasa-kun eso es peligroso. – Regaño con cariño al menor que se movía inquieto entre sus brazos. – Leon aun es pequeño pero dentro de poco podrá jugar contigo. – Comentó con cariño para luego posar la mirada con preocupación en el reloj. –  Ya van a ser las 9... ¿Donde se metieron esos dos?

 

– ¿Todavía no llega papá? – Pregunto repentinamente Kyouya frotándose los ojos casi deshecho por el sueño.

 

– Ya va a llegar ¿No deberías estar durmiendo? Mañana tienes clases. – Le recordó con cariño a su hijo encaminándolo a su cuarto.

 

– ¿Eh? No quiero, Tsu-kun se puede quedar despierto y es más chico que yo. – Protestó el pelirrojo.

 

– Créeme que amaría que Tsubasa durmiera, pero en todo caso el no tiene escuela mañana así que a dormir. – Le ordeno con dulzura a su hijo llevándolo en brazos hasta su cama.

                Mientras tanto el avión en el que venían Kagami y Aomine acababa de llegar a Japón con un ligero retraso debido al mal tiempo al despegar. Según lo planeado Kise debía trabajar hasta tarde así que Kagami llevaría Aomine a su casa para que pudiera conocer a Tsubasa primero, ya luego de eso cuando el modelo llegara podrían hablar más tranquilos. Sin embargo debido a lo ocurrido estaban con el tiempo justo, el pelirrojo debía volver al trabajo ya que se había tomado esos días sin permiso y el compañero que lo estaba cubriendo no podría hacerlo para siempre por lo que debía volver rápido.

                 – Mierda si no me voy ahora tendré serios problemas. Tachibana fue muy amable al cubrirme pero debo volver ya o él también tendrá problemas. Escucha Ahomine tendrás que ir solo, dudo que te pierdas pero por si acaso Tetsuya te envió la dirección. – Dijo algo alterado debido al retraso. – Suerte, espero se reconcilien. – Admitió con una sonrisa antes de despedirse.

                Ni bien el pelirrojo se fue un impulso de darse la media vuelta y desaparecer lo invadió pero tenía que ser fuerte, debía enfrentar sus errores y enmendarlos de ser posible, Tetsu y Bakagami habían puesto mucho esfuerzo en ello y si ya habían logrado hacerlo sentir culpable y arrastrarlo hasta Japón bien podía seguir con el resto. Finalmente logro encontrar la casa y algo nervioso golpeo con impaciencia la puerta, al abrirse Tetsuya lo recibió con una sonrisa de satisfacción y orgullo invitándolo a entrar y ponerse cómodo.

                 – Sabia que reflexionarías y terminarías por acceder Aomine-kun, estoy orgulloso de ti. – Dijo con una amplia sonrisa lo cual impacto un poco al moreno que no estaba acostumbrado a aquello. – Preparare algo de café pero si no puedes esperar te sugiero que veas el sillón grande de la sala. – Indico relajado.

                 – ¿El sillón? ¿Para qué demonios querría ver un sillón? – Pregunto con fastidio pero de todas maneras se acerco, entonces por unos minutos incluso se olvido de como rayos se respiraba, en el sillón se encontraban Tsubasa y Leon, el rubio jugaba con el control remoto mientras tocaba con curiosidad el rostro del pequeño bebé que se encontraba acostado entre una muralla de almohadones. – Tetsu... ¿Él es...? – No pudo terminar la frase al notar que la voz le temblaba, el pequeño clavo con curiosidad sus ojos azules en los del más alto. – Ho... hola.

                 – Levántalo, le gusta, además si lo dejas ahí seguramente encontrara la manera de abrir el control y podría tragarse una batería. – Le advirtió divertido al ver las reacciones del moreno.

                  Aomine obedeció sin chistar y levanto en brazos al pequeño al mismo tiempo que le quitaba el control de la boca. – Ah… es tan pequeño y ligero. – Dijo para sí mismo mientras observaba al niño. – ¿Su nombre es Tsubasa no? Kise tiene buen gusto.

                  Tsubasa levantó la mirada al escuchar un nombre que conocía mejor que cualquiera. –¿Mamá?

                   Kuroko se acerco y acaricio la cabeza del menor con ternura. – No, mamá vendrá más tarde pero hoy pasaras el día con alguien más. No deberías subestimarlo Aomine-kun, tiene ya un año y es bastante listo.

                   – Puedo notarlo... hablando de Kise... quiero hablar contigo Tetsu. – Dijo dejando al menor en el suelo y siguiendo al peliceleste que le indicaba la cocina y las tazas de café. – Él te deja a Tsubasa todos los días, eso significa que esta solo ahora ¿No? – Pregunto con cierto nerviosismo.

                   – Kise-kun está muy ocupado, debe trabajar ahora más que nunca ya que debe comprar las cosas que Tsubasa necesita, no tiene tiempo para esas cosas. Sin embargo personalmente creo que aun piensa en ti, si aun te ama o no o si es capaz de perdonarte no lo sé, pero creo que vale la pena intentarlo. – Respondió con suma seriedad y completamente convencido de ello.

                 – Supongo que tienes razón, hablare con Kise esta noche... gracias por todo Tetsu. – Dijo con una pequeña sonrisa.

                 – Somos amigos, además tampoco soporto ver a Kise-kun así y sé que aunque no lo admita te necesita. En lo que lo esperas puedes jugar con Tsubasa-kun, es un buen niño además tiene bastante de tu carácter así que dudo que te aburras... por cierto deberías levantar tu bolso. – Dijo de repente señalando la sala.

                 – ¿Eh? No me digas que empezarás a fastidiar con el orden ahora ¿Verdad? No tiene nada de malo que lo deje tirado un rato, nadie tropezara con el. – Protestó molesto.

                 – No lo decía por eso, dejaste a Tsubasa-kun en el suelo con el bolso a la mano ¿No tendrás nada peligroso ahí? – Pregunto con ironía ya que desde allí podía ver como el pequeño rubio revolvía el bolso con las cosas de policía del moreno. – Si llega a tomar la pistola estarás en graves problemas.

                 – ¡Ah! ¡¡Mocoso condenado suelta eso!! – Le grito apresurándose a sacarlo de allí. –  Esas cosas no se tocan. – Le regaño molesto pero el pequeño no le daba importancia y se dedicaba a masticar la placa del peliazul antes de que se la quitara bruscamente. – ¡¡Esto menos!! La placa es importante y nadie la respeta si está llena de baba. – Cometo levantando la voz pero para su sorpresa el niño no lloro sino que directamente ni le miraba.

                 – Te dije que se parecía a ti, Tsubasa-kun no llora cuando está molesto simplemente te ignora así que de nada sirve que le grites, hace lo quiere... Momoi-san dijo que definitivamente era idéntico a ti. – Comentó conteniendo la risa.

                 – Incluso Satsuki sabia, – Esclamó sorprendido. – esa maldita... – la maldijo al entender ahora por que le insistía tanto.

              La noche paso bastante rápido luego de eso, llegando la hora en la que el rubio regresaría Kuroko le dio a Aomine la copia de la llave de la casa de este ya que lo mejor sería que lo esperara allá junto con Tsubasa para que hablara tranquilos. Claro que el peliceleste tuvo que darle una larga y difícil explicación a Kise cuando llego de porque debía ir a su casa y con quien se había quedado Tsubasa, claro sin mencionar la presencia del moreno. Kise se apresuro en volver cuanto antes, afortunadamente su casa no estaba muy lejos de la de la pareja de Seirin por lo que basto con que corriera con todas sus fuerzas para recorrer unas cuantas calles, entro algo alterado pero una profunda curiosidad lo invadió al escuchar a su pequeño reír. Ingreso con cuidado de no hacer ningún ruido pero por poco y tiro todo el aparador cuando vio que quien estaba en el suelo jugando con su hijo no era otro que el ex as de Touou.

                   – ¿Aominecchi? No puede ser... ya estoy imaginado cosas. – Se dijo así mismo cubriéndose el rostro con las manos con preocupación.

                   – Al fin llegaste Kise... ten mocoso, mastica mi gorra si quieres, no tiene nada que puedas tragarte así que quédate tranquilo ahí. – Le dijo al pequeño mientras lo dejaba jugar con su gorra de policía cuyo adorno brillante entretenía al menor. – Kise, se que quizá no quieras verme ni escucharme, no te culpo por eso, si yo fuera tu mínimo me arrojaría la estantería encima y me echaría a punta pies, pero antes de eso quiero que me escuches. – Suplico con cierta desesperación en la voz. – Soy un idiota, lo sé y lo reconozco, lo que te hice es imperdonable debí creerte o al menos dejar que te explicaras... quise llamarte pero cada vez que pasaba más tiempo se hacía más difícil. Kagami se apareció por América el otro día y me conto todo, al parecer él y Tetsu pensaron que debíamos hablar y armaron todo esto... No te voy a juzgar por nada, quizá yo hubiera hecho lo mismo pero me alegra que no seas un idiota como yo... Tsubasa es un buen niño, se me parece un poco pero afortunadamente no tiene del todo mi mal genio, parece más abierto y sincero como tú. Quiero ayudarte con él, si no deseas volver a hablarme no te culpare pero déjame ayudarte, no está bien que cargues con todo tu solo... me quedare aquí en Japón y si quieres puedes dejarme a Tsubasa algunos días, aunque si prefieres que se quede con Tetsu también lo entenderé, de todas formas te ayudare a cuidarlo, el mocoso será insoportable a veces pero me agrada. – Al finalizar de hablar hubo un silencio prolongado, preocupado se acerco al rubio para descubrirle el rostro y ver como desesperadamente este intentaba secar las lágrimas que inundaban su bella cara, el moreno le acaricio el rostro.

               Aomine sintió una punzada dolorosa en el pecho, no quería ver a su Kise llorando de esa forma, tomo el rostro de este con ambas manos y deposito un dulce beso en los labios ajenos, el rubio no reacciono ante esto pero tampoco lo detuvo por lo que el moreno fue de apoco profundizando el contacto, abriéndose paso con la lengua en la boca de otro. Luego de unos instante Kise paso temblorosamente sus brazos por el cuello de Aomine buscando intensificar aquel contacto, su mente estaba hecha un caos pero si algo tenía claro era que tenía miedo, miedo de que si no se aferraba él quizá volviera a desparecer, las lágrimas que recorrían su rostro iban desde la alegría a la angustia pero el sentir que el moreno lo apresaba fuertemente con sus brazos de la cadera lo hizo sentir seguro como hace tiempo no lo sentía, su corazón latía con fuerza y los segundos parecían horas como si el tiempo hubiera muerto solo para prolongar aquel beso. Cuando la maldecida falta de aire se hizo presente tuvieron que separase pero envueltos en aquella pasión contenida de inmediato volvieron a juntarse sin pensar en nada mas, aquel hombre que le había hecho tanto daño era ahora quien le proporcionaba su mayor alegría y si bien había varias cosas que aun le molestaban tenía claro una cosa: no quería volver a separarse de él.

                 – Aominecchi... – Dijo con la respiración entre cortada y acelerada una vez que pudo recobrar los sentidos. – Te maldije, trate de odiarte y te desee lo peor una y mil veces... pero inmediatamente me arrepentía, me sentía solo y frustrado... en parte lo reconozco, también tuve un poco de culpa pero ninguno supo sobrellevarlo... si hubiera querido pude haberte seguido llamando, pude haberte ido a buscar siendo que Kagamicchi debía saber dónde estabas... ¡Claro que lo sabía por algo fue a buscare ¿No?! Aun así no hice nada más que auto compadecerme y eso casi hizo que cometiera un grave error... – Miro a un costado con algunas lágrimas, su hijo los observaba pelear sin dejar de masticar la gorra, el rubio camino algo tembloroso hasta él y lo levanto en brazos acurrucándolo contra su pecho. – Tsubasacchi, dije que me arruinabas la vida, también fui egoísta y estúpido contigo... eres lo mejor que tengo... Aominecchi... – Dijo mas decidido clavando sus ojos dorados en los azules del otro. – Perdón, si me permites aun estoy dispuesto a darte una explicación pero no te vayas... por favor, ya no me dejes...

                 – Kise... no expliques nada. – Dijo con una sonrisa cálida mientras abrazaba al rubio y le acariciaba la cabeza en señal de consuelo. – Yo también lo lamento, no me iré a ningún lado... Quiero intentarlo una vez, esta vez sin celos sin nada de eso, si alguien te molesta será a él a quien le grite, si algo te molesta hare todo por solucionarlo, prometo cambiar y cuidarlos a ambos así que... ¿Me darías otra oportunidad?

                 – Si... ¡Sí! – Grito con una sonrisa mientras abrazaba con fuerza al moreno hasta sentir que su hijo se quejaba debido a lo incomodo que se sentía entre los dos adultos. – Oh perdona... Tsubasacchi él es Aomine Daiki, tú papá. – Le dijo al niño con dulzura el cual clavo sus ojos azules en el mayor.

                 – Así es enano, lamentablemente me tendrás que soportar de aquí en mas, se te acabo la dulce infancia. – Dijo con una sonrisa acariciando al pequeño.

 


              Mientras tanto Kagami había terminado su trabajo y tuvo que prometer horas extra para compensar el tiempo que había perdido en su viaje no autorizado, aun así no se arrepentía, al menos dormiría tranquilo sabiendo que hizo todo lo que estaba en sus manos, mas no podría hacer. Llego cansado a su casa y allí lo esperaba su esposo con una amplia sonrisa, intento besarlo pero el menor le freno el rostro con un pañuelo pidiéndole entre risas que se quitara el hollín del rostro antes de entrar. Luego de ducharse para quitarse el hollín y las cenizas del cabello se sentó en el sillón cansado mirando con dulzura a su esposo que acaba de dejar dormido a su pequeño hijo en la cuna.

                 – Deberías tener más cuidado, tienes un moretón enorme en la espalda y se está poniendo morado... últimamente te lastimas mucho. – Le reprendió algo molesto.

                 – Lo lamento, pero es mi trabajo y me gusta, pero prometo poner más atención así que no te enojes ¿Si?. ¿Cómo crees que ira todo con esos dos? – Pregunto con curiosidad.

                 – Creo que estarán bien,  a pesar de todo se siguen amando y Tsubasa es una buena razón para reconciliarse. – Dijo seguro de sí mismo. – Pero ya hemos echó demasiado por ellos... hace días que te fuiste y ni bien llegas te vas a trabajar ¿Tienes una idea de lo molesto que estoy? – Dijo sentándose en las piernas del mayor mirándolo a los ojos.

                 Kagami se rio del berrinche que estaba haciendo su esposo y comenzó a besarlo desde el nacimiento del cuello pasando por el pecho con lujuria. – Si querías que te pusiera atención solo debías pedirlo, Leon y Kyouya ya se durmieron y no estoy tan cansado así que ¿Quieres jugar un poco? – Pregunto mientras se deshacía de las ropas del menor.

               Con delicadeza el pelirrojo movía hábilmente sus manos acariciando cada parte de la blanquecina piel del menor, Kagami siempre era delicado y dulce cuando tocaba a su esposo lo acariciaba y besaba sin descanso haciendo que la mente del menor se perdiera entre tanto amor. El mayor deslizo sus manos contorneando la cintura del menor y deshaciéndose de la ropa restante, movió su mano lenta y tortuosamente masturbando el miembro del peliceleste mientras atacaba con voracidad sus pezones, los gemidos de este hacían eco en el cuarto sin preocuparse por nada, ya no estaban en ese pequeño departamento así que no debía contener su voz. Siguió con sus caricias aumentando el ritmo pero Kuroko no duro mucho, a decir verdad eran una pareja bastante activa y el haber estado solo tantos días lo había frustrado bastante, la excitación aumentaba y sentía como su cuerpo se revolucionaba con cada toque del mayor hasta que por fin llego al clímax viniéndose en las manos del pelirrojo con un sonoro gemido, el mayor lamio su mano y prosiguió a quitarse la ropa, el también estaba ansioso pero prefería ir lento para disfrutarlo aun mas, su erección ya resultaba dolorosa y el menor lo noto así que le indico que terminara de desnudarse. El peliceleste empezó a acariciar el miembro del mayor haciendo que este dejara salir algunos gemidos roncos, debía admitir que le gustaba ver esa expresión de excitación y deseo en el rostro de su esposo y a propósito se movía de forma lenta mientras introducía el miembro de este en su boca. Kagami se rio entre dientes y aparto al menor indicándole que se sentara, al inicio fue algo brusco pero nada a lo que el peliceleste no estuviera acostumbrado por lo que el vaivén de su cadera era cada vez mas brusco y rápido, quería sentirlo completamente dentro lo antes posible. Esa noche continuaron por horas, los gemidos del menor inundaron el cuarto sin contenerse en lo más mínimo, fue casi una semana el tiempo que pasaron sin hacerlo y definitivamente esa noche se prepondrían recuperarlo.

 

 


               Unos años después, Kuroko se encontraba recibiendo a los padres que no paraban de hacer preguntas nerviosos, era normal, el primer día en el jardín de infantes para los niños que ingresaban por primera vez era siempre así, los padres parecían pensar que enviaban a sus pequeños a una cárcel dónde no los verían jamás y acribillaban a los profesores con preguntas de todo tipo, cuando al fin pudo librarse de algunos se acerco a su esposo. Kagami estaba parado en el patio de juegos, su pequeño hijo Leon ya con cinco años jugaba y se trepaba del pasamanos gritándole a sus padres para que lo vieran, Kyouya por su parte ya con ocho años miraba preocupado a su hermano para que no se hiriese y de paso el reloj ya que al estar en primaria el ingresaba a clases más temprano, mientras Kagami les advertía que tuviesen cuidado tenía que lidiar con otro problema, una pequeña niña de tres años de cabello celeste y unos hermosos ojos rojos empapados en lágrimas le abrazaba el cuello sin intención de dejarlo ir.

                 – Vamos Aoi no será mucho tiempo, solo unas horas además estarás con mamá así que todo estará bien, tu hermano también está aquí así que no hay nada que temer ¿Si? – intento consolarla para que dejara de llorar.

                 – No hay caso Taiga, Aoi te quiere demasiado y no planea quedarse donde no estés. – Admitió con una sonrisa llena de ternura al ver el apego que tenía su hija hacia su padre.
 
                 – Lo sé pero tiene que entrar, además yo debo volver al trabajo y dejar a Kyouya en la escuela antes que eso. Mira Aoi no llores mas, si te quedas papá promete que a la noche cocinaremos juntos, te preparare tu batido de vainilla favorito incluso puedes dormir conmigo esta noche ¿Está bien? – Intento negociar con la menor.
  
                 – ¿Lo pometes? – Preguntó la niña entre lágrimas. – ¿Pometes que pasaras toda la tarde conmigo?

                 – Claro que lo prometo, no dejaría a mi princesa sola por nada del mundo. – La tranquilizo depositando un tierno beso en su frente.

                 – Ya va a ser hora de entrar. – Comentó algo molesto a lo que el pelirrojo lo interrogó con la mira. – Si vas a prometer algo a si debes ser justo... me estas poniendo celoso de mi propia hija, hazte responsable de ello.

                 – ¿Ah? Si, espera Tetsuya... – Las mejillas del mayor se pusieron a tono con su cabello en lo que intentaba hallar una respuesta pero el hecho de que el peliceleste se riera de él no ayudaba mucho.

                 En ese instante el pequeño rubio corría a toda velocidad y apresuro mas el paso al ver  a la familia Kagami en la entrada. – ¡¡Kuroko-sensei buenos días!! – Saludo Tsubasa animado.

                 – Tsubasa-kun, llegas temprano ¿Pasa algo? ¿Dónde están Kise-kun y Aomine-kun? – Pregunto algo preocupado al ver al menor solo.

                   – Esas tortugas vienen atrás, son muy lentos pero supongo que es porque están viejos. – Dijo sonriendo. – Pero yo soy puntual Kuroko-sensei, me estoy esforzando mucho incluso llego a tiempo al trabajo.

                   – No deberías preocuparte por cosas así, eres un niño pequeño y no deberías pensar en trabajar, bueno aunque siendo hijo de Kise-kun no se puede evitar que salgas en tantas revistas. – Dijo con un pequeño suspiro.

                   – Si pero no importa, tengo que trabajar para tener mucho dinero. Mi papá dijo que si quiero vivir tranquilo y relajado debo tener mucho dinero para no tener que trabajar más así que me estoy esforzando para poder vivir tranquilo con Leon cuando sea grande.

                     Una gota de sudor le recorrió la frente a Kuroko, le gustaba el entusiasmo del menor pero ya había oído esto varias veces y no sabía si alegrarse o preocuparse del hecho de que siguiera insistiendo con lo mismo y con cada vez más seriedad. – No hace falta que te esfuerces tanto, Leon también conseguira trabajo cuando sea grande así que podrá vivir como quiere, no tienes que encargarte de él.

                     – ¡Si tengo que! después de todo si me voy a casar con Leon tengo que darle una casa grande para que vivamos y mi tía Satsuki siempre dijo que un hombre no puede permitir que su esposa trabaje demasiado así que hare todo para que Leon viva cómodo conmigo.

                      Aomine había llegado corriendo y al escuchar y ver a su hijo lo levanto tapándole la boca con extrema rapidez. – ¡Aquí estabas mocoso infernal! A la próxima que te me escapes me las pagaras caro y ya deja de estar molestando a Tetsu con esas cosas tontas.

                     – ¡No son cosas tontas Ahodaiki! ¡Suéltame! – Reclamó a los gritos dando patadas.

                     – ¡Daikicchi, Tsubasacchi! Mo… no nos dejen solos, son muy malos por irse corriendo así de la nada. – Protestó Kise de manera infantil sosteniendo en brazos a una niña de piel clara y un hermoso cabello liso de color azul atado en dos coletas, sus hermosos ojos dorados miraban con entusiasmo el lugar.

                       – ¿Esta es la escuela? ¡Que linda! ¡Quiero entrar, papi bájame! – Pidió emocionada.

                       – ¡¿Eh?! ¡De ninguna manera! Aun falta para que las clases comiencen y hasta entonces no pienso soltarte. – Protestó entre sollozos aferrándose más a ella.

                       – Al parecer aquí tenemos una situación a la inversa. – Comento entre risas mientras su hija se despegaba de apoco de él.

                     – Lamentó mucho que debas cuidarlos Tetsu, en serio no sé como lo haces, a mi estos dos me vuelven loco... uno más que otra. – Comentó en voz alta lo ultimo sacándole la lengua al menor.

                       – Ya en serio Aomine-kun ¿Cuántos años tienes? – Le regaño Kuroko con una ligera sonrisa condescendiente. – De todas formas disfruto esto, por algo lo elegí como profesión. –  Explicó mientras revisaba su relog. – Bueno, ya va siendo hora, será mejor que entremos, Taiga tiene trabajo y ustedes dos... bueno solo digamos que creo que no pasara mucho tiempo hasta que aparezca algún paparazzi o un reportero y no quiero disturbios aquí.

                     – Tch esos tipos son unos parásitos, al menos puedo romperles la cara si quiero si nos siguen a casa porque por ley es propiedad privada, bueno aun si no estuviéramos en casa puedo hacerlo igual, ser oficial de policía tiene sus beneficios.

                       – ¡Mi héroe! – Grito Kise con cierto sarcasmo aprovechando para ver al moreno sonrojado. – Te amo Daiki, ahora volvamos a casa o pasara lo que Kurokocchi dijo.

                       – Si, Tetsu cuida de los salvajes, nos vemos en la tarde. – Se despidió con la mano de los otros mientras su, ahora, esposo se acurrucaba en su hombro para volver a su hogar.

                       – Al final terminaron bastante bien, que bueno, de lo contario créeme que los mataría a golpes por todo el trabajo que nos costó reunirlos. – Comento Kagami observándolos.

                       – Te dije que no durarían peleados, sin importar lo que pasa siempre han sido así, desde la secundaria hasta ahora. Bueno será mejor que te vayas o volverás a poner en apuros a ese kouhai tuyo.

                       – ¡Ah, Tachibana! Olvide que le pedí cubrirme, demonios si, a el le debo muchas. Nos veremos en la tarde Tetsuya... te amo. – Dijo con dulzura tomando la mano del menor en la que un reluciente anillo brillaba y besándola con cariño antes de irse junto a su hijo mayor rumbo a dejarlo en la escuela y de allí a su trabajo.

 


                                   FIN.

 

Notas finales:

PARA LOS QUE HAN SOLICITADO ENTRADA AL GRUPO DEL "CLUB MOLESTEMOS A LA PLANTA" Y AUN NO HAN SIDO ADMITIDOS.

En verdad una disculpa, estamos mandando un pequeño test de 10 preguntas relaicionadas con el fic para la adminición, no es dificil pero si no lo responden no les estamos dejando entrar, cosas de seguridad.

Por favor cuando soliciten entrada asegurence de que SU PRIVACIDAD permita que se les envie mensajes privados o Inbox (como ustedes los conozcan) y si lo tienen fijense si no se les envió a la parte de OTROS ya que a veces pasa que su FB lo guarda en otra parte y no les avisa.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).