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¿Quién besó los labios de Ruki? por Yuuki Yuu

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Notas del fanfic:

Enjoy!

¿Quién besó los labios de Ruki?

Aoi no podía apartar la mirada de los labios del vocalista. Desde que puso un pie en la sala de ensayos aquellas carnosidades llamaron la atención de sus ojos por el hecho de encontrarse  tan hinchadas.

La razón era obvia, pero no suficiente para saciar la morbosa curiosidad del segundo guitarrista de la banda.

¿Quién besó a Ruki?

Por supuesto que Takanori se dio cuenta de la insistente mirada de su compañero y aunque adivinaba la razón de aquel acoso visual prefería hacerse el desentendido para evitar cualquier tema incómodo que no deseara tratar con nadie del trabajo, sin embargo, la insistente mirada de Aoi estaba por hacerle cruzar sus límites de paciencia.

—     Y bien ¿vas a decirme qué tengo de raro que me miras tanto?

Aoi no pudo más que curvar una sonrisa con aquellos gruesos labios que poseía, negando a la vez con ligereza, como si pensase formular o no la pregunta que tanta curiosidad le causaba.

—     Es sólo que… ¿Qué dama te besuqueó con tan poca delicadeza?

Todos los miembros de la banda que se hallaban en la sala de ensayos, ocupados en sus propios asuntos, alzaron el rostro y dirigieron la mirada hacia los otros dos. Uruha enarcando una ceja ante el sarcasmo tan poco disimulado que Yuu había empleado en la palabra “Dama”, mientras que de los otros dos, Kai sonreía con resignación ante el tema que Ruki de seguro intentaba evitar, y Reita, pues él observaba desinteresado al par y a su charla.

—     Ninguna que sea de tu gusto, Aoi.

El vocal era totalmente consciente del estado en que sus labios se encontraban y de lo que significaba presentarse a trabajar así, pero vamos, no iba a ausentarse sólo porque a alguien se le pasó la mano que le dejó los labios así hinchados y lastimados. Kai no iba a permitirle faltar por aquella idiotez, así que simplemente le quedaba enfrentar a Aoi y a su curiosidad.

—     No te preocupes, no planeo quitártela, ya sabes, no van esas cosas. —dijo, haciendo más que obvio que no hacía referencia alguna a una mujer, sino a un hombre.

Uruha tomó una silla y se sentó, apoyando sus brazos sobre el respaldo de ésta y a la vez su pecho en el mismo, mientras que su mentón se posicionó sobre sus brazos, dirigiendo su curiosa e interesada mirada hacia sus compañeros. El asunto comenzaba a ponerse interesante.

—     Si no te van, entonces no preguntes.

Kai a su vez, dejó su trabajo en la batería y decidió escuchar con más atención aquella plática, apoyándose en la pared con sus brazos cruzados y una media sonrisa un tanto perversa en sus labios. Las reacciones de Ruki eran, sin duda alguna, sumamente divertidas.

—     Si no quieres hablar por voluntad propia, voy a comenzar a adivinar y a especular.

El menor enarcó ambas cejas ante aquel intento de amenaza, encogiéndose seguidamente de hombros, como si no le importase en absoluto que el guitarrista especulara.

—     Bien, comencemos por descarte entonces. Primero, yo no fui, o lo recordaría, y como dije, no me van ese tipo de cosas así que quedo fuera de la lista al instante. Veamos… sigamos con… Uruha. Esa mirada me dice que está pensando en algo, ¿Quizás te enredaste con él alguna vez estando ebrios? Bueno, da igual, porque no tiene absolutamente ninguna señal de haber sido él quién te dejó así los labios, tú no le dejarías ir libre de marcas y a no ser que le hayas devuelto la mano en alguna otra parte de su cuerpo no visible, queda también fuera de la lista. Ahora sigamos con…

—     Ya es suficiente tiempo perdido Aoi, es hora de iniciar el ensayo. — Kai, antes de que el mayor prosiguiera con sus teorías, se acercó hasta él, para tocar su hombro y llamar su atención, deteniendo así su plática. —Luego del ensayo continúas.

El pelinegro suspiró, asintiendo, pero sin borrar aquella tonta y burlesca sonrisa que se dibujaba en sus carnosidades. Ya había descubierto quién le había dejado así los labios a Ruki.

Antes de que Aoi se pusiese de pie, dirigió una rápida mirada al chupetón que se plasmaba sobre la piel del batero, a la altura de su clavícula izquierda.

El ensayo se  dio por comenzado, siendo seguido de las modificaciones que necesitaban hacerse a algunas cosas, principalmente pequeños detalles que solían quedar pendientes o que se les escapaban de vez en vez. Durante gran parte del proceso, que se prolongó durante toda la tarde, Aoi no podía evitar observar acusadoramente al líder y al vocal cuando ocasionalmente éstos se acercaban a platicar sobre tal o cual cosa.

Al final del día Aoi no tenía duda alguna sobre el asunto que estuvo ocupando su cabeza desde que vio a Ruki. Definitivamente, y apostaba su guitarra favorita, a que había sido Kai quien lastimó así los labios de Ruki. El chupetón en su cuerpo lo demostraba.

Oh sí, Aoi había resulto el misterio y ahora se marchaba triunfante de la sala de ensayos con dirección al ascensor para poder llegar al subterráneo y marcharse de una vez a casa.

—     Ah, se me olvidaba el abrigo.

Al estar conforme y más animado de lo normal por su éxito en la corta investigación, no se molestó en absoluto y con calma se dedicó a recorrer el camino de vuelta hasta la sala de ensayos, sin imaginar la sorpresa que se encontraría y vaya qué sorpresa se llevó al asomarse descuidadamente por la puerta.

Ruki estaba de espalda contra la pared, con alguien más alto que él. Se besuqueaban con demasiada pasión para estar en un lugar de fácil acceso para el resto de las personas, y no sólo eso, sino que también se toqueteaban por demás de lo necesario.

Para  resumir la escena estaba así:

Ruki y Reita se besaban como si no hubiese mañana, mientras las manos del menor alzaban su camisa para poder recorrer con más libertad su espalda, a la vez que Reita mantenía elevada una de sus piernas a la altura de su cadera.

Entonces Aoi vio el sin fin de rasguños que se dibujaban en todas las direcciones en la espalda de Reita, seguramente hechos por el vocal.

El guitarrista salió con su ego un par de niveles más bajos y sin su abrigo, volviendo a retomar la dirección anterior hacia el ascensor.

—     No puedo creer que sea tan mal detective…

Suspiró el pelinegro una vez que las puertas del cubículo se abrieron, dejando ver al otro guitarrista de la banda en su interior, quien había hecho amago de bajar del ascensor, hasta que el mismo Aoi le detuvo, sujetando su brazo.

—     No vayas, Reita y Ruki ya deben estar follando ahí dentro.

Takashima se limitó a sonreír y presionar el botón hacia el subterráneo del ascensor. Así que había descubierto ya que no se trataba de Kai y Ruki, sino de Reita y Ruki, cosa que por su puesto, él ya sabía. Su mejor amigo no podía ocultarle nada.

—     ¿Ya lo sabías, verdad? — cuestionó Aoi.

—     Claro.

—     Pero entonces Kai… — comentó, recordando que había visto un chupetón en el cuerpo del líder, y entonces, dirigió su mirada hacia su compañero de cuerdas.

—     No, no estoy tirándome al líder, Aoi. Y eres un asco como detective.

El pelinegro dejó escapar un nuevo suspiro, Takashima tenía toda la razón del mundo, era un asco como detective.

—     ¿Entonces quién?

Inquirió cuando las puertas se abrieron, refiriéndose al mismo tema de Kai, porque definitivamente alguien tenía que haberle hecho aquel chupetón.

—     Si quieres saber…

Ambos salieron por fin del ascensor, y a la vez, Uruha señaló a un auto en particular, negro y con todas las luces apagadas en cuyo interior  alcanzaban a divisarse dos figuras masculinas, de las cuales una reconocía como Kai.

—     Es Tora.

Yuu no pudo más que enarcar una ceja al ver como una de aquellas figuras, Kai, se montaba sin pudor alguno (a pesar del lugar) sobre la figura número dos, Tora.

 Ni si quiera había podido descubrir quién era el amante de Yutaka sin ayuda de Uruha.

Era una fortuna que sea músico  y no un  detective.

—     Bien, no forma parte de mis fetiches ver al líder con su pareja a punto de tirar en el auto, así que yo me voy. Espero que tu ego aguante la decepción de dos casos equívocos  en un mismo día. Nos vemos, Yuu.

—     Espera, ¿Tú también tienes con quien revolcarte, no?

Cuestionó esperando acertar aunque sea en sólo una cosa en aquel día.

—     Al que le tengo ganas, no le van estas cosas.

Con una media sonrisa Aoi se le acercó por la espalda, acorralando al más alto contra uno de los pilares que sostenía el edificio.

—     Tú tampoco eres el mejor observador, eh.

El menor se volteó, con una de sus cejas enarcadas y sus labios curvados hacia arriba en una sonrisa. Aquella era una sorpresa y de las buenas.

—     Así que… ¿Si te van?

—     Descúbrelo.

Y a lo lejos, la pareja de Kai y Tora observaba entre uno que otro toqueteo cómo Aoi se llevaba a Uruha prácticamente metiéndole las manos dentro del pantalón hacia su auto y quizás a su casa, o a un motel. Tal vez ellos debían seguir su ejemplo y marcharse para mayor comodidad, aunque… una follada rápida en el automóvil no dañaba a nadie.

Todos tuvieron del buen sexo aquella noche, incluyendo a Aoi, que descubrió junto a su compañero de cuerdas el placer de follárselo, y todo gracias a una simple pregunta que cruzó por su mente aquella mañana:

¿Quién besó los labios de Ruki? 

Notas finales:

Muchas gracias a quienes leyeron, espero que les haya gustado. 

Esperaré algún rvw <3


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