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En tus brazos por Babyrollo

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Notas del capitulo:

Bueno, después de un tiempo, decidí continuar con el fic. Gracias a sus comentarios me vino un ataque de insipiración y terminé este capítulo :3 espero les guste tanto como a mi me gusto escribirlo, un gran abrazo y gracias por los comentarios :**"!

Cayó al suelo con las dos manos en su cabeza intentando inútilmente de  mitigar el dolor que sentía, y las imágenes borrosas se acumulaban una vez más.

Flash back

Le dolían las rodillas pero no se iba a mover, tenía las manos sujetando su cabeza fuertemente y al parecer las lágrimas habían cesado. No sabía realmente cuanto tiempo llevaba de esa forma, solo podía contemplar el rostro de su padre y los cabellos rizados de su madre sobre su rostro, esos ojos muertos que no decían nada.

Escuchó pasos, sirenas todo un revoloteo pero no se movería, no porque no quisiera más bien no podía moverse.

Sintió la mano firme de un hombre en su hombro, de esa forma se relajó por un momento, el contacto humano le decían que él no había muerto con sus padres y otra de las personas se iba a acercar al cuerpo de su madre. Realmente no podía oír nada, al parecer le hablaban, en fin, tampoco se sentía capaz de responder, solo atinó a moverse (más rápido de lo que esperaba) asustando a los dos oficiales que se encontraban allí y se abrazó al cuerpo de madre llorando.

Quería gritar, deseaba decir ¡Mamá! Tan alto como pudiera, pero no tenía voz, no podía pronunciar palabra, aun su llanto era mudo.

¡Basta ya, no más, no más! ¡MAMÁ!

X

-mamá, por favor… -pronunció quedamente en el suelo, parecía hipnotizado.

Mitsui estaba desconcertado con toda la escena, no pensó que algo así pudiera afectar tanto a su compañero, de hecho toda esa reacción parecía conllevar algo más, ¿había dicho mamá? aunque probablemente llamara así a su abuela. Tenía que hacer algo, el chico no se movía.

-Ryota, tranquilo, es probable que no sea ella, pudo ser cualquier paciente –dijo en el tono más calmado que pudo y posó su mano en el hombro del menor.

El contacto pareció relajarlo en sobremanera, tanto que no pudo sostenerse ni en sus rodillas y cayó hacia adelante como peso muerto. Mitsui que tenía reflejos bastante buenos alcanzó a sostenerlo antes de que se diera de narices contra el suelo y lo tomó entre sus brazos.

-¡Hey ayuda! –le gritó a una enfermera que venía saliendo desde la puerta automática favorablemente con una silla de ruedas.

La enfermera fue rápidamente hacia él con la silla ayudando a acomodar al muchacho en ella.

-¿Qué es lo que le ocurre? –la joven de largos cabellos color azabache tomados en una coleta y unos ojos de un penetrante ónix se hecho un mechón hacía atrás mientras se agachaba para tomar el pulso del moreno y ver su temperatura.

-N-no lo sé, entro en una especie de shock y se desmayó –la desesperación de Mitsui era evidente.

-Tranquilo, sus signos vitales están bien –la mujer se levantó del suelo para mirar al alto joven –puede ser por comida, tal vez no se ha estado alimentando bien, exceso de ejercicio o algo emocional, no parece tener fiebre y su pulso esta normal.

-Mi… Mitsui –se escuchó un quejido desde la silla de ruedas, ambos giraron automáticamente la cabeza hacia Ryota –yo… ¿qué paso? –dijo mientras intentaba enfocar la vista y agarraba con fuerza su frente con la mano derecha, le dolía horrores la cabeza.

La enfermera sacó una pequeña lamparilla y revisó el ojo derecho de Mitsui, volvió a tomar el ritmo cardiaco a pulso.

-Al parecer nada grave, lo mejor sería…

-¡Dios mío mi abuela! –interrumpió levantándose bruscamente de la silla de ruedas y corriendo hacia la puerta automática.

-¡Espere joven! –caminó tranquila detrás de él.

Mitsui encontraba que las cosas se estaban poniendo un poco tensas, lo mejor que podía hacer era calmar a Ryota quien ahora golpeaba la puerta automática que no se abría frente a él. Caminó pasando a un lado de la enfermera y tomo al más bajo por los hombros, éste inmediatamente se detuvo al sentir el contacto de las manos grandes y cálidas en sus hombros.

-¡Tranquilo Ryota! Escuchemos a la enfermera primero –la vos tranquila de Mitsui pareció tener efecto en el chico que pego su frente al vidrio y luego se compuso sin dejar su nerviosismo de lado.

-¿imagino que están buscando a alguno de los dos pacientes de esta área? –La enfermera se encontraba frente a los dos jóvenes quienes se dieron vuelta al oír su voz–mi nombre es Misato y me encargo de las visitas del pabellón UCI.

-¡Es Akemi Miyagi, por favor dígame que se encuentra bien!-exclamó el más bajo desesperado, parecía a punto de entrar en crisis.

Mitsui vio a la enfermera de modo suplicante. Le dolía de alguna manera ver a Ryota en ese estado, él siempre se mostraba calmado y seguro como capitán del Shohoku, solo esperaba que no fuera la abuela quién paso por la emergencia.

La enfermera suspiró agotada.

-Ella está bien, la emergencia fue para otro paciente –la mujer relajó su semblante, le gustaba dar buenas noticias –por favor tengan calma –eso último era para Ryota más que nada.

Ryota suspiro aliviado, dejo de temblar y su corazón ya no parecía desear salir de su pecho, incluso el dolor de cabeza menguo un poco.

-¡muchas gracias! gracias por la información…  -paso su mano por su cabello hacia atrás tratando de relajarse un poco –yo… nosotros venimos a visitarla –dijo visiblemente más tranquilo.

-Muy bien, si me esperan un segundo iré a ver cómo están las cosas adentro y traeré la ficha para darles la información primero. Si gustan pueden tomar asiento en las bancas –la enfermera pasó rápidamente entre los dos muchachos que aún seguían de pie frente a la  puerta desapareciendo tras ella.

Antes de que Ryota pudiera hacer alguna cosa sintió una fuerte presión en todo su cuerpo, unos brazos rodeándolo y por alguna extraña razón desconocida para él esto lo relajo instantáneamente. Algo le parecía familiar, le gustaba esa sensación, le gustaba mucho.

-Todo va a salir bien –susurró el alto chico que mantenía abrazado a su compañero de equipo.

Ryota sonrió levemente con los ojos cerrados por un segundo.

-¡estoy mejor! –lo alejó de sí sin ser brusco –gracias Mitsui –su rostro no era de molestia sin embargo se veía serio.

Mitsui se sonrojó un poco al ver el rostro de Ryota, el solía abrazar a las personas cuando sentía que lo necesitaban, no era muy frecuente en la cultura japonesa pero su abuelo siempre lo había hecho así y le había enseñado aquello, jamás lo olvidó, casi era un impulso en algunas ocasiones.

-Y-yo disculpa si te incomodé, e-es una costumbre… –se rascó la cabeza.

-no te disculpes, gracias Mitsui, gracias por haber venido y discúlpame tu por este incidente, yo estoy bien no te preocupes –la mente de Ryota trabajaba más claramente al saber que su abuela no estaba en peligro, no dejaba de pensar en esos momentos lo incomodo que pudo ser para Mitsui estar con él en esa situación, ser una carga era lo último que deseaba.

-si quieres puedes irte, no hay problema –el castaño tomó asiento en la banca de la primera fila, se veía pensativo.

¿Irme?

No entendía muy bien toda la situación. Hace un momento se estaban abrazando… realmente él lo había abrazado para apoyarlo, tal vez lo había incomodado o había algo más detrás de todo esto. Las actitudes de Ryota siempre le habían llamado la atención, sin embargo esto era algo difícil de entender. No importaba, él se había prometido acompañarle, no lo iba a dejar ahora.

-no, no me iré, estoy bien aquí, además quiero conocer a tu abuela –se sentó a su lado.

Ryota cerró los ojos. No se entendía ni el mismo, verdaderamente le agradaba tener a alguien en ese momento pero siempre se dividía en ese tipo de ocasiones y por ello mismo le costaba tanto formar relaciones sólidas. Lo único bueno que podía ver de todo aquello era que por lo menos podía darse cuenta, lo malo es que aun así le costaba mucho controlar ese sentido de responsabilidad que tenía.

-Está bien, pero no te sientas obligado ni nada –miró a su compañero a los ojos con una leve sonrisa.

Mitsui se sorprendió de aquella mirada, los ojos castaños parecían dividirse en varios sentimientos y esto le hizo sentir un pequeño calor en el pecho, de verdad quería verlo bien. Le devolvió una amplia sonrisa.

¿Qué atmosfera tan extraña? Los pensamientos de Ryota iban acorde a la situación. Ninguno de los dos dejaba de mirar al otro, de verdad se sentía mucho más calmado.

 -¿Sr. Miyagi? –ninguno de los dos había notado a la enfermera que había salido ya del pabellón y estaba frente a ellos.

Bruscamente rompió el contacto visual levantándose rápido como sí hubiese estado haciendo algo malo y se acercó a la enfermera.

Mitsui suspiró ¿Qué rayos?

-¿Es posible pasar a verla? –preguntó Ryota antes de que la enfermera pudiese decir nada.

-Sí, claro, por eso salí a llamarlo –le pasó una credencial de visita.

Mitsui se levantó de su asiento poniéndose junto al castaño.

-sí, usted también puede pasar –miró al más alto leyendo su pensamiento al mismo tiempo que le pasaba una credencial.

-muchas gracias señorita –le dedicó una sonrisa brillante.

La muchacha se sonrojó levemente, la verdad es que el chico era bastante encantador. Los dos se encaminaron a la puerta.

-Espere un momento señor Miyagi, necesito darle alguna información y hablar con usted antes de entrar ¿Podría ser a solas? Solo será un momento…-el semblante de la mujer no le gustó para nada, no parecía ser que tuviera buenas noticias que decirle. Sentía que estaba en una montaña rusa de emociones.

-Usted puede esperar adentro, es la habitación  7 –la enfermera no miró a Mitsui, estaba concentrada observando la reacción de Ryota. Sabía que tenía que prepararse para dar las malas noticias dado que el doctor de turno estaba en su hora de descanso.

El aludido dio un último vistazo a su compañero, se notaba en su rostro la angustia, sabía que lo que la enfermera tenía no era un buen pronóstico en sus manos, era lo más probable para como estaba yendo toda esa situación. Se le hizo un nudo en el estómago, solo esperaba que no fuera lo peor. Se encaminó lentamente a la puerta que se abrió al ponerse frente a ella, asumió que debía ser por la credencial que actuaba como llave y se perdió de vista tras ella.

Ryota seguía mirando al suelo esperando las palabras de la enfermera.

-Señor Miyagi me gustaría que tomáramos asiento –la joven le tomó del brazo.

-¡podría simplemente decirlo! –el chico parecía a punto de llorar.

Misato suspiró, se acomodó un mechón de cabello que se deslizo por su frente.

-Escuché señor Miyagi, su abuela tiene cáncer –hizo una pequeña pausa sin dejar de observar el rostro del chico que se puso pálido, vio como cerraba los ojos fuertemente para evitar las lágrimas.

La mujer no soltaba el brazo del chico para darle apoyo.

-por favor, tenga calma y escuche todo el diagnóstico –el chico seguía con los ojos cerrados fuertemente – es un cáncer pulmonar, por lo que muestran los exámenes no parece estar tan avanzado, existe la posibilidad de hacer quimio terapia y radioterapia… pero  existen también… bueno existen…-la enfermera cerró los ojos por un instante, estaba acostumbrada a dar este tipo de noticias, sin embargo, este caso era bastante particular. Según los registros y lo que le había dicho la paciente, ellos no tenían más familiares y este era su amado nieto de dieciséis años huérfano, definitivamente era difícil decir las contraindicaciones del tratamiento.

-existen riesgos de hacer tratamientos tan invasivos a la edad de ochentaicinco años, aunque Akemi muestra una vitalidad que no es propia de su edad y eso es muy conveniente, estoy segura que el tratamiento ayudará –la joven puso una mano en su hombro – deberías pasar a verla…

Ryota seguía con los ojos cerrados, no podía creerlo, estaba ocurriendo lo que más había temido, un pronóstico malo, y no es que no haya pensado que podía suceder, las condiciones en las que entro su abuela con esos dolores en el pecho y falta de respiración que sabía venia escondiendo hace tiempo le habían llevado a pensar cosas terribles como estas, aun así, mantenía la esperanza, la esperanza de que la vida no decidiera llevarse a la única persona que tenía en el mundo, a la única persona que había cuidado de él a pesar de su edad, a su “mamita” como el la llamaba. Se puso la mano que tenía libre sobre los ojos y limpió un rastro de lágrimas.

-debo ir a verla… gracias por sus palabras –la vos del chico sonaba fría, no la había mirado a los ojos y comenzó a moverse en dirección al pabellón.

-espere un momento –lo jaló suavemente del brazo antes de que pudiera continuar – una cosa más… su abuela me pidió ayuda en cuanto a su caso, y bueno al ser familiar cercano, usted tiene la opción de un tratamiento terapéutico… yo le recomiendo que venga mañana señor Miyagi a ver a la psicóloga de esta área.

El joven seguía con la mirada perdida.

-gracias nuevamente… si me permite –se soltó con muy poca fuerza del agarre de la enfermera y se dirigió lentamente hacia las puertas automáticas.

No parecía saber muy bien hacia donde caminaba, iba avanzando por inercia mientras su mente repetía una y otra vez tiene cáncer... tiene cáncer… le parecía una broma ¡un chiste! él no se quejaba de cómo eran las cosas de la vida, siempre había pensado en el por qué ocurrían, pero ahora tenía verdaderas ganas de quejarse, aquí no había sentido.

X

-Sala 7, UCI (unidad de cuidados intensivos) –leyó en voz alta con una amarga sonrisa, la vida a veces era extraña. Era la misma sala donde había muerto su abuelo.

No se atrevía a entrar sin Ryota, espero unos minutos mientras sus pensamientos divagaban en las cosas que le estaban pasando a su compañero de equipo. No  podía decir que eran “amigos” ya que no habían compartido momentos más allá de los entrenamientos, habitaciones con el resto del equipo y una que otras salidas luego de los partidos. Ahora estaba conociendo otros lados del sonriente y a veces exigente capitán del equipo, tal vez sus peores momentos, su situación no se veía nada bien. Lo que entendía de todo esto es que el chico no tenía padres y vivía con su abuela y lo que la enfermera pudiese estarle diciendo en esos momentos no parecía ser nada bueno acerca del estado de ella. ¿Tendría más familiares además de ella?... por ahora sin saber más de la situación solo podía acompañar a Ryota.

¿Qué… Ryota?

Se podía divisar en el pasillo a un chico arrastrando los pies con la mirada perdida en el suelo mientras caminaba, su rostro estaba pálido, cualquiera podría haber pensado que estaba lo suficientemente enfermo como para ser parte del área de “Cuidados intensivos”. No pareció repara en el chico que estaba frente a él, por inercia se detuvo frente a los pies que podía ver en el suelo sin decir una palaba.

-hey… amigo, ¿estás bien? –Mitsui estaba realmente preocupado, parece que estaba siendo un día muy difícil para Ryota, realmente necesitaba de alguien que por lo menos se presentase como un amigo –estoy aquí Ryota estoy contigo…

El chico más bajo no parecía reaccionar, no había muestras de que realmente estuviera oyendo las palabras de la persona que tenía en frente.

-¿Ryota me estas oyendo? –comenzaba a desesperarse ¿realmente estaba respirando?, observó con detenimiento su rostro tostado, esos ojos color castaño claro totalmente vacíos, parecía un niño perdido y esto comenzó a hacerle sentir un dolor en el pecho, una presión desesperante. Puso sus dos manos en su hombro sacudiéndolo suavemente mientras lo miraba con angustia.

-Amigo, reacciona por favor –no es que Mitsui fuera una persona insensible, pero ciertamente no era de los que solían llorar, sin embargo, ver a su compañero así le estaba provocando un nudo en la garganta, e hizo lo único que encontró razonable en ese momento; lo tomó entre sus brazos mientras con una mano acariciaba su nuca.

-Tranquilo, estoy contigo… no te voy a dejar –le decía al oído mientras sentía el cuerpo casi inerte que pareció relajarse un poco más al contacto, tuvo que tomarlo de la cintura… parecía que iba a desplomarse.

La mente de Ryota estaba en otro lugar, repasando hechos pasados, mirando un poco de su vida y lo solitario que había llegado a ser antes de entrar a sus primeros equipos de basquetball. Trataba de recordar a su madre o a su padre, tener algo que lo anclara a tierra en ese momento, pero la palabra cáncer ocupaba más de lo que su mente podía soportar. Le aterraba, pero tenía que ser ¿fuerte? No estaba seguro de alguna vez haberlo sido y… algo se sentía familiar en ese momento, algo lo llamaba.

 ¿Dónde estaba realmente? Parpadeo un par de veces como despertando de un sueño, despertó entre algo cálido, una respiración en su oído, alguien susurrando palabras ¿contigo? Al parecer no estaba solo, alguien estaba con él para literalmente sostenerlo mientras recuperaba la movilidad de su cuerpo e hizo lo más razonable que encontró hacer en ese momento, se aferró con fuerza a la persona que estaba sosteniéndolo.

-¡¿Ryota?! –la alegría del más alto era evidente, lo había alejado un poco aun sosteniendo su nuca para observarlo sin quitar distancia entre ellos. Se había tranquilizado al ver el rostro de su amigo observarlo con sentido nuevamente haciendo presión sobre sus hombros pues de allí lo había abrazado como si de un salvavidas se tratase.

-Mitsui… -susurró como si recién se hubiese dado cuenta de su presencia –ella…mamita… tiene cáncer… -logro articular mientras su rostro comenzaba a llenarse de lágrimas, intentaba contenerlas sin éxito y simplemente se dejó llevar por alguien que lo sostuviera aunque fuese por un momento, tal vez luego pensaría en lo mal que estaba cargar sus problemas en otros, pero por ahora necesitaba un hombro.

Las palabras del castaño dejaron helado al chico más alto. Esta escena le sonaba tan familiar, podía recordarse a él mismo recibiendo las noticias de que su abuelo tenía cáncer, haber llorado frente a la misma sala en los brazos de su padre como si no hubiese mañana.

-Tranquilo, todo va a salir bien, yo no te dejaré… –simplemente repitió las palabras que tanto habían calmado su corazón destrozado aquella vez mientras acariciaba la nuca del chico que estaba en su hombro llorando desesperado.

Mitsui sabía lo que era recibir esa clase de noticias, el temor y dolor que podría sentirse al saber que podías perder a alguien cercano y eso solo había ocurrido hace un año. Tal vez por algo personal había decidido acompañar a Ryota en todo esto.

Se quedaron así por unos momentos. El más bajo comenzaba a hipar y dejar de llorar mientras seguía siendo acariciado en la nuca por su compañero.

-y-yo lo siento Mitsui, perdón por causarte todo este… -intento de decir al separarse del más alto.

-Ryota basta. No es necesario que digas nada, mucho menos que te disculpes, si estoy aquí es por mi voluntad, yo quiero acompañarte… -lo interrumpió antes de que pudiera acabar su frase –espero que puedas confiar en mi desde ahora, cuenta conmigo para lo que sea.

Ryota miró al suelo un momento, luego observo el rostro serio pero compasivo de Mitsui; tal vez era hora de dejar de poner barreras por lo menos con una persona, un nuevo amigo.

-lo haré… muchas gracias Mitsui eres un buen amigo –no era que pudiera sonreír abiertamente, no hasta saber que todo iba a estar bien para su abuela, pero miró con sinceridad a su amigo.

Mitsui no pudo evitar sonreírle, estaba contento de saber que podría apoyarlo.

-muy bien, creo que es hora de conocer a la Señora Miyagi –le revolvió el cabello al más bajo.

-sí, vamos a verla –se ordenó el pelo, pero esta vez no le molestó para nada el gesto.

Ryota se adelantó hacía la puerta que estaba frente a ellos, respiró profundamente e intento poner su mejor cara. Al abrir se encontró con su abuela recostada sobre una de las tres camillas que estaban en la sala completamente blanca y bastante amplia, al parecer ya no se encontraba con la mascarilla de oxígeno lo que le hacía suponer que ya estaba respirando mejor.

-¡Mamita! –Exclamó Ryota al verla, trató de hacer la mejor sonrisa que pudo –te vez bien, estas guapa.

-déjate de mentiras, sabes que no me queda el blanco –bromeó la abuela riéndose con ganas, observó al alto joven que los acompañaba – ¿y este jovencito tan guapo que traes quién es?

El aludido se sonrojó un poco.

-M-me llamó Mitsui Hisashi, mucho gusto en conocerla Señora Miyagi –el más alto se inclinó saludando, era extraño pero por alguna razón estaba nervioso al conocer a la abuela de Ryota.

-¿Señora Miyagi? ¡Dime Akemi! Es un gusto conocerte también Hisashi –se dirigió a Ryota nuevamente – ¿Y Hanamichi? pensé que sería el único en venir contigo.

-E-el no sabe que estas aquí Mamita –se rascó la cabeza.

-Ryo-chin, estoy feliz de saber que tienes más amigos que el pelirrojo alborotado –rió nuevamente –me gusta que tengas amigos.

Ryota asintió con una pequeña sonrisa.

-Sabes él no es de mucho amigos la verdad –le dijo como si no estuviera su nieto presente a Mitsui –y si te dejó acompañarlo debes caerle muy bien.

-¡Abuela! –Ryota se sonrojó, su abuela siempre era muy directa.

-puedo creer eso Akemi, estoy feliz de poder acompañar y apoyar a su nieto –respondió con una sonrisa el más alto, realmente la abuela era una persona muy agradable.

-Yo también lo estoy, más ahora que estoy en esta condición –la señora seguía sonriendo –de la que saldré triunfante por mi nieto por supuesto.

Ambos chicos se miraron con el ceño fruncido, al parecer ella misma ya sabía su diagnóstico.

Ryota trato de contener sus emociones, no iba a preocupar a su abuela mostrando su estado al saber la noticia.

-Estoy seguro que así será Mamita –se sentó en una banca que estaba junto a la camilla y la tomó de las manos –tu eres la persona más fuerte que conozco.

Mitsui era quién tenía ganas de llorar ahora, recordaba a su abuelo con toda esa situación, las promesas, los abrazos. Solo esperaba que esta historia tuviese un final distinto. Una vibración en sus pantalones lo sacó de su nostalgia.

Where did I go wrong?
I lost a friend
Somewhere along in the bitterness
And I would have stayed up with you all night
Had I known how to save a life

-Disculpen un momento… -se excusó haciendo una reverencia mientras el tono del celular sonaba. No creía que hiciera mucha falta en aquella habitación, tal vez querían conversar a solas también.

Ayako

-¿Ayako? –preguntó el jugador.

- sí, Hisashi, soy yo… necesito… necesito hablar contigo.

-¿qué sucede?

-No puedo decirlo por aquí, necesito verte, por favor…

Esa parecía una tarde que iba a seguir estando llena de emociones.

Notas finales:

Bueno eso ha sido todo, ojalá pueda seguir con la inspiración y espero les haya gustado :3. Trate de hacer el capítulo un poco más largo en compensación por el tiempo esperado. ¡Abrazotes de oso para todas/os :3!


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