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Un Cuento Antes de Morir por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

 Hola, hola, aquí vengo con el nuevo cap., no sé si les gustara yo deseo que sí y si no ya saben dónde darme a conocer sus opiniones. Disfruten la lectura y recuerden que Saint Seiya no me pertenece a mí lo cual me hace sufrir.

 

Otro día había muerto en el Santuario de la diosa Atena. Muu quien había estado con el caballero de Acuario casi todo el día, venia bajando los peldaños hacia su casa, por algún extraño motivo se sentía liberado de un peso desconocido. Había hablado con Camus casi toda la mañana, contándole al aguador sobre aquella presencia que lo visitaba, y lo que le había causado. Además de que también le hizo saber al mayor su contacto vergonzoso con Shaka de Virgo muy a su carente voluntad, Camus en un principio se alarmo por la idea de tener a un ente desconocido libre en el Santuario, además también por que tenía el corazón del ariano y otra criatura peor buscaba arrebatarle su alma también, pero no solo eso; sino que también lo embargo una profunda cólera al saber lo que el rubio hindú había hecho a su amigo. El peli turquesa le había ofrecido ayudarlo a librarse del espíritu, y a acusar a Shaka con su diosa para recibir el castigo que se merecía pero Muu se había negado, le había pedido al francés que no dijera nada a nadie de lo que le había confiado y Camus no muy convencido que se diga, término aceptando de mala gana.

Ahora se miraba a Muu muy tranquilo llegando al sexto templo, tenía que pasar por ahí para seguir su camino, en realidad no quería hacerlo pero tenía que. Así que sin mucha prisa y gran pesar se aproximó a la entrada trasera de aquel recinto.

 Hizo encender un poco su cosmos para que Shaka supiera de su presencia pues cuando subió con el peli turquesa al onceavo templo, el semidiós no se encontraba en su casa. Lo cual Muu había agradecido porque Camus le había asegurado que si lo tenía enfrente, lo congelaría vivo por su osadía. No quería que su amigo se metiera en problemas por su culpa.

El dueño de la casa, sintió su presencia por lo cual salió de donde estaba para recibirle. Shaka se mostró ante el con una túnica color arena y detalles dorados, tenía los ojos abiertos y lo miraba con escrutinio mal disimulado.

 

-“Se ve tan diferente”. –pensó el rubio.

 

-Muu, un placer verte, aunque también he de admitir que me sorprende.

 

El visitante avanzo mas adentro del recinto, sin perder detalle de los ojos azul cielo del más alto.

 

-No veo cómo puedo sorprender a alguien como tú. –sonrió con sorna.

 

Shaka se acercó más.

 

-No sabes todo lo que me provocas, si me dieras una oportunidad, sabrías todo lo que guardo para ti. –el rubio se acercó hasta quedar a escasos centímetros de Muu, se aventuró a tocar con dos de sus dedos la tersa mejilla izquierda del peli lila y muy para su asombro, el ariano no se alejó, lejos de eso, cerro sus ojos sintiendo la caricia.

 

-Aunque no te la de, sé que forzaras para tenerla, al igual que cuando me confesaste lo que sientes por mí. –abrió sus ojos mirando fijo los del otro hombre.

 

-Eso fue un error… -suspiro. –Sé que no debí hacerlo y sé que no me alcanzara esta nueva vida para pedirte perdón. Pero de lo que nunca me cansare es de amarte y tratar de conquistarte.

 

Shaka hablaba con el corazón en la mano. En verdad quería transmitirle al tibetano todo lo puro que sentía por él aunque su primera forma de hacerlo no fuera nada pura, pero no desistiría.

 

-Quizá… si te hubieras acercado a mi desde un principio con esta actitud, nuestra relación hubiera sido diferente a como es actualmente, tal vez hubieras sido mejor que Saga. –Muu sonrió con melancolía, al recordar que por ese griego había dejado que se llevaran su corazón.

 

El rubio como empujado por una fuerza invisible, se acercó para abrazar con gran cariño al primer guardián. Muu se dejó hacer con gran extrañeza, no comprendía lo que su compañero estaba haciendo o porque lo hacía. En realidad no sabía que alguien como Shaka tan reservado, altivo y prepotente como era, tuviera el coraje de realizar ese contacto llamado: abrazo con sentimiento.

Si a Muu dos meses atrás, alguien le hubiera dicho que Shaka y él se abrazarían de aquella forma en que lo estaban haciendo. Seguramente hubiera llamado a un manicomio para que se encargaran de esa pobre mente que alucinaba. Pero ahora era sin duda algo inverosímil, los dos caballeros dorados que peor se llevaban en la orden; ahora abrazándose de una forma que daría envidia hasta al más frio del lugar.  Pero para el ariano ya era tarde. Ya no sentía nada de lo que alguna vez pudo haber sido calor humano, un poco de comprensión, quizá ilusión y emoción desbordante ante un contacto tan profundo aunque fuera con el mismo Shaka. No importaba, lo importante sería que lo sintiera pero no podía.

Muu había recargado su mejilla en el fuerte pecho del otro mientras este acariciaba su cabellera lacia, tatuándose esa textura tan suave en la piel de su mano.

Luego de un momento en silencio, ambos comenzaron a crear una pequeña grieta de distancia, sin dejar de enredarse en los brazos ajenos pero si lo suficiente para mirarse a los ojos. Shaka se perdió en esos orbes que solían ser verde jade y ahora se acercaban a negros. No sabía a qué hora le habían cambiado los ojos a ese hermoso hombre que le quitaba la calma pero sin duda era preocupante aquello, tenía que averiguar lo que le sucedía a Muu.

 

-Muu… -susurro con dulzura, sus labios formaron una leve sonrisa de admiración ante tanta belleza e inocencia ante él.   

 

-Shaka, será mejor que siga mi camino. –le miraba con calma esperando que su antiguo rival lo soltara para volver a su templo, pero Shaka no lo hizo.

 

-Por favor, quédate un momento más. Sé que no soy digno de pedirte algo como eso pero en verdad quiero tenerte aunque sea unos instantes a mi lado. –pidió mirándole con un brillo especial en sus pupilas azul cielo.

 

Por algún extraño motivo, Muu acepto luego de pensárselo un poco. Confirmo asistiendo levemente, Shaka sonrió un poco, para luego romper el abrazo y tomar la mano del ariano para encaminarlo al lugar más bello de todo el templo de la virgen: los sales gemelos.

Cuando llegaron a dicho lugar, Shaka guio a Muu a uno de los árboles de sakura que ahí había los cuales dejaban caer sus rosados pétalos para dar un espectáculo sublime. El de cabellera dorada, indico al otro que tomara asiento a su lado debajo de la frescura de aquel fuerte árbol, Muu acepto quedando recargada su espalda al tronco sintiendo la brisa del lugar en su rostro y jugando con las hebras finas de su cabello.

Rompiendo el amable silencio, el virginiano inicio a hablar.

 

-Lo siento Muu…-busco la mirada del peli lavanda para fijarla en la suya y que el otro supiera que en verdad se sentía arrepentido.

 

-¿Por qué lo hiciste? ¿Te detuviste a pensar… en cómo me sentiría al saber que te aprovechaste de mí de esa forma tan cobarde? –Muu hablaba con calma, con tranquilidad, como si no le estuviera recriminando nada, y de hecho así era. No se sentía con motivos para sentir enojo aunque si le incomodaba la idea de lo ocurrido pero era necesario para él preguntar algunas cosas para entender otras.

 

Shaka se sintió peor de lo que ya estaba.

 

-Siéndote sincero, no. No pensé en eso, es que… -bufo exasperado. –No te pido que me comprendas, sé que lo que hice estuvo terriblemente mal y fue un acto tan bajo peor que una traición, pero necesitaba sentirte, tal vez fue muy pronto o muy tarde para habértelo dicho, no importa lo único importante era que tú supieras mis verdaderos sentimientos por ti, por lo que te trataba mal y siempre te reñía. Se… que tú no tienes la culpa de que yo lleve estas emociones adentro de mi ser pero créeme que es algo en verdad sincero… te amo Muu de Aries, y es todo lo que se.

 

-Shaka… yo… -Muu aparto su rostro a un punto fijo del verde pasto, mirando como si huyera de la mirada desnudante del sexto custodio. –Hubiera querido que me ahorraras todos los malos ratos, tal vez si me lo hubieras dicho desde un principio. A lo mejor nunca me habría enterado de lo que Saga sentía por ti y yo me hubiera olvidado de él también.

 

-Hubiera sido mejor. De lo que si ni yo mismo podre perdonarme es la forma en la que te trate y por supuesto del daño tan grave que te he causado. En verdad no me alcanzara la vida para pedir tu perdón…

 

-Es algo que hasta a mí me costara trabajo Shaka. No te culpo en realidad pero hubiera querido que respetaras el dolor que estaba sintiendo en esos momentos pero claramente te aprovechaste de que estaba expuesto y débil emocionalmente.

 

Al escuchar esas palabras dichas por el carnero, Shaka bajo la mirada ocultándola detrás de su flequillo, en verdad aunque Muu no le hablaba con rencor, se sentía terrible. No entendía como pudo llegar a tanto en aquella ocasión; él no quería lastimarlo pero su pasión se salió de control y sucumbió a sus deseos más bajos forzando así aquel encuentro en un momento nada propicio donde el amor era lo último que el ariano sentiría. Shaka se arrepentía por ese accionar tan impropio de él y si de él dependiera, haría retroceder el tiempo para hacer las cosas de la manera correcta pero eso no era posible ni para él así que lo mejor que podía hacer ahora era redimirse y tratar por todos los medios de enmendar su error y ganancia de eso era que el bello lemuriano se encontraba ahí a su lado escuchándolo.   

 

-Solo espero algún día llegues a perdonarme,

 

El de la primera casa lo miro para luego sonreír de forma leve,

 

-Quisiera poder sentir algo por ti Shaka aun después de lo que me hiciste pero no puedo… -ese comentario dejo extrañado al de Virgo.

 

-¿Por qué no?

 

-Porque… no quería seguir sufriendo por lo de Saga y su amor hacia a ti… yo le ame pero en pago de no sufrir más por eso, estoy condenado a no volver a amar ni sentir nada parecido al amor.      

 

Eso era algo nuevo para el hindú, sabía que era algo importante así que se decidió a que tenía que saber la verdad de eso. Presentía que lo que Muu le estaba a punto de decir era la causa de esos cambios que tenía como sus ojos, su piel y su carácter tan distinto a como solía ser antes de todos los problemas que se habían creado.

 

-Muu dime exactamente a lo que te estas refiriendo. –más que una petición, fue una orden que dio el de largos cabellos dorados mientras encaraba al peli lila quien solo oculto su mirada fría tras sus cabellos.

 

.-No lo entenderías si te lo dijera. –Aries Se puso de pie para darle la espalda a Shaka quien no tardo en pararse también.

 

-¿Tan idiota me crees? –se crispo un poco pero se le paso rápido, opto por llegar donde el más bajo estaba para colocar sus manos en ambos hombros de Muu que aún le daba la espalda. –Quiero saber qué te pasa, lo que te ha cambiado tanto, no te juzgare solo deseo saber cómo puedo ayudarte a reparar tu alma, la cual yo también ayude a romper.

 

Muu se giró para mirar de frente al semidiós, y al verse nuevamente fijo, el menor dejo escapar de sus labios una petición que dejo helado y a la vez emocionado al dueño del lugar.

 

-Shaka… bésame… -pidió hundiéndose en esos ojos azules como un mar de arena blanca.

 

El venido de la India abrió sus ojos grandemente ante la sorpresa. Besar a ese ángel era algo que deseaba con toda la potencia de su cosmos pero no se atrevía a hacerlo para que Muu no le temiera y se fuera o peor aún, para que no fuera a atacarlo por sentirse amenazado. Así que titubeante hablo. 

 

-¿Qué? ¿Estás seguro de lo que me estas pidiendo?

 

El carnero asintió en respuesta mientras se presionaba levemente su labio superior contra el inferior, haciendo que la forma carnosa de sus labios pálidos se convirtiera en una simple línea recta que lo hacía lucir encantador con sus ojos abiertos esperando acontecimientos de parte del que tenía enfrente.

 

Shaka no se hizo el de rogar al ver esa cara tan angelical sin perder su esencia de hombre. Era lo que más le gustaba del pupilo de Shion, esa combinación de sensualidad, inocencia, calma, dulzura, y masculinidad que rara vez se encontraba en una sola persona en la vida. Sin mencionar sus habilidades en la batalla, era sin lugar a dudas fascinante y peligroso a la vez, pues lo hacía perder su calma ante el solo murmullo de su voz tan fina pero con tintes oscuros, no tan marcados como la de Saga ni tan claros como la de Afrodita pero si armoniosa en partes equivalentes bien medidas, diseñada posiblemente para hundirse en sus recuerdos y hechizarlo con alevosía de hacer que su corazón lo amara más cada vez que le escuchaba. 

Aun preocupado por lo que acontecía con su amado. Shaka sonrió y sus brazos fuertes y marcados se ciñeron a la cintura estrecha del otro caballero, lentamente fue acercando su fino rostro al del carnero dorado. Muu sentía el aliento mentolado del joven iluminado casi inhalándolo sintiendo una extraña sensación interior que no logro identificar. Llevo sus manos al amplio pecho ajeno donde se detuvo por unos segundos, cuando perdió un poco de su timidez inicial movió sus manos hasta que llegaron a los anchos hombros del rubio donde se detuvieron para buscar soporte ante lo que se acercaba.

El de la sexta casa acorto pausado la distancia que alejaba su boca de la de Muu pero luego juntar ambos pares de labios delicadamente. Primero fue un contacto penoso, tranquilo; un leve rose de texturas suaves y tibias para luego dar paso a que el mayor abriera sus labios solo un poco para atrapar una pequeña porción de los del ariano, un poco aventurero, Shaka saco su húmeda y sonrojada lengua para invadir el interior de la boca contraria. Muu entendió y abrió su boca para dejar a la visitante pasar a conocer su recinto; el rubio saboreaba ese cálido interior con placer y calma memorizando cada parte del lugar, metió su lengua de nuevo y ahora tomo los labios del más bajo con los suyos en un beso que no dejaba distinguir donde empezaba uno y donde terminaba el otro.

Era un contacto en verdad delicioso, Muu paso de los hombros de Shaka a acariciar la nuca y el cabello dorado de este pues sus brazos ya se encontraban alrededor de su cuello, mientras sus brazos ya no abrazaban a Muu, más bien lo apretaba contra si para sentirlo de lleno cerca; como deseando que su piel se fundiera con la de él y no dejarlo irse de su lado. Que se volviera parte de él mismo y vivieran así hasta que la muerte los llamara esta vez para siempre.

Se sentía completo aunque no sabía lo que Muu sentía pero averiguaría todo lo posible para saber cómo ayudar a ese hombre entre sus brazos y que le invadía el corazón. Deseaba que Muu lo disfrutara tanto como él lo estaba haciendo y haría todo lo que estuviera a su alcance para que asiera fuera.

El beso dio por finalizado con una juguetona mordida de Shaka sobre el labio inferior levemente hinchado y rojizo del tibetano que solo soltó un quedo suspiro, antes de que este dijera algo, el rubio lo abrazo como protegiéndolo de alguna amenaza. Muu se limitó a responder el abrazo enredando sus brazos en la cintura del oji azul.

Todo permanecía en silencio entre ambos caballeros, solo el sonido de la brisa y de sus respiraciones se dejaban escuchar aunque nuevamente Shaka dejo oír su viril voz.

 

-No te imaginas cuanto te amo Muu, por eso quiero saber a lo que te referías al decir que ya no puedes amar a nadie. Por favor dímelo. –pidió besándole la frente y acariciándole el cabello, pudo escuchar un suspiro melancólico desde su pecho y luego la vos del ariano.

 

-Está bien… te contare.

 

Ambos se acomodaron de nuevo en el verde pasto de ese hermoso lugar, Muu dispuesto a confiar en Shaka y Shaka dispuesto a escuchar.

 

No sabía el semidiós de todo lo que se enteraría esa noche y todo en parte por su culpa.

 

 

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Seis templos más arriba de Virgo, se encontraba el ariano mayor parado frente a la ventada de su habitación, contemplando la noche. Esa noche en particular no había luna que iluminara los cielos y se divisaban algunas pequeñas nubes regadas por el firmamento levemente estrellado. Shion se quebraba la cabeza al tratar de buscarle una explicación al cambio tan drástico que había sufrido su querido pupilo en los días en que no le había visto, quería saber para ayudarlo pero Muu se encerraba en su secretismo y se ocultaba de su percepción. Algo pasaba y necesitaba saberlo, el comportamiento de su “hijo” no era de esa manera tan fría y poco emocional, si bien Muu no solía demostrar sus sentimientos y emociones tan fluidamente para según él “evitar molestar a los demás con sus cosas” siempre fue alguien que sentía por los demás y el dolor de otros le dolía a él sin haber atravesado por los problemas ajenos, pero ahora era completamente diferente y el oji rosa no se entendía el porqué.

 

-Creo que lo estoy dejando demasiado tiempo solo. –murmuro  pero alguien nuevo en la habitación lo había escuchado a la perfección.

 

-¿Eh? Si es verdad, me has dejado abandonado mucho tiempo. –bromeo acercándose al peli verde para abrazarlo por la espalda y depositar un tierno beso en su cabellera.

 

Shion sonrió con cariño.  

 

-Si a ti también parece que te he abandonado amor. –dijo dándose la vuelta para mirar a su pareja y besarle en los labios.

 

-¿También? ¿No hablabas de mi entonces? –sonrió y el peli verde suspiro con preocupación.

 

-Dohko… algo pasa con Muu. –informo abrazándose a sí mismo.

  

-¿Muu?, ¿Qué le ocurre? –indago con preocupación pues el chino quería al de la primera casa como un hijo también.

 

-No lo sé y eso es lo que me preocupa, ayer en la noche que cite a todos los caballeros para comunicarles la venida de Atena mañana, lo note diferente y Dohko vas a creer que estoy loco pero… -hizo una pausa para luego fijar sus pupilas rosáceas en las verdes del de Libra. –Su corazón… su corazón no late, ni siquiera está en su pecho. –contaba de verdad angustiado.

 

-¿Cómo sabes eso? –se angustia también.

 

-Es que lo abrace y sentí ese vacío en su interior. No sé qué ha pasado con él, algo ha pasado y yo ni me he dado cuenta de nada ¡soy un inútil! Se supone que debo estar al pendiente de él. ¡Es como mi hijo por Atena! –grito desesperado sintiendo unas terribles ganas de llorar ante el desconcierto de no saber lo que ocurría con sus caballeros.

 

El peli rojo se acercó a él con la intención de consolarlo. Dohko tomo de la mano a Shion para llevarlo hasta su cama para que tomara asiento y se relajara un poco.

 

-Amor no eres un inútil, recuerda que todos los dorados ya son hombres maduros mentalmente para resolver solos sus conflictos y Muu no es la excepción. Tú sabes el poder que tiene, no es fácil que algo le venza. Ten fe en que todo estará bien y si no, tú sabes que estoy con ustedes para lo que necesiten. –el guardián de los cinco picos abrazo al Patriarca transmitiéndole todo su apoyo, Shion respondió el abrazo sintiéndose aliviado de tener a un hombre como el de libra a su lado.

 

-Gracias amigo, mi amor, te amo. –el ariano miro fijo a los ojos de su hombre y este también lo miro con una sonrisa y acariciando el rostro ajeno pronuncio:

 

-Yo también te amo y siempre lo hare. –dicho eso, Dohko se inclinó un poco para besar los labios de su amado peli verde tranquilizando un poco su angustiada alma.

 

Cuando ambos hombres se separaron el chino hablo.

 

-Mañana viene nuestra diosa, debes descansar, será un día muy ardua y no quiero que sufras por no haber dormido bien.

 

-Está bien, solo… si me dejas ocupar tu pecho de almohada. –dijo Shion con un leve tinte rojizo en sus finos pómulos.

 

-Todo un placer su ilustrísima. –sonrió con ternura besando el rojo de su mejilla para luego buscar posición en la cama con su adorado compañero dispuesto a velar su sueño.

 

 

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OoXoO

 

Caminaba por un sendero desconocido en un lugar donde no se divisaba la luz de un amanecer dispuesto para calentar la fría tierra que pisaba y crujía ante cada paso que daba. Buscaba ubicarse pero no lo conseguía, no sabía si estaba en el inframundo por alguna treta de Hades o algunos de sus espectros, en realidad no sabía dónde estaba en esos momentos y eso le preocupaba, era un lugar oscuro pero no tanto como para no ver la punta de sus pies.

Escucho unos gritos de alguien conocido provenir desde un lugar que reconoció como un castillo hecho de roca oscura con una imagen escalofriante y aterradora, movido por el deseo de ayudar a quien gritaba se encamino corriendo hacia el lugar que parecía alegarse de su alcance. Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad y valor incalculable, logro llegar a la entrada del castillo que a su parecer lucia más grande de lo que lo había visto.

 

-¡No lo lastimes!

 

Oyó que gritaban con verdadera angustia

 

 Reconoció esa voz de inmediato y sin vacilar entro a la tétrica construcción buscando de dónde provino el grito para dar con quien lo diera, diviso una gran escalera en frente de él, tenía un estilo magnifico pero emanaba malignidad  rebosante, importándole muy poco, comenzó a subir por los peldaños de roca labrada con extrañas inscripciones y símbolos.

Los subió todos hasta llegar al final donde se encontraba una solitaria puerta de acero, intento abrirla con uno de sus ataques pero no funciono, ninguno de sus poderes salió de sus manos era como si fuera un humano ordinario pero dejo de importarle eso cuando un llanto descontrolado inundo sus oídos. Era el llanto de un niño de como 8 o 9 años más o menos, lloraba, gritaba y suplicaba pero era inútil. Al llanto le acompaño una carcajada maligna claramente de un hombre y luego la de una mujer que reía de una manera que le helaría la sangre al mismo Camus de Acuario.

Reían, reían ye l chiquillo lloraba más, angustiado, temeroso…

Desesperado y como pudo, abrió la puerta con su cuerpo. La gran tabla de acero cedió cayendo pesada provocando un estruendo que los demás no pudieron ignorar. Voltearon a verle y el ante lo que veía estaba mudo de la impresión.

 

-Sabía que vendrías caballero. –le sonrió una chica de ropajes blancos, ojos negros, cabellos plata y unas enormes alas también blancas.

 

-¿Q-quien eres tú? –indago tembloroso colocándose en posición de ataque.

 

-Eso ahora no es importante, pensaba matarte pero me hicieron un mejor trato. –hablo de nuevo la criatura acerándose a él.   

 

-¿De qué carajos hablas? ¡Escuche a mi amigo gritar! ¡Donde esta! –grito molesto.

 

La criatura sonrió sínicamente antes de hablar.   

 

-Veras mi buen caballero, tenía planeado matarte aquí mismo en mi reino pero tu amigo me convenció para no hacerlo. ¿Verdad Muu?

 

Cuando el espectro dijo aquello se giró hacia el otro ser que permanecía de espaldas a ellos sujetando algo en sus dos manos, la figura giro para ver a la peli plata y sonreír con una mirada de verdadero horror. Sus ojos eran negros con destellos rojizos, su cabello era de un purpura casi negro y sus manos poseían unas uñas asemejadas a garras, con ropajes oscuros y unas enormes alas negras sobre su espalda, en su boca unos colmillos los cuales mostraba con esa mueca de superioridad con la que lo miraba atravesando su alma y su corazón como una flecha envenenada.

 

No creía lo que veía, ese ser no podía ser él ¡no! No podía ser el chico dulce y bondadoso del que se había enamorado.

 

Esa criatura que respondía al nombre de su amado carnero, tenía en una de sus pálidas manos una daga plateada sostenida con decisión y en su otra mano… apretaba con fuerza el cuello de un niño de medianos cabellos lila, piel blanquecina y unas marcas en lugar de cejas. Él niño tenía sus ojitos fuertemente cerrados luchando para soltarse de su captor y las mejillas marcadas por un camino de lágrimas que no cesaban de emanar de sus orbes. 

El supuesto Muu rio con cinismo sus sonoras carcajadas.

 

-No fui yo. Fue la parte inútil que habitaba en este cuerpo, pero no te preocupes pronto me desharé de esa parte débil que tienen los humanos que les permite ser humillados por otros. –el Muu oscuro volteo sus malignos ojos al pequeño que luchaba y suplicaba.

 

-¡A-Aioria a-ayu-dame! –pedía el niño con marcada dificultad al no poder respirar bien por la fuerza que el mayor ponía en su cuello.

 

¿Qué? No podía ser cierto. El pequeño era Muu, ¡su Muu! Y estaba sufriendo, pero… si ese pequeño era Muu, entonces… ¿quién era su verdugo?

 

Aioria no podía estar más confundido.

 

-¡Tu! ¡¡¡Maldito infeliz, suelta al niño ahora!!! –grito dispuesto a todo para que el otro cumpliera con su mandato pero la chica se interpuso.

 

-¡NO! no interrumpirás, no dejaras que el sacrificio de Muu por salvarte sea en vano. ¿Verdad Aioria?   -sonrió con maldad y el leonino se desesperaba más al no comprender nada.

 

-¿De qué demonios me hablas maldita sea!

 

-Traje aquí a Muu para convertirlo en el rey de las sombras quien estaría a mis servicios recolectando las almas de los condenados por toda la eternidad, yo poseo su corazón, lo único que interfería a su transformación era su alma de mortal. Una vez que se la arrebatara. El seria el regente de Fantasmeria. –explicaba la muerte caminando hacia a Muu.

 

Aioria intento correr hacia la de blanco pero esta lo inmovilizo sin siquiera tocarlo o mirarlo. El león se quedó frio con una mueca de dolor en el rostro pues algo en su interior le provocaba un terrible padecimiento.

 

-¡¡¡AHHHHGGG!!! ¡¿QU-E ME H-AS HECHO MA-MALDITA BRU-JA?! –vocifero con dificultad el rubio.

 

-Te ha paralizado condenándote a un frio sufrimiento por osar siquiera pensar atacarla. –le respondió el caballero de Aries.

 

-M-uu ¿Qué te pa-sa? –su voz cargada de agonía y de impotencia por no poder ni ayudarse así mismo.

 

-Sabes, en lugar de preguntarle tonterías, deberías agradecerle. Él no quería entregarme su alma pero cuando supe que estabas aquí, le hice saber que te mataría para que sintiera un terrible dolor y poder reclamar lo que quería. Pero entonces Muu tuvo una mejor idea. Pacto conmigo, me ofreció su alma a cambio de dejarte con vida así que acepte. –aclaro, mirando con diversión como el de Leo luchaba contra el dolor, luego agrego. – Te preguntaras quien es el niño que tiene el rey en sus manos ¿verdad?  -rio. –Es bastante obvio ¿no lo crees? Ese niño es el alma del rey y como ya no va a necesitarla, pues se deshará de ella como si de basura se tratase. –giro su rostro con sobrada lentitud hacia el oscuro y sonriendo con maldad le dijo: -Hazlo Muu, destruye tu parte débil para que no vuelva a molestarte.

Muu sonrió, Aioria abrió los ojos con horror ante lo que miraba sin poder hacer nada mientras un potente rayo hacia acto de presencia rompiendo el sonido e iluminando en el momento exacto en el que el grito que dio hizo unísono con el trueno que anunciaba la pesadilla más siniestra.

 

-¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOO!!!!!! –grito con todas sus fuerzas mientras el filo de la daga empuñada por el hombre que amaba cortaba la garganta del niño que reflejaba su belleza interna y su bondad incomparable, de lado a lado de su cuello dejando escapar la sangre inocente de su ser para luego dejarlo caer muerto a sus pies con los ojos blancos y sin brillo.

 

 

OoXoO

 

 -¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOO!!!!!! ¡NO! ¡NO! –gritaba desesperado moviéndose violentamente en la cama.

 

Aioros quien dormía en su cama, se levantó de golpe al oír los gritos de su hermano en la habitación de visitas pues el de Leo se había quedado a dormir porque el capricorniano estaba de misión y volvería la día siguiente a primera hora y el arquero no quería estar solo en su templo por lo que le pidió al menor quedarse con él esa noche a lo que el otro acepto.

Pero ahora el rubio cenizo gritaba desesperado por alguna causa. Aioros corrió hasta la habitación donde estaba el de Leo, al abrir la puerta lo vio tendido sobre la cama retorciéndose y sudando mientras murmuraba unas cosas como “¿Por qué?” y “maldito bastardo” que el mayor no entendía porque estaban siendo dichas. Como pudo despertó al menor quien lo vio y sentándose en la cama como impulsado por un resorte, comenzó a tocarse en los brazos, la cara y el pecho; por último se tomó la cabeza con ambas manos mientras respiraba agitado para terminar rompiendo a llorar con aflicción. Aioros lo miraba atónito y sin decirle nada lo abrazo fuerte para que se calamara.

Pasados unos minutos, el sagitariano rompió el silencio de la habitación.

 

-¿Hermano, que te pasa? ¿Por qué gritabas? –le preguntaba bajito sin dejar de abrazarle.

 

Aioria tardo un poco en contestar, sentía un miedo horrible, algo que ni en el sin número de batallas que tuviera en su vida había sentido. Pero respondió al fin.

 

-T-tu… tuve una pesadilla Aioros… -susurro con la voz temblorosa aferrándose más al castaño quien le acaricio los cabellos.

 

-Desde que eras un niño que no tienes pesadillas, pero debes de recordar que lo que está en tus sueños no puede lastimarte. –susurro también.

 

-Es que… Tu no entiendes… soñé con Muu pero ese no era él. Esa… esa cosa mataba a Muu. –y de nuevo rompió a llorar. –Y lo peor –snif- es que no lo pude ayudar, esa criatura le corto el cuello y ¡era solo un niño! –snif-snif- me pidió ayuda y yo... Yo no pude hacer nada para ayudarlo…

 

El sueño de Aioria perturbo a Aioros en sobremanera, sin duda tendría que indagar en algunas cosas. Su hermano solía tener pesadillas cuando niño pero eran cosas que no sobrepasaban a un monstro peludo a que se perdía en algún lugar pero ¿un asesinato? Eso era preocupante sobre todo si se trataba de el ariano uno de sus mejores amigos y compañero de armas.

 

-Hermano, aun es de noche, mejor vuelve a dormir. –aconsejo el mayor tratando de recostarlo en la cama de nuevo pero el rubio no se dejó.

 

-¡NO! ¡No quiero volver a dormir Aioros por favor! –se alteró tomando los antebrazos de su hermano con cara de pánico.

 

El castaño se preocupó más, y con cara de preocupación termino acostando a Aioros y arropándolo como cuando era pequeño.

 

-Hermano, no te dejare solo, me quedare aquí velando tu sueño. No te dejare, lo prometo. –sonrió con sinceridad recostándose a un lado del menor

 

 

El rubio cenizo se movió para hacerle espacio en la cama y se metiera debajo de las cobijas con él, acto que el de la cinta rojo hizo, para luego abrazarlo.

Solo de esa forma Aioria pudo dormir esa noche, y aunque ya no volvió a soñar nada perturbador. Aioros seguía preocupado por lo que ese sueño le provoco a su hermano, tendría que hablar con alguien sobre ello. No permitiría que Aioria se viera afectado por esas visiones que si bien no sabía lo que significaban, sabía que tenía que encontrar respuestas y ayuda. Mucha ayuda.

Después de unos momentos de meditar lo ocurrido, el mayor también se quedó profundamente dormido.

 

-Bien Aioria de Leo, ahora ya estas advertido de lo que pasara si interfieres, al igual que tu Darkness. –rio con maldad Shi desapareciendo en las sombras de la noche sin luna.

 

 

 

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-Ama ¿está bien? –le pregunto Sakarya acercándose a su lado en la cama.

 

Darkness se había despertado violentamente de su sueño al ver una visión que Shi proyecto en su subconsciente dándole a entender lo que pasaría si se metía en sus planes con Muu. Respiraba agitadamente pues en todo lo que duro la visión pudo divisar al caballero de Leo, el que acompañaba a Muu en los momentos difíciles y el que le amaba con verdad. Sufriendo sin poder moverse al igual que ella solo dejándola como una espectadora sintiéndose impotente y con una rabia desmedida por no poder ayudar. Sabía que el de Leo estaba viviendo aquello por un sueño ilusorio provocado por la misma Shi pero eso no era nada comparado con lo que ella le haría vivir a la misma muerte si lastimaba a alguno de esos caballeros.

 

-Si… si estoy bien. –puso una de sus manos sobre su pecho que bajaba y subía con agitación.  –Esa maldita de Shi piensa que con esto me ha asustado, perra, no sabe lo que se equivoca. En este mismo momento empieza la guerra, ya no puedo esperar más tiempo.

 

Y sin más que decir, se puso de pie para encaminarse a otra habitación de su recamara.

 

-¿A dónde va Ama? –le cuestiono la peli rojo con sus manos juntas  a la altura de su pecho notablemente angustiada.

 

-Tengo que movilizarme Sakarya, no hay tiempo que perder. –le respondió perdiéndose tras una gran puerta con decorados góticos en azul y negro.

 

Eso no podía quedarse así, haría a esa estúpida criatura pagar por su pretensión de destruirla y por tratar de lastimar a Muu, quien había tomado como su protegido y no pararía hasta librarlo de las intenciones de Shi.

 

 

Notas finales:

Bueno este me quedo un poco más largo que el anterior. Espero de corazón que les haiga gustado, va con cariño para ustedes, bueno hasta el siguiente cap., cuídense y abrazos. 


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