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No somos tan diferntes por sazuhuri

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Notas del capitulo:

Hola aquí vengo con una nueva historia, ante escribía en otro foro con el seudónimo de “Tammy 22”  era un foro destinado a Glee mi pareja favorita era Kurt y Blaine (Bueno sigue siendo). Y  me acorde de un fic que escribí sobre la discapacidad en un hospital menta. Luego pensé que sería si uno de los personajes fuera ciego y la imagen de la pareja egoísta  apareció en mí cabeza y salió esto. Bueno espero que les guste.

 

Diclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece solo los ocupo para mis locas historias.

Él siempre lo ha tenido todo, mujeres, buena situación económica, la belleza y el porte. Un hombre envidiable, era inteligente, siempre obtenía lo que quería.


Era popular todos querían ser como él, ¿Y quién no en su sano juicio? La universidad no fue diferente, las chicas se peleaban por tener una noche con él. Kusama Nowaki con 21 años tenía el mundo a sus pies.


Maneja un camaro negro, regalo de su padre cuando ingreso con honores a la universidad. Se estaciono en su habitual puesto y bajo del vehículo abriéndole la puerta a su amante de turno.


Una chica rubia de primer año, solo le guiño un ojo y ella se entregó a él sin pudor alguno. Era alta, buen cuerpo y frágil como la porcelana, labios gruesos, tal como le gustaban.


Caminaron juntos hasta la entrada, luego se despidieron de un tierno beso, podía ver las miradas asesinas y envidiosas de sus compañeros. La chica se fue contoneando las caderas de manera provocativa el rodo los ojos, ante de que terminara la clase se desasiera de ella.


Camino a paso tranquilo observando a la nueva mercancía que este año traía. Tenía mucho que mirar. Las chicas ya lo conocían algunas eran resentidas y otras solo suplicaba para que el la mirara.


A paso lento llego a su clase de literatura, no entendía por que había ese estúpido ramo si él se especializaba en medicina, pero debía admitir que la profesora era una diosa, nunca prestaba atención a sus clases, en cambio sus pechos eran la gloria, no le molestaba perder dos horas viendo aquellas bellezas.


A las ocho en punto la puerta del salón se abrió, pero para sorpresa del joven universitario, no entro su “querida profesora”.


Lo primero que los estudiantes del salón divisaron, fue un bastón blanco, que producía un extraño, luego unos zapatos negros.


Un castaño entro por esa puerta, con el bastón se guiaba. Nowaki noto que chasqueaba la lengua, cada cierto tiempo, era de contextura delgada, baja estatura y frágil a la vista.


Muchos estudiante se vieron tentados en ayudarlos, pero nadie lo hizo. El hombre no era mucho mayor de los que estaban en el salo, debía rondar en los veinticinco. Sus lentes de sol negro solo hacia evidente su discapacidad, su ceño fruncido era algo extraño, que hacia juego con su serio rostro.


En su mano derecha llevaba tres libros de diferente tamaño y color. Eran gruesos, y su mano izquierda sujetaba el bastón de manera firme.


Todo el salón estaba en silencio, mirando la escena curiosa, ¿En qué pensaba el director de la universidad? ¿De verdad pondría un ciego a impartir clases?


Esto era el colmo además de soportar una clase que no lo interesa, tenía que ver a ese hombre que ni siquiera podía mirarlo a la cara. Sonrió con maldad quizás podría divertirse y lograr que lo despidieran por incompetente.


Se supone que él debía sentir compasión con ellos, ya que por eso estudiaba medicina. Pero él lo hacía por el dinero más que por el deseo de ayudar. Realmente le parecían patéticas esas campañas para ayudar a los enfermos terminales, Si fuera por él se murieran y ya menos estorbo en el mundo, lo mismo pensaba para la gente discapacidad.


La autoritaria voz del hombre que invadió el salón, lo saco de mi pensamiento. – Mi nombre es Kamijou Hiroki. –Dijo escribiendo su nombre, para el asombro de todos, de manera clara y debía admitir que tenía hermosa letra y una caligrafía ejemplar.- Desde ahora seré su profesor de literatura clásica, espero que nos llevemos bien y no tener interrupciones el que no esté interesado en mi clase es libre de irse. – Dijo todo de manera dura y firme sin dejar momento objetar, su ceño siempre fruncido, el tipo era raro.


Nowaki miro al hombre con desesperación ¿Quién se creía el lisiado para hablarle así?  Quizás era una armadura para no mostrarse débil, por la falta de visión.


-Comencemos con la lectura, -Dijo sacando un libro y abriéndole, sus dedos comenzaron a tocarlo con habilidad. –Vallan a la página 25. – El peli azul, soltó un bufido molesto, pero siguió las instrucciones, quería ver si de verdad leía braille o era un charlatán que se quería lucir.


Pera para desgracia del menor, el hombre leía correctamente y con fluidez, anotaba las frases complicadas y su significado. También aconsejo tener un diccionario para ser la búsqueda más fácil durante la lectura.


La clase fue normal e interesante, el hombre sabio de la metería. Era inteligente no lo podía negar y eso le molestaba. ¿Cómo el llego a ser un maestro de una universidad tan prestigiosa?, de seguro era niño de papi y él le consiguió un cupo, era la única razón para que alguien como él estuviera ahí en esos momento.


Comenzó a dictar un trabajo para la próxima semana, la entrega era digital, además informo que los exámenes  eran orales y por grupos según el alfabeto y lista de clase. En un movimiento descuidado dejo caer su libro.


Chasque la lengua con fastidio, y tanteo el piso para encontrarlo, no pude evitar una risa a ver tal imagen, pero que inútil. Cuando tomo el libro su hombro choco con la mesa, levemente, se quejó despacio pero mantuvo la postura y siguió explicando su clase.


Yo estaba entretenido en mi celular, mirando la foto justo en el momento que se golpe, iba colocarla en mi Facebook y comentar algo. No pudo evitar una risilla al ver el comentario de mis seguidores.


Pero la sonrisa no duro mucho un libro impactó en mi rostro de lleno en mi rostro, dejándome aturdido unos momentos.


¡¿Pero qué mierda!?


-Tu señor, sonrisa feliz. –Dijo el hombre apuntándome directamente, como sabía que era yo, ¡se supone que es ciego!- Si no te interesa mi clase, lárgate. – Todo el salón me miraba sorprendido, algunos felices, muchos querían verme caer.


-¡Usted no tiene derecho a golpearme! –Dije enojado y con una mirada petulante. Aunque era inútil ya que este ni siquiera la noto.


-Tengo todo el derecho,- dijo lentamente, mis dientes rechinabas y mis nudillos estaban blanco.


-Usted no saben quién soy. –Dije de manera mordaz, mis padres eran amigos del director. Podía hablar con ellos para que despidieran a este maestrucho.


-No me interesa. –


-Bueno debería mi padre… -No pude terminar por que el me miro, bueno si pudiera, pero su cabeza estaba en mi dirección.


-Me importa un pepino si eres hijo del mismo papa. En mi clase no tolero a los que no respetan la literatura o te sienta o te largas. – Todo el salón guardo un grito quedo. El miserable me había humillado en frente de todos.


Me senté en silencio, no sé cómo se percató de mi movimiento pero vi una leve sonrisa. Se dio vuelta. –Todos a sus libros, no permitiré otra  interrupción.


Lo odiaba, ese, maldito me las pagaría, nadie se burla de Kusama Nowaki, hare lo que sea para verlo humillado y pidiéndome perdón.


Sonrió con malicia “Hiroki Kamijou no sabes con quien te metiste, bienvenido al infierno”


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