Las blancas manos adornadas con finos dedos, recorrían por sobre el cristal de hielo. Miraba con los ojos temblorosos a quien se encontraba dormido en incierto sueño; deseando tanto tomar su mano y sentir ese calor ajeno viajar por su tacto, reflejarse en ese par de brillantes esmeraldas que él ayudó a oscurecer de tristeza y oscuros sentimientos. Cuan solo se sentía en esos momentos sin escuchar la voz de ese ser a quien la muerte le había arrebatado sin que pudiera tratar de impedirlo. Shaka lloraba en silencio frente al hermoso durmiente preso de lo desconocido, y en su corazón solo deseaba poder volver a verle sonreír, sonreír para él…
Escuchó pasos acercándose a la habitación. Con rapidez limpió las lágrimas que salían de sus ojos abiertos y volvió a portar ese semblante de altives tan suyo,
La gran puerta se abrió con lentitud, dejando ver a la reina de los esqueletos quien le sonrió con una sinceridad casi extinta en ella.
-Está amaneciendo caballero… -inició al posarse al lado del otro frente al féretro.
-…-
-¿No te gustaría apreciar el salir del sol…?
-…-
-No deberías tragarte tus sentimientos o emociones… le hará mal a tu alma. Pude oler tus lágrimas desde afuera de esta habitación, no necesitas fingir conmigo.
Shaka volteó hacia la bicolor con una expresión de sorpresa en su rostro. Nunca creyó que alguien pudiera hacer tal cosa como lo que la mujer le había dicho; había muchas cosas interesantes que él desconocía de esas criaturas.
-¿Cómo es que tu…?
-¿Lo sé? –se encogió de hombros. –Es mi naturaleza y mi trabajo poder hacerlo, es algo con lo que tuve que aprender a lidiar conforme pasaban los siglos.
-Nunca creí que existiera alguien con semejante habilidad.
-Ni yo, hasta que me convertí en esto… -caminó hacia el amplio ventanal. –Oh, extrañaba el calor del sol sobre mí.
El rubio volteó a mirar a la bicolor, y lo que vio le impresionó; Gashadokuro no era la misma que había estado hablando con él en las sombras. Al tocarla los primeros rayos del sol, la mujer fue cambiando su apariencia a la de una hermosa joven de cabellos negros azulados y piel morena, casi dorada, las partes que Shaka recordaba sin piel, ahora eran cubiertas con esta.
-Tú… pero ¿Qué te ocurrió? –preguntó el otro estupefacto.
Gashadokuro, volteó a mirarle con una sonrisa divertida. Luego respondió con sencillez.
-Oh cariño, lo lamento, es la primera vez que me ocurre esto frente a un humano… veras, esta era mi forma cuando estaba viva. Antes de ser la reina de Tétrica; esto es un castigo que viene incluido en mi papel en el mundo de los muertos: si alguna vez me volvieran a tocar los rayos del sol, volvería mi vida para recordar lo que perdí.
-Entonces ¿Estas viva ahora?
-Así es. –asintió.
-¿Y Darkness? ¿A ella también le ocurre esto?
-No, ella es diferente, yo llevo más siglos que ella en el Mundo de Sombras. Su castigo es otro, el de ella es sentir el dolor emocional y físico propio y de otros, aunque le pase rápido.
-Ahora comprendo lo que ocurrió cuando Muu murió…
Ambos guardaron silencio al escuchar que alguien entraba. Se trataba de Shion quien tenía algo que comunicarle a Shaka, pero vaya sorpresa que se llevó el lemuriano al ver a la extraña chica con el rubio.
-Shaka, vengo a… -Shion se detuvo en seco al ver a la peli negra en el salón. -¿Quién eres?
-Patriarca Shion, soy Gashadokuro, la acompañante de Darkness. –explicó tranquilamente.
-¿P-pero que usted no era…?
-¿Una especie de cadáver? Pues sí, y de hecho lo soy, esto solo me ocurre cuando el sol mortal me ilumina.
-No quise… -trató de disculparse pero la joven le interrumpió.
-No se preocupe, estoy tan sorprendida como ustedes. Nunca pensé volver a verme como antes.
La mujer sonreía y Shion asintió. Pero Shaka recordando que el peli lima estaba ahí por un motivo, pronunció:
-¿Qué era lo que iba a decirme Patriarca?
Shion enfocó su rosácea mirada sobre el rubio y con un tono un tanto entusiasta le dijo:
-Atena, Darkness y Hades han llegado al Santuario…
La sorpresa volvió a hacerlos suyos. Todos se dirigieron hacia el salón principal para ver a los recién llegados. Shion, mandó a llamar mediante su cosmos a los caballeros que muy posiblemente aun descansaban en sus casas, o al menos los pocos que pudieron dormir unas cuantas horas.
-¡¿Han escuchado eso?! –vociferó Aioria a los otros tres que venían subiendo con él los peldaños que dividían Tauro de Géminis.
Saga, Aioros y Kannon, voltearon a mirarse entre sí a lo que escucharon en el interior de sus mentes. Shion los estaba convocando para que se reunieran en el templo principal por la llegada de Atena y Darkness que habían conseguido que Hades les ayudara a traer a Muu de vuelta del mundo espiritual donde se encontraba prisionero.
Los dos pares de hermanos sentían que dentro de ellos crecía una llama de esperanza. Misma que les hacía sentir que había una oportunidad para convertir la fe de que Muu volviera con ellos en algo real, y no estaban dispuestos a perder más tiempo para hacer esa fe realidad.
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La siniestra figura que se encontraba de pie frente a Shi, sonrió mostrando sus largos colmillos. Este ente se carcajeó, lo que provocó que las velas antes encendidas, se apagaran de golpe. Shi, hizo rápidamente una reverencia ante el que sería su futuro rey y este le habló con una escalofriante voz:
-Ahora entiendo lo que decías… el poder de la oscuridad recorre todo de mí, pero aún no hemos terminado. Aún falta un cuerpo fuerte con el que poder gobernar y torturar a las almas a mi antojo.
La oscuridad del joven ariano no tenía firmeza sin un cuerpo que albergara su maligna esencia. La peli plata sabia a la perfección que necesitaba con urgencia el cuerpo físico de Muu para que el renacer de su oscuridad fuera consumada hasta el punto en que nada ni nadie pudiera separarle. Pero para eso, debía darse prisa.
No contaba la chica de la oz lo que la de la cuchilla tenía planeado.
-No te preocupes mi Rey, tendrás un cuerpo, yo misma te lo traeré.
El oscuro Muu sonrió malignamente.
-Eso espero, entre más rápido lo tenga, más pronto tomare mi reino.
Y carcajeó más maligno, y su risa hizo que el cielo oscuro temblara y soltara los rayos y relámpagos que incendiaron a las almas ambulantes de las afueras de ese castillo de negrura y maldad.
Shi tenía que ir por el cuerpo de Muu antes de que a Darkness se le ocurriera algo. Conocía bien a la sombría y si ella no movía sus peones, la otra iniciaría la partida. Un nuevo cuerpo no era difícil de hacer, pero Shi no podía darle un cuerpo falso o ya muerto al Muu sombrío, la negrura de su alma es demasiada para que un cuerpo ajeno lo soporte, llevándolo al límite del consumo: la putrefacción…
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Shaka, Gashadokuro, Shion, Sakarya. Todos estaban reunidos en la sala principal del templo del Patriarca mirando aun sin creerlo al dios del Inframundo.
Más de alguno pensaba que Hades se negaría a ayudarlos, pero ellos no conocían al dios como Darkness lo hacía. Resulta que el azabache le debía cierta paga a la de Fantasmeria por un trato de más de cuatro siglos atrás el cual consistía en hacer que el olvidara a Perséfone y su historia con ella en la era mitológica. Hades le tenía mucho amor a la chica y luego de secuestrarla y atarla a una condición de dividir su vida entre él y el Olimpo. Descubrió que la joven, comenzó a odiarle por no poder tener una vida tranquila como cualquier diosa de su era, siendo así; Hades la liberó de eso solo dejándola con la primavera eternamente como ella quería. Pero esto no hizo que la bella chica cambiara de parecer sobre lo que sentía por él. Por lo que, sabiendo de la existencia de una criatura que ayudaba a otros, convocó a Darkness para pedirle que le librara de ese sentimiento llamado amor. No quería sufrir más por la joven de la primavera y la de las sombras se lo cumplió.
A la hora de pagar, ella rechazó el pago. Diciéndole a Hades que cobraría su favor en un momento de necesidad, y ese momento llegó, aunque la de ojos rojos no lo utilizó para sí misma; sino, para ayudar a otros.
-No creí que fueran a convencer a Hades de ayudarnos. –fue el comentario que le susurró Milo a Camus.
-Ni yo, pero me alegra que lo hiciera. –respondió el francés apretando con un poco más de fuerza la mano de su novio.
Darkness se separó de los dioses para empezar a hablarle a los dorados.
-Caballeros como han podido darse cuenta. El dios Hades ha aceptado ayudarnos en esta misión para regresarle la vida a uno de los más nobles guerreros. Un hombre con un corazón demasiado grande, un ser cuya pureza se ha visto robada por una criatura sin escrúpulos y en parte… es culpa mía… -le tembló la voz. –Porque si lo hubiera sabido antes, créanme al decir que nunca lo hubiera hecho, nunca hubiera seguido con los planes y órdenes que se me daban. Pero hoy, tengo la oportunidad de redimirme, cambiando el futuro, engañando al destino para que no vaya por el camino que ha tomado y es lo que estoy dispuesta a hacer para acabar con Shi y traer a Muu de nuevo con ustedes.
Los dorados se alebrestaron por lo que escuchaban, Atena lloraba. Darkness continúo.
-Por ello, Hades dará la oportunidad a uno de ustedes de acompañarme al Reino Muerto que es donde Muu se encuentra. Para liberarle del fin que Shi planea para su alma blanca, dejando solo la oscuridad de su ser. En pocas palabras, uno de ustedes debe estar dispuesto a morir por un determinado tiempo para ir y pelear a mi lado antes de que sea demasiado tarde y Shi venga por el cuerpo mortal de Muu para alojar esa oscuridad interior, si esto ocurre; el Muu que conocemos, morirá en manos de su lado oscuro…
-¡¡¡NOOO!!! –Aioria gritó con una palpable angustia en su rostro y con unas lágrimas amenazantes de abandonar sus orbes. Los que estaban a su alrededor trataban de calmarlo sin éxito. -¡No dejes que Muu muera de esa manera!
Aioros más que asustado, lo abrazó y le decía:
-Hermano por favor ¿A qué te refieres? Parece como si lo hubieras visto…
Ante ese estado del de Leo, Darkness se acercó con semblante angustiado. Aioria tenía las manos en el suelo y la cabeza gacha mientras sus lágrimas salían y terminaban estrellándose contra el suelo de mármol pulido. La oji rojo, tomó con suavidad el mentón del griego para que la mirara a la cara, el joven lo hizo y se abrazó a la mayor sin pena alguna. Esta respondió el abrazo con fuerza sentándose en el suelo aun con el rubio cenizo en sus brazos.
Darkness cerró sus ojos con fuerza y al igual que el de la quinta casa, comenzó a derramar unas cristalinas lágrimas frente a todos. Sintiendo el miedo y recordando aquella pesadilla tan vivida que Shi le proyecto antes de que se enfrentara a ella.
La de negro pudo entender el miedo del joven en sus brazos y lentamente le acariciaba el cabello. Aioros se limitó a ver todo en silencio y con gran preocupación. Shura se puso a su lado y le abrazó con cariño que el arquero agradeció.
-Se lo que has visto Aioria... porque yo también lo vi, y no quiero que eso se cumpla. Shi me mostró como te paralizaba al intentar detener a Muu…
-N-no… no dejes que pase…
-No lo haré. Te lo juro.
Darkness ya no podía con el dolor de Aioria, le estaba quemando, era tan abrumante. Le hería que el griego sufriera, lo dejaría descansar. Por ello, la azabache depositó un beso en la frente del de Leo y este relajó sus facciones y su cuerpo tenso. Estaba dormido, sumido en un sueño tranquilizador, la chica limpió las lágrimas de las mejillas contrarias e hizo un llamado:
-Kannon… él te necesita. –sonrió y Kannon un poco ruborizado se acercó hasta quedar hincado en el suelo. –Está dormido, no tendrá pesadillas y descansara de lo que lo angustia, pero para que sea mejor, tu deberás velar su sueño.
El peli azul asintió.
-¿E-él está bien? ¿Mi hermano está bien? –le preguntó Aioros con angustia al ver que el menor no se movía.
-Él está bien Aioros, solo duerme, no te preocupes. Nada lo asustara.
Kannon tomó a Aioria de los brazos de la chica y lo cargo en los suyos. Atena le indicó que la siguiera hasta una habitación cercana ahí mismo en el templo, para que recostara a Aioria y así lo hizo el gemelo.
Darkness se puso de pie y volvió a hablar.
-Quizás ustedes no entendieron porque Aioria se puso de esa manera… bien, yo les explicare. Unas noches antes del enfrentamiento con Shi, ella me hizo presa de una visión horrible mientras dormía. En ella, me mostraba a Aioria caminando por el reino de la muerte, hasta que corrió al escuchar que un niño pedía ayuda. Él entró al castillo y subió hasta la cima y al llegar encontró a Muu, con un pequeño entre sus manos, el niño pedía ayuda pero él nada pudo hacer ya que Shi lo inmovilizó para que presenciara impotente como la oscuridad de Muu le cortaba la garganta a su pureza… al niño que Aioria escuchaba rogar por su vida…
Los guerreros abrieron los ojos desmesuradamente por tal narración. Era algo tan fuerte, tan cruel ¿Muu iba a terminar así? Nadie quería que eso sucediera, y lo impedirían a como diera lugar.
-¡Yo iré contigo a ese Reino Muerto! –refulgió una voz con decisión.
Los presentes voltearon a mirarle impactados.
-Caballero Shaka de Virgo… -susurró Darkness.
-Yo iré contigo a recuperar a Muu de esa maldita criatura. –sentenció seriamente.
-¿Estás seguro de eso Shaka?
-Así es Saga. ¿No me digas que tú quieres ir? –el reproche era muy notable en las palabras del hindú.
Saga negó con tranquilidad.
-No… no te niego que si pudiera, te acompañaría pero… no merezco ser el primero al que Muu vea al volver. Le hice mucho daño y es por mi culpa que está en la situación que estamos sufriendo, si pudiera morir yo a cambio de que él vuelva, lo haría sin pensarlo dos veces.
-Saga…
-Tu siempre lo amaste, que lo canalizaste de manera errónea es otra cosa pero. Creo que eres quien puede darle esa felicidad que yo le negué... solo quiero que tanto él, como tú y como Aioria me perdonen.
Las palabras de Saga eran tan sinceras, honestas, limpias. Tanto que hasta Hades pudo sentirlas, y eso era lo que realmente todos querían, que todas las máscaras cayeran al suelo y que se mostrara lo que con tanto recelo y orgullo escondían: la humildad de un guerrero y la sinceridad de un mortal.
-Yo… no tengo nada que perdonarte Saga, y creo que no me equivoco al decir que Muu y Aioria tampoco. –el rubio sonrió con honestidad.
Shaka le tendió la mano a Saga y Saga la estrechó con agradecimiento reflejado en sus ojos verdes. Ambos terminaron dándose un rápido abrazo de compañerismo y de amistad como nunca se había visto entre los guardianes de la orden dorada.
-Sé que regresaras Shaka, que tú y Muu volverán. Confiamos en ti.
-Gracias… amigos, daré todo, peleare contra quien sea para traerlo de regreso… ¿Darkness? –la nombrada volteó a verle.
-Dime caballero…
-¿Permites que sea yo quien te acompañe a ese reino?
-Por supuesto Shaka, juntos sé que podremos lograrlo.
La oji rojo fue hasta donde el dios de los muertos se encontraba esperando en silencio.
-Hades, como ya tuviste que haber escuchado. El caballero de Virgo es quien vendrá conmigo al Reino Muerto.
Hades asintió.
-Por supuesto. –dijo el hombre mirando al rubio. –Enviare tu alma al Reino Muerto, mas tu cuerpo físico permanecerá vacío en el mundo terrenal. Tienes aproximadamente cinco horas para volver, si no lo haces en ese lapso de tiempo tu alma vagara eternamente en aquella dimensión.
Los caballeros se preocuparon por la sentencia del peli negro. Pero el hindú parecía muy decidido sin importar los riesgos. No importaba que él se quedara por toda la eternidad en ese sitio, siempre y cuando Muu pudiera volver a abrir los ojos una vez más.
-Lo tendré presente. –fue lo único que dijo aceptando lo que fuera necesario.
-Shaka, te ayudare en todo el camino.
-Lo se Darkness.
-Y ¿Cuándo partirán? –Saori había llegado al lugar luego de dejar a Kannon en la habitación con Aioria.
Los ojos rojos miraron pacientemente a los dos pares de ojos azul cielo.
-Si no hay inconveniente, entre más rápido vayamos, será mejor. Por lo tanto, Shaka, debemos ir en este momento.
Hades y Shaka estuvieron de acuerdo en aquella decisión. Gashadokuro que se había quedado simplemente observando todo lo que ocurría sin decir nada. Se acercó hasta donde su compañera se encontraba. La de Tétrica sabía que no era el mejor de los momentos para aclarar sus sentimientos por la de negra cabellera, pero al menos podría transmitirle la confianza y la fe que le tenía y que no dudaría en esperarla a donde quiera que esta fuera.
-Linda… -llamó apenas en un susurro. Darkness al verla no pudo reconocerla con facilidad.
-¿Ga-Gashadokuro? ¿Qué te ocurrió?
-Esto es parte de mi castigo linda… quería decirte que. Voy a esperar por tu regreso… voy a confiar en ti mucho más de lo que ya lo hago.
La de piel morena y ojos verdes se sonrojó. Ambas sabían que esa lucha a la que se aproximaba la de negro junto con el caballero de la sexta casa, era solo una pelea de la de Fantasmeria en contra de Shi y como tal, ella no podría acompañarles por mucho que lo deseara.
Darkness tenía presente que no sería fácil. Trataría de derrotar a la peli plata para que Shaka trajera a aquel caballero al que ella acompaño en las sombras, al que comenzó a querer y a quien ansiaba proteger de cualquier mal incluso del que ella misma le había hecho víctima.
Gashadokuro la abrazó con lágrimas en sus ojos. La sombría respondió con los pómulos pintados de escarlata y el aliento quemándole la garganta. No habían tenido mucho tiempo para compartir sus sentires pero esperaban estar juntas de nuevo para poder sacarlos de sus pechos.
-No sé si pueda volver Gashadokuro pero te prometo hacer mi mejor esfuerzo.
Las dos sonrieron. Pero el momento se vio interrumpido por Sakarya que llegaba a la sala desde un largo pasillo con un semblante más pálido de lo habitual en ella. Darkness al verla, se acercó a grandes pasos.
-¡Ama Darkness!
-¡Sakarya! ¿Qué ocurre?
-¡Darkness… es Shi, ya ha separado la oscuridad del caballero de su pureza. El sombrío ha despertado y Shi pronto vendrá por el cuerpo!
-No… la hechicera tomó a la pelirroja de los hombros. -¿Cómo sabes eso?
-Lo vi por el espejo del tiempo. Me ha mostrado lo que la luna de sangre ha visto.
-Maldita sea… -soltando a la menor. –Ya no queda tiempo. ¡Hades, has el ritual para que Shaka abandone su cuerpo! Tenemos que evitar que Shi venga y que esa oscuridad destruya para siempre a Muu…
Hades hizo lo que la chica le pidió, Atena los guió a otra de las habitaciones para que el dios hiciera su trabajo.
Una vez en la habitación. Hades se deshizo de la protección que llevaba en su muñeca izquierda, y con una pequeña pero filosa daga, cortó su pálida piel. De la herida, sangre oscura comenzó a brotar; para terminar dentro de una copa, cuando estuvo llena hasta la mitad. Hades se la dio a Shaka para que este la bebiera.
El rubio lo hizo frente a la mirada de ambos azabaches y de la peli morada. Darkness no hubiera podido arrebatarle el alma al pupilo de buda ya que este no estaba espiritualmente débil como Muu. Además de que era una de las maneras más rápidas de “matarle”: bebiendo la sangre del dios del Inframundo, lo que permitiría que Hades manejara completamente su tiempo de vida y muerte por las ya impuestas cinco horas.
Shaka bebió hasta la última gota de la sangre del dios. Sus labios terminaron manchados de un tono oscuro y brillante, a los pocos segundos, el hindú comenzó a palidecer de formal mortal, todo le daba vueltas y fue entonces que Darkness lo guió a la cama recostándolo y esperando. De un momento a otro Shaka cerró los ojos profundamente; el momento había llegado.
-Está muerto. –concluyo el de negra armadura. –Debes alcanzarlo.
-Lo se…
Darkness se recostó al otro lado de la cama junto a Shaka, tomó la fría mano del guerrero y sus ojos carmín se escondieron tras sus parpados. Su cuerpo entonces se volvió un espeso humo negro que desapareció lentamente en el aire.
Las sombras le llevaban al Reino Muerto, en el camino oscurecido por lo desconocido, podía ver a un metro de distancia frente a ella, una especie de bola de energía de un intenso dorado. Sin duda, esa energía debía ser el alma de Shaka, pronto ella en su energía oscura le dio alcance; cuando se posó a su lado, ambas esferas giraban entre ellas y finalmente se fundieron en una sola volviendo ambos colores de un potente azul, que aumento la velocidad entre las dimensiones de la muerte.
Faltaba poco… poco para poder llegar hasta Muu antes de que fuera demasiado tarde.