Seirin
Aida Riko se caracterizaba por muchas cosas, pero ser paciente no era una de ellas. No importaba las veces que Teppei o Hyuga la trataran de calmar, lo único que ganaban era una mirada de odio por parte de la castaña. Pero ¿podrían culparla? Saber que uno de sus jugadores podría estar en peligro, hacia surgir su instinto de "Mamá gallina".
-Llamen otra vez- pidió o más bien ordeno a su equipo.
-Riko, ya hemos llamado muchas veces- murmuro el "Corazón de Hierro" con una de sus típicas sonrisas bobas- además, dicen que las malas noticias se saben rápido...- más tardo en decir esas palabras que en recibir un golpe, cortesía de la entrenadora. Solo el seguía intentando tentar su suerte en esta situación.
- genial- susurro el tigre de Seirin mientras hacía girar el balón en su dedo- Una entrenadora alterada, un par de idiotas... y un jugador desaparecido... A este paso no vamos a poder entrenar- termino lamentándose ante las incrédulas miradas, no solo de los de 2do año si no tambien de los nuevos novatos. Tenían un jugador desaparecido desde el sábado y ¡¿solo le preocupaba entrenar?!
-Kagami-kun, no tienes ni un poco de tacto- lo regaño su sombra con su usual cara de poker.
-oi!!- exclamo molesto el pelirrojo, y seguro hubiera seguido discutiendo de no ser por aquel balón que lo golpeo de lleno en la cara, tirándolo al suelo
-YA CALLENSE USTEDES DOS!!- ok, ya era oficial. La entrenadora estaba histérica. Casi arrancándose los castaños cabellos de la desesperación mientras aquella bola de inútiles no hacían nada por ayudar.
Entre reclamos por parte del pelirrojo, gritos de la entrenadora, regaños de Hyuga, chistes sin sentido de Izuki y balones volando de un lado a otro, las cosas comenzaron a ponerse feas dentro del gimnasio. Y así, fue como los encontró Furihata Kouki cuando llegó.
-¿qué pasa aquí?- pregunto el castaño inocentemente, tratando de ocultar su nerviosismo y controlar sus ganas de salir corriendo al ver a la entrenadora como fiera aplicándole una, nada simple, llave de lucha al tigre.
Todos lo miraron sorprendidos... Podía sentir sus miradas en cara parte de su cuerpo y se sintió incómodo. Pero antes de que pudiera preguntar nada, se vio envuelto fuertemente por los brazos de la entrenadora. Por encima del hombro de la chics, el castaño miro al resto del equipo interrogante.
No supo cuánto duro el abrazo, pero tardo más en soltarse que en caer al suelo víctima de semejante coscorrón que le propino.
-eh?- de verdad que Kouki no estaba entendiendo nada.- ¿y eso porque fue?-
-¡Y todavía osas preguntar!- la chica seguía un poco, bastante, alterada. Viendo las dificultades por las que el joven armador estaba pasando, Izuki decidió intervenir:
-No pudimos contactarte después de la práctica del sábado. Además, no llegaste a clases hoy- lo miro preocupado, ayudándolo a levantarse mientras el resto del equipo trataba de calmar a la entrenadora. -¿estás bien?- quizá para todos los demás Kouki seguía normal, pero nada se le escapaba a aquel ojo de águila. Por lo que noto claramente el leve sonrojo que apareció en el rostro de Furihata. Algo definitivamente estaba pasando con el chico.
-Bueno…- hablo Hyuga con una venita saltándole- ahora ¿nos puedes decir dónde estabas?-
-Tuve… un compromiso con un amigo fuera de la ciudad-
-¡¿y no tenías el celular cerca, acaso?!!-
-Perdón… es que… mi celular… tuvo un pequeño accidente… pero, pero,… ya estoy aquí, no había de que preocuparse… Me disculpo por eso- término con una reverencia para sus compañeros.
xXx
Después de aquel episodio, toda la semana transcurrió en calma. Sin embargo para Kuroko e Izuki algo había algo raro en el actuar del número 12. Cada vez que el tema de su “desaparición” salía a colación, este simplemente se sonrojaba y hacia lo posible para cambiar el tema. Además del nuevo celular que cuidaba, demasiado, celosamente. ¿Qué había pasado ese fin de semana? Se preguntaban ambos, pero ninguno se atrevia a preguntar.
Hasta que el viernes después de la práctica Kuroko, quien cuidadosamente había ideado un plan, se aventuró a sugerir una salida al dia siguiente entre los miembros del equipo, nuevo y viejos para “fortalecer sus lazos” dijo.
Todos se emocionaron con la idea, Kagami ya organizaba una serie de partidos con los nuevos y los otros dos ex -novatos. Sin embargo, un poco más alejado estaba Kouki con una cara que no podía definirse entre el arrepentimiento y la tristeza.
-Lo siento- se disculpó el castaño cuando le preguntaron el porqué de su expresión- tengo un compromiso-
-¿no lo puedes cancelar Furi?- pregunto Kagami, a lo que el chico negó efusivamente.
-Lo siento, pero de verdad no puedo-
Kuroko e Izuki suspiraron. El plan se había frustrado pero, si el chico ya tenia un compromiso no había nada más que hacer.
Sin embargo, aquella misma situación se siguió repitiendo. Cuando cualquiera del equipo sugería una salida en grupo para el fin de semana, el castaño simplemente negaba con la cabeza y se disculpaba cientos de veces, llegando a parecerse al escolta de Too, aquel pequeño cabeza de hongo que no paraba de pedir disculpas. Incluso llegaron a sugerirle hablar con su madre para convencerla de dejarlo ir con ellos y faltar a su “compromiso”, sin embargo esto solo hacía que Furi se pusiera aún más rojo, si es que eso era posible, y negara más enérgicamente.
Un mes paso de esa forma, llegados ya hasta el punto en que ni siquiera contaban al castaño, si él se quería unir era bienvenido pero pararon las invitaciones directas. Esto, en cierto sentido, hizo al pobre chihuahua sentirse un poco mal. Llegando, incluso, a sentirse excluido de las conversaciones antes, durante y después de las prácticas. Parecía que incluso Fukuda y Kawahara se llevaban y hablaban más con los novatos que con él. Sabia, era terriblemente consiente, que todo se arreglaría contándoles el verdadero motivo de sus faltas pero, en esos momentos no se sentía con la energía ni las ganas de confesarse. Vamos que el apenas estaba aceptando la realidad en la que estaba viviendo, por supuesto que para ellos sería mucho más complicado.
Por todo esto, Furihata Kouki decidió guardar silencio. Solo por un corto tiempo.
xXx
Dos semanas después, las salidas en equipo se habían suspendido. Se venía un importante partido de practica por lo que cualquier distracción, que no fuera la escuela, quedo terminantemente prohibida (a menos que quisieran sufrir la ira de Aida-san). El partido en si era, nada más y nada menos, que contra Rakuzan. Y si, quizá solo fuera una práctica pero, conociendo sus habilidades no podían tomarlos a la ligera. Aunado a esto estaba el hecho del odio que cierto ex –amante de las tijeras le tenía a la derrota, por lo que seguro había sometido a su equipo a los más inimaginables entrenamientos. Y que Seirin aún no podía contar con la participación de Kiyoshi, quien seguía recuperándose de su operación en la rodilla.
Los días anteriores al partido, Riko se concentro en armar un grupo que le diera garantía, al menos para mantenerles el ritmo a esos reyes sin corona y su loco capitán. Kagami y Kuroko por supuesto eran parte clave de sus planes, junto con Hyuga e Izuki… y ay que no contaba con la defensa del “corazón de acero” Mitobe sería su mejor opción. Sin embargo, habia algo que faltaba y le preocupaba. Pronto, quizá demasiado pronto, todos los que cursaban el tercer año tendrían que comenzar a faltar a las prácticas y a los partidos pues se acercaba la temporada de tomar decisiones, de elegir carrera y de ponerse a estudiar en serio. Por lo que ya no podían seguir dependiendo solo de ellos, tendría que meter a jugar a los demás de segundo, al menos. Sin embargo, era más que obvio que ni Fukuda ni Kawahara estaban a un nivel adecuado para todo un partido contra Rakuzan. Kouki, por otra parte, había mejorado misteriosa e increíblemente. Hasta tal punto que pudo soportar un tres vs tres con Kagami como principal oponente. Mirando y analizando todos los datos que había recolectado en el último mes, tomo la decisión de la alineación.
El dia por fin llego. El gimnasio de Seirin estaba, increíblemente, lleno de espectadores. Claro, todos querían ver la “revancha” por la WC pasada. El equipo Rakuzan hizo aparición en la cancha, encabezada por Akashi, Mibuchi, Hayama y Eikichi (no me pregunten quien es el 5 porque me da igual, y no, no es Chihiro, el ya entro a la universidad). El equipo de Seirin hizo lo propio, con Kagami, Kuroko, Hyuga, Izuki y Mitobe.
El partido empezó fuertemente, con ambos equipos jugando con todas sus fuerzas como si de un partido oficial se tratara. Kouki trago saliva, si así se ponían en una práctica no quería imaginar cómo sería en el próximo torneo. Akashi comandando siempre a su equipo con la misma disciplina con la que movía sus fichas en el tablero de Shogi. Kagami encestando con la misma fiereza que lo caracterizaba, Kuroko apareciendo y desapareciendo en la cancha. Hyuga y Mibuchi retándose con la mirada, con el cuerpo. Hayama, sonriendo divertido intentando adivinar el significado de las miradas de Mitobe, mientras Eikichi simplemente se concentraba en bloquear los tiros.
Termino la primera parte del juego, con ambos equipos empatados. Para la segunda, vendría la movida de Riko. Un cambio, salía Kuroko entraba Kouki.
-Animo Furi- le desearon los senpais, los novatos, sus amigos. Por primera vez, no sentía el cuerpo de gelatina, ni esas inexplicables ganas de vomitar. Se sentí más seguro. Claro que, toda esa seguridad se fue al demonio en cuanto vio allí a Akashi mirándolo. No, no mirándolo como un rival, no como a un insecto sino con “ESA” mirada. Esa estúpida mirada que le derretía el alma.
Decir que el partido bajo de intensidad, seria mentir vil y cruelmente. Contrario a lo que Riko habia planeado, el juego continuo más rápido, más intenso. Canasta tras canasta, los ánimos se iban calentando más y más. ¿Cuál fue la sorpresa de esa noche? Claro que la marcación del número 12 de Seirin sobre el 4 de Rakuzan. Lo que comenzó como un simple bloqueo, al que nadie daba importancia pronto termino capturando la mirada de todos, incluso de los jugadores. ¿Eso que veían era un uno a uno entre el chihuahua y el león? Si Akashi se movía a la derecha ahí estaba Kouki robando el balón y si Kouki se preparaba para un pase, Akashi lo interceptaba. Era como si, ambos conocieran los movimientos del otro. Como si estuvieran perfectamente sincronizados.
xXx
El partido término en un lindo empate (si, dije empate ¿creyeron que haría a Seirin perder? Ja). Todos los jugadores se saludaron, estrechaban manos y se daban consejos. Incluso Akashi se acercó amigablemente a tenderle la mano a Kuroko y Kagami y a, por lo que pudo apreciar Kouki desde su posición, darle uno que otro consejo al As del equipo.
Los novatos estaban más que impresionados, no dejaban de hacer preguntas a sus senpais al tiempo que iban acercándose a la banca. Kouki podía sentir aquella mirada carmín en su espalda, con suma intensidad pero, a propósito, la ignoro. Sabía que era lo que quería transmitirle. Suspiro, de nuevo. ¡Demonios! Si ya lo había decidido ¿porque se le hacía tan difícil decirlo?
Para su buena o mala suerte, estaba tan concentrado en lo que quería decir, en como expresarlo; que no vi al hiperactivo rubio corriendo hacia el hasta que casi lo tiro en medio de un abrazo, por demás efusivo.
-¡¡Furi-chan!!-
-Hayama-san- saludo el Castaño de vuelta, con un notable sonrojo tratando de evitar las miradas interrogantes del equipo
-¡Kotarou!- en un solo movimiento, se vio liberado por la rápida intervención de Mibuchi. –Estas en problemas- le susurro al chico quien, entendiendo que habia metido la pata se apresuró a disculparse, nos solo con el castaño sino también con el emperador quien se había acercado al ver el alboroto… y que Kotarou abrazaba tan despreocupadamente a SU Chihuahua. – perdón, perdón… Se que no debi… pero como siempre saludo así a Furi-chan…- ok, estaba saliendo peor el remedio que la enfermedad.
-Kotarou, Callate!!- regaño Reo, ahora sí, visiblemente enojado.
-¿siempre?- pregunto Kagami, mirando evidentemente confundido a su compañero.
-ah… este… si… siempre- reconoció el castaño mirando al piso, visiblemente avergonzado. Ok, que si iba a decirles lo de su relación, pero no esperaba tener que hacerlo de esa manera. Aunque pensándolo bien, seguramente se habría arrepentido al último momento y no habria dicho nada. Asi que, tal vez la metida de pata de Hayama no lo haya sido tanto.
-Explícate, Furihata- demando el capitán. -¿Cómo es que has visto a Hayama?-
-Se han encontrado cuando Kouki visita Rakuzan- respondió sin un asomo de vergüenza el mismísimo emperador. Dejando a todos con la mandíbula, literalmente, hasta el suelo. Excepto por Kuroko.
-¿Qué hacias en Rakuzan, Furihata?- Exploto la entrenadora, lo último que quería era ocasionar un problema entre ambas escuelas por la intromisión del chico en sus instalaciones
-Simple…- al ver que el castaño no iba a responder, Reo decidió darle una manita- va a visitar a Sei-chan-
-¿Por qué Furihata-kun va a verte Akashi-kun?-
-Ya deberías saber la respuesta, Tetsuya- respondió el pelirrojo, frente a lo cual solo recibió un asentimiento por parte del peliceleste.
-Yo no lo entiendo!!- rezongo el Tigre
-no me sorprende Taiga- Si las miradas mataran… seguro ya estaríamos haciendo el funeral de Kagami porque, por supuesto, no le lograría hacer ni un rasguño al emperador.
- Quiere decir que Furihata-kun y Akashi-kun…- comenzó el peliceleste, lentamente tratando que su linda y tierna luz pudiera entenderlo. Pero Hayama se le adelanto:
-Están Saliendo!!-
-Koutarou!!.
-Deja de decir idioteces niño-
-este, capitán-por fin Furihata se atrevió a hablar, ganándose las miradas de todos.- de hecho… si es cierto-
-QUEEEEEEE!!!-
Nadie podía creerlo, bueno tal vez solo Kuroko, pero ¿podían culparlos? No es fácil aceptar que uno de los niños más lindos, tiernos e inocentes (aja , Claro… sobre todo “Furi mordidas locas”, solo entenderán las que hayan leído mi fic de “Juntos”) del equipo este saliendo con el sádico, loco, bipolar y amante de las Tijeras capitán de Rakuzan… pero, frente a la situación no les quedaba más que desearle felicidad y una continua salud mental.