Natsu Dragneel POV
Ya no aguanto más. Esto es una tortura.
No puedo soportar más, verlo alejándose de mí. Sumergiéndose poco a poco en la oscuridad de la habitación. Escucho su voz pero, suena distante. No creí que solo unas palabras bastarían para alejarlo de mí, solo fue una broma, o por lo menos lo fue para mí.
Ahora, solo puedo ver como se aleja lentamente, sosteniendo en sus brazos lo más preciado para mí en estos momentos. No puedo evitar sentirme frustrado, frustrado por no poder hacer nada, frustrado por no poder moverme y frustrado por lo que mis ojos ven.
¿El porqué de que no puedo moverme? Simple, me encuentro congelado en una maldita silla! Con mis piernas, brazos y trasero pegados a la maldita silla. Pero no se termina allí ¿Lo peor? Es que es en mi casa, joder!
Hoy llegue a mi casa acompañado de Gray, si, de Gray, ya que habíamos quedado para almorzar juntos, algo típico en una pareja. Y Si, han escuchado bien, dije pareja. Gray es mi novio, así que nadie se le acerque o verán de lo que es capaz un dragón.
Todo era tranquilidad, preparamos la comida juntos, la comimos juntos e hicimos muchas otras cosas juntos, no sé si me entenderán, jeje. No hace mucho solamente estábamos hablando de temas al azar pero, en ese momento un comentario mío pareció no hacerle mucha gracia. No se porque se había puesto así por algo tan absurdo.
De repente, en la habitación había comenzado a hacer frio y poco a poco todo se estaba cubriendo de hielo, no se si no contralaba bien esa nueva magia que aprendió o lo hizo a propósito. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba pegado a la silla, y eso me llevo a la situación en la que ahora me encuentro.
Internar convencer a Gray que no se aleje de mí y me devuelva lo que tiene en sus brazos.
-Gray, ven aquí. No te vayas.
Pareciera que mis palabras rebotaran contra él, sus ojos me miran fríamente y solo bufa alejándose más. Con cada momento que pasaba su aura se ponía más oscura y el frio aumentaba.
La tortura continúo un rato más y yo como un idiota caí de lleno en su juego. Una pequeña voz en mi cabeza me decía “tu puedes derretir el hielo, tienes fuego”. Pero como yo no soy conocido por pensar, continúe quejándome más fuerte.
No aguanto mucho tiempo más y acabo gritándole a la cara. Sacando mis frustraciones y el motivo de esta tortura.
Gray! Devuélveme mi comida!! Ahora!
Y encima todo paso a la hora que podría comer algo dulce, que injusticia! Pero al menos la imagen que ahora estaba recibiendo compensaba algo todo esto…Gray, con el torso desnudo, esa aura de poder rodeándolo y en sus manos un apetitoso pastel de chocolate. Creo que añadiré otra cosa a mi lista de frustraciones….no poder tocar.
Ese día aprendí que no debo decirle a Gray que se ve tierno con un poco de chocolate en la cara. Aunque…debo admitir que esa pequeña rabieta tuvo su recompensa.