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Naturaleza muerta por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el tercer capítulo.  n.n

 

 

 

 

 

 

Naturaleza  Muerta

 

III

 

Al amanecer, ya está Miguel, sobre su barca

 

“Dame un beso amor, y espera quieta, junto a la playa”

 

 

 

 

 

 

 

Yuuri y Wolfram se entregaban cariño y amor como cada día, como cada amanecer… hoy, después de varias peticiones de los pobladores, Yuuri regresará a altamar. Las condiciones que el Mar muestra no son aptas para un pescador común, los pescadores saben que el Mar extraña al ‘Rey’: el viento, las olas y la fuerza que emana les ordena que le devuelvan a su Rey.

 

 Los pobladores rezan para que la presencia del Rey calme al poderoso Mar… otros rezan, por el bien estar del príncipe Wolfram, pues saben que el mar siempre obtiene lo que quiere, siempre protege lo que por derecho le pertenece y no le gusta que tomen lo que considera suyo. Yuuri.

 

Yuuri ha sido reclamado por el Mar desde el momento en que arribó al muelle con ayuda y guía de él mismo. Él quien atenuó las olas para no dañar a la joya de obsidiana. Él quien lo guió en una corriente a tierra firme para recibir ayuda. Él quien decidió que Yuuri sería su Rey.

 

Tonto chiquillo rubio… no sabe a quién le ha declarado la guerra.

 

Antes de que el astro rey salga por completo, Yuuri revisa su barca, arregla las velas, ordena las redes, revisa los contenedores, busca posibles fallas para arreglarlas, llena los suministros agua y alimentos para el día… sigue convenciendo a su hermoso príncipe que no corre peligro. Sonríe con ternura por la genuina preocupación que demuestra su amor.

 

Le invita a navegar con él, sin embargo, apenas puso un pie en cubierta el príncipe, fue atacado por la “Enfermedad del Mar”, el suave va y ben de la marea le provoca mareos importables que apenas pude mantenerse de pie. Con ayuda de Yuuri, regresa a la playa, muestra su descontento y se empeña en acompañar a su amado… más el lado protector del Rey le impide jugar con su salud y es obligado a esperar en el puerto.

 

Apenas al tener a la vista al chiquillo rubio, el Mar usa su influencia con la marea. Usa su fuerza para evitar estar cerca de ese quien pretende robar su Rey… jamás permitiría el paso hacia su territorio, jamás daría su consentimiento al rubio, jamás.

 

Entre la despedida del Rey y el príncipe, entre los besos, las caricias y la promesa de un pronto reencuentro, el príncipe advierte que irá a visitar a su madre, dice que al regresar de su pequeño viaje subirá al risco donde se vieron por segunda vez.

 

Desde ahí, mirará el horizonte en espera de ver a barca acercarse al muelle.

 

Mi querido Wolf, ten por seguro que jamás te haré esperar más de lo debido. El solo pensamiento de alejarme de ti, de tu exquisita fragancia, de tu tersa piel y tus suaves labios me hace extrañarte. Por favor amor mío, no entristezcas, volveré pronto. No soportaría estar sin ti por mucho tiempo.

 

>>Desde donde esté miraré el risco, me guiaré por el brillo que tu sonrisa desprende, seguiré el destello que refleja tus cabellos dorados… me guiaré por el latido de mi corazón en su ansia de volver junto a ti.” Fueron estas algunas de las palabras que Yuuri decía a su Wolf.

 

Por más que lo intentaba, el príncipe no quería dejar partir a su Rey… el murmullo de las olas le causaban escalofríos, su instinto le gritaba aferrarse a Yuuri y no dejarlo marchar. Escuchaba las dulces palabras que Yuuri de decía, esas palabras que sólo Yuuri tienen permitido usar hacia su persona, esas palabras que le roban el aliento cada que se lo proponen.

 

Separándose un poco del fuerte pecho que le brindaba seguridad, buscaba los ojos negros que le robaron el corazón, al tenerlos cerca, al poder escudriñarlos, supo que Yuuri en verdad confiaba que estaría a salvo. Confiaba en el Mar.

 

Con un beso… una beso con sabor a despedida, una suave caricia en su mejilla, una sonrisa que intentaba infundir confianza y alejar los malos pensamientos, el príncipe sintió como el calor que desprendía el cuerpo de Yuuri salía de su alcance.

 

Se quedó ahí, clavado en la arena, observando cómo la barca de Yuuri se hacía más pequeña en la distancia… rogaba que el vacío que apareció en su pecho se extinguiera. Sólo un sollozo salió de su boca como respuesta.

 

 

 

 

 

 

 

>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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