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Mariposa 蝶 por grupo tamashii

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Notas del capitulo:

Lo siento, les prometo un capitulo en tres días D:

 

¡Gracias por leer!

Italia, Génova.

El mundo siempre resultó, ante mis ojos, un magnífico y complejo misterio. Uno que debía descubrir lo más posible y recorrer hasta donde mis pies me permitieran llegar.

No importasen los medios que finalmente me llevasen a lograr la meta.

La noche es fría e Italia apesta a pasta, salsa de tomates, uvas frescas y vino de antaño.
La ciudad de los milagros se desnuda ante mí, se abre y deja al descubierto mil y un secretos. Permite que me pierda en sus calles, en su exótica belleza.
América era distinta, o resultaba menos encantadora ante la luz de los faroles. 
Mi hermano solía quejarse constantemente de nuestra tierra natal: solía reprochar el estar encerrado, la lejanía de la ciudad, la tranquilidad del pueblo y el vasto campo que se extendía ante nuestros pies.

Él prefirió escapar, huir de la vida que nuestros padres y abuelos crearon para nosotros, y llegó a Europa en búsqueda de un futuro.

"Nosotros somos más que esto, Matthew. Tenemos una fuerza oculta que todos desconocen, que nosotros mismos desconocemos y no podemos ignorarlo y dejar que se pierda. Es nuestro deber proteger a los demás con él". Mi hermano siempre hablaba sobre proteger a otros, pero jamás peleó las guerras sin huir o evitarlas.

No estuvo la noche de la emboscada, porque prefirió huir de nosotros. No vio cómo pasó todo, no le sujetó la mano a mamá, no escuchó las últimas palabras de papá, no estuvo ahí.

—Sabes, la Luna está alineada con Marte en un ángulo de 90°.

La voz me saca de mis pensamientos. Pertenece a un joven de ojos arraigados, de apariencia somnolienta. Habla en Inglés con un extraño acento. Desvía su mirada del cielo y me observa fijamente. Parece un hombre de 30 años, tiene el cabello corto y un traje blanco.

—Señor Jones, he estado buscándolo —dice. Desliza su mano suavemente hasta su cintura donde brilla la empuñadura de un arma.

El hombre reitera sus palabras con un tono de voz solemne. Parece cansado, como si actuase acatando una rutina.

—Lo siento, se ha equivocado.

La respuesta es instantánea: el hombre desenfunda el arma y el frío filo toca mi cuello.

—Las estrellas dicen que esta noche no es una donde los errores hagan acto de presencia y la Luna está alineada a Marte en un ángulo de 90°, lo que significa que debe dejar de negar la realidad y seguirme, porque de no ser así, sangre inocente será derramada esta noche.

Algo en mí susurra que es cierto, que debo callarme y hacer lo que dice. Tiene un arma tocando mi garganta, y el metal brilla, deslumbrando con su peligroso filo.

Siento la necesidad de regresar a casa y ocultarme en el campo, o en la ciudad, ¿a quién le importa dónde?

América parece lejana, y la realidad es incluso más verosímil.

El tipo enfunda su espada y mira hacia el cielo.

—Sígueme si no quieres morir.

.*.*.*.*
Inglaterra/Génova.

El panorama comienza a desvanecerse rápidamente. El cementerio y la tarde lluviosa de Londres pierden su poca nitidez con gran velocidad, convirtiéndose en una masa oscura de algo incierto.

Siento miedo, porque sé que la visión aún no ha acabado, y un nuevo destino comenzará a iluminarse en mi sueño. Es la primera vez que sucede algo así, porque normalmente las manos torpes de mi hermano están ahí para despertarme.

Lo primero que logro visualizar es el vasto terreno de pasto recientemente cortado y los altos árboles, luego una vieja casona construida a finales del siglo XVII por manos italianas.

La casa de mis bisabuelos, de mis abuelos y mis padres. Mi casa. Mi hogar.

Hay algo que me resulta siniestro en la fachada. La destrucción, la sombra de algo que fue destrozado, la magia de protección que me recibía a diario. Es el grito del segundo piso.

Es Feliciano que estalla en desesperación, y mis piernas que se mueven, que flotan, mejor dicho, por todo el patio rumbo a la casa.

Es mi hermana que grita: "Apártate, Feliciano, muévete".

Es la sangre mezclada con ceniza, que cae lentamente por las escaleras, iluminada por las velas que arden sin pausa desde sus farolas.

Y la bestia inmensa que avanza hacia mi familia.

Feliciano gime y llora en un mar de sangre y lágrimas, en un océano de desesperación.

Siento mis rodillas ceder y estrellarse contra el frío suelo del salón destrozado.

El panorama es similar a muchos otros que he visto, sólo que resulta irreal y lejano.

Porque es una familia destrozada por magia negra. Otra familia más, una del montón... La mía.

Mi padre observa sin ver en dirección a un punto lejano del universo, con el fantasma de la vida aflorando en sus ojos verdes.

Mi padre ha muerto, mi padre ha muerto. Y mi tío, y mi hermana grita una otra vez...

—Muévete.

Es solo un segundo y la desagradable fiera está frente a ellos, levantando sus garras, dispuesta a atacar. Antonio es más rápido que el débil ataque del animal, pero no tanto como debería, y la sangre comienza a caer lentamente.

La bestia suelta un aullido. Es un sonido extremadamente raro. Una mezcla de dolor, de desesperación y arrepentimiento, casi humano. Como un grito de alguien acabado que se acerca al final.

Antonio se encuentra parado firme frente al animar, le observa directamente a los ojos, sin miedo, como si estuviera desafiando a la fiera.

Parece letal, y peligroso. Parece preparado para lo que viene, como si toda su vida hubiese sido preparada para ese momento.

Se mueve con agilidad, esquiva los ataques. Parece danzar por toda la vieja pista de baile del salón. No ataca directamente, pero lanza todo lo que encuentra a su paso.

La visión comienza a desvanecerse lentamente, y no lo entiendo. La nitidez comienza a desaparecer y es la única visión que no deseo que acabe.

En sonido es claro a través de la confusión dentro de mi cabeza.

Es el ruido del cristal destrozándose en millones de pedazos y del de la antigua estructura del ventanal estrellándose contra el piso.

Y una voz extranjera gritando en otra lengua desconocida. Japonés o Chino, tal vez.

Kiri no aki no you ni.

Y una luz cruzando el aire. Y la noche volviéndose más y más oscura.

Sin retorno, sin pausa. Un silencio abrumador, y luego, nada.

Notas finales:

Kiri no aki no you ni: significa caer como la niebla.

Kiri es caer suavemente.

 

Cass!

 

 


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