Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

INFORMAL por Annis

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! de Nuevo!  ^^

Sé que me tomo mi tiempo para publicar, no es excusa, pero dado mi empleo, ultimamente no tengo tiempo ni para escribir, ni mucho menos pensar en algo original. Si me quieren leer, será un lindo regalo de su parte.

Espero lo disfruten! Este fin lo escribí desde hace como 3 meses, sin embargo no encontraba la oportunidad de publicarlo, hasta ahora.

Gracias por entrar!

Informal

 

Mess:

 

¿Estás libre?

 

By: SeungRi.

 

 

 

Una sonrisa se dibuja en sus labios inevitablemente. Oh, vaya… la curiosidad estaba despierta. ¿A qué se debía tanta atención?

 

No se molestó por la insolencia del texto, tan corto y seco, porque seguramente algo realmente humillante estaba lacerando el ego de maknae. Pero como le encanta molestar a su dongsaeng con un sadismo un poquito retorcido (ni siquiera Choi Seunghyung ha intentado eso una vez) prefirió llamar en lugar de responder por texto. Qué divertido sería escuchar la voz del chico insolente.

 

 

--Estaba pensando en salir a tomar un poco con unos amigos, o quizás…. –Dijo a modo de saludo en cuanto su llamada fue respondida.

 

--Sí o No. Responde. –Seungri no lo sabía al cien por ciento aunque lo imaginaba; Kang estaba conteniendo una risilla malvada. Aquello le exasperaba.

 

--Lugar y hora.

 

 

Un suspiro se escuchó del otro lado de la línea.

 

 

--Enviaré un mensaje. –Cortó la llamada.

 

 

Kang Daesung negó divertido. El que el menor prefiriera enviar un mensaje se debía seguramente (y Kang no suele equivocarse en ese aspecto) a que se encontraba rodeado de personas. Dios, ¿Quién diría que era un poco paranoico con eso de la privacidad? (Claro, a menos que él mismo desee ser visto en público. Eso de la Relaciones Públicas se le da casi como un don innato… y era intimidante).

 

Bueno, si maknae quería jugar a los agentes secretos jugaría un poco, después de todo moría por conocer el motivo de la invitación (Sí, ese mensaje era una brutal manera de pedir una salida como “amigos”. Seungri no es tan perfecto cazanova como se presume.).

.

.

.

.

.

--Así que dejaron al gran e irresistible Lee Seungri, PLANTADO. –Soltó con negras intenciones mientras lleva un delicioso bocado de kimchi.

 

--Sí, Daesung… -La mirada asesina era divertida, el menor estaba en clara desventaja.— Hasta a mí me dejan plantado. Será el fin del mundo. Solo traga.

 

 

El uso de su nombre sin pizca de respeto, la insensibilidad, la falta calidez de camarería… ambos habían encontrado demasiado desgastado ese juego, por tanto les daba igual.

 

 

--Bonito lugar. –Le miró unos segundos antes de tomar su vaso de soju.— Debió ser realmente importante para ti. No eres del tipo que se toma tantas molestias en una simple cita con una chica a la que te quieres tirar. Además, sería una verdadera lástima desperdiciar la reservación de tan exclusivo restaurante.

 

--Sigue esperando… nunca te diré el nombre.

 

--Entonces, es la misma chica de las veces anteriores. –Afirmó en lo que desviaba la vista para admirar su alrededor.— ¿Un prospecto que te ha rechazado? Tampoco, es demasiado.  ¿Una novia…? No, sería… Ex Novia. Una ex novia con la que mueres por regresar. Ouch, eso no funciona hombre.

 

 

Daesung decidió que había sido suficiente en cuanto el semblante del otro se volvió oscuro. Terminó su juego de tortura aunque su curiosidad picara endemoniadamente, si seguía presionando rompería a Seungri. Nunca lo ha visto roto, pero no apetece descubrirlo.

 

 

--¿Y qué sigue…? Me imagino que un hotel.

 

 

Un suspiro.

 

 

--No lo sé… --Dejó de comer.- No tengo ganas… pero si tú quieres…

 

 

Era una rutina retorcida pero al mismo tiempo arraigada. Siempre peleaban, nunca estaban de acuerdo en algo, pero por una inexplicablemente razón (tanto para los demás como para ellos, principalmente para los demás), están juntos. Se buscan y se hablan. Cuando uno ha sido plantado o simplemente tiene ganas, se llaman. Generalmente eran la “cita de repuesto” del otro, en un inicio solo se limitaban a beber, comer e inclusive alguna salida a sitios de recreo (Cine, teatro, museo, acuario, etc) no obstante, de dos años en adelante, traspasaron los límites para terminar intimando en el lugar que consideren apropiado, generalmente un remoto hotel. Ninguno preguntaba al otro ni mucho menos criticaba, estaban cómodos así.

 

No eran pocas las veces que Daesung llamaba a Riri para una “salida de amigos” (que ambos, y solamente ambos, sabían lo que implicaba realmente), pero frecuentemente el menor resultaba el que proponía. Kang ya lo había notado, en contadas ocasiones el lugar resultaba ser intimo, acogedor y romántico, entonces sabía que la persona que dejó colgado a Seungri debía tener una gran relevancia para el chico porque se notaba el empeño en su cometido; dejar una gran impresión a la persona. No se ofendía en absoluto que le citase como segunda opción, y de hecho consideraba un triste desperdicio que el menor (desdichado, y deprimido… ¡Sí! Aunque pocos lo creyeran, Seungri se deprime) dejara botado todos los preparativos que con esmero organizó. Se sentía a gusto de ser él quien finalmente tuviera la oportunidad de ver el estreno de esa película, tener tacto a los delfines del show acuático, presenciar en palcos VIP esa obra de teatro, etc.

 

En cuanto al sexo… por ser quién propusiera la descabellada idea y a modo de acuerdo mutuo (esto se habló demasiadas veces que parecía un tratado de paz, a pesar de los fines lujuriosos), el rol del maknae en la cama sería irrevocable y por supuesto, el menos ventajoso (en cuanto a orgullo viril) pero que tendría la predisposición de tomar o rechazar el acto a su consideración. Quizás era por ello que Daesung no sufría remordimientos abrasadores, aunque desde que aceptó llegar a todo así como responsabilizarse, era obvio que sabían lo que hacían, (o en dónde se metería).

 

 

--Si quiero. –La honestidad era un valor que en su situación era vital, pero sumamente incomoda. Al menos para Daesung que prefería un poco de decoro y prudencia, sin embargo con Seungri eso terminaba botado por la ventana. Kang estuvo trabajando largamente antes de sentirse cómodo con decir la “verdad”, pensó que siempre sería molesto, se equivocó, a medida que el tiempo pasa, decir sus apetitos sexuales e insatisfacciones ya no estaba siendo tortuoso.

 

--Admítelo… soy bueno en eso. –Soltó el menor mejorando su semblante.

 

--Eres bueno. –Respondió con la esperanza de que ese rostro decaído desapareciera, la razón era simple. No sabía cómo tratar a un Riri deprimido porque es diferente a las demás personas, diferente al concepto que se tiene de él.

 

 

Funcionó, maknae soltó una carcajada ruidosa, de honesta diversión.

 

 

--Tú también… tienes lo tuyo. –La mirada coqueta, la pierna rozando delicadamente su muslo.

 

--Ri-ah… -Ronroneó.- Si no quieres sufrir será mejor que te comportes aquí.

 

--Te gusta, hipócrita. –Escupió sin dejar sus actos lascivos.

 

--Tengo una reputación que cuidar. –Respondió con burla negra.

 

--Y yo… -La pierna fue sustituida por una mano ágil.- …una reputación que preservar.

 

--Pero hazlo en la cama, desnudo, de cuatro y solamente conmigo.

 

 

La respuesta fue una rápida lamida de labios esponjosos, con una sensual mordida que Kang condenó como insultantemente provocativa.

 

 

--Vámonos de una jodida vez. –La impaciencia hizo acto de presencia.

 

 

 

 

 

 

 

El tiempo que va pasando, la agenda, las parejas pasajeras, los compromisos… ninguno ha sido un obstáculo para su enferma “amistad”, ellos siguen estando juntos; sin juzgar, sin preguntar más de lo debido, ignorando como sea posible los sentimientos que salen a flote al otro durante algún acto que realicen… como esa vez que vio a Seungri sollozar en plena madrugada después de tener sexo, o esa vez que le vio mirar entusiasmado a unos niños en el Zoo… inclusive en esta noche, donde el menor parece ausente… la mirada pervertida no puede ocultar una tristeza marcada, pero al final… Kang que nunca ha sido bueno para ignorar por mucho tiempo a las personas con que se relaciona, rompe sus votos:

 

 

--Mírame. -Suelta demandante, pero su mano acarició con dulzura el mentón para direccionarlo a él.- Mírame y di mi nombre.

 

 

Maknae abrió los ojos, sorprendido… Daesung nunca había pedido algo como tal.

 

 

--Es de muy mala educación pensar en una persona mientras estás con otra.

 

--Te dije que no tenía ganas. –Excusó, pero las mejillas adquirieron un ligero tono sonrosado.

 

--Compláceme ésta vez.. ¿De acuerdo? –Ambos ignoraron el tono amable de Kang. Un ruego condescendiente.

 

 

Los estremecimientos esta ocasión fueron mayores que de costumbre en lo que cumplía el capricho del otro. El mayor se deleitó a lo grande… el cuerpo níveo vibraba fieramente ante sus embestidas, gemía su nombre entre jadeos interrumpidos.

 

Un resquicio de preocupación acudió posterior al encuentro, cuando Riri dormía como bebé.

 

 

<¿Quién es la persona que te tiene así?>

 

 

Solo cuando fue consciente del pensamiento que surcó su mente, Kang Daesung supo que todo estaba jodido.

 

Se conocía lo suficiente como para saber que las cosas ya no serían las mismas. No descansaría hasta ver con sus propios ojos a esa mujer u hombre que le rompía el corazón a maknae, y estaba seguro (aterradoramente seguro), que… competiría contra él o ella.

 

 

 

 

 

Cuando descubrió que la persona que tiene tan mal a Seunghyun menor es su mejor amiga Chaerin, Kang Daesung tuvo que pensar por días respecto a eso.

 

 

La había visto, buscando a Ri-ah.

 

 

--Oppa… ¿Sabe si Seungri-ya está en la agencia?

 

--Sí, creo que está en la sala de baile al fondo.

 

--Oh, gracias.

 

 

Raro, demasiado raro.

 

Chaerin había sido muy descuidada. Al principio no lo había notado, es decir ¿Cómo lo iba a sospechar?

 

Hasta que claro, los vio por accidente. Realmente no esperaba encontrarlos en ese lugar.

 

 

--¿No te cansas de jugar conmigo? –Un resignado Seunghyun soltó dando la espalda.

 

--Me gustas, lo sabes… pero…

 

--Primero me buscas, luego me olvidas. ¿Seré tu sexo servidor privado? Debería cobrarte.

 

 

Una sonora bofetada resonó en la sala abandonada.

 

 

--Te prohíbo que te vuelvas a expresar de esa manera de mí.

 

--Entonces, yo te prohíbo que me vuelvas a poner una mano encima. –Se volvió herido y enojado.

 

--Seung-ah…

 

--Te quiero, sí… pero también tengo un límite. Si no puedes ser para mí de forma exclusiva. No te quiero.

 

--Entonces, esto se acaba.

 

--¿Cuántas veces no lo has dicho? Espero que sea la última vez. Deja de buscarme cuando estés sola. Por favor, ten un poco de respeto hacia tu persona y hacia mí.

 

--Eres imposible.

 

--Tú eres la imposible.

 

--Imbécil.

 

 

Salió enojada.

.

.

.

¿Qué había sido eso?

.

.

.

Iba a entrar fingiendo que todo estaba bien, cuando le escuchó gruñidos rotos, demonios, Seunghyun estaba llorando. Dio media vuelta, regresando todo el camino.

.

.

.

.

.

.

.

¿Cómo era posible que no se hubiera percatado antes? Y los días transcurrieron bajo un ritmo de triste balada de amor; dulce, pero agonizante. Él no podía sacarse de la mente esa imagen de su amiga con maknae. Chaerin y Seunghyun, retorcida combinación.

 

Una parte de él sentía rabia, otra, estaba embriagada por la melodía de una despedida silenciosa. ¿Podría continuar con Seung? Cierto era que a veces conocían a la pareja del otro, ocasiones contadas (pero existían), sin embargo, esto aunque no era realmente diferente, por una misteriosa razón, la consciencia lo creía así.

 

Su mente debatía, intentaban armar la historia, intentaban hallar una explicación coherente (realmente no existía una, pero intentaba convencerse de lo contrario) a la situación. Intentaba descubrir cuál sería su posición en el asunto.

 

Se esforzaba por actuar normal, no obstante, con la mente concentrada totalmente en el drama, sus silencios y así como su conducta taciturna traicionaban a sus intentos de pasar desapercibido para todos, especialmente, para Lee Seunghyun… maknae poseía una intuición intimidante.

 

 

 

--Estás muy pensativo, Daesung. –La fuente de sus cavilaciones mentales irrumpió con un paquete de galletas en mano.

 

--Medito.

 

--Mhmm… -Se sentó en el otro sillón, tomó el mando de la televisión. La encendió sin dejar de comer galletas.

 

 

Pasaron los minutos sin que alguno de los dos rompiera el momento.

 

 

--¿Una chica? –Seungri soltó cansado de mirar un programa de variedades. Nunca ha sido bueno con los extensos silencios.

 

--Sí. –Soltó siendo en parte honesto.- Es una chica que me tiene sorprendido por su personalidad.

 

--Entonces, vale la pena. –Aconsejó.- Ve tras ella, hombre.

 

--No creo. Creo que le gustan las libertades.

 

--¿Y eso no es bueno, por qué….?

 

--Lastima, pero tú sabes de eso ¿Cierto?

 

 

El otro dejó caer el mando, se volvió sorprendido para enfrentarlo cara a cara.

 

 

--¿Qué sabes? –Pregunta fría y directa.

 

--No cerraron la puerta. Cualquiera pudo haber escuchado.

 

--Demonios. –Soltó.

 

 

Kang Daesung se preparó para los reclamos y las amenazas, pero su compañero le demostró lo impredecible que puede ser.

 

En lugar que soltarse a gritar, se fue del lugar.

 

 

Y a partir de ese momento, la relación que ellos tenían… desapareció sin dejar rastros.

 

Daesung no hizo por llamar al otro, temiendo incomodar.

Seungri no volvió a llamarle simplemente.

 

 

Una temporada…

 

Dos temporadas…

 

La distancia entre ellos crecía cada vez más.

 

 

Dae quería tener sus encuentros furtivos. Tenerlo en la cama intimando, porque nunca antes entablaron una seria conversación, pero…

 

 

Maknae llegó una tarde, al parecer creyó que no había nadie en el apartamento de grupo, tenía tiempo que no se quedaba ahí, por lo regular se iba al propio o a casa de sus padres.

 

Sin embargo esa vez, fue al apartamento. Quizás estaba pensando en otras cosas y andaba distraído. Él por su parte, había ido a dejar unas cosas de Ji, básicamente ropa de shows que le estorbaba.

 

A Kang le gusta creer que fue el destino. El destino confabuló para que ellos se encontraran.

 

 

 

--No sabía que había alguien aquí. –Se disculpó el otro cuando le vio salir.

 

--Ya me iba. Jiyong hyung me encargó dejar unas cosas aquí.

 

--Ahmm…

 

 

Cruzó la sala dispuesto a irse, era mejor darle su tiempo y distancia. No sabía realmente cómo el menor se sentía.

 

 

--Traje soju. ¿Quieres tomar conmigo? –Soltó de la nada.

 

 

El mayor supo que era una invitación a que le acompañase a colmar las penas.

 

 

--De acuerdo.

 

 

Y así, se pusieron a beber… o al menos eso intentaron.

 

 

Apenas alcanzaron a tomar la primera botella, entablando una estúpida conversación incomoda sobre cosas sin importancia. Luego, Lee Seunghyun se le fue encima para besarlo.

 

Él no se negó y lo recibió con el mismo entusiasmo. Terminaron en la cama de él, intimaron con fuerza. Maknae estaba realmente ansioso, gemía, gruñía, jadeaba. Se retorcía excitado.

Al alcanzar el orgasmo, se quedaron sin nada qué hacer, sino hablar.

 

 

--No quise escuchar. –Quiso disculparse.

 

--Lo sé.

 

--No lo sabía. –Pedía su perdón por la indiscreción.

 

--Lo sé.

 

--¿Aún la amas?

 

--…

 

--Si la quieres.

 

--Ella no está segura de lo que quiere. No puedo estar así. La quiero demasiado. Pero…

 

--¿Estás herido?

 

--Supongo que sí.

 

--Puedo ser tu antiséptico. De esa manera la herida sanará y podrás amar de nuevo. –Sugirió con meditaciones médicas tanto para restarle seriedad, como para ocultar su miedo a quedar fuera de lo que sea que ambos tenían. “No me importa compartir” Pensaba (eso era penoso aunque realmente siempre ha sido de esa manera).

 

--Lo has sido todo este tiempo. –Realmente el menor parecía no captar nada, pero se mostraba condescendiente.

 

--Puedo seguir siéndolo. –Solo era un ruego lastimero que bien podría ser por pena ajena o, por inseguridad.

 

--Sé ahora la sutura. –Una propuesta que a pesar de no tener mayores complicaciones, la palabra “sutura” por sí misma implicaba algo profundo. Un significado real y serio.

 

--Bien… ¿No importa que sea informal? Quizás resultes más lastimado. –Sin pensar mucho en la clase de pacto que estaba cerrando, las cosas, bien podrían salir mal.

 

--Si tú también terminarás igual o peor que yo, está bien. Que siga siendo informal.

 

--Me aseguraré de que si sales lastimado, yo también termine así.

 

--Eres un tonto. –Soltó una carcajada vacía.- La gente normal se echaría para atrás.

 

--Me considero normal, y no me voy a arrepentir. –La paz de continuar teniendo un vínculo semejaba a una calidez embriagante.

 

--¿Por qué haces esto? Es el momento ideal para terminar todo y quedar como buenos amigos.

 

--¿Quieres que pase eso?  -Incertidumbre.

 

--Solo es una opinión. -¿Eso era un “no”?

 

--¿Entonces no quieres que ocurra?

 

--En algún momento deberemos decir “adiós”. Esto no es eterno.

 

--Suenas muy pesimista. Ese no eres tú.

 

--Ja.. –Le miró curioso.- ¿Qué sabes tú de mí?

 

--Bueno, a estas alturas puedo asegurarte que cada rincón de tu cuerpo es de mi conocimiento. Y sobre tu personalidad, seguro que eres un pozo sin fondo. Tengo el tiempo que me resta para reconocer partes de ti, pero definitivamente ser fatalista no es lo tuyo, eres dramático, pero no fatalista. De hecho, pareces ser del tipo optimista sin remedio.

 

--Buena observación. Yo no conozco nada de ti.

 

--Es la ocasión para empezar, ¿No lo crees?

 

--Ya lo creo, Kang Daesung.

 

--Entonces, soy tu sutura.

 

--Informal, recuérdalo.

 

--Informal.

 

.

 

.

 

.

 

.

 

.

 

.

 

.

 

.

 

.

.

 

Años después…

.

.

.

.

--Se supone que el padrino de anillos llega temprano. –Se quejó Kang.

 

--Se supone que no debes entrar en pánico.

 

--Aish… deja de fastidiar. ¡Es el día de mi boda y el padrino de anillos es el único que falta!

 

--Llegará, ten paciencia.

 

--No sé por qué demonios se lo pedí.

 

--No te quejes.

 

--¡Es tarde!

 

 

 

Una iglesia hermosa luciendo arreglos florales elegantes, un sacerdote en vísperas de suspender todo. Una novia de envidiable belleza luce más preocupada por el desespero de su prometido que por la demora. Invitados extrañados del retraso, los cercanos del novio están comenzando a mortificarse.

.

.

.

.

.

--Disculpen la demora. –Lee Hanna ha llegado corriendo al subir las escaleras, se dirige a donde el novio y los amigos se encuentran. Ni siquiera luce un traje acorde al evento.

 

--¿Hanna?

 

--En nombre del idiota de mi hermano, lamentamos las molestias. –Ignora ser el centro de atención, apenas recupera el aliento suelta la disculpa, del bolso saca una muy fina caja de joyería exclusiva.

 

--¿Dónde está Seunghyun? –Kang es el primero en demandar. Si el idiota se quedó de ebrio por ahí y no piensa venir a su ceremonia, jamás volverá a hablarle.

 

--Me dijo que viniera a entregar esto. –Extendió la caja a Daesung.- También se… -Algo comenzó a quebrarse en la voz, las lágrimas se derramaron.- …Se… se disculpa… se disculpa por no poder venir a esta celebración… porque…

 

 

Baja la cabeza reprimiendo todo, el orgullo y la promesa prohibieron romper la compostura. Cierra con fuerza los ojos, respira profundamente. Es Lee Hanna, la orgullosa e irreverente hermana menor del polémico Lee Seunghyun antes llamado Seungri que está debatiéndose la vida en esos momentos dentro de un quirófano. Un choque en cadena sucedido hora atrás en la autopista le hizo llevarse la peor parte. Cuando los rescatistas y lo sacaron del metal retorcido estaba consciente, no tenía heridas externas alarmantes. Había llamado a Hanna para que le recogiera…iría a esa boda sí o sí.

Estaba abordando cuando comenzó a devolver sangre. Los paramédicos pensaban llevarlo al hospital, pero el hombre se negó, tenía que ir a la ceremonia de su mejor amigo, así que chantajeó a su impactada hermana para que le ayudara, ella no aceptó, finalmente llegaron a un trato, ella iría en su nombre a entregar las sortijas que tanto cuidado y esmero buscó, a cambio, sería un obediente paciente.

 

 

 

--¿Qué Hanna..? ¿Qué pasa? –Frunce el ceño más molesto.

 

--¿Dónde está Seunghyun? –Cuestionó uno de los amigos del novio.

 

--¿Y Seunghyun? –Otro se metió en la conversación que tenía, Lee y Kang.

 

--No podrá venir, lo siento. Solo vine a dejar el encargo. Me tengo que ir.

 

 

Dio media vuelta sin hacer reverencias. Tenía que saber que sus padres estuvieran en el hospital. Dios, estaba completamente aturdida por todo.

 

 

--¿Por qué no vendría a mi boda? ¿Qué es más importante que su compromiso en mi matrimonio? –Daesung la sujetó por el brazo.

 

--No lo sé… -Se liberó enojada, molesta. ¡Su hermano idiota peligra!- Quizás, la vida. ¿No cree?

 

--¿La vida…?

 

--Felicidades por su boda. –Soltó.

 

--Daesung-ah… ¿pasa algo? –La novia de envidiable belleza apareció en escena.- La ceremonia va a comenzar, cariño.

 

--Hanna.. ¿Seunghyun está bien? –Todo era confuso.

 

--Él dice que quiere que sea feliz. –Se detuvo unos momentos.- Dijo algo de disolver un asunto informal.

 

 

 

 

“Hey, esto iba a pasar de cualquier forma. ¿No te dije?”

 

“Pero, no lo sé… se siente mal. ¿Acaso tú no?”

 

“Es por tu felicidad. ¿Por qué debería estar mal?”

 

“Romper esto… no es un asunto de ayer, es difícil.”

 

“Si esto fuera al revés y se tratara de mi felicidad, no me tocaría el corazón. Además, estoy seguro que entenderías.”

 

“No quiero acabar toda relación contigo”

 

“Me propones ¿Ser tu amante? Qué sucio.”

 

“Idiota. No te quiero fuera de mi vida.”

 

“Idiota, tú. ¿Quién demonios te dijo que me iré de tu vida? Lo nuestro seguirá, aunque sin contexto sexual.”

 

“No te entiendo.”

 

“Podemos ser como una pareja de chiquillos con amor platónico.”

 

“¿Amor platónico?”

 

“Sí, tonto. Ambos sabemos que es un sentimiento más allá de lo carnal y de la amistad. Conscientes de que nunca más volverá a suceder. ¿Entiendes?”

 

“¿Podremos soportarlo?”

 

“Yo te tenido lo suficiente de ti. Sobreviviré.”

 

“Es estúpido. No funcionará.”

 

“El que dice que se enamoró de verdad pero tampoco quiere alejarnos, fuiste tú, no yo. El que quiere ser serio con esa mujer pero sin dejar de vernos, eres tú, no yo. El que decidió sentar cabeza..”

 

“Ya lo sé, fui yo, no tú. Sin embargo, lo normal es romper todo y olvidarlo.”

 

“Hace años, imbécil. Aceptaste ser mi sutura. Si te vas, la herida quedará abierta, otra vez.”

 

“¿Te enamoraste de mí?”

 

“¿Quién demonios pregunta eso cuando está apunto de pedir la mano de la mujer que ama?”

 

“No te quiero herir. Has sido importante.”

 

“Lo sé, pero ¿Sabes? Nuestro asunto informal no podrá ser terminado hasta que muera. Con mi muerte, todo quedará disuelto porque no habrá herida que me haga sufrir.”

 

“Seunghyun...”

 

“¿Estás de acuerdo con esta realidad? Aunque te niegues, no tienes escapatoria.”

 

“¿Y si te pidiera que fueras mi padrino o algo así? ¿Aceptarías?”

 

“Como una muestra de mi honestidad, te propongo algo. Si de verdad tu relación con ella funciona y deciden casarse, no busques padrino de anillos. Seré yo. ¿O.K?”

 

“Y a ti, más te vale no llegar tarde a mi boda. Te querré una hora antes.”

 

“Solo muerto. Prometo llegar temprano a tu ceremonia y quedarme a la fiesta. Sin rencores ni nada.”   

.

.

.

.

.

La luz roja de la sala de cirugías finalmente se apaga, ninguno de los expertos en medicina salen, esto solo apuñala el corazón de los del pasillo.

 

Cuando han pasado más de diez minutos, un par de criaturas revestidas de azul salen. Su andar relajado se dirige a los presentes que mueren por saber noticias positivas.

 

 

Los labios serios se abren para comenzar a dar largas explicaciones del grado de heridas que venía el paciente al momento de ser ingresado al sanatorio, revuelven con términos desconocidos el proceso de la operación, hasta que la mujer, madre progenitora del paciente, estalla en gritos, su corazón solo quiere saber si su pequeño está bien, o si ya se encuentra descansando en paz.

 

La hija y el padre sostienen a la mujer cuando los médicos suspiran agotados por esas largas ocho horas de labor, vuelven a explicar toda la enredadera de palabras que agitan desesperaciones, elevan esperanzas y matan la Fe. La incertidumbre de no saber si esa persona está bien o dejó de padecer en carne.

 

Dicen lo que tanto han esperado escuchar. La verdad del estado del paciente. Un grito ahogado, y todos lloran. El destino así lo quiso, Dios, la fuerza mayor, dictó su designio sin importar si es para bien o para mal a los corazones egoístas de las personas.

 

.

.

.

.

Detrás del cristal, el semblante de esa persona es un poco borroso y blanco como la muerte.

 

Sin embargo, una vez dentro, se nota un tono de color de la vida que se tuvo. Tan quieto que da miedo. Tan… místico.

.

La mano se posa sobre la otra, y el sentimiento de pérdida se adormece, porque sentir el tacto en esa tibieza reconforta todos los temores.

.

Aún vive.

.

.

.

--Hola. –Dice apenas esos adormecidos ojos se abren, y el dolor en el pecho se agita. Lo tiene y no lo tiene. Podría decir que es suyo porque lo fue, pero en realidad, no lo es. Ya conoce al bastardo destino, se lo puede arrebatar en cualquier instante, en el momento menos pensado.

 

--Deberías estar en tu luna de miel. –Se quejó el otro.- ¿Hanna no llegó a tiempo? Demonios…

 

--No hables mucho, debes reposar.

 

--Mataré a esa. –Le miró con ojos torturantes.- Dime que llegó y tu prometida no se arrepintió.

 

 

Las mejillas heridas, ambas muñecas con travenosas, la mirada agotada, la voz ronca. Estuvo a punto de irse, pero no se fue.

 

 

--Sí, llegó.

 

--Me alegra. –Suspiró de felicidad, una felicidad que le hacía infeliz a él.- Joder, ¿Por qué demonios estás aquí? Vete, vete con ella. Ya me viste, estoy bien. Mejoraré.

 

--Seunghyun, tu salud…

 

--Tienes que estar con ella. Estar aquí no es lo más adecuado para empezar tu matrimonio.

 

--Ella lo entiende.

 

--¡Ja! –Una mueca de dolor.- No seas estúpido. Lo dijo entre dientes, ahora vete y si tu consciencia no te lo permite, puedes enviar comida, flores y regalos.

 

 

Kang Daesung soltó un par de carcajadas, Lee Seunghyun había estado en terapia intensiva por un mes, estuvo a punto de morir en más de tres ocasiones debido a su debilidad.

Así que verle tan animado, arrulla su alma.

 

 

--Claro, enviaré todo eso. –Apretó el agarre. Tan delgada y marchita está esa mano.

 

--¿Te quedó bien el anillo? –Preguntó el otro al ver la sortija en el dedo.

 

--A la medida. El trabajo fue excelente. Casi perfecto. –Sonrió sentándose.

 

--¿Cómo qué casi…? –El otro frunció el ceño.- Demandaré al joyero.

 

--Se equivocaron en el nombre… -Soltó una risita.

 

--No me digas eso… maldita tienda.

 

--Suele pasar, en los anillos de Jiyong confundieron las fechas.

 

--Ji, me lo advirtió, que no fuera ahí, pero no le hice caso. Cuando Youngbae se casó, luego con Ji, ambos pares de sortijas fueron en esa joyería, pensé que sería buena idea que todos tuviéramos de esa misma línea.

 

--Eso fue un gesto muy amable de tu parte. –Le miró sin borrar su sonrisa.

 

--¿En qué anillo se equivocaron? ¿Cuál nombre fue, el de ella o el tuyo? –El malhumor estaba provocando un dolor de cabeza, así que Kang, al notar el ceño fruncido por el malestar, decidió terminar con el juego.

 

--Mi anillo. –Confesó.

 

--Joder…

 

--Así es. Mira el coraje que también hice al verlo… no tenía tu nombre.

 

--Pero ¿Q-qué…?

 

--Pero no te preocupes, Hanna me dio la factura y pedí la reposición. –Explicó ante el mutismo del otro. Extrajo la caja roja que había sido entregada el mes anterior, cuando el padrino de anillos no llegó.

 

 

Cuando había decidido seguir a la hermana del menor por una corazonada suya. Cuando tuvo que explicar de manera adecuada, mas no honesta, su arrepentimiento sobre el matrimonio.

 

“Un hombre que te deja en el altar por ir a ver otra persona que no tiene el valor oficial como tú lo tienes, no te merece. Un hombre que le importa poco en estos momentos la ceremonia, los invitados, el banquete, y a su bella prometida vestida de blanco, no merece una sola de tus lágrimas. Soy un bastardo, porque no me arrepiento de esto. Siéntete libre de odiarme y que tu familia maldiga mi persona.”

 

 

Esos momentos en que después de dos bofetadas, entre lágrimas de dolor, la bella mujer le dejó ir…

 

 

“No sé quién sea esa persona aunque tengo una sospecha. Dile que no le odio porque me ganó al final. Porque no sé qué hizo para tenerte así, no pude arrancarle de tu corazón. Porque yo sabía que estabas enamorado cuando me propusiste matrimonio, enamorado, pero no de mí.  Dile que acepto mi derrota, ganó la guerra, seré buena perdedora. No le odio, pero a ti sí. Te odio profundamente por haber llegado tan lejos, por dejarme sola en esta estúpida humillación de tener que decirle a toda esa gente de la iglesia que mi prometido se fue. Te odio profundamente porque te quiero mucho, así que lárgate infeliz, y en tu vida me vuelvas a hablar.”

 

 

No, fue capaz de dejarla a su suerte. Seunghyun, jamás se lo hubiera perdonado. Ante todo el orgullo. Por eso, él mismo, fue a la iglesia. El propio Kang Daesung expresó que no habría boda. Él había hecho algo imperdonable y no merecía a la bella mujer. Tan solo eso, limpiando un poco la reputación de ella, se marchó al lugar donde supo que pertenecía.

 

Gracias a la propia Hanna llegó al hospital, sintió que era aplastado por el mundo. Las peores ideas, las tenebrosas pesadillas, cualquiera podía ser real. Mas no se marchó, estuvo a prudente distancia cuando los médicos dijeron que Seunghyun estaba débil, había soportado con mucha suerte la cirugía pero era muy probable que no pasara la noche. No obstante. La pasó, luego tuvo una amenaza de muerte, luego se recuperó un poco, posteriormente vino otra amenaza. Una tercera segundó antes de estabilizarse.

 

En esos mortíferos momentos Kang Daesung estuvo mucho más seguro del lugar donde pertenecía. La persona que estaba debatiéndose entre la vida y la muerte. Él sentía impotencia de no poder estar ahí para ayudarle. Con toda su alma deseaba que se recuperara, no podía irse así como así, sin haberle dicho esa frase que siempre escondía.

 

La caja de anillos llegó con todas las pertenencias que su ex prometida envío por paquetería. La contempló un par de veces hasta que una idea vino a su mente.

 

 

--Procura que cuando te pregunte algo, respondas con honestidad. No sé leer mentes, Seunghyun. –Reprendió con ternura mientras extrae la sortija que estuvo esperando su dueño.

 

--No, debiste…  

 

--Volveré a hacerlo; ¿Te enamoraste de mí? –Le observó con severidad.

 

 

La mirada huía. Temblaba. Se desvió.

 

 

--Es estúpido. –Soltó con amargura.- Yo no quería que…

 

--Por favor, responde.

 

--Sí. –Soltó incomodo.- Me enamoré de ti.

 

--Esto, nos hubiera ahorrado tantos problemas. –Sonrió nuevamente el mayor.- Porque yo también me enamoré de ti.

 

 

El anillo pequeño fue colocado en el meñique izquierdo, pues había sido confeccionado para una mano fina, una mano pequeña de mujer. Sin embargo, la fecha, y el nombre grabado lo hacían perfecto.

 

 

Inmediatamente, la mano se cerró en un puño cuando fue liberada. Se cerró para proteger la sortija de quien fuera que quisiera arrebatarlo.

 

 

--¿Esto sigue siendo informal?

 

--No, ahora es oficial, Seunghyun.

 

 

Una sonrisa se dibujó en esos labios pálidos. Le miró apenado por todo. El mayor estaba desaliñado, agotado, pero lucía jodidamente atractivo. Siempre ha estado ahí, para él.

 

Estaban juntos, ahora de la manera correcta, la oficial.

 

.

.

.

.

FIN. 

Notas finales:

MUCHAS GRACIAS POR HABERTE TOMADO LA MOLESTIA DE LEER!

Espero haya sido de tu agrado.

¿Qué les pareció este fic? ¿Están a gusto con el final? 

Me encantaría conocer su opinión, así que... a modo de cobro (sí, abusando de su confianza) Les solicito un Review, aunque sea chiquitito pero en el que me den a conocer su reacción ante esta historia.

Como dato especial, este es el antecesor de "CHADENLIER", fic de la misma otp anteriormente publicado.

Espero les haya gustado, y agradezco enormemente a las personas que se tomen la gran molestia de dejar un review!

Cuidense mucho para no enfermar.

Nos leemos pronto! (al menos eso espero)

^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).