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Inevitablemente tuyos por Reiga

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Notas del fanfic:

Hola pequeñas! Bueno que más que decirle que espero que disfruten la lectura!  Y que la parejita no les haga tan extraña  :3

Ohh advertencia (?) cometí sacrilegio con la mención de una pareja que ya verán XD 

 


Nuevamente caminaba en silencio y calma por aquellas calles. Hace un tiempo atrás solían ser preferidas por él, por su tranquilidad y hermosura. Nada había cambiado durante estos meses, inevitables recuerdos se le venían a la cabeza y lo hacían sonreír  de manera alegre y cálida.


Aquel problema por el que había arrancado de Japón, hoy, quince meses después, lo traía  de vuelta con más madures, más  tranquilo, ya era hora de afrontar la decisión que había tomado, motivo por el cual estaba ahí nuevamente.  


–¿kagami? – salto del susto al escuchar su nombre, pero al instante se relajó al reconocer la vos, se dio vuelta y se topó con aquellos ojos dorados muy familiares para el. –¡woo kagami-chi no puedo creer que estés aquí! –le dijo con su ya conocida energía, kagami gustoso recibió y correspondió el abrazo dado por el rubio – ¿porque no me avisaste que ya estabas aquí?, ¿no que llegabas la otra semana?, ¿Cuándo llegaste? –el pelirrojo no pudo evitar reír ante tanta pregunta.  


Ahora los dos estaban en un café, kagami con el único que había mantenido contacto fue Kise, el rubio se había metido en su vida con y sin su permiso, motivo por el cual fue con el único que no corto ningún lazo.


 –¿No le has dicho a nadie que vine verdad?


–Claro que no, pero en algún momento se  van a enterar igual, ¿porque piensas quedarte verdad?


–Si


–¿y dónde vas a quedarte?


–En mi departamento, deje de rentarla hace tres meses.


–Ah y ellos ¿Dónde están? ¿No vinieron contigo?  –Pregunto desanimado  


–No –respondió con una sonrisa melancólica  – se quedaron con mis padres himura los traerá la próxima semana, mientras yo arreglo todo


–buu yo quería verlos.


Zanjado ese tema, después  disfrutaron de una amena conversación, en donde kagami se enteraba de que lo que había sucedido en su ausencia.


De todo lo que le comento, lo que le llamo su atención  fue de la nueva pareja que se habia formado, pero que para su casi trauma, inmediatamente supo que duro solo dos semanas          


–Aun no puedo creerlo.


–Ninguno de nosotros podía creerlo tampoco, Akashi  y kuroko se rieron tanto que habíamos creído que se habían vuelto locos.


Kagami aún tenía a las dos personas en cuestión en su mente, tratando de entender como demonios pudieron ser pareja, “¿Cómo rayos llegaron a eso?”       


–Es que Aomine y midorima son tan… ¿Cómo es que no se mataron a los dos días? –rio por su comentario


–Para evitar eso fue que terminaron, ninguno de los dos aguanto ser sometido por el otro, sin hablar de que se lo pasaban discutiendo realmente no parecían una pareja, conociéndolo creo que paso algo entre ellos y decidieron probar dándose cuenta que definitivamente algo así era descabellado. 


–jajaja si eso es lo más lógico.


Los dos seguían en su mundo ignorando un par de ojos filudos que miraban con asombro aquel chico que hace tiempo no veía.


En su interior se preguntaba si debería hacer algo, pero eso iba en contra de su naturaleza,  simplemente no debería meterse, con un encogimiento de hombros emprendido  camino, con naturalidad.


 


~*~


 


Dos días habían pasado y kagami con música, chándal, pañoleta en su cabello, paños y escoba en mano, estaba listo para limpieza y preparación para el hogar de los prontos residentes que llegarían en una semana.


 


La tarde pasaba y un Akashi caminaba por las solitarias calles  rumbo a su casa, hasta que diviso en el camino contrario a murasakibara, sonrió en su interior al verlo como siempre, con su mirada desinteresada y con sus manos llenas de dulce. Pero él sabía  que su amigo no era feliz.


Su mente hiso clic y se apresuró a caminar a su lado llamando la atención del peli morado     


–Hola Akashi…


–El otro día vi a Kise con kagami  en una cafeteria–ignoro completamente el hola y llego y le arrojo la bomba, el tacto y el ir con rodeos definitivamente no era su fuerte.


Al más alto se le detuvo el corazón y de la impresión se le cayó el chupete que llevaba saboreando en su boca.


–No me preguntes, por que no se nada. Solo los vi – sin más se dio vuelta y emprendió camino escuchando un leve gracias de parte de su amigo, provocando una media sonrisa en sus labios, quizá y ellos aun podían tener una oportunidad.


Mura inmediatamente emprendió camino. Necesitaba verlo, verificar si era cierto, hablar con el, pedirle disculpas, eran tantas cosas que se estaban aglomerando en su cabeza y pecho que estaba casi seguro de cuando lo viera no le saldría ninguna. Eran muchas cosas de las cuales no había tenido oportunidad decirle, pero la más importante, aun después de tantos meses…¿aun tendría oportunidad?.


Su ideas era ir donde kise he interceptarlo y si era necesario amenazarlo , para que le dijera todo lo que quería saber, luego lo dejaría como papel  tapiz por no haberle dicho nada de su pelirrojo en todo este tiempo.


Sin embargo eso quedaría para después porque sus pies lo habían llevado aquel departamento, que tantas veces visito luego de la ruptura, solo con la esperanza de que en una de sus tantas visitas por esa puerta saliera su ser amado.


 


Kagami ya llevaba todo intacto, con inmenso amor miraba aquel cuarto extra que con cautela había preparado, lo había pintado de un pulcro blanco y decorado con cortinas color lila, al día siguiente llegaría todo para terminar de amoblar aquella piecita.


Un casi inaudible golpe lo saco de su pensamientos, caminando apresuradamente hacia la puerta pensando que quizás y la entrega se hubiera adelantado.


–A…Atsushi


“Maldición que lo mataran ahora mismo” no, kagami taiga no estaba listo aun para enfrentarse a su motivo de regreso. ¿Qué demonios hacia Murasakibara Atsushi en la entrada de su departamento?


Ambos se miraban incapaces de decir algo, pero en el ambiente estaba escrito el “tenemos que hablar”


Kagami se hiso aun lado dándole el paso, su cuerpo vibro cuando vio pasar al inmenso hombre a su lado sin decir una palabra.


–¿kise… kise te aviso? – si era cierto iba a matarlo, que el muy infeliz se prepara para quedar sin descendencia, aunque si lo pensaba era doncel, así que con un buena patada en donde la espalda pierde su nombre podía bastar.


Mura frunció el ceño ante la idea de que el mismo no pudo saber nada más del pelirrojo, pero sin embargo  si siguió en contacto con kise… ahora era que se daba cuenta de que sus celos no era algo erradicado aun, pero no lo podía evitar lo amaba tanto. Si hubiera podido monopolizarlo sin duda lo habria hecho.


Sin embargo era una decisión más que tomada. O se controlaba o lo perdía para siempre, si es que aún lo tenia.


–No, Akashi te vio –contesto con simplicidad.


Kagami suspiro, ya estaba, era ahora o nunca, después de todo, para hablar con él era que había vuelto.


–Mura…


–¿Por qué te fuiste? –le interrumpió caminando para estar frente a él. Kagami se sorprendió al ver tristeza en sus ojos, y sentirla en su voz.


–yo…


–No, déjame hablar a mí –algo parecido a una súplica fue lo que salió de sus labios – se porque lo hiciste, fui un completo idiota contigo y ni siquiera deje que te explicaras, los celos me tuvieron tan cegado que no medí mis palabras, ni mis actos, no sabes cómo me he arrepentido de eso sobretodo del golpe que ti, en ese mismo momento me arrepentí y de rodillas quise pedir tu pedir tu perdón, pero estaba dolido y no lo hice, no sabes cómo me he arrepentido, si hubiera sabido que no te ibas yo…


Kagami lo miraba atónito, quizá esperanzado, ¿aún lo amaba?, a paso lento se acercó a abrazarlo, quedando casi sin aliento, antes esos grandes brazos rodearlo. Como había extrañado su tacto.


–yo aún te amo taiga, por favor dime que tenemos una oportunidad hare las cosas bien esta vez~


La felicidad embargo el corazón de taiga, él también lo amaba.


Una hermosa relación de un año y medio se había ido al carajo por los celos injustificables de murasakibara, el último tiempo su actitud comenzó a cambiar, no soportaba ver a himura cerca suyo, en su momento quiso prohibírselo pero kagami no se lo aguanto, lo cual enfureció un más al de los ojos violeta.


Después de ello y constantes discusiones, llego la gota que rebalso el vaso, un día llego muy temprano a la casa del pelirrojo, tenía una copia por lo que entro como quien fuera el dueño, podía escuchar el sonido de la ducha, asumiendo que su adoración estuviera ocupándola se dirigió a su habitación.


Al ingresar, otro hombre yacía en la cama de taiga, a torso descubierto, nada bueno paso por su mente en aquel entonces, su mente se cerró a algún razonamiento, de lo único que se acuerda era de ver a  himura estampado en el suelo con una hilera de sangre corriendo por la comisura de sus labios y con un pelirrojo aferrado a su espalda para evitar que lo volviera a golpear.


 


–¡Tatsuya por favor vete!  –le pidió kagami al ver que mura se volteaba… quizá tratando de calmarse.             


En cuanto quedaron solos, taiga trato de acercarse al peli morado pero este lo aparto de un manotazo


–Dime ¿te acostaste con el? –pregunto encarándolo con la rabia impregnada en sus ojos


–¡No, por supuesto que no! atsushi, el y yo somos amigos


–Pero quizá eres del tipo de zorras que se acuesta con amigos –le respondió con una sonrisa aterradora en su rostro.           


A kagami  le había dolido, su corazón se oprimió y algo en su rostro lo denoto, pero no se rebajaría a defenderse como damisela ofendida.


–y que se supones que haces conmigo si piensas que lo so… – a medias quedo aquella frase después de que una bofetada llego a su mejilla con tal magnitud que lo dejo tumbado en suelo pasándose a golpear la cabeza con el velador, solo dios sabia cuanto le había dolido el golpe, pero sobre todo el hecho de haber sido golpeado por la persona que amaba.


–Se acabó… vete – le dijo kagami incorporándose  sin siquiera atreverse a mirarlo.


Murasakibara estaba ido ni el mismo podía creer lo que había hecho.


Al día siguiente himuro hablo con el explicándole, que entre ellos dos no había pasado nada, que si estaba en la cama de taiga esa mañana fue por simple casualidad, pues ni siquiera habían dormido juntos, el había pasado la noche en el sillón como siempre, pero cuando se levantó en la mañana taiga se duchaba por lo que no resistió las ganas de saltar a la comodidad de la cama.


Mas arrepentido aún se sentía pues himuro no le guardaba rencor y después de todo también lo consideraba su amigo.


Ya cuatro días pasaban y solo el miedo y la cobardía le impedían acercarse a kagami, cuando por fin se había decidido ir a hablar con él, su pelirrojo ya no se encontraba y nadie sabía nada de él


.


–Está bien eso ya está en el olvido – le respondió y se separó del abrazo. Hablaba en serio. Con el tiempo el enojo se le había pasado, en cierta manera entendía el enojo de mura, pero nada justificaba el que lo golpeara, si volvía a suceder eso realmente terminaría mal, no era de los que se dejaban.


Ahora simplemente era otra cosa lo que lo preocupaba y no tenía idea de cómo rayos abordar el tema. Con sigilo se separó por completo y se dirigió a la cocina siendo seguido silenciosamente por el más grande.


–¿Quieres algo de tomar? – le pregunto para suavizar la situación o escapar de ella.


Pero mura no quería nada, lo quería a él, quería una respuesta de algo que ni siquiera preguntaba. 


Camino hasta el abrasándolo fuerte de la cintura, hundiendo su nariz en el cabello rojillo, quería embriagarse con su olor, volver a tenerlo cerca he impregnado en su propio cuerpo.


El cuerpo de kagami vibro de emoción, como lo había extrañado, se sentía tan cálido, protegido, amado entre aquellos brazos, cerró los ojos y se afirmó en su pecho.


–Te quiero a ti, por favor vuelve conmigo Taiga no me dejes de nuevo – le susurro suplicante


Taiga se volteo y vio aquellos anhelantes ojos violistas ¿estarían así los suyos?


Murasakibara se inclinó lentamente quizá a la espera de algún rechazo que nunca llego, dio rienda suelta al primer impulso que tuvo apenas había ingresado al departamento. Sus labios tocando los de taiga en una gesto totalmente cálido e inocente. De apoco fue abriendo sus labios al compás de su compañero, no hiso falta pedir permiso para meter su escurridiza lengua en aquella dulce boca, la de taiga salió a su encuentro y ambos se encontraron en un jugoso y sofocante  beso.


El pelirrojo trato de alejarse al sentir el calor en sus mejillas y a la exquisita sensación de ser absorbido por ese par de labios, que al ver su intensiones lo aprisionaron más aun, mordiendo y chupando con gula.


Como extrañaba eso… que con solo un beso lo dejara sin defensas, sin aliento. y con ganas de doblegarse por completo.


Después de envolver su lengua con la suya, succionarla, escucharlo jadear en medio del beso, murasakibara lo soltó, dejando sus labios hinchados, rojos y con rastros de saliva por ellos.


 –¿Qué me dices? – le pregunto con una sonrisa y la mirada esperanzada, kagami le había respondido el beso, y su cuerpo había reaccionado a él.


–Mura… yo… es que yo… – otra vez sus palabras fueron silenciadas por otro beso aún más necesitado que el anterior, mura lo había levantado y sentado en lo primero que encontró, abriendo las piernas de taiga y ganándose en medio de estas.


Inmediatamente se hiso notar el problema de ambos, kagami no evitaba moverse hacia adelante para que su miembro chocara con el potente de atsushi, las manos del peli morado viajaban por toda la espalda y los costados  de taiga, queriendo sacar con desespero todo lo que cubría ese delicioso cuerpo.


–Es… espera yo… necesito hablar algo contigo y puede que no se bueno para ti, pero… – maldición no sabía cómo sacar el tema.


Mura se puso nervioso y si ¿kagami ya tenía pareja?...¡No! totalmente descartado, se lo hubiera dicho inmediatamente.


–Veras… te parece si vamos al comedor esta posición es… –kagami noto que atsushi no tenían intenciones de moverse por lo que siguió hablando – cuando me fui, fue porque mi padre estaba mal en hospital, por eso fue tan repentino, y la verdad debido a lo que paso, tampoco tenía ganas de quedarme, así que decidí quedarme unos meses en estados unidos.


–Luego de eso… bueno… de eso – apenas y podía concentrarse. El más alto no disminuía la presión en su cintura, había cerrado los ojos y con la punta de nariz acariciaba el rostro de kagami en una completa paz mientras lo escuchaba.   


 Kagami cerro lo ojos y se entregó al dulce contacto.


Solo el sonido de la puerta y el nombre del dueño de casa proveniente de una voz muy familiar lo saco del trance.


–¡Maldición! –espeto el pelirrojo separándose de golpe, y agarrándose los cabellos


–¿Ese es himuro? –pregunto murasakibara, no había sabido nada de él desde hace cinco meses.


“¿Hijo, estas en casa?”  Fue la siguiente pregunta y kagami quería morir, estaba aterrado, si sus padres estaban aquí eso quería decir que ellos también. Corrió prácticamente a la puerta de la cocina y la cerro de golpe mirando con miedo al peli morado, quien no entendía nada.


–Mura, yo volví para decirte algo… es que yo… tenía miedo –le dijo mirándolo – había tomado la decisión de no decírtelo, por eso deje pasar un tiempo  pero después pensé que no es lo mejor tu mereces saberlo…


–¡Taiga! – Levanto un poco la voz ante los balbuceos del pelirrojo, –¿de que estas hablando?


Ante el evidente silencio camino hasta la puerta, corrió un poco al pelirrojo y salió de la cocina, viendo inmediatamente a himura con un bebe en sus brazos, con aun más asombro vio por primera vez a los padres de taiga, sus mama lo miraba de una manera que no sabía cómo decifrar, y el papa, quien lo estaba matando con la mirada, traía un cochecito, “con… ¿otro bebe?”  


El silencio fue sepulcral nadie decía nada, kagami apareció y miro aterrado la escena ¿Qué demonios hacían aquí? ¿No se suponía que llegarían la próxima semana?.    


–¿Y bien que harás al respecto? –pregunto con voz autoritaria el señor kagami, dirigiéndose a mura –¿Te harás responsable?


Murasakibara abrió los ojos, quedando en blanco, mientras Taiga sudaba frio. El infante en los brazos de himuro comenzó a llorar removiéndose en los brazos de su protector, cayéndose su gorrito en el acto dejando ver aquella inevitable evidencia.


Taiga inmediatamente camino hasta el pequeño quien inmediatamente se quedó dormido en sus brazos, fue hasta su habitación, pidiéndole a su padre que lo acompañara, acostó al menor y al otro lo puso a su lado.


Cuando volvieron al comedor todo era bastante incomodo por lo que le pidió a himuro que se llevara a sus padres, a cualquier parte mientras él podía hablar con el atolondrado gigante que no se atrevía a decir ni pio.


–Mura~


–¿Es enserio?


–Ven –le dijo caminando nuevamente hacia su dormitorio.


Cuando llegaron murasakibara se quedó apoyado en una esquina, mirando con recelo, incertidumbre, asombro… un conjunto de sentimientos lo invadían mientras mirabas a los pequeños que dormitaban plácidamente.


En la cama yacían dos bebes de no mas de cinco meses, uno con un ligero vestiditos color violeta con blondas en diseño, unas gorditas piernitas cubiertas por una valerinas pulcramente blancas al igual que la polera, el vestido encajaba a la perfección con su casi nada de cabello de igual color, con un pequeño pinche a un costado de su cabecita.


Asu lado se encontraba el otro pequeño que a simple vista se podía reconocer como un varoncito, era un poco más grandecito y su color de cabello era violeta igualmente pero más oscuro que el de su hermanita. Vestía de una camisa cuadrille, con la misma polera  de bebe blanca que traía su hermana, con un buzo azul y unas diminutas zapatillas deportivas.


El pequeño galán comenzó a removerse en la cama, abriendo lentamente sus ojos, observo la habitación desconociéndola al instante si no fuera porque kagami lo tomo inmediatamente en brazos, habría rompido en llanto.


Mura pudo deleitarse con esos hermosos cristales violetas, sus ojos se reflejaron en los del infante.


Kagami se sentó cuidadosamente en la cama meciendo al pequeño.


–¿Son mios? – pregunto solo para confirmar. Aquellos bebes, se lo gritaban, la situación se lo decía, sería un absoluto idiota si preguntaba otra cosa.


–Inevitablemente tuyos~ – dejo salir kagami con una nostálgica sonrisa.


–¿Por qué no me lo dijiste? – pregunto de manera calmada. Kagami suspiro


–Terminamos de muy mala manera, y no te estoy culpando – aclaro – pero cuando me fui, me enfoque solamente en cuidar a mi padre de su enfermedad, pensaba y hacia cualquier cosa con tal de sacarte de mi cabeza. Esa había sido mi decisión. –kagami se detuvo, solo esperaba que mura lo comprendiera –me entere que estaba embarazado cuando tenía ya casi tres meses, jamás se me paso por la cabeza por lo que algunos síntomas solos los ingnore.


–¿Porque demonios no me dijiste en ese instante? – le dijo entre dientes para no gritarle.


–Terminamos porque creíste que me acostaba con himuro, ¿me habrías creído?, no sé si lo hubieras hecho pero yo pensé que obviamente no, también estaba muy enojado, me trataste como una zorra, en ese momento pensé en que no te lo diría y todo quedaba solucionado, te olvidaría y me haría cargo yo solo.


–Porque el cambio de opinión – su tono se había suavizado y taiga podía vislumbrar algo de comprensión.


–Cuando nacieron me lleve la sorpresa de mi vida al notar sus cabellos, recuerdo de haberme reído de la ironía de la vida, ¿Cómo demonios te olvidaría si eran idénticos a ti?, cada día que pasaba  más me martirizaba pensando, que eran unos angelitos, que tú te merecías saber, pero tenía miedo atsushi – le dijo mirándolo a los ojos, demostrándole su inseguridad.  


–Luego apareció himuro, cuando se entero quiso matarme por no habérselo dicho y más aún porque no habértelo contado a ti, de una patada en el trasero quería mandarme de vuelta a Japón, pero le pedí tiempo.


–Ósea que si himuro no hubiese vuelto a estados unidos tú te lo habrías callado. – le dijo, mura estaba tratando de entenderlo y por dios que lo hacía, pero igual no dejaba de disgustarle la idea de que quizás y no se hubiese enterado que tenía dos hijos mellizos. El silencio de kagami se lo cercioro.


–Lo siento, quizá para ti no tengo escusa pero…


–Tenías miedo – completo su oración, suspiro  y se fue a ganar a su lado, quedando de piedra cuando la princesita se le ocurrió despertar, y asustarlo con su llanto.


Kagami rio y le pidió que la tomara.


–No, es muy pequeña


–ohh vamos no muerde –rio, el peli morado la tomo como quien fuera de cristal, quedando embobado ante lo quieta que se quedó mirándolo con esos hermosos rubíes, más aun cuando la pequeña oso regalarle una sonrisa mientras movía sus pequeñas manitas.


–¡Tienes tus ojos! – exclamo con alegría, el calor inundo su pecho, las ganas de llorar fueron tan grandes que no pudo reprimir las lágrimas que caían por sus mejillas.


Su hija era hermosa, una bella combinación de sus dos padres, mura no podía sentirse más orgulloso.


–Taiga, los dos hemos cometido errores, yo sobre todo, pero nada ha cambiado en cuanto a mis sentimientos, quiero que tú y ellos sean parte de mi vida, te amo… te lo vuelvo a preguntar… No, te lo pido… Por favor vuelve conmigo


Un asentimiento  de un tembloroso pelirrojo le hizo volver a respirar, se sentó a su lado besando con cariño su mejilla, poniendo su cabeza en su hombro, sintiendo la paz que kagami desde siempre le hacía sentir cuando estaban juntos.


–¿Cómo se llaman? – pregunto sonriendo mientras miraba a su pequeña con adoración, le acariciaba su tierna carita con su dedo índice, cuando lo pasaba cerca de su boca esta abría su boca he intentaba atraparlo, abrió lo ojos y exclamo –¡tiene hambre! –luego miro al bello durmiente, quien parecía que no despertaría ni aunque hubiera terremoto –es muy tranquilito


–Como no tienes idea~ – contesto riendo – lo único que hace es comer y dormir, se parece mucho a alguien –mura rio y kagami supo que lo hacía con suficiencia y orgullo, el menor comenzó a despertar bostezando, lentamente, llegaba dar un poquito de sueño de solo mirarlo, daban una inmensas ganas de acurrucarse junto él y seguir descansando. Taiga lo acomodo en sus brazos, de manera que quedara frente a atsushi –este caballero, se llama Shusei kagami… – el pelirrojo se quedó en silencio para ver el asombro en mura mientras se mordía el labio – y la princesa en tus brazos…


–Haru~ – dijo murasakibara  sonriéndole –¿porque?


–Ni yo lo sé – se rio – cuando la enfermera me pregunto se me vino a la mente  esa ves que estábamos hablando y tu mencionaste esos dos nombres me reí como idiota y llegue y lo dije.


Luego de mirarse, comprendieron que no era necesario seguir calando en el pasado, ahora solo quedaba afrontar el futuro y los que se les avecinaba junto.


Los dos lo comprendieron cuando intentaron besarse y el llanto desconsolado de la bebe se los impidió, por primera vez kagami vio el terror en esos ojos violeta que amaba, dejo al bello durmiente en la cama y corrió a quitársela ante de que del susto se quedara sin pareja.


Un apenado murasakibara se apartó dejándole el trabajo a kagami, ¡por dios eso había sido terrible!                


 


~*~


 


Mura salió corriendo de la oficina, cuando kagami lo llamo para  avisarle que la señora que cuidaba a sus pequeños no podría ir a buscarlos al jardín.


Cuando llego con la respiración en la mano y el corazón en la otra, se relajó al ver a kagami en la entrada con su princesa en brazo y a su galán aferrado a sus piernas.


–Si me hubieras escuchado antes de cortarme sabrías que yo  vendría a buscarlos y luego iríamos a tu trabajo, pero con lo histérico que eres ni siquiera me dejaste explicarte – le regañaba siendo olímpicamente ignorado.


Mura paso por su lado tomando al menor  para luego robarle un beso como era debido a kagami.


  –Bueno ya estoy aquí solo adelante los planes – se rio ante la mirada ceñuda de su pareja, la sola idea de que sus bebes estuvieran solos le aterró.


 


Ahora los tres caminaban por el parque, lo mayores se habían sentado en una banca mientras miraban protectoramente  a los pequeños que jugaban tranquilamente ignorantes a todo a su alrededor. La menor era una damita en todo sus esplendor, pero hay de si la hacían enojar para sus cinco años era una pequeña guerrera, defendía a su apacible hermano con uñas y dientes, no le gustaba que nadie lo molestara. En cambio el pequeño  disfrutaba de esa protección, ser tomado de su mano mientras esta fruncía el ceño alegando del porque los niños tenían que ser tan tontos le gustaba.


–Atsushi – dijo kagami en un susurro – en una semana estamos de aniversario…


–Lo sé –sonrió mientras lo abrasaba por la espalda y depositaba un beso en su frente.


–Yo quiero que salgamos, mi papa nos regaló un viaje a Okinawa por tres días


–¿Taiga y los chicos?


–Solo serán tres días, no nos faltara con quien dejarlos, si nos echan de menos nos venemos inmediatamente –sabía que no le agradaba la idea de dejarlos solos, a él tampoco, pero sí quería su momento a solas con su hombre, se jugaría su última carta se acercó a su oído y le susurro – por favor, quiero me jodas tantas veces como para que me recuerdes de quien soy, quiero gemir tan fuerte para que te corras de solo escucharme, que me marques de una mil formas~ – le dijo en un jadeo. Cuando lo hacían habiendo niños, siempre había restricciones.


Mura quería irse al infierno ahora mismo, o se iba o se jodia a taiga en las bancas y dejaba aun montón de niños traumados de por vida.


Se dio vuelta y violo, abuso y maltrato esa boca con su lengua, luego  mordió su labio haciéndolo gemir de dolor, se sorprendía de no haberle roto el labio.


–Te jodere tan fuerte que jamás volverás a necesitar que te lo recuerde. Eres mío taiga –le decía tomando su rostro lamiendo al hinchazón de su labio.


Taiga sonrió, eso lo tomaría como un sí.


 Fin.

Notas finales:

Chan!! Hermosas espero que les haya gustado! Nos vemos! que estén teniendo una bonita semana. Díganme qué tal si? *w*


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