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Sentado en el mismo lugar por Wonku

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Estoy de nuevo en el mismo lugar. No sé qué hago, solo sé que estoy sentado esperando una llamada suya.

Ha pasado un mes desde que se fue, de que me abandono. No, no fue eso en realidad, pero casi como si lo hubiera hecho.

Estoy sentado en el mismo lugar en el que lo conocí. Estoy deseando volver a verlo, pero no sucederá.

Estoy sentado en el mismo banco esperando que él se acerque a preguntarme la hora y que luego me pregunte mi nombre y empiece su flirteo tonto, como lo califiqué yo.

Estoy esperando, te estoy esperando y lo seguiré haciendo porque no puedo alejar el sentimiento que sembraste en mí. Ahora estoy llorando y la gente solo me mira y no entiende lo que pasa. Estoy destrozado porque no estoy contigo, porque no fui lo que buscabas. No voy a considerarme alguien que no fue suficiente para ti porque no es verdad, pero sí que lo es el no ser la persona destinada para ti.

Tus padres te aceptaron, los míos no. Conociste a alguien que te hizo sonreír como no lo hiciste conmigo. Conociste a alguien y ella se enamoró de ti.

Una vez me dijiste que querías hijos, pero yo no te los puedo dar. ¿Cómo podría?

Una vez también dijiste que querías pasar toda tu vida conmigo, pero si mi vida se ha acortado, ¿Cuánto sería toda una vida?

Hace un mes me dijeron el porqué de mis malestares y mi vida se derrumbó, pero te tenía conmigo. Luego recordé nuestros planes y conversaciones de almohada y mi corazón se marchitó. El tiempo; nuestra historia en sí, fue una brisa, un suspiro, un regalo con fecha de caducidad y el tiempo llego.

No me dejaste, te deje porque quiero que tengas la vida que mereces y que no pases los días anclados a un puerto que se derrumba.

Estoy esperando por algo que yo deje ir. Sé que el que no estés conmigo es por decisión entera y propiamente mía, pero no me detuviste cuando te dije que lo dejáramos. Un ¿estás seguro, cuenta? Creo que no, pero eso fue lo único que dijiste. Supongo que el haberte visto con esa chica y en como sonreían debió haberme dado el valor para dejarte y que continúes con los planes que no podrías haber cumplido conmigo.

Estoy sentado en el mismo lugar en el que lo conocí, esperando que algo suceda.

Estoy sentado en el mismo lugar con el rostro bañado en lágrimas

Estoy sentado en el mismo lugar escuchando tu suspiro.

***

Soy un tonto, debí decirle algo cuando me dijo que dejáramos lo más hermoso que me ha pasado.

No soy un sentimental, nada más alejado de la realidad. Soy alguien que se considera practico, sí o no; blanco o negro; quiero o no quiero. No hay punto medio para mí.

Me enamoré y sé en qué momento paso. Estabas sentado en la banca que hay frente a mi casa. No hacías nada en particular, nada que mereciera que prestara mi atención, pero todo al mismo tiempo para ganarte mi corazón. Recuerdo acercarme y preguntarte la hora con el celular en la mano y con el reloj de pulsera recién estrenado. Te reíste de mí y me dijiste si no sabía ver la hora; te pedí tu número y me miraste como un delincuente; te dije que me enamoré y te asustaste; te pedí un beso y saliste huyendo; te perseguí y pedí perdón, lo aceptaste con miedo y te deje ir. Te vi cada maldito día en el mismo lugar hasta que tuve que cambiarme de casa y aún así iba cada día solo para verte hasta que me volví a armar de valor para preguntarte lo más importante, tu nombre.

Me sonreíste y dijiste que tarde demasiado para preguntarlo. Me reí y avergoncé como no recuerdo haberlo hecho. Te pedía una cita y lo aceptaste. Ahora sí podía ponerle un nombre al ladrón de mis pensamientos “Oliver

Trace tantos planes y te comenté los más importantes: casarme y tener hijos. Acepto, fue tu respuesta. Fue por ese tiempo en el que nuestra relación ya se había consolidado lo suficiente como para dar a conocer nuestros planes a nuestra familia cuando empezaste a sentirte mal, pero un “no es nada” me bastó para dejar eso de lado y centrarme en contarle a nuestros padres sobre nuestra relación. Qué tonto fui, que descuidado te tuve. Estuviste sufriendo todo este tiempo y yo no lo vi por estar enfocado en formalizar nuestra relación.

Mis padres me aceptaron los tuyos a ti no. “No es importante”- te dije – “me tienes a mí y con eso estarás bien. Vive conmigo”. Qué desubicado de mi parte decirte eso, renunciaste a tanto por nuestro amor que cuando me di cuenta ya no estabas conmigo. Te sentí alejarte cada vez más y pensé que dándote celos reafirmaría los sentimientos que tenías hacia mí, pero lo único que conseguí fue crearte suposiciones falsas.

Me dijiste que querías terminar y en mi estupefacción solo alcance a preguntar si estabas seguro. “Lo estoy”- dijiste y fue lo último que te escuche decir. Te cambiaste de casa, dejaste tu trabajo y todo lo que te conectaba conmigo. Hoy recibí correspondencia del hospital, supongo que no cambiaste tu dirección de residencia aún. Te busque para hablar en todo aquel sitio en que pudieras estar, pero no te encontré así que decidí abrir el sobre y el contenido me lleno de culpa.

Necesitabas un soporte y yo solo te aleje. Me necesitabas y yo no lo vi.

De pronto deseé retroceder al momento en que nos conocimos. Nuestro patoso encuentro en aquella banca frente a mi ex – casa.

***

Estoy sentado en el mismo lugar en el que nos conocimos con los ojos rojos y las mejillas bañadas en lágrimas.

Estoy sentado en el mismo lugar viendo una alucinación, en específico, viéndote a ti tratando de recobrar el aliento tras lo que parece una larga carrera.

Alberto”- le dije en un murmullo

Lo siento, no puedo dejarte ir”- se acercó hasta quedar frente mío, le vi ponerse en cuclillas y tomar mi mano – “fui un tonto, no me dejes

Alberto” – repetí – “no puedo, quiero que seas feliz y eso no será conmigo

Si no es contigo, no deseo serlo entonces”- dijo y le creí, pero eso significaría atarlo a mí y antes de decirle algo para alejarlo, él habló – “Sé lo de tu enfermedad, pero no es lo que imaginas

¿Cómo lo supiste?

No cambiaste tu dirección de residencia, y me alegro por eso”- me sonrió y todas mis dudas sobre creerle se deshicieron – “Te amo, nunca lo dije, pero es cierto

No pude aguantar mucho más las lágrimas – “También te amo, siempre lo hice y siempre lo haré

***

Estoy sentado en el mismo lugar en el que nos conocimos, contigo.

Estoy sentado en el mismo lugar en el que me dijiste que hubo un error en las pruebas.

Estoy sentado en el mismo lugar en el que me pediste matrimonio y en el que te dije que “sí, para el resto de nuestras vidas”.

Notas finales:

Gracias por tomarse la molestia de leer esta corta historia de una mente divagante. Espero les haya gustado :)


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