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My confession por Katja Kitayima

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Notas del fanfic:

Más de un año sin publicar algo por aquí... ya veremos qué tal salió este :)

Este es un one shot escrito desde el año pasado y relacionado con el cumpleaños de Key, todo en base de los tweets de cierta personita aficionada a las redes sociales XD.
No forma parte de una serie en sí, pero yo lo considero como una "colección" de escritos basados en los tweets de Jonghyun y/o fotos del Instagram de Kibum

Espero que les agrade :)

Notas del capitulo:

Como mencioné anteriormente, esta historia se basa en un tweet que Jonghyun publicó días antes del cumpleaños de Kibum, uno en el que decía que una carta sería suficiente; por supuesto que no hizo mención o especificación de algo en particular, simplemente a mi se me ocurrio (y no creo haber sido la única xD) en relacionarlo con Kibum y su próximo cumpleaños :3

Pues bien, esta es mi versión-historia de los hechos xD

¿Por qué tenía que ser todo tan difícil?

Sinceramente, todo este asunto se le estaba volviendo una completa pesadilla, algo que jamás pensó que podría suceder. ¿Cómo era posible que, para él, Kim Jonghyun, el hombre que escribe canciones, le fuese sumamente complicado el poder escribir una sencilla carta a mano?.

Suspiró profundamente.

Se dejó caer de espaldas, frustrado y cansado sobre su cama, extendiendo los brazos y las piernas para tratar de aliviar la tensión a la que había estado sujeto hacía poco más de dos horas. Era una carta, sólo eso, pero por más que lo intentaba no podía plasmar absolutamente nada coherente (y adecuado) sobre la vigésima hoja de papel blanco que arruinaba con palabras incompletas, sin pasar de la típica y trillada frase de “Feliz Cumpleaños”

Patético. Lo sabía. Pero su mente no le dejaba dar rienda suelta a su inspiración sin anteponer, primero que otra cosa, los sentimientos que había estado desarrollando por su mejor amigo. Es que simplemente no podía declararse en una carta ¿cierto?; no, porque Kibum era su mejor amigo y compañero de grupo. No, porque no era el momento indicado para hacérselo saber, porque, ¿qué sucedería si Kibum no correspondía a lo que él sentía? ¿si le dijera que sólo lo quería como un amigo? o peor aún, como un hermano.

Jonghyun no quería ni pensarlo, ni siquiera quería imaginar lo que se sentiría el ser rechazado de ese modo. Y es que le había tomado mucho tiempo el descubrirlo, el aceptarlo y el vivir con ello, y no sabía si estaba preparado para enfrentar un “no” por respuesta de la única persona que le interesaba.

Cerró los ojos, llevando sus manos sobre la cabeza. No tenía idea de qué escribir sin ser tan obvio como para decirle “me gustas”. Quería decirle lo grandioso que era como ser humano, lo talentoso que era como actor y lo maravilloso que era como cantante y bailarín; además, de que era un genio en la cocina y en muchas otras tantas cosas que, a decir verdad, envidiaba de él.

Una suave sonrisa se formó en sus labios sin quererlo, la sola imagen de Kibum rondando en su mente le hacía sonreír embobado, pensando en lo bonito que se veía cuando iban juntos de compras y miraba la ropa, o lo sexy que se veía cuando vestía esos ajustados pantalones cortos.

¡Maldición!

Se levantó de golpe de la cama, frotando su rostro con las manos para quitar de su cabeza esas imágenes que literalmente le estaban matando; porque lo quería a él, a Kibum, porque había tantas cosas que quería decirle y no podía, y porque debía escribirle la dichosa carta que él mismo le había solicitado como regalo de cumpleaños.

“Kibummie ¿qué quieres de regalo?”

“Quiero una carta, escrita por tí, a mano. Nada de cursilerías y cosas bobas. ¡Ah! Y quiero que tenga bonita letra y que sea entendible ¿de acuerdo?”

¿Por qué demonios a Kibum se le había ocurrido semejante cosa como regalo? ¿no podía haber elegido algo más típico como una chaqueta o unos pantalones de moda, aunque su cartera se lo reclamara?; era tan molesto e incómodo el tener que escribir una carta en sus circunstancias. Pero ni modo, eso le había pedido y eso le daría; quería darle gusto a la persona por la cual siempre haría lo que fuera y lo que le pidiera.

—Sólo espero no te enfades conmigo por esto... —dijo, antes de respirar profundo y tomar otra hoja del montón que tenía aún sobre su cama; tomó su pluma y comenzó a escribir sin pensar.

Esta vez ya no se ofuscaría, se relajaría y dejaría entonces que sus dedos hicieran la magia. Fuese cual fuese el resultado final, podría estar tranquilo porque sería algo que habría salido desde lo más profundo de su corazón, su verdadero sentir y opinión hacia Kibum.

 

 

Key había llegado a Japón un día antes de su cumpleaños para reunirse con el resto del grupo; jamás se enteró de lo que sus compañeros le tenían planeado para celebrarlo en la madrugada del día 23, pero estaba muy complacido por ello, al punto de que había tolerado hasta la broma de embarrarle pastel por todo el rostro mientras las risas no se hicieron esperar. De todas formas, a Key no le importó el hecho que su cara quedara pegajosa por el betún, la verdad era que había sido un enorme detalle y estaba muy contento porque sus compañeros lo hubiesen recordado y sorprendido con algo así.

Un día perfecto, así lo había denominado él mismo cuando el día estaba a poco de acabar.

—Hey, Bum...

El aludido giró el rostro, encontrándose con un silencioso Jonghyun que le miraba apenado; traía las manos metidas en las bolsas de su enorme sudadera negra, encorvado sutilmente y la sonrisa nerviosa asomándose delatora en sus labios.

—¿No vas a dormir ya? —le preguntó. Él estaba por irse a dormir tras haberse quitado la mascarilla facial que solía usar para refrescar el rostro.

—Toma... aquí está.

Jonghyun sacó de su bolsillo un sobre de papel en color rosado, un poco arrugado y desgastado por los dobleces, pero con el nombre de “Kibummie” en tinta negra escrito en él. Se lo extendió hasta donde pudo mientras el menor de los Kim lo tomaba dudoso entre las manos.

—¿Y esto qué es? —miró el sobre curioso.

—Tu regalo, la carta que me pediste.

—¿Es en serio? —preguntó un tanto incrédulo, agitando el sobre para verificar que hubiese algo dentro. No estaba del todo seguro del grado de verdad en la premisa de su compañero.

—¡Por supuesto que lo es! querías una carta escrita por mi, y a mano... —trataba de recordar, enumerando con los dedos rígidos y señalando— …con buena letra, que entendieras... ¡pero no puedo asegurar que no sea cursi! lo siento —rió apenado.

—Oh, Jonghyun... —suspiró; su tono fue un tanto despectivo y burlón— sólo estaba bromeando contigo, jamás creí que te lo tomarías en serio e hicieras la carta. Eres tan tonto, sabes que no me interesan ese tipo de cosas.

Se lo dijo; tenía que hacerlo. De verdad nunca pensó que Jonghyun fuese tan inocente como para creerse todo lo que le decía. Sin embargo, en cierto modo le daba un poco de lástima.

—Ahhh... —sonrió, mordiéndose el labio inferior como siempre lo hacía cuando estaba avergonzado, empero, un enorme alivio se apoderó de todo su ser en ese instante— entonces no tiene caso que te la quedes....

Intentó quitársela de las manos, pero el menor de los Kim fue más rápido que él al ocultarla tras de él.

—¡Claro que sí! es mía, tú me la regalaste —precisó— además, tengo curiosidad de saber qué dice sobre mí —sonrió curioso, comenzando a romper un lado del sobre como si fuera la envoltura de un caramelo

—¡NO! ¡ESPERA! ¡No la leas! ....por favor.... —murmuró.

Inconscientemente, sus manos se aferraron a los pálidos brazos del castaño, creando entre ellos un extraño ambiente cuando Kibum observó los ojos del mayor, implorándole. Realmente no iba a quedársela, sólo planeaba jugar un rato con Jonghyun y hacerlo sufrir mientras ambos peleaban como niños pequeños por un juguete, pero el tono de las súplicas despertó aún más su interés por saber qué decía la dichosa carta.

—¿Por qué no quieres que la lea? ¿Qué escribiste sobre mi, Kim Jonghyun? —preguntó desconfiado.

—¡Nada! nada malo, te lo aseguro... sólo, devuélvemela ¿sí?

Jonghyun mantenía sus manos sobre Kibum, pero ni las miradas suplicantes le funcionaron para apiadar el corazón de su mejor amigo.

—No.

—¿Por qué no? —rezongó.

—Porque ahora es mía, así que te jodes

Puntualizó, tajante y endemoniadamente directo, sonriendo mientras le mostraba la carta a la cara. Cuando la Diva decía algo, se hacía de ese modo o no se hacía; por lo general, Key lograba salirse con la suya cuando quería, y más cuando lidiaba con alguien como Jonghyun,  porque los sentimientos bondadosos de su mejor amigo a menudo resultaban contraproducentes.

— ¡Espera! ¡espera! —alcanzó a Key antes de que cerrara la puerta de su habitación— está bien, es tuya...pero... sólo no la leas ahora mismo ¿de acuerdo? léela cuando regresemos a Corea, o después, mucho después, no hay prisa —finalizó con una tímida sonrisa.

—Ajá, sí, como digas... —suspiró cansado, ignorándolo— buenas noches.

Y eso había sido todo su alcance; Kibum literalmente le cerró la puerta en las narices y no podría saber nada más de lo que pasara de ahora en adelante. El pánico en su rostro aún prevalecía, pero, también comenzaba a pensar que ya no tenía ese asunto entre sus manos, que lo que pasara de ahora en adelante sería prácticamente cosa de la suerte.

De cualquier modo, era probable que Kibum tal vez lo dejara pasar, que al día siguiente se levantara y olvidara que él le había dado una carta; porque a Kibum no le interesaban esas cosas, porque la opinión que él tuviera no le importaba del todo, porque, últimamente, Kibum parecía estarlo ignorando sin razón, porque las cosas entre ellos se habían vuelto un poco extrañas, ajenas; Jonghyun pensaba que tal vez ya no le agradaba tanto como antes, y eso lo sentía tan profundo como el filo de una navaja enterrada su cuerpo.

Suspiró abrumado, pero ya no tenía caso seguir pensando en ello; las cosas ahora eran algo más complejas de lo que debían ser.

 

 

Apenas había pasado una hora desde que entró en la cama, y su cuerpo no paraba de dar vueltas sobre el colchón, cambiando de lado, de posición, destapándose, cubriéndose: Kibum no lograba conciliar el sueño aún con lo cansado que estaba. Tenía un pequeño asunto rondando en la mente, algo que le interrumpía los pensamientos e inundaba su cabeza de miles de cosas que había dejado, hace tiempo, guardadas en un baúl de recuerdos.

“Tengo que leerla”

Se dijo; si quería regresar a su vida habitual tenía que dejar ese asunto por la paz, o de otro modo no le dejaría continuar, no quería regresar a aquellos tiempos y cometer de nuevo el mismo error que lo torturó por años.

Se levantó y abrió el cajón de su mesita de noche, sacando el coqueto sobre rosado que Jonghyun le había dado. Abrió la puerta del baño y se encerró en él, necesitaba algo de privacidad para leer, para calmarse y pensar que no era nada extraordinario y que, una vez más, las cosas no habrían de cambiar.

No estaba alterado, ni triste, ni decepcionado, pero tampoco alegre o esperanzando; simplemente quería saber, eso era todo.

Y como si ambos estuvieran atados por un hilo invisible que les hacía compartir los síntomas, Jonghyun tampoco podía dormir. En él eso era algo más habitual, pero esa noche, especialmente, se sentía diferente, como si el mundo lo estuviera agobiando. Eran las 2 de la mañana y el mayor de los Kim yacía recostado sobre el sofá de la sala, de frente al balcón y observando, a través de la ventana, el limpio cielo nocturno de Tokio; traía los audífonos puestos, escuchando las melodías favoritas que sólo Brown Eyed Soul le podía ofrecer para casos como éste.

Se había prometido no pensar más en ello, pero la realidad era que no dejaba de recrear en su cabeza los diversos escenarios, de creer que quizá no fue buena idea el dársela, y también la probabilidad de que en estos momentos la carta estuviera olvidada dentro de algún libro o mueble que pocas veces usaba.

“Él no va a leerla, cree que esas cosas son anticuadas”

Suspiró desanimado, por donde lo viera él llevaba las de perder y aún se culpaba por haberse permitido el escribirla, y aún más por habérsela entregado a Kibum ingenuamente.

Cerró los ojos suavemente para intentar relajarse y meterse en el ambiente de la canción, pero en cuestión de segundos sintió la presencia de alguien que parecía estarle mirando insistente.

—Esto no está bien, Jonghyun —se refirió a él en un severo tono y sintió que el aire le faltaba— deberías ir a ver a un doctor, tu insomnio va a matarte algún día.

El chico de cabello claro abrió los ojos: justo frente a él se encontraba Key, observándolo minuciosamente y con un gesto de molestia en el rostro. Aún así, enojado y a pesar de lo temible que pudiera parecer, Jonghyun pensaba que esa faz seguía siendo una de las cosas más bonitas que tenía el placer de conocer.

—Lo sé, lo sé, buscaré uno después… —respondió en voz baja sin mucho ánimo.

A Jonghyun no le quedó más remedio que enfrentarle, aunque sentía que se derretía de tan sólo mirarle; se quitó los audífonos y optó por una posición más adecuada para dejarle espacio, inconscientemente le estaba haciendo una invitación para se sentara junto a él.

Y efectivamente, Key se sentó a su lado en el sofá cruzándose de brazos, mas el silencio entre ambos fue abismal; los dos permanecieron callados, incómodos ante la situación y sin saber qué decirse. En lo que iba del año, su relación de amistad se había visto un poco deteriorada y distante. Jonghyun pensaba que tal vez se debía al hecho de que cada uno había tenido compromisos por separado: Key con sus múltiples facetas como actor y  cantante en diversos programas, incluido el proyecto que más desagrado le había causado a Jonghyun, y todo porque no soportaba la idea de verlo con alguien más aunque fuese sólo mera actuación; y por su parte, él había estado demasiado ocupado con su fase de DJ y compositor, aunado al hecho de que ya no vivía con los demás miembros en el dormitorio. Jonghyun quiso creer que todo aquello había sido el detonante para su alejamiento.

Ciertamente no habían tenído mucho tiempo para convivir, y eso realmente le entristecía al punto en que sus períodos de depresión y soledad se hicieron más frecuentes, sin tener a alguien con quien hablar, fuera de los pocos amigos que tenía. Era difícil, pero necesitaba tratar de seguir adelante como fuera, y por ello, trataba de aferrarse a las pocas cosas que aún tenía.

—¿Y tú qué haces aquí? —preguntó casual el mayor de los Kim— ¿Es que acaso comiste demasiado pastel de cumpleaños y no puedes dormir? —rió ligeramente, queriendo aliviar un poco la tensión existente, pero Kibum le había dedicado una mirada casi asesina.

—Sabes que no puedo comer eso. Jonghyun ¡estoy a dieta! el azúcar engorda... —precisó, terminando la frase con un suspiro frustrado.

—No deberías hacer dieta, no la necesitas...

Susurró seriamente al observar cómo el dulce rostro de Kibum se agobiaba por la preocupación de su peso, tema que había notado le estaba haciendo sentir cada vez más incómodo. Y aunque él consideraba que no lo necesitaba,  a Kibum seguía atormentándole la idea de que estaba gordo y necesitaba urgentemente bajar de peso.

—Claro... —giró el rostro aún más enfadado— y me lo dices tú precisamente, al que últimamente su ropa le queda enorme... el que sigue bajando de peso sin siquiera esforzarse —bufó molesto.

—¿Qué te pasa? ¿estás enojado?

—Sí, Jonghyun, estoy enojado... ¿y sabes otras cosa? es contigo.

—¡¿Conmigo?! pero... ¿por qué? —preguntó, sorprendido de saberse el motivo del mal humor de su amigo. Kibum le había respondido tajantemente, acusándolo cuando su dedo le apuntó directamente.

—Leí tu carta...

Maldición...

—¡¿La leíste?! ¡Kibum! ¡Te dije que no lo hicieras! —reclamó.

—¡Pero era mía! tú me la regalaste, así que podía hacer con ella lo que quisiera ¡Y si quería leerla entonces eso iba a hacer!

Los dos terminaron gritándose sin pensar, volcándose en palabras contra el otro sin importarles las horas de la madrugada y que los demás dormían plácidamente en sus habitaciones. Había sido sólo un momento, pero el ambiente se llenó de tanta tensión que cualquiera de los dos pudo explotar con el más leve toque; Jonghyun pudo escuchar su propio corazón latir desenfrenado ante el silencio que de nuevo se formó, sus mejillas ardían y sus labios sufrieron el embate de sus dientes roerlos por el nerviosismo.

Estaba hecho, lo había jodido todo con una simple carta que jamás debió escribir.

—¿Sabes qué?... —suspiró, enrollando el cable de sus audífonos con prisa; tenía que salir de allí inmediatamente— olvídalo, olvida todo lo que dice la carta... nada de lo que escribí era en serio, sólo era una canción que tenía en mente....buenas noches Ki—

Definitivamente no lo vio venir, porque su mente estaba demasiado ocupada en tratar de ignorar a Kibum para poder escapar de allí lo mejor que pudiera; sin embargo, lo suave y húmedo de los labios ajenos lo sorprendieron cuando encontró ese fino rostro pegado al suyo, percibiendo la punta de su nariz, su respiración y el cálido aliento que despidió cuando finalizó el beso.

¡¿Qué demonios fue eso?!

Jonghyun se quedó completamente estático, su cuerpo no reaccionaba ante la situación debido a la rigidez en sus músculos, pero su corazón latía desenfrenado; el calor en sus mejillas acrecentó cuando observó a Kibum bajar la mirada y alejarse un poco para darle su espacio. Sutilmente se relamió los labios, percibiendo un rastro leve de brillo con sabor a sandía, el que Kibum justamente solía usar porque no coloreaba sus labios como lo haría un lápiz labial.

—Entonces... —Kibum se aclaró la garganta, jugando nervioso con sus propios dedos— si nada de lo que escribiste era en serio…¿realmente no querías besarme? ¿así como lo dijiste en la carta?

Key le estaba enfrentando valientemente, mirándole a los ojos aún a pesar de que su rostro hervía en calor. La tierna mirada, y lo bonito que se veía su boca al articular las palabras, terminaron por consumir el último rastro de coherencia que quedaba en Jonghyun. No podía con él, simplemente lo tenía en la palma de su mano.

Y Jonghyun rió, por supuesto, porque fue la primera reacción que tuvo debido a los nervios acumulados. Sonrió emocionado pero no pudo sostenerle la mirada, y sólo esperaba que Kibum no interpretara eso como una señal errónea; se quedó en silencio unos segundos, quería forzar a su boca a articular las palabras adecuadas que jamás pensó que podría decir.

—Eso... —suspiró profundo, como si estuviera liberándose de un enorme peso— eso es lo que siempre quise que sucediera...

Dijo apenas en un susurro, empero, de nuevo el silencio prevaleció entre ambos; Jonghyun no se atrevía a levantar la vista porque ni siquiera sabía en qué estado se encontraba su rostro en esos momentos, no sabía de qué manera mirar a Kibum ahora.

—¿Jonghyun?... —musitó, dudando cuando empezó a notar que las palabras no fluían entre ellos; tenía miedo.— ...dime algo...

Sin pensarlo demasiado, fue el mismo Jonghyun quien se armó de valor para actuar: sus labios chocaron directamente contra los de Kibum en un beso que tomó sin aviso. Un beso correspondido en respuesta al que había recibido primero; un beso más en forma, largo y pausado. El beso que le debía y por el que tantas noches pasó formulando en saber cómo sería, a qué le sabría y lo que haría después de ello. El beso al que se había referido en la carta y el que en estos momentos estaba provocando un corto circuito en sus entrañas.

El beso, su beso, el amargo martirio que se había buscado sin planearlo.

Jonghyun terminó tras algunos segundos, sus manos temblorosas permanecían en el rostro de Kibum tomándolo con delicadeza, como si pensara que lo dañaría con sólo tocarle; aún no creía lo que acaba de hacer, porque había sido algo que sólo había existido en su mente hasta hacía unos segundos atrás cuando el impulso le ganó, la única oportunidad que pensó que nunca tendría.

El menor de los Kim abrió los ojos para observar al chico de cabellos oxigenados, le sonrió con ternura cuando notó le desvió la mirada, con el semblante apenado y los nervios notables en el modo de su respirar. Estaba bien, él también estaba aún conmocionado por lo sucedido, pero ésto era algo que necesitaban hablar en ese mismo momento.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —le dijo quedito, tomando las manos pequeñas de Jonghyun entre las suyas en una suave caricia— Nos hubieramos ahorrado tanto tiempo...

Kibum no lo estaba justificando, sólo pensaba que Jonghyun era ya un adulto lo suficientemente maduro como para haber podido tomar la decisión desde mucho antes, cuando las cosas comenzaron a cambiar. Sin embargo, pensaba también que con esto estaba por enfrentar algo todavía más difícil, un camino diferente y más intrincado que el anterior.

—Fue complicado... el armarme de valor para aceptar las cosas sin juzgarme. —respondió finalmente, sus labios mostraron una pequeña sonrisa contrariada; mantenía la vista fuera de la Kibum, pero sus manos se habían unido por inercia, como siempre había sido sin importar el humor— Honestamente, no sabía qué debía escribir en la carta, porque todo lo que venía a mi mente eran las cosas que siempre quise que supieras pero que no podía decirte.

—Pero hubieramos podido...

—Tú estabas saliendo con él... —interrumpió, con una sonrisa que había nacido directamente del dolor— cuando me decidí a aceptarlo, tú ya estabas con alguien más. Y no te culpo por ello, yo llegué tarde e intenté seguir con mi vida pero... no me salió tan bien como quise —rió con un suspiro— ...sólo...fue difícil el aceptarme. Entiendes eso ¿no es así?

Kibum sintió que el corazón se le encogía; sabía perfectamente de a quién se refería Jonghyun cuando lo mencionó. Estaba hablando de ese mismo chico con el que estuvo tras decidir querer seguir adelante, cansado de esperar; no duraron más que algunos meses, pero había pasado por varias cosas a su lado que lo habían definido para ser lo que era ahora. Fue importante para él, pero de algún modo nunca estuvo satisfecho con lo que le ofreció, su corazón siempre estuvo en otro lado a pesar de las apariencias.

Sinceramente, Key pensó que tal vez aquella relación serviría como parte aguas entre ellos, como especie de aviso para actuar; una vez que terminó ese noviazgo creyó que las cosas cambiarían en su relación con Jonghyun, poco a poco avanzando, pero la realidad fue que nada de eso pasó. Jonghyun parecía querer seguir fingiendo y engañándose ante lo que era evidente para él y para todos los demás.

Eso, en cierto modo, fue decepcionante y muy doloroso como para querer seguir con la misma rutina.

—Jonghyun, mírame. —ordenó. El mayor de los Kim hizo un esfuerzo por encontrarse finalmente con él cara a cara— Nunca hubo nada de malo en que te gustaran los chicos.

Bum, no me gustan los chicos —corrigió de súbito, tajante y hasta burlón— sólo me gustas tú...

—¡Ah! ¿¡Y yo que soy, genio!? —rió junto con él, dándole un suave golpe en el brazo.

—Eres Kibum, el bonito, mi mejor amigo y la persona con la que siempre quise estar.

Kibum sonrió tiernamente, como Jonghyun a él, divertido, relajado, tímido, sintiéndose más tranquilo y abierto a las bromas como solían hacer cada vez que se sentían tensos por algo. Le agradó, ver que verdaderamente Jonghyun comenzaba a cambiar y a aceptar las cosas como eran y como lo era él también.

—Bueno, pero estoy aquí contigo, ahora —sonrió orgulloso—  ...porque estamos juntos ¿no es así?

Preguntó; quería cerciorarse de que Jonghyun no daría un paso hacia atrás en estos momentos, no habiendo progresado del modo en que todo había surgido: inesperado. Pero contrario a lo que temía, el mayor sonrió emocionado y un tanto apenado cuando se reencontró con su mirada.

—Espera...espera... —tomó de los dedos de Kibum con algo más de fuerza por los nervios— ¿eso quiere decir que tú y yo...?

—¡Obviamente! —contestó burlón— no te hubiese besado si no sintiera lo mismo ¿no crees?

—Sí, tienes razón.

—¿Pasa algo? —cuestionó al ver cómo el semblante de su amigo se volvía serio por momentos.

Jonghyun estaba satisfecho, sí, pero algo dentro de él parecía querer nublarle la felicidad. Tal vez ese era uno de sus más grandes problemas, había pensado en ello miles de veces, considerado ese aspecto en cada escena que llegaba a su mente cuando soñaba con Kibum. Le atormentaba, porque, a pesar de que no era algo inmediato, era un punto crucial que necesitaría resolver cuando llegara el momento, cuando la presión lo atormentara sin remedio.

—Sabes que no podremos hacerlo ¿cierto?, decirle a todo el mundo que estamos juntos...

El chico de cabello rubio elevó la mirada; Kibum la buscó por inercia aferrándose a los dedos juguetones que le tenían aún sujeto. Una mueca en sus labios le indicó a Jonghyun que concordaba con él.

Y es que tenía razón, estaba consciente de que el mundo jamás sabría de su relación, al menos no por boca de ellos; jamás podrían gritar públicamente que estaban enamorados el uno del otro, confesarse enamorados de otro hombre porque, su estatus de ídolos se los impedía y tendrían que esconderse a los ojos de los demás para, incluso, poder simplemente tomarse de las manos en una mera caricia inocente. Y es que si eso llegaba a suceder, si eso se sabía, entonces todo acabaría, sería el fin de SHINee, de su música, de sus carreras, de sus vidas... el fin de todo lo que eran y de lo que planeaban ser; porque su mundo jamás se los perdonaría y no saldrían vivos de él.

—Pero… —le interrumpió— tal vez, más adelante tengamos la libertad de decirlo, si queremos —le sonrió tímidamente, esperando que eso subiera los ánimos de su ahora pareja.

—Tal vez... tal vez... —susurró con una amarga sonrisa.

Kibum quería ser positivo, sin embargo, aún podía ver el miedo enmarcado directo en los ojos de Jonghyun. Sabía que a su amigo aún le faltaba mucho camino por delante, camino que él mismo ya llevaba recorrido desde que se había aceptado a sí mismo y a su sexualidad; así de simple era para él el hecho de que le gustaran los chicos, pero, para Jonghyun era todo un mundo nuevo por descubrir. Y eso, ciertamente, daba mucho miedo, pero él estaría a su lado de ahora en adelante y le ayudaría a sobrellevarlo de la mejor manera posible, no iba a dejarlo lidiar solo con esto, porque sabía lo sensible que Jonghyun era a los cambios y lo aprensivo que resultaba por el más mínimo detalle.

—Podemos hacerlo —afirmó, en tono dulce pero convencido— sólo debemos tener cuidado... y que tú no lo publiques en twitter como acostumbras hacer con todo lo que te sucede y con todo lo que piensas.

—Lo siento... —sonrió apenado—  tienes razón, tendré que ser cuidadoso.

Kibum se había quejado casi al punto de haber sonado como una reprimenda; sin embargo, ambos terminaron riendo cuando sus miradas se encontraron de nuevo. El menor de los Kim lo miró por un momento, sus manos se posaron sobre sus mejillas, acariciándolas apenas con la yema de sus dedos en lo que fue un gesto acogedor.

“Lo harás, lo sé”

Se dijo, antes de cruzar de nuevos sus labios con los de Jonghyun; esta vez, el beso fue más suave y dedicado, tratando de que ambos disfrutaran por igual las sensaciones. Kibum colocó sus brazos alrededor del cuello del rubio, atrayéndolo hacia sí mismo para intensificar los movimientos, batallando dentro de la boca ajena con más libertad. Sintió que por momentos Jonghyun todavía dudaba, pero aquello era completamente normal y lo comprendía, sabía que su amigo apenas estaba experimentando las nuevas sensaciones y debía acostumbrarse a ello para que le resultase de lo más normal y perder el miedo.

Estaba bien, él también había pasado por eso alguna vez.

Te quiero.

Susurró aún sobre sus labios. Jonghyun aspiró profundamente sin poder ocultar su agrado por aquella confesión; prácticamente se derretía estando entre los brazos de Kibum, algo que siempre había deseado y que había mantenido oculto hasta el día de hoy.

—Esto es emocionante —dijo animado— me siento muy feliz de tenerte a mi lado.

Y sin pensarlo, atrajo a Kibum para rodearle por la espalda y abrazarlo con firmeza; el menor apoyó la cabeza delicadamente en el hombro de Jonghyun, sonriendo, radiante y tranquilo.

“Feliz Cumpleaños Kibummie~”

Notas finales:

¿Qué tal? ¿sumamente cursi y rosa?
Sí, yo también así lo creí xD, pero, ni modo, eso fue lo que me inspiró en ese momento~

Más de un año pasó desde la última vez que publiqué algo, y a pesar de eso seguí escribiendo cuando podía y cada vez que tenía tiempo libre en el trabajo. No es que hubiera querido darme un tiempo ni nada de eso, simplemente las circunstancias laborales me orillaron a alejarme de esto por ratos largos, aunque sí puse un duda muchas cosas y pensé otras tantas durante todo este tiempo.

En fin, no puedo decir que "he vuelto" por completo, pues aunque sigo -y seguiré- escribiendo, no sé si llegue a publicar todas mis historias :), cuestión de cada argumento~

Por lo pronto les agradezco por su tiempo al leer, y si quieren comentar algo es bien recibido y agradecido :)


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