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Mi pequeño cachorro por Reiga

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Notas del capitulo:

Hola *w* -pataditas voladoras para Reiga-  u.u no se enojen, disculpen la demora de casi un mes, sé que fue mucho pero no podía terminarlo antes, estuve muy atareada y cuando escribía cometía muchos errores y generalmente no me gustaba como quedaba así que al final me dije, que terminaría mi semestre y volvería renovada. Este viernes comencé mis vacaciones así que me verán más seguido por aquí sí?


Les da las gracias de todo corazón por leerme y comentarme, lo leo toditos y se los respondo, así que no duden en preguntarme cualquier duda, también muchas gracias a las que me ayudaron a decidir la pareja de la cual tenía mis dudas. Por votación de la mayoría quedo en Kikasa <3, así que espero les guste esta nueva pareja (claro en mi fics) que ya aparecerá en este capítulo.


¡Muchas gracias a la amiga de hinoru801 por recomendar el fics <3! 


En fin ahora si a leer, espero les guste y lo disfruten!!

Un suspiro se dejó escuchar en aquella habitación, algo le decía al alfa de la manada que tendría que acostumbrarse a despertar sin su lobito a su lado. Era eso o empezaba a levantarse más temprano.  Y no sabía porque pero presentía que sería lo primero, ya que años levantándose tarde no creía poder cambiarlo de la noche a la mañana


 


~*~


 


En la cocina casi de desataba la batalla campal nuevamente, de no ser porque kagami soluciono las cosas a su manera esta vez. Sakurai se encontraba sentado en la pequeña mesa de la cocina, con un pequeño chichón en su cabeza, frustrado y ya dando por perdida la guerra con el pelirrojo.


–Eres malo kagami-chan – finjio estar dolido, ciertamente el golpecito le habia dolido, pero le habia dado mucha gracia sacar de sus casillas al pelirrojo.


–¿ka…gami-chan?– dijo con un tic en el ojo el lobo rojo,un aura del mismo color recorria su cuerpo mientras sostenia el sarten en sus manos, sakurai estaba acomulando puntos por unos buenos sartenasos.


Pero antes de  que la matanza de sakurais comenzara , llego kuroko con un rostro sonriente, tan resplandeciente que parecia que habia habierto la quinta puerta.


–¿y a ti que te paso? – preguntó oscamente el pelirrojo mientras seguia preparando el desayuno al mismo tiempo que hacia un espacio para que su hermanito se preparaba su tan deseaba malteada matutina–oye te estoy hablando – volvio a decirle, llamando esta vez su atención.


El peliceleste miro a las dos personitas y volvio a mundo de los mortales.


–¿Decias?...buenos dias sakurai-kun – saludo al castaño que se encontraba devorando una croqueta que le habia dejado el pelirrojo en su plato. No habia duda, kagami tenia unas manos de ángel, salio del cielo desgustado y saludo con cortecia al menor. Luego se dispuso a seguir comiendo.


–Pregunte ¿que te ocurrio para que estes asi de feliz? – su tono fue inquisidor mirando con una ceja alzada al feliz chico.


Kuroko se perdio en su recuerdos de la noche pasada


 


~*~flashback~*~


 


“Ansió tenerte dentro de mi~”


Akashi despues de escuchar semejante frase de parte de su pequeño con su vos ronca y cargada de deseo. Maldijo hasta las pobres hormigas.


–Eres cruel tetsu – susurro sobre sus labios, un lebe rose dio rienda suelta a lo que sentian. Kuroko ya no aguantaba, su cuerpo se sentia cada ves mas caliente, como si le pidiera a gritos liberarse. Rodeo al pelirrojo del cuello y lo atrajo hacie él para iniciar un beso demandante y lleno de deseo, fue el mismo quien introdujo su lengua entrelazandola con la contraria, tomando el control total del acto.


Akashi se sorprendio ante el atrevimiento pero se recupero enseguida, siendo él quien presionaba su boca contra la del peli celeste, separandoce por milesimas de segundos para volver a abusar de esos calidos labios.


Las manos del mayor tomaron vida propia, de pasearse por la espalda de su adoracion, estas no resistieron la tentacion y comenso de colarlas por debajo de la polera, volvio a soprenderse de con ese solo contacto, kuroko se estremeciera por completo, suspirando sonoramente.


Su mirada se perdio en ese palido rostro, completamemente entregado a sus caricias, sus ojos estabasn cerrados a la espera de mas. Fue ahí cuando su mente hizo clic y nuevamente iba a alejarse.


–¡No! – dijo con deseperacion kuroko aferrandose al pecho del mayor – por favor, tocame… ya… ya no aguanto… –su mirada deseperada se poso en los ojos bicolores y los vio con horror dando paso a la vergüenza, NO, no el no queria haber dicho eso, pero su cuerpo lo traicionaba, solto el agarre y bajo la mirada arrepentido –pe… perdoname yo ya no se que me pasa – una mano se la llevo a la cara tapandose los ojos.


Akashi le sonrio con ternura y lo abraso   


–No es tu culpa – le dijo con vos suave  y comprensiva en su oído, mientras lo abrazaba –date vuelta –un susurro y kuroko sin entender del todo lo hizo, Akashi paso un brazo por debajo y la otra por encima rodeándolo por completo. Sus manos pasaron por debajo de su polera acariciando su torso y yendo directo a ese par de rosados botones.


Entendía completamente por lo que estaba pasando su pequeño, el deseo de ser poseído y reclamado cada vez iba más en aumento, y era tan intenso como su ganas de hacerlo completamente suyo de una vez. ¿Podría tomarlo ahora si quería?... claro que podía,  porque estaba demás decir que era lo que más deseaba pero… no. Le había dado su palabra al alfa de seirin, su mismo alfa había atestiguado por él y de que se regirían por las normas.


Sin duda el padre de kuroko era benevolente, había permitido que se quedara con la sola petición de su hijo. Aun en  contra de la convicción con la que venía a buscarlo. Poseía un instinto protector hacia sus hijos  que solo se opacaba con las propias decisiones que tomaban los menores.


Su única petición era que no se hiciera el reclamo antes de tiempo… cuando lo menciono le había resultado extraño ya que eso era inevitable, solo estaba aplazando algo que ocurriría tarde o temprano.  Luego el entendimiento  del porqué del miedo del señor por algo que él había olvidado llego a su mente.


Y eso era  el “porqué” de esa ley, el ritual de reclamo durante el sexo podía llegar a ser doloroso y más aún cuando el cuerpo de un menor no llegaba a su etapa  completa de formación. Era por ese gran motivo que se detenía, el dolor sería inevitable, pero si podía reducirlo con solo esperar que no se diga más.


–Nhg sei~ –un sugerente jadeo lo saco de su pensamientos, su mano seguía torturando un pezón, mientras que la otra había descendido más abajo, presionando con delicadeza el miembro despierto de su niño.


–tetsu~ – susurro en su oído, lamiendo la zona con sensualidad –relájate si – le sugirió sonriendo ante el gesto involuntario de su pareja, pese a la frase provocativa que había soltado momentos antes, ahora temblaba de nerviosismo y ante el contacto en su hombría, se había tensado y encogido las piernas.


–Lo… lo siento –las estiro nuevamente y  cerró los ojos mientras se garraba fuertemente de la cabecera y la otra mano la ponía sobre la de Akashi.


El pelirrojo seguía masajeando  la zona, deleitándose con los suspiros ahogados del peli celeste, los besos en su cuello no se  hicieron esperar, al tiempo que osaba meter su mano por debajo de  la suave tela y  un jadeo aún más audible se pudo escuchar al sentir el contacto directo con la mano de Akashi que de inmediato había comenzado con los movimientos, apretando su pene y presionando la punta en ocasiones.


Kuroko se removía inquieto ante la nueva y arrolladora sensación, de su pene siendo  bombeado con maestría por las manos de Akashi, abrió sus ojos fuertemente apretados, su respiración era agitada y trataba de morderse el labio para que nada delator saliera de ellos.


Se impulsó hacia atrás sintiendo la dureza en su parte trasera tratado de razonar ante la situación y solo pudo con la coherencia que le quedaba presionarse contra el miembro de Akashi siguiendo el mismo ritmo de la masturbación.


–No tet… – ¡maldición! Su excitación estaba a flor de piel, solo había pensado en darle un poco de liberación a su pequeño, pero con aquel gentil bombeo de parte del peli celeste esa idea se había ido por la borda, apresuro el movimiento de arriba y abajo, simulando penetraciones a la vez, pues no se permitiría más.


–A… Akashi siento que ahh~ –sentía el placer recorrer su cuerpo, como si viajara a esa parte en particular.


–De… déjalo salir


Un poco más y el pelirrojo dio una fuerte arremetida contra el trasero de kuroko antes de correrse en sus pantalones al mismo tiempo que su pequeño dejaba salir su esencia en sus manos, abraso el cuerpo del menor con posesión sintiendo con cada fibra de su cuerpo, los temblores que recorrían  a kuroko producto del reciente orgasmo.


 


~*~Fin flashback~*~


 


–Nada solo estoy feliz – le menciono a su hermano que lo taladraba con la mirada, tanta felicidad y si le sumaba el sonrojo en sus mejillas mientras se perdía en sus pensamientos no había pasado desapercibido a sus ojos.


Pero tampoco diría más, ya le sacaría la verdad aun así tenía que tortúralo. Preparo un café una hamburguesa y las puso en una pequeña bandeja.


–¿Para donde llevas eso? –pregunto con curiosidad el castaño.


–Es para midorima – contesto con cierta tristeza – antes de venir aquí pase por la habitación del chico y él estaba dormido junto a él, seguramente paso toda la noche cuidándolo.


El silencio se incrusto en el lugar y ninguno fue capaz de decir algo más. Kagami tomo la bandeja y camino fuera de la cocina seguido por los dos menores.


Cuando llegaron efectivamente vieron al peliverde apoyado en la cama con sus manos tomando las del inconsciente chico.


El castaño conocía desde hace mucho tiempo al centinela y le dolía verlo en ese estado, no había que ser genio para darse cuenta de que había llorado bastante, la zona de sus ojos estaba notablemente irritada, algo que ni con los lentes podía ocultar.


Kagami se acercó a midorima y con mucha cautela dejo el café en el velador aun lado de la cama.


–Midorima –llamo su atención, poniendo su mano en el hombro del peliverde y moviéndolo un poco para despertarlo.


De apoco fue abriendo sus ojos dejando ver uno apagados y casi sin vida, lo menores lo miraban con tristeza, no sabiendo que decir.


–No me miren así –les sonrío – estoy bien y el también lo estará pronto –dijo con total seguridad, estaba convencido de ello.


–Toma – le dijo kagami dejándole el café en sus manos – porque no vas a descansar, nosotros nos quedaremos con el –iba a negarse pero… – no creo que cuando despierte quieras te vea así.


Punto para el pelirrojo, el peliverde le sonrío con cariño, se bebió el café y salió de la habitación no sin antes pedirles a los menores  que no lo dejaran solo hasta que el llegara.


Kagami se sentó en el lugar que antes ocupaba el centinela, kuroko al otro lado y sakurai se sentó a los pies del dormido.


–¿cómo crees que reaccione cuando despierte? – pregunto el castaño.


Nadie contesto pues no había respuesta para esa pregunta, ninguno sabia o no querían imaginárselo, su reacción podía ser tan buena como mala y todos rogaban que fuera lo primero.


–Se ve tan delicado –comentó kuroko mirando las delicadas facciones del pelinegro –los rasmillones de su rostro ya han desaparecido – volvió a decir más contento.


Las horas pasaban y el  halcón no daba señales de querer despertar,  midorima mientras tanto no se separaba de su lado mirándolo con devoción, acariciando sus mejillas y hablándole de una mil cosas para que de alguna manera sintiera su compañía.


 


~*~*~


 


 –¿En qué piensas? –Aomine ingresaba a la habitación, y de paso sacaba de sus pensamientos al cachorro mirando por la ventana pero con la vista perdida – ¿estás bien?.


–Si– se limitó a contestar.


–¿Estas preocupado? – volvió a preguntar, acercándose con cautela y abrasándolo delicadamente por la espalda, esperando que este no lo alejara, grande fue su sorpresa y felicidad al ver como su cachorro se apoyaba en su pecho de manera puramente instintiva.


–Un poco triste, nadie debería pasar por lo que paso el –dijo cerrando los ojos, aomine estaba asombrado. Kagami demostraba una gran madures con respecto al asunto y estaba seguro de que lo era en bastantes aspectos.


–A veces me sorprendes cachorro – no evito el comentario.


–¿Porque? –lo miro hacia arriba encontrándose con la mirada azulina y una sonrisa que creía y era de orgullo.


–Conmigo eres arrebatado, malcriado y obstinado –a cada palabra kagami fruncía el ceño – pero para los temas serios, diría que sabes cómo afrontarlos, algo verdaderamente contradictorio en ti.


Kagami sonrío con sinceridad y volvió la vista hacia las afueras, sin siquiera imaginar lo que esa pequeña sonrisa había provocado en el alfa, por primera vez su pareja le había sonreído y de una manera que calificaría como única, su pecho se hincho de una sensación completamente cálida y satisfactoria. No quiso decir nada que pudiera arruinar el momento y apoyo su cabeza en los rojizos.


–Mi hermano siempre me decía, que tenía una habilidad innata, pero que la arruinaba con mi personalidad arrebatada –menciono con nostalgia recordando a su querido hermano.


–¿Lo hechas de menos? 


–si – contestó con sinceridad.


–¿Quieres ir a verlo?


–Si… pero aun no, lo conozco y aún debe estar enojado– rio al recordar lo rencoroso que podía ser – además creo que pronto estará aquí.


–¿Así?... ¿cómo lo sabes? 


–No lo se, solo lo siento.


Volvieron a sumergirse en silencio hasta que Daiki saco cierto tema.


–kagami sobre lo de ayer…


–Uhh ya vas a arruinar el ambiente – le dijo apartándose y mirando al mayor con el ceño fruncido, Aomine lo miraba como si tuviera dos cabezas ante el cambio de actitud.


–No estoy arruinando nada, solo quiero hablar… – decía agarrándose de su amada paciencia


–Bien tienes dos minutos – sonrío con satisfacción ante la notoria  vena que  sobresalía en la frente del moreno.


–Mira jovencito –apretó los dientes a la vez que un tic en su ojo amenazaba con volverse permanente – creo que no sabes muy bien tu posición.


–¿Asi? Cuál es mi posición “alfa” – kagami volvió a reírse en su cara, al ver que el alfa se Teiko no sabía cómo contestarle.


Aomine por otro lado tarde se dio cuenta de que el pequeño estaba jugando con su paciencia y las ganas de desgarrar ese cuello fueron grandes, claro… no hablando en serio. “Endemoniado lobo” Ah no, con Aomine Daiki nadie juega, menos un mocoso malcriado que para golpe de gracia era su amada pareja.


Respiro hondo y se acercó a su lindo pelirrojo.


–No juegues conmigo bebe te llevo años recorridos – una mano fue a dar a su espalda y la otra sin ninguna clemencia a su cuello –pero solo para aclarar tu duda, tu lugar es a mi lado, como una fiel y devota pareja, sin siquiera chistar a menos que yo te lo pida – no era del todo así como lo veía, pero si se trataba de molestar el también podía jugar ese juego.


Y antes de recibir una queja, lo atrajo hacia sus labios devorando los ajenos, ingreso en la cavidad bucal como quien fuera el dueño de casa, saludo al residente cortésmente para luego comenzar con el saqueo, dejando al que tuvo la intención de resistirse sin ninguna defensa, totalmente entregado al intercambio de saliva y al juego lujurioso de sus lenguas.


Las caricias por parte del moreno no se hicieron esperar hasta que tuvo el atrevimiento de tocar aquel exquisito y bien formado trasero.


Kagami se sobresaltó por el contacto y separo sus labios hinchados y húmedos, su cuerpo había vibrado como nunca lo había hecho.


–Mal… –recuperando la respiración – ¡maldito pervertido suéltame! – le grito rojo hasta las entrañas, con sus brazos como única defensa para alejar al más grande.


–No quiero –le dijo corto y preciso haciendo más fuerte el agarre, disfrutando de las reacciones de su pequeño.


–Como no me sueltes te voy a ma… – la queja quedo ahí ya que aomine le había agarrado el labio inferior y lo tenía apresado entre sus dientes… un golpe proveniente de la puerta los caso de su infantil discusión.


–¿Quién es? –pregunto Aomine casi arrastrando las palabras pues aún tenía el labio de su pareja entre sus dientes, kagami cerraba los ojos ante el dolor punzante pero para nada mortal, mientras daba leves golpes en su hombro para que lo soltara.


–Soy kuroko… disculpe quiero hablar con kagami


Aomine dio una fuerte presión para luego soltarlo. Kagami se llevó la mano a la boca, maldiciendo al mayor y jurando por su familia entera que esa sí que se las pagaría. Aomine rio y fue abrir la puerta encontrándose con el peli  celeste y Akashi detrás de él.


–¿Qué te paso? – pregunto kuroko con una ceja alzada al ver a kagami con los ojos llorosos mientras se mordía el labio inferior.


–mm… –rio nervioso – Nada  tetsu ¿qué paso? –la mirada coqueta de kuroko le hiso entender que seguramente los visitantes se habían dado cuenta lo que estaban haciendo antes debido a la notoria hinchazón en su labio.


Bien y lo hubiera molestado pero estando el alfa presente no sería correcto así que lo ignoro.


–Em yo quería pedirte una favor… veras… –kuroko bajo la mirada apenado por lo que diría.


–¡ya te he dicho que no me gusta que dudes! – le grito molesto, kuroko de por si era un chico tímido, por lo cual con himuro  hicieron que con el tiempo a la ves desarrollara un fuerte temperamento, una extraña combinación que solo él podía tener.


–¡idiota no estoy dudando!... Solo me da vergüenza – le grito molesto el menor en estatura, matando a kagami con la mirada.


–¡¿vergüenza de qué?! Ni que fuera un desconocido menso – le digo golpeando su frente con un dedo.


–A quien llamas menso… ¡menso! más respeto soy tu hermano mayor –avanzo el peli celeste haciendo frente al pelirrojo.


Los mayores estaban estupefactos viendo la escena enfrente de ellos, el moreno porque obviamente kagami  estaba sacando de sus casillas al más pequeño y porque no dejaba de sentir extraña esa relación, más por el hecho de que fuera kuroko el mayor. Akashi por otro lado estaba que no se lo creía, era la primera vez que veía a su niño en pose puramente infantil y a pesar de que estaban a grito limpio la escena se les hiso acogedora. Pero decidió interferir antes de que el par de menores se agarrara del pelo.


–Ehem – carraspeo llamando la atención de los menores, kuroko a su hermano le dedico un desprecio con toda la ley y fue a lado de Akashi –kagami… kuroko me conto su problema para cambiar – menciono llamando la atención inmediata del pelirrojo – Y está dispuesto a intentarlo si estas presente.


Aomine no entendía que se refería pero estaba más pendiente en las reacciones de su pareja, hace nada estaba peleando cual niño pequeño y ahora se había cruzado de brazos viendo con total seriedad al más pequeño.


–Tetsu… ¿de verdad? – Pregunto cuál padre esperando la respuesta de su hijo, este asintió mirando aun enojado hacia otro lado –¿eso te daba vergüenza? – Le sonrío con ternura.


–baka… a nadie le gusta reconocer que no tiene control de su lobo.


“Así que de eso se trata” pensó el moreno.


Ahora los cuatro se habían internado en el bosque por seguridad, en el trayecto Akashi le había contado el porqué de su petición. Y el alfa llego a las mismas conclusiones que su comandante.


–Tengo miedo taiga y ¿si los lastimo? – Akashi apareció por detrás dándole un leve beso en su mejilla.


–Eso no pasara, ya te lo dije, has crecido con miedo pero no eres agresivo.


–Pienso lo mismo y lo sabes, me alegra mucho que hayas tomado la decisión de enfrentarlo… aunque no haya sido por mí –dijo lo último en un susurro amurrado que fue escuchado por todos.


–aww ¿mi hermanito esta celoso? – dijo el mayor molestando, Akashi sonrío con satisfacción y Aomine solo se limitó a mirar.


–Tsk… –kagami de apoco fue desabrochando la camisa que tenía quedando  torso descubierto, de apoco esta fue deslizándose por sus hombros dejando ver esa nívea piel acanelada, kuroko hacia lo mismo dejando ver esa delicada piel blanquecía, los dos eran muy diferentes pero endemoniadamente sexis a los ojos de sus parejas.


Los dos mayores se replantearon en si esto era una buena o una torturante mala idea, cuando los menores fueron por la cremallera de su pantalón. El primero en cambiar fue kagami y  con sigilo se acercó a su hermano y lamio su mano para darle confianza.


Kuroko respiro hondo. Mientras se agachaba y miraba los rojizos ojos del lobo a su lado, su transformación fue lenta y casi dolorosa, por no decir muy dolorosa como aquella primera vez que había cambiado.


Sus huesos se reacomodaban, mientras  un pelaje casi platinado se hacía presente cubriendo todo su cuerpo.


Kagami se paró con todo su porte a su lado, queriendo reducir cualquier instinto negativo de parte de su hermanito solo por precaución pues no lo sentía así.


Akashi por otro lado estaba embobado, kuroko era mucho más pequeño que él, siempre había pensado que no había lobo más hermoso y majestuoso que su amigo Kise… ahora se daba cuenta de que a pesar de los años no lo había visto todo, el platinado de patas hermosamente blancas simplemente era divino casi una deidad, al menos para él.


Kuroko parecía confundido, se acostó en la suave hierba bajando las orejas y mirando directamente al lobo rojo… “Porque su alfa estaba enojado”… no lo entendía el no había hecho nada malo esta vez.


Kagami sonrío y se agacho gateando juguetonamente hacia el lobo platinado juntando su nariz en un acto sumiso con tal  de animarlo. Que no se diga más kuroko se levantó y  se abalanzo encima del lobo rojizo jugando y mordiendo su oreja una tanto fuerte para luego salir corriendo, como quien había cometido una travesura.


Kagami camino al lado de aomine y se acostó a su lado mirando como el menor jugaba, aomine se sentó también y su mano la llevo a la oreja del lobo anteriormente mordida, mientras las acariciaba queriendo apaciguar el dolor. Ninguno hiso nada y solo de dedicaron a ver con una sonrisa en sus rostros al platinado.


Kuroko corría de un lado hacia otro,  como queriendo liberar todo lo reprimido. Hasta que se detuvo enfrente de su pareja, se levantó en dos patas y dejo las delanteras en los hombros de Akashi apoyándose. Comenzó a lamerlo una y otra vez llevándose consigo, al ahora más bajo hasta el suelo.


–¡ey! – le reclamo riendo al juguetón que no dejaba de lamer su cara, sentía esa húmeda y suave lengua en su rostro y no hacía más que sonreír ante ver a su niño tan feliz. Hasta que el mismo se detuvo mirando hacia dentro del bosque, sus orejas se movieron y kagami igual se levantó poniéndose alerta.


Un cuerpo aparecio por  detrás de un árbol, pero ni siquiera alcanzaron a verlo cuando kuroko ya lo había tacleado, los mayores corrieron asustados, pero todo esto paso al ver al pelinegro ya conocido tratando por todos los medios alejar al lobo.


–Maldición kuroko tranquilízate – le grito himuro, el platinado se alejó un poco y dejo que el mayor se levantara – ¿paso algo? –pregunto preocupado, pues bien y deducía los motivos por el que su pequeño hermanitos pudiera  haber cambiado.


“Nada, solo que kuroko decidió enfrentar su miedo y como veras resulto bien” le dijo kagami, mirando directamente al pelinegro quien lo miro también para luego dirigirse a kuroko.


–Me alegro mucho por ti tetsu – le dio una cálida sonrisa mientras acariciaba su cabeza.


–¿Qué haces aquí? – sí, ese había sido nadie más que el alfa, para nadie era un secreto que esos dos no se toleraban.


–Obviamente no a verte a ti – sí, y tampoco para nadie era un secreto que ninguno  pondrían de su parte para que eso cambiara.


“¿Se… se te quito el enojo?” pregunto kagami queriendo deshacer ese ambiente. Himuro lo miro sonriendo y camino hasta él.


–¿Porque crees que estoy aquí?, sabes que no puedo enojarme contigo –kagami salto sobre el para lamerlo de felicidad, algo que sin duda no le gusto al moreno. Algo le dijo que se le venían varios dolores de cabeza.


 


~*~*~


 


El rubio de la manada se encontraba en la habitación del pelinegro aún sin nombre, mirando y acompañando en silencio a su peliverde amigo, no sabía que decirle, verlo tan desarmado le rompía el corazón, se sentía inservible para él. De por si el rubio poseía una fuerza para acabar con diez lobos el solo de una vez, pero era de corazón frágil y gentil, por lo que este tipo de cosas lograban afectarlo en demasía.


–¿Quieres descansar un poco? Y yo me quedo con el – le menciono, midorima lo vio y le sonrío.


–No te preocupes Kise, estoy bien, no quiero dejarlo  – su mirada volvió a centrarse en el pelinegro viendo con claridad como este fruncía el ceño.


Midorima se levantó rápidamente, un quejido salió de sus labios, mientras lentamente abría sus ojos, verdes con azules se encontraron, los verdes con la esperanza y felicidad se encontraron con los azules platinados con pánico y miedo.


Se removió queriendo escapar y el grito fue desgarrador al sentir el dolor en sus brazos, movía su cabeza de un lado hacia otro  gritando y  pataleando, otro grito se impregno en la habitación, ante el instinto de supervivencia que tubo, quiso cambiar y ante la reacomodación de sus huesos el dolor fue insoportable quería darse vuelta pero sus brazos no le respondían.


El  alfa y compañía venían cerca cuando escucharon los gritos, corriendo a la habitación de donde provenían.


Midorima se había levantado y subido a la cama, colocando sobre el chico deteniendo el pataleo con sus propias piernas, mientras que con una mano sujetaba su torso y con la otra trataba de detener el movimiento de su cabeza


–Por favor tranquilízate no te hare daño – le gritaba con desesperación – ¡te estás lastimando! – le decía al borde del llanto y la histeria por no poder haber evitado lo inevitable –por favor cálmate no tengas miedo – volvió a decirle al ver que se quedaba tranquilo.


El pelinegro se quedó viéndolo fijamente, notando la desesperación en el chico mientras esas gotitas llegaban a su propio rostro, cerró los ojos creyendo en lo que decía, pero aun así seguía con miedo y su cuerpo no paraba de temblar.


Toda esa escena fue presenciada por un atónito Kise, y los demás presentes en la casona que se había quedado afuera escuchando los desgarradores gritos de dolor. Ninguno con el valor de entrar y ver aquello.


–P… por favor quítate – le pidió con vos lastimera, sin siquiera mirarlo.


–Lo hare… pero no intestes cambiar, tus brazos están lastimados si lo intentas de nuevo te dolerá –solo asintió, se daleo un poco y enrosco las piernas, como única defensa, cuando midorima se bajó de la cama.


–¿Cómo te llamas? – no hubo respuesta midorima quiso acercarse y cuando iba a tocar su hombro…


–¡No me toques! –grito tratando de encogerse más si podía. La mano de midorima quedo a escasos centímetros la cerro y retrocedió unos pasos… lo entendía dios sabía que lo entendía, pero también dolía verlo así.


Aomine ingreso silenciosamente a la habitación seguido de kagami, Akashi y kuroko, el peli celeste no evito acercarse a esa cama y mirar con mucha tristeza a midorima.


–oye… – dijo queriendo llamar la atención del chico quien ante la cálida tonada, abrió sus ojos encontrándose con unos familiares.


–Tu…


–¿Nos recuerdas? –pregunto a la ves con una gentil sonrisa a la vez que kagami se ganaba detrás de kuroko


Claro que sí,  lo habían ayudado, por lo que se sintió seguro al verlos.


 


~*~


 


Tres días habían pasado y las cosas habían mejorado para Takao, después de unas cuantas conversaciones con los menores por fin al segundo día había accedido a hablar con ellos y decir su nombre.


Con los únicos que cruzaba palabra era con kagami, kise, kuroko y sakurai. Kuroko y sakurai no presentaban un peligro para él, kuroko al ser menor y de apariencia delicada y sakurai, Kise y himuro por lo segundo y con kagami a pesar de su apariencia se sentía seguro. No así lo demás que lo hacían sentir intimidado.


Sus brazos poco apoco iban recuperando su movilidad, pero seguían torpes, aun así había esperanzas.


A himuro solo le habían contado parte de la historia y no todo a petición de kagami, cosa que accedió el alfa, pero solo por ahora, hablaría con himuro mas adelante, pero por ahora se centrarían en la recuperación de la pareja de su centinela y amigo.


Midorima por otro lado estaba desecho, en todo este tiempo no había podido acercársele, no quería asustarlo de nuevo así que solo se limitaba a vigilarlo desde las afueras de su habitación y agradecía a los menores que siempre estaban al pendiente de él.


–¿Cómo estás? – Kise se acercaba a la habitación encontrándose como de costumbre al peliverde.


–Él está mejorando


–No pregunte por el sino por ti –un suspiro le hiso saber lo que todos pensaban –tranquilo midorimacchi, de apoco está saliendo de ese oyó y querrá hablar contigo, ¿sabes? tiene una sonrisa muy bonita – le menciono sacándole una al peliverde que lejos de molestarse lo puso feliz.


Kise puso una mano en su hombro y entro a la habitación.


–Mooo – se quejo – tenían que esperarme – regaño a los menores y al convaleciente quienes  sonrieron ante los cachetes inflados de Kise, estos ya se había adelantado y empezado a comer.


–Empezamos recién –defendió himuro levantando una cuchara para darle en la boca a Takao, este daleo la cabeza. –oye abre la boca.


–No, no me gusta –dijo como niño chiquito, ante el trozo verde en aquella cuchara.


–Kagami– menciono himuro y el nombrado entendiendo apretó la nariz del regodeón obligándolo a abrir la boca.


–Es injusto sakurai tampoco se las está comiendo – dijo en defensa y todas las miradas se centraron en el castaño que sigilosamente apartaba lo verde de su plato, ante las filudas miradas no le quedó otra que meterlas de nuevo al plato y llevarse con recelo una a la boca, las risas no se dejaron esperar.


Aomine, Akashi, imayoshi y  moriyama se encontraban afuera de la habitación. Acompañando al peliverde.


–Esto de alguna manera es agradable – comento imayoshi al imaginarse la escena dentro de la habitación.     


De vuelta con las parejas. Kise notaba que por segundos la mirada de Takao de ensombrecía y no pudo evitar preguntarle.


–¿Porque no quieres hablar con midorima?


El silencio se hiso presente tanto dentro como fuera de la habitación, el rubio no quería incomodar al de ojos azules, pero le estaba matando ver a su amigo tan mal, quiso morderse la lengua pero ya era tarde.


Takao se apoyó en el respaldo de la cama ante la mención el peliverde y la pregunta tan directa.


–¿Sabes que el… es tu pareja verdad? – pregunto con mucha cautela el pelirrojo, midorima iba a entrar y regañarlos para que no lo molestaran pero aomine lo detuvo.


–Lo se –contesto con seguridad sonriendo amargamente – yo lo se… – afirmo –  me di cuenta a penas lo vi, pero tuve miedo, en ese momento no lo comprendí y lo lastime con mi rechazo –les decía mientras una solitaria lagrima caía por su mejilla, la que amablemente kuroko seco –no soy una digna pareja ni para él ni para nadie, no puedo mover mis brazos a gusto y quizás nunca pueda volver a ver el cielo desde arriba – decía cerrando sus ojos con rabia, queriendo empuñar sus manos – el querrá algo que seguramente no podre darle – refiriéndose al contacto entre sus cuerpos que por obvias razones a él le costaría superar –me… me siento sucio – dijo con dolor –  se cómo funciona y sé que con cada momento que pase a su lado lo terminare lastimando –dijo flexionado sus piernas y cubriendo su rostro en sus rodillas.


Todos estaban asombrados antes sus palabras, jamás llegaron a pensar lo consiente que era el halcón de midorima.


– No me importa – la voz de midorima  llamo la atención de todos los presentes comprendiendo que era el mejor momento para dejarlos solos.


Takao levanto la vista viendo la gentil que le dedicaba el lobo, se mordió el labio y lloro, en un intento fallido levantó sus manos para cubrirse pero estas solo llegaron a medio camino y volvieron a caer.


Midorima lentamente lo tomo de las mejillas y seco sus lágrimas, sintiendo el ligero temblor de su cuerpo.


–No me importa – repitió – Tenemos tiempo de sobra para superarlo y sé que lo harás… te estas recuperando y en cuanto lo otro espero que también –dijo con sinceridad causando una leve risita avergonzada del pelinegro–  y de no ser así – continuo – no me importa, lo único que quiero es que te quedes a mi lado, no vuelvas a decir que no eres digno cuando eres lo único para mi apenas te vi.


Takao se mordió el labio nuevamente bajando la mirada, se sentía feliz y reconfortado ante aquellas palabras.


–¿Puedo abrasarte? – Takao seguía mirando sus manos y asintió, los cálidos y protectores brazos de midorima no tardaron en rodearlo y así los sintió el pelinegro, completamente protegido. Fue en ese mismo instante en que se prometió que haría todo lo posible por superar cualquier cosa por la felicidad de él.


 


~*~*~


 


Un día mas y definitivamente los ánimos habían cambiado radicalmente, ver a las almas de la manada felices, hacia que cualquiera que las viera se sintiera igual.


Midorima se estaba arreglando para ir  a la cuidad a comprar las bolas de ejercicios para  Takao cuando apareció Kise. 


–Iré yo tu mejor quédate a su lado – le dijo comprensivamente y antes de que se negara agrego – quiero tomar aire, tanto niño bonito hace que quiera el mío y tenga verdaderos instintos asesinos contra ustedes – una broma en todo el sentido de la palabra, pero sin duda lo que más anhelaba era encontrarlo.


Midorima le sonrío y desordeno sus cabellos, no le diría “ya aparecerá” por qué no lo sabía así que solo le dio las gracias y vio como este partía en su moto.


La velocidad por la carretera hiso que se despejara y esa nostalgia desapareciera un poco, ya había comprado las pelotitas y había exagerado un poco al comprar muchas y de muchos colores pero quiso asegurarse para el pequeño pelinegro.


Ahora se encontraba en plena carretera en medio de la nada, solo arboles rodeaban la calle y el sonido del viendo golpeando las hojas era relajante, respiro el relajante aroma natural y se dispuso a continuar hacia su manada.


Nuevamente iba a la máxima velocidad, cuando alguien se le atraviesa y con tal de no arrollarlo lo esquiva perdiendo el control, con  agilidad salto de la moto, perdiendo el equilibrio al tocar el suelo, cayendo vario metros lejos de donde la moto fue a parar estrellándose contra un árbol.


El inoportuno chico corrió aterrado donde el inconsciente había quedado tirado.


–Maldición ¡lo mate! – Gritaba histérico buscando un celular por todo su cuerpo sabiendo que no poseía uno  –Por favor no te mueras, soy muy joven para ir a la cárcel – seguía gritándole, buscando entre las ropas del chico un celular para pedir ayuda. Pero nada.


 No tenía idea de que hacer, quizás ocultar el cuerpo o largarse y fingir nunca a ver visto aquello era la mejor opción sin embargo un quejido lo saco de sus planes de fuga.


Miro con detenimiento al chico viendo que no tenía ninguna herida en el cuerpo, con mucho cuidado retiro el casco dejándolo a un lado y fijándose en cada detalle, sorprendiéndose ante lo bonito que eran sus rasgos,  era demasiado fino y su cabello muy atrayente.


Un sonrojo lo ataco al pensar aquello, pero no por eso evito la curiosidad de acercarse y despejar aquellos mechones rubios que no lo dejaban observarlo con claridad.


Kise por otro lado comenzaba a despertar de su letargo temporal, sintiéndose adolorido de pies a cabeza, la espalda le dolía a horrores y su cabeza le taladraba cualquier pensamiento coherente.


Con mucho cuidado fue abriendo sus ojos, pensando en que si lo hacía fuerte solo acrecentaría su dolor. Al hacerlo completamente se quedó helado ante ese parcito de ojos familiares, eran iguales en cuanto al color pero estos demostraban otra cosa, estaba tan cerca de su rostro que se quedó como piedra y clavado en ellos.


El casi prófugo se quedó igual de impactado ante la dorada visión, aquello debería ser ilegal, ¡sí! que lo metan a la cárcel por ilegal y a él que lo dejen libre por su casi asesinato… se dio un golpe mental ante sus delirios de pensamientos y se alejó.


–¿Estas bien?... perdóname yo… no me fije, si estás bien… por favor no me denuncies no tengo ni un centavo con que pagarte… me mandaran a la cárcel o de lo contario de nuevo al hogar… yo no quiero volver ahí – decía atropelladamente.


Kise trato de sentarse y el chico lo ayudo a reincorporarse, el rubio sintió un pinchazo en su pecho y su dorada mirada de detuvo en el más pequeño, se notaba arrepentido, volvió a mirar esos ojitos parecidos a los de Takao el cabello era del mismo color solo que este lo tenía corto y alborotado, vestía un poleron azul con una polera blanca debajo y unos jeans negros, a su espalda traía una mochila de viaje casi más grande que él y a su lado una pelota de basquetbol.


Su pareja… era su pareja, era humano y era precioso…¿es que acaso ninguno de su manada podía encontrara su pareja de manera normal? Rio ante su propio pensamiento.


–De que te ríes – le dijo molesto y con el ceño fruncido y ahí iba de nuevo… ¿es que acaso ninguno de su manada podía encontrar a su pareja con un solo temperamento?... volvió a reír, eso lo hacía más interesante, recordando a los dos menores –que te causa tanta gracias casi te matas – le grito


“Ya va… tenia razón”, pero es que estaba tan feliz que las palabras se atoraban en su garganta.


–Te corrijo casi me matas – de nuevo el terror en el menor que le causo risa –No te preocupes no voy a denunciarte – un suspiro por parte del otro se dejó escuchar – pero de alguna manera tendrás que pagarme.


El pelinegro frunció el ceño y la mano que tenía en el hombro del herido la alejo.


–Si quieres que me acueste contigo, primero busco esa moto y te la paso por encima


Kise se quedó de una pieza ante semejante bomba, eso sin duda pasaría pero ni siquiera se le había pasado por la mente pedirle aquello ahora.


–¿Tengo pinta de aprovechado acaso? Jamás te pediría algo así como intercambio, no soy ese tipo de persona… ahora… tienes pinta de estar acostumbrado a ese tipo de confesiones, ¿ya te lo han pedido? – pregunto apretando los dientes mientras se levantaba del suelo.


–Si, en el orfanato, por eso escape – dijo con honestidad, no sabía y ni siquiera se dio cuenta pero el rubio le daba confianza.


–ah – eso explicaba el equipaje – ¿y tienes donde quedarte? – pregunto mirándolo de reojo mientras caminaba a la  chocada moto “midorimacchi va a matarme” pensó. No recibió respuesta –en fin lo que te iba a pedir era que me acompañaras, tengo la sensación de que en cualquier momento caeré colapsado y me servirás de testigo por la moto ya que no es mía –una casi mentira en todo su esplendor pero necesitaba retenerlo de alguna manera.


–Claro es lo menos que puedo hacer.


Kise vio la moto y de milagro aun  podía funcionar ya que solo se había golpeado a un lado.


–¿De verdad piensas subirte a eso? ¿y si explota?


–No lo hará, no está derramando nada, es esto oh caminamos toda la noche y no creo que este lugar sea seguro, además que quiero llegar con un regalo para alguien importante – refiriéndose a las pelotitas de Takao – vamos sube iré lento, a todo esto me llamo Kise ryouta y ¿tu?


–Kasamatsu yukio – contesto luego del ligero temblor imperceptible en su pecho, no supo si fue por la sonrisa que este le mostro o de la mención de alguien importante en su vida pero cualquiera que haya sido la ignoro.


 


~*~*~


 


El sol estaba por ocultarse y las cosas en la manada seirin no podían estar más tranquilas, la mayoría se encontraba fuera de la casona, midorima y Takao se encontraban en la terraza mirando divertidos; al menos el pelinegro,  como kuroko jugaba con una pequeña de no más de cuatro añitos que no dejaba de tocar su cabello, para la menor su color llamaba mucho su atención y este solo se dejaba hacer.


 Kagami y himuro por otro lado estaban sentados en la escalera que daba a la entrada, tratando de ignorar a un pequeño que los miraba como si fueran una eminencia o de otro planeta, el pelinegro gentilmente trato de que el pequeño desistiera de mirarlos pero el menor no les daba tregua. Eran un caso perdido, no era que no le gustaran si no que no sabían cómo tratarlos.


Aomine sonreía al verlos un poco más atrás de ellos, con una señal con la mano le indico al menor que se fuera y este le hiso caso corriendo donde su madre, volvió a sonreír ante el suspiro de su cachorro y de su hermano.


El motor de una moto llamo su atención fijándose todos en el rubio conocido, mientras se bajaba dejando ver al pronto nuevo residente.


Kasamatsu se sintió fuera del tiesto “era su idea o todos lo miraban raro”…miro el lugar y le pareció pequeño y acogedor una casa semejante a una hacienda rodeada de más pequeñas, un pequeño pueblito en medio de la nada y aun así le parecía agradable pero… ¿porque demonios lo miraban tanto?.


Kise le indico que se bajara y este un tanto nervioso agarro su balón y se bajó caminando a la siga del rubio.


Kasamatsu miro hacia adelante, viendo con asombro a un chico ya conocido, sus dones innatos se hicieron presentes y en cosa de nada le había lanzado el balón en plena cabeza al pelirrojo menor.


El ataque fue tan repentino y para nadie esperado que ninguno alcanzo a reaccionar.


Solo una única cosa estaba grabada… la sentencia del pelinegro por haber golpeado a la pareja del alfa.


 


Continuara…


 

Notas finales:

¿Qué tal? *w*, como siempre les desea que hayan pasado un agradable momento leyendo! Nos vemos en el siguiente capi, que estas ves me asegurare de tenerlo para el sábado/domingo.

Que tengan un excelente semanita!! Las quiere <3 nos estamos leyendo ;3 cuídense bye bye~

 

~*Disculpen los errores*~   


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