Capitulo 1: Lo olvidado.
Solo oscuridad, nada más, no hay luz nada, estoy en un vacio profundo alejado de toda visión, de toda ilusión, sé que mis pulmones no se mueven, al igual que mi corazón no bombea, pero aun así siento un escalofrió levantar cada bello de mi cuerpo en el instante en que un frio aire choca contra mi nuca, atravesando la piel y colándose hasta la medula de mis huesos, abro mis ojos y todo sigue igual a cuando estaban cerrados, solo oscuridad, mis pies flotan sobre la inexistencia total, muevo mis brazos imitando el aleteo desesperado de un picaflor, aun así siguen inmóviles, atados a esta oscuridad que me traga lentamente, mi piel se vuelve a erizar al sentir aquel frio helado nuevamente en mi nuca, pero este no era solo un aire, se que oí algo, un susurro, tal vez, no lose, “Alex”, oigo esta vez con más claridad, siento como cada letra pronunciada recorre cada una de mis extremidades atemorizando a mi consciencia, “Alex”, siento de nuevo recorrer mi nombre sobre mi cuerpo, “Alex”, yo conozco esa voz, recuerdo aquella calidez con que alguien me mencionaba, pero al tratar de recordar, aquello fue igual que esto, un vacio oscuro, “Alex”, escucho nuevamente, “Alex”, aquella voz corta nuevamente una parte de mi mente pero no puedo recordar, “Alex”, detente, abro mi boca y le digo detente, pero no hay nada, no sale nada, mi voz queda simplemente atrapada en mi mente, no logrando escapar de la profundidad de mis pensamientos, “Alex”, se que conozco aquella voz, me duele, me desespera, ¿Qué sucede?, “Alex”, su voz me empieza a atormentar, dejando a notar la similitud a este ambiente conmigo mismo, “Alex”, vuelve a resonar penetrando lentamente en mi cordura, no lo entiendo, conozco esa voz pero no puedo recordar, “Alex”, su voz es un toque cálido aterciopelado lleno de una profunda nostalgia, espero a la familiaridad de las palabras, pero nada, solo quedo la oscuridad, la única compañera a mi lado, mi única amiga testigo de mi espera a unas palabras que nunca volvieron a llegar, ¿Por qué no vuelves a sonar?, vamos, habla de nuevo, llena de algo a esta profunda oscuridad, llena mis vacios con tu cálida voz, menciona mi nombre con la familiaridad desconocida que me presentas, ¡Vamos!.
-¿Cuál es tu nombre?- escucho mientras siento como mi peso choca contra lo solido, alejándome del vacío, tiemblo, cada una de mis extremidades se sacude ante el dolor y mi garganta se rajaba con un alarido, dolió- ¿Cuál es tu nombre?- volvió a resonar sobre mis oídos, levante mi rostro y la oscuridad aun era dueña de todo- ¿Cuál es tu nombre?
-Alex- mencione inconscientemente mientras que recordaba la voz, salte de sorpresa ya que ante mí, una incandescente luz se presentó a metros adelante, cegándome por segundos, automáticamente coloqué el antebrazo sobre mi rostro.
-¿Sabes donde estas?- mi cuerpo fue atraído violentamente por una fuerza magnética hacia la luz dejándome sin aliento.
-No- pronuncie temblorosamente, sentía como el miedo se me colaba lentamente por los huesos, no sabía porque, quizás por la situación.
-¿Seguro?- me quede estático, no hice nada, no sabía que responder- no te veo muy seguro, dejémoslo como un sí- yo solo mantenía mis vista clavada sobre el frío suelo, tenía miedo de elevarla- ¿Conoces esa voz?- de nuevo no respondí, como podría responder algo de lo que no estoy seguro, no estaba cerca de un no, ni tampoco de un sí, pero sabía que conocía la respuesta, era una solución fantasma que rodeaba a mi cerebro- yo se que la conoces- cerré los ojos con fuerza y pude escuchar nuevamente un susurro, pero este era distinto, el susurro vino con una luz inmensa que cegó todos mis sentidos, no sentía mis manos, ni mis pies, ni mi lengua, no podía ver, simplemente no podía mover mis párpados, su presencia inexistente me sedaba- yo se que la conoces, vamos, dilo- una serie de luces se posaron en mi mente, trayendo consigo repetidas veces aquel susurro, mareando mi percepción de la realidad- ¡dilo!- esas luces comenzaban a tomar formas- ¡dilo, di el nombre del dueño de aquella voz!- aun no estaba completamente nítido, pero sabía que estaba ahí, aquella persona, moviendo sus labios, pronunciando dulcemente mi nombre, con una pequeña regalada de parte de su boca, sus ojos profesantes de la noche, los cuales se enterraban en mí, mi cabeza dolía, cada arteria de mi cabeza palpitaba aceleradamente, mis manos se movían desenfrenadamente sobre esta, el dolor era inmensurable, mi garganta se rajaba, mis pulmones expulsaron todo en el instante que un grito se escapó, mis mandíbulas se abrían abrazando a mi voz expulsada, su rostro aparecía y desaparecía, un incesante juego de las escondidas en los recónditos rincones de mi mente, su figura jugaba con mi percepción, ¿Quién eres?, “Alex”, su voz más fuerte que nunca resonó contra las paredes de mi cabeza, ¿Quién eres?, “Alex”, un golpeteo incesante sobre mi cerebro, no sabía qué hacer, mi frente chocaba una y otra vez contra el suelo, entonces me detuve, para mí todo se detuvo.
-…- todo estaba detenido, todo- Desmond, se llamaba Desmond…- cada letra se escapó de entre mis labios con total lentitud, al igual que de los bordes de mis ojos se escapaban mis recuerdos, una figura tapada en negro se paró frente a mí, mi cabeza siguió hasta la punta de su forma, dos cuencas vacías que se enterraban sobre mis ojos.
-Ya recordaste- mis ojos se mantenían sobre él, mis manos temblaron, mis piernas temblaron, mi carne gritaba, mis ojos clamaban en llamas, mi garganta se liberaba de las cadenas, mis dedos se anudaron juntos con total fuerza, con rabia golpee mis párpados cerrándolos, mis mejillas se mezclaban con la calidez de mis lágrimas, mi boca se abría y cerraba dejando escapar mis lamentos, era verdad, ya lo recordaba, yo estaba muerto.
Continuara…