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"Siempre me vas a querer. Yo represento para ti todos los pecados que nunca has tenido el coraje de cometer."
-Oscar Wilde-
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Street Rider
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Estabas entre una serie de sensaciones que iban desde la emoción, hasta la preocupación y en algunos momentos, el remordimiento.
Tu vista se entornó hacia el hombre que conducía la motocicleta y al cual, sujetaba de la cintura. Pegaste tu rostro a su espalda sintiendo una sensación calidad cuando tu piel toco la casaca de cuero del otro contrastando ávidamente con el frió al tener el viento pasando sobre ustedes. Él freno al poco rato, deteniéndose en su departamento; aparco bien y mientras veía a todos lados; te hizo entrar con mucha prisa.
La sensación de calor de la cómoda y sencilla sala de estar te impulso a varios recuerdos, unos tan solo dulces de como veían películas en el sofá y otros a los cuales usaban dicho mueble para otra actividad. Te llamo y cuando llegaste al umbral de la habitación te lanzo ropa de el alegando que quitaras lo que tenias ahora.
Un smoking
De tu matrimonio.
Tu nombre es Kise Ryota, tienes 26 años y el día de hoy se suponía que te ibas a casar.
Hoy después de 5 años de años relación. Se supone que te unirías con la mujer de la cual, se cree que aun amas desde el primer día que la conociste y ahí esta el mayor problema de todos.
Ya no la amas.
Y el por que era demasiado sencillo que hasta te ríes por ello.
Tiene nombre, apellido y una ruidosa pero atrayente motocicleta: Aomine Daiki.
Era un hombre que contrastaba demasiado a tu apariencia de "niño bonito". Aomine es todo lo que podrías pedir del clásico "Bad boy": su gusto por las casacas de cuero y el tabaco; el estar en su motocicleta como si fuera un jinete pero de las calles. La forma algo brusca de su ser y el que aveces tuviera el tacto de una roca. Así era tu Aomine. Pero eso no era importante ahora. Lo importante gira en torno lo que has hecho justamente el día de hoy. Pues, es simple; has huido.
De tu propia boda.
Aomine absorbió cada parte de tu corazón, llenándose este de su esencia y haciendo que cada vez más te volvieras adicto a su atención. Empezando entre esas discusiones cuando se conocieron por accidente cuando uno mojo de café al otro en una cafetería. El como te salvo de un grupo de pandillas cuando pasaste por una zona peligrosa, el como después de su primer beso, te miro sonrojado (una imagen que por un inicio te pareció insólita) diciéndote que le gustabas.
Y así pasaron aproximadamente 2 años, entre besos furtivos y escapadas en la noche, increíblemente cuando empezaste a vivir con tu novia, esas escapadas continuaron; con la misma intensidad.
Pero Aomine, entre varios de sus defectos, era egoísta. No deseaba compartirte con nadie.
Pero ese era un defecto que compartías con él, perfectamente y no pudiste aguantar un segundo más sin él. Ni lo aguantarías tampoco sabiendo que si decías el "si" en el altar, no habría marcha atrás.
Aunque la imagen de la jovencita vestida de blanco corriendo detrás de la motocicleta era algo que tal vez, te llenaría de tristeza después.
Ya te has vestido y mientras tu amor busca entre sus cajones algo de dinero y habla con un viejo amigo de él que reside en USA con su esposo, tu te tomas la molestia de guardar algunas cosas en la improvisada maleta. Y cuando terminas, él ya te mira con ese profundo mar que tiene como ojos dandote a entender que ya se iban.
Vuelven a subirse a la motocicleta y giras tu vista hasta ese departamento que extrañarías, al igual que tu viejo hogar.
-"Kise"- susurro Aomine luego de casi 10 minutos conduciendo- "¿Estas seguro de hacer esto? Dejar todo por mi..."
-" No digas estupideces, Daicchi"- le dices de forma calmada-" Eres todo lo que he deseado en esta vida y todo lo que necesito; y si es necesario pasar todo el mar. Nos vamos por que te amo."
- "Yo también te amo, Ryota"- te dijo y aunque no pudieras verlo en ese momento, sabías que tenia una sonrisa en su rostro.- "Mas te vale nunca dejarme, niño bonito"
- "Tu tampoco, Street Rider"- volviste a susurras mientras sentías que llegabas a su ultima parada.
El aeropuerto de Tokio.
Han pasado 3 años.
Tarareas una balada mientras veías entre ambas partes de la autopista si es que llegaba por ti de una vez. Miras de nuevo tu reloj cuando un rugido muy conocido por ti empieza a sonar cerca. A los pocos segundos tienes al moreno frente a ti sosteniendo un casco azul, que compro para ti hace ya un año.
- "Aominecchi!"- mascullaste- "¡Has demorado más de 20 minutos! Me estoy muriendo de frió"
- "No empieces a chillar, Kise"- dijo mientras subías a la moto- "Solo me gusta escucharte chillar en la cama. Así que , tienes que sujetarte bien"
- "Moo... Aominecchi es demasiado grosero"- dijiste soltando un puchero mientras ponías tus brazos en la cintura de el, y posaste tus ojos en la alianza dorada que poseías en uno de tus dedos. Con una sonrisa besaste su hombro- "Pero igual eres mi grosero."
-"... haré que grites más fuerte"- dijo y después de eso empezaron su recorrido para llegar a su hogar.- "Quien sabe, tal vez esta noche tu seas un jinete."
Solo pudiste sonreír mientras tus mejillas se encendían ante aquella insinuación.