Tal vez lo que hacía Choi Minho no era digno ni honesto, pero no se podía negar que le ayudaba a tener una buena vida, una muy buena, tampoco que no era bueno en lo que hacía. Él tenía todo lo que una persona joven podía querer: libertad, mujeres y hombres -porque sí, Choi era bisexual- y un hermoso departamento. Podía comprar una casa, pero el muchacho creía que era demasiado grande para él solo, pues Minho se había alejado de su familia a muy temprana edad. Aprovechando su gran inteligencia, se convirtió en un ladrón profesional. Trabajaba solo, ya que se tenía suficiente confianza. Era el maestro de los disfraces, quien solo robaba cosas importantes y muy valiosas en museos o cuadros, que valían millones de dólares, de las casas de la gente importante.
Pero lo que caracterizaba los robos de Minho era que siempre dejaba una marca que era un “Z” hecha de metal, por lo que la policía sabía que la persona que cometía los delitos en los lugares más importantes del continente era una persona en especial. La policía dedujo que era solo una persona, luego de meses de investigación. El delincuente sin duda era muy inteligente, los hurtos eran normalmente en la noche cuando solo había algunos guardias y las cámaras de seguridad en las que extrañamente jamás aparecía el delincuente al ver los videos. Nunca había mucha gente en los robos, por lo que lo había más posibilidad de que “Z” trabaje solo. Pero, ¿quién era? Absolutamente nadie sabía su identidad, nadie sabía que el popular chico de instituto Choi Minho era el más famoso ladrón del continente.
Algo que es seguro, es la razón de los delitos ¿Por qué Minho robaba? Simple, a pesar de ser la persona con las mejores notas del instituto y tener todo lo que quisiera, para él no era suficiente; cosa que tampoco le importaba mucho es ser la noticia de todos los medios de comunicación, escuchar que muchos jóvenes admiraban la inteligencia del ladrón, saber que nadie conocía y ni siquiera sospechaban de su identidad, le encantaba; a pesar de tener todo, quería más… quería emoción en su vida, quería disfrutar al cien por ciento todo lo que su inteligencia le podía dar.
Despertaba como todos los días, hoy no iría al instituto, tenía algo más importante que hacer. Hoy viajaría a Wonju, pues robaría el Injae Sanchon Folk Museum. Había escogido algo simple, ese día había una muestra de las nuevas pinturas de la artista encargada, entre todas las pinturas había una en especial por la que varias personas asistirían al evento.
El traje de mesero no le molestaba mucho, lo incómodo era la peluca; Minho tenía el cabello castaño y no muy largo, esa peluca era color negro y muy largo para su gusto, incluso tapaba algo sus ojos, los cuales ahora eran color azul, estaba acostumbrado a usar lentes de contacto, también se había puesto una barba falsa.
Eran alrededor de las nueve de la noche, tuvo que fingir estar de mesero hasta que toda la gente se fuera, por lo que el museo estaba solo escoltado por dos guardias en la puerta principal; descubrió que había un sótano en el lugar con una puerta que daba hacia el centro del museo. Logró entrar por la parte trasera del museo, justo por una ventana que era punto ciego de las cámaras de seguridad. Al entrar activó un botón desde su teléfono para que las cámaras de seguridad tuvieran una imagen pasada cuando todo en el lugar era tranquilo.
Choi era bueno en informática, había logrado entrar al sistema del museo para así manipular los videos de las cámaras de seguridad, grabó cuando el museo estaba tranquilo, mientras él se encargaba de sacar el cuadro en las pantallas se vería una grabación antigua, pero eso solo duraría unos minutos, tenía que ser rápido.
Minho siempre conseguía algunos planos para ubicarse mejor. Supo que el dichoso cuadro se encontraba en un estante de vidrio que también tenía seguridad, pero como se había nombrado antes, el muchacho había manipulado la seguridad por unos minutos por lo que la alarma del estante no sonaría.
Logró sacar el cuadro perfectamente. Se dirigió a la salida trasera, pero una alarma había empezado a sonar ¡Rayos! Solo tenía alrededor de cuatro minutos para hacer su robo, pero al parecer habían descubierto sobre las manipulaciones en el sistema. Logró salir, pero los guardias empezaron a rodear el museo, por suerte había salido antes.
Se escondió en un pequeño callejón, donde se encontraba su mochila de estudiante junto con una muda de ropa. Se cambió rápidamente, envolvió el cuadro cuidadosamente para luego meterlo a su mochila, tampoco era muy grande así que entró cómodamente, se quitó los lentes de contactos, la varaba y la peluca, de nuevo era Choi Minho.
Ya tenía comprador, normalmente era gente de mafias que tenían mucho dinero. Era siempre el mismo método; el comprador dejaba el dinero en un lugar clave y luego Minho recogía el dinero dejando el objeto en el mismo lugar, ninguno de las personas con la que hacía los tratos sabían su identidad, los conseguía por internet, pero luego se comunicaban por mensajes de textos, por ello Minho tenía muchos celulares, nunca utilizaba el mismo teléfono. Nunca se dejaba ver.
Durante los meses siguientes, sus robos continuaron por dos joyerías importantes en el Paseo del Bund en Shanghai pasando ,además por una pieza de porcelana de hace 8.000 años del Museo de Shanghai; luego se dirigió al China National Silk Museum en Hangzhou; todo esto en China. Después estuvo en Kumamoto robando una obra de arte de la importante mansión de la familia Kobayashi en Japón. Todo muy bien planificado, y siempre dejando su marca de la “Z”.
Por todo estos lugares pasó Choi por casi un año y medio; el muchacho era muy astuto, cometía sus crímenes cada cierto tiempo, siempre dejaba pasar algunas semanas o incluso meses para viajar, siempre tenía la excusa que su padre tenía viajes de negocios y tenía que viajar con él, nadie sospechaba nada; pues los Choi eran una familia muy importante, agregándole que Minho era un muchacho ejemplar respecto a las calificaciones. Inventar esas excusas eran muy fáciles, solo tenía que firmar unos cuantos papeles; además la firma del padre de Minho era muy fácil de imitar.
Todo estaba perfecto en la vida de Choi, tenía planeado un nuevo robo antes de regresar nuevamente a Seúl.
La policía seguía los rastros del criminal, al principio no sabían la edad; pero con la astucia y habilidad de manipular las medidas de seguridad y escapar dedujeron que “Z” era un joven y hasta se podría decir que era un estudiante. Aunque no podían descartar la idea que podía ser una chica.
Pensaron que “Z” era la inicial del nombre del ladrón, pero era muy obvio y sabiendo la inteligencia del delincuente no se le ocurriría poner su inicial como marca.
-jefe, mire esto- llamó Yixing uno de los oficiales encargados del caso, se habían juntado algunos policías coreanos, chinos y japoneses para este caso, pues sus países eran los afectados.
El encargado del caso era Lee Jinki, quien seguía los pasos del criminal desde el primer hurto.
-Dime qué encontraste, Zhang
-Hice un estudio de las ciudades donde el criminal hizo sus robos y mire lo que descubrí.
Jinki levantó la mirada hacia la pantalla gigante que se encontraba en el lugar. Estaba un mapa de Asia Oriental, hasta que Yixing hizo un clic y se empezó a formar una línea roja, recorriendo las ciudades de los delitos, abrió los ojos sorprendido.
-¿Lo ve jefe?- dijo emocionado Yixing- el primer robo fue en Bejing, luego Tangshan, continuando por Dalian, Seúl, Wonju, Shanghai, Hangzhou y el último en Kumamoto… se forma una Z.
-Lo veo, Zhang, su marca es la letra que forman los lugares donde comete los delitos, pero aún no se termina de formar completamente.
-Lo sé, pero estuve buscando y siempre su blanco son lugares conocidos y muy recorridos… si no me equivoco le toca al Museo de Bellas Artes de la Prefectura de Kumamoto, es un lugar famoso y hay obras de artes muy valiosas- Jinki sonrió satisfecho y le desordenó el cabello a Yixing, el muchacho estaba feliz con su descubrimiento, hasta le brillaban los ojos.
-Buen trabajo, Zhang- Yixing sonrió y asintió- ¡Atención equipo!- llamó la atención de todos- Nos dirigimos al Museo de Bellas Artes de la Prefectura de Kumamoto, los escoltaremos, al parecer es el nuevo blanco de “Z”.
Minho estaba tratando de entrar al sistema de seguridad del Museo de Bellas Artes de la Prefectura de Kumamoto, estaba muy complicado, lo bueno era que sabía algo de japonés y eso le ayudaba muchísimo. Y lo había planeado todo por un par de días, nada podía salir mal.
Mientras esperaba que llegara la hora indicada pulía la “Z” de metal, en la que estaba muy concentrado.
Su blanco era una obra del artista reconocido Rembrandt, incluso había conseguido un comprador en el mismo Japón, eso le convenía mucho, pues viajar con la obra de arte iba a ser muy difícil.
Estaba terminando la exhibición, todos se iban; Minho se puso un pasamontañas, ese día no se disfrazaría, había logrado manipular la seguridad fácilmente luego de varios intentos; se dirigía hacia la galería donde estaba la obra de arte que deseaba, pero por una de las ventanas vio que había un guardia… no…. era un policía ¡Mierda! El museo estaba rodeado.
Caminó mucho más rápido, llegando a la galería, escuchó un pequeño ruido como de una soga, llegó al lugar, pero se dio con la sorpresa que la obra de arte no estaba allí, pero sin duda lo que le sorprendió más fue que en lugar del cuadro estaba la tan famosa “Z”, pero él no la había puesto, miró hacia arriba y vio como una persona era alzada por una soga hacia el último piso del museo. Alguien había descubierto sus movimientos y cometió lo que se suponía era SU robo e incluso había puesto SU marca. Estaba furioso, sin duda estaba furioso, sin pensarlo se dirigió también al último piso a encontrar a la persona que estaba arruinando sus planes.
Llegó a la azotea, la policía seguía rodeando el edificio, no le importó, pasó con la mirada todo el lugar, hasta que se topó con una silueta que también estaba con un pasamontañas, solo se veían sus ojos, … esos ojos le llamaron mucho la atención.
-¿Buscabas esto?- dijo de pronto la figura frente a Minho, este último dirigió la mirada hacia el objeto que estaba en las manos del otro, era el puto cuadro que tanto buscaba. El que hablaba lo hizo en coreano muy fluido, por lo que Choi supo que eran de la misma nacionalidad.
-¿Quién eres?- dijo Choi con brusquedad
-Tu admirador- respondió, a lo que Choi soltó una carcajada.
-No sabes lo que dices- lo miró serio- ahora dame eso que es mío- dijo refiriéndose al cuadro.
-Claro que es tuyo, lo conseguí para ti- dijo el otro tendiéndole el cuadro
-No te metas en esto- dijo Choi, más serio que antes
-Quiero trabajar contigo. Realmente te admiro, ahora te ahorré el trabajo- dijo orgulloso el desconocido.
-¿Quieres que te agradezca? No lo haré, y algo más- Minho tomó el cuadro y dio la vuelta- trabajo solo- empezó a caminar
-Te puedo ser de ayuda, puedo entrar a cualquier lugar sin que se den cuenta, sin manipular la seguridad como lo haces tú- Minho volteó con una sonrisa, cosa que no se notaba mucho por el pasamontañas.
-No gracias, hago todo solo-
-Por favor, no conocía lo que era correr riesgo ni sentir adrenalina ni lo que era disfrutar la vida hasta que supe de ti, seguí tus rastros y aquí estoy- de pronto se quitó el pasamontañas, dejando ver su rostro. Minho por una milésima de segundo quedó perplejo, el muchacho era realmente hermoso, sus rastros eran delicados sin llegar a ser femeninos, tenía el cabello rubio y sus ojos eran como los de un gato… muy bellos. El muchacho se acercó estirando la mano en forma de saludo- Soy Kibum- Minho dirigió la mirada hacia la mano extendida, luego al rostro frente a él, dio la vuelta y se fue.