Deseo por Arifranz23

Había vuelto a suceder. De alguna manera habían quedado solos en el dormitorio, y ahora estaba una vez más aprisionado entre su cuerpo y la pared. ¿Cómo es que siempre terminaba de esa forma?
-Minsoo... Detente- jadeó Niel, mientras el líder besaba su cuello con lujuria. Él lo ignoró y, en cambio, apegó más su cuerpo al suyo, presionándolo aún más contra la pared. Niel volvió a jadear cuando percibió lo excitado que ya se encontraba.
-Ha pasado un tiempo desde que he podido tenerte- susurró en su oído con voz ronca -Sé que has estado evitándome, Daniel.
-Y también sabes la razón de ello- remarcó seriamente, intentando ignorar las manos de Minsoo, que acariciaban su cintura por debajo de su remera.
-No me importa- se apartó de su cuello y lo miró con intensidad y deseo -No pienso dejarte ir ahora- declaró antes de arrasar sus labios.
Niel tomó su cabello, intentando apartarlo, pero la lengua de Minsoo forzó su entrada en su boca, quitándole cada vez más el aliento. Su fuerza de voluntad iba mermando con cada caricia. Las manos de su líder se deslizaban por su espalda, su cintura y su abdomen, para luego subir hasta su pecho y jugar con sus pezones, estremeciéndolo. No podía soportarlo más, él también lo deseaba. Llevó sus manos al borde de la remera de Minsoo y la quitó en un rápido movimiento. Él sonrió satisfecho e hizo lo mismo con la suya antes de volver a besarlo. Niel acarició la amplia espalda del líder, dejando escapar un pequeño gemido cuando él apretó sus glúteos, a la vez que mordía su labio, deslizándose con sus besos nuevamente hacia su cuello. Lo tomó luego de los muslos, haciendo que sus piernas se enroscaran alrededor de su cintura. La espalda de Niel chocó con la fría pared, al tiempo que sus miembros rozaban a través de la ropa, arrancando un nuevo gemido de sus labios.
-Minsoo... Vayamos a la habitación.
Sin decir nada, Minsoo lo llevó a cuestas hasta la habitación y lo arrojó sobre la cama. Cerró la puerta y, acercándose a él con una sonrisa lasciva, quitó sus pantalones y ropa interior de un tirón antes de hacer lo mismo con los suyos.
-Parece que estás realmente impaciente- sonrió mordiendo su labio inferior, mientras él gateaba entre sus piernas, y pasó los brazos alrededor de su cuello.
-Necesito hacerte mío en este preciso momento- murmuró sensualmente sobre sus labios.
-Entonces hazlo.
Niel acortó la distancia entre ellos y lo besó con fiereza. Sin apartarse, Minsoo se estiró hacia un costado y rebuscó algo en el cajón de la mesa de noche. Levantó luego una de sus piernas, alzando levemente sus caderas y dejó caer un poco de la sustancia contenida en la pequeña botella sobre su entrada. Y antes de que Niel pudiera quejarse por el frío contacto, lo penetró de una sola vez. No era la primera vez que lo hacían sin preparación, pero aun así apretó los dientes y arqueó su espalda ante la sensación. Minsoo llevó una mano a su miembro y lo masturbó, a la vez que empezaba a moverse sin cuidado en su interior. A pesar de la rudeza, Niel no tardó en relajarse y comenzar a gemir descontroladamente con cada embestida.
-Ah... Min... Soo...
-¿Es aquí?- jadeó entrecortadamente en su oído, golpeando nuevamente su punto sensible. Él echó su cabeza hacia atrás, gimiendo con fuerza, y Minsoo besó la piel de su cuello que se extendía frente a él.
Niel se encontraba ya cerca de su límite. Sus manos arrugaban las sábanas, a la vez que sus piernas se enroscaban alrededor de la cintura de Minsoo, profundizando la sensación.
-No te contengas- ordenó el líder, prestando atención una vez más a su miembro, y contempló su rostro intensamente sin dejar de moverse hasta que se corrió en su mano.
Sonrió complacido, lamiendo sus dedos sin quitar sus ojos lujuriosos de los ligeramente desenfocados de Niel. Salió de su interior y, sin darle tiempo a recuperarse, lo hizo voltear sobre la cama y sostuvo sus caderas en alto antes de volver a embestirlo. Inmediatamente Niel dejó escapar un grito ahogado, estremeciéndose fuertemente. El reciente orgasmo había incrementado su sensibilidad enormemente, y no podía decir si la sensación era dolorosa o placentera, pero se dejó embriagar por ella.
-Re-lájate, Daniel- Minsoo notó su incomodidad y disminuyó un poco la intensidad de sus movimientos, respirando agitadamente.
-N-o te... detengas- gimió, moviendo sus caderas contra las suyas.
-Estás... dema-siado apretado- musitó con un gruñido, volviendo a empujar con fuerza, casi con violencia. La cama crujió y Niel no pudo ahogar un grito de placer.
-Ah... Min-soo...- se irguió apoyando sus antebrazos en el colchón y lo miró por sobre su hombro con ojos extasiados, sus labios entreabiertos y húmedos -S-se siente in-creíble... Más...
Sabía exactamente cómo hacer que su líder perdiera el control, y acababa de lograrlo. Aunque la forma en que lo embestía, alcanzando una y otra vez su punto sensible, parecía más salvaje de lo usual. A pesar de haberse corrido hacía poco, ya se encontraba totalmente excitado de nuevo y sus gemidos escapaban de forma ininterrumpida de su garganta, convirtiéndose casi en un sollozo de placer. Llevó una mano a su miembro, masturbándose mientras sentía el agitado pecho de Minsoo en su espalda, sus roncos gemidos junto a su oído, sus manos brindándole caricias por todo su cuerpo y su palpitante miembro en su interior, que le decía que pronto alcanzaría su límite. En efecto, poco después volvió a embestirlo violentamente y se detuvo, viniéndose dentro de él con un estremecimiento. Su mano se posó sobre la de Niel, masajeando velozmente su miembro hasta que se corrió una vez más, emitiendo nuevos gemidos de placer. Niel se desplomó boca abajo sobre la cama, sin fuerzas, y soltando un quejido cuando Minsoo salió sin cuidado de su interior para luego recostarse a su lado, ambos respirando agitadamente.
-Eres un maldito salvaje- jadeó Niel, volteando el rostro hacia él -Esta vez te excediste, Minsoo.
-Pero lucía como si lo disfrutaras...- sonrió de lado -¿Me equivoco?- él mordió su labio, desviando la mirada y sonrojándose levemente.
-Ese no es el punto. ¿Qué vas a hacer si no puedo sentarme luego?
Minsoo rió y, sin decir nada, se acercó y capturó sus gruesos labios en un lento beso.
-Lo siento- murmuró, sin quitar la sonrisa de su rostro y comenzó a bajar con suaves besos por su espalda -La próxima vez seré más gentil.
-Minsoo...- se tensó un poco al oír sus palabras -No creo que debamos continuar con esto- dijo casi en un susurro.
-¿En serio lo crees?- inquirió, lamiendo ahora entre sus muslos, por donde había escurrido su esencia. Niel intentó ignorar sus acciones, aunque un leve estremecimiento lo recorrió al sentir como su lengua se deslizaba con ligereza sobre su entrada.
-Esto está mal- se giró, enfrentándolo con una mirada seria y preocupada.
-Lo sé, pero...
Se acercó nuevamente a su rostro, quedando casi encima de él, devolviéndole la mirada con intensidad. Volvió a besarlo lentamente, mientras una de sus manos trepaba por su muslo, acariciando sus glúteos para enroscarse luego en su cintura, acercándolo a su cuerpo.
-Simplemente no puedo renunciar a esto tan fácilmente- murmuró con una leve sonrisa, mordiendo y tironeando juguetonamente su labio inferior en medio del beso.
Niel suspiró con resignación. Tenía razón, pero eso no evitaba que se sintiera mal al respecto. Lo apartó con suavidad y se levantó de la cama, buscando su ropa.
-Voy a bañarme- indicó, colocándose sus prendas inferiores antes de salir de la habitación. Pero en cuanto salió al pasillo, algo lo dejó helado -Byung.
Más que una exclamación,  fue una exhalación sorprendida, casi muda. Byunghun se encontraba apoyado contra la pared de la habitación, a escasos pasos de la puerta. Su mirada estaba perdida hacia el frente, pero se clavó en él en cuanto Niel lo nombró. Fría, vacía. Lo atravesó como puñales.
-Byung, yo...- comenzó con voz temblorosa, y un nudo se formó en su garganta. ¿Qué podía decir? No había excusa que valiera y lo sabía.
-Olvidaste esto en la sala- habló cortante, arrojándole su remera con una mueca de desprecio en el rostro. Él sólo la agarró y lo miró en silencio.
-Niel, ¿sucede algo?- Minsoo se asomó en el umbral y se paró en seco al ver a Byunghun -¿Por qué...?
-¿Estoy aquí?- preguntó burlón -La emisión se canceló, así que volvimos... Pero no te preocupes, el resto no se quiso quedar a escuchar como hacías gemir a Niel.
Su mirada no se apartó de Daniel mientras decía esto. A pesar de la frialdad y la burla en sus palabras, podía percibir el enojo y el dolor en sus ojos. Niel lo sabía. Se sentía traicionado y furioso, y le dolía. Los miró con desprecio una última vez antes de darse la vuelta y alejarse rumbo a la sala.
-Byung, espera...- volvió a llamarlo, siguiéndolo con pasos inseguros, y él se detuvo.
-¿Desde cuándo?- inquirió, enfrentándolo nuevamente -Porque sin duda esta no es la primera vez...- Niel mordió sus labios con fuerza, bajando la mirada -¿Desde el principio? ¿Desde que empezamos a salir? Dime.
-Desde antes- susurró -Desde... siempre.
-No puedo creerlo- espetó, y Niel se atrevió a mirarlo. Su cara era de completa incredulidad -No lo entiendo. ¿Por qué me dijiste que sí, entonces? ¿Sólo estabas jugando conmigo?
-Claro que no- su voz se quebraba con impotencia -Yo te quiero a ti, Byung, quiero estar contigo.
-Pues no es lo que parece.
Y sin decir más, se fue dando un portazo. Niel se quedó allí, inmóvil, mientras amargas lágrimas corrían por sus mejillas. Todo había terminado, y era su culpa. Por consentir sus deseos, por un poco de placer temporal... En años de acostarse con Minsoo jamás había sentido una pequeña fracción de lo que había llegado a sentir por Byunghun en el poco tiempo que llevaban juntos. Lo amaba. Pero lo había arruinado, y no había vuelta atrás. El deseo había matado su amor.