Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Segundas Partes por Rising Sloth

[Reviews - 109]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Creo que esta ha sido una de las semanas que menos tiempo he tenido para escribir... Y sin embargo aquí estoy. Podríamos llamarlo milagro... o tambíen que ha salido más cortito.

Capitulo 5. Doble cara o más

 

Cada pisada que daba aquel hombre al bajar los escalones le hacía retumbar todo el cuerpo, como si se tratase de una cadena de terremotos. Se acercaba a él. Después de dos años viviendo de su recuerdo, ahora Mihawk se acercaba a él. No podía dejar de mirarle, como si todavía buscara algo que le indicara que fuese un error, una confusión. Pero no, no había tal cosa, era él.

Las imágenes y sentimientos que se habían vuelto borrosos con el tiempo volvían a cobrar vida, como si tan solo hiciese un momento de ellos. Su mirada, el tacto de sus labios, sus gestos, sus manos...

-Ah, es verdad. Creo que todavía no os conocéis -la voz de Shanks le devolvió al mundo real-. Zoro, te presento al Señor Dracule.

El nombre quedó rondando en su cabeza con aún más incredulidad de la que ya llevaba encima. Señor Dracule, M. Dracule, Mihawk Dracule.

-El co-dirigente de la revista -dijo casi preguntando, casi atragantándose.

-Lo ves, te dije que era un chico bien espabilado. -le dio una palmada amistosa a Zoro en el hombro, y tal vez pasada de fuerza.

-Ya veo -la voz del otro sonó como antaño, y si no hubiese sido por la indiferencia que denotaba ya hubiese hecho llegar al límite al peliverde-. ¿Cómo dices que te llamas?

Le costó mucho entender, no solo que estaba haciendo esa pregunta, sino que se la estaba haciendo a él, como si no le conociera de nada, como si nunca le hubiese visto.

-Zoro Roronoa -cada vez le costaba más hablar, y sobre todo aparentar lo contrario.

-Encantado.

Mihawk alzó la mano para estrechársela, la miró, agradeciendo que su propio brazo tuviera el gesto instintivo, porque la verdad él jamás hubiese logrado pensar en que debía de hacer en ese instante.

En su subconsciente volvía a pasar ese momento antes de que el hombre que tenía ahora frente a él cogiera un taxi y desapareciera sin dejar rastro. Y si, por ello tuvo expectativas, tan intensas que le aterraban.

Correspondió el saludo. No obstante, al tocar esa mano, solo sintió un frío seco. Mihawk la apartó enseguida.

-Bueno. ¿Qué hacíais aquí plantados? -preguntó el pelirrojo.

-Solo estábamos hablando -la voz de Ace se pronunció, recordándole que estaba ahí- En realidad ya nos íbamos.

-¿En serio? ¿No os apetecen tomaros una copitas con vuestros jefes?

-No creo que sea buena idea. Ambos estamos agotados y Zoro aún no se acostumbra al ritmo de trabajo.

Shanks miró a uno y a otro.

-Esta bien. Pero no trasnochéis mucho, eh.

-Se equivoca.

-Ya, ya... que alegría ser joven. Buenas noches.

Se fueron yendo. Y a la vez que Zoro y Ace volvían a quedarse solos, el peliverde iba recobrando la consciencia. Dándose cuenta de que Mihawk ni tan siquiera le había dirigido una mirada.

Se preguntó si solo estaba aparentando, pero... ¿Para qué? ¿Qué importaba que sus compañeros de trabajo supieran que se conocían o no? Puede que no fuera correcto decir la forma pero...

Recordó que estaba casado. Claro, si, con una mujer, eso fue lo que le dijo. Tal vez no quería levantar sospechas, claro, si, eso era...

Su pecho empezó a presionar.

Un hombre que le es infiel a su mujer lo normal es que no lo sea una vez. Zoro seguramente no fue el único, seguramente fue uno más, uno que ya no merecía la pena ni recordar de entre tantos.

-Zoro.

Miró al pecoso. Seguía esperando una respuesta de una conversación que para el peliverde parecía que habían tenido hacía milenios. ¿Qué debía decirle? Ya no se acordaba. Ya ni siquiera estaba seguro de lo que sentía.

-Estoy cansado. Mejor hablamos otro día.

Al decirlo creyó que para Ace eso ya sería una respuesta, y eso mismo vio reflejado en su cara. Sin embargo no dijo lo que se esperaba.

-¿Quieres que te acompañe a casa?

-No, gracias. Necesito estar solo.

-Vale.

-Vale...

Se dieron la espalda el uno al otro y cada uno fue por su camino.

 

 

 

Law estaba relajado, se sentía relajado. Por fin. Ya hacía ya una semana que había decidido simplemente coger el metro, sin montar un drama. Era verdad que es niño también llevaba una semana sin darse por aparecido, pero eso le dio ventaja para recapacitar, meditar y hacer frente a su problema. Se acabó. Ya ni siquiera le importaba si Luffy iba o venía, mucho menos que algún día supiera que le había estado observando, durante bastante tiempo, como una especie de enfermo mental. Eso solo fue un parche, un lapsus, estaba curado. Seguía con su vida.

-¡Torao!

Levantó la vista, viendo como llegaba aquel chico otra vez, ignorando que su humor hubiese cambiado levemente para mejor, creyendo que en tal caso era porque de verdad había conseguido que la presencia de Luffy no le importara.

Si, para Law todo iba bien en su propio mundo particular. En el mundo real no tanto, visto que mientras Luffy se acercaba a él, a la cabina le dio por tambalearse, de manera que el chico se precipitó hasta donde él estaba sentado con la cabeza por delante. Directamente a su nariz.

-¡Auch!- se llevó ambas manos al cubrir su cara.

-¡Ah! ¡Torao! ¡Te has puesto en mi camino!

-¿¡Qué yo qué!?

-¡Estas sangrando!

-Joder...

-¡Toma mi servilleta!

-¡Pero si está echa un asco!

-Que remilgado eres...

Ese comentario hizo que le diera un tic en el ojo, pero prefirió pasar, tenías otras urgencias. Rápidamente, sacó de su bolsillo un pañuelo para limpiarse y taparse la nariz. Algunos desconocidos preguntaron que si estaba bien, él hacía indicaciones de que si y de que no había de preocuparse. Luego se dio cuenta de que con la caída Luffy se había quedado en su regazo, de frente a él, y que todavía no se había movido de ahí.

-¿Se puede saber que haces?

-Se está cómodo.

-...

-¿...?

-¡Quítate de encima!

El chico se levantó de un salto y sobresalto, agarrándose a una de las barras. La gente empezaba a reírse por lo bajini, Law lanzó una mirada penetrante y los acalló. Se produjo entonces unos segundos de silencio y paz. Hasta que volvió un pequeña risa contenida, la de Luffy, que intentaba aguantarse, pero como era él, ese aguante solo se pudo transformar en carcajada.

-¿¡De que mierda te ríes!?

-Lo siento, lo siento -seguía riendo-. Pero es que tienes unas pintas... y además de la manera más ridícula que te has roto la nariz- volvió a carcajear.

-¿¡Y de quién te crees que es la culpa!?

La gente se rió con más animo. Normal, pensó Law, parecían un puto dúo cómico. Aguantar, todo lo que debía era aguantar. Dios, como le dolía la nariz.

-¿Estas bien?

Le iba a mandar a tomar por culo, pero el chico le hizo esa pregunta de manera tan amable que no pudo.

-Si. De todas formas tengo que ir al hospital si o si.

-Ah, es verdad, que eras médico, ya se me había olvidado.

Y la irritación volvió a fluir. No sabía si es que el era un cero a la izquierda o que el chico tenía memoria a corto plazo pero desde luego para lo poco que le había dicho de su vida podría haberse acordado por lo menos de ese detalle.

-¿De verdad que estas bien? Por tu cara parece que te duele mucho. ¿Quieres que te acompañe al hospital?

Y otra vez esa amabilidad, parecía que hubiese miles de Luffys en uno.

-No, puedo llegar por mi mismo. Además, los críos como tu tienen que ir al colegio.

Por primera vez vio en el un gesto de disgusto.

-No soy ningún crio. Y el instituto es aburrido.

Law rió entre dientes.

-Las propias palabras de un crio.

-¡Que te he dicho que no! ¡Imbécil!

-¿Imbécil yo?

-¡Si! ¡Imbécil con voz nasal!

Pudo haberle replicado, pero las puertas se abrieron y el chico se fue como un huracán, pasando del hecho de que esa no era la parada en que siempre se bajaba. Law se quedó perplejo. Desde luego, rendir indiferencia a Luffy no era una tareita fácil.

 

 

 

Zoro se echó agua sobre el rostro tres veces para espabilarse. Aún con los ojos sin abrir cerró el grifo. Después, se secó con las manos. Se miró en el espejo.

No tenía buena cara. Hacía días que no dormía bien. Hacía días que no hablaba con Ace. Hacía días que no había vuelto ha ver a Mihawk, como si su presencia hubiese sido solo cosa de su imaginación.

Sabía lo que debía de hacer, estaba tan claro que solo faltaría ponerlo por escrito. Debía dejar de pensar en aquel hombre, ponerse a trabajar antes de que lo acumulado llegara a términos peligroso, descansar, llamar a Ace para arreglar las cosa.

Cuatro pasos que le solucionarían la vida y era incapaz de dar el primero. ¿Acaso era gilipollas? Si, desde luego que lo era. Ese hombre no se acordaba de él y en el caso de que se acordara desde luego no parecía tener un amplio interés por demostrarlo. Mientras que él se había pasado dos años...

Cogió el móvil, tenía que llamar a Ace, tenía que acabar con esto ya. Escribió un mensaje, preguntándole si podían hablar, estuvo a punto de enviarlo. Se quedó parado.

¿Qué estaba haciendo? Eso era lo mismo de siempre, utilizar a otro para olvidarse del capullo que ahora sabía que era su jefe. No, Ace no se merecía eso. Se merecía alguien que le quisiera de verdad, sin vicios ocultos.

La mano de Zoro temblaba. ¿El quería de verdad a Ace?

-Roronoa- entró uno de sus compañeros al cuarto de baño-. Sube a la ultima planta. El jefe quiere verte.

Sintió una corriente eléctrica pasando por su columna vertebral.

-¿Qué jefe?

-¿Pos quién va a ser? -dijo ya dentro de uno de los váteres. Pero no respondió nada.

Zoro cerró los ojos, tomó fuerza y aire, volvió a abrirlos, expiró, dio un paso hacia delante. No se paró hasta llegar al ascensor, porque creía que deteniéndose daba pie a titubeos, y a él no le gustaba titubear. Pero el trayecto en cabina fue mucho más difícil. Se sentía atrapado y asfixiado, como un animal en el matadero.

Las puertas se abrieron y no tuvo más remedio que salir. Miraba para un lado y a otro buscando a donde debía ir. Vio la sala donde le comunicaron que su puesto era fijo, pero estaba vacía y tampoco había nadie por los alrededores que le pudiese guiar.

Al final se topó con la puerta casi de frente. Era de madera, grande, y que se abría a dos cauces; tal y como las otras, salvo por una diferencia. Al lado, escrito sobre una placa dorada, podría leerse un nombre: M. Dracule.

Tuvo que volver a tragar. Su mano se levantó lentamente para llamar a la puerta. Le volvía a temblar.

-Zoro -oyó a la vez que otra puerta se abría a su espalda-. ¿Qué haces ahí? -le preguntó Shanks- Si he sido yo el que te ha llamado.

-Ah...

El pelirrojo rio.

-Vaya, así que así es tu famosa orientación. Anda pasa.

Zoro miró la puerta de Mihawk por última vez y se alejó de ella.

Así entró en el despacho de Shanks, donde este le indicó que se sentara en la silla que había delante de su mesa mientras el pelirrojo ocupaba el sillón del otro lado. No dijeron nada en un rato, el jefe parecía demasiado ocupado con ciertos papeleos, incluso hizo varias llamadas. Zoro no sabía si lo hacía a posta o no, después de todo fue el mismo Shanks el que le dijo que el encantaba poner nervioso a los novatos.

La verdad es que eso era una pérdida de tiempo. Sabiendo quién estaba en el otro despacho ya estaba más que nervioso.

-Bueno, bueno -dijo por fin-. Como sabrás las noticias vuelan. Si lo hubiese sabido ya te habría dicho algo el miércoles cuando nos vimos pero... este trabajo te deja demasiado ocupado así que nadie me informó hasta el jueves. Y después como ves hasta que no hemos llegado a una nueva semana no he tenido un hueco libre... o medianamente libre.

-Disculpe, pero no sé a que se refiere.

-A tu incidencia con Cavendish. No, no, no te pongas tenso. Fue una de las cosas mas divertidas que he escuchado últimamente. Y eso sin saber que le dijiste para... ¿Qué le dijiste exactamente?

-¿Qué? Pues... no lo sé, le eché una un sermón largo.

-Hum... ¿Y a resumidas cuentas?

-A resumidas cuentas... que cuando sea un viejo decrépito sera él el que venga a pedirnos una entrevista.

Shanks se quedó mirándole en silencio. Empezó a reírse.

-Eso es bastante bueno ¿Y algo más?

-Que viste como un camarero de pub gay.

Ahí el jefe ya soltó la carcajada.

-Vale, vale... Uff... como hecho de menos ser joven y no tener nada que perder para soltar esas cosas. Aunque bien pensado yo era más de pasar de la gente, era Mihawk el que saltaba por nada.

Zoro apretó sus manos, escuchar su nombre no le hacía ningún bien.

-¿Era eso todo lo que quería saber?

-No. Marco me comentó que estas interesado en entra en la sección de Competiciones.

El peliverde nunca se lo había comentado a Marco, debía de haber sido Ace.

-Si.

-Te has marcado una meta bastante difícil.

-Soy consciente de que no es un puesto que me puedan dar así como así. Pero estoy bastante orgulloso de el puesto que he conseguido en Entrevistas en tan poco tiempo.

Shanks sonrió satisfecho.

-Normalmente se dice "el puesto que me han dado" no "el puesto que he conseguido". Pero tu eres más así ¿verdad?

Empezaba a no entender por donde iban los tiros del pelirrojo. No obstante, justo cuando iba a preguntar, volvió a oír una puerta abrirse.

-Shanks, necesito que firmes estos papeles, necesitan la autorización de ambos.

Zoro se quedó sin aliento unos instantes. Al mismo momento Shanks se levantaba.

-Como todo Mihawk, como todo. ¿Tienes un boligrafo?

-Deberías tener tu uno en la mesa.

-Ah, claro, claro. Por cierto ¿Te acuerdas de Zoro?

Al oír su propio nombre lamentó que lo políticamente correcto en ese mundo fuera girarse y levantarse para encarar a ese hombre. Pero lo hizo, con la mayor naturalidad que pudo. Sus ojos se cruzaron con los del moreno.

-No.

-Por el amor de Dios -le dijo mientras comenzaba a plantar firmas en el manojo de papeles que le había pasado el otro-. ¿Cuantas personas con el pelo de color verde has visto?

-Varias.

-Ah, si es verdad. Monet, Bartolomeo... es un color que se está poniendo muy de moda ¿no, Zoro?

-No lo sé -contestó sin apartar la mirada de eso ojos amarillos-. El mio es natural.

-Ya si, rubio olivaceo. Mihawk. Este chico fue el que puso en su sitio a Cavendish.

-Menuda imprudencia.

-Habló el que pudo -le miró con los ojos entrecerrados.

Un teléfono sonó. El pelirrojo, soltando el bolígrafo, sacó su móvil del bolsillo interior de su chaqueta.

-Ah, disculpadme. Tengo que coger esta llamada.

Shanks descolgó y, hablando ya con quien sea, se dispuso a dar la espalda a los otros dos y mirar la selva de edicifios que se vislumbraba desde su balconada. Además, al ser un despacho de proporciones gigantescas, fue caminando de forma natural alejándose de los otros dos hasta la esquina más apartada.

Mihawk le agarró del cuello de la camisa, obligándole a encararse con él.

-¿A que demonios estás jugando? -le soltó en un susurro crudo.

Siendo sinceros, no se esperaba para nada eso, de esta manera lo único que pudo decir fue:

-¿Qué?

-No te hagas el ingenuo -le traqueteó-. ¿A que has venido? ¿A amenazarme? ¿A sacarme todo el dinero?

No supo que fue antes, si saber que ese hombre si que le recordaba o ser consciente de lo que le estaba acusando. Fuere como fuese su reacción se trató de apartar de un manotazo el agarre de Mihawk y mirarle con fiereza.

-No me jodas -su voz estaba bajada, pero no por menos lo decía con menos cabreo- ¿Por qué tendría yo que hacer eso?

Mihawk se rió con sorna.

-No sé como has llegado hasta aquí. Pero desde luego no esperarás que crea que ha sido casualidad.

-Me importa una mierda lo que creas. Yo vine aquí buscando trabajo, ni tan siquiera sabía que eras tú el jefe. "Señor Dracule" -pronunció con burla.

-Entonces largo. Cualquier otra revista es igual de buena para alguien como tú.

Le dolieron esas palabras, más de lo que quiso reconocer.

-He trabajado muy duro para que me den un puesto en Grand Line. Así que si tanto te jode mi presencia lárgate tú, porque yo no me voy a ninguna parte.

Se miraron, desafiantes, en un duelo que parecía a favor de Mihawk pero por muy poco.

-Bueeeno - Shanks colgó con tono cansado, volvía a acercarse a ellos-. Una cosa menos. ¿Qué? Conociéndoos ¿eh? Ya os habéis hecho amigos.

La presión en el ambiente chocó en sombremanera al pelirrojo. Pero se abstuvo de comentar nada. Para é era de esperar que unas personalidades tan parecidas no se cayeran bien.

-Será mejor que volvamos todos a nuestros puestos -dijo en tono conciliador.

-Si -respondió el peliverde ya empezando a irse- Con permiso.

-Que te vaya bien Zoro. Ya hablaremos de otro día -le despidió alegremente. Después de que el chico cerrara la puerta suspiró-. ¿Se puede saber que ha pasado?

-No sé a que te refieres.

-Había tanta tensión entre vosotros que se podía cortar como mantequilla.

Mihawk se quedó un momento en silencio.

-Volveré a mi despacho. Traéme eso cuando lo acabes de firmar.

-Como quieras.

Una vez más la puerta se abrió y se cerró, de una manera que casi llega a dar un portazo. Shanks no entendía nada.

 

 

 

Zoro se desplomó en el ascensor. Agotado, dolorido, como si le acabaran de dar una paliza. Ace, necesitaba ver a Ace.

Bajó hasta la planta de Recursos humanos y buscó al pecoso con un interés que incluso se podría haber llamado vehemente. Pero no le encontró. Ni en su despacho ni en las zonas comunes.

-¿Qué haces aquí?

El peliverde se giró. Era Marco.

-Busco a Ace.

-No está, ha pedido unos días de asuntos propios.

-¿Por qué?

-¿No te lo ha dicho? Su madre tiene problemas de salud y ha vuelto su cuidad.

-No... no me lo había dicho...

-¿Te encuentras bien? Estás un poco pálido.

Y un poco mareado, y con la vista un poco borrosa, y con nauseas.

-Estoy bien. So... solo necesito volver al trabajo.

Antes de que se fuera Marco le tomó por el hombro.

-Así no puedes trabajar. Vete a casa.

-No, no puedo fallar ahora.

-No digas tonterías. Así como estás solo serás un estorbo. Vete a casa -repitió-. Yo hablaré con Yasopp.

Las intenciones del jefe de secciones habían sido buenas, no obstante atacaron directamente al orgullo de Zoro, que por añadido ya llevaba esa revelación de la verdadera cara de su jefe y la culpa de haber pensado directamente en Ace como una aguja de anestesia. Lo vomitó todo en los servicios masculinos del metro. Y no por ello se sintió mejor.

Tuvo que quedarse un buen rato con la espalda apoyada en la puerta llena de grafitis y rayones, mirando al techo, donde una lampára emanaba su luz enfermiza. Había tenido un colapso.

Perdió la noción del tiempo y no supo cuantos segundos, minutos o horas se pasó allí de esa manera. Fue su cuerpo solo el que decidió moverse por su propia cuenta para llevarle a casa. Todo lo hacía sin pensar, todo lo hacía por instinto. Como si algo le dijera que si no se paraba se moriría. No existía nada a su alrededor.

 

 

 

Cuando entró en el piso ya percibía el mundo con normalidad, por lo que se extrañó de ver ahí a Law, sentado en el sofá, leyendo un volumen sobre armas biológicas tan de cerca que le tapaba la cara.

-¿Qué haces aquí?

Su compañero le miró por encima de las páginas. Suspiró resignado y se apartó el grueso libro. Zoro se llevó la mano a la boca sin evitar que le saliera una corta risa. La nariz de Law iba adornada con una bonita escayola.

-¿Qué mierda te ha pasado?

-Tu maldito amigo mitad mono mitad desastre.

-¿Luffy?

-Ese mismo.

-¿Te lo has encontrado?

-Si -contestó mirando de nuevo su libro-. De vez en cuando compartimos trayecto por las mañanas.

-Ah...

-...

-...

-Ni se te ocurra volver a reírte.

-Esta bien, está bien.

Se sentó al otro lado del sofá. Agotado. Agotado y deprimido.

-¿Y tú? ¿Qué haces aquí?

No contestó al momento.

-Me han visto mala cara y me han mandado para casa.

-Vaya... y yo que creía que estabas en un trabajo serio.

-Déjame en paz.

Ambos se callaron. Se dieron cuenta entonces que ninguno de los dos estaba muy bien en el plano sentimental.

-Ojalá tuviésemos una relación más íntima -dijo el peliverde-. Ahora podría echar mi cabeza en tu regazo y dejar que me consolaras.

-Ya -sonrió cansado, pasando página-. A mi también me apetece de vez en cuando tener un hombro en el que llorar.

Pero ninguno hizo ademan de acercarse. Después de todo, no tenían ese tipo de relación.

-¿Y vas a hacerte una rinoplastia?

-Hasta que no se me baje la hinchazón no lo puedo saber.

 

Continuará...

Notas finales:

He cambiado la categoría del fic, ahora en vez de ser para mayores de 18 es para mayores de 16. Me ha parecido más correcto ya que habrá lemon, pero aparte de eso todo lo que está apareciendo no es que sean temas demasiado fuertes. Además yo so explicita cuando me da la vena, cuando no cortinas mecidas por el viento.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).