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Mi pequeño cachorro por Reiga

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Notas del capitulo:

¡Hola chicas!


Lamento mucho la demora, esta vez no diré que fue por tiempo, más bien no sabía cómo escribirlo. Las ideas las tenía, pero este capítulo me costó un montón sacarlo, tuve muchas inseguridades con respeto a la escritura y como iba quedando, la pregunta era ¿Sentirán lo que yo quiero implantar en cada párrafo?. Es el capítulo que ha tenido más modificaciones.


Espero de todo corazón que sigan leyendo, es un riesgo que se corre al dejar de publicar, pero no me salía gomen!!  También espero que este capítulo les guste tanto como los anteriores (a pesar de que me quieran matar luego u.u).


Y  ya saben  si hay cap nuevo sus mensajitos ya están todos al día, muchas gracias los aprecio mucho!!


Ahora si a leer, no se olviden de leer las notas finales! 

 


~*~


 


El ambiente estaba tenso y no era para menos. Aomine se encontraba enfrente de aquel hombre  al que alguna vez le habría jurado proteger a su hijo así sea con su vida. Seguía con su sufrimiento mientras ahora enfrente de él lo atormentaba la doble culpa.


La mirada rojiza. Aquella que le era tan dulcemente familiar no parecía culparle, pero deseaba en silencio que Aomine respondiera que su hijo estaba bien. Aun sabiendo que no era así, en su desesperación y dolor quería escuchar una dulce mentira.


—Papá… — Aquella cálida y temerosa voz sacó al mayor de su aturdimiento, haciendo respirar con mayor tranquilidad al alfa de Seirin. Cuando llego no lo habia visto pero habia sentido a sus dos hijos y la falta preocupante de uno.


Al ver a su hijo mayor algo se oprimió dentro del más viejo. Aquellos ojos negros llenos de culpa le quebraron y en calidad de padre se acercó abrasarle.


—No es tu culpa — Ya le habían informado de todo lo acontecido —No te culpes, actuaste bien —Estaba seguro de lo que decía aun teniendo una ligera sensación de que algo habia. Himuro lloro en los brazos de su padre. Esas palabras le hicieron sentir mejor pero no borraron la culpa y el sentir de que habia fallado como hermano mayor.


No habia pasado mucho tiempo  entre que Aomine llegara luego de su desesperante búsqueda, hasta que seguido llegara el alfa de Seirin junto con cuatro acompañantes.


El tiempo ya no era un juego y todos lo sabían el ambiente preocupante y tenso lo advertía.


—¿Karin? —Preguntó el lobo más viejo al notar a la chica —¿Qué haces aquí?


—Lo mismo quiero saber yo — habló el moreno acercándose a la chica para tomarla del cuello. Sus acompañantes se aceleraron pero por orden de ella nuevamente se calmaron —Si tienes algo  que ver en esto voy a matarte —nada más cierto. No tendría reparos con nadie por kagami.


—Podrías calmarte —Sujetó la mano de su primo, la aparto de su ropa y suspiro — De verdad lo lamento Daiki — su mirada mostraba claro arrepentimiento — jamás creí que las cosas terminarían así.


—Habla de una vez Karin


—Trabajo para el concejo de ancianos. Hace un tiempo que estamos investigando  la venta de cambia formas o tráfico como quieras llamarlo —Todos la miraban atentos y la mayaría se encontraban sorprendidos a excepción del Padre de los chicos que ya tenía ese conocimiento  — y no solo eso — su mirada se ensombreció —  personas como Shiro piensan  que otras especies son innecesarias. Hace un tiempo pudimos dar con  ellos y nos infiltramos.  Necesitábamos saber más,  su paradero y si hay más involucrados arriba de Shiro — Se tomó un tiempo y miro a uno de sus amigos que negó con su cabeza pero esta asintió dándole a entender que podía que confiar en ellos —están acabando  con otras razas especialmente las más débiles. Acaban con toda una manada o bien los mantienen como en una especie de dictadura.


“Horrible” pensó la mayoría.


—Llegamos a estos territorios hace unas semanas— la chica hablaba tan rápido como podía —al parecer Shiro tiene cosas  pendientes  con usted.


—Así es —dijo  el alfa de Seirin —gracias a ti no nos atacaron por sorpresa — dijo el hombre inclinándose amablemente. Con esa acción le daba las gracias. Pues  gracias a ese aviso no les habían atacado por sorpresa pudiendo resguardar a los pequeños y defender como fue debido. Ella asintió elegantemente recibiendo el gesto.


Todos escuchaban asombrados al enterarse que la manada Seirin habia sido atacada también. Pero también pensaban que si el alfa estaba ahí las cosas no debieron estar tan mal.


—Hasta hoy nos enteramos que estabas también metido y ahora entiendo por qué… su hijo — miro al Hombre mayor —¿es tu pareja? — volvió a mirar a su primo, que asintió — Shiro no es idiota y obviamente no confiaba en nosotros llevando tan poco tiempo y al parecer poco le importaban nuestras vidas. Nos envió para tenderte una emboscada lo cual con diez personas obviamente era un suicidio. Más bien fue para entretenerte y llevarse al chico.  


—¿Acaso no sabías sobre eso? — preguntó Kise preocupado.


—No, Shiro solo da órdenes. Nos lo dijo hoy y como les dije no tenía pensado hacerle caso hasta que nos dio tu nombre. Me preocupe y vine para saber  en qué líos te habías metido.


Todos la miraban dudando de sus palabras. Aomine no confiaba. Por muy que fuera su prima no lograba convencerle y a decir verdad a ninguno.


—¿Sabes dónde se oculta Shiro? —peguntó el padre de kagami.  


—¿y si es una trampa?  — intervino Murasakibara


—Trampa o no, nos llevara donde está mi pareja y Kasamatsu — dijo duro y fuerte mirando a la pelinegra. Kise asintió a su lado.


—No confiamos en ti eso queda claro — dijo ahora Akashi afirmando lo obvio pero aun así. Si ella sabía dónde estaba kagami y kasamatsu irían con ella.


—Yo lo hago — dijo una vos de la nada. Todos se voltearon a ver que era Takao quien venía bajando de las escaleras.  Se notaba diferente y con una mirada fuerte que denotaba resolución —Fuiste tú quien me saco de esa jaula ¿verdad? —le preguntó pero estaba casi seguro de que era ella. Aun en su aturdimiento  creía haber visto a una chica. Estaba tan mal que apenas si podía ver por lo que se habia concentrado en esa vos.


 


“Por favor intenta volar y vete”


 


—Estas vivo… — susurro viéndolo con asombro. Los demás también lo miraban como si fuera una eminencia. Literalmente habían arriesgado la vida por liberarlo y ninguno tenía muchas esperanzan de que sobreviviera. Verlo vivo y completamente recuperado los hacía sentirse bien.


—Supongo que con eso tenemos para confiar y no seguir perdiendo el tiempo — hablo midorima agradeciéndole con la mirada a la pelinegra.


—Así es —Que no se dijera más —Llévanos —ordenó serio Aomine.


—¿Y si se fueron a otra parte? —intervino Karin, pero Aomine la ignoro.


Era una posibilidad, desastrosa posibilidad, pero habia que tomar ese riesgo.


—Nijimura y Moriyama se quedan aquí — ambos mencionados asintieron — vámonos.


—Yo también voy — kuroko aparecía con su cabeza vendada pero con una mirada seria y decidida, tanto su padre como su pareja iban a protestar pero… —iré, el que debería quedarse es Himuro.


—¡Kuroko! — el peli celeste ignoro esa vos de advertencia  y lo miro severamente.


—¿Qué? Crees que cuando kagami tomo la decisión de irse solo no estaba pensando también en él?


Todos los presentes miraban la discusión sin entender nada. Kuroko al ver que Himuro no decía nada suspiro, no habia querido ser duro solo quería que entendiera su posición. 


—Cuando estuvo en celo no se cuidó. Cabe la posibilidad de que este en estado.


Y ahí estaba lo que faltaba para el alfa de seirin, sabía que kagami respetaba a su  hermano mayor, si este le hubiera ordenado algo le habría hecho caso a regañadientes pero lo habría hecho, al estar en estado cambiaba las cosas y en este caso habían dos. Su hijo habia tomado una buena decisión. Lo cachorros eran los más importante de una manada y debían protegerse.


—Pero… —Murasakibara se acercó a él y lo abrazo.


—Hablaremos de eso cuando vuelva todo estará bien, pero por ahora quédate aquí y cuida de mayu — Himuro asintió renuentemente. No estaba conforme, pero sabía que si iba solo sería una motivo más de preocupación, para su padre, hermano y su pareja


Aomine asintió mirándolo y salió de la casona, seguido del padre de kagami junto con Kiyoshi, Hyuuga, Izuki y Mitobe. Imayoshi, Sakurai, Haizaki, Reo, Kise, Murasakibara, Midorima  y Takao.


—Tú también que… —  iba a decir el peliverde a su pelinegro.


—No, yo también iré,  creo que puedo  — dijo cerrando sus ojos y respirando hondamente, midorima se asustó y lo agarro de sus brazos — confía en mi —le pidió, midorima lo pensó y mirando esos ojitos plateado lo soltó lentamente.


Todos presenciaron como los cabellos azabaches de movían con gracia y elegancia producto de la suave ventisca que  parecía acariciar su piel.


Su cuerpo se encogía dejando ver como esas suaves plumas  brotaban de su piel, su brazos de desplegaban hacia los lados, dando por finalizadas  una hermosa vista de alas plateadas con  su terminaciones negras en todo su esplendor. Revolotearon torpemente dándole altura al ave que se balanceo inestable pero recuperando su gracia. Sus alas seguían moviéndose dándole más altura, su pico se abrió dejando salir un sonido de liberación tan fuerte, que resonó en los oídos de los presentes.


Midorima lo miraba embelesado, su halcón era precioso, su plumaje era casi completamente Plateado, lo negro se notaba solo si desplegaba sus alas y  una coronilla alrededor de tu cuello destacaba un poco lo blanquecina.


Al comenzar a descender, midorima estiro su mano y Takao se posiciono en ella, mirándolo e inclinando su cabeza. Midorima sonrió y acaricio su pequeña cabeza.


—Nunca dejas de sorprenderme ¿verdad? —Takao camino por su brazo hasta llegar a su hombro y acaricio la mejilla de midorima  con su pico.  


Todos miraban con felicidad la escena. La mayoría contentos al ver que el diagnostico de que quizás nunca más pudiera volver a volar no se habia cumplido.


—Supongo que nos los superaremos en número pero si en fuerza y habilidad. El verdadero problema serán los halcones — menciono Karin preocupada — en grandes cantidades son una gran molestia.


—Basta de charla — dijo Aomine transformándose, miro a su prima y esta no necesito más incentivo, cambio y seguido de ella todos los demás. Muchos de los lobos de Teiko le siguieron al lado de su alfa. Estaban al tanto de la situación y harían lo que fuera para traer a los chicos.               


La carrera contra el tiempo comenzaba y cada paso  era una oportunidad.


 


~*~


 


Muy lejos de ahí  donde el bosque terminaba dando pasó a grandes montañas y sectores rocosos se encontraba a lo menos unos cuarenta lobos dentro de una cueva alertas a cualquier movimiento cerca de ella.


La aves también hacían lo suyo desde las alturas en silencio y perdiéndose en la arboleada.


Mas adentro de la cueva se llegaba a un lugar húmedo y siniestro que parecía rugir en ocasiones. A las alturas de la misma se divisaba un punto claro lo bastante lejos pero lo suficientemente claro como para verlo. Claro indicio de que era el centro de una montaña.


Kagami comenzaba a despertar, sintiendo su cuerpo frio y pesado. Un dolor martillante en su brazo lo hiso quejarse y reaccionar. Los recuerdos llegaban a su cabeza haciendo que abriera los ojos de golpe.


Poco a poco recobraba el conocimiento, intentó levantarse apoyando sus manos en el frio suelo, sintiendo inmediatamente  las cadenas en sus manos, las miro con miedo al ver que estas tenían partes puntiagudas por dentro que rosaban su piel al moverse. Dejo caer sus manos al suelo y miro hacia los alrededores.


Notando con verdadero terror como a unos cuantos metros yacía el cuerpo inconsciente de yukio,  Su cuerpo estaba de lado y su rostro lucia apaciblemente sereno, sangre seca adornaba su cabeza y parte de su mejilla.


—Yu..ki —dijo con preocupación haciéndose para adelante —¡ahg! — se quejó al sentir como estas púas se incrustaban en un lado de sus muñecas y sentía el mismo dolor en su cuello, no eran demasiado largas pero el dolor era fuerte.


—Veo que despertaste, no te muevas. Si lo haces se incrustaran más en tu piel —Kagami levantó la vista y busco en las sombras aquellos ojos marrones claros que resaltaban en la oscuridad.


—¿Que le hicieron?


—Nada aun por desgracia —contestó otra persona que no habia visto. Aquello hombre era el que les habia tendido la emboscada — ¿Te gusto mi nueva adquisición? —  preguntó refiriéndose al diseño de las cadenas, sonriendo mientras tiraba la de su cuello haciendo que las púas se incrustaran por completo en su el. Kagami cerró sus ojos y apretó fuertemente sus dientes mientras sus ojos se aguaban debido al dolor pero aun así miro desafiante al hombre tuerto —Tienes agallas, te arrancare esa mirada tal y como lo hice con ese halcón.


—Basta Riku — le ordenó el de cabello platinado. El de cabello verdusco lo miro frustrado y luego lo soltó.


—Eres muy blando Shiro.


—Y tu un enfermo —dijo con supremacía sin moverse — Solo no te metas con él.   Si quieres divertirte ahí tienes al humano.


Riku sonrió complacido, se alejó de kagami y se acercó al inconsciente chico.


—No durara tanto como un cambia formas, pero para un poco de placer está bien — sonrió sardónicamente.


—¡No te atrevas! — Gritó con impotencia Kagami apretó Sus dientes mientras intentaba levantarse causándose dolor —¡maldición yukio! — grito desesperado.


El pelinegro recobraba  el conocimiento gracias a ese grito que le taladro los oídos, un quejido salio de su labios mientras llevaba sus manos a su cabeza. El peso extra sobre su cuerpo lo alerto y abrió los ojos asustados, viendo como el hombre ya conocido se situaba muy cerca de su rostro.


—Qu… — un beso arrebatador cortó sus palabras y los asusto completamente, se removió con brusquedad y pataleo hasta quitarse al hombre de encima. Riku enojado volvió a situarse sobre el  para comenzar a golpearlo mientras sonreía a cada golpe dado en su rostro.


—¡Ya basta! — rugió kagami. Su cuerpo imploraba la liberación mientras miraba con furia al de cabello verdusco, su respiración se aceleraba y su cuerpo se encorvaba, su patas al cambiar se liberarían de las cadenas por lo que se concentró en la musculatura de su cuello. Mientras más avanzaba el cambio, su cuello más grande se ponía haciendo que se le incrustaran las púas por todo el alrededor sintiendo como al mismo tiempo se asfixiaba —Ladro — con rabia  provocando que la cadena en su cuello se rompiera.


Shiro lo miraba asombrado.


Kagami estaba lastimado, sus patas delanteras dolían y su cuello estaba muy dañado, aun así se levantó gruñendo al de cabello verdusco. Al ver que este sonreía y se burlaba de él moviéndose sobre yukio, su rabia acrecentó lazándose sobre él.


Ambos rodaron sobre el suelo, Riku cambio rápidamente dejando ver a un lobo viejo y de  mal aspecto su cicatriz se veía peor y más nítida  en su forma de lobo. Comenzaba una batalla que desde un comienzo para kagami sería imposible de ganar. Shiro al notar esto le ordeno que se detuviera, pero Riku lo ignoro lanzándose directo a al cuello mal herido de kagami. El sonido lastimero del lobo ínsito a yukio a levantarse y tomar el primer palo que encontró para pegarle con todas su fuerzas al malnacido de Riku.


El lobo tuerto sacudió su cabeza debido al dolor y le gruño al humano que valiente se habia ganado enfrente de kagami y como única arma un palo.


—Basta Riku no me hagas volver a repetirlo —habló con vos autoritaria. Acercándose al lobo que cambiaba lentamente.


El hombre avanzo amenazantemente hacia shiro. Furioso por sus intervenciones.


—Piénsalo mejor Riku — dijo otra voz acercándose, la mano derecha de Shiro; el hombre de cabellos y ojos cafés oscuros. Riku bufo retirándose.


Apenas el de cabello verduscos desapareció kagami se desplomo.


—Taiga… cielos —dijo lastimeramente yukio quitándose la camisa que traía, y comenzando con cuidado a limpiar sus heridas.


—Por lo visto te arriesgas bastante por el humano —sonrió Shiro, inmediatamente Yura arrastro con él a Yukio poniendo su manos en su espalda y tomándolo fuertemente del cuello. kagami se levantó con dificultad y gruño fuertemente. Pero aquello más bien habia sido una súplica de no más— Te propongo un trato — dijo con vos suave y poniéndose de rodillas frente a Kagami.


Kagami pareció calmarse mirando esos ojos marrones.


—No le hare nada a cambio de que hagas lo que yo digo — kagami no le contestaba hasta que sintió el sonido del arma que apuntaba directamente la cabeza de yukio —No lo preguntare otra vez.


—Ya no importa Taiga —le dijo sonriéndole el pelinegro a su amigo. A él poco le importaba su vida.


Sus ojos rojos lo miraron y luego agacho la mirada levantando una sumisa. Sus orejas caían nuevamente mientras avanzaba con resignación al platinado que sonreía complacido.


—Cambia —le ordeno a kagami que enseguida y con quejidos de dolor lo hacía. Cuando su cuerpo lastimado hacia aparición Shiro lo tomo del rostro y lo beso con delicadeza buscando la entrega del pelirrojo que renuentemente se la dio. —Bien, mañana a primera hora nos iremos de aquí. Esto no te matara — dijo refiriéndose a sus heridas.


Shiro y yura se estaban yendo, pero en cuanto vio que el segundo se llevaba a kasamatsu intento levantarse y detuvo de la mano.


—No, él se queda conmigo, te doy mi palabra de no hacer nada e irme contigo. Pero él se queda conmigo —le pidió con seriedad, dejando en cada palabra la verdad de las mismas. — el pack completo o nada — dijo kagami mostrando un torcida sonrisa.


Shiro lo miro atento para luego asomar una minúscula sonrisa por sus labios y asintió mientras yura soltaba al humano empujándolo en el proceso.


Al quedarse solos kagami se desplomaba nuevamente tosiendo sangre, yukio corrió a su lado. Viendo con horror a su amigo del alma.


Sus ojos desprendían dolorosas lágrimas al verlo así. No habia palabras para describir lo mal que se sentía y la impotencia que llenaba no poder hacer nada.


—Taiga, si crees que puedes salir vivo de aquí hazlo y dej… — decía con dolor, sentía que todo aquello era su culpa.


—Tonto… Aprecia más tu vida Yukio — el pelinegro de sentó a su lado y dejo que la cabeza de su amigo descansara en sus piernas  mientras con su camisa seguía limpiando su cuerpo —Yo estaría muy triste, sé que muchos también lo estarían y se de alguien en particular… que sufri… — tosió —sufriría mucho tu perdida, hasta me atrevería a decir que jamás se repondría


—¿Y según tu quién es? —preguntó despreocupado por el tema. Más preocupado por detener el sangramiento


—Kise


Yukio sonrió amargamente al recordarlo. Aquel beso venía a su mente y aquella declaración a la que no habia alcanzado a responder.


—Lo superara cuando llegue su pareja —dijo con dolor en ambos sentidos, cada vez que pensaba en ello su pecho dolía. Como si este se apretara impidiéndole respirar bien.


—Tu eres su pareja Yukio — decía cerrando sus ojos intentando controlar el ardor que sentía.


—Si claro


—Hablo enserio


—Mentiroso — susurro


—Es verdad, no jugaría con algo así


—Pero yo… soy humano — decía no dando crédito, pero en su corazón albergando que aquella hermosa posibilidad fuera cierta.


 —Mi mamá era humana, no sé cómo funciona todo pero si el enlace se da vivirás tanto como nosotros.


—No… Porque… ¿porque no me dijeron? ¿Porque no me lo dijo? — decía llorando de felicidad y al mismo tiempo pena, la idea de que el sufriera de una manera que no imaginaba su perdida le hacía sentirse ahogado en un tristeza que le apretaba el pecho.


—El… Quería que te enamoraras de el a tu ritmo y con tus reglas, por eso no te lo dijo. No quería presionarte. — yukio sonrió secándose sus ojitos —¿No crees que es lindo? No es como el otro idiota que todo lo impone — dijo reclamando pero con una sonrisa que iluminaba su rostro de solo pensar en el moreno.


Su cuerpo se estremeció y limpio su boca al recordar lo anterior.


—¿Crees… que vengan por nosotros?  —La esperanza nuevamente era parte de él. Quería creer en ello. Que Kise lo buscaba. Quizás y solo quizás al menos tendría la oportunidad de decirle que también lo quería. Por ahora era lo único que deseaba. Si iba a morir que fuera sin ningún arrepentimiento.


—Estoy seguro de ello.


Completamente seguro, por ese mismo motivo le habia dado su palabra a Shiro. Confiaba en que su pareja lo estaba buscando. Apostaba por eso y más le valía a Aomine encontrarlo antes de que el mismo tuviera que cumplir su palabra.


 


~*~


 


El sol volvía a esconderse burlándose de todos ellos. Los lobos mientras corrían miraban hacia el cielo con la preocupación de que nada bueno se avecinaba. El viento los empujo dándoles una clara advertencia que no se molestarían en tomar en cuenta.


Takao Sobrevolaba los cielos mirando hacia adelante a una velocidad impresionante, sus ojos se agudizaban en segundos para captar mejor  cualquier anomalía en el desolado terreno. Su instinto le avisaba algo que no entendía del todo. Estaba preocupado por su alfa y Yukio, quería recuperarlos lo antes posible antes de que les sucediera algo de lo que todos se arrepentirían. Aun dentro de sí sentía que ese sentimiento de incertidumbre se debía a algo más.


Salió de sus pensamientos a percibir movimiento varios metros adelante, pero se tranquilizó al ver que era solo un conejo.


No sabían cuánto tiempo habían corrido, pero el color retorcido del cielo les daba una idea.


— “Aquí” — dijo Karin deteniéndose y con ella todos los demás. La loba negra tranquilizo su respiración y suspiro. — “si seguimos avanzando nos detectaran de inmediato”.


Aomine levantó la vista y noto que mucho más allá de los grandes árboles se podía apreciar rocosas montañas y detrás de ellas el sol despidiéndose.


—“Yo y mi grupo podemos entrar y tratar de averi”…


— “Karin” — llamo Aomine caminando de un lado hacia otro, la chica por puro instinto retrocedió un paso —“No vengo a tratar con nadie. Gracias por traernos. Desde ahora eres libre de hacer lo que quieras”.


—“Voy a ayudarte Daiki, solo era un plan…” —dijo ella pensando en lo mal que debía estar sintiéndose. Conocía en carne propia el sentimiento de perder a tu compañero de vida y haría todo lo que estuviera a su alcance para que su primo no pasara por lo mismo.


—“Sera a mi manera. Iremos de frente y con nuestras reglas.” —Camino hasta Takao que estaba sobre Midorima —“Tu y kuroko quédense atrás”  —Ambos iban a protestar


—“Estoy de acuerdo también Izuki” —el pelinegro asintió a la orden de su alfa mirando a su pareja y luego se ganó al lado de kuroko.  


—“Es una orden, interfieran solo si es necesario” —Reafirmo Aomine.


Ninguno estaba de acuerdo pero acataron siguiéndolos de cerca.


—“Bien. Adelante” —ordenó Aomine siguiendo a paso lento pero con seguridad. Con cada paso que daba más se sentían observados.


Arriba de ellos y perdiéndose en los árboles. Los esperaba una gran cantidad de aves, no podían verlos pero podían sentir esas filudas miradas sobre ellos. No se detuvieron pues tampoco hacían nada.


Más pasos y ya con claridad podían notar las montañas y sentir a los lobos delante de ellos ya esperándolos.


 Los pasos eran elegantes, seguidos por su manada. Se detuvo ya estando frente a dos lobos que se interpusieron en su camino.


Akashi observo todo a detalle viendo que eran bastante, pero ni aun así como para retroceder. Kise inmediatamente se alteró caminando de una lado hacia otro. Su olfato no fallaba, su humano estaba ahí. La fragancia de su olor le llegaba como también el inquietante olor de su sangre.


“Aomine están aquí” le dijo solo a él dentro de su cabeza. Aomine gruño.


Los lobos se levantaron haciéndoles frentes a los nuevos intrusos, uno en especial reconoció de inmediato a los lobos que seguramente los habían traicionado. Sin embargo no habia tiempo para hacerles frente por ello. Con una sola orden le dijo a un subordinado que le fuera avisar a shiro.


—“¿Que hacen aquí?”— Pregunto el lobo gris abriéndose paso dentro de sus camaradas.


—“No eres el líder. ¿Dónde está Shiro?” — preguntó Aomine tratando de controlar sus ganas de entrar a lo bestia y tomar lo que le fue arrebatado.


 


~*~


 


Dentro de la cueva, shiro permanecía un poco inquieto, sabía que el secuestro de kagami no estaba en los planes. Sus órdenes eran claras, infundir el miedo y acabar  con el líder de los halcones del norte; el padre de Takao,  el último halcón blanco  que quedaba y regresar.


Con el escape de Takao habia dado con aquel pequeño que hace un tiempo atrás habia querido para él. Por el puro echo de someter al alfa de seirin y porque no. Doblegar a ese niño haciéndole que le temiera. Causarle tanto daño físico como psicológico.


Mas ahora cuando volvió a verlo, las ganas de vengarse volvieron, pero también admitía que habia visto en kagami un lobo formidable y fuerte. Digno de ser su pareja y quedarse a su lado. Por qué así él lo decía y pensaba. Su lobo también lo quería y lo reclamaba. Aunque él lo ignorara


—Shiro, creo que es mejor movernos,  algo no anda bien — Le mencionó Yura inquieto.


—No tienen como encontrarnos, creo que es mejor quedarnos quietos por el mome…


—¡Shiro-sama! — Entro rápidamente un lobo menor — ¡Hay lobos afuera!


Shiro se separó rápidamente de la pared, con la preocupación impregnada.


—¡¿Cómo demonio llegaron aquí?!   


—Creo que los trajo la chica de cabello negro, ella y todo su grupo viene con ellos. Siguen siendo minoría.


Shiro abrió grandes sus ojos apretando fuerte los dientes. No. No pasaría de nuevo, no está ves.


—¡Ataquen! No los dejen entrar — el lobo asintió y se fue corriendo.


—¡Mierda! Yura tenemos que salir de aquí. — dijo con algo parecido a la desesperación 


Su amigo asintió no entendiendo del todo, ahora eran más y con más fuerza que antes.  Una batalla segura ¿Por qué la desesperación?. Se preguntó.


Le siguió el paso topándose con Riku que les miraba en detalle.


—¿Cuál es el plan?


—Ve y hazte cargo de Aomine Daiki — Riku lo miro con suspicacia mientras le miraba irse a la zona del calabozo, aquella orden parecía más bien personal.


—Yura… — le detuvo antes —Si shiro está viendo a Lía a través de ese chico está perdido.


Yura quedo totalmente sorprendió, eso no podía ser cierto, el Hombre cicatrizado se encogió de hombros mientras llevaba sus manos a su bolsillo y se afirmaba en la húmeda pared.


Yura le dio alcance a Shiro y lo encaro tomándolo bruscamente del hombro.


—¿En qué estás pensando? ¿Qué piensas hacer? Shiro… ¿Es por Lía? ¿Ves a mi hermana en ese mocoso?


Shiro sintió en dolor en su pecho al escuchar ese nombre, pero su mirada se tornó fría, siniestra. Y sonrió.


—Por supuesto que no Yura.


—¿Entonces cuáles son tus planes? — preguntó en tono serio, si bien hace años el tener a esos mocosos habia sido  por mero  placer, en aquellos tiempos ultrajar menores les complacía y lo llevaban como estilo de vida  en toda su manada. Ahora los habia movido la venganza por haberlos reducido hace años. Y ahora Además que kagami por ser el hijo de un reconocido alfa y ahora la pareja de uno de los mejores de estos tiempos tenía un valor considerablemente alto, venderlo era una de las primeras opciones  —acabemos con ellos de una ves Shiro.


—Tienes razón encárguense de ellos no los dejen entrar aquí, Confió en ti Yu, Riku Hazte cargo de la situación.


Les ordeno, Riku asintió esta vez más convencido y con una mirada insana en su rostro sonrió. Era momento de salir a divertirse.


En cuanto el piliplateado se quedó solo su mirada cayó, el tema de Lía no lo habia pensado. Tampoco se habia dado cuanta de si su comportamiento con respeto a kagami habia cambiado, ella era tema pasado porque ella así lo habia querido al delatarlo. No tenía remordimientos en cuanto a ella.


Sus puños apretados delataron lo mucho que le habia dolido esa traición, sin embargo de solo recordar su mano apretando el gatillo, mientras una bala le atravesaba la frente de la hermosa pelirroja de ojos amatistas. Hacía que la tranquilidad se expandiera por todo su interior.


Y si volvía a pensar en kagami, era su presente y su problema ahora. Él no era Lía, no lo era. Por eso mismo no sería traicionado de nuevo.


Sonrió. Y caminó de manera autómata donde sabia estaba el pelirrojo. Ahora en su cabeza no habia otra cosa.


 


~*~


 


Riku hiso aparición al salir de la cueva, algunos de los chicos lo reconocieron de inmediato, Imayoshi y Reo inmediatamente se situaron al lado de Midorima, quien no entendió su proceder.


—Vaya Vaya, ¿puedo saber porque los alfas de Seirin y Teiko nos honran con su presencia?


Aomine y Kise vieron como el hombre en frente de ellos se lamia los labios. Las garras de Aomine se ceñían a la tierra al sentir el olor de la sangre de kagami.


Luego la mirada de Riku se posó en Midorima y sonrió.


—Tú debes ser la pareja de mi querido halcón, ¿qué tal? —Midorima gruño ante la mención agudizando sus ojos y mostrando un poco sus dientes — ¿Lo entrene bien para ti? A que gime como una maldita puta.


Los que estaban con Riku le miraron con un poco de temor. ¿Qué no debería tratar de evitar una confrontación?


Imayoshi y Reo trataron de detener a midorima pero no hubo caso. La furia del peliverde era más fuerte que ellos dos juntos, salto encima del hombre que cambio confrontándose al lobo en una lucha puramente brutal e individual.


Pero que habia dado inicio a aquello que no se podía seguir retrasando. Lobos contra lobos se enfrentaban, en una lucha feroz de sobrevivencia.


 


~*~


 


De vuelta a la cueva, Kasamatsu se sentía mareado al mirarse, ver sus manos y a kagami en ese estado tan deplorable le daba una tristeza infinita mezclada con la propia repulsión.


 —¿Kagami?... —El pelinegro se asustó al ver que kagami no les respondía —¡Taiga!


—Ngh — se quejó de dolor — ¿qué? — dijo en un susurro rasposo.


—Dios no me asuste así, tenemos que salir de aquí ¿Cómo te sientes? —No contesto, sintió que con el solo hecho de abrir la boca su cuello se caería a pedazos. Dolía… no pensó que el daño podía haber sido tanto y muy dentro de sí reconocía que tenía miedo. Por primera vez quería llorar y sentir esas cálidas manos de su madre en su cabello diciéndole que todo estaría bien. A kuroko mientras tomaba su mano y le mostraba esa sonrisa tan bonita que tenía. A himuro regañarlo para luego decirle que no se preocupara mientras desordenaba su cabello, A su padre regañarlo también por su imprudencia pero dejando claro que era por su preocupación… A Aomine… quizás ya era tarde para aceptar que se habia enamorado de el—No te duermas, por favor no lo hagas.


Kasamatsu se levantó asustado dejando delicadamente a kagami en el suelo, kagami intentaba mirarlo pero sus  ojos no querían ceder a su petición.


—Taiga… Taiga mírame, por favor idiota! —Sus ojos demostraban la preocupación que sentía al verlo así, sus manos ensangrentadas fueron a sus mejillas para ayudarlo a despertar —Si te mueres pasara lo mismo, piensa en ello — recordando lo que kagami le habia mencionado —¿Por qué tenía que pasar esto?


—Lo… siento


Shiro aparecía apresurado escuchando los gritos del humano que sin ninguna delicadeza aparto, miro a kagami desde arriba y Sonrió al verlo tan débil. Luego su mirada se tornó seria.


 


~*~


 


La rabia  y la impotencia de midorima habia sido suficiente para acabar a sangre fría con el viejo lobo.  “Aun así lo disfrute primero que t…” habían sido las últimas palabras de Riku y aquel mismo momento fue en su corazón dejo de latir. El peliverde no lo medito al presionar sus dientes y sentir la satisfacción de los huellos de su cuello romperse en pedazos mientras dejaba de respirar.


 Akashi y kuroko peleaban a la par ambos protegiéndose las espaldas, kuroko y Takao se habían visto en la necesidad de interferir  al ver que Akashi estaba siendo aislado y siendo reducido por cuatro lobos que no le daban tregua.


Los halcones al acecho no tenían intenciones de interferir y algunos suponían que era porque la mayoría de ellos no estaba ahí por voluntad propia o bien no querían seguir de esa manera.


Aomine peleaba a las afueras de la cueva de manera aguerrida, hasta que su corazón se detuvo en un instante, aquella sensación la sintieron los demás por medio de su alfa,  e hicieron uso de todas sus fuerzas para darle paso a la cueva seguido de Kise quien parecía estar peor y completamente fuera de sí.


Sus pisadas eran fuertes mientras corrían por el oscuro y húmedo pasadizo. Kise estaba cegado por ese fuerte olor embriagador que le revolvía las tripas de solo pensar de quien era. Un gemido de tristeza y casi inaudible dejo escapar al sentir que la esencia de la sangre se hacía más pesada.


Se acercaban cada vez más y un rayo de luz se vislumbraba a lo lejos. Se detuvieron caminando con cautela, aquello era una trampa en toda la regla.


Aun así en cuando tuvieron a kagami  en su campo visual eso se les olvido, y corrieron a su encuentro.


Aomine lo rodeo dos veces completamente perdido en su actuar, hasta que lentamente fue cambiando. Kise miraba por los alrededores  con la angustia de no ver a su humano. El olor de kagami era tan fuerte que no lograba concentrarse bien.


—Kagami — susurro Aomine con lágrimas en sus ojos —bebé de…despierta — le llamo  con vos quebrada, No, No, su ángel no podía dejarlo, hoy ni mañana ni nunca. Con sus manos temblorosas  retiro la camisa llena de sangre que tapaba su cuello y cerró los ojos con impotencia, apretando sus dientes con tal fuerza que le llego a doler,  sus manos tiritaron sobre su adorada pareja no sabiendo si tocarlo o no, creía que con solo rozarlo podía causarle más daño —Taiga — le siguió llamando una y otra vez. Lo único que deseaba en ese momento era que kagami abriera sus ojitos y le mirara. Solo así él podría levantarse.


Kise sintió una ligero movimiento que hiso levantar sus orejas y situarse frente a su alfa mirando directamente a la nada. Los ojos marrones resaltaron en la oscuridad y Kise gruño cuando le vio salir con Kasamatsu enfrente mientras le apuntaba con un arma.


Al ver su carita completamente asustada a la vez de los rasgos de golpes en la misma su rabia creció.


—Ya veo… —dijo el peli plateado sonriendo al comprender la relación del lobo blanco para con el humano que tenía entre los brazos. —Es una pena que te haya durado tan poco — dijo lamiendo lascivamente el lóbulo de yukio.


—¡No te muevas! — apareció esta ves yura apuntando a Kise.


Aomine. Logro centrarse  y calmarse un poco cuando sintió la tenue respiración de kagami y esa mano apretar sus dedos con una fuerza casi invisible pero que fue suficiente para devolverle la razón.


—No saldrás vivo de esta — dijo Aomine poniéndose de pie  ganándose al lado de Kise.


—Creo que estas equivocado. Afuera tus hombres no la están pasando bien creo que pudiste darte cuenta — hablo yura. Lo cual eran cierto, la diferencia en número les habia pasado la cuenta.


 Yukio miro el arma a su lado y luego a Kise esperando que entendiera. Respiro hondamente antes de apartar dicha arma de su cuerpo. Kise salto sobre el hombre separándolo del pelinegro que inmediatamente tomo el arma apuntándole al de pelo café.


Yura sonrió con prepotencia y le disparo al objeto expulsándolo de las manos del inexperto humano, inmediatamente apunto a kasamatsu que lo miro con miedo antes de ver al moreno ponerse delante suyo mientras rápidamente cambiaba y se lanzaba hacia el hombre que intento dispararle pero al no conseguirlo cambio rápidamente para defenderse.


Yukio aún le temblaban las piernas pero con todo y su miedo se acercó a kagami “por favor Sigue aguatando” decía en su interior. Sus ojos vagaban a Kise con preocupación y su corazón se rompió cuando vio al lobo grisáceo  tomarlo de su cuello con su hocicó y estamparlo en la rocosa pared.


Su blanco pelaje comenzaba a mancharse de un color del cual ya estaba harto, cerró sus ojos y se asustó al sentir que se ahogaba, los músculos de sus manos parecieron contraerse dolorosamente y un grito desgarrador salió de su garganta.


Su cuerpo comenzaba a convulsionar, y Kise asustado quiso llegar hasta él pero el descuido le costó. Shiro aprovecho esto para atacarlo lastimando su costado. Nuevamente el llanto del lobo Blanco le dio la fuerza a Aomine para destrozarle las patas traseras al lobo café y liberarse de él.


Yukio lloraba en su interior al ver a las dos personas que amaba de esa manera y el sin poder hacer nada, el dolor se hiso más intenso haciendo que gritara.


 


“Libérame”


 


Escucho en su cabeza el pelinegro, su propia vos resonó dentro de sí y cerró los ojos con fuerza al sentir la dolencia. Al abrirlo sus mirada era feroz y su color de un dorado intenso, su cuerpo sufría espasmos mientras sin poder evitarlo su cuerpo cambiaba.


Sus desgarradores gritos pasaron a ser diminutos gemidos, que fueron desapareciendo al igual que él.


Aomine miraba asombrado como enfrente de él tenía a un hermoso Halcón puramente blanco.


Yukio estaba asustado, su mirada viajaba de un lado hacia otro distorsionando cada imagen. Hasta que dio con el lobo Blanco. Su mirada se fijó en el cielo viendo el rayo de luz. Su pico se abrió y desde lo más profundo dejo salir un sonido que retumbo en las rocas. La resonancia fue grande y Aomine sintió como aquel sonido viajaba hasta liberarse por sobre la montaña.


Fuera de la cueva las cosas iban de mal en peor, Karin estaba mal herida pero tanto Akashi como kuroko estaban dando todo de sí para pelear y al mismo tiempo protegerla.


Era una batalla que no tenían perdida, pero tampoco podían ganarla.


Los halcones en los arboles por fin hicieron aparición. El sonido fue estruendoso, como si miles de elefantes estuvieran abriéndose paso, derrumbando árboles y pisando las hojas. Alterados Sobrevolaban sobre los lobos en una especie de remolino deforme que cada vez se notaba más nítida.


Takao sintió el rugir de la montaña también y se elevó mirando sobre ella totalmente incrédulo. El llamado de unos de los suyos no se ignoraba y menos si este podía ser del último halcón blanco que quedaba.


 


Continuara…


 

Notas finales:

No me maten! Ya viene el capítulo once, Sé que lo he dejado mal pero ya saben que luego de la tormenta viene la calma.

Lindas! Muchas gracias por seguir leyéndome, ya pase los más difícil y lo que me tenía atorada así que espero vernos pronto, para que no se queden con una sensación tan malita mucho tiempo.  

También ya en el siguiente cada parejita tendrá de vuelta su debido espacio. Cualquier dudita me la hacen saber y tratare de contestarlo a penas los vea!!

Las quiere mucho!!

Próximo capítulo “Ahora me toca a mí cuidarte”

 YA no queda mucho!!

 


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