Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I´ll already there por HeartBreakerGirl

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hago mi comeback de escritora después de mucho tiempo, espero que les guste cada gota de escritura que invertí aquí.

Notas del capitulo:

¡¡Hola!! Sé que hace mucho no saben de mí y que tengo que actualizar mis fics, pero como dije en Twitter se me presentó un problema. Estoy sin internet dos meses. Además del hecho que estuve enferma, bloqueada y encima estuve trabajando (todo sea para ahorrar para el comeback). Como expliqué, intentaré escribir a mano y actualizar en una cabina de internet ¡¡Será difícil, pero pondré mi mayor esfuerzo!! Si tienen actualización hoy es porque hace dos semanas salí del trabajo y este es el resultado de ponerme a escribir como loca, sin cesar.

 

Ahora vamos con este one-shot. Mi intención es ponerme al día con los escritos que debo. Este será el primero. Voy a seguir un orden cronológico.^^

 

Este escrito está dedicado a mi amiga Pony (Ga 0ohmiy) Es mi regalo por su aniversario VIP que fue en Diciembre, si no me equivoco. Sí, leyeron muy bien XD Este regalo llega demasiado tarde, pero lo que vale es la intención y que cumplí mi promesa.

 

Este fic es muy especial y no solo porque se lo dedico a Pony, si no porque hay varias razones.

 

Primero, esta historia es un: ¿QUÉ SÍ HUBIESE PASADO...? Demasiado optimista, ya me entenderán cuando la lean.

 

Segundo, es una adaptación de un escrito mío que hice hace mucho tiempo. Antes de iniciarme en el yaoi, escribí un poco de hetero preparándome para entrar a este mundo. Solo algunas de mis amigas lo saben y ahora ustedes también HAHAHAHA. Continuando con la explicación, en la historia original me inspiré en el video Sentada Aquí en mi Alma de Chayanne y aquí también pasa lo mismo. Aunque ahora que lo pienso, no es una adaptación propiamente dicha. Me explico, para mí este one-shot equivale a hacer la versión de Eyes, Noise, Lips de Tablo. No digo que sea una obra maestra o un gran WOW. Pero si considero que es mejor que la original. Así como Tablo cambió la letra de canción de Taeyang, girando en torno a unos ojos, nariz y boca; aquí sucede lo mismo. En esencia es la misma idea, pero todo sucede de manera diferente. Desde el cambio de título hasta la manera de narración y como los acontecimientos se desarrollan. El GTOP es otra cosa, es distinto. Por ende tenía que escribirlo acorde a ellos y también porque quería superarme, haciéndolo mejor y diferente. Espero haberlo logrado, ustedes tendrán la palabra. Por mi parte, me siento satisfecha con el resultado y espero que hayan comprendido lo que traté de comunicar.

 

También hay una tercera razón por la que es especial, pero eso se los diré al final de este escrito.

 

Mis recomendaciones de hoy es que tengan pañuelos a la mano, no sé si los necesitarán, pero es mejor prevenir que lamentar. No quiero que después me reclamen por eso. También recomiendo escuchar esta lista de reproducción, que preparé especialmente para el fic, si pueden hacerlo es mejor. Son canciones con las que he escrito este one-shot, no soy fans de ellos o son mis artistas preferidos, pero debo admitir que me gustaron las melodías. Encontraran sorpresas ahí. Y, ah! Cuando haya dos o tres espacios (depende de AY) entre párrafos es un flashaback. Quiero hacer un experimento, espero que lo entiendan.

 

Sin más preámbulos, disfruten la lectura ^^

 

 

 

“Nuestro amor es como el viento,

no puedo verlo pero sí sentirlo”

 

-Un amor para recordar.

 

-Lluvia, lluvia y más lluvia. ¡Perfecto!-murmuré suavemente.

 

Pronosticar que más tarde sería un día terrible, era algo seguro y no una predicción. Fácilmente podía culpar al clima o a la carretera por verse tan solitaria o quizá que las estrellas no sean suficiente compañía para mí o que a mis 48 años he adquirido la sabiduría suficiente para saber cómo funciona el mundo y así sucesivamente podía seguir nombrando razones tontas o con sentido propio, cuando finalmente el resultado sería el mismo. La verdad es que... ¿Motivos? Sobraban y no necesitaban ser tomados a la ligera. Me conocía un poco más ahora por lo que mis ánimos estaban literalmente por los suelos y nada lo remediaría. Esas eran las consecuencias de levantarse con la sensación de tener una especie de nube negra sobre ti y sentirla tan pesada, que agota.

 

Tampoco ayudaba la continua lluvia a cántaros. Parecía que el cielo, en un acto de generosidad, decidiera atreverse a hacer lo que no me estaba permitiendo hace horas, llorar. Es como si dijera: "Seung Hyun, sé que no puedes. No te preocupes lo haré por ti" .A este punto no sabía si refutar este suceso de ser considerado un acto generoso o quizá oír como dentro de mí, todo se rompía en pedazos. ¿Cuál de ellos dolía menos? No lo sé, ni lo quiero saber. No podía flaquear en este momento, tenía que concentrarme en la carretera y velar por la seguridad de alguien especial para mí.

 

Entonces mis ojos captaron aquella manera tan despiadada del caer de las gotas, unas tras otra, dando muestra de no detenerse jamás y volví a recordar porqué odiaba este fenómeno, en particular. Nunca me gustó mucho la lluvia, desde que tengo razón. Acostumbraba a sentirme bien cuando pasaba los días lluviosos escuchando música. Siempre he seguido pensando que generaba un sentimiento complicado. Si anteriormente evocaba sensaciones complicadas, ahora era mucho peor, lo aborrecía. Hoy en día, ni la música lograba aplacar la cruel tristeza que propagaba a través de mi cuerpo. Tal vez debí aprender de él, aprovechar ese tiempo para componer. Él no odiaba la lluvia, de esa forma componía canciones tristes. Sonreír nostálgicamente fue automático.

 

Eres tú, unavez más.

 

Suspiré quedadamente, mordí mis labios en un intento de tratar de no sentirme tan afectado y como debí de suponer, no funcionó. Llevé una de mis manos al pecho, lentamente mis dedos se encogieron hasta formar un puño. Pude sentir la suavidad de la tela de la camisa, necesitaba desesperadamente percibir un poco de calidez y me aferré a ella con todo lo que me quedaba. Juro que intenté, lo juro. Como también que nada de lo que hiciera funcionaría. Nada.

 

¿Qué en el mundo...?

 

¿Existiría algo capaz de detener la desolación que emergía atrozmente desde mi pecho? Como un vil gusano carcomía mi alma, extasiado y embriagado de la alteración que generaba en mí.

 

Estuve tentado a golpear el volante. Frustrado, colérico y un poco atormentado, pero luego recordé que no estaba solo. Volví mi mano al manillar y respiré profundo varias veces, tomando bocanadas de aire por mi boca. No supe cuanto tiempo me llevó hacerlo mientras me negaba rotundamente a expulsar las lágrimas, pero al final lo conseguí. Recuperé la compostura lo más que pude y miré por el retrovisor del auto. Admitiendo que esto me haría sentir un poco mejor. Efectivamente escogí hacer una buena opción, ella dormida se veía hermosa. Siempre reflejaba en su rostro ese matiz de inocencia y tranquilidad, ajena a las perturbaciones de su padre y el mundo cruel en que solemos vivir. Aun asustaba tenerla y paradójicamente componía mi fortaleza. Tan preciada para mí.

 

La observé removerse un poco y me causó ternura. La veía agarrada a la vida con ese peluche que amaba dormir, a pesar de ser un poco grande para eso. Demostrándome lo especial que era y no lo decía por el orgullo que me producía, simplemente resultaba ser la verdad. Varias personas lo podían atestiguar. Mientras más la  miraba, más crecían mis ganas de estirar mis manos para acomodarle sus cabellos. Estaría encantado de la vida, sin embargo nuevamente esa palabra apareció en mi mente.

 

Seguridad.

 

Causar un accidente, no estaba dentro de mis contemplaciones, ni en mis mas locos sueños lo permitiría.

 

Volví mi vista hacia la carretera y me di cuenta que ya estábamos a mitad de camino. La pequeña tienda de flores se hacía visible cada vez más conforme avanzaba con el Bentley. Dentro de unos minutos haría una parada ahí.

 

-5 años- susurré pensando en voz alta.

 

Sentí indiferencia y dolor mientras pronunciaba tan corto número. ¡Maldita ironía de significar una eternidad para mí! Estaba seguro que si reducía la cifra o la aumentaba siempre pensaría lo mismo, el tiempo se había vuelto eterno y eso no era lo más difícil.

 

¡¡Por supuesto que no!!

 

Sofocante hasta el punto de no respirar, resultaba ser que he vivido sintiendo cada segundo transcurrido y a la vez no. Hermosamente contradictorio y cruel. Por no decir, muy loco.

 

¡Oh! Y soy un maldito loco.

 

Reprimí mis ganas de emitir una risa seca, celebrando mi afirmación.

 

La verdad quemaba tan fuerte, tan ardiente como una brasa, provocando más heridas y dolor.

 

¿Qué tanto he soportado el dolor?

 

Tan malditamente alto, que hubo una época que fue demasiado para mi cuerpo. Ahora la intensidad ha bajado, en comparación al pasado, pero aun estaba ahí. Me he mantenido estos últimos 5 años diciéndoles a todos: Estoy bien. Fue muy duro llegar a decir esa palabra y tomó un buen tiempo hacerlo. Aunque hoy tenía permitido mostrar un poco de mi dolor y tristeza, jamás se me ocurriría dejar a salir a la luz todo lo que llevaba dentro. Se asustarían y yo no quería eso, por más que doliera un poco menos.

 

¿Estoy mejor desde hace cinco años? Sí. Pero he tenido tiempos mejores antes.

 

Llegar hasta donde estoy hoy conllevó a sufrir un conjunto de no tan pequeñas cosas. Ya no soy ese hombre que solía decir: ¿Por qué esto me sucede a mí, Dios? ¿Por qué todo es tan complicado? ¿Acaso merezco vivir la mayoría de mi vida en el dolor? Aquellas preguntas y época quedaron atrás.

 

Solo que... en días como hoy solía extrañarlo tanto como al principio. Asustó mucho al tercer año, pero luego comprendí que es normal. Recordaba su manía de morderse el labio cuando se sentía nervioso o frustrado, las mil maneras que tenía de sonreír, su vena perfeccionista al hacer cualquier actividad, su manía de dejar todo en orden y la manera como se abrazaba a mí cada vez que dormíamos juntos.

 

¡Dios, extraño todo de ti!

 

Una vieja compañera, la nostalgia, surgida a partir del tercer año golpeó con exacta puntería en mi pecho y exigiendo, se hizo un hueco junto a la desolación. Rastrera y sigilosa despertó mi conciencia y recuerdos.

 

Habíamos pasado por tantas cosas. Sin duda fuimos reales.

 

-Éramos maravillosos. ¿Cierto, Jiyongie?

 

Y me permití girar mi cabeza a la derecha un segundo, estaba evitándolo arduamente desde que comencé a quejarme y luego mis ojos se fijaron en la carretera. Sabía que tarde o temprano lo iba a terminar por hacer y acerté de lleno.

 

Él estaba ahí, conmigo. Vestido con la misma ropa del día en que lo perdí. Su rostro estaba tan lleno de vida con sus características mejillas sonrosadas, sus ojos no habían perdido el brillo y sobre todo, tenía esa mirada. Esos orbes de chocolate que miraban con tanto amor, escondida entre esas tupidas pestañas y solo un segundo bastó para captar todo esto. No podía con él, me hería cada vez que lo veía y las lágrimas se agolparon en las cuencas de mis ojos, luchando por ser liberadas.

 

Su sonrisa lo empeoraba todo, él evidentemente me había escuchado. Lucía tan sano, siendo una completa locura.

 

¡Realmente, soy un bastardo loco!

 

Lo creía ciegamente, una lágrima descendió por mi mejilla y la limpié rápidamente. No podía llorar, él se pondría triste. Era mucho peor verlo en ese estado, prefería mil veces verlo sonriendo, lastimaba menos.

 

-Éramos maravillosos, cariño.

 

Pronuncié de nuevo como una afirmación, negándome a sucumbir al llanto y por el rabillo de mi ojo, constaté que él sonreía de nuevo.

 

 

Japón es considerado como nuestro segundo hogar y no íbamos mal encaminados. Incluso podía apostar que un futuro continuaríamos pensando la misma manera. No dejaba ser curioso que a pesar de haber sacado tres álbumes japoneses, hace dos años, recién nos afianzamos el año pasado. Era la primera vez que vivíamos en un país extranjero y cercano al nuestro. Hemos pasado un año de intensas promociones y aquí estamos. Vivos y aun respirando.

 

Una sonrisa cansada brotó de mis labios.

 

-¿Qué harías si supieras la fecha exacta del fin del mundo?

 

La voz de Ji Yong me sacó de mis pensamientos, desde aquí podía ver que los créditos de la película aun corrían.

 

-¿Tan afectado te dejó la película?

 

Respondí a la velocidad de un rayo con otra pregunta. Sabía que le irritaría, aun así lo hice porque quería salir del pequeño letargo en el que estuve y esa respuesta me daría tiempo suficiente para volver a mis cinco sentidos.

 

-No voy a caer en eso, Seung- Ji Yong frunció el ceño. Él tenía su cabeza reposando sobre mis piernas y centraba su mirada en mi rostro- Sabes que odio que lo hagas.

 

-Lo siento- pasé mi mano por su frente, cerciorándome que no tuviera fiebre.

 

No era el caso, generándome alivio y aproveché en acariciar una de sus mejillas.

 

-Tampoco estoy comprando esto- gruñó.

 

Reí ante su obstinación y él sonrió.

 

-Pero te gusta.

 

-Cierto, me gusta y estoy esperando mi respuesta.

 

¡Oh, Dios!

 

No me sorprendía su actitud. Creo que secretamente amaba ese rasgo suyo.

 

-No creo que el fin del mundo sea en el 2012- opté por salir por la tangente- ¡Vamos! Faltan dos años para que lleguemos a esa fecha.

 

-No es solo en el 2012, será en el 21 de Diciembre de ese año.

 

Rodé los ojos ante su manía perfeccionista de decirme algo lo más exacto posible.

 

-Bien. El 21 de Diciembre del 2012 no sucederá nada- bufé- ¡¡Vivamos el presente, estamos 6 de Mayo del 2010!!

 

Saqué a relucir mi sarcasmo en la última frase, aunque detrás de esa ironía decía la verdad. Puse especial énfasis en la fecha exacta por molestarlo.

 

-Tus estrategias están acabándose, Choi- había un tono petulante en su voz ronca- Sigamos en la búsqueda de la respuesta a mi pregunta.

 

-Tus palabras son más creativas cuando estás enfermo.

 

-Lo sé, mi mente es privilegiada- Ji Yong alzó su dedo índice y comenzó a darle ligeros golpes a mi cachete más cercano.

 

-¿Dejarás de atacarme, si decido responder tu pregunta?

 

-Sí- contestó a la vez que asentía.

 

-De acuerdo- me rendí, en realidad no lo hacía. Solo me daba pereza contestar este tipo de cosas. Demasiado, insulso o predecible para mi gusto- Tu duda cliché será saciada. Permíteme recordar, ¿cómo llegamos a esto?

 

-Primero no es tan cliché y segundo, todo es gracias a que acabamos de ver 2012, cariño- él me decía lo obvio, cuando realmente era más profundo- ¡Oh! También te negabas a consentir a tu novio enfermo.

 

Cosas ciertas, sobre todo la parte de novio. Llevábamos tres años juntos.

 

-Lo voy hacer, Jiyongie.

 

-Y por eso eres el mejor, Seunghyunnie.

 

Solté un gran bufido. Ji Yong enfermo era más irritable. Igual, él todavía me gustaba y mucho. No solo se reducía a gustar, iba más allá. En dos años los sentimientos cambian y crecen, como es nuestro caso.

 

-No necesito pensar mucho. La contestación viene rápido a mi mente.

 

Sentí un peñizcón en mi hombro. Recién me di cuenta que Ji Yong había dejado de golpear mi cachete. Sé lo que significaba el pequeño gesto de amor por su parte, descubrió mi juego por mortificarlo desde el inicio.

 

-¡¡Ay!! ¡¡Dolió!!

 

-Me alegro mucho- celebró con un brillo malvado en sus ojos.

 

Mientras me sobaba la zona afectada, pensé que si podía puntualizar una réplica inmediata a la pregunta que formulé, sin ir muy atrás.

 

Llegamos aquí porque culminamos la etapa más dura de nuestra expansión en Japón. Nuestra segunda gira, "Electric Love Tour", exclusiva para los japoneses esta vez, acabó con éxito el mes pasado. Nos dieron dos semanas de vacaciones, cuando realmente sería solo una semana.

 

-No seas exagerado, Seung.

 

Oí la voz lejana de Ji Yong. El 17 lanzábamos nuestro quinto sencillo "Tell My Goodbye", entonces la segunda semana nos pasaríamos preparándonos para algunas promociones.

 

-No lo soy- alegué mientras mi mente seguía hilando el dictamen de mi pregunta.

 

Ji Yong había cogido un resfrío en estos días y en algún momento, se les había arreglado para convencerme de ver una película con él, en la sala. Se cansó de estar encerrado en su habitación. Me aseguré de tener los implementos necesarios y solo así accedí. Los demás, salieron a pasear.

 

-Si me enterara cuando sería el fin del mundo, pasaría memorizando tu cuerpo una vez más toda la mañana, luego intentaría cocinarte algo bueno y pasaría toda la tarde, noche junto a ti y moriría mirando tus ojos.

 

Tus preciosos ojos que me hicieron admitir mi amor por ti.

 

Guardé este pensamiento para mí mismo, no se lo diría. Mi respuesta era suficientemente cursi, no necesitaba agregarle más.

 

-Eres cursi- Ji Yong sonrió- ¿Así se nos venga un tsunami o terremoto encima?

 

-No importa que venga, es una bonita forma de morir. No lo malogres.

 

Se escuchó la risilla divertida de Ji Yong en el departamento.

 

-Pienso lo mismo- admitió él- Me debería sentir halagado que el gran Seung Hyun piense en cocinar para mí.

 

-Tú tampoco eres bueno- le amonesté.

 

-Lo sé, otra alternativa es pagar un sitio en el arca. Te aseguro que seremos millonarios.

 

-¿Ahora eres vidente?- enarqué una ceja y él me guiño el ojo- ¿Cuál es el punto de sobrevivir a costa de otros porque simplemente no tuvieron recursos?

 

-¡Touché!- a Ji Yong le encantó mi respuesta- También podíamos hacer todo lo que hizo el protagonista de la película.

 

-Dudo que mi entrenamiento en Iris, sirva de algo. Es ficción- encogí mis hombros.

 

-Y... ¡¡Aigooo!! Nuestro hyung es un lindo bebé- habló de una manera linda y apretó mis cachetes.

 

-¿Qué estás insinuando, eh?- como sea logré pronunciar- ¡¡Retráctate!!

 

Enseguida ataqué su estómago para hacerle cosquillas, él tuvo que dejar mis mejillas momentáneamente y los sonidos de su risa llenaron el lugar.

 

-¡No!

 

-¡Hazlo!

 

Ji Yong continuaba riendo no dando tregua y aunque sabía que terminaría con un ataque de tos, seguí con mi labor. Nada más gratificante que oír su hermosa risa.

 

 

Otra cosa que más extrañaba, su manera tan única de reír. Lo hacía tan lindamente y generaba adicción. Él reía con ganas abriendo su boca en forma de sonrisa, a veces la cubría con su mano, otras veces cubría sus ojos o su frente de tanta risa, otras veces agarraba su estómago, otras escondía su cara si tenía una mesa al frente o con sus dos manos en caso de no disponer aquel objeto o cualquier cosa, tal como una bufanda por ejemplo.

 

Aun conservaba mi sonido favorito en el mundo en mi memoria. Eso era muy bueno, tenía miedo de olvidarlo algún día.

 

-Vamos a comprar flores para ti.

 

Estacioné el auto lo más cerca de la tienda de la carretera. Su estructura consistía en ser humilde, su techo era material de fibrosamiento corrugado. ¿Cómo lo sé? Algo aprendí de mi papel como arquitecto en una película. También era sostenido por paredes laterales de adobe.

 

Todavía llovía terriblemente, consideré sacar el paraguas y terminé descartándolo a último segundo. Gané una mirada reprobatoria de él, no me detuve a defenderme de alguna forma, no tenía tiempo y salí cubriéndome con mis manos mis cabellos, en una corrida rápida.

 

-Tan puntual como siempre.

 

La vendedora me reconoció, tendiéndome el ramo de flores ya listo. Supongo que después de cinco años aprendió a conocerme y para ser mayor, tenía buena memoria. Solo la veía una vez al año.

 

-Gracias.

 

Recibí el ramo y le entregué el dinero. Me obligué a curvar una de las esquinas de mi boca en una diminuta sonrisa, tenía que ser agradecido. Cosas así me impuse en situaciones necesarias con el paso de los años. Las únicas personas que lograban sacarme una sonrisa se verdad eran Haeri y de vez en cuando, mis amigos de mi ex-grupo.

 

La vi asentir en respuesta y me marché, volviendo ágilmente al carro.

 

El cierre de la puerta, hizo que Haeri se removiera y eso que traté de tener cuidado. No despertó. Sacó de mí la habilidad de dormir profundamente. Retomé la conducción del auto y estuve de vuelta a la carretera en pocos segundos.

 

Deseé haber aguantado la sensación de verlo, me arrepentí al instante en que lo hice. Ji Yong aparentemente cogió el ramo de lirios, entre sus manos y disfrutaba de su fragancia.

 

No pude evitar la percepción de sentirme atacado. Me lastimaba la etérea presencia de Ji Yong y al mismo tiempo tenía la capacidad asombrosa de hipnotizarme ante su visión. Muerto o vivo producía el mismo efecto en mí, nada cambiaba. No debía sorprender, me enamoré y lo amé como nunca a nadie.

 

-No tengo idea de cómo me enamoré de ti.

 

No tuve rastros de vergüenza al aceptarlo abiertamente. Hasta el día de hoy constituía formar parte del misterio de mi vida. De los 23 años que pasamos juntos, solo incluía noviazgo y casamiento. Porque si contara los de amistad serían más, nunca descubrí cómo él llegó convertirse en la parte vital de mi existencia.

 

Quizá nunca descifraría aquella verdad, pero sí sabía cuando lo acepté finalmente. Todo se debía a sus ojos.

 

 

Recordé que fue en Setiembre, ni idea de la fecha, pero sí el año. Estábamos por sacar en un par de meses nuestro segundo mini-album. Por lo tanto, un 2007. La noche estaba oscura y yo me desperté debido a una pesadilla. Sigilosamente caminando con pereza y bostezando iba a la cocina a tomar un vaso de leche.

 

La idea no me agradaba, pero quería dormir nuevamente en paz.

 

Al llegar a la sala, restregándome los ojos, detuve mis pasos. Encontré a Ji Yong llorando solitariamente sentado en el sofá, sus lágrimas corrían por su rostro y yo estúpidamente, en vez de correr a ofrecerle consuelo como su mejor amigo, me quedé quieto, sin atreverme a respirar.

 

Mirando al suelo, se veía tan frágil.

 

Algo amargo se extendió desde mi estómago hasta mi garganta y sabía perfectamente que no era porque la comida de Young Bae me haya caído mal. No, definitivamente no lo era.

 

Mis manos se empuñaron alrededor del borde de mi sweeter de mi pijama. Sin darme cuenta, respiré agitadamente y con fuerza, de un modo incesante. Granjeándome la atención de Ji Yong.

 

¿Qué?

 

Mi mente gritó al tomar conciencia de mis acciones.

 

Y en el momento en que Ji Yong levantó la vista hacia mí, limpiándose torpemente las lágrimas, supe que había cambiado.

 

En sus ojos aun se formaban lágrimas que él retenía y al conectar su mirada con la mía... ¡Oh, Dios! El para siempre estaba ahí.

 

Tan hermoso.

 

Entré en trance desde el instante en que lo vi llorar y el agujón que sentí en mi corazón, me devolvió a la realidad.

 

-¿Estás bien, Seung?- preguntó con voz ronca.

 

Me estremecí y enfadé en partes iguales. ¿Cómo podía preguntar por mí cuando evidentemente él estaba muy mal? Solo quería abrazarlo y hacerle sentir que todo saldría bien, sea cual sea la razón de sus lágrimas.

 

-Sí- ¿Cómo la compostura se apoderó de mí? Un misterio- Debería preguntarte esto a ti, aunque es estúpido. No estás bien.

 

Sonrió un poco. Me sentí un poco mejor.

 

-Siempre tan sincero, gracias.

 

-Un placer.

 

Caminé hacia donde se encontraba y me senté a su lado.

 

-¿Me dirás qué tienes o te lo tendré que sacar a la fuerza?

 

Batallé con el impulso de tomar su mano.

 

-¡Qué lindas opciones me has dado!

 

Intentó ser sarcástico, no le salió. Su estado de ánimo no lo permitió.

 

-Ji Yong- advertí.

 

-Dime porqué estás despierto y te lo diré.

 

No evitó darme largas.

 

-Un mal sueño, venía por un vaso de leche- resumí.

 

-Dami sufrió un accidente.

 

Susurró acongojado, derramando un par de lágrimas.

 

-¿Y qué haces aquí?- increpé- ¡Vamos! Te acompañaré al hospital.

 

Salté de mi asiento dispuesto a cambiarme rápidamente para irnos.

 

- No fue tan grave, una fractura en la pierna y la están tratando bien- me tranquilizó- Gracias por la oferta.

 

Una sonrisa imperceptible se dibujó en su rostro. Volví a sentarme automáticamente. ¿Entonces por qué estaba así?

 

-Estoy llorando porque me llevé un susto de muerte. Jamás me había sucedido con alguien tan cercano a mí- explicó- Creo que estoy en shock o soy algo estúpido.

 

-No eres estúpido, Ji. Tu reacción fue razonable- no mentía. De verdad lo creía- Raro sería que no te preocuparas. Apuesto que mañana buscarás ir al hospital, ¿cierto?

 

-Sí.

 

-Te acompañaré, si lo deseas- ofrecí.

 

-Gracias, Seung- se terminó de enjuagar sus lágrimas- Sería bueno que lo hicieras.

 

-De acuerdo. Entonces vamos por un vaso de leche, ¿eh?- palmeé ligeramente su espalda. Espero no haber lucido como idiota- No podemos presentarnos con ojeras.

 

-Es una buena idea. Gracias, hyung.

 

-Es la tercera vez que me agradeces en toda la noche- fruncí el ceño- No quiero volver a oírlo ni ahora ni más tarde.

 

-Vale.

 

Aceptó no muy convencido con una mueca distorsionada.

 

-¿Vamos?

 

Con un ligero asentimiento, nos dirigimos a la cocina. Lograr calmar un poco a Ji Yong, hacía que todo fuera mejor. Al terminar de pensarlo, otro pensamiento me golpeó como una gran bofetada. Hace cuatro años, cuando Ji Yong y yo nos re-encontramos por primera vez en el club underground, después de tiempo; había experimentado el mismo aguijón que sentí al mirarle.

 

¡Oh, oh! ¡Mierda!

 

Creo que también estaba en shock, pero lo empujaría lejos por mientras. Mi prioridad era Ji Yong. Luego lo consultaría con la almohada. Ojalá ayudara.

 

De verdad, lo espero.

 

 

No debería estar sumido entre tantos recuerdos hoy día. Esto era muy malo, podía terminar con yo mirando el álbum familiar a oscuras en mi habitación por la noche y después deprimirme terriblemente, compadeciéndome de mí mismo.

 

Sacudí la cabeza, pensar en escenarios lúgubres y tan tristes no conduciría a cosas buenas.

 

Otra vez miré la lluvia, caía con un poco menos de fuerza. Mucho mejor. Calculé que dentro de una hora el amanecer se mostraría en todo su esplendor y no necesitaba mirar el reloj para confirmarlo. Todos los años llegaba a las cinco de la mañana a la tienda de flores.

 

"Siempre puntual"

 

La voz de la anciana resonó en mi cabeza. Reconozco que en el pasado no era una eminencia de la puntualidad, despertarme incluso fue considerado como un deporte nacional en BIGBANG. Solo así llegábamos a tiempo a las entrevistas o actividades, luego cuando cada uno se mudó a su propia vivienda, me coaccioné a despertarme luchando fervientemente contra el sueño. Pocas veces funcionaba y llegaba a tiempo, las otras veces, llegaba cinco minutos tarde.

 

Hice lo mejor que pude, a mi favor.

 

Estos últimos años, planifiqué un horario sistemático y marchaba muy bien, sin contratiempos. Así vivo ahora.

 

Suspiré.

 

Mis mejores tiempos se llamaban Kwon Ji Yong, incluidos los momentos más frágiles de nuestra relación.

 

-Sacas lo mejor de mí y lo peor de mí.

 

 

Todos los días las personas nos hallamos expuestas a diferentes situaciones y no solo basta con pasarlas una sola vez. ¡No! Cientos de situaciones en un mismo día puede llegar a matarnos a nuestro débil ser. Somos humanos y quizá podamos quejarnos sin cesar por cada acontecimiento que nos deja al borde del estrés aniquilante, sin embargo siempre hay un respiro. Porque al final de día, lo que tienes es tu regreso a casa. Y mi casa es una persona. No todos tenemos esta tal suerte, de tener a alguien esperando por ti. Lo sé, soy un maldito afortunado y debería mostrar la gigante sonrisa del gato de Chesire tatuada en mi rostro, empapándome de felicidad y presentarme por todo lo alto abriendo con fuerza la puerta del departamento.

 

Vale, mi estilo no es ser dramático.

 

Pero, si debería estar contento.

 

Exacto, debería. Esa es la palabra clave. Definitivamente no estoy feliz. Bueno, sí de verlo a él. Aunque sé que si se lo digo me tirará lo primero que vea a su alcance. Más bien no estoy feliz con la situación. Tampoco sonrío.

 

Estoy suspirando y pensando.

 

Sé que esto es mi culpa, saberlo tampoco ayudaba mucho. Desde el momento que cometí tales acciones hace unos días, sabía las consecuencias de mis actos.

 

Me encuentro en una muy mala posición. ¡Oh, sí! De esas, en donde no importa lo que hagas todo se verá mal. Tenía que ser muy cauteloso. Detrás de la puerta alguien necesitaba explicaciones. No tenía miedo de hablar con él. Mi problema establecía en cómo entrar. Podía digitar la clave y simplemente hacerlo, pero yo me refería a la manera. Me siento como un ladrón en mi propia casa. Es el departamento de Ji Yong, lo sé. Nada del otro mundo considerando que es mi novio. Simplemente donde estaba él es mi casa. Entonces la sensación desagradable por verme como un intruso contribuía a crecer mi pesar.

 

¿Entro de manera calmada y cierro la puerta? o ¿Entro como si fuera un día normal? Día normal significaba agilizar mis pasos hacia su encuentro. Las dos opciones terminarían probablemente es catástrofe.

 

Suspiré de nuevo.

 

Otras dudas vinieron a mí, burlándose, acomplejando más mi existencia, como si no tuviera suficiente estar agotado en el plano físico y mental. Terminaría con dolor de cabeza, al tratar de pensar en algo justo para él.

 

¡Ah!

 

Volví a suspirar.

 

¿Cómo le saludo? ¿Qué digo?... ¿Lo siento? No soluciona las cosas. ¿Un afectuoso Yongie, ayudaría? ¿Cariño? Sonaría demasiado desvergonzado de mi parte. ¿Hola, Ji Yong? Demasiado seco. ¿Llegué a casa? No soy un diplomático. ¿Te extrañé? BIGBANG se queda sin rapero. ¿Te amo? No es apropiado y ¿si no me quedo mudo? Es mucho peor.

 

¿Pero qué podía hacer? Todo tenía una razón y sí, esta vez me extralimité. Lo vengo haciendo obsesivamente unos meses. Odio en lo que me he convertido. Lo detesto, sin embargo era lo mejor que podía hacer. Es malditamente opuesto, que cualquiera pensaría que es una gran burla de mi parte. ¿Desde cuándo hacer sufrir a la persona que amas es bueno? Nunca. También sufro y a veces pienso que no merezco a Ji Yong. No entiendo cómo aun sigue a mi lado, amándome.

 

Realmente soy idiota.

 

Expulsé otro suspiro más.

 

Basta.

 

 A este paso derrumbaría el piso entero con mis exhalaciones.

 

¡Al diablo! ¡Que sucedan las cosas!

 

Su mirada enojada me recibió a diez pasos de mí. Ji Yong se encontraba recostado contra la espalda del sofá, agarraba la cabecera del mueble  en una pose relajada. En contraste con su postura, el rostro de mi novio pintaba exactamente sus emociones de manera transparente. Sus ojos refulgían como dos brillantes truenos furiosos con los humanos, veía bastante tensa su mandíbula que temía por músculos agarrotados, orillándole a tener dolor más tarde. Su boca esbozaba una perfecta línea recta.

 

Me confirmó lo que ya sabía, el nivel de molestia de Ji Yong se traducía a MUY CABREADO.

 

¿Esperar que él hable? No.

 

Mi voz tenía que ser escuchada. No importaba si decía una estupidez. Por supuesto que no la diría, pero se entiende el punto. Considerando la realidad, estaba en mí afrontar el error. Demostraba que aceptaba todo lo que ocurriría.

 

Ahora o nunca.

 

-Nada de lo que diga disminuirá tu enfado.

 

No fue nada inteligente. Su cara enrojeció por completo, incluida sus orejas. Decidí seguir hablando aunque mi mente se manifestara en blanco. Me atreví a caminar cinco pasos hacia él.

 

-Desearía saludarte o decir algo que te hiciera sentir mejor. No la hay.

 

A veces me sorprendía la manera como mi boca soltaba palabras sinceras, sin tener una idea aproximada de las cosas. No lo hacía con malicia o con deseos de molestar, simplemente no tenía filtro.

 

-¡¡Son 4 días, Seung sin saber de ti!! ¡¡4 días!! –Ji Yong alzó la voz crispado, señalando el tiempo con los dedos- ¿Qué crees que sentí cuando desperté de la cama y tú no estabas? No dejaste ni una maldita nota.

 

Conforme hablaba el tono de su voz disminuía, se oía rota y decepcionada. Dolió escucharlo. ¡Demonios! Realmente hice un buen trabajo, orillé a sentir desgraciado a la persona que amaba. Moría en ese instante en encontrar el método o palabra correcta o alguna fórmula mágica que hiciera desparecer la herida que causé en él. Nunca existiría tal cosa, pero cuando estás desesperado deseas este tipo de cosas. ¿Soy digno de darle una respuesta ahora mismo? Creo que no, sin embargo no aparté la mirada de él.

 

-Sé que tu intención no es hacerme sentir miserable.

 

Siete años después todavía maravillaba esa cualidad que poseemos de saber lo que pensábamos sin decir ni una palabra. Algo en mis ojos debió delatarme, no lo sé y ser consciente de ello aumentó mi disgusto por lo que hice. Él tenía razón, 4 días transcurrieron desde que no le llamé, mandé mensajes e ignoré la única llamada de Ji Yong a propósito y él aun así me entendía.

 

¡¿Qué demonios?! ¿Dónde había lógica? ¿Nuestro amor es bueno?

 

Podía argumentar que todo era culpa de las grabaciones de la película. Una  gran incongruente patraña y no iba a ser tan mezquino de siquiera concebir decirle esta ridiculez.

 

-Pero tampoco ayuda que ni siquiera me llames o me mandes mensajes en estos días. Estoy cansado.

 

Sus hombros lucían derrotados, su estado anímico igual.

 

Lo sé porque sentía lo mismo y a la vez sabía que significaba estar cansado de esperarme. Ahogué un grito de frustración, mis manos se convirtieron en puños, conteniendo así la ira que amenazaba con surgir.

 

-Sé que soy un mal novio- Modulé mi voz, tragué saliva. Admití ante Ji Yong mis errores y revelé mis pensamientos. Él se merecía mucho más, pero esto es todo lo que podía darle- Y que debería tratarte un poco mejor.... 

 

-Bueno, al menos lo sabes- interrumpió cortante- ¿Y qué estás haciendo al respecto?- reprochó directo- A veces no sé si debo llamarte o enviarte un mensaje porque siento que me alejas, que es malo hacer esas cosas tan simples con MI novio.

 

-Puedes hacerlo, Ji- respondí contundente- No tienes ningún impedimento.

 

- ¿Entonces por… qué… demonios… me siento así?- gesticuló con las manos, esperando que le ofreciera un respuesta consoladora- ¿Siempre tengo que dar el primer paso? Y no es cuestión de orgullo, somos dos en esta relación. Tú deberías dar tu parte.

 

Ji Yong me acribillaba mortalmente palabra tras palabra, lo último lastimó como el demonio. Era mi error, me lo señalaba de frente y la indignación salió disparada en cuestión de segundos.

 

-¿Me estás tratando de decir que yo no hago nada en esta relación?

 

La irracionalidad ganó este asalto, sin darme tiempo de contenerla.

 

-No. Sabes que eso no es lo que quise decir- recriminó sacudiendo la cabeza- No te cuesta nada mandarme un mensaje o llamarme cuando puedas. ¡¡Solo toma un par de segundos o minutos, Seung Hyun!! 

 

-Si te mando un mensaje o te llamo diciéndote que te extraño o que no voy a venir sé que igual te lastimaría. ¿Estoy en lo cierto?  

 

Los dos nos conocíamos, no decía algo dudoso. Esta también era una de las tantas razones por las que me comportaba como un cretino. Tenía que hacerlo, si eso incluía protegerlo a él.

 

-Sí, pero prefiero que lo hagas- aceptó con una voz temblorosa.

 

Si no lo tocaba en este instante juro que agonizaba. Sus temblorosos labios, el morderse la parte inferior y su mirada.

 

¡Dios! ¡La maldita mirada!

 

Mandó al diablo el poco autocontrol que conservaba. Quería sentirlo, en dos zancadas estuve frente a él.

 

-No, no quiero herirte y tampoco correr tras de ti- ahuequé su rostro entre mis manos y podía verme reflejado en sus hermosos ojos-  No sabes lo difícil que es contenerme de querer estar contigo. Soy codicioso cuando se trata de ti. 

 

Ji Yong era la única persona que me hacía querer tomar todo de él. Aunque a estas alturas ya lo he hecho, no había ni una parte de él que no conociera, físicamente, mentalmente y espiritualmente. Siempre ansiaba más y más.

 

-Yo también lo soy, pero una llamada o un par de mensajes, no te van a matar- susurró ahogado. 

 

-Sabes que tenemos que cuidar lo que hacemos y decimos.

 

Descansé mi frente sobre la suya, cerrando los ojos. Nuestra conversación sonaba tan calmada e íntima, sería magnífico quedarme así para siempre con Ji Yong. Sentirlo cerca, siendo sinceros y con su aliento enviándome sensaciones eléctricas por todo mi cuerpo. Los problemas no se irían de esta manera y la raíz de todas nuestras discusiones se debíamos a lo que afirmé.

 

-¿Acaso alguien hackeará los mensajes que nos enviamos?

 

No susurró, habló pausado.

 

Percibí las manos de Ji Yong sobre las mías, su cálido toque me confortó. Casi sonrío por costumbre, duró tan poco el roce de su piel contra la mía, sutilmente quitó mis palmas de sus mejillas. Definitivamente mi corazón sangró un poco. No importaba, me quedaría siempre a su lado y abriendo los ojos los dirigí hacia donde se encontrara. No tan cerca, ni tan lejos él taladraba con su mirada.

 

- ¿Y llamarme? Puedes hacerlo desde la van, la YG o la villa. ¡No sé!- alzó las manos y la voz mientras caminaba en círculos de un lado a otro- ¡Hay tantas opciones y no las haces! ¡¡Ninguna!! ¡¡Odio que hemos llegado hasta este punto!!

 

La amargura se evidenció en su hablar.

 

-¡¿Y crees que a mí no?!- elevé dos octavas el timbre de voz- No sabes cuánto aborrezco tener que medirme por los estúpidos rumores- gruñí poniendo cada gramo de odio que guardaba- De no pasar un momento decente contigo a solas. 

 

-¡¡Y ese es el maldito problema!!- señaló- Puedo tolerar no mostrarme al público contigo, que el mundo no tenga idea de lo que siento por ti, de frenarnos un poco cuando estamos frente a las cámaras- enumeró cada consecuencia horrible de nuestra relación, agitado- Pero... ¿no salir a escondidas contigo o no disfrutar estar juntos en un mismo espacio? Eso no lo puedo aceptar.

 

Meneó su cabeza inconforme.

 

¡Mucho menos, yo!

 

 -Seung Hyun, necesito estar contigo- pasó sus manos por su rostro y cabellos, removiéndolos- Quiero sentirte cerca. No soporto estar lejos de ti.

 

Había matices de una arrolladora sinceridad, cadencia y desespero en su pronunciación, pero sobre todo sentí el amor que me tenía. Una ola de calor agradable cubrió todo mi cuerpo, remeciéndome por completo y dejándome conmovido. Mi lengua y mi cerebro peleaban ferozmente en un campo de guerra por querer decir te amo ya.

 

Ganó mi cerebro, por ahora.

 

-Tú y yo solo teniéndonos sería suficiente. ¡Dios! Soy feliz con solo eso- trataba de dominar las emociones, no era justo que miles de sensaciones se arremolinaban en mi interior- Pero sabes que el mundo real no funciona así.

 

Costaba tanto no quebrarme ahí mismo. Quizá mi tono sonó un poco angustiado.

 

-La sociedad no está preparada para nosotros. Ellos no son nada para mí. Lo que más odio en el mundo es verte llorar y más si es por mí. De verdad, no te merezco

 

 Soy despreciable, no valía la pena sostener compasión por mi persona.

 

-Pero tal vez pequé por confiar en tu fortaleza y también fue mi error al ser un loco sobreproctector con respecto a ti, que me autocontrolé rigurosamente, lastimándote en el proceso- escupí la última frase con un risa seca. Luego suspiré- Intentaré llamarte, mensajearte o buscar estar un poco más de tiempo junto a ti. Puede ser que a veces te decepcione aunque yo no quiera, pero trataré de salir adelante contigo.

 

No declararía a diestra y siniestra promesas vacías, daría todo de mí para enfocarme en nosotros. Me aseguré de que viera en mis ojos la pura verdad de mis expresiones.

 

-Duele mucho esperarte.

 

 Ji Yong confesó mordiéndose los labios. Nunca se le iría esa manía. Aguanté la sonrisa ante el pensamiento. No sorprendió su comportamiento, su mirada se había suavizado conforme yo hablaba. Esto no era un perdón, sin embargo intuyo que captó porqué no hice promesas.  

 

-Tengo miedo que cada vez que nos encontremos siempre terminemos en discusiones, en vez de aprovechar nuestro tiempo- gimoteó- Y discutimos porque estamos heridos, estamos cansados de como nuestra situación cambia mientras más famosos somos.

 

Continuaba atento a lo que exponía. Él me escuchó antes sin interrumpirme, le agradecía y  ahora era mi turno de hacerlo.

 

-Es lindo tener apoyo en tu carrera, pero todo se tuerce cuando varios ojos observan cada paso que das. También estar lejos no funciona para nosotros. 

 

-Tampoco estar cerca demasiado tiempo- dije.

 

Sonreímos a medias, al mismo tiempo.

 

-Sí y yo sé que me amas.

 

Afirmó sin vergüenza con una firmeza concluyente que quise besarlo hasta quedarnos sin oxígeno.

 

-Nunca dudaré de nuestro amor- mi corazón quería salir por mi garganta. Latía como loco- Solo... aterroriza pensar hallarnos dirigiéndonos hacia la fragilidad y no a la fortaleza de nuestra relación. 

 

Emprendió a dar pasos seguros hacia mí. No sé si él lo hacía a conciencia o no, pero es como si nuestros cuerpos supieran que debíamos hacer cuando estábamos juntos. No importaba si hablando, discutiendo, mirando una película o haciendo el amor. Siempre sabía, sosteníamos una atracción profunda entre nosotros. No solo en el sentido pasional, si no de danzar alrededor del otro en automático. Hace un momento yo caminé en dirección a él y ahora era al revés, Ji Yong lo hacía. Sopesé la oportunidad de encontrarme con él a mitad de camino, no obstante mis pies se anclaron al piso, negándose a moverse. Lo dejé estar, no veía a Ji Yong frunciendo el ceño o con algún signo de molestia. Su semblante se mostraba apacible.

 

-Somos fuertes, superaremos cualquier cosa- contesté, ya que no podía desplazarme.

 

El tiempo no se detuvo, solo me limité a esperarlo como él siempre lo ha hecho conmigo en estos meses.

 

-Y tú eres el más fuerte de los dos, lo sé.

 

Llegó a mí, tomando mis manos. Involuntariamente las entrelazamos, sus dedos se deslizaron con parsimonia entre los espacios de los míos, me gustó el efecto que causó y me perdí en sus ojos. Nos dábamos fuerzas entre nosotros, nuestro agarre era firme y entrañable al mismo tiempo.

 

-Como también sé que seguiremos lidiando con esto- siguió declarando- No solo porque tenemos que ser cuidadosos, si no... – Ji Yong respiró hondo para poder continuar- Cada uno tenemos carreras y separarnos cada cierto tiempo es inevitable. 

 

Oírle decirle esto, me hizo sentir indigno de Ji Yong. Mi corazón sangró un poco más. Él no debería estar conmigo. Debería decir: Aléjate de mí.  Pero no lo hacía, soy tan malditamente egoísta, codicioso con él, que tener en cuenta la idea me producía un pavor indescriptible. Daba más ganas de tenerlo para mí y junto a mí. No soy capaz de pronunciar la frase. Soy un cobarde.

 

-Soy el peor- reconocí censurándome a mí mismo- Tú siempre has sido el primero en apoyarme en cada sueño o ambición que tengo- la rabia aumentaba gradualmente en cada palabra que articulaba- Me estás apoyando en esta película.  ¿Por qué estás conmigo? ¿Cómo puedes?

 

Emití lo último en un hilo de voz abrumado.

 

-Porque te amo.

 

Fue tan simple y rápida la respuesta. Logrando acelerar más rápido mi corazón. No causó desconcierto su réplica, los dos conocíamos la resolución desde el momento en que manifesté la pregunta y aun así no me calmaba. Angustiaba. Ji Yong soltó mis manos, le costó desprenderse de mí, yo me aferré mucho a él. Incluso soltó una risa divertida y cuando lo obtuvo, rodeó mi cuello con ellas. Pegándose a mí y recostando su cabeza en mi hombro. Yo apresé su cintura con brío, él sonrió cuando lo hice. Quise corresponder el gesto, pero no pude. La molestia no me dejaba.

 

-Te amo- pronunció de nuevo, causando regocijo en las profundidades de mi alma.

 

Mi corazón pesó menos, la mitad de mi inquietud se fue.

 

-Te amo.

 

Vocalizó lentamente, yo solo pensaba que él quería matarme. Jamás me cansaría de escucharle decirme eso.

 

-Te lo diré cuantas veces quieres para aligerar esa pesadumbre que llevas ahí.

 

Seguía sin habla, incapaz de contestarle, conmocionado a tope.

 

-Te amo.

 

El agobio terminó por desaparecer, pero los latidos no.

 

-Yo también te amo. 

 

Acoplé todas mis fuerzas dentro de mí para que se escuchara firme y potente para Ji Yong. Tuve éxito.

 

- ¡¡Aigoo!! Nuestro Seunghyunnie por fin pudo hablar, pensé que te quedarías mudo para siempre- bromeó. Yo bufé y estreché más su cintura- Necesitábamos hablar de este modo. Llevábamos conteniéndonos mucho.

 

Cierto.

 

-Extrañaba lo cercanos que éramos.

 

Yo también. Estoy enfermo de ti.

 

- A veces pienso gritar lo que somos- confesó sin dudas- En realidad, estoy listo y quiero hacerlo.

 

-No, no vamos a hablar de esto ahora.

 

De plano rechacé. No dándole ni un chanche.

 

-¿Por qué no ahora?

 

Se aventuró a cuestionarme. 

 

-Porque no. Es tan fácil y sencillo de entender. Estamos bien como estamos ahora.

 

Busqué abrazarle más, quizá se hallaba al borde la asfixia, pero no me importaba.

 

-No estamos bien, Seunghyun. Lo sabes.

 

Me empujó ligeramente por sorpresa, zafándose así de mi agarre. Le miré ceñudo y él enarcó una ceja.

 

-¡Ya lo sé! ¡Argh!- me quejé, removiendo mis cabellos con ambas manos- Sabes que…. ¡Tú me entiendes! 

 

-¿A qué tienes miedo, Seung? ¿Que me lastimen?- retó.

 

-No estamos en el momento adecuado- le fulminé con la mirada- ¡Y sí! ¡Maldición! Tú no puedes salir dañado, de ninguna manera. No lo permitiré.

 

Sobre mi cadáver lo aceptaría. Sus mejillas se sonrojaron en un bonito color carmín, apuesto que tenía ganas de sonreír, pero seguramente él contuvo su sonrisa a duras penas. Sabe disimular bien.

 

-¡Oh, Dios! Terco-Choi- rodó los ojos- Yo juzgaré eso. 

 

-Tú también eres obstinado Kwon- acusé.

 

-¿Vamos a discutir de nuevo?

 

Suspiró profundamente. 

 

-No. No quiero.

 

-Bien, coincidimos. 

 

Él nuevamente se acercó a mí, ni corto ni perezoso, volviendo a la misma posición de antes. Reí divertido por su accionar y con ganas continué abrazándolo. Advertía que no estábamos ignorando el tema. Solo nos sentíamos agotados y estoy seguro que más adelante, en el futuro, tendríamos conversaciones o discusiones sobre esto en particular. 

 

-¿No lo estoy dejando correr, lo sabes?

 

-Lo sé- mascullé entre dientes.

 

-¿Y sabes, por qué?

 

-Demuéstrame, Jiyongie.

 

Sonreí, besando sus cabellos.

 

-Porque sé que algún día te convenceré de vivir sin miedos. Juntos sufriremos y estaremos, pero la valdrá la pena, Hyunnie. Te lo prometo- se oía bonita la manera como lo decía- Recuerda mis palabras, Choi. Porque sucederá. 

 

-Copiado, Yongie. ¿Y sabes?

 

-Hmm.

 

-Hola, te extrañé cariño.

 

Y él se acurrucó más junto a mí.

 

 

A veces Ji Yong conseguía dejarme sobresaltado con el rostro en blanco porque no tenía idea de cómo reaccionar a lo que decía. Él era esa clase de persona que soltaba sin temor sus pensamientos. Algunos eran simples, otros de gran magnitud y luego estaban sus pronósticos del futuro, acertaba siempre. Jamás fallaba. Muy espeluznante talento.

 

Él tenía razón con sus predicciones. Jamás se lo he dicho, ni se lo diría. ¿Para qué? ¿Para aumentarle el ego? No gracias, bastante era oírle decir: ¿Te acuerdas que te dije esto hace…? Él no presumía. Bueno, un poco. Pero siempre recordaba. Solo me ceñía a la situación y sonreía en contestación, mientras trataba de bajar la fascinación y estupefacción que causaba.

 

El recuerdo de su más grande vaticinio hace minutos provocó curvar una de las esquinas de mi boca, en una media y diminuta sonrisa. Desencadenamos algo colosal, pero también…

 

-Creamos grandes líos- pronuncié muy bajo.

 

 

“En el 2014 el índice de aceptación de la homosexualidad, en el país se incrementó a un 41%. El ex presidente Park Woo Soon, alcalde de Seúl en es época, revolucionó a la población al proponer una clausula especial, alegando sobre los derechos humanos. El objetivo era  fijar el ¨derecho de no ser determinado en base a la orientación o identidad social¨. No subyugando ante la presión y poder de las iglesias protestantes cristianas, obtuvo la victoria. Dando el primer paso, a favor de los homosexuales.

 

Diez años después el índice es de un 51%. Nuestra Corea arraigada a los valores confucionistas ha avanzado en poco tiempo, asimilando el cambio con tolerancia, a pesar de contar con un sector oponente. La sociedad, las leyes y las cifras están en constante evolución. Sin embargo aún continuamos sorprendiéndonos por noticias de esta índole.

 

Hoy, el actor, compositor y diseñador T.O.P y el productor y compositor musical G-DRAGON (Ex integrantes del disuelto y exitoso grupo BIGBANG, en el 2021) anunciaron a través de su agencia YG Entertainment, el nacimiento de su hija. El comunicado declaró: “Estamos felices de anunciar el nacimiento de Haeri Choi Kwon, hija de Choi Seung Hyun y Kwon Ji Yong, nacida el 22 de Junio del 2024, a las 5:47 a.m. La bebé se encuentra en perfecto estado de salud y pedimos respeto ante este acontecimiento dichoso, íntimo y familar.” Diversos medios nacionales e internacionales informaron que las celebridades habían alquilado un vientre en Estados Unidos, un aspecto que no ha podido ser confirmado. Las celebridades han logrado mantener su vida personal, lejos de la prensa como siempre.  

 

Las reacciones no se han hecho esperar allegados, fans, la comunidad LGBT, internautas y  parte de la población felicitan a la pareja. Mientras otra parte reporta descontento y molestia ante la noticia, generando así críticas mixtas. En su mayoría son favorables.

 

No es la primera vez, que ambas estrellas copan los titulares con noticias de este calibre. En el 2022, salieron del armario haciendo pública su relación de forma oficial  por primera vez, desatando una conmoción a nivel mundial, al ser una pareja en un mismo grupo por primera vez en la historia mundial. Corea aun no estaba tan preparada para esto. Aun así contra viento y marea, la perseverancia de estos dos artistas ayudó a ganarse a la mayoría de la población, el sacrificio y el arduo trabajo trajeron buenas recompensas; convirtiéndose en una de las parejas celebridades más estable del panorama. También reforzó convertirse, sin quererlo o no, en la imagen sobre la petición de la legalidad del matrimonio homosexual en Corea. Influyendo con éxito en la aceptación de la ley, al casi término del mandato del ex presidente Park Woo Soon, quien formuló la propuesta ante la Asamblea Nacional.

 

Los famosos ex raperos, ese mismo año formalizaron los papeles de matrimonio en el país poco después de la aprobación de la ley, revelando sus secretas nupcias en el 2019 en Las Vegas.

 

Ellos y otras celebridades, de la misma orientación sexual, han contribuido que los gays y lesbianas no tengan miedo a decir su condición, no continuando siendo invisibles para el país haciendo oír su voz y ser libres.

 

No todavía las problemáticas se están arreglando. Seúl aun tiene conflictos, problemas y demostraciones. El trabajo que viene haciendo el Partido Democrático Unido desde el gobierno de Park Woo Soon y nuestro actual presidente Ahn Cheol-soo, tiene muchos obstáculos que afrontar y tratar de seguir progresando. Mientras tanto es importante seguir encarando a la oposición y escucharles. Es en este proceso de discusión dónde podemos encontrar soluciones y ayudar a entender a la gente porqué el cambio es bueno.

 

Como decimos para avanzar, se necesita tiempo.

 

Podemos seguir sorprendidos y sorprendiéndonos ante estas revelaciones, pero un bebé, siempre es bien recibido y todos somos humanos. No importa el tipo de creencia que profesemos, todos sueñan con un país mejor.

 

                                                                               Kim Moon Ho, director de Korea Herald.”    

 

 

 

-Bien, hyungs todos hablan de ustedes. ¡Excelente!

 

SeungRi anunció con una sonrisa de satisfacción, como si a nosotros nos encantara la idea que la gente esté al pendiente de nuestras vidas. Rodé los ojos.

 

-¿Y por eso nos leíste todo el reportaje?- Ji Yong inquirió enarcando una ceja.

 

Él se veía resplandeciente, una mágica aura envolvía su ser y sus ojos brillaban, sin pudor alguno. Pensé que el día en que me casé fue el día más feliz de mi existencia y que también mis ojos vieron a un ángel caminando hacia mí, hoy la vida me demostró lo equivocado que estaba. Realmente hoy soy el hombre más feliz del universo. Soy padre y nada es más precioso que ver a mi esposo sosteniendo a mi hija entre sus brazos. Esa imagen jamás podrá ser superada.

 

-¿Acaso quería que les leyera a Dispatch, Sport Seul o Allkpop?- reaccionó aparentemente horrorizado- Ustedes son gente de clase, necesitan algo de categoría.

 

Realzó solemne.

 

-¿Categoría?

 

-TOP hyung, ustedes son estrellas de alto perfil e íconos mundiales – habló serio.

 

-¡Tú eres el CEO de la YG! ¿Una de las empresas de entretenimiento más grande de Asia?- verbalicé con lógica. Ji Yong solo nos escuchaba, sabía que pensaba lo mismo- ¿También eres importante?

 

- El más joven de Corea, pero no importa- recalcó orgulloso- TOP hyung, a veces dudo de tu capacidad para captar lo que sucede a tu alrededor.

 

Fue honesto.

 

-Gracias- dije con sarcasmo.

 

-De nada- obvió mi comentario- Siguiendo con el asunto, nada ser compara a ser personas influyentes, que mueven masas. Sobre todo para la comunidad LGTB.

 

-A veces me pregunto si terminarás de madurar y te casaras- emití mi opinión entrecerrando mis ojos.

 

-Por favor, hyung- bufó- Soy soltero y hago lo que quiero.

 

-Tienes 33 años- acotó Ji Yong, luego volvió hacer mimos a nuestra hija.

 

Nos encontrábamos sentados en uno de los sofás de la sala de nuestra villa. SeungRi ocupaba otro mueble, al frente de nosotros. Había sido el primero en venir. Si alguien me hubiese dicho que el maknae iba a ser el más puntual de todos, sinceramente lo tomaría como una buena broma. Estuvo con nosotros en el hospital, incluso nos acompaño a casa, conduciendo el auto.

 

-Todavía no es el momento- se encogió de hombros.

 

-Nunca será el momento- mascullé.

 

SeungRi me fulminó con la mirada. Con el paso de los años se daba más confianzas conmigo, ya no le intimidaba como antes. Todavía conservaba el respeto por mí. Podía haber hecho lo mismo, pero opté por sonreír para irritarlo. Me convertí en buen estratega con el paso de los años. Funcionó. Resopló indignado y para mi buena suerte el timbre sonó. Seguramente eran esos dos que llegaban muy tarde.

 

-Gracias por ofrecerte para abrir la puerta- dije antes que él tuviera oportunidad de rechazarme.

 

-¡Hyung!- chilló.

 

-Hey, baja la voz. No asustes a Haeri- recriminó Ji Yong.

 

Yo aguanté las ganas de reírme y SeungRi se levantó malhumorado, sabiendo que no podía decirle alguna réplica inteligente.

 

-¡Claro, ya no se puede confiar en la gente!- murmuró quejándose entre dientes- Así me pagan el buen trato que les doy, se aprovechan de mí.

 

Cuando estuvo lejos, me eché a reír junto con Ji Yong.

 

-Él es tan divertido de molestar- admitió.

 

-Lo sé.

 

-¿Quieres cargar a Haeri?- preguntó ilusionado.

 

-No lo sé- dudaba y me producía pavor que se cayera en algún momento- ¿Y si…?

 

-No. ¡Por favor, Seung la cargaste en el hospital y no pasó nada!- cortó, sabiendo lo que nunca expresé en palabras- No caerá contigo, eres su padre. La protegerás siempre, ¿cierto?

 

No sé porqué, pero me sonrojé ante sus palabras y lo odié.

 

-¿Te estás sonrojando?- Ji Yong sonreía alegre.

 

¡Maldición!

 

-No.

-Sí. Lo estás.

 

Y él tenía esa sonrisa tan gigante, que me daba ganas de golpearlo. No ayudaba.

 

-No.

 

-Sí. ¡Aigoo nuesto Seunghyunnie nos da el placer de verlo sonrojado!- el tonito cantarín de Ji Yong mostraba su diversión- Contadas son las veces, que lo he visto así. Haeri, eres afortunada- continuó su burla, dirigiendo sus oraciones a ella- Ya naciste y puedes ver a papi, sonrojado. ¿Debería ponerme celoso?- bromeó.

 

-Te odio- dije con molestia.

 

-Yo te amo, cariño.

 

-Gracias.

 

-De nada- ignoró mi lado sardónico- ¿La cargarás?

 

-Pero… solo la tuve unos segundos.

 

-Nada, tómala.

 

´Ji Yong me tendió a Haeri con mucho cuidado, por dentro me hallaba temblando de la emoción y miedo. Traté encontrar la manera de sujetarla entre mis brazos de forma segura, fui torpe al principio, pero me las arreglé para hacerlo correctamente. Ji Yong me animaba con la mirada, atento a cada paso que daba y confiando de lleno en mí. Eso me dio más valor.

 

-¿Ves? No pasó nada.

 

Su voz se oía suave y baja. No tuve problemas para escucharlo. Me gustaba hablar con él de esta manera.

 

-Ella es tan pequeña. ¿Cómo ella se las apañó para patear tan fuerte?- recordé cuando por suerte, ambos pudimos sentir su fuerza, en el vientre de la madre en alquiler.

 

-No lo sé- Ji Yong rió- Sin duda será alguien con una fortaleza increíble como tú. Heredó tus ojos. Gracias a Dios, lo hizo.

 

-Quería que heredara los tuyos, son más hermosos- confesé.

 

-¿Qué tienen de bonitos mis ojos?- Ji Yong sonrojado preguntó escéptico.

 

Buena pregunta. Bueno, ¿quizá fueron los causantes de enamorarme? Demasiada información para él.

 -Me gustan.

 

Expuse conforme.

 

-Exageras.

 

-Si tú lo dices.

 

Empecé a hacer mímicas tontas con los dedos, lo cual se traducía a moverlos arriba y abajo. En uno de esas idas y venidas, Haeri atrapó uno de mis dedos, con sus pequeñas manitos. El mundo se detuvo ahí, algo inexplicable surgió dentro de mí, causando que todas mis emociones se desbordaran. Sé que Haeri no hablaba, pero en ese momento supe que ella me amaba mucho. Podía oír ese: Papá te quiero.

 

-Yo también te amo, hija- pronuncié sin planearlo- Contestando tu pregunta, Ji. Sí, lo supe desde el momento en que ella nació, siempre la protegería. A ella y a ti, los dos son lo más importante de mi vida. Ahora somos una familia, como siempre quisimos.

 

Le di un beso en la coronilla, a ambos y miré a Ji Yong, quien ahora lloraba.

 

-Gracias por darme una familia, Ji Yong y permitirme tener este hermoso deseo contigo. No llores, que tengo a Haeri aquí y no puedo limpiarte las lágrimas.

 

-¡Idiota!

 

Rió, dándome un ligero golpe en mis hombros y luego se secó las lágrimas rápidamente. Desde aquí podía oír las voces y pasos de mis donsaengs.

 

-¡Lo sé, lo sé llegamos tarde! El vuelo en Nueva York se retrasó- explicó Young Bae. Su debut en América fue exitoso- Y no, no soy un pésimo mejor amigo, Ji. No es mi culpa. No puedo controlar el aeropuerto, entero.

 

De mis labios brotaron risas, Ji Yong le asesinaba con la mirada.

 

-Y yo, bueno China demoró un poco con el fanmmeting- Daesung se defendió. También llevaba una carrera exitosa en solitario- El aeropuerto fue un caos. Por cierto, tuvimos que esquivar a varios periodistas.

 

Los medios eran predecibles, nadie se sorprendió. Agradecí mentalmente haber comprado la villa hace muchos años, se encontraba en una zona de alta seguridad y de mucha privacidad.

 

-Y bien ya dimos nuestras excusas- Young Bae rió- Quiero conocer a mi sobrina. ¿Puedo cargarla?

 

-Claro.

 

Acepté antes que Ji Yong hablara, Young Bae era excelente con los niños y sabía que mi esposo no se iba a negar. Personalmente, quería quedarme más tiempo cargando a mi hija, pero tendría varias oportunidades de sobra más adelante. Le pasé a Haeri con mucho cuidado y todos sonreímos de inmediato. Ella era hermosa, delicada como una flor y la ropa que llevaba le daba un aspecto encantador. Todos eran felices por el nuevo integrante de la familia. Tomé la mano de Ji Yong.

 

-¡Será la bebé más consentida de toda Corea!- exclamo Young Bae contento- Aquí tienes el mejor tío de todos.

 

-¡Hey, hyung! Yo lo seré. ¿Quién le va a espantar a todos los chicos que quieran aprovecharse de ella?- me estremecí ante el prospecto del futuro, gracias a SeungRi. Hasta donde yo sabía, Haeri no iba a tener novio hasta los 30 años y estaba siendo muy generoso. Fruncí el ceño- Le enseñaré a identificar hombres.

 

-¡Tú no le vas a enseñar nada de esas cosas, maknae!- le advertí en un tono peligroso.

 

Ji Yong rió de mi comportamiento.

 

-No le provoquen un infarto temprano a Seung Hyun. Hay que darle tiempo de asimilar la idea.

 

-¡Nunca!

 

Todos rieron, excepto yo.

 

-Yo también seré un tío genial, por no decir el mejor- bromeó Daesung- Es bella su hija, hyungs. ¡Felicidades!

 

-Gracias, Dae- agradecimos al mismo tiempo.

 

-¡Obvio que es bella! ¡Ósea es la próxima Kim Tae Hee, con tremendo padres que tiene…!

 

-¡SeungRi!- coreamos.

 

-¿Qué?

 

Young Bae rodó los ojos.

 

-Por la emoción, olvidé felicitarlos. ¡Felicidades, bro! ¡Felicidades Seung Hyun!

 

-Gracias.

 

Agradecimos de nuevo.

 

-¿Cómo se llama?

 

-Haeri- contestó Ji Yong.

 

-¿Por qué?- preguntó curioso Daesung.

 

-Significa mar u océano. Ella es nuestro milagro que cruzó un océano inmenso hacia nosotros- explicó.

 

Nos sonreímos mirándonos, no nos importó estar frente a ellos y entrelacé con fuerza las manos de Ji Yong. La vida no podía ser más perfecta, entrábamos a nueva etapa.

 

 

 

Haeri es un pedazo de Ji Yong y yo, un calco perfectamente esculpido por la naturaleza y el cielo. Fuimos bendecidos que llegara a nuestra vida y todavía siento lo mismo, aunque no todo está completo para mí. Viviré sosteniéndola siempre, nunca la dejaré caer. Ella es como una roca extraterrestre, tan única. Dudo que alguien pueda merecerla por completa. Ella misma con el paso de los años mantiene constante, en mi mente, la idea de que cada vez impone la valla alta. Alcanzarla será difícil, conseguir la aprobación de alguien digno también. Me aterra incorporarme a la etapa de adolescencia con ella. Tiene 11 años, recién está creciendo, pero me gustaría que parara de hacerlo. No estoy preparado, bueno jamás lo estaré para verla transformarse en una gran mujer.

 

No sé cómo me las ingenié para criarla estos cinco años, sin ti. ¡Dioses! Al principio originé desastres por doquier, costó habituarse a un nuevo estilo de vida. Me pregunto… ¿cómo te las arreglabas para hacer todo perfecto y tener la casa en orden al final del día? Ambos compartimos responsabilidades, pero tú eras el que sabía todo. Como debíamos funcionar, que cosas evitar, como lograr dormirla, etc. Aun no tengo idea cómo seguiré haciendo marchar la educación de Haeri. Se supone que más adelante hablaría temas más serios con ella. No sé cómo iniciarlo, en qué manera decirlo y son esos días en lo que más te echo de menos. Deseo fervientemente que estés conmigo, ahí, viendo a nuestra hija crecer o al menos solo tranquilizarme con un toque o palabra tuya. Tal como se supone debió de ser.  El sueño que una vez tuve de envejecer contigo, porque mis sueños siempre cambian desde el día en que me enamoré de ti, quedó truncado en un segundo.

 

Un maldito segundo. Tú salvaste mi vida, yo no pude salvar la tuya.

 

-Pero también tenías razón en otra cosa. Yo soy el fuerte.

 

 

Diez días enteros. Son diez amaneceres de despertar sin ti. Diez noches sin dormir abrazado a ti. Ahogándome en lágrimas, en nuestra habitación, cada madrugada a oscuras y tratando de correr lejos de las llamas de dolor, alcanzándome, no importa tan duro trate. La última imagen que tengo de ti es yo temblando por la sangre que había detrás de tu cabeza y mis manos estaban llenas de ellas, tú no abrías los ojos que tanto me gustan, me mantenía rogando a cualquier deidad que te protegiera y repitiendo sin parar: Estás bien, estás bien. 

 

Nunca estuviste bien. Nunca mis plegarias sirvieron y  jamás volviste a abrir tus ojos.

 

¿Cómo pudiste dejarme de esta manera? No puedo creer que fue verdad, pensé que todo lo que me decían ellos era falso. Sigo buscándote por toda la casa y tengo a todo el mundo buscándome y yo solo me preocupo por encontrarte en algún lugar. Esperando que salgas de donde estás escondido, que me digas: Seunghyunnie, aquí estoy. No hay un Seunghyunnie de tus labios y ni lo habrá.

 

Han pasado diez días que me pongo tu camisa todas las noches. Diez días que he desconectado el teléfono y diez días sin sentir tus manos.

 

No puedo con las últimas palabras que escuché de ti. Dijiste: En un rato estoy contigo. Lo declaraste y no cumpliste. En un rato estabas en la sala y al otro segundo, tirado en el suelo. ¿Por qué no te quedaste? ¿Por qué no estás?

 

Nadie sabe lo que estoy pasando en carne viva. Estoy respirando, pero no siento la vida. Estoy muriendo por dentro. Quiero ser invisible. ¿Cómo puedo estar seguro que lograré engañar a todos? Mi corazón está abierto, en par y en par. La herida es demasiado profunda. Y no va a sanar pronto y nunca cicatrizará del todo. No quiero que nadie se preocupe por mí. No quiero hablar con los demás porque no necesito ayuda y tampoco simpatía. Me siento roto, no sabes cómo lo enfrentaré todo y, aun así me dan ganas de traerte de vuelta y atarte conmigo eternamente.

 

Duele mucho decir: Lo siento, a Haeri. Jamás quisiera recordar cómo le expuse la realidad, que ahora somos dos, en vez de tres. Tuve que estar para ella, dejando de lado mi calvario. Eso estoy haciendo, sigo la rutina como puedo. No trabajo porque ellos hablaron de tomarme un tiempo personal. Claro, tiempo personal. Ni dándome todo eso me sentiré mejor. Pero ella tiene escuela y cuando regresa, paso todo el tiempo junto a ella. Cuando tienes una hija, tienes que pensar en ella, no haciendo cualquier estupidez y sé que Haeri será mi cordura. Si no la tuviera, hace mucho estaría encerrado en casa, sin comer, ni beber, llorando todo el tiempo, sin moverme de la cama. Pasaría un par de meses y luego buscaría sobrevivir.

 

Todo lo que puedo hacer es llorar a escondidas, llevando mi duelo a medias y viendo videos de ti, la noche entera.

 

-Hoy es un día especial. Vamos a ir a San Francisco, a conocer a una madre sustituta… lo que significa- Ji Yong sostenía la cámara alegremente mientras hablaba frente a ella- Tan tan tan….

 

El aparato electrónico enfocó mi rostro, aparentemente aburrido haciendo el equipaje. Divertía molestarlo.

 

-Ji, sabes que no me gustan esas cosas.

 

-Vuelve a decirlo y me voy a San Francisco sin ti- envió una mirada de muerte.

 

Yo reí.

 

-De acuerdo. Haré el anuncio- la cámara apuntó en mí.

 

Carraspeé y simulé arreglarme el cabello.

 

-¡Dilo, dilo, dilo!- Ji Yong hacia barra aplaudiendo como podía.

 

-¡¡Vamos a ser papás!!

 

-¡¡Sí!!

 

Ji Yong vino corriendo hacia mí, brincando inesperadamente, sujetando las piernas en mi cintura. Evidentemente la cámara se movió, mientras acomodaba sus brazos en mi cuello.

 

-¿Estás contento, señor Kwon?

 

-Es de Choi, querido. No lo olvides- corrigió, dándome un beso corto en los labios.

 

-Tienes razón. A veces los olvido.

 

-Llevamos 4 años de casados, ¿estás seguro que me casé con el indicado? No parece- enarcó una ceja.

 

-Por supuesto que sí- contesté sonriendo- Somos un equipo. Tú y yo.

 

-Cierto. Ahora seremos tres.

 

-Sí.

 

-La familia se agranda. Dime, ¿cuáles son sus pensamientos al saber que es padre, señor Choi?- tomó una pose periodística.

 

-Tengo miedo y estoy feliz.

 

-Yo también, pero los dos haremos un trabajo grandioso- admitió con seguridad cabal- Pero también tengo miedo de otra cosa.

 

-¿De la gente?

 

-Sí, un poco- aceptó con un adorable puchero- A veces pienso que te arrastro a un lugar oscuro por estar conmigo, pero tampoco puedo estar sin ti.

 

-No te preocupes por ello, Yongie- afirmé sinceramente- Supe hace siglos que no quiero ir al cielo, si tú vas al infierno. Me quemaré contigo.

 

-Me aseguraré de arder juntos y encadenados.

 

Sonreí.

 

-¿Terminó la entrevista? Al menos que quieras que la maleta vaya con ropa desordenada…-dejé caer la oración desinteresado.

 

-¡Ni te atrevas! ¡Entrevista out!

 

Bajó de mis brazos, la cámara se movió demasiado y luego expuso un cuadro al revés.

 

-¿Seguro que apagaste la cámara? Veo el punto rojo.

 

-¡Claro que sí!

 

Solo se oían voces

 

-No lo creo. Mira.

 

-¡Aish! ¡Está bien!- larga pausa- ¡Tienes razón! ¡Maldición! ¡No te rías!

 

El objeto nuevamente se movió y enseñó la imagen de Ji Yong.

 

-Fin de reporte. ¡Ahí vamos San Francisco! “

 

Pulsé el botón de pausa, el nítido perfil de Ji Yong me sonreía. Las lágrimas fluían sin interrupciones, procuraba convencerme que esa es la última imagen que vi de ti. No la que trato de borrar exasperado de mi memoria.

 

-¿Qué hago?

 

Suprimo un sollozo, el vacío que sentía por dentro me oprime con fuerza y la respiración surgió violenta, errática. El aire no llegaba a mis pulmones, mi cuerpo vibraba incontrolable y me abrazaba a mí mismo, sentado en el suelo.

 

Olvidé el tiempo, de por sí las horas y los días ya no existían para mí. Aislado completamente del mundo, no tenía quién me sacara de allí y no supe la duración transcurrida, pero sí que era madrugada, cuando una mano pequeña tocó mi hombro.

 

Paré de llorar en el acto, conocía esa mano. La sostuve el día que nació. Mis ojos se encontraban hinchados y usé la poca fuerza que me quedaba, para detener las lágrimas. Había fallado miserablemente, en ocultarle la verdad a mi hija y alcé la vista para confrontarla.

 

Ella vestía su pijama rosa de Pikachu, era un enterizo con capucha, agarraba su peluche con fuerza y me miraba con tristeza.

 

-¿Papi, por qué lloras?- preguntó con su vocecita. No sabía qué responderle, no podía alterarla más de lo que seguro estaba, la conocía- ¿Es por qué tienes miedo que papi no está con nosotros?

 

Tragué saliva inconscientemente, me acababan de clavar una daga en mi piel. Haeri era muy inteligente y se daba cuenta de las cosas con facilidad, para tener 6 años lo hacía. Recordé como absorbió la noticia, lloró, pero entendió lo que quería decirle. Tenía miedo lidiar con una hija que no aceptaba su muerte. Los tres días que duró el velorio resultaron siendo un apagón en mi mente. Estaba ahí, pero bloqueé todo. Solo me importaba mi hija. Tuve que mandarle cinco días con sus abuelos para apaciguar mi congoja un poco y presentar un aspecto decentemente estable para Haeri. Esos fueron los días que liberé sin restricción alguna parte de mi dolor, me obligué a poner una fecha límite y lo cumplí. Tampoco podía dejarla abandonada a su suerte y ella lo entendió, cuando le comuniqué que pasaría unos días con sus abuelos.

 

Mi plan era llorar por las noches, descargar mis penas, a mi manera hasta que exteriorizar un aspecto medianamente humano, no quería tener tatuado en mi rostro: Murió Ji Yong.  

 

-Un poco- mentí con voz rasposa.

 

-No te preocupes, papi- dejó el peluche, a mi lado- Mi papi me enseñó un método para no tener miedo. ¿Quieres que te enseñe?

 

Asentí con un nudo enorme en la garganta.

 

¿Qué se supone que le dice a tu hija, en una situación así? Ella me estaba consolando, cuando debería ser al revés.

 

-Contar hasta 50. Papi, dice que calma. Aun no aprendo hasta el 100, pero pronto lo aprenderé para contarlos contigo, ¿vale?

 

-Sí.

 

Tenía más ganas de llorar. Mi hija de alguna manera heredó su manía.

 

-Y puedes llorar, papi. Fluffy y yo estamos contigo.

 

Extendí las piernas e hice que ella se sentara en mi regazo. Me abrazó como pudo con sus brazitos y me permití llorar despacio con ella. Haeri, a pesar de su comportamiento maduro, demostraba ser niña después de todo.

 

-1…2….3…4…5…6….7….

 

 

Esa noche comprendí que debía esforzarme más por Haeri, por eso sobrevivo ahora de esta manera. Jamás podré estar bien, pero espero que todos asuman que dejé la oscuridad y que la luz poco a poco se hace grande en mi vida. Así todo funcionaba en algún modo.

 

Conocía detalladamente a Ji Yong, sé que hubiera seguido adelante por Haeri y le hubiese costado más salir de su letargo. Sabía que él despertaría teniendo pesadillas todas las noches, lloraría todo el día, no comería, tendría ataques de histeria y destruiría todo. Hubiese mandado a Haeri un poco más de tiempo con sus abuelos.

 

Parecía mentira que pudiésemos existir en un mundo donde no estuviese el otro.  

 

Al menos yo existo porque me he vuelto un desquiciado andante. Si alguien supiera que veo a un muerto desde hace cinco años, me mandarían al psiquiátrico y me quitarían a Haeri.

 

-Extraño todo lo que hacíamos, tenía sentido entonces.

 

Un día como hoy, haríamos una sesión de cine improvisada en casa, junto con Haeri. Tú nos regañarías por comer palomitas hasta hartarnos y nos harías poner la mesa como castigo.  Incluso borraría ese ceño fruncido diciendo que te arrugarías muy pronto y luego me darías un buen golpe. Jugaríamos a las escondidas con Haeri, antes de acostarla a dormir. Una vez terminada nuestras actividades parentales, tomaríamos una botella de vino para relajarnos y te diría….

 

Soñar despierto provocó un daño emocional.

 

-Pero nada sucederá- dije en un hilo de voz rasgado- Nada importa, me dejaste.

 

-Nunca te quise dejar, Seunghyunnie.

 

Escuché su voz, sobrecogiéndome en un instante y frené en seco en el arcén de la carretera. Quedé congelado, sin pronunciar ni una palabra. Nada salía de mi boca. Estaba a nada de llorar. Él habló como quien no quiera la cosa, después de cinco años. ¡Cinco jodidos años! Mis nervios se estremecieron, por primera vez, después de tanto tiempo suscitando un miedo inflexible.

 

El alma que me quedaba salió de mi cuerpo. En algún momento, escuché ruidos lejanos de Haeri despertándose. El ruido de la fricción de las ruedas y la pista eran los culpables indirectos. Mi inconsciente comenzó a funcionar en modo automático, podía ver mis manos frías temblando sobre el timón.

 

-¿Papi? ¿Ya llegamos?- preguntó somnolienta. No estaba del todo despierta y estuve agradecido.

 

Tragué saliva varias veces, una tras otra. Esclarecer mi voz era mi meta por el momento.

 

-No, cielo. Duerme. Pasó un perro y tuve que detenerme.

 

-¡Oh! De acuerdo.

 

Se acomodó de nuevo, abrazó a su peluche y otra vez se echó a dormir. Realmente tuve suerte en que se tragara mi mentira.

 

Respiré profundo, agarré con mucha presión el volante, notándose las venas en mis dedos y lentamente me volví a mirarlo.

 

-De verdad, nunca quise dejarles- volvió hablar con ojos tristes- Mira, ya va a amanecer.

 

Y desapareció, como si nunca vinera a mí. Sabía que desaparecería por unas horas, pero no quería que sea precisamente ahorita. No cuando me deja con miles de dudas y emociones en la cabeza hechas en un laberinto. ¿Qué debía sentir? Permanecí sentado, sin arrancar el auto, mirando el espejo retrovisor con mis acciones expresando lo que no podía decir. Es difícil ver las cosas con claridad, a través del dolor. Mi dominio construido en cinco años, amenazaba con desplomarse. No, corrijo, ya se vino abajo.

 

Mi intuición enunciaba que esto era muy malo. La dos cosas, mi estado emocional y que él me hablara.

 

Las pupilas dilatadas,  los ojos desenfocados y cristalinos sostenían que enloquecí. Más de lo que ya estaba.

 

¿Podía soportar escuchar tu voz más tarde? ¿Podía decirle lo que más me atormenta estos días? No ser capaz de contarte que te amaba, una vez más, aunque ya lo sabías. ¿Qué a veces te odio? ¿Qué me perdones por no haber llegado a tiempo? ¿Qué soy mitad humano porque no estás? ¿Qué no soy nada, nada, nada sin ti?

 

Éramos el silencio y yo en medio de la carretera. Un par de lágrimas escaparon, un poco aquí, allá… llegando a perderse en mi cuello, el sabor amargo de la soledad me embargó. Es peor sentirte solo cuando estás acompañado. Haeri estaba detrás de mí y aún así no podía quitar esa sensación.

 

Los rayos del sol interrumpieron, el mundo extraviado en el que habitaba, empujándome lejos, en la ocasión perfecta. Es como si me avisara: Hey, Seunghyun despierta. Él tuvo razón, una vez más, la aurora despuntaba en un mezcla de amarillo, rosado y naranja, indicando de manera oficial el inicio de un nuevo día. En vez de llover, garuaba. Me obligué a abrir un poco las ventanas delanteras del auto, necesitaba aire puro para recuperarme del acontecimiento que tenía fresco en la memoria. No dejaba la impresión de notarme extraño. También lancé a miles de kilómetros, este pensamiento.

 

-Ahh…

 

El suave y sutil golpeteo de la garúa, me acompañó de vuelta a la carretera. Faltaba dos horas para llegar a mi destino.

 

El lago Chungpyong, se encontraba ahí la casa vacacional que compramos hace muchos años con Ji Yong. Solo me permitía pisarla una vez al año, siempre conmemorábamos el aniversario de su muerte, ahí con mis amigos. Haeri y yo éramos siempre los últimos en llegar. Mis amigos se instalaban el día anterior, ya conocían la clave. Estos últimos años fijé un horario de cómo pasar el día, visitar la casa es lo primero en la lista y un viaje en carretera, donde estábamos solo nosotros era conveniente para mí. Ayudaba a prepararme un psicológicamente para el resto del día. No teníamos problemas de intimidad, el lugar era de carácter privado y seguro.

 

Este era y es el lugar favorito de Ji Yong en el mundo por descontado, también es el mío, pero nuestras razones son diferentes. Mientras Ji Yong le encantaba la magia que desprendía el lugar, a mí me gustaba por ser un lugar calmado.

 

 Ahora, para mí, me daba igual. No lo sentía mi lugar.

 

Ji Yong se llevó eso.

 

Miré el sol, rogué tener un poco de paz el día de hoy.

 

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Para cuando estacioné el auto, fuera de la casa, unas inmensas nubes blancas atravesaban por el cielo. Desde aquí podía oler el desayuno, que seguramente Young Bae había preparado en su mayoría. Los otros también podían cocinar y hoy era una de esos días que lo hacían sin falta. No tenía mucha hambre, pero me forzaría a comer. No quiero ver ni un rostro preocupado o alarmado.

 

Apagué el motor. Haeri seguía dormida. Ni los rayos del sol lograban despertarla, sonreí en una mueca ladeada, siendo la primera verdadera sonrisa que daba en el día y quizá la única. Salí del auto y  lo rodeé, abriendo la puerta trasera con cuidado. Ella es incorregible, continuaba en la misma posición. Me dispuse a despertarla.

 

 -¿Haeri?- zarandeé su cuerpo levemente, le acaricié la mejilla- Despierta, llegamos- besé su frente.

 

La vi parpadear varias veces, bostezando.

 

-¿Ya estamos en casa?- se restregó los ojos, contestándome somnolienta- Tengo hambre.

 

-¿Eso es lo primero que piensas al despertarte?

 

-Estoy cansada, mi cuerpo necesita energía- dijo algo perfectamente razonable.

 

-Bien. Vamos a ver que prepararon los tíos. Coge el peluche- ella obedeció y la cargué entre mis brazos.

 

-¡Papi!- protestó.

 

Haeri no era entusiasta para recibir muestras físicas de cariño, lo detestaba. Sin embargo, conmigo lo dejaba correr por más que se quejara.

 

-Quiero consentir a mi hija, ¿no puedo?

 

Ella rodó los ojos, se parecía mucho en ese gesto a Ji Yong, lo hacía de la misma forma. Siempre que veía algunos ademanes típicos de él en su postura, me hacía feliz y a la vez dolía.

 

-Pero me bajas en la puerta. ¿Vale?

 

-De acuerdo, señorita.

 

 

Cerré la puerta del auto con mi pierna y caminé los pocos metros que nos separaban de la casa. Llegamos en poco tiempo.

 

-¡Listo!- cumplí mi promesa y la bajé.

 

-Gracias.

 

Cogió su peluche con una mano y con la otra tomó la mía, su actitud espontánea me reconfortó. Ella siempre buscaba hacerme sentir mejor, de manera sutil.

 

-¡Me pareció oír los pasos de la niña más bonita de toda Corea!- la voz risueña de SeungRi abrió la puerta, antes de que pudiera introducir la clave.

 

-¡Tío Ri!

 

Haeri saltó a sus brazos dándole un ligero apretón.

 

-Dudo que tengas oídos supersónicos- rodé los ojos.

 

-¡La envidia te corroe, hyung!- se defendió- ¡No es sano!

 

Haeri rió divertida. Bufé.

 

-Debes admitir que oíste el auto tío- entre risas declaró.

 

-Bueno, ¿es lo mismo?- se encogió de hombros.

 

-¡Claro que no!- corregí, luego frunzo el ceño- ¡Young Bae, controla a tu esposo! ¡No nos quiere dejar pasar!

 

Oí risas desde adentro. No tardó la cara del susodicho aparecer.

 

-¡No seas gruñón, hyung! ¡Encima que te doy la bienvenida!- sonó ofendido.

 

Young Bae puso los ojos en blanco, suspirando con una sonrisa.

 

-¿La bienvenida a mi propia casa y solo saludaste a mi hija?- reté.

 

Escuché la risa de Young Bae y mi hija. Ri, bufó, mostrando ser predecible.

 

-Antes que te quejes tío Ri- declaró con voz suave- Quiero saludar al tío Bae, ¿de acuerdo?

 

Haeri era inteligente, nos decía de modo ingenioso un dejen de discutir como niños, quiero comer. Ella amaba la comer, no ingería alimentos en exceso, pero disfrutaba la comida. Se las había arreglado para sonar educada y a la vez habló tan bonito, que Ri no podía molestarse con ella.

 

-Claro, puedes hacerlo- le hizo un ademán tranquilo.

 

-¡Hola tío Bae!

 

Haeri repitió el mismo proceso de saludo con él.

 

-¡Hola, preciosa!

 

-Dime qué hiciste panqueques- preguntó implícitamente y tímidamente.

 

Ella realmente era algo.

 

-Sí con miel, como te gustan.

 

-¡Gracias! ¡Eres el mejor, iré a saludar al tío Dae!

 

Desapareció, caminando apresurada hacia la cocina y yo seguía todavía en la  puerta. Lejos de molestarse SeungRi por el comentario, rió junto a su esposo.

 

-Pasa, Seung Hyun- indicó Bae, entré y Ri cerraba la puerta.

 

-Gracias.

 

Caminamos a nuestros propios pasos hacia la cocina.

 

-¿Cómo estás?

 

-Bien y cansado.

 

Y eso pareció conformarle, fiándose de mí. Puse el tono justo en mi voz, había verdades y mentiras, pero ellos no necesitaban saberlo. Ellos saben que nunca me recuperaré de Ji Yong, al cien por ciento, pero ellos sueñan con que al menos lo haré la mitad. Lo que no tienen idea es que solo llegaré a un treinta por ciento en mi vida. Ellos también perdieron a alguien importante en sus vidas, Ji Yong era su amigo, mejor amigo en realidad, en el caso de Young Bae y mentor, modelo a seguir, además de amigo, en caso de Ri. Lo lloraron y sobrellevaron como pudieron, pero no perdieron a su compañero de vida, a una parte de ellos. Por  más que quisieran entenderme, jamás lo harán.

 

-Me imagino, después de manejar toda la noche.

 

-Sí.

 

-Tardaste un poco más, por la lluvia hyung- SeungRi participó en la conversación.

 

-Exacto, tenía que ser cuidadoso por Haeri.

-Ha pegado su buen estirón- comentó el maknae.

 

-La viste hace un mes…

 

-¡Pero igual es mucho tiempo, hyung y es verdad!- enfatizó.

 

-Es cierto.

 

Bien no tenía más que decir y ni quería hablar, pero debía hacerlo. Felizmente llegamos a la cocina. Estuve salvado.

 

-Después del desayuno, podrás ir a tumbarte un par de horas en tu habitación- me consoló Young Bae.

 

-Sí, necesito descansar.

 

-¡Hyung, bienvenido! ¿Cómo estás?

 

Daesung se hizo notar, sonreía amablemente. El matrimonio le sentaba bien, hoy no venía su esposa. A veces me sentía un poco culpable por hacerle venir sin ella, pero este día se trataba de Ji Yong y no quería que personas ajenas a él  compartieran ese día conmigo. Nunca la conoció, contra todo pronóstico, fue el último en casarse. Quizá las fans si tenía derecho a recordarle porque de alguna manera conocieron una parte de él. Pese a que confío en Jun Hee,  se me hacía difícil compartir un momento tan íntimo con personas nuevas y cercanas a mí.

 

-Bien. Le decía a Young Bae que estaba cansado.

 

-Un energizante desayuno te quitará un poco del cansancio- acordó.

 

-Comeremos, entonces.

 

Seguía siendo el mismo optimista de siempre. No quería comer. Lo bueno de contar con arte mentiras blancas es que nunca sabrán la verdad. Contaba ansioso, los segundos para irme a dormir.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Respiré aliviado al cerrar la puerta de la habitación y puse el seguro de inmediato. Nada había cambiado, observaba que seguían las cosas, en el mismo lugar, tal como lo dejé el año anterior.

 

Caminé hacia el ropero, me pondría algo más cómodo. La ventaja de tener una casa adicional, es que no tenías que trasladar cosas desde una vivienda a otra. Estaba equipada con todos los implementos necesarios, incluía la ropa. Esto último fue idea de Ji Yong. Desde aquí podía ver el perchero vacío de la parte de él. Algunas cosas de él fueron subastadas a caridad y otras donadas a organizaciones benéficas. Él estaría de acuerdo, siempre le ha encantado ayudar a las personas y era una buena forma de honrar su memoria. Aun no tenía idea que hacer con sus composiciones que hasta ahora no han visto luz pública, Ji Yong estableció en su testamento que las compartiera con las personas adecuadas. Significaba que hallara los artistas indicados para interpretarlas. No pude hacerlo, egoístamente no quería distribuir esas canciones que hablaban de nosotros, no estaba preparado para ello. Es muy complicado.

 

Terminé de vestirme y giré dispuesta a irme a la cama.

 

No pude dar ni dos pasos.

 

Él estaba frente a mí, sentado en la cama.

 

-Deberías dejar de hacer esto- gemí ahogado.

 

-No puedo. No está en mí, controlarlo. Lo siento- el semblante deplorable y ojos apagados me confirmó las sospechas.

 

-¿Me estás tratando de decir que yo te retengo?- mascullé furioso- ¿Qué es mi culpa? No me hagas esto, Ji Yong.

 

Reclamé dolido.

 

-No puedo dejarte cuando te veo así, es difícil.

 

-¡Entonces vete! ¡No puedo lidiar ello!- la cólera subía como espuma. Quizá le he estado guardando rencor, sin darme cuenta- Vienes, me hablas después de cinco años soportando tu presencia y… ¿me culpas?

 

Lo sé, le estoy hiriendo de nuevo a conciencia. ¡Realmente soy un maldito! Ni muerto, Ji Yong se salva de mis ataques u ofensas. Sin embargo no puedo detener las palabras, he pasado a un punto que ya no tiene retorno. No importa cuánto me duela a mí y a él.

 

-¿De verdad quieres que me vaya?

 

Impávido y tajante se atrevió a preguntar.

 

Me paralicé. No esperaba la pregunta tan rápido y no quería responderla. Literalmente estoy en medio de un debate entre mi cabeza y corazón. La racionalidad me decía: Sí. La irracionalidad: No.

 

-No lo sé- declaré.

 

Caminé agotado hacia la cama, me hice un espacio al lado de él, necesitaba descansar mis piernas. Si no me derrumbaría en el suelo. No podía más.

 

-¿De verdad, no lo sabes?- indagó.

 

-Ji Yong…

 

-Seung Hyun- hizo el amago de tomar mi mano, no se lo permití. Él me miró herido.

 

-Lo siento. Necesito habituarme. Tú, mi vida, no sé… todo- agarré mis cabellos con una mano- El mundo está de cabeza. Una cosa por vez, ¿vale?

 

Él asintió comprendiendo.

 

-Necesitas dormir-advirtió mirándome preocupado.

 

-¡Já! No he dormido bien los últimos años. Es usual

 

Empleé un humor oscuro. Él hizo un mohín disconforme.

 

-Pero tienes razón, estoy cansado.

 

-Entonces acuéstate en la cama- animó- Velaré por tu sueño.

 

-¿Va a velar por mi sueño?

 

Bufé burlesco.

 

-Sí. Te cantaré una canción.

 

Él estaba aceptando todo sin recriminaciones, armándose de paciencia y yo… seguía siendo un bastardo. Tenía que parar.

 

-¿De verdad?- me obligué a calmar mi estúpida boca- Digo, está bien.

 

Él me obsequió una pequeña sonrisa. No entendía cómo se conformaba tan poco cuando se trataba de mí. Me eché sobre la cama en segundos, cogí el lado izquierdo y él, la parte derecha.

 

Nos miramos de costado, frente a frente.

 

Podía sentir muy cerca la energía que desprendía, Ji Yong. No pronunciamos palabra en mucho tiempo. Alcanzaba con mirarnos y cuando menos lo pensé, rompí la quietud instalada en el ambiente.

 

-¿Me perdonas?

 

Pregunté angustiado.

 

-No tengo nada que perdonarte, Seung Hyun.

 

-Si tienes- afirmé tozudo.

 

-No es tu culpa.

 

-Si hubiese llegado antes. Perdón por no haberte escuchado caer- confesé lloroso. Me sentía un niño, quería un abrazo. No obstante, no lo pedí.

 

-Seung Hyun solo pasó- explicó dulcemente- En el instante que caí, morí. Lo sabes. Los médicos te lo habrán dicho.

 

-No me importa.

 

-Fue un aneurisma que reventó. Ni yo sabía que lo tenía.

 

-Pero… pero…-Seung Hyun sollozó a través de hipidos- Tal vez podían haber detenido el sangrado a tiempo.

 

-No, cariño. El resultado sería lo mismo.

 

Su voz se escuchó rota.

 

-Te extraño, tanto que duele.

 

-Lo sé, amor.

 

Buscaba consolarme con sus palabras.

 

-Shhh… ya no llores- Ji Yong confortó agarrándose a la almohada. Luchaba contra sus impulsos- Vamos a dormir, ¿vale? Shhh…. Mi Seunghyunnie es valiente…

 

-No lo soy.

 

Entre la visión borrosa y la melodiosa voz de Ji Yong, caí dormido a los brazos de Morfeo. Es lo último que recuerdo haber dicho.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

-No te olvides que dentro de una hora partimos- anunció Daesung.

 

Asentí levemente, mientras caminaba hacia el patio trasero de la casa. Debo añadir que en realidad es un jardín. Me dirigía específicamente a la mecedora que estaba lejos y resguardada detrás de un inmenso árbol. Cuando compré la casa con Ji Yong ya estaba ahí, no había manera de quitarlo y agradecí ese hecho, años más tarde, me concedía privacidad.

 

Sé porqué Daesung me recordó la salida de regreso a casa. Ellos aun no dejaban de preocuparse del todo, ellos querían asegurarse que todo marchara aceptablemente, con respecto a mi estado emocional.

 

Mañana iríamos a visitar la tumba de Ji Yong juntos. Sé que ellos tienen el conocimiento o la sospecha, en su defecto, que visito personalmente la tumba de Ji Yong. Ellos están en lo cierto, tomó mucho valor ser capaz de atreverme a pisar su lápida. Lo que no saben es que lo visito el mismo día de aniversario, no al día siguiente. Al primer año, no visité esta casa y ni salí de mi departamento, tampoco dejé entrar a nadie, pero sí sé que en medio de la noche salí a hurtadillas del departamento y terminé durmiendo en su tumba hasta el día siguiente. Recuerdo haberme despertado con un dolor de cabeza demoniaco y no era para menos, en alguna parte del camino al cementerio adquirí una botella de licor. La tenía en mi mano y no había ni una gota de alcohol. Regresé a casa antes que Haeri despertara, ella jamás se enteró que pasé la noche afuera. La segunda vez, no vine aquí, pero a diferencia de la vez anterior, dejé entrar a mis compañeros a casa. Esa vez fue más difícil salir a escondidas, pero lo logré y esta vez me puse un tiempo. Bebí también y regresé a salvo. Esa noche todos ingerimos alcohol a su salud, por lo que no era raro que apestara a licor. En esa época Haeri dormía temprano, aún lo hace. Al tercer año si vine aquí, cuando regresamos a casa no dejé que pasaran la noche allí, sí bebimos a su salud, pero de manera moderada y  cuando lo visité, ya no bebí de modo descontrolado. Hice la habitual tradición de tomar tres copas seguidas de soju y me permití dormir un par de horas junto él y así he perdurado hasta hoy.

 

Ese era mi plan para más tarde.

 

Ni bien me senté, Ji Yong apareció.

 

-Hola.

 

Modulé mi voz en una tonalidad suave y baja.

 

-Hola.

 

Él me contestó, todavía no me adaptaba a escucharle hablar, reír o cantar. Es la tercera vez en el día que aparecía a mi lado. Me mataba oírle.

 

La segunda vez casi me causa un colapso histérico frente a todos.

 

 

Perdí el hilo de la conversación conforme almorzábamos los cinco, ante los demás estaba ocupado comiendo y no sé porqué levanté la vista, en realidad si lo sé, mi sexto sentido palpó su presencia. No me equivoqué estaba ahí, sonriendo y anhelando con la mirada, el escenario dónde estábamos. Intenté concentrarme de nuevo en mis alimentos, no resultó. No cuando crispaba mis nervios, entonces probé otra estrategia. Intenté involúcrame en la charla.

 

No tardé en descifrar por donde estaban.

 

-¿Y Haeri? ¿Cómo va la escuela?- preguntó SeungRi- ¿Ya tienes novio o algunos pretendientes?

 

-Tiene 11 años, idiota- acoté siseando.

 

-¿Y?

 

-No. Los chicos son tontos- Haeri intervino antes que asesinara a su tío. Me gustó su respuesta, contenía la esperanza que pensara lo mismo hasta muchos años después. Le miré apreciativamente, luego recordé que dije una lisura. ¡Demonios!- Y si lo sé, papi. No puedo decir malas palabras, por mí no escuché mencionaste a tío Ri.

 

-Muy bien, cielo. Y tu maknae atrévete a sacar el tema de nuevo y no sobrevives- amenacé con el tenedor.

 

Young Bae, Daesung y Haeri rieron.

 

- ¡Que no soy un maknae! ¡Soy CEO de una compañía, por Dios!- se enfurruñó el menor- ¡No eres divertido, hyung!

 

-No me interesa- anuncié seguro- Siempre serás el maknae, supéralo.

 

-¡Hyung!

 

Todos rieron, excepto Seungri. Lo consideré tan normal, segundos después me di cuenta que no lo era y si lo hice fue porque escuché la risa de Ji Yong, solíamos reírnos al unísono del maknae. Descubrirlo, me quebró. Contadas eran las veces que soltaba alguna carcajada. Agradecí mentalmente que los demás actuaran como si hubiese sucedido algo habitual, continuando la conversación.

 

El gesto fue amable, sin embargo las incontrolables ganas de llorar requirió titánicas fuerzas para apaciguar mi deteriorado ánimo. Me conformé con meter un trozo de carne a mi boca y masticar lentamente.

 

 

 

Ji Yong seguía sentado a mi lado. Podía ver que moría por tomar mi mano, supongo que él estaba respetando las palabras que solté en el cuarto y aunque más me pesara el alma, tomé el valor de tomar su mano.

 

Sus ojos me miraron sorprendidos, se veían tan lindos. Extrañaría eso.

 

-Pensé que viviría loco hasta el final de mis días- confesé- Pero tú dices que no te dejé ir del todo. Entonces, tú me hablaste porque ya es hora que te vayas, ¿verdad?

 

Pronuncié calmado, no iba a llorar y esperé que confirmara mi conjetura.

 

Él asintió afirmativamente.

 

- Ya me despedí de ellos, incluso de Haeri. Aunque no lo sepan- contó- ¿Sonaría egoísta si te digo que no quiero irme?

 

-No- le mentí.

 

-Quiero estar contigo  Aunque sé que si me quedo te duele - admitió en un hilo de voz- Y si me voy te dolerá mucho más por segunda vez. Cinco años es mucho tiempo y es lo mejor irme.

 

-Lo sé.

 

-A pesar que vernos dolió, agradezco haber estado tanto tiempo contigo después de… ya sabes- Ji Yong se negó a pronunciar la palabra muerto. Los dos estábamos pensando en la misma palabra- Tienes que salir adelante, ¿de acuerdo?

 

-Por Haeri y algunos otros más, pero principalmente por ella.

 

-Y también quiero agradecerte estos 23 años juntos. Por los momentos felices y tristes, como amigos, novios, esposos y padres- la voz de Ji Yong se quebró, apretando mi mano con fuerza. Me cansé de contar las heridas que tiene mi corazón, perdí la cuenta- Yo… yo….yo…

 

Otra vez, vi la razón por la que se supone que yo soy el fuerte.

 

¿Qué era esto? Consolando a mi esposo muerto.

 

Tomé su barbilla con la mano libre, restante y le obligué a mirarme.

 

-Es que… te amo tanto, Seung Hyun- rompió a llorar fuertemente.

 

-Y yo te amo mucho, Ji Yong- le respondí con todo el amor del mundo- Gracias por darme la oportunidad de volver a decírtelo una vez más. Si existe alguna deidad o Dios, le agradezco infinitamente haberme dado un destino hermoso como tú. Viviría miles de vidas contigo. No importa como acabemos, mientras pueda haberte conocido es suficiente.

 

-Choi Seung Hyun nunca te dije algo cursi, profundo sí y escasas veces- entre sollozos me las arreglé para entenderlo- Pero hoy tiro por la borda eso, tú eres y serás la única persona que hace latir así de rápido mi corazón- puso mi mano en el centro de su pecho. No busqué explicación de cómo podía ser posible sentirlo. Era ilógico, pero tomé las cosas como venían- ¿Escuchas el ritmo? Cada vez que lata así, en cualquier vida significa que te encontré y que te empecé amar.

 

Descansé mi frente sobre la suya. Sí, era lo más hermoso que me había dicho y nadie me podía quitar el recuerdo que quizá era obra de mi retorcida mente. Dentro de mí, sabía que él estaba aquí conmigo y que esto estaba sucediendo. Sonreí para él.

 

Y comencé a besar su rostro lentamente. Primero empecé con sus ojos, luego con su nariz. Impregné todo mi amor en él, enseguida sus mejillas fueron asaltadas con delicadeza hasta terminar descendiendo por sus finos labios.

 

Esos labios que había besado innumerable veces. Mientras lo hacía, mis lágrimas caían sobre su cara, mezclándose con las suyas. Lo besé como nunca antes con amor, pasión y desespero. Busqué tomar todo de él, por última vez. Me perdí en el sabor exquisito de su lengua, me supo a gloria y cuando el oxígeno amenazaba con interrumpirlo, tomaba una bocanada de aire rápido y seguía besándole.

 

No me interesaba hacer trampa, lo cumplía feliz. Le susurraba te amo, en algunos intervalos y él me decía lo mismo.

 

Cuando sentí que el tiempo se acababa, me separé para ver su rostro.

 

Sus labios hinchados, ojos lagrimosos, mejillas sonrosadas y una enorme sonrisa divisé.

 

Le sonreí de nuevo. Así quería recordarlo siempre.

 

Él me besó una vez más. Esta vez fue más profundo, cargado de tristeza, sin dejar de ser hermoso. Por fin pude entender lo que sintió la muerte al besar a Elizabeth, la mujer que amaba.

 

Esa sensación agria sublimemente cautivadora.

 

- Cuídala a ella desde arriba- pedí- Te amo- le volví a repetir al finalizar.

 

-Lo haré.

 

Sonriendo Ji Yong desapareció, señalando su corazón, para no volver nunca más. Experimenté sentirme liberado de alguna forma, parece que cuando él se fue llevó consigo una parte del peso que cargaba mi alma. Desde hoy, iniciaba una nueva etapa. Comprendí que debía esforzarme un poco más para subsistir, que no había lugar para esconderse, entendí que la forma en que me he estado aferrando con fuerza, lo hacía sin nada en el medio.  

 

Una de las cosas duras de asimilar es creer que me iba a olvidar de todo. Falacia inexcusable. Aprendí, tarde, que el amor no tiene que ver con que si la persona en cuestión está viva o a mi lado o lejos de mí, si no como guardas y usas ese amor. Ji Yong fue especial para mí, para el mundo también y yo tuve el privilegio de conocerlo. Jamás encontraría un corazón como el de él con esa hermosa sonrisa y esos ojos cautivadores. Nunca habría nadie como él. Ji Yong es y era único. Él era el mejor hombre que podía haber encontrado y viví malditamente afortunado cada vez que estuve con él.

 

Le dije mis miedos, mis sueños, mis alegrías y tristezas. Le di todo lo que soy y él me aceptó tal como era. Jamás me pidió que cambiara mi esencia. Simplemente me amó con todo lo que soy y todo lo que hice. Él fue el indicado para ver a través de mi alma y mi corazón.

 

La última imagen de él, seguirá para siempre en mi memoria. Así quería recordarle hasta el final de mis días. Viviría sin atarme nuevamente a alguien, sacando de vez en cuando las buenas memorias y con medio corazón funcionando. Ji Yong y yo éramos de esas personas entrelazadas perpetuamente, no importa que pasara. Hasta entonces guardaré ese amor hasta el día que me toque encontrarme con él y se lo entregaría sin reservas. Nunca conocí un amor como el que descubrí junto a él, pero sé donde pertenezco. Donde quiera que esté, ya sea el cielo o el infierno, estaré ahí.

 

Y sé que aunque Ji Yong no lo vea, lo sentiré en cada brisa, parpadeo, paso y en cada acontecimiento importante de mi vida. Él me acompañará no importa donde esté.

 

Sonreí al sol, enjuagué mis lágrimas y me quedé cinco minutos observando la naturaleza.

 

Luego me erguí y caminé con decisión hacia adentro.

 

Escuché a la distancia, la risa divertida de Haeri junto a los otros tres idiotas que tengo por amigos. La mampara que da la sala estaba abierta y pude ver el cuadro completo.

 

-¡Haeri!- levanté la voz, sorprendiéndoles. Ignoré sus caras- ¿Quieres ir la otra semana conmigo a la torre Namsan?

 

 -¡Sí! Es buena idea, papi- respondió contenta.

 

-No lo olvides, no me dejes plantando- entrecerré los ojos.

 

-Lo apuntaré en mi agenda.

 

Y todos rieron. Seguí caminando pausado, pero esta vez cada marca que dejaba en el césped significaban lo siento y estoy buscando cómo regresar a casa. 

 

Notas finales:

Ahora las explicaciones pertinentes.

 

Yo sé que deben estar cansadas, después de haberme leído tanto (No es para menos, acaban de leer 16 163 palabras y 50 páginas de Word) ¡No se desmayen con la cifra, eh! Pero para mí es importante expresar el proceso.

                         

Ya cité las razones por la cual es especial para mí y voy a decir la tercera.

 

Este escrito está hecho pensando en Pony. Hace meses le pregunté si podía escribirle algo cortavenas y salió esta loca de idea de mi mente. Sé que ella me va a matar, no solo por quizá haberlo hecho llorar y sufrir, si no por los detalles. Puse la cita de una de sus películas favoritas, Nicholas Sparks es uno de sus escritores favoritos contemporáneos y para rematar, incluso, me inspiré en la canción “Cry”, que es parte de la banda sonora de la película. Añadiendo, puse la fecha de su cumpleaños, en el nacimiento de Haeri. So…. Sí, exacto y lo siento.

 

Sinceramente no sé con seguridad cuales serán las reacciones de la lectura, admito que tengo un poco de miedo hahahah . Pero espero que aprecien mi esfuerzo, no les puedo decir que espero que les haya gustado, pues a nadie le complace las cosas tristes. Esfuerzo me parece la palabra adecuada.

 

Aun así estoy muy contenta de haber logrado publicar el one-shot. Implicó mucho empeño. No saben lo que es escribir bajo condiciones adversas y tratar de salir adelante con este escrito. Había veces en que llegaba el punto de odiar al one-shot y un poco a mí misma. Por mi afán de querer cuidar de los detalles o que nuevas ideas surjan de mi mente, plasmándolas lo mejor posible. Otras veces tenía que dejar de redactar porque no podía con el cúmulo de varias ideas colisionando al mismo  tiempo o porque también me cansaba agotada mentalmente de trasnocharme o porque tenía que tomar valor para describir ciertas escenas. A pesar de todo lo mencionado y a riesgo de que suene loco, solo las escritoras me lo entenderán, me daba más ánimo para seguir escribiendo.

 

Por eso amo compartir mis creaciones con ustedes.

 

Ya no les quito más tiempo, informo que el miércoles empiezo la universidad, pero estoy con mente de actualizar “Si el plan A no funciona”

 

Las leo en los reviews. Gracias por su apoyo y paciencia <3

 

P.D: El… ¿Qué hubiese pasado? Me refería a un hecho real concreto. Si el alcalde Park Woo Soon de Corea hubiese propuesto esa ley y no huí cobardemente a último segundo, utilizando a los gays para promoverse políticamente. Mi one-shot, a pesar de leerse muy fantasioso procuré que se moldeara lo más real posible. He usado o mencionado hechos o datos reales. Si se dan cuenta tiene conexión con mi one-shot If you Say So.

 

P.D: Link del OS original.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).