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My weakness. por darkocat

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Notas del fanfic:

Hola! Primero que nada quiero agradecer a los que me dieron su opinión en mis primeras dos historias, aunque fueron pocos me animaron mucho y hoy pasé todo el día poniéndole muchas ganas a lo que van a leer luego. Nunca pensé que se tardara tanto en escribir unas 2000 pero me divertí mucho haciéndolo. Quizás es muy temprano para subir otra historia cuando todavía no mucha gente leyó las que hice anteriormente, pero estaba inspirada (culpa de ustedes) y salió. Espero que lo disfruten tanto como disfruté yo escribiéndolo. Saludos! <3  [Shion x Nezumi]

Disclaimer: No.6 pertenece a Atsuko Asano. 

 

 

Era domingo por la mañana, había mucho viento y el sol calentaba la pálida piel de Shion, quien caminaba tranquilo rumbo a cualquier parte desierta fuera del sótano con una mochila colgando de su hombro izquierdo. Nezumi aun dormía como solía hacer hasta tarde todos los domingos igual que su compañero, pero hoy era la excepción. Hoy había despertado mas temprano con el propósito de matar su aburrimiento. Aunque podría hacerlo leyendo o simplemente durmiendo como lo hacía Nezumi,  pero estaba cansado de lo mismo, de leer siempre los mismos libros y dormir hasta tarde los días libres, quería algo nuevo. Era algo que venía pensando hacía ya unas semanas por lo que ya era hora de llevarlo a cabo.

Finalmente encontró el lugar que buscaba, el Bloque Oeste tenía unas vistas preciosas, Shion estaba completamente enamorado de estas desde la vez que Nezumi lo había llevado allí por primera vez. Claro, no era como No. 6, no era el tipo de belleza simétrica y robótica que ofrecía No. 6, pero justamente la libertad y naturaleza que despedían los paisajes del Bloque Oeste era lo que lo había cautivado de esa manera.

No dudó ni un segundo mas, ya sabía lo que quería hacer y hasta tenía en mente como iba a quedar incluso antes de empezar. Tiró la mochila sobre una roca y sacó un bastidor, un par de pinceles y pinturas en colores variados. Ya estaba todo listo, tenía lo que necesitaba para comenzar con su nuevo hobby y estaba inspirado, pero no sabía qué hacer.

-¿Por dónde debería empezar?- Se preguntó soltando un suspiro frustrado sentándose en la incómoda roca. Sabía seguro que no sería John Constable o Joseph Mallord William Turner, solo quería intentarlo, pero no pensó que fuera tan difícil.

Pasada mas de media hora sin hacer absolutamente nada, se rindió, ni siquiera tenía idea de que colores usar para poder reflejar la tranquilidad de esa mañana perfecta que estaba presenciando. Arremangó su camisa y se recostó sobre la piedra admirando el contraste sublime que conseguían las blancas nubes en el celeste profundo de aquel cielo. Todo aquello lucia tan ordinario cuando lo veía desde No. 6 que era casi nuevo para él.

 

Por otro lado, Nezumi había despertado para ir al baño cuando se percató de la ausencia de Shion, claramente era extraño. ¿Shion despierto un domingo a la mañana? No quiso pensar nada apresurado, así que se vistió un tanto adormilado. Buscó su goma para el pelo pero no la encontró y salió del sótano con su cabello suelto luego de una taza de agua caliente. Después de haber preguntado a todos los conocidos si habían visto a su compañero y haber recibido un no como respuesta, empezó a preocuparse. “¿Es que no puede dejar de hacer estupideces ni un domingo?” pensó malhumorado mientras aceleraba su paso hacia las zonas desiertas del Bloque Oeste. No quería estar despierto ese día tan temprano, encima por culpa de Shion, lo cual empeoraba su humor.

Luego de un rato caminando con el ceño fruncido y entre quejas, logra visualizar a lo lejos aquella cabellera blanca asomándose por encima de una roca. Aceleró el paso casi corriendo hasta llegar donde se encontraba su compañero para darse cuenta que el muy mocoso estaba dormido temblando de frio. Observó atentamente lo que se encontraba alrededor del chico, era bastante confuso, al menos hasta ahora él no sabía nada del nuevo “hobby” del albino. Volvió su vista a él, tenía un brazo sobre el rostro cubriendo sus ojos del sol y el otro sobre el estómago. Respiraba pacíficamente con la boca abierta, que de vez en cuando tiritaba por el frio viento.

Nezumi sopló resignado agachándose al lado de Shion, sacó las manos de sus bolsillos, se quitó la abrigada bufanda que acostumbraba a llevar y envolvió como pudo a su compañero para que deje de temblar. En cuanto se detuvo, aprovecho silenciosamente para ver que había estado haciendo, pero estaba todo vacío. Rió para sus adentros al ver que ni siquiera lo había intentado, ¿Cómo podía ser tan niño? Movió un poco las piernas de Shion para sentarse a su lado, revisó dentro de la mochila de este en busca de algo para dibujar y encontró varios lápices de dibujo atados con su goma del pelo. “Y claro… ¿Quién mas podría ser?” pensó un tanto fastidiado, pero su enojo se fue en cuanto se centró en Shion. Parece que el interés del muchacho de cabellos azules no era exactamente hacer paisajes, sino retratar a su compañero. Claro no era Rembrandt, pero su largo tiempo en el Bloque Oeste lo ayudo a desarrollar varias habilidades con las cuales pasaba el rato, y dibujar era una de ellas. Aunque principalmente lo hacía con el fin de diseñar sus ratones, también le agradaba mucho pasar a papel cómo él imaginaba que serían los personajes de sus obras literarias favoritas.

Se acomodó bien de manera que podía visualizar perfectamente a Shion y comenzó a plasmar en la hoja lo que podía apreciar, captando esa esencia inocente y calmada del chico. La delicadeza de la caída del cabello, la curva de su pequeña nariz, la longitud de las pestañas perdidas entre la sombra proyectada por aquel brazo sobre su frente y la suavidad de esos inexpertos labios, todo lo que reconocía a Shion, Nezumi era capaz de pasarlo a un simple y ordinario papel.

Había pasado casi una hora desde que había comenzado,  no le faltaba mucho para terminarlo, pero parece que justamente “terminarlo” no era una opción. Shion estiró su cuerpo seguido de un bostezo entreabriendo los ojos lentamente por el sol.  Nezumi permaneció quieto con los ojos bien abiertos ocultando el susto, deseando que vuelva a dormirse al menos diez minutos para poder irse sin ser visto, pero el albino siguió despierto y al notar a su compañero sentado a su lado, tuvo la misma reacción.

-Buenos días, Shion van Gogh.- Bromeó Nezumi en cuanto pudo largar una palabra para evitar mas segundos incomodos.

-¿Qué haces aquí? Se supone que los domingos duermes mas horas de las que el día te permite.

-Lo mismo digo de ti.- Soltó en forma de queja colocando un mechón de cabello detrás de su oreja recordando que aún lo tiene suelto. -Por cierto, ¿Quién te dió permiso?- Preguntó levantando la mano en la que tenía la goma del pelo.

Shion echó una mirada a la mano de Nezumi frotándose los ojos para aclarar la vista hasta reconocer lo que tenía en ella.

-Oh, lo siento, es que creí que volvería a casa antes de que despertaras.- Se justificó él y al enderezar su cuerpo para intentar levantarse, notó la bufanda que lo cubría.

-Quédatela hasta que volvamos, no deberías haber venido solo en camisa, idiota.- Shion quedó sorprendido, tanto por el gesto de Nezumi como por su intento de sonar enojado en vez de preocupado llamándolo idiota.

Se sentó en el suelo en frente de su compañero, acomodándose la bufanda para no enfermarse y tomó la mano de este quitándole la goma del pelo. Nezumi atinó a sacársela confundido pero Shion ya estaba arrodillado detrás suyo.

-¿Qué estás dibu…- Ambos se sorprendieron un tanto avergonzados sin mirarse el uno al otro. -¿Por qué no me dijiste que dibujabas tan bien, Nezumi?- Exclamó apoyando el pecho en su espalda y los brazos en sus hombros dejando las manos colgadas delante del dibujante aun con la goma del pelo en ella. -Podrías enseñarme, hoy no pude hacer mas que desperdiciar tiempo.- Dijo con un tanto de frustración torciendo su cabeza para apoyarla sobre la de Nezumi.

Este no pudo hacer mas que estar quieto mientras su nerviosismo aumentaba cada vez mas. Shion estaba demasiado cerca, podía sentir como la respiración del otro hacia que su cabello se moviera en el aire y chocara contra su mejilla.

-¡Ja! ¿Tienes idea de cuantos años me tomará enseñarte y que puedas hacer algo mínimamente decente?- Soltó en un acto desesperado entre risas nerviosas, girando apenas la cabeza hacia la derecha haciendo que su rostro y el de Shion queden aún mas cerca. -Tendrías que quedarte muchísimo tiempo mas aquí si quieres eso.- Dijo casi susurrando mientras rozaba casi sin moverse su nariz con la mejilla del albino, respirando el aroma tan peculiar de su piel.

Ambos se quedaron quietos mirándose fijo. El viento los acariciaba suavemente y el silencio los inundaba de manera infinita. Pese a ser unos segundos, se sentía como una eternidad, pero no pasaría mucho hasta que alguno de los dos note el momento incómodo.

-Me quedare todos los años que quieras, Nezumi, incluso si no me enseñas nada.- Habló bajo, ruborizado por lo que acababa de decir, alejando su cuerpo del de su compañero para luego quitarse la goma de la mano y comenzar a atarle el cabello.

Nezumi cerró los ojos y sintió una corriente recorrer todo su cuerpo al momento que Shion entrelazó los dedos en su pelo azulado. Este seguía quieto y callado cuando el albino termino y se sentó en frente de él, quitándole el dibujo de la mano.

-Dime que no luzco tan mal cuando duermo, por favor.-  Comentó entre risas acomodándose la bufanda prestada.

-No, luces peor, y te siguen las moscas.- Contestó bromeando serio, contemplándolo mientras observaba su dibujo. Shion apartó la vista del papel y se acercó a él poniendo su obra a su lado mirando a ambos.

-Tienes razón, nunca luciré tan bien como tú.- Replicó al de pelo azulado con la vista fija en sus ojos acomodándole un mechón de pelo detrás de la oreja. Nezumi se ruborizo notoriamente y Shion antes de terminar igual, se levantó juntando sus cosas rápidamente y sin darle tiempo a nada se giró empezando a caminar en dirección al sótano. -Vamos que ya comienzo a tener hambre.

Pero Nezumi no se iba a dejar manejar así por un mocoso como ese. En cuanto reaccionó, se levantó y fue detrás de él. Apresuró el paso hasta alcanzarlo y lo tomo de la bufanda dándolo vuelta hasta quedar los dos de frente, quedándose con esta en la mano.

-Nezumi…- Pero Nezumi no tuvo reacción alguna, solo se quedó ahí mirándolo casi sin saber qué hacer. Shion esperó unos segundos pero nada pasaba, hasta que se cansó y fue en busca de lo que su compañero iba en un principio. Le quitó la bufanda de las manos tomándola de dos extremos y se la pasó por el cuello tirando de él rápidamente hasta que sus labios se juntaron.

El contacto de sus bocas y la torpeza del beso de Shion hicieron reaccionar a Nezumi, quien lo tomo de la cintura con una mano, aprisionándolo contra su cuerpo mientras con la otra le quitaba la mochila tirándola al suelo nuevamente. No pudo evitar sonreír al notar la inocencia del chico en cualquier sentido posible. Lo bruto que era para acariciar su cabello y la manera en la que intentaba disminuir la diferencia de altura elevándose en las puntas de sus pies lo volvían loco.

Lo empujó unos cuantos pasos hacia atrás hasta apoyarlo levemente contra una columna torcida y comenzó a quitarse la chaqueta y la bufanda mientras Shion besaba su cuello. Volvieron a unir sus labios un largo rato intentando deshacerse de la distancia que ya no existía entre ellos, hasta que Nezumi lo detuvo para respirar, apoyando sus manos en la columna a los lados de Shion.

-¿Cuánto tiempo piensas pasar sin tomar aire? Me vas a matar.- Estaba agitado y apenas podía hablar entre las risas con poco oxígeno y la necesidad de este. -Nos vamos.- Le dijo autoritario al chico luego de tirarle la bufanda en la cara para que se abrigue y deje de mirarlo.

-¿Eh? ¡¿Ahora?! No…

-Sí, ahora, dijiste que tenías hambre y a mi me apetece mas estar en casa con este clima.- Replicó serio y comenzó a caminar intentando ocultar su ansiedad por llegar a aquel sótano.

-Está bien.- Asintió Shion, que aunque no se dio cuenta de las razones de su compañero para querer volver a la casa, él también tenía las suyas. -Hey Nezumi, ponte la chaqueta o te enfermarás tú también.

-Créeme que hace mas calor del que puedes apreciar a simple vista.- Levantó la mochila de Shion del suelo colgándosela del hombro y apoyó una mano en el hombro del chico acomodándole la bufanda. Él no pudo evitar sonreír con tantos gestos de cariño por parte de Nezumi y automáticamente se aferró con ambas manos a su brazo, apoyando el mentón en el hombro del mas alto dejandolo a este sorprendido ante tal acto.

Ambos siguieron caminando a plena luz de mediodía ocultando las pequeñas sonrisas que se escapaban repentinamente, actuando como un par de adolescentes enamorados. 


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