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Un Cuento Antes de Morir por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

¡Hellooooo! E aquí para ustedes el capítulo 15 de esta historia que me ha salido ENORME cabe decir (en realidad seria de 5 o 6 caps y miren por dónde vamos ¬¬U) pero lo importante es que a mí en lo personal me ha encantado escribirla y espero sigan hasta el final, de corazón que sí. n_n

Etto… como aviso del capítulo, informo que en este habrá “lemon” 0_0 les seré franca, nunca he escrito un lemon como el yaoi manda, siempre describo las entregas pasionales como un jodido poema erótico o algo así… 9_9?

Así que les pido disculpas si ha quedado medio raro o incluso aburrido jeje n_nU es la primera vez que describo estas cosas así como son.

Bueno, ya sin más preámbulos, pasen a leer y espero que el cap. 16 me permita escribir ya más un poco de todo.   

 

 

 

 

-Te escucho. –dijo paciente el apuesto hombre. Darkness sonrió, sabía que no sería difícil. Lo difícil sería lo que desencadenaría esa alianza.

 

-Necesitamos tu ayuda para que un caballero de Atena venga conmigo al reino muerto.

 

 

Hades alzo una de sus cejas en señal de duda por lo solicitado por la guardiana. Miro por fin a Saori que se había acercado a donde ambos azabaches hablaban.

 

 

-¿Porque haría yo eso? –frunció el entrecejo.

 

-Porque me lo debes. –sentenció molesta la mujer. El dios suspiro derrotado.

 

-Maldición Darkness… está bien, voy a ayudarte pero exijo saber los detalles.

 

-No te preocupes, te los diremos pero más vale que entiendas porque no tenemos tiempo para repetirlo. Ya no estoy con Shi…

 

 

 

(+)(+)(+)(+)(+)(+)(+)(+)(+)(+)

 

La mañana había hecho su entrada en la tierra griega y los santos dorados daban la bienvenida a otro nuevo amanecer. Aunque para estos, se había roto la calma con la que vivían; Muu no estaba entre ellos y cada uno al recordarlo se llenaba de una rotunda tristeza.

Aioros recién se levantaba. Shura seguía acostado boca abajo entre las sabanas desordenadas, ambos habían caído en el hechizo del sueño hace casi dos horas en las que al fin habían podido descansar un poco.

El arquero salió de la habitación del hispano y camino con dirección a la habitación de las visitas donde Aioria había pasado la noche. No había escuchado o sentido llegar al menor y lo asoció a que le gano el sueño y no pudo esperarlo, así que iría a saludarle. 

 

 

-Aioria… -llamó tocando sutilmente la puerta de la habitación cuando hubo llegado. Pero ni un sonido se escuchaba. –Hermano ¿Estas despierto?

 

 

Silencio del otro lado…

El castaño algo preocupado, decidió que era mejor entrar y así lo hizo; descubriendo que el rubio cenizo no había vuelto al templo por la madrugada. La cama estaba perfectamente tendida y Aioria no estaba por ningún lado.

 

 

-Aún no ha regresado…

 

 

Salió en carrera del lugar para vestirse e ir a buscar a su hermano menor. Quizás se había quedado en el quinto templo, no sabía pero debía asegurarse. 

 

En el templo de Géminis. Saga lidiaba con algo parecido.

 

 

-Maldito Kannon no volvió en el resto de la noche…

 

 

Saga abandonaba la habitación del menor a quien había ido a buscar para que le ayudara a hacer el desayuno. Pero ¡oh sorpresa! El gemelo malvado no estaba, y su cama estaba igual que como la había dejado el día anterior: bien tendida.

 

 

-Lo mejor será que vaya a buscarlo. Con lo que estamos pasando no es bueno que divaguemos por ahí.

 

 

Y con esa idea salió de su templo para localizar a su reflejo. El desayuno tendría que esperar, por mucho que Kannon hiciera, era su hermano y lo quería y lo protegería ahora que habían vuelto a estar juntos.

El de Géminis salió de la tercera casa y se quedó en medio de las graderías, divisando desde lo alto el terreno, pensando por donde sería bueno comenzar a buscar. Pero un peso sobre su cuerpo que lo hizo volar unos cuantos peldaños abajo, lo saco de su análisis interno.

Quien le había caído encima no era otro que Aioros. Quien por cierto, venia bajando como un desquiciado las escaleras. Como si el mismísimo demonio lo estuviera persiguiendo. Algo irritado y muy adolorido, Saga se quitó como pudo de encima el cuerpo del centauro. 

 

 

-¡¿Qué diablos te pasa Aioros?! –le reclamó arrastrándose sobre las escaleras lejos del castaño que se sobaba la cabeza. 

 

-Saga, perdóname… no te vi. ¡Ay! –sintió una protuberancia sobre su cabeza. –Atena me acaba de traer a la vida y ya casi muero de nuevo en estas malditas escaleras…

 

 

El peli azul, un poco más tranquilo le miró e interrogó el actuar tan impropio de su compañero. 

 

 

-¿Por qué corrías?

 

-Bueno es que… Aioria salió a caminar a mitad de la madrugada y aun no regresa, me preocupe y salí para buscarlo.

 

 

El gemelo abrió los ojos de asombro por lo que el otro le narraba.

Los dos griegos se pusieron de pie y se sacudieron las vestimentas. 

 

 

-Me pasa justo lo mismo con Kannon. Salió a caminar en la madrugada para ver si le llegaba el sueño, pero ahora que lo busque en su habitación no estaba, ni siquiera durmió en su cama. 

 

-Igual a mi hermano… no estaba en Leo. Solo espero que no le haya pasado nada malo.

 

-Lo dudo, su cosmos nos habría alertado a todos.

 

-Quizás… ellos, Kannon y Aioria están juntos… ¿No crees?

 

 

Saga alzó una ceja interrogante.

 

 

-¿Qué te hace pensar eso?

 

-Pues tu hermano esta atraído por el mío… todo puede pasar.

 

-¿Cómo sabes tú eso, Aioros?

 

-El mismo Kannon se ha encargado de hacerlo obvio.

 

 

Aparto la mirada el gemelo.

 

 

-Escucha Aioros… exhaló con pesadez. –No quiero que Kannon sufra por ilusionarse con Aioria, o que él le de alas a mi hermano que después arranque de modo cruel…

 

-Saga… Kannon no tiene por qué pagar tu pecado. Él podrá encontrar la felicidad con alguien, no importa si es o no con Aioria, tú tendrás que pagar por tus acciones, pero Kannon tendrá que poner a prueba las suyas… Aioria no lo lastimara como tú lastimaste a Muu, el karma no funciona así y creo que incluso Shaka te lo puede decir.

 

 

Lo que Aioros estaba diciendo tenía mucho sentido para Saga. Kannon no tenía por qué pagar las penas que él había hecho a otros. Porque a la larga, Kannon solo uso palabras, pero él volvió esas palabras las acciones que destruyeron un noble y puro corazón y al final eso es lo que más lo atormentaría así Muu al volver lo perdonara. Lo cierto era que no podría quitarse el sufrimiento del ariano del alma, porque esto se le había tatuado en la memoria tortuosa que azotaba con cada recuerdo la desnudes de su mentira.

¿Y todo para qué? Solo para saber que Shaka, el hombre que le robó la razón y la conciencia en verdad nunca lo amaría porque a quien verdaderamente ama es a Muu. Aquel bello ser al que le clavó tantas dagas de crueldad y falsedad y que sin miramientos lo amó a él como lo que era. Y a él no le importó todo ese amor…

 

 

-Tienes razón… nadie tiene que sacrificarse en mi lugar. Les he hecho mucho daño a todos, independientemente de si lo quería o no, pero lo hice. Pero eso no significa que mi hermano deberá sufrir por lo que hice yo… y si esta con Aioria, entonces puedo sentirme tranquilo.  

 

-Me alegra mucho que lo tomes de esa manera Saga, no esperaba menos de ti…

 

 

Los dos guerreros se sonrieron. Sin notarlo, en un breve momento limaron muchas asperezas que habían quedado ahí, olvidadas y que de algún modo aun herían.  Pero ahora, parecía que todo había sido resuelto y aunque Aioros no le tenía rencor al gemelo, tenía la sensación de que Saga tendría su rendición de cuentas tarde o temprano, y de corazón esperaba que no fuera tan malo el castigo que la vida misma le tenía preparado.   

Quien sabe y en lugar de castigo. Le daba una nueva oportunidad por su sincero arrepentimiento.

 

 

-Es mejor que busquemos a esos dos antes de que se metan en problemas Aioros.

 

-Es verdad, vamos saga.

 

 

Bajaron juntos las escalinatas restantes para salir de las doce casas e ir a buscar a sus familiares. Era importante encontrarlos, era verdad. Pero tanto Saga como Aioros, sentían que ninguno estaba en peligro.

 

 

 

(+)(+)(+)(+)(+)(+)(+)(+)(+)(+)

 

Su rostro sereno era tan bello, siempre habitaba en él una alegría reluciente. Su sonrisa, el sol que iluminaba sus oscuros pesares y lo hacía sentir libre de culpas. Como una luz divina en su ser… algo celestial.

Acaricio los cabellos con sus dedos como temiendo que se rompiera ante su tacto. Lo amaba tanto y se lo había demostrado con las caricias que sus manos le dieron a su hermoso cuerpo bajo el manto de estrellas. Los besos que le robó a sus labios inocentes y tan necesitados de una caricia ardiente y experta, los gemidos que deposito en su oído; extasiados y rítmicos. Así como los que él también le había regalado en cada adentrada hacia el interior de sus deseos desmedidos.

Quizás fuera demasiado pronto para marcar su cuerpo como suyo y entregarle el propio, quizás fue muy tarde. Nadie sabe… pero había sido verdad lo ocurrido y más feliz y completo no podía sentirse. La alegría que bailaba en su pecho acelerándole el corazón. Aioria aun dormía entre sus brazos, los dos aun desnudos tras unos arbustos florales que escondían su romance de los ojos de las nubes envidiosas y de ese astro Rey que calentaba su calma.  

Kannon lo miraba hechizado ante la masculinidad y la inocencia personificada en ese bello hombre griego de cabellera rubia ceniza y ojos azules.

Sabía el mayor cuanto sufrió el joven sobre su pecho al vivir con aquella ilusión de amistad que él había confundido con delirante amor. Y estaba consciente de su propio pesar al castigarse con la inexistente indiferencia del de Leo por él. Pero cuan equivocados estaban los dos.

El apuesto Aioria de Leo se había dejado poseer sin pedirle nada a cambio, a él: Kannon de Géminis. Quien a su vez también se había entregado completo al menor sin exigirle nada por eso, porque lo amaba. Y eso si era inequívoco amor.

Sus dedos largos y fuertes jugaban con los rizados cabellos del durmiente que se vio obligado a abrir los ojos al sentir los labios de su ahora amante sobre su frente y sus dedos en el cabello.  

Sabía lo que había pasado y lo que eso desembocaría. Aioria no era tonto y estaba consciente de que ahora le pertenecía al gemelo, y que quizás era la primera vez que estaba con otro hombre, otra persona de manera tan pronta como ocurrió pero no se arrepentía de nada. Porque tras la experiencia de estar con el peli azul, sentía en su actual estado, todo aquello que Aioros le había dicho. Las mariposas en su estómago revoloteaban felices dentro de su ser entero y viajaban por su espina dorsal hasta su corazón donde bailaban enloquecidas haciéndole difícil hasta el respirar de tanta dicha y nervios entremezclados. 

 

 

-Kannon…

 

 

El susurro acaricio el oído del gemelo. Bajó la mirada para ver al que había liberado su nombre al silencio.

 

 

-Buenos días pequeño… -sonrió dichoso. Aioria correspondió de igual modo.

 

-No regresamos a los templos, seguro nuestros hermanos se molestaran o se preocuparan.

 

-No creo que Saga se moleste si le digo que le hice el amor a un ángel toda la noche. –la sinvergüenza sonrisa se adueñó de sus labios haciendo sonrojar al peli corto.

 

-¿N-No le dirás eso verdad? –se horrorizó y el mayor río con humor.

 

-Si tú quieres si…

 

-¡Kann…!

 

 

Sin soportar más las ansias que se comían su paciencia. Tomó de la nuca a Aioria y con algo de fuerza le dio un devorador beso, reclamando de nuevo su dulce boca como vicio de la suya. El león no opuso resistencia dejándose marcar de aquella manera tan única que solo Kannon podía crear. Las lenguas humedecidas chocaron, se enredaron y acariciaron sin penas. Prontamente el peli azul se posesiono sobre el más joven, acariciando su virilidad desnuda levemente despierta.

Tomó una mano de Aioria y la guío a su propia hombría animada y vivaz. El oji azul con las mejillas sonrosadas y mano torpe, acarició el miembro de su ahora hombre mientras que este pasaba a besar su cuello de modo travieso y necesitado. 

Ambos se complacían el uno al otro. Claro, Kannon más experto que el de cabello corto. De acariciar con su palma abierta el sexo ajeno, Kannon lo cubrió con sus dedos para empezar a subir y bajar con lento ritmo que enloquecía al que yacía debajo de su cuerpo liberando sensuales gemidos que acompañaban a sus propios suspiros por las caricias que su pequeño le estaba dando.

El ex marina bajaba y subía su mano con maestra y con su dedo pulgar hacia círculos por sobre la coronilla. Aioria había aprendido los movimientos correctos sintiendo como lo hacía el mayor en su miembro por lo que ni más tarde que temprano, aumentó el ritmo de su bombeo en la turgente erección contraria. Logrando que Kannon liberara su esencia depositándola en la mano del leonino a su vez que un masculino gemido fue dejado oír en su oído, excitándolo más de lo que ya estaba.

Claro que para que Aioria alcanzara también el orgasmo, no se necesitó de mucho. Kannon sacudió un par de veces más y el de Leo arqueando su espalda se vino en la mano del peli azul.

El géminis besó fogosamente al menor en los labios mientras aun los espasmos del clímax tan ansiado, recorría sus cuerpos como descargas eléctricas.      

Y mientras sus labios mordían los de Aioria. Un dedo lubricado con su propia semilla ingreso en lo caliente de su intimidad. Aioria gimió al sentir la intromisión, Kannon sonrió aun en el beso, creando círculos internos con su dedo para prontamente, ingresar el segundo dígito que junto al primero se abrieron camino en un movimiento de tijeras.

Aioria se estaba excitando a límites insospechados. Kannon metió un tercer dedo. Los tres comenzaron a salir y a entrar en ese orificio marcado la noche anterior por su simiente simulando la penetración y logrando que el ya dormido miembro del felino despertase de nuevo.

Al creerlo lo suficientemente dilatado y lubricado. Kannon se posó entre las fuertes piernas de su compañero y con su mano, cogió su propio sexo llevándolo a la sonrosada entrada de Leo.

La punta ingresó al secreto recinto y Aioria gimió de nuevo pero más audible. El mayor esperó unos segundos a que el pequeño se acostumbrase a su invasión. El rubio cenizo dio la afirmativa empujando sus caderas hacia adelante haciendo que el falo del peli azul se adentrara un poco más en él.

Kannon no esperó más y en una certera estocada entró en el de la quinta casa por completo. El oji azul se mordió los labios y de sus ojos salían unas cuantas lágrimas. El peli azul aun con su sexo dentro del más joven, se impulsó hasta quedar casi encima de este y así poder besar sus mejillas y secarle las lágrimas con sus labios. Besó luego su boca.

 

 

-No muerdas tus labios pequeño… eso lo haré yo.

 

 

Tomó los labios jóvenes con los propios acallando así sus miedos, sus palabras, comiéndose sus gemidos ahogados y agrandando más su propia excitación palpitante en el interior contrario. Aioria por otro lado, había llevado sus manos a la fuerte espalda desnuda del otro, acariciándole el largo cabello un poco mojado en las puntas por el sudor que lo perlaba majestuoso.

El vaivén de Kannon empezó suave, acariciante y ardiente. Así como su propia lengua con la de su compañero y amor. Se separaron para poder respirar mejor ante las embestidas que los dejaba sin aliento y que sin embargo, disfrutaban tan sinceramente sin culpas, sin quejas.

Los ojos azules segados de deseo miraban sin perder detalle a los verdes opacos de lujuria y completa adoración, ambos con la boca abierta gimiendo sin restricción. Perteneciéndose uno al otro. Los dos bellamente sonrojados y calientes con los cuerpos bien formados bañados en sudor que hacia deslizar sus pieles al rosarse. Creando ese delicioso sonido característico de los choques de partes prohibidas.

El miembro de Aioria era masturbado estupendamente por su propio vientre y el de Kannon que lo apretaban hasta hacerlo creer que moriría de placer.

 

 

-Te amo… A-Aiori…a, te amo… -le susurraba el oji verde sin dejar de mirarle el rostro rojizo.

 

-Ka-nnon… Kannon…

 

 

El mayor era consciente que era muy pronto para que su amado le correspondiera en sentimiento. Pero lo aceptaba, porque si Aioria había aceptado estar con el cómo lo estaban ahora. Era porque el de Leo sabía que podía llegar a amarle y eso le bastaba.  

 

 

-Te amo Aioria,… sé que tú lo harás también mi pequeño.

 

-S-si… si, te amare… ¡Kannon!

 

 

Kannon aumento la velocidad de sus embestidas hasta un punto delirante. Su miembro entraba y salía humedecido de la entrada de Aioria que se contrajo por el momento del liberante orgasmo que fluyó abundante entre ambos vientres. Mientras que la masculinidad del mayor era dulcemente apretada por las paredes internas del menor. Logrando que se corriera en su interior, depositando su blanca simiente dentro del hombre que amaba.

 

 

-N-nunca… me cansaría de esto… -aseguró Aioria agitado y feliz.  

 

-Yo tampoco me cansaría nunca de hacerte el amor, Aioria. –Kannon le dio un beso suave y corto en los labios.

 

 

Los dos se sentían tan acompañados y por demás ansiosos por compartir más momentos así en el futuro. El gemelo aun sin salir del otro, le abrazó. Transmitiéndole un profundo calor. Aioria respondió la caricia, recostando la cabeza del mayor en su pecho y acarició el largo cabello azul.

Sabían que las palabras ahora estarían de más, se habían comenzado a dar una oportunidad sin darse cuenta siquiera. Pero no se arrepentían de absolutamente nada.

Sin embargo. Dos cosmos demasiado conocidos para ambos se dejaron sentir no muy lejos de donde ellos estaban.

 

 

-¡Kannon! ¡Son Saga y mi hermano, debemos vestirnos!

 

 

A Kannon no le hizo mucha gracia que su hermano mayor haya llegado para estropearles el momento. Pero comprendía que para Aioria no sería fácil explicarle a Aioros su actual estado, así que en contra de su voluntad, obedeció al de Leo y comenzó a buscar su ropa que estaba desperdigada por el lugar.

 

 

-¿Dónde demonios están esos dos? –Saga sentía el cosmos de su gemelo, pero no lograba verlo. Sabía que estaba acompañado por el otro griego desaparecido, pero ya se estaba desesperando.

 

-Puedo sentir el cosmos de Aioria pero no los veo por ningún lado…

 

 

Saga ya sin ningún ápice de paciencia, puso sus manos alrededor de su boca y con potente voz gritó.

 

 

-¡¡¡Kannon!!! ¡Sal de donde estés, puedo sentirte en este lugar!

 

 

La contestación del embaucador de dioses se dejó escuchar prontamente.

 

 

-¡¡¡Saga, quieres callarte de una vez!!! –salía detrás de unos arbustos con el ceño fruncido, tras él, Aioria con un leve sonrojo en las mejillas.

 

-¡Por Atena, hermano! –exclamó el Sagitario caminando a paso veloz hasta el rubio.

 

-Aioros… discúlpame por no volver al templo. Me encontré a Kannon aquí y pues…

 

-Se nos fue el tiempo. –interrumpió el Géminis. –Hablamos tanto que no sentimos las horas y nos quedamos dormidos aquí.

 

-Lo bueno es que estaban juntos. –suspiró Saga.

 

 

Los menos se miraron cómplices sin que los mayores lo notaran. En silencio habían acordado aun no decir nada a sus hermanos de lo que habían empezado. Además, el león dorado aun debía de poner en orden sus sentimientos y el gemelo estaba dispuesto a esperarlo. Pero en ese tiempo de espera autoimpuesto, había prometido al rubio, conquistarle todos los días hasta que llegara el día perfecto, en el que el joven Aioria le dijera también un te amo.

 

 

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Hades se hallaba en compañía de Darkness y Atena en una lujosa sala, misma que era usada por el dios en sus momentos de calma. La de Fantasmeria y la diosa de la guerra le habían explicado cada detalle del asunto referente a Shi y a Muu. Ahora Hades las miraba fijamente sin emitir ni una sola palabra, sentado frente a ellas que esperaban también sumergidas en el mutismo.

Hasta que el azabache liberó una exhalación de sus pulmones, a la que siguió el sonido de su voz.

 

 

-No entiendo porque estas ayudando a los mortales Darkness… pero tus razones tendrás. ¿Qué debo hacer exactamente?

 

 

La nombrada sonrió complacida.

 

 

-Te lo agradezco Hades, con esto. Tu deuda conmigo quedara saldada.

 

-Me alegra saberlo.

 

-Debes acompañarnos al Santuario, ahí escogeremos al caballero que entrara al Reino Muerto conmigo para recuperar el alma de Muu de Aries.

 

-Está bien. Vamos ahora si gustan.  

 

-Esperen… -intervino Saori. Los azabaches la miraron.

 

-¿Qué ocurre Atena?

 

-¿Sucede Algo diosa Atena?

 

-Solo quisiera saber ¿Cómo volveremos? ¿Quién hará la transportación?

 

 

La virginiana estaba un poco preocupada al recordar la forma en la que llego al Inframundo, no quería volver a lo mismo.

 

 

-Bueno, creo que comprendo el porqué de su pregunta. Si gusta, puede hacerlo usted, de igual modo lo haga Hades o lo haga yo, siempre tenemos el mismo destino.

 

-Creo que me perdí de algo muy interesante. –añadió el oji azul con perspicacia.

 

-Considero que es mejor que los lleve yo. Es mi Santuario después de todo y será más fácil para mi sentir la energía de mis caballeros.

 

-Que así sea entonces.

 

 

Los de negro no le dieron mayor importancia a quien llevaría a cabo la teletransportación al Santuario. Por lo que no se interpusieron en la decisión de Saori. La peli morada se concentró en canalizar toda su energía espiritual para que los tres cuerpos desaparecieran en un cegador rayo de luz con destino al Santuario.

Cada vez estaban más cerca de recuperar a Muu. El amor seria el poder más fuerte con el que traerían a la vida al peli lila y eso solo uno de los trece hombres que custodiaban las doce casas, podría hacerlo realidad.   

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hola de nuevo n_n

¿Quien sera ese caballero que salvara a Muu? jeje

Estaba notando un día de estos en que estaba leyendo todos los capítulos que he subido desde el año pasado. (Que es cuando lo comencé a subir) y me di cuenta de que tengo muchos HORRORES ortográficos… ¡odio! Tener horrores ortográficos U_U ¡me enoja! >:C es por ello que estos últimos capítulos he estado escribiéndolos y revisándolos lentamente. Pero siempre se me escapa algun error, y por ello pido disculpas, ustedes se merecen lo mejor como lectores y créanme que hago mi mejor esfuerzo.

Bueno, me quedo hasta aquí, siempre agradeciéndoles con el kokoro por leer esta historia y deseando su visita en el siguiente cap. O fic, lo que pase primero. :)

Gracias y sigan bellos. ;)


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