Una tarde del sábado.
Quién lo diría, un sábado por la tarde, la mayoría de adolecentes de su edad estarían en fiestas, reuniones, otros arreglándose para salir, otros disfrutado su día sin ir al instituto. Pero el no, él está trabajando en una cafetería, la razón su familia, cada uno de ellos aporta en algo, sus padres se encuentran trabajando hasta muy tarde, su hermano mayor ya se ha mudado hace 1 año, su hermano de 12 años cuida a su hermanita de 6 años, y de paso limpian lo que está sucio. Y él. El ayuda con los gastos de la casa.
Faltaban unos 15 minutos para que acabe su turno. Al parecer solo trabaja de mesero de medio tiempo. Ya que está en el instituto. Mientras tanto el solo se queda ahí a atender a los clientes que llegan y van, algunas caras conocidas, otras nuevas, mayormente la gente pedía un capuchino o un late y se sentaban a leer. No le sorprendía ver parejas que entraban y se sentaban en unas de las esquinas, ordenaban algo simple, y luego se ponían a hacer una sesión de besos. De hecho él nunca se ha enamorado, claro alguna vez le gusto una chica, pero nunca se ha llegado a enamorar a tal punto de apostarlo el todo por el todo. Votando un suspiro cansado, escucho la campanita que siempre solía sonar cuando llegaba algún cliente.
Vio al tipo sentado en una mesa pegada junto a la ventana al lado izquierdo, tiene la carta pegada, lo cual impide que él pueda verle el rostro. Se quedó parado, unos segundos después se aproximó a la mesa, saco la libreta en la cual anotaba los pedidos.
-¿Qué desea pedir? – el tipo bajo la carta mirando al pelimarron que al ver el rostro de este, comenzó temblar como un chihuahua- ahh…. Aka… - siente un nudo en la garganta, las palabras no le salen- ettoo… ¿Qué hace aquí? – después de que repasara lo que dijo, se arrepintió de haber dicho eso. El pelirojo solo lo miro, sin ninguna expresión, ya parecía Kuroko.
-Es una cafetería ¿verdad? – el castaño solo podía temblar, sin poder articular una palabra. – Con que trabajas aquí- el pelimarron asintió con mucha torpeza, mientras que el pelirrojo, estudia el lugar con la mirada, quien lo diría ¿Qué se encontrase con el número 12 de Seirin?, voto un suspiro. – Dame un café cargado- pide el emperador sin dirigirle la mirada.- Sera típico de un Akashi- pensó el castaño terminando de anotar el pedido.
- sí! – Ladeo la cabeza, esta vez un poco más calmado.- ahorita se lo traigo- sin más decir se fue, lo más rápido posible, arranco la hoja en la cual ya estaba la orden, e insertándolo en la aguja. Regreso a su anterior posición en la cual estaba antes de atender al pelirojo.
Claro de todas las cafeterías de Japón, tuvo que venir a esta!!- bufo- ojala no tenga unas tijeras en su bolsillo- cerro los ojos por un momento, al recodar el incidente que paso con Kagami.
Hace 2 semanas atrás, de noche, después de la final de la Winter cup.
Se estaba cambiando en los vestidores de la Winter cup, fue el último en entrar, todos sus compañeros se encontraban afuera, lo estaban esperando hasta que terminase para irse. Mientras se quitaba el polo de juego que de por si estaba sudado, por el juego contra Rakuzan, y que le tocara marcar al emperador no fue de mucha ayuda.
Abrió su bolso, estaba buscando su polo de repuesto, que quien sabe dónde se encontraba de lo revuelto que se encontraban todas sus cosas, claro estaba desnudo de la cadera para arriba, se pasó una mano por su cabello, sintió una mirada encima suyo, echo reojo, solo logro ver una cabellera roja de su misma estatura o tal vez un poco más, agarro el polo, que al fin encontró
ESPEREN!!?? ¿A quién más conozco de cabellera roja, que no sea Kagami?
Abrió sus ojos en un parpadeo, en una mano todavía agarrando su polo, esta vez volteo a ver quién era el que le observaba tanto, al darse cuenta de quién era se le puso la piel de gallina, se congelo, le dio un ataque de nervios, dio un salto, todavía agarrando su polo lo puso contra el pecho para aunque sea tratar de cubrir un poco toda la piel expuesta – Akashi- san – susurro con miedo. El nombrado solo desvió la mirada y siguió su camino sin rumbo fijo. Después de salir del shock que acaba de pasar, se puso el polo rápidamente, agarro su bolso y salió lo más rápido que pudo……
Volviendo a la tarde del sábado.
- Furihata, Furihata, Furihata, ¡Furihata Kouki a tierra! – al escuchar el cantorreo de su compañero, dio un salto del susto, era la voz firme de Alex – Tranquilo, solo estuviste hundido en tus pensamientos. ¿Ah? ¿Por qué estas sonrojado? – apenas dijo eso, se tocó las mejillas y efectivamente están calientes. ¿Qué le está pasando? Porque se puso así, de tan solo recordar aquello, que paso en la Winter cup.
- Por nada – miente-¿Para qué me llamas? – inclina la cabeza a un costado. – El café- dice como si fuera la cosa más obvia del mundo, ya que lo es.
- ahh. ¡Sí! Ahora se lo entrego- agarro el café con mucho cuidado, para que no se derramé, alza la vista, mira el reloj, que está pegado en la pared. Faltaban 11 minutos. Frunce el ceño, se pone a caminar directo a la mesa en la cual se encuentra el pelirojo. De camino a la mesa, maldice al tiempo, que demora una eternidad en pasar. Deja la taza de café en la mesa, sin derramar ninguna gota. – Aquí tiene su café, Akashi- san.- trata de no tartamudear. El pelirojo solo asiente. Cuando estaba a punto de irse para volver a la postura en la que estaba para volver a hundirse en sus pensamientos.
- Que maleducado eres Furihata – el castaño le estaba dando la espalda, pero lo que le sorprendió fue que el pelirrojo no lo llame con sufijo. No eran tan amigos como para que le diga así. De hecho solo son conocidos. Solo saben el quien es uno del otro y viceversa. Le iba a decir que le llame con sufijo, pero no lo hizo, es que es Akashi Seijuurou (el psicópata de las tijeras) y nadie puede contradecirlo. Si le decía corría el riesgo de que sacara unas tijeras de quien sabe dónde y se la clave.- Ni siquiera te quedas a charlar. Desde la Winter cup no te he visto – y eso era verdad, desde la Winter cup, no se han vuelto a ver, ya habían pasado 2 semanas desde entonces.
- estoy en el trabajo – puso una excusa. Puso las manos atrás de la espalda.
- No es problema si te robo un poco de tiempo – le dijo con una mirada picara al castaño. No le quedó más remedio que rendirse, asentir y sentarse al frente de este.- Y bien tus cursos favoritos?- dijo para después tomar un sorbo de café.
- ummhhh… - se soba la barbilla- química y literatura. ¿Y a usted?
- …… - se demoró unos segundos en contestar – todos – dijo desviando la vista hacia la ventana. Al castaño le sorprendió su respuesta – con que trabajas aquí. – todavía mira la ventana.
- Si… - hizo una pausa –solo es medio tiempo – logro no tartamudear. Siente la mirada del pelirojo. Desvía la vista mira su regazo. Juega con sus dedos.
- Deja eso – Furihata alzo la mirada confundido ¿Qué ha querido decir con eso? - ¿Qué cosa? – lo mira confundido.
- No es la primera vez que me pasa, todos tiene miedo con mi presencia, actúa normal, no te hare daño.- Pero si atravesarme con unas tijeras. Pensó el castaño, él no sabía si confiar o no.
Cuando Furihata lo miro con más atención, noto algo inusual en el otro, lo examino con la mirada, su ojo, ya no era dorado cuando lo vio aquella vez en la Winter cup sino que ahora era de un carmesí muy llamativo, le gusta.
- ¿Qué tanto me observas? – pregunto en un tono desafiante.
- ah…, yo no… - aparto la mirada, con un leve sonrojo, victoria – solo vi su ojo son del mismo color.- dijo bajando la voz en cada palabra. Pero no tuvo suerte el pelirojo escucho cada palabra que dijo. Victoria, volvió a cantar embozando una suave sonrisa.
- Bien - hizo una pausa- me tengo que ir - saco su billetera y dejo unos billetes sobre la mesa, - Quédate con el cambio – se puso de pie y se fue no sin antes escuchar pucheros del castaño como “no necito su limosna” “para eso trabajo para conseguir plata, pero de todos modos gracias”
“No va a hacer la última vez que nos veamos Furihata Kouki”
Unos minutos después
El castaño miro el reloj faltaban unos 3 minutos para que acabe su turno. Suspiro, agarro el dinero, guardo el cambio, agarro la taza, y camino donde se encontraba Alex, le entrego la taza y el cambio.
- Oe, Furihata- kun ese no era Akashi Seijuro – Dice mientras lava la taza.
- Si – respondió – ¿Qué quería? – Dijo Alex – es un amigo – mentira, ni siquiera conocía tanto a Akashi como para decirle amigo.